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Palabras del Presidente Álvaro Uribe ante el Cuerpo Diplomático
Acreditado en Colombia

(Enero 29 de 2008 Bogotá D.C.)
 

“Nos complace mucho poder tener las mejores relaciones con todos los países e instituciones que ustedes representan.

La tradición, el presente y el futuro de Colombia tienen un punto medular: buenas relaciones con todos los pueblos e instituciones del mundo.

Vamos a continuar, con el apoyo de ustedes, un gran esfuerzo orientado por los cinco principios en que estamos circunscribiendo la tarea democrática, y por los tres objetivos de Gobierno.

Un esfuerzo orientado por el afán de seguridad para todos los colombianos, el respeto de las libertades, la lucha para la cohesión social, la lucha por la transparencia –para que todo el mundo pueda confiar, cada compatriota pueda confiar en su Patria, en sus instituciones, y la comunidad internacional pueda confiar en Colombia–, y el respeto a las diferentes instituciones de origen democrático que conforman el Estado.

Y tres objetivos que guían nuestra acción de Gobierno: la seguridad desde la democracia, la confianza inversionista desde la responsabilidad social, y la cohesión social desde de las libertades.

Para nosotros es más importante la confianza inversionista que el crecimiento de un año, porque la confianza inversionista es lo que nos puede dar un crecimiento sostenido en el largo plazo.

Pero así como la confianza inversionista es un medio para el crecimiento sostenido, éste es un medio para un gran fin: el fin de la creación de empleo de buena calidad, con afiliación a la seguridad social. El fin de la superación de la pobreza. Un gran fin: la construcción de equidad.

La responsabilidad social la hemos venido ubicando en tres definiciones: transparencia en las relaciones de los inversionistas y el Estado, transparencia en la tributación, transparencia en la solución de las disputas, transparencia en los contratos, en las concesiones.

Hemos venido trabajando la responsabilidad social en otra expresión: la solidaridad de los inversionistas con las comunidades, especialmente en materias tan importantes al mundo contemporáneo, al futuro, como son los temas ambientales, en un país que tiene hoy grandes explotaciones de recursos mineros, como el carbón, y que tiene una minería promisoria para diferentes productos.

Y la responsabilidad social en las relaciones laborales. No relaciones laborales de capitalismo salvaje. No relaciones laborales de odio de clases. Relaciones laborales fraternas.

Empezamos el año económico con preocupaciones. Con preocupaciones por la crisis mundial, originada en el problema de las hipotecas en los Estados Unidos, que ha contagiado a Europa, que ha producido repercusiones en Asia, y que no estamos exentos de que se presenten dificultades en los mercados para la financiación de América Latina.

Somos conscientes de esas dificultades de la economía. No estamos en óptimas condiciones. Todavía tenemos problemas muy serios en el frente fiscal y en el frente de endeudamiento. Pero sí estamos en mejores condiciones que hace algunos años.

Un déficit más reducido. Estuvo en el 4,2 y está en el 0,7.

En el Gobierno Nacional Central ha pasado del 7,5 al 3,5.

Un endeudamiento más reducido: estuvo en el 50 por ciento del PIB y está en el 28.

Hay confianza en Colombia.

Hemos avanzado mucho con los bancos multilaterales y también en la recuperación total de la confianza de los mercados en nuestro país, de los mercados en Colombia.

Eso nos hace llegar a este momento de la economía mundial en circunstancias menos difíciles. Pero no por eso estamos exentos de preocupaciones. Vamos a hacer todo el esfuerzo para poder continuar nuestro acelerado ritmo de crecimiento, a fin de poder acelerar el ritmo de reducción del desempleo.

El país tuvo desempleos cercanos al 20 por ciento. Ya nos sorprendió la marcación de noviembre, que dio 9,4. La meta para el final del Gobierno es que ese desempleo no esté por encima del 8 y ojalá pudiéramos reducirlo al 7.

Hemos crecido muchísimo la afiliación a la seguridad social, especialmente en salud y en riesgos profesionales. Pero tenemos todavía una cobertura muy reducida en pensiones.

