Correo Presidencia Video Audio Ir al inicio Noticias Fotografía Mapa de Sitio
2002 - 2003 - 2004 - 2005 - 2006 -
2007 - 2008 - 2009 - 2010

Agosto 2007
Enero
Febrero
Marzo
Abril
Mayo
Junio
Julio
Agosto
Septiembre
Octubre
Noviembre
Diciembre
L M M J V S D
    1 2 3 4 5
6 7 8 9 10 11 12
13 14 15 16 17 18 19
20 21 22 23 24 25 26
27 28 29 30 31    
 
 

Secretaría de Prensa Noticias 5629349

     
   
   
 
Agosto 07

Palabras del presidente Uribe al conmemorar el aniversario de la Batalla de Boyacá

Bogotá, 7 ago (SNE). Las siguientes son las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez durante la conmemoración de los 188 años de la Batalla de Boyacá y el Día del Ejército Nacional.

“Nos reunimos hoy aquí en este campo de parada de la Escuela José María Córdova, en este 7 de agosto, para conmemorar un aniversario más de la Batalla de Boyacá, en un año en el cual hemos cumplido en la patria 100 años de la existencia de nuestra Escuela, que ha prodigado tanta posibilidad a los colombianos.

Hace dos años nos reunimos en la Quinta de Bolívar, el 7 de agosto, para definir, de acuerdo con Planeación Nacional y su entonces director, el doctor Santiago Montenegro, lo que serían las metas de largo plazo, la Visión Colombia Segundo Centenario: la patria que queremos en seguridad, la patria que queremos en armonía social para el 7 de agosto de 2019, cuando esta nación habrá de cumplir 200 años de haber sellado su independencia en el Puente de Boyacá.

Hoy nos congregamos en este campo de parada para condecorar a unos compatriotas distinguidos en la dura brega de rescatarle a la nación la seguridad.

Hemos condecorado con la medalla militar al valor al subteniente, que en paz descanse, Diego Alejandro Barrero Ginand. La hemos entregado a su padre, ese noble compatriota Fernando Barrero Chávez. Al sargento segundo Flanklin Sánchez García, al soldado profesional Idier Saiz Calderón, a los soldados profesionales José Antonio Durán y Danober Garcés Guaca.

La medalla de servicios distinguidos en orden público, por segunda vez, al mayor Javier Tamayo Tamayo; a los tenientes, por primera vez, Edilson Alvis Santos, Anderson Torres Enciso, John Eduard Páez Chinama, Juan Pablo Lozano Trujillo; al subteniente Jonatan Rafael Ortiz, al sargento viceprimero Johan Agredo, al sargento segundo Luis Martínez, al cabo segundo Daniel Gómez, al cabo segundo Juan David Correa, al soldado profesional Víctor Darío Martínez y al soldado profesional José del Carmen Valdez.

La medalla militar Herido en Combate al mayor Óscar Ruiz Lozano, a los tenientes Ignacio Lobo Guerrero, Cristian Torres Anaya, al sargento segundo Jaime Albarracín Daza, al cabo segundo Juan Carlos Gutiérrez, al cabo segundo Luis Alberto Buitrago, a los soldados profesionales Alexander Morales Córdoba, Tomás Pertuz Celis, Carlos Cortés Valencia y Víctor Vargas Zapata.

La Orden al Mérito Militar Antonio Nariño ha sido entregada a los brigadieres generales Gustavo Matamoros, Hernando Pérez Molina, Carlos Eduardo Ávila Beltrán y Carlos Alejandro Rueda Gómez; al obispo castrense, que con anta devoción ha sido el guía espiritual de las Fuerzas, monseñor Fabio Suescún Mutis, y a una distinguida colombiana, caldense, ejemplo de valor civil, de patriotismo en el dolor, de visión de patria en el martirio de su familia, doña María Matilde Londoño de Mejía.

Hemos impuesto la orden al mérito militar José María Córdova al señor general Jorge Ballesteros, comandante de la Fuerza Aérea; al señor almirante Guillermo Barrera Hurtado, comandante de la Armada; al brigadier general Óscar Naranjo, director de la Policía, y a los brigadieres generales Jairo Antonio Erazo Marzola y Ricardo Vargas Briceño.

