Noviembre 26

Palabras del presidente Uribe en el Primer Congreso Iberoamericano de Órganos Reguladores y de Control de los Sistemas Sanitarios, en Cartagena

Cartagena, 26 nov. (SP). “Expreso la bienvenida a los superintendentes y a las diferentes delegaciones que nos acompañan en Colombia en este Congreso Iberoamericano de Organismos de Regulación y de Control.

Muchas gracias por venir a Colombia, por hacernos el honor de poder realizar este Congreso en nuestro país y muchas gracias al señor Superintendente por el entusiasmo, para que sus colegas de los diferentes países pudieran hacerse presente en Colombia.

Muchas gracias a la Organización Iberoamericana de Seguridad Social por este esfuerzo, a la doctora Gina Magnolia Riaño, su directora; al Secretario General de la OISS.

Llegan ustedes a un país que está trabajando cinco valores democráticos: la seguridad, las libertades públicas, la construcción de cohesión social, el respeto a órganos independientes que conforman el Estado -pero que tienen que cooperar armónicamente, punto fundamental para que existan organismos reguladores y de control que cumplan las tareas- y la búsqueda de la transparencia como factor de consolidación de confianza.

Un país que reforma el Estado, pero que no desmantela el Estado. Un país con un Estado que exige responsabilidad social pero que no hace estatismo. Un país donde estamos abiertos a la participación del sector privado, del sector solidario, en amplios espacios de la vida nacional, exigiendo siempre responsabilidad social. Responsabilidad social que se traduce en la transparencia en las relaciones entre los inversionistas y el Estado. Responsabilidad social en el compromiso de todo el sector privado con las comunidades; solidaridad con las comunidades. Responsabilidad social en las relaciones laborales, fraternas, no de capitalismo salvaje. Relaciones laborales fraternas, no de odio de clases; fundamental para la seguridad social.

Como lo podrán ver ustedes en estos días, en el sistema colombiano de afiliación a la seguridad social se exige la solidaridad. La solidaridad como expresión de la responsabilidad social. Y esa solidaridad se expresa en muchos aspectos: en la distribución de las cotizaciones, la mayor parte a cargo de los empleadores, y también en la manera como se distribuyen beneficios y como se pagan con esas cotizaciones esos beneficios.

Estamos haciendo en Colombia tres esfuerzos: el esfuerzo de consolidar la política de Seguridad Democrática, seguridad para todos los colombianos; el esfuerzo de consolidar la política de confianza en la inversión en Colombia, y el esfuerzo de avanzar en cohesión social. Tres esfuerzos que van de la mano.

En un país tantos años afectado por el terrorismo, si no hay seguridad no hay confianza para invertir. Y si no hay seguridad y si no hay inversión, no fluyen los recursos para poder construir cohesión social; por ejemplo, para cumplir las metas muy exigentes que nos hemos propuesto en materia de salud.

En materia de cohesión social tenemos muchísimas metas, de largo plazo, fijadas en un debate democrático adelantado en el país, que viene construyendo lo que llamamos una visión de largo plazo al año 2019, cuando completaremos dos siglos de vida independiente; y, a corto plazo, al año 2010, cuando termine este Gobierno.

En salud, las metas son bien exigentes. Este país con 43 millones de habitantes, debe tener a los 43 millones afiliados al sistema de salud en el año 2010. Una meta exigente.

Nosotros, de acuerdo con la Constitución, tenemos la salud y la seguridad social incorporados al capítulo de los derechos sociales. Allí se dice que la seguridad social debe ser una seguridad social eficiente, una seguridad social solidaria y una seguridad social que avance gradualmente hacia la cobertura universal. También dice nuestra Constitución que esa seguridad social debe ser siempre regulada y supervisada por el Estado. Y que de acuerdo con los principios de eficiencia y solidaridad para llegar a la universalidad, puede tener operadores públicos, privados y solidarios. Esto es algo bien importante.

Y me preguntarán ustedes: ¿Y cómo se logra, en un sistema que no es exclusivamente estatal, que haya solidaridad? De la siguiente manera:

Primero, por ejemplo en salud, nosotros tenemos dos regímenes: el contributivo, básicamente para la economía formal, y el subsidiado, para los sectores más pobres, más vulnerables.

En el contributivo, la afiliación la pagan de la siguiente manera: son 12 puntos, una parafiscalidad sobre la nómina. De esos 12 puntos el empleador paga 8, el trabajador paga 4. Primera expresión de la solidaridad, una carga más pesada sobre el empleador, como tiene que ser.

¿Dentro del sistema qué ocurre? Primero, el Plan Obligatorio es igual para todo el mundo, independientemente del nivel salarial del afiliado. Entonces, los afiliados de menores ingresos, con su cotización, no alcanzan a pagar el costo de Plan Obligatorio. ¿Cómo se logra? Con un sistema de subsidios cruzados que se paga lo que le falta en la cotización al trabajador de menores ingresos para poder absorber el costo del Plan Obligatorio de Salud, se paga con lo que sobra en la cotización que hace el trabajador de mayores ingresos.