En 2002, diez millones 700 mil colombianos estaban afiliados al régimen subsidiado de salud y 13 millones de colombianos eran beneficiarios del régimen contributivo. Hoy, sumados uno y otro, hay más de 36 millones de colombianos. La meta para 2010 es que todos estén afiliados al Sistema de Seguridad Social en Salud. Cobertura universal.

Vemos un gran avance en salud, un gran avance en riesgos profesionales, un gran avance en aportes al Sena, a Bienestar Familiar, a las cajas de compensación, que son instituciones muy importantes para nuestra política social, pero todavía un rezago en afiliación a pensiones, donde tendremos que hacer un inmenso esfuerzo.

Estamos luchando para poder mantener ese ritmo de dinámica en la economía, que con responsabilidad nos ayude a cumplir una meta: que en el 2010 la pobreza no esté por encima del 35. Estuvo cercana al 60.

Ojalá podamos cumplir esa meta. Ojalá rebasarla, para que los gobiernos que nos sucedan tengan menos dificultades para cumplir la meta de largo plazo de la Visión Segundo Centenario 2019, que es un nivel de pobreza no superior al 15 por ciento.

Hemos tomado una serie de decisiones para hacer de Colombia un país totalmente competitivo en atracción de inversiones.

Nuestro modelo, que no elimina el Estado, lo transforma y le da todo el espacio al sector privado con responsabilidad social.

El sector privado tiene todo el espacio para invertir en Colombia. El sector privado nacional e internacional, con una condición: responsabilidad social. Ese punto, tan elemental, es garantía para altas tasas de inversión en nuestro país.

La perseverancia en la Seguridad Democrática, el avance en el saneamiento fiscal financiero de la Nación, con reformas tan importantes como las reformas pensionales en el nivel constitucional y legal, reformas de transferencias, reformas que vienen en los próximos meses, como la reforma financiera.

Y una bien importante, que podría caracterizar a este Gobierno, una vez concluya, ante los analistas y después ante los historiadores: la reforma del Estado. Hemos reformado 419 entidades.

Seguiremos reformando el Estado día a día, sin desmantelarlo. No estamos en el viejo concepto neoliberal del desmantelamiento del Estado, ni estamos en el concepto de sostener el Estado burocrático, ni estamos en tendencias estatistas.

Estamos en un proceso de reformar el Estado para hacerlo más responsable ante la comunidad, constructor y no destructor de valor.

Empezamos esas reformas con Telecom. Hemos reformado recientemente a Ecopetrol. Hemos incluido en esas reformas a 220 hospitales. Y nuestra tarea es continuar reformando al Estado, para que todos lo días esté más integrado con la comunidad, le sirva más a la comunidad y la comunidad pueda confiar más en él.

Esa reforma ha contribuido mucho al saneamiento fiscal. Representa hoy un punto del PIB. Y es motivo de tranquilidad hacia futuro, al prospectar las finanzas de cada una de las empresas reformadas y su impacto sobre las finanzas de la Nación.

Para construir confianza inversionista hemos adoptado una legislación tributaria, que le da estímulos muy importantes a quienes inviertan.

Nuestra idea no ha sido una reducción general de tarifas para todo el mundo, sino un tratamiento privilegiado a aquellos comprometidos a invertir con responsabilidad social.

La reciente reglamentación de la Ley de las Zonas Francas, con algunos conceptos novedosos: monousuario, cualquier empresa puede aspirar a ser zona franca; libertad de localización en el país; posibilidad de ganar los beneficios, bien sea que se produzca para el mercado externo, para el interno o para ambos; con unos requisitos en empleo y en inversión, y un estímulo en impuestos: no pagan arancel ni IVA para la adquisición de equipos y materias primas, y su tarifa de renta es del 15 por ciento.

Han reaccionado muy bien los inversionistas. Y ya el Ministerio de Comercio tiene ya una gran cantidad de solicitudes. Confiamos que eso nos ayude este año a mantener una tasa de inversión elevada para generar empleo, no obstante las dificultades de la economía mundial.

Y a este punto se suma que el Gobierno ya ha empezado a practicar la ley que le permite acuerdos de estabilidad en las reglas de juego con los inversionistas, a 20 años, para que ellos estén tranquilos al momento de invertir en Colombia.