La orden al Mérito Sanitario José Fernández Madrid la hemos impuesto al mayor general Gilberto Rocha Ayala, al brigadier general Héctor Jaime Fandiño y al capitán de navío Rafael Ignacio Gil Galindo.

Qué bueno congregarnos esta mañana, en este mediodía del 7 de agosto de este día de la patria, a resaltar aquí a quienes con tanto heroísmo han servido bien a Colombia. Qué afán de rescatar la seguridad, señores generales y señor Ministro.

Cuando condecoramos a Fernando Barrero con el dolor de la muerte de su hijo, cuando condecoramos a doña María Matilde Londoño de Mejía con el dolor de la muerte de su esposo, cuando condecoramos a nuestros compatriotas lisiados por las minas del terrorismo, sólo viene una reflexión: requerimos acelerar este proceso, mantener toda la determinación para quitarles rápidamente a los colombianos el sufrimiento que durante tantas décadas ha causado el terrorismo.

Hace cinco años empezamos esta tarea. Cinco años durante los cuales he tenido el honor de estar al frente de la Presidencia de la República, acompañado de un selecto grupo de colaboradores, patriotas a plenitud, y del patriotismo, del heroísmo, de la abnegación de las Fuerzas Militares y de Policía. A todos mis compañeros de estos cinco años, toda la gratitud. A las Fuerzas Armadas y de Policía toda la gratitud.

Hemos estado trabajando la seguridad, el rescate de la confianza en Colombia y la política social. Quisiera hacer un recuento de algunos de los elementos que han jalonado nuestra política de seguridad.

Primero: es una política democrática. A diferencia de los fantasmas que en algún momento invadieron a Suramérica, que en nombre de la seguridad soportaban el terrorismo, que en nombre de la seguridad anulaban las libertades, eliminaban el disenso, cerraban los periódicos, nuestra política de seguridad es para la democracia.

Aquí era el terrorismo el que interfería la seguridad. Era el terrorismo el que interfería la democracia, y es nuestra política de Seguridad Democrática la que recupera las libertades de la patria. Una política para todos. Una política para los amigos y los críticos del gobierno. Una política para los campesinos y los agricultores. Una política para los empresarios y para los trabajadores. Una política para quienes están de acuerdo y para quienes critican.

Muchos de los críticos que vivieron fuera del país, están ya en Colombia. Han regresado justamente por las garantías que ofrece esta política de Seguridad Democrática. Una política de Seguridad Democrática.

En esta política hay incidido la voluntad política. Existía la queja de que faltaba la voluntad política, esto es, la decisión en la dirección del Estado para apoyar a la Fuerza Pública en la tarea de derrotar al terrorismo. A lo largo de estos cinco años no ha faltado voluntad política en un solo segundo. No se ha quebrantado la voluntad política.

Pedimos hoy a Dios que nos dé toda la energía para mantener en los tres años de gobierno que restan toda esa voluntad política. Esa voluntad política que se transmite del pueblo, a través del Ejecutivo, con apoyos del Congreso, a las Fuerzas Militares y de Policía y a la justicia, para recuperarle plenamente a Colombia la seguridad.

Hablo más de voluntad política que de recursos, porque si bien la situación de recursos todavía es escasa, de todas maneras la escasez ha sido menos crítica. Hemos logrado, a lo largo de estos años, que las Fuerzas Militares y de Policía dispongan de mejores recursos para avanzar en el cubrimiento de todo el territorio. Y la nación lo ha entendido. La nación ha entendido que en aquellos sitios donde por falta de voluntad no llegó la Fuerza Pública, en esos se enseñoreó el terrorismo.

La nación los ha acompañado en la tarea de llevar a esos sitios la Fuerza Pública, para desalojar el terrorismo y recuperar la genuina expresión institucional de nuestra democracia, la presencia de las Fuerzas Armadas y de Policía.

Cuando hay voluntad política, en medio de la escasez aparecen los recursos que se requieren para lo necesario y para lo urgente.

Y además, en estos años, hemos querido que se trabaje con ánimo de victoria. No hemos ganado, pero vamos ganando. Podemos ganar. La victoria dependerá de la perseverancia. Hay que perseverar en la tarea de tener una Colombia sin terrorismo guerrillero, sin terrorismo paramilitar, sin narcotráfico, sin corrupción, porque eso nos conduce a tener una Colombia también con un tejido social equitativo, con un tejido social justo.

