Bogotá, 16 nov (SP). “Permítanme, en primer lugar, ofrecer excusas por la inasistencia de la señora Ministra de Educación, quien se encuentra en Cartagena, presidiendo la Quinta Reunión de Ministros de Educación de la Organización de Estados Americanos (OEA), cuyo tema principal es cómo avanzamos en educación de primera infancia.
Quiero hacer un homenaje al doctor Mario Laserna, un homenaje a la Universidad de Los Andes, y compartir con ustedes algunos de los temas centrales de nuestra política educativa.
En buena hora, en 1948, una juventud liderada por el doctor Mario Laserna hizo que germinara en el país la idea de una universidad independiente de los avatares de la política, investigativa, de alta calidad, no confensional.
Principios que siguen teniendo toda la validez, como quiera que los confesionalismos de uno u de otro extremo nunca se resignan, siempre hay que combatir contra ellos, se convierten en el gran motivo de la violencia de los pueblos y también en la gran razón del estancamiento de la ciencia.
En buena hora esa proposición de Mario Laserna, en 1948, de una Universidad no confencional.
Había pensado en estos días, en las palabras del señor ex presidente Alberto Lleras Camargo, cuando impuso al doctor Mario Laserna la Cruz de Boyacá, que nos ha recordado hoy el rector Carlos Angulo Galvis, un hombre mercurial.
Qué difícil interpretar una de las mentes más lúcidas de Colombia, uno de los pensadores más ubicados frente a todas las circunstancias de todos los tiempos.
Qué difícil interpretar al expresidente Alberto Lleras, pero de manera sencilla me atrevería a decir que ese hombre mercurial a quien él se refería, era ese hombre con la capacidad de atraer una fuerza inercial para crear grandes proyectos. Ese gran proyecto de la Universidad de Los Andes.
Y en buena hora la Universidad, al terminar este gran proyecto de su nuevo edificio de laboratorios, complementado con este gran auditorio, en honor a su primer rector y a su fundador, le han puesto el nombre de Mario Laserna.
Felicito inmensamente a la universidad por este gran logro.
Increíble, apenas en 2004 estaban haciendo aquí las excavaciones. Cuando el rector, los consejeros y los profesores nos muestran algunos de los laboratorios, nos llenan de entusiasmo en Colombia.
Por ejemplo, el país tiene un déficit de casi dos millones de viviendas en los estratos populares. Uno de los grandes retos es no seguir ampliando perímetros urbanos, que devoran los recursos naturales, que implican un alto costo de instalación y de operación de servicios públicos, un alto costo, una elevada contaminación para transportar diariamente a quienes se ubican allí, en residencias, todos los días más alejadas de los centros urbanos.
Pues bien, eso tiene un reto: que todos los programas de renovación urbana cumplan rigurosas normas antisísmicas. El primer laboratorio que nos mostraron hoy en este edificio, en buena hora, una contribución de la universidad a ese reto nacional.
Después nos mostraron otros dos laboratorios, y quiero detenerme en el de agua potable y saneamiento básico. Casualmente a esta hora, en el Hotel Radisson del norte de la ciudad, se reúne la junta asesora del Secretario de las Naciones Unidas para el Programa Mundial de Saneamiento Básico, junta presidida por el Príncipe de Holanda.
Naciones Unidas hará del año 2008 el año del saneamiento básico. En nuestras metas de largo plazo, construidas con una formidable visión, por Santiago Montenegro cuando era director de Planeación Nacional, nos hemos propuesto que Colombia, en el periodo 2006 – 2010, avance sustancialmente en saneamiento básico y que se mantenga un esfuerzo sostenido para lograr plena cobertura en el año 2019, en el segundo centenario de la Batalla de Boyacá.
No obstante que en este Gobierno hacemos un inmenso esfuerzo, con recursos propios de las entidades regionales, con regalías, con transferencias del Gobierno Nacional, con recursos complementarios, con avales del Gobierno Nacional a créditos internacionales, un enorme esfuerzo que en el periodo 2006- 2010, permite invertir en saneamiento básico 3 mil millones de dólares, no alcanzaremos plena cobertura. El país tendrá que seguir haciendo un enorme esfuerzo en la materia.
Y qué bueno ver en este edificio ese formidable laboratorio de agua potable. De cuáles son las mejores, las más económicas, las más eficientes líneas de conducción, y también sobre cómo tratar las aguas residuales.
Allí vemos una gran vocación de innovación de la universidad, de acuerdo con su trayectoria, y un gran compromiso con el país en aquello que llamaríamos la pertinencia, como punto esencial de cualquier programa educativo.
Felicito muy de verdad a la universidad por este gran esfuerzo, por este gran logro.
Permítanme compartir con ustedes algunos de los temas de nuestra política educativa.