Tenemos escollos, por ejemplo, en infraestructura. Indudables. Cuando uno recorre América Latina ve todas sus capitales en el mar, muy cerca, con algunas excepciones. Nosotros tenemos unas ciudades muy importantes en las costas, pero unas ciudades muy importantes, muy lejos del mar. Un gran atraso en infraestructura.

El año pasado avanzamos bastante en concesiones, que todavía no se ven, porque requerían el primer año para hacer sus estudios. Pero este año ya deben avanzar en ejecución de obra.

Y este año tenemos previsto adjudicar concesiones tan importantes como la doble calzada Bogotá-Santa Marta.

Adjudicar los tramos que faltan de la doble calzada Bogotá-Buenaventura.

Adjudicar otro componente muy importante de esa gran obra: el Túnel de la Línea, que queremos que los colombianos lo llamen el Túnel del Segundo Centenario, para que cada ciudadano que pase por allí y las nuevas generaciones hagan una reflexión sobre el pasado, el presente y el futuro de su Patria.

Reconocemos el gran reto en infraestructura. Con la ayuda de Dios, esperamos que el país y la comunidad internacional empiecen a ver más dinámica de construcción de infraestructura en Colombia, a fin de que el país sea más competitivo.

En el tema social aspiramos a avanzar muchísimo en nuestros propósitos de plena cobertura en educación básica.

Teníamos el 78 por ciento. Terminamos el año pasado con el 94. Aspiramos llegar en el 2010 al ciento por ciento.

En cobertura universitaria avanzar hacia la meta del 34 por ciento. Venimos del 22. Hemos llegado al 29. Y aspiramos a una meta mínima del 34 por ciento.

Estamos muy contentos con la evolución en Colombia del Servicio Nacional de Aprendizaje y de empleo, del Sena. Esta institución ha crecido mucho y además de manera transparente y eficaz.

Ha pasado de capacitar a un millón 100 mil colombianos por año, a capacitar a cuatro millones 600 mil.

Ha pasado de cinco millones de horas de enseñanza al año, a 16 millones de horas de enseñanza al año.

Ahora está estrenando una plataforma tecnológica, que le permitirá un gran avance en formación vocacional, técnica y tecnológica a través de Internet.

El viernes de esta semana será muy emocionante asistir en el archipiélago de San Andrés y Providencia a un bellísimo programa. El Sena empezará a dar cursos masivos de inglés desde el archipiélago, a través de Internet, para todos colombianos, con profesores que son nuestros compatriotas nativos del archipiélago.

En esta primera etapa con 100 profesores basados en San Andrés, hijos de San Andrés. Y en diciembre esperamos tener 500 profesores. Compatriotas de San Andrés enseñando la segunda lengua, a través de Internet, desde ese bello archipiélago.

Ya me referí, al hablar del tema de seguridad social, al tema de la salud.

Hemos logrado millón y medio de Familias en Acción. Cuando empezó el Gobierno, el programa había sido introducido poco antes por mí antecesor, el Presidente Pastrana. Teníamos 220 mil familias.

Hemos hecho dos esfuerzos. El primero para darle sostenibilidad, y el segundo para avanzar.

Ya tenemos millón y medio de Familias en Acción, que reciben un subsidio para la educación, la nutrición y la salud de los hijitos.

Procuraremos este año cumplir las metas de recaudo de impuestos, no obstante los nubarrones de la economía mundial, a ver si es posible que el año entrante lleguemos a tres millones de Familias en Acción.

Particularmente miro eso con inmensa emoción. Esos pasos transformarían el tejido social de Colombia.

Nos emociona muchísimo el tema de Banca de Oportunidades, porque es poner toda la institucionalidad financiera al servicio de los pobres.

Uno de los factores de exclusión en nuestro país ha sido la falta de acceso de los sectores pobres al crédito institucional. Los ha condenado a tener que acudir a la usura, lo que no les permite agregar valor a sus modestos emprendimientos.

En nuestro primer Gobierno pudimos cumplir la meta de un millón 800 mil créditos a igual número de familias pobres de Colombia. La meta para este segundo Gobierno es mucho más exigente: cinco millones de créditos a cinco millones de familias.