La perseverancia, característica fundamental de esta política, requiere liderazgo. Invito a todos los soldados y policías de mi patria a que cada uno ejerza ese liderazgo. Quisiera apoyarlos en cada minuto, durante los tres años de gobierno que faltan, para que cada uno ejerza liderazgo. Un liderazgo con una visión: una Colombia segura es lo único que la reconcilia. Una Colombia sin terroristas, un liderazgo con visión, es un liderazgo con empuje, con capacidad de conducir las acciones necesarias para poder lograr los fines visionados.

Gerencia. La gerencia es aquella labor organizada de los recursos y del personal para poder cumplir con las tareas de largo plazo que asigna el liderazgo. Y también con las urgencias, con lo inmediato, que se constituye en las victorias de corto plazo, que son las que alimentan la ilusión de que se va a obtener la victoria definitiva.

Liderazgo y gerencia en cada una de las Fuerzas, en cada uno de sus comandantes, en cada uno de sus integrantes, son atributos bien importantes. Sentido de equipo en cada Fuerza, entre las Fuerzas. Sentido de equipo con el pueblo colombiano. Una Fuerza separadamente no triunfa. Necesitamos más y más integración, como lo ha venido reclamando el Ministro, por ejemplo, en el tema de la inteligencia.

Y además hay que integrar a las Fuerzas con la justicia. Y hay que integrarlas con el DAS. Y a todas las instituciones del Estado con el pueblo. Diría que hay un trípode sobre el cual reposa la esperanza de los colombianos de tener una nación segura: la alianza entre el pueblo, la Fuerza Pública y el texto de la Constitución de la Patria.

Y ese sentido de equipo exige que cada integrante de la Fuerza sea un gran comunicador. Para ser un gran comunicador hay que dar órdenes con claridad. Para ser un gran líder hay que visionar hacia dónde se dirigen esas órdenes. Para ser un gran gerente hay que definir cómo se implementan esas órdenes.

Pero más que dar órdenes, qué comunicar, el liderazgo moderno exige escuchar. Extraño en la subordinación militar y policiva que se convoque a escuchar. La comunicación tiene que ser entre iguales en la jerarquía y con el pueblo. La comunicación en la jerarquía tiene que ser una comunicación de superiores a subordinados. Y una gran capacidad de subordinados de comunicarse con los superiores. Y una gran capacidad de los superiores de escuchar aquello que respetuosamente expresen los subordinados.

Cada uno de los integrantes de la Fuerza, para que ganemos esta batalla, tiene que ser un gran comunicador con el pueblo colombiano, escucharlo, orientarlo.

En una gira con el señor Ministro (de Defensa, Juan Manuel Santos) y los Altos Mandos por Arauca, Vichada y Casanare, durante el jueves y el viernes de la semana pasada, encontrábamos un gran avance en la seguridad en esos departamentos. Notorio.

Pero también decíamos que para poder llevar esta batalla a su éxito final, necesitamos la integración con el pueblo. Si bien entre todas las Fuerzas suman cuatro millones de cooperantes, deberíamos tener 43 millones de cooperantes.

Esa comunicación nos tiene que ganar más confianza con el pueblo: una comunicación permanente con todos los compatriotas, una comunicación para expresarles a nuestros compatriotas que la Fuerza Pública ha llegado a todos los sitos del territorio para quedarse allí y darles confianza. Una comunicación para invitar a todos los compatriotas a fin de que cooperen con la Fuerza Pública. Darles confianza.

Y que cuando llame un cooperante, que cuando un ciudadano toque la puerta de un cuartel, de un comando de Policía, timbre un teléfono celular o haga un llamado a través de un equipo de radio, inmediatamente escuche la respuesta diligente, animada, eficaz, de quien le recibe la llamada en el cuartel militar o policivo.

Esta comunicación es fundamental para poder construir más sólidamente cada día la alianza de la victoria, que es la alianza entre el pueblo y la Fuerza Pública, a la luz del texto de la Constitución para poder conseguir la batalla final.

Y esa batalla final, la victoria final, requiere combatividad, iniciativa. Tenemos que cabalgar sobre el lomo de la iniciativa. Nosotros tenemos que tomar siempre la delantera en la combatividad. Una Fuerza Pública con toda la capacidad de combatir con el terrorismo, que demuestre en todo momento la energía de su iniciativa.