¿Y cómo se da la solidaridad del régimen de la economía formal, con el sistema que atiende la economía informal a los sectores más vulnerables? Lo que llamamos nosotros el Régimen Subsidiado de Salud. Los trabajadores de mayores ingresos pagan, en la cotización, un punto, punto y medio, para sostener el Régimen Subsidiado, que también tiene aportes presupuestales de diferente naturaleza.

¿En qué vamos? En el 2002, cuando empezó este Gobierno, nosotros teníamos en el Régimen Subsidiado 10 millones 700 mil ciudadanos, y en el Régimen Contributivo de la economía formal, teníamos 13 millones y medio. Ahí teníamos 24 millones de ciudadanos.

Este año terminamos con 16 millones y medio de ciudadanos vinculados al Régimen Contributivo y 20 millones de ciudadanos vinculados al Régimen Subsidiado. Son 36 y medio. Entonces, hemos pasado, en 5 años, de 24 millones a 36 y medio. Pero la meta es estar, en el 2010, en 43 millones de ciudadanos, en un ciento por ciento de la población colombiana.

Por supuesto, entre más pueda crecer la economía, entre más podamos formalizar la economía, más personas vamos a vincular al Régimen Contributivo y menos cargas vamos a tener sobre el Régimen Subsidiado.

Me preguntarán ustedes: ¿En el régimen de la economía formal ofrecen los mismos servicios, aseguran los mismos riesgos que en el Régimen Subsidiado para los sectores más vulnerables? La verdad es que no. Esos planes obligatorios todavía tienen diferencias. Nosotros creemos que en este Gobierno no podemos nivelarlos, pero tenemos confianza que, logrado por este Gobierno por lo menos esa primera parte que es la cobertura universal, las administraciones que nos sucedan podrán avanzar en la nivelación del Plan Obligatorio del Régimen Subsidiado, con el Plan Obligatorio del Régimen Contributivo. Por supuesto, se está haciendo un gran avance en calidad. Ahí tenemos una gran lucha.

Y ahí entra el sistema de los órganos de control, de la regulación y el control. Déjenme, primero, lanzar esta tesis: cuando participan actores solidarios y privados, los órganos de control pueden trabajar con más soltura, que cuando hay estatismo exclusivo.

Cuando hay estatismo exclusivo los mismos intereses políticos que se mueven al interior del Estado se constituyen en un freno para los organismos de control. Los organismos de control tienen un ambiente de mayor independencia, cuando no hay estatismo exclusivo; cuando además de los actores estatales, concurren a prestar servicios los actores solidarios y los actores privados.

Y, referido al control, nosotros, en nuestros sistemas políticos, vemos los siguientes mecanismos de control: Vemos el control político, a través del órgano legislativo; vemos el control penal, a través del órgano judicial; vemos el control administrativo, el control fiscal en Colombia, el administrativo, a través de la Procuraduría General, disciplinaria; el fiscal, a través de la Contraloría de la Nación.

Vemos que el más importante de todos es el control de opinión. Por eso, todo lo que pueda hacer nuestra Superintendencia para vincular la comunidad, a fin de que la comunidad participe activamente en la vigilancia de los diferentes actores, consideramos que es lo que nos puede llevar a tener una vigilancia muy eficiente.

Es imposible, imposible en un país como Colombia, pretender tener sobre todos los actores una vigilancia administrativa tan rigurosa como la necesitamos. Pero veo que podemos avanzar si nos movemos por dos caminos: Por el camino de tenerlos a todos en línea, aprovechando la revolución de la tecnología de las comunicaciones, y por el camino de una gran participación de la ciudadanía. La ciudadanía participando, de manera muy constructiva, con conocimiento de causa, se convierte en el gran factor de alianza con la Superintendencia, para garantizar la calidad en los servicios a todos los usuarios de la salud en un país como Colombia.

Preguntarán ustedes: ¿Y cómo funciona el sistema de aseguramiento? El sistema de aseguramiento funciona con entidades públicas, con entidades solidarias, con entidades privadas. Hay quejas, todos los días, todos los días, de la ciudadanía. Como las hay en todo el mundo, este es un sector muy sensible. Pero, ahí es donde nosotros tenemos que pulir la manera como vigilamos a todos los actores.

Hemos venido haciendo reformas, reformas sustanciales. En este Gobierno hemos reestructurado 200 hospitales públicos en Colombia, a un alto costo, buscando que estén más comprometidos con la comunidad, que no sean presa de intereses politiqueros y que tampoco sean presa de privilegios y de excesos sindicales.

Hemos buscado, con la reestructuración de esos 200 hospitales públicos, que tengan eficiencia social y que en alguna medida, allí donde se pueda, tengan sostenibilidad financiera; que en lugar de ser una carga para el presupuesto, se conviertan en un factor de alivio para las comunidades.