Lo único que permite conseguir esas metas es la constancia. Por eso todos los días, y especialmente los sábados, trabajamos con el sector privado, el público, nuestros compañeros, alcaldes y gobernadores, en el tema de Banca de Oportunidades.

Celebramos en el alma cuando una humilde compatriota que tiene una venta en la calle, dice: ‘Por primera vez he accedido a un crédito’.

Celebramos en el alma cuando otro humilde compatriota dice: ‘Voy a salir de la usura gracias a este crédito’.

Celebramos en el alma cuando otro compatriota dice (como me decía un campesino el sábado en el Vaupés, en Mitú): ‘Es el segundo crédito que me entregan, porque fui muy cumplido con el primero’.

Ese es un factor de superación de exclusión.

Hemos querido que nuestra política social sea también un gran tonificante de la economía.

Esta mañana se lo decía al sector agropecuario. Ellos me preguntaban al principio del Gobierno: ‘¿Para qué vamos a crecer la producción? ¿Qué vamos a hacer con estos alimentos?’.

Yo decía: ‘Bueno, hay que hacer un gran esfuerzo exportador y un gran esfuerzo para superar pobreza al interior del país’.

Si bien hemos pasado de exportar 10 mil millones de dólares a exportar 28 mil, sigue siendo una exportación per cápita baja.

La hermana Costa Rica, con cuatro millones 300 mil habitantes, exporta nueve mil millones de dólares. Nosotros tendríamos que exportar 90 mil.

Ahí vamos avanzando, pero hay que empujar más. El Gobierno nunca puede quedarse en el aplauso del ahora. Tiene que buscar los nuevos esfuerzos, porque el país, cuando uno le resuelve un problema, quedan por resolver mil problemas.

Estamos haciendo una tarea de ampliar Restaurantes Escolares. Hemos pasado de dos millones 200 mil, a tres millones 600 mil. La meta: cuatro millones. Y pasar de 121 a 180 días.

Y sumarle a eso el programa de Desayunos para niños menores de cinco años. Ya tenemos millón 100 mil. El programa no existía. Ojalá podamos dejar millón y medio.

El programa de ancianos. El país atendía a 60 mil. Hoy atiende a 800 mil: 400 mil reciben un almuerzo y 400 mil un subsidio pecuniario. La meta es llegar rápidamente a un millón.

Es gran esfuerzo, pero estaremos cortos. El volumen de necesidades rebasa todos los esfuerzos. Por eso el Gobierno tiene que vivir con constancia, aplicado, a buscar en cada minuto una nueva solución a los problemas de Colombia.

Todo ese programa alimentario les da una respuesta a los agricultores: produzcan, piensen en el mercado de exportación, pero piensen que también aquí, por la vía de la política social, estamos creando condiciones de demanda que les sustente en el crecimiento.

Confiamos que la Red Juntos, que incorpora en un universo de millón y medio de familias pobres todas las herramientas de equidad, le pueda mostrar grandes resultados al país.

Queremos el apoyo de ustedes para un programa que hoy, con la preocupación creciente del planeta por el calentamiento global, merece estar en la primera línea: el programa Familias Guardabosques.

Evaluado por Naciones Unidas, ha mostrado excelentes resultados: 56 mil familias que estaban en la droga, ahora están en el programa Familias Guardabosques.

Además ha sido un gran instrumento para que esas familias obtengan unos recursos que puedan ahorrar, adquieran tierras, activos productivos.

Este país todavía tiene 578 mil kilómetros de selva, por fortuna. Para protegerla, el programa Familias Guardabosques es fundamental.

Creemos que es un programa que se debe pensar en todos los países del mundo en los cuales hay obligación de proteger el bosque, que ahora se convierte en una prioridad ante la amenaza del calentamiento global.

El tema de la seguridad. Hemos avanzado. Falta mucho.

Quisiera destacar algunos intangibles. Hace algunos años, encontraba a mis compatriotas bastante angustiados. Hoy un poco más tranquilos. Muchos compatriotas de las diferentes regiones querían resolver su riesgo de seguridad por su propia cuenta. Hacer de cada individuo un Estado.