Nosotros hemos venido trabajando, para que Colombia tenga un estado reformado. Nuestra primera reforma fue Telecom, nuestra última Ecopetrol.
Hemos reformado 415 entidades del Estado. Ahora estamos empeñados en la reforma de todas las clínicas del Seguro Social, y hemos reformado varias universidades públicas, a pesar de la dificultad por la norma constitucional de su autonomía. La última de ellas la Universidad del Atlántico.
Nosotros no desmantelamos el Estado, lo reformamos. Tiene que cumplir un gran papel en la regulación social, pero no estamos en la moda estatista que se impulsa en muchos países de América Latina.
Reiteramos una y otra vez todo nuestro compromiso con la iniciativa privada, con responsabilidad social, esa mezcla de creatividad individual con trabajo de grupo, con sentido comunitario.
En esa dirección trabajamos tres objetivos de Gobierno: la consolidación de la Seguridad Democrática, la consolidación de la confianza inversionista y la construcción de cohesión social.
Inseparables. Sin Seguridad Democrática no hay confianza inversionista, y sin ambas, no se da esa prosperidad económica que simultáneamente con su creación, tiene que traducirse en prosperidad social.
Hemos creído que América Latina no puede repetir los errores que en una época la llevaron a asignarle toda la importancia a la prosperidad económica, descuidando la social, con logros de gran crecimiento y de gran pobreza, que estancó ese crecimiento.
Y en otra época se le asignó toda la importancia a la prosperidad social, se ignoró la prosperidad económica y el discurso social se convirtió primero en ilusión electoral, después en frustración y en odio.
Nosotros creemos que hay que llevar de la mano la búsqueda de la prosperidad social con la prosperidad económica.
Por eso nuestro esfuerzo con la Seguridad Democrática, con la confianza inversionista, que si nos ayudan a producir el resultado en la cohesión social, esta última se tiene que convertir en el gran legitimante de la tarea de seguridad y de la tarea de confianza inversionista.
La política educativa. Los esfuerzos por la educación se constituyen en el eje alrededor del cual tiene que girar toda la política de cohesión social, al mismo tiempo en el aporte de la cohesión social a la confianza inversionista, que de no ser por un proyecto educativo que permanentemente mejore la productividad y la competitividad, esa confianza se estanca.
Nos hemos propuesto trabajar cinco elementos en esa política educativa: cobertura, calidad, formación técnica, pertinencia, ciencia y tecnología.
En cobertura hemos pasado de un 78 por ciento en educación básica, a un 94 (por ciento). Aspiramos poder decir en 2010, en la víspera del final del Gobierno, que hemos logrado plena cobertura en educación básica.
En educación universitaria hemos pasado del 22 por ciento de cobertura al 29, acompañados de tareas como las que adelanta la Universidad de Los Andes, estamos empeñados en lograr para 2010 una cobertura del 34 por ciento.
En formación técnica, tecnológica, en formación vocacional, hemos avanzado bastante. El Sena recaudaba 380 mil millones en 2002, este año recauda más de 1 billón 100 mil millones. Lo hemos liberado totalmente de la influencia politiquera politiquera y de los excesos sindicales.
Eso le ha permitido pasar de impartirle formación a un millón cien mil colombianos al año, y este año le imparte a cuatro millones y medio. Ha pasado de cinco millones de horas de enseñanza a 16 millones de horas de enseñanza.
Y acaba de hacerse a una plataforma virtual, no por la vía de comprarla para defenderse de la obsolescencia, sino vinculándola a través de una contratación diferente, que le permitirá –mínimo- tener en cada momento un millón doscientos mil estudiantes con apoyo virtual.
En enero, gracias a ese programa, el Archipiélago de San Andrés empezará un programa de formación masiva a distancia, para la segunda lengua de todos los colombianos.
Estamos trabajando, a ver cómo logramos incursionar en la educación de primera infancia para los sectores vulnerables. Allí tiene el país un gran atraso.
Si bien hemos avanzado mucho en materia de nutrición para la niñez, en materia de seguro de salud para la niñez, y vamos a lograr plenas coberturas, con 12 millones de niños atendidos en nutrición en 2010, y con plena cobertura en salud para los sectores pobres y vulnerables, en la educación de primera infancia registramos un preocupante atraso.
Estamos haciendo el esfuerzo, para poder tener inicialmente 400 mil niños de los sectores vulnerables, vinculados a educación de primera infancia. Es muy poco, pero el esfuerzo presupuestal es muy grande.
En materia de calidad, han sido bien importantes los pasos como el de vincular los profesores ya no por recomendación política, sino por concurso de méritos.