Y esa energía de la iniciativa tiene que producir eficacia. Si esa eficacia se suma con transparencia, eficacia sumada al respeto total de los derechos humanos, eso tiene que producir credibilidad.

Los derechos humanos, los que hoy en este campo de parada vimos violados en la fisonomía de nuestros soldados, mutilados por las minas antipersona que en el territorio de la patria han sembrado los terroristas; los derechos humanos que cada día son más creciente razón de ser de nuestra Fuerza Pública, ¿los derechos humanos saben para qué los utilizan los terroristas?

Los utilizan hipócrita y farsantemente para decir en el extranjero, a través de quienes les hacen el juego, que la Fuerza Pública viola los derechos humanos, cuando la Fuerza Pública es la que la que sufre la violación de los derechos humanos, como lo presenciamos de nuevo en este campo de parada hoy al condecorar a nuestros compatriotas mutilados por las minas antipersona, por las violaciones de los derechos humanos de las guerrillas terroristas.

Esta tarea hay que hacerla con total transparencia. Transparencia en la acción militar y policiva, en la observancia de los derechos humanos. Transparencia en la lealtad con la Fuerza. Transparencia en la observancia rigurosa de la Constitución. Transparencia en el manejo de los recursos. Transparencia en la contratación. Ese es un presupuesto fundamental de credibilidad.

Esta tarea hay que hacerla con el entusiasmo que producen las victorias de corto plazo, aquellas que se van acumulando todos los días. Y esta tarea hay que hacerla con el amor que se requiere para persistir en las horas de la abnegación. Y esta tarea hay que hacerla con el coraje que se demanda en los duros momentos de reveses.

Cuando hay coraje, hay revés incapaz de producir reversa. Cuando hay coraje, la perseverancia se impone sobre el dolor, sobre la angustia, sobre el desasosiego. ¿Cuál amor en esta tarea? El amor a Colombia. El único que nos jalona por sobre todas las circunstancias. El que nos lleva a pedirle a Dios cada día que nos dé mejor fuerzas, más fuerza para poder responderle bien a Colombia.

Apliquemos esos elementos, apreciados soldados y policías de mi patria. Y expreso a ustedes toda la gratitud por su heroísmo. A los altos comandantes, al señor Ministro la tarea abnegada de ellos, la tarea comprometida para mejorar la Fuerza Pública de la patria, para conquistar más peldaños de seguridad todos los días en favor de nuestros compatriotas.

Y eso genera confianza en Colombia. Y la confianza permite que los ciudadanos vivan más felices en Colombia, que prospere la economía. Y ello permite que vayamos cumpliendo las metas de inversión social. Porque nos hemos propuesto simultáneamente la seguridad, la confianza en Colombia, la superación de la pobreza, la construcción de equidad. Y en ello vamos avanzando.

Hace cinco años, cuando empezaba esta tarea de gobierno, me parecía imposible comprometerme ante mis compatriotas con la construcción de la doble calzada Bogotá, Tunja, Sogamoso Duitama. Hoy vamos a inaugurar los primeros 42 kilómetros.

El país empieza a tener un tren de obras públicas que va a ser de la mayor importancia y que comprenderá la doble calzada Bogotá-Buenaventura, con el Túnel de la Línea, que habremos de llamarlo el Túnel del Segundo Centenario, para que cuando los compatriotas pasen por allí, las nuevas generaciones sientan que quedaron atrás los días de la oscuridad del terrorismo y que van llegando los días de claridad de las centurias de felicidad que requerimos para los colombianos.

Una gran capacidad portuaria, que ya se construye en Buenaventura, y la doble calzada Bogotá-Santa Marta, para no hablar sino de algunas obras. Y la concesión del aeropuerto El Dorado, que implicará una inversión superior a los 600 millones de dólares. Hace cinco años ello parecía imposible.

¿Por qué se ha hecho posible? Porque la política de Seguridad Democrática, que es igual al heroísmo de la Fuerza Pública de la patria, ha aumentado la confianza en Colombia.

Y si bien no hemos superado el déficit y el endeudamiento, las finanzas de país han permitido que al tiempo que financiamos la Fuerza Pública, vayamos financiando estas obras de infraestructura tan importantes.

Y en este mes de agosto estamos llegando a millón y medio de Familias en Acción. Cuando empezó el Gobierno eran 220 mil. Las familias más pobres, que reciben un subsidio para la educación y la nutrición de sus hijos. Era un ensayo por unos meses. Nos parecía imposible aumentar el número de Familias en Acción. Nos parecía convertir ese programa en permanente.

Hoy es un programa permanente. Este mes de agosto tendremos millón y medio de Familias en Acción: familias pobres de la patria recibiendo ese apoyo para la educación y nutrición de sus hijos. ¿Por qué se ha logrado lo que parecía imposible? Se va logrando por el heroísmo de la Fuerza Pública.

Ahora, antes de desplazarnos a Boyacá para conmemorar también en el Altar de la Patria este nuevo aniversario del la Batalla de la Gloria, asistiré con la Ministra de Educación a conocer las conclusiones del nuevo Plan Decenal de Educación.

Con la ayuda de Dios, cuando estemos rindiendo la cuenta final de este Gobierno en el 2010, habremos de decirles a los colombianos que logramos plena cobertura en educación básica, más unos avances excepcionales en universidad, en educación preescolar, en formación técnica y tecnológica, y una más sólida financiación de la investigación y el desarrollo.

Eso no parecía posible hace cinco años. Era un país dominado por el terrorismo, una ciudadanía presa del desencanto y unas finanzas públicas bastantes enfermas. Hoy podemos decir que vamos por la plena cobertura de educación, gracias al heroísmo de la Fuerza Pública que con la política de Seguridad Democrática ha devuelto la confianza en el país.

En una nación con tanta pobreza y tantas dificultades, cualquier cosa que se hace es poca. No se nota lo que se hace, se expresa lo que falta. Ahora que lleguemos a millón y medio de Familias en Acción, a pesar de dar ese salto de 220 mil a millón y medio, ya no veremos el millón y medio sino las que quedan faltando.

Eso es normal que ocurra. En una patria donde había 60 mil terroristas, ya pocos nos acordamos de que hemos desmovilizado 43 mil. Porque ahora tenemos que estar empeñados en que los otros 11 mil, 12 mil o 13 mil que todavía merodean y hacen daño en la patria los podamos llevar a la cárcel o desmovilizar en su totalidad. Lo vamos a lograr.

Hace cinco años no podíamos sustentar la política de Seguridad Democrática en los cabecillas. Ahora la tenemos que sustentar en la persecución de los cabecillas. Tengo fe, señor Ministro y altos comandantes. Pero también tenemos la angustia que emana del pueblo colombiano sobre la necesidad de capturar a los cabecillas de todas las organizaciones terroristas.

Nos quedan tres años. Lo tenemos que lograr rápidamente. Tenemos que llenarnos todos, en cada nuevo minuto, de sentido de urgencia, porque el pueblo colombiano quiere con sentido de urgencia dejar atrás esta larga pesadilla.

Solamente una política de Seguridad Democrática seria y contundente, conduce a la paz. Los terroristas no negocian con gobiernos débiles. Los terroristas saben engañar. Y cuando engañan se fortalecen. Hablan de paz para fortalecer su acción criminal. Los terroristas solamente negocian cuando sienten que hay un gobierno con toda la voluntad de derrotarlos.

Hemos desmovilizado 43 mil porque hemos tenido toda la voluntad para derrotarlos. Y vamos a desmovilizar al resto porque mantendremos toda la voluntad para derrotarlos.

Quiero expresar hoy nuestra voluntad de luchar para que esos terroristas que aún no se han desmovilizado, se desmovilicen. Para lograr una Nación para la felicidad de las nuevas generaciones.

Cuando veo a estos niños que acuden hoy con sus papás y con sus mamás, que acuden a observar la condecoración de su padre, cuando veo estos niños alegres, a pesar de que muchos tiene el papá herido o lo han tenido tantas horas distante en el campo de batalla contra el terrorismo, cuando veo estos niños digo: señores generales y señor Ministro, esta batalla se justifica en la medida en que logremos que tenga el éxito total para que las nuevas generaciones de colombianos puedan vivir felices en el noble suelo de la Patria.

Le voy a pedir al Cardenal que para terminar este acto, nos entone tres Avemaría, un Padre Nuestro y una oración al Espíritu Santo, para que hagamos en estos tres años que quedan una tarea con más devoción por Colombia, una tarea con más amor por Colombia, una tarea con más pulso y mejor buena letra por el éxito de todos los compatriotas”.