Pienso que el gran intangible que hemos ganado es que ellos hoy, en su inmensa mayoría, han recuperado confianza en el Estado, en las instituciones democráticas que nos rigen.

Y otro intangible de gran importancia: hemos recuperado el monopolio del Estado para combatir grupos irregulares.

Los paramilitares que no se desmovilizaron o aquellos que han reincidido y no han sido capturados o no han sido enfrentados por la Fuerza Pública con eficacia, están en el narcotráfico. Pero el país ya no tiene bandas criminales organizadas con el propósito de derrotar a otros criminales.

Nos quedan guerrillas, nos queda narcotráfico, juntos o separados, pero hemos recuperado el monopolio del Estado para combatir grupos irregulares. Creo que ese es un gran intangible para nuestra democracia.

Si se suman las fosas masivas, los años anteriores a nuestro Gobierno pudieron ser años de 35 mil asesinatos. El año pasado marcó menos de 17 mil homicidios.

Trabajamos un día a día. En lo corrido de este año ya tenemos 210 homicidios menos que los acumulados en el mismo período de los primeros días del año anterior.

Hacemos un esfuerzo, con el heroísmo de nuestros policías y soldados, para disminuir la criminalidad, todos, todos los días.

La política de Seguridad Democrática se sustenta en la credibilidad, que tiene que tener como factores la eficacia y la transparencia.

Eficacia y adhesión a los derechos humanos, es la única manera como se puede convertir en una política de Estado que trasciende a los gobiernos y que surja desde el corazón de cada compatriota.

En una democracia, una política de seguridad solamente se logra por adhesión popular. Las dictaduras las imponen. Las democracias persuaden. La persuasión sobre la seguridad se origina en que sea eficaz y transparente.

No queremos ahorrar un solo esfuerzo por la eficacia, un solo esfuerzo por la transparencia.

Trabajamos con las autoridades de justicia, para que no haya impunidad en una sola violación de derechos humanos y para que todos los días haya más transparencia.

Cuando pensamos en esa gran tragedia: los secuestrados que permanecen en el cautiverio, cuando pensamos en su sufrimiento, en el sufrimiento de sus familias, de la comunidad toda, en el mismo sufrimiento de los secuestradores (no creo que quienes los tienen secuestrados y los torturan, estén contentos), cuando pensamos en esa tragedia, pensamos que tenemos que dar todos los pasos para que ellos regresen a su libertad, con el buen cuidado de no dar pasos que permitan recrudecer la inseguridad.

Ahí tenemos un balance, eminentísimo Nuncio y distinguida comunidad diplomática acreditada ante nuestro país. Todos los esfuerzos por el acuerdo humanitario, con todas las precauciones, para que nada vaya a recrudecer la capacidad terrorista, la capacidad de secuestrar.

Por eso muchas de nuestras decisiones que generan polémica, muchas de las limitaciones que tenemos que imponer.

Apoyamos la iniciativa de la Iglesia de la zona de encuentro.

Me preguntan los colombianos en el extranjero: ¿cuál es la diferencia entre la zona de encuentro y la zona de despeje? La diferencia fundamental es que en la zona de despeje se pone a riesgo a la comunidad. En la zona de encuentro, no.

Hace diez días, en Vistahermosa, de la antigua zona de despeje, los compatriotas nos recibían para un consejo comunitario con alborozo y con preocupación.

Con alborozo por el mejoramiento que allí se registra, y con preocupación por el temor de una nueva zona de despeje.

Denunciaban que allí fueron secuestradas 800 personas en la zona de despeje. Que drogaban a los niñitos y los lanzaban a cometer asesinatos. Que obligaban a los campesinos a sembrar droga.

La zona de encuentro, propuesta por la Iglesia, frente a lo cual el Gobierno ha respondido positivamente, pero con unas condiciones, no crearía riesgos a la comunidad, porque debería ser en zona rural, despoblada, que no tenga cuarteles militares o policivos para que no haya la necesidad de removerlos, y con todas las garantías para los negociadores de la guerrilla.

Me preguntaban en Europa: ¿con observadores internacionales? Por supuesto.

Hemos reactivado la facilitación, que agradecemos, de dos delegados que representan a España, a Suiza y a Francia.

