Octubre 26

Palabras del Presidente Uribe en reunión con la comunidad de Algarrobo, Magdalena

Algarrobo, Magdalena, 26 oct (SP). “Los saludo muy afectuosamente. A los Altos Mandos, al Ministro de la Defensa, a mis compañeros de Gobierno y a mí nos honra mucho visitarlos hoy en esta víspera electoral, en esta semana de vitalidad democrática de la patria.

Agradezco y felicito las palabras de la señora Alcaldesa y agradezco de corazón las palabras del Gobernador del Magdalena, quien en su corto tiempo ha realizado una labor transparente, eficaz, conciliadora, del departamento, que aplaudimos y apoyamos de todo corazón.

Alcaldesa, qué buena la referencia que ha hecho de que hoy aquí ya empiezan a estar libres de presiones de la guerrilla y de los paramilitares. Es bueno que los colombianos conozcan algunas circunstancias adicionales de la historia de Algarrobo. Cuénteles a sus compatriotas durante cuánto tiempo estuvo aquí la guerrilla, qué pasó, cómo llegaron los paramilitares y qué se vive hoy en Algarrobo.

Alcaldesa de Algarrobo, Irasema Arévalo: Esa era la historia nuestra. Algarrobo era escenario, esta plaza, cuando incursionaban y asesinaban a nuestros sindicalistas, trabajadores y obreros. La comunidad entera vivió aterrada. Desde hace muchísimos años, estaba yo muy niña, cuando escuchábamos que la guerrilla había hecho su asentamiento. Salió la guerrilla y estuvimos alrededor de unos diez años bajo el paramilitarismo. Hoy tenemos la gran satisfacción (y usted, señor Presidente, lo va a comprobar) de que Algarrobo en este momento está demostrando que ya no es territorio de nadie. Usted hace presencia con esa Seguridad Democrática en el país, con sus hombres, y aquí estamos reflejando otro Algarrobo. Por eso me atreví a decir que a partir de ahora se está partiendo en dos la historia política, económica y social de nuestro municipio.

Presidente de la República: ¿Cuantos candidatos al Concejo hubo hace cuatro años y cuántos hay ahora?

Alcaldesa de Algarrobo: Hace cuatro años, si no me equivoco, alrededor de unos 28 candidatos para elegirse 11. Hoy tenemos 63 candidatos al Concejo y cuatro candidatos a la Alcaldía.

Presidente de la República: O sea que hemos pasado de 28 candidatos al Concejo a 63. Eso demuestra el vigor de la democracia. La confianza de la ciudadanía en la democracia. Eso merece un aplauso, querida comunidad.

Este es uno de esos municipios de la patria que durante años estuvo asolado por la guerrilla. El Estado no volteaba su mirada hacia acá. Un abandono total. Y aparecieron los paramilitares a competir en crueldad con la guerrilla.

La Alcaldesa me decía que este municipio tuvo guerrilla desde antes de que ella naciera. Que ella, como varias generaciones de aquí de Algarrobo, nació entre las balas de la guerrilla y que posteriormente llegaron los paramilitares y ejercían un poder criminal en el municipio.

Qué bueno que eso lo hayamos superado. Qué bueno que el país lo conozca. Qué bueno que las palabras de gratitud de la Alcaldesa y del Gobernador Francisco José Infante, a la Fuerza Pública, lleguen al oído de todos los colombianos. Esas palabras de gratitud a la tarea heroica de los soldados y policías de la patria, que ha recuperado la vigencia del Estado de Leyes aquí en Algarrobo, como en tantos rincones de Colombia.

Hace cinco años este territorio de la patria estaba habitado por colombianos, pero no estaba regido por el Estado colombiano. El Estado colombiano había sido derogado. En algunos sitios de este Plan del Magdalena se imponían los paramilitares. Y allí en las estribaciones y en la Sierra arriba, las guerrillas. Terroristas paramilitares y terroristas guerrilleros habían derogado al Estado.

Y qué poder. Parecía imposible hace cinco años pensar en debilitar ese poder guerrillero, de tanta arrogancia y de tanta plata, que vociferaba desde el Caguán. Y parecía imposible derrotar ese poder paramilitar, de tanta arrogancia y de tanto dinero, que vociferaba desde muchos sitios de Colombia y que maltrataba a la ciudadanía, como aquí en Algarrobo.

Hoy hay una guerrilla debilitada y un paramilitarismo desaparecido. Es bueno registrarlo a 48 horas de elecciones. El paramilitarismo es el nombre que se le daba a las organizaciones privadas criminales, cuyo propósito era enfrentar la guerrilla.

En el país hoy hay guerrilla, hay bandas criminales de narcotráfico, pero el Estado ha recuperado el monopolio que nunca debió perder: el monopolio de combatir a los grupos delincuenciales. Hoy no hay bandas privadas de criminales combatiendo a la guerrilla. Por eso decimos que el paramilitarismo ha dejado de existir. Hoy el Estado ha recuperado el monopolio de combatir a la guerrilla y a cualquier criminal. Ese es un gran avance para Colombia. No fácil de anticiparlo hace cinco años, por el poder que habían adquirido esas organizaciones.