Hemos venido introduciendo reformas muy importantes en los organismos de aseguramiento. Una nueva ley empieza a construir independencia entre el aseguramiento y la prestación del servicio.

Cuando creamos la Ley 100, en el año 1993, de la cual me correspondió ser ponente en el Congreso de la República, no separamos lo que es el sistema de aseguramiento y el sistema de prestación del servicio. Quedó abierta la posibilidad de que los aseguradores tuvieran una integración vertical hasta del ciento por ciento con los prestadores del servicio; hoy no. La experiencia nos ha demostrado que hay que ir creando esa independencia. Por eso la nueva ley que reforma la seguridad social, ya no se permite una integración vertical sino, máximo, una integración vertical hasta del 30 por ciento. Y estamos en un periodo para que todas las entidades se ajusten. Creo que esto es un buen paso.

Hemos venido también reformando la aseguradora del Estado, el Instituto de los Seguros Sociales. Las aseguradoras en Colombia se llaman Empresas Promotoras de Salud. Hemos encontrado un problema histórico de ineficiencia en la aseguradora del Estado; la aseguradora del Estado desaparece, pero no va a desaparecer el concepto de aseguramiento social.

Se está creando una empresa promotora, cuyos socios únicos son el Estado colombiano, a través de una de sus entidades, y las cajas de compensación familiar.

Para ustedes, que no tienen porqué conocer el sistema de Colombia, las cajas de compensación familiar son organismos que administran un fondo público, que se manejan con las normas del derecho privado, que no tienen ánimo de lucro, que concurren a su administración representantes de los trabajadores y de los empleadores, que se nutren presupuestalmente de cuatro puntos de nómina que exclusivamente pagan los empleadores, que le pagan el subsidio familiar a los trabajadores y que les prestan a los trabajadores servicios de salud, servicios de recreación, servicios de formación, etcétera.

Son organismos, en términos generales, muy aprestigiados socialmente en Colombia. Han ayudado mucho, han ayudado mucho en las dificultades sociales de este país, las cajas de compensación familiar. Ellas, varias de ellas, conjuntamente con el Estado, crean ahora una nueva entidad promotora de salud, que confío que tenga toda la aprobación en las últimas semanas.

Yo tenía la esperanza de que el primero de enero (del 2008), los colombianos que quisiéramos, pudiéramos empezar a afiliarnos a ella, pero me han dicho que eso se va a demorar. Ojalá no se demore más de los 2 ó 3 primeros meses iniciales del año 2008.

Nosotros creemos que lo social es fundamental, pero que lo social no puede ser pretexto para la ineficiencia. Por eso, miramos con mucho entusiasmo esta nueva sociedad aseguradora.

En la parte del Seguro Social también hemos venido reformando los hospitales, porque eran víctimas del mismo desgreño administrativo, de la politiquería, eran víctimas de los excesos sindicales.

Por ejemplo, la Clínica de aquí, de Cartagena, del Seguro Social, está hoy siendo operada por una fundación de la Iglesia Católica, los hermanos San Juan de Dios, y de diciembre del año pasado a la fecha esa Clínica presenta una gran transformación en favor de los usuarios. La Clínica del Seguro Social de la ciudad de Santa Marta está siendo hoy operada por la Fundación Cardiovascular de Cundinamarca.

En ambos casos, organizaciones sin ánimo de lucro y muestra una profunda transformación muy exitosa en favor de la calidad del servicio, en favor de la eficiencia de la atención.

Las clínicas de la ciudad de Medellín, en una primera etapa, han sido entregadas a la universidad de esa sección del país y a la Gobernación de esa sección del país y vamos logrando un gran mejoramiento en la atención a los usuarios y pacientes. Y estamos adelantando este tipo de reformas en todo el país.

Entonces, por este camino creo que vamos a ir logrado llegar a la plena cobertura, a la calidad, a la eficiencia, y a poder nivelar ese sistema del Plan Obligatorio de Salud del Régimen Contributivo, con el Plan Obligatorio de Salud del Régimen Subsidiado.

Quiero desear a ustedes todos los éxitos en estas deliberaciones y creo, en la experiencia colombiana, que lo que nosotros tenemos que hacer en un país como Colombia es fortalecer la Superintendencia con mecanismos que le permitan trabajar con la ciudadanía y aprovechar ese recurso moderno, que es el recurso de la revolución de las telecomunicaciones, para tener en línea a todo los actores del sistema.

En el momento que estén en línea, en Colombia, los hospitales como prestadores; las administradoras de régimen subsidiado como aseguradoras de Régimen Subsidiado; las EPS como aseguradoras de Régimen Contributivo y todos los pacientes con la Superintendencia, yo creo que en ese momento podemos lograr un gran estímulo, un gran control para garantía de calidad.

Muchas gracias por realizar este Congreso en nuestro país.

Bienvenidos a Colombia y bienvenidos a la ciudad de Cartagena”.
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