El funcionario indicó que los comicios del próximo 28 de octubre enfrentan desafíos enormes en materia de clientelismo e influencia del narcotráfico y de grupos armados ilegales. Por eso, pidió rodear la institucionalidad.

Bogotá, 19 oct (SP). Para el vicepresidente Francisco Santos, las elecciones del próximo 28 de octubre enfrentan desafíos enormes en materia de clientelismo e influencia del narcotráfico y de grupos armados ilegales. Por eso, dijo, el gran reto está en combatir día a día a las bandas emergentes y los comportamientos mafiosos que se han ido generalizando en la política colombiana.

En su intervención en el IV Seminario Internacional de Investigación en Ciencias Sociales y Estudios Políticos ‘Normas Legales, Morales y Culturales’, organizado por la Corporación Visionarios por Colombia, el Vicepresidente afirmó que el panorama para quienes aspiran a que sus gobernantes dejen atrás prácticas clientelistas no es muy halagador.

“Lo realmente triste de la historia es que los clientelistas de antaño han sido reemplazados por otros aprendices de lo mismo, que continuaron con esas prácticas y ahora están mucho más vinculados a mafias participes de economías ilegales”, expresó el funcionario.

No obstante, destacó los avances de las investigaciones que la justicia está adelantando sobre la connivencia de sectores de la sociedad con grupos armados ilegales, especialmente de políticos con el paramilitarismo.

“Es crucial blindar a las instituciones ante la posible influencia irregular de los grupos armados ilegales, tarea que ha sido una de las principales preocupaciones del Gobierno, de las instituciones y de la sociedad” dijo.

El funcionario calificó como un grave riesgo para la estabilidad democrática del país el creciente sector de políticos locales y regionales al servicio de sectores ilegales que, además de apropiarse de los recursos públicos, fomentan la corrupción y la intimidación, fenómenos a los cuales está expuesta la sociedad colombiana de manera abrumadora en la próxima jornada electoral.

“Como cualquier otra secta, las mafias pueden terminar absorbiendo a la sociedad si la sociedad no las restringe o, de ser necesario, las elimina. La sociedad colombiana logró acabar con los carteles de Medellín y Cali a mediados de los años 90 y, a través de la Ley de Justicia y Paz, sometió a los paramilitares. Sin embargo, el gran reto hoy está en combatir día a día a las bandas emergentes y los comportamientos mafiosos que se han ido generalizándose en la política colombiana” afirmó Santos.

El funcionario indicó que sus llamados de atención sobre los acuerdos de varios miembros de la clase política con paramilitares van más allá de la descalificación moral de los implicados. “Me sentiré muy satisfecho si todo ese trabajo hace que dichas prácticas dejen de ser toleradas, si la clase política entiende que el clientelismo y la corrupción son inaceptables, o si, por lo menos, comportarse de esa manera les resulte a ellos cada vez más incómodo y costoso”, dijo.