Ayer no más el país recibió la noticia de una acción muy eficaz, conducida por el ministro de la Defensa, doctor Juan Manuel Santos, y el Alto Mando, encabezado por el General Freddy Padilla de León, comandante general de las Fuerzas Militares. Una acción muy eficaz contra cabecillas del Bloque Caribe de las Farc, que durante 30 años asolaron la Costa Caribe de la patria.

Esos bandidos de las Farc tienen que pensar si van a seguir asesinando y secuestrando colombianos y exponiéndose a que el Ejército los tenga que dar de baja, como de baja se le ha dado a esa cuadrilla que dirigía aquí ‘Martín Caballero’, o si van a hacer una reflexión y van a contribuir a frenar el derramamiento de sangre en la patria y a restablecer la seguridad para todos los colombianos.

Pero quiero decirles a ustedes que así como de esta región hemos desmontado el paramilitarismo, no vamos a permitir que a esta región regrese la guerrilla. Nuestro propósito es derrotarla en todo el país.

Y ese proceso no ha sido fácil. Hoy hace una semana, los delegados del Ministro de la Defensa, del Fiscal General, con el Ministro del Interior, el Alto Comisionado, el Director del Programa de Reinserción, evaluamos la Ley de Justicia y Paz: 46 mil desmovilizados en este Gobierno. Cifra sin antecedentes. Más de 10 mil guerrilleros. Más de 32 mil paramilitares.

Han aparecido 87 mil víctimas. Un gran reto para el Estado: ¿cómo las va a indemnizar? Ahí tenemos uno de los grandes retos de los días que vienen en Colombia.

Y eso que todavía no han aparecido muchísimas víctimas. Que todavía no conocemos las confesiones de los guerrilleros que se han desmovilizado. Confesiones que apenas se van a empezar a conocer, ahora que el Ministro de la Defensa presente a los desmovilizados como postulados para la Ley de Justicia y Paz. Me dice que hoy va a presentar ya a la Ley de Justicia y Paz a los guerrilleros desmovilizados. Ahí vamos a conocer otras confesiones. Otras víctimas.

Y otra cosa: el general Óscar Naranjo me cuenta que las fosas descubiertas recientemente, gracias a nuestra política de Seguridad Democrática, contienen miles de cadáveres de colombianos asesinados por estos grupos, especialmente entre 1996 y el año 2001.

Qué tragedia. El Fiscal nos narraba, en esa reunión de la semana pasada, confesiones de algunos de los sometidos a la Ley de Justicia y Paz. Algunos de los sometidos le decían, en su confesión, que antes de asesinar a sus víctimas les cortaba los dedos, les sacaba un ojo y después de asesinarlos, les cortaba la cabeza y jugaba fútbol con la cabeza.

Esa reunión del viernes pasado me produjo a mí tres sentimientos. Uno de dolor, al pensar que en mi patria se venía dando esa barbarie, que pensábamos dejada atrás hacía décadas. Un segundo sentimiento de contento, la percibir que nuestro Gobierno ha logrado desmontar esa criminalidad. Y un tercer sentimiento de indignación, al pensar que la malicia, la picaresca de la politiquería, por razones de politiquería, acusa al Presidente de la República de paramilitar, justamente al Presidente del Gobierno que ha desmontado el paramilitarismo.

La mezquina pequeña política. Hace cinco años al único que se acusaba de paramilitar en Colombia era a mí, por razones políticas. Y a los paramilitares se les temía. Hablaban de ellos por allá en tertulias en las grandes ciudades, en voz baja, sin micrófonos. Se les temía y no se les perseguía.

Por temor no se les mencionaba en público. Y por temor o por no sé qué, o por algún grado de complicidad omisiva, no se les perseguía. Ahora que este Gobierno los tiene en la cárcel, ahora sí se habla mal de ellos. Pero es que hablar mal de los presos es fácil, como hablar mal de los muertos. Valiente gracia.

Lo importante es que este Gobierno tiene a estos grupos desmantelados. La mayoría de esos líderes paramilitares están en la cárcel. Los que han reincidido en el delito son perseguidos con toda determinación por la Fuerza Pública. Y el país asiste a una justa electoral, como se comprueba aquí en el Magdalena, sin penetración paramilitar. Es un gran avance, compatriotas.

Todavía la guerrilla tiene capacidad de hacer daño. Nos ha asesinado a una serie de candidatos en el país. En la información que tenemos de Fiscalía aún no aparece determinado el autor o los autores del asesinato de Manuel José García Martínez aquí en Algarrobo.

Lo investigado hasta ahora no muestra relación de un grupo criminal con el asesinato del candidato al Concejo de Algarrobo. Nos atendremos a la justicia. La mayoría de esos asesinatos en el país han sido cometidos por las Farc. Ayer lo veíamos en el departamento del Cauca. Asesinaron la semana pasada en Corinto a un diputado, en una “operación pistola”. Un diputado del oficialismo liberal. Y lo asesinaron que porque había apoyado en la elección del año pasado al presidente Álvaro Uribe.

Estos bandidos de las Farc están ahora en una “operación pistola” parecida a la de Pablo Escobar contra la Policía. Cuando el narcotraficante Pablo Escobar estaba en los