E imploramos una misión médica internacional, que pueda acudir a la selva a darles apoyo a los secuestrados, para que no continúe su deterioro físico.

El Gobierno está dispuesto a darle a esa misión médica internacional todas las garantías.

La comunidad internacional sabe que cuando nos piden garantías, las damos y las honramos.

Lo sabe la Cruz Roja Internacional. Lo ha comprobado recientemente, cuando nos pidió unas garantías para rescatar los cadáveres de los diputados asesinados por las Farc, y también unas garantías para que se pudiera cumplir la liberación de las dos señoras secuestradas, liberación que hizo las Farc y que la hemos agradecido al Gobierno de Venezuela.

No obstante que el Ejército colombiano estaba a menos de dos kilómetros por la selva, en línea recta, del sitiecito de La Paz (así se llama el sitiecito donde las liberaron en plena selva), el Ejército cumplió con las garantías pedidas por la Cruz Roja Internacional.

De la misma manera estaríamos dispuestos a dar todas las garantías para que pueda operar la misión médica internacional, que acuda a evitar que siga el deterioro en la salud de los secuestrados.

Se ha hablado de otros temas. El día que conocimos el informe de los medios de comunicación sobre el asesinato de los diputados, le expresé al país que en esa zona (de acuerdo con el reporte de las Fuerzas Militares y de Policía), no se habían presentado combates en las fechas del asesinato de los diputados. Finalmente la justicia nos dio la razón.

Los diputados no murieron en un combate con las fuerzas institucionales. Fueron asesinados. Estaban en el suelo, con disparos a muy corta distancia, que se conocen como disparos a quemarropa. Después les cambiaron vestimenta y los cadáveres fueron trasladados de sitio.

Cuando le hablábamos al país, en aquel momento de dolor, expresamos lo siguiente: en el momento en que las Farc asesinó al grupo de secuestrados en el cual se encontraban el Gobernador Guillermo Gaviria, el Ministro Gilberto Echeverri y algunos oficiales de la Fuerza Pública, no hubo combate, pero sí estábamos en operativo de rescate. En el caso de los diputados vallecaucanos, no sabíamos dónde estaban, no estábamos en operativo de rescate y no hubo combate.

Desde aquel día dijimos que nosotros cumplimos nuestra tarea constitucional de buscar en todo el país a los secuestrados para liberarlos con nuestra Fuerza Pública. Y que en el caso de estos compatriotas y de los tres norteamericanos, en el evento de ubicar el lugar, evitaríamos confrontación y procederíamos a llamar a la comunidad nacional e internacional para buscar una salida humanitaria.

Tenemos la mayor urgencia en el tema de la liberación de los secuestrados. Pero esa urgencia no nos puede llevar a descuidar el otro compromiso. Así como hay que buscar que liberen a los colombianos secuestrados, hay que evitarles el secuestro a millones de colombianos.

Cuando la zona de despeje, las Farc liberó a 300 policías. Pero como siempre lo hace el terrorismo, dos pasos adelante y uno atrás, secuestraron a tres mil colombianos. Y de los últimos diez años, hay 750 compatriotas secuestrados por las Farc que no han regresado a sus casas.

De ahí que el Gobierno tiene que cumplir el deber de cuidar que las decisiones humanitarias no vayan a facilitar el recrudecimiento de este flagelo, que no lo hemos podido eliminar completamente en Colombia, pero que lo hemos reducido en un 85 por ciento.

Reitero el afecto y la amistad del pueblo colombiano por ustedes, por sus familias, por sus gobiernos, por sus pueblos.

Reitero nuestra decisión de tener las mejores relaciones con todos los pueblos del mundo.

Reitero toda nuestra gratitud por la tarea que ustedes cumplen en Colombia.

Y ofrezco todos nuestros esfuerzos para que la comunidad internacional pueda tener siempre plena confianza en el pueblo colombiano, que la tiene; en sus instituciones, que la tiene, y que la pueda tener en el Gobierno, por lo cual nos esforzamos todos los días.

A todos ustedes, a sus familias, a sus gobiernos y a sus pueblos, el mejor 2008. Muchas gracias”.

 

 

 
 
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
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