Han sido bien importantes los pasos de las evaluaciones. Todavía tenemos resistencia política enorme a la evaluación de los profesores del Estado, pero esa evaluación tiene que salir adelante. La requerimos más con alcance remedial, que con propósito sancionatorio,
Además, en la parte universitaria hemos venido avanzando con los registros de calidad. La Universidad de Los Andes es un ejemplo. Tiene registro el registro básico en todos sus programas. Como nos decía el rector, ya tiene un 96 por ciento de sus programas con la certificación de excelencia, y próximamente tendrá el ciento por ciento de esos programas con la certificación de excelencia.
El Ministerio hace un esfuerzo, con seguimiento diario, para que todas las universidades colombianas avancen en esa dirección.
Nos ha ayudado muchísimo también la prueba a los egresados universitarios. Antes solamente teníamos la prueba a los bachilleres.
Y para ir avanzando en materia de pertinencia, nos parece de fundamental importancia persistir en el observatorio laboral de los egresados universitarios, que da señales muy claras al país, a los padres de familia, señales muy claras a los estudiantes.
Hemos escuchado hoy un magnífico ensayo del doctor Francisco Pizano de Brigard, que hay que difundirlo ampliamente en el país.
Esa insistencia del doctor Pizano de Brigard, en materia de formación en valores, tiene que encontrar en los colombianos, en toda la comunidad académica, oídos fértiles.
Por su parte, la Ministra viene impulsando el estímulo a las competencias laborales e investigativas desde la niñez, y el estímulo a las competencias cívicas, para empezar desde la primera edad a formar la predisposición de los colombianos a vivir en una sociedad pluralista, pero en paz, donde cada quien defienda sus ideas, sea capaz de someterlas permanentemente a la crítica, y al mismo tiempo, respete las ideas contrarias.
Hemos encontrado problemas muy graves, como el problema de la deserción. En la educación básica lo estamos combatiendo, especialmente con los programas de nutrición de Bienestar Familiar y con los programas de Familias en Acción.
Cuando empezó el Gobierno, 220 mil Familias en Acción y 3 millones 300 mil jóvenes atendidos por Bienestar Familiar, sumaban 3 millones 700 mil niños y jóvenes en ambos programas. Hoy suman 9 millones. Millón y medio de Familias en Acción, 3 millones de niños, más 6 millones de niños de Bienestar Familiar.
Las Familias en Acción reciben un subsidio para garantizar la educación, la nutrición y la salud de sus niños. Y ya vamos viendo un descenso en la deserción en educación básica, pero tenemos que llegar en el año 2010 a 12 millones de niños y jóvenes atendidos en los programas nutricionales, como un avance sustancial para poder derrotar la deserción.
Ha sido bien preocupante la deserción universitaria. Ha venido reduciéndose, pero levemente. Repasábamos las cifras esta semana, para el encuentro con los ministros de educación del continente.
Encontramos que todavía, en todo el ciclo, la deserción es del 48 por ciento, año tras año del 12 por ciento.
Felicito a la Universidad de Los Andes por el gran logro de haber disminuido len los últimos cinco años la deserción en 15 puntos: del 45 al 30 por ciento. Es un ejemplo para el país.
Permítanme referir a tres de nuestras ideas para combatir la deserción universitaria: primero, seguir trabajando por el bienestar de economía, por la confianza inversionista. En el discurso político se habla fácilmente, y todo el mundo utiliza el predicamento de la cohesión social, pero es muy escaso el compromiso con la Seguridad Democrática y con la confianza inversionista.
A medida que mejora la economía se disminuye la deserción universitaria.
El primer elemento para combatir la deserción universitaria es la salud de la economía. En eso hay que persistir.
Con tasas de inversión que han pasado del 12 – 15 por ciento, al 26 – 28, el desafío es sostenerlas, y esa parte del país se expresa con menos nubarrones.
El segundo punto para combatir, la deserción universitaria, son las diferentes reformas. Yo pienso que la reforma de la duración del pregrado en la Universidad de Los Andes, tiene que ayudar a combatir deserción.
El estudiante ve que su esfuerzo puede producir unos resultados más cercanos, y que ahí no termina. Eso que han hecho estimula la idea de que los colombianos se comprometan a estudiar y a trabajar toda la vida.
Por su parte, la Ministra viene impulsando la educación por fases, que también está conectada con la idea de que los colombianos se mentalicen para estudiar y trabajar toda la vida, lo cual puede ayudar a combatir la deserción.
Y el tercer elemento es la política de crédito educativo. No para entrar en la contradicción entre qué es primero: si el apoyo a la demanda o el apoyo a la oferta.
Si algo hemos logrado en estos cinco años es sintetizar ese debate, hacer entender que es tan importante para el país una oferta de recursos para la educación universitaria, como un apoyo a la demanda.
Tan importante la educación privada, como la pública, desde que ambas cumplan la labor social que se les exige, y la labor académica de excelencia.
Nosotros hemos reformado el Icetex, lo hemos convertido en una institución independiente, ya no hace parte del Presupuesto Nacional ni de las cuentas nacionales. Eso le evita restricciones en materia de otorgamiento de crédito. Lo hemos desclientelizado.
La Universidad de Los Andes ha experimentado en el trabajo con el Icetex, que le ha ayudado a que un 30 por ciento de los estudiantes tengan ya recursos de crédito del 30 por ciento.
La Universidad de Los Andes ha experimentado que ya el Instituto no trabaja con oficinas burocráticas, donde los estudiantes accedían a créditos por tener amigos en la dirigencia política. El Instituto trabaja hoy exclusivamente con las universidades, y eso ha ayudado muchísimo.
Cuando empezó el Gobierno tenía 60 mil usuarios de crédito, este año tiene algo más de 180 mil, aspiramos a acercarnos a 400 mil en 2010. Tenía 500 mil millones de cartera, aspiramos también multiplicar esa cartera por seis.
Como hemos agotado el primer crédito con el Banco Mundial, estamos en la obtención de uno segundo, ¿porque qué nos pasó? a medida que aumentó la cobertura del Icetex aumentó la insatisfacción. Yo llegaba a las universidades y me decían los estudiantes, ya no me decían ¡qué bueno el crecimiento del Icetex!, sino ¿por qué no me ha tocado a mí? Era una especie de demanda dormida por el Icetex. Pero cuando la entidad despierta, reacciona y empieza a crecer, también se aviva esa demanda. Ahí tenemos un gran reto, y por eso estamos consiguiendo estos recursos adicionales.
El rector se ha referido a nuestros programas de ciencia y de tecnología. La verdad es que en la financiación de la investigación científica no hemos avanzado como hubiéramos querido, por las severas limitaciones fiscales y financieras. El país se había reducido a un 0.22 (por ciento) del PIB.
En el último estudio del doctor Santiago Montenegro como director de Planeación, mostraba que consolidados todos los proyectos de la comunidad académica, del Gobierno, del sector privado, de organizaciones sin ánimo de lucro, podríamos estar llegando al 0.7 (por ciento del PIB). Se están revisando nuevamente las cifras, porque en opinión de algunos apenas estamos en el 0.37.
La decisión del Gobierno es llegar a un punto del PIB, decisión que implica un gran esfuerzo presupuestal, a pesar de que todavía nos quedaremos cortos, implica una inversión en investigación del orden de tres billones y medio, un salto presupuestal muy grande, difícil por las restricciones del país.
Pero veo algo bueno: la confianza inversionista también está atrayendo no solamente más transferencia de tecnología, sino más ánimo investigativo, como presupuesto para la productividad y para la competitividad.
Y veo algo bueno. En las mediciones internacionales sólo se mide –es lo que normalmente indican- cuánto gasta un país en investigación en proporción de su PIB, pero no se han hecho unos esfuerzos para mirar cómo es la productividad de la investigación por cada unidad monetaria invertida en cada país.
Lo que a mí gratamente me sorprende, es que Colombia con muy poco presupuesto investigativo ha obtenido grandes logros. Debemos animarnos para que a medida que pueda avanzar el presupuesto de investigación, no descuidemos los resultados de productividad en investigación, que han sido el producto de la aguda limitación de los recursos.
Sobre todas estas materias, para cumplir todas estas metas, nos anima mucho este esfuerzo de la Universidad de Los Andes.
Al escuchar al doctor Mario Laserna, vemos que Colombia requiere hoy unos principios de visión universitaria semejantes a los de 1948.
Muchas veces en mis discusiones con sectores radicales de profesores y estudiantes, les digo: “sí una universidad científica, de masas, crítica, constructiva, pero no violenta”.
Aceptamos el principio de que en una sociedad con tantas dificultades, pobreza, inequidad, como la nuestra, la universidad al ser el laboratorio que reciba toda la vivencia social, tiene que ser una universidad crítica. No puede ser científica si no es crítica.
Lo que negamos -y ha sido nuestra lucha en la universidad pública- es la idea que tanto daño ha hecho, de confundir la universidad crítica con la universidad violenta, con la universidad anárquica.
Y la universidad para mantenerse en progreso permanente, para ser crítica y científica, no puede anclarse en dogmatismos.
A mí me golpeó mucho ser testigo de cómo la universidad colombiana en algunas décadas, quiso hacer el tránsito de los dogmatismos escolásticos a los dogmatismos marxistas, de ahí la importancia de una universidad permanentemente independiente, como la Universidad de Los Andes. Los felicito.
Nos llevamos el pedido del rector para avanzar más en presupuestos de investigación, y el reclamo en ese magnifico ensayo del doctor Pizano de Brigard, para que haya un gran esfuerzo en formación en valores, para que tengamos una Nación con prosperidad, económica, con cohesión social, segura, una Nación con libertades, una Nación que le permita a las nuevas generaciones vivir felices.
Muchas felicitaciones Universidad de Los Andes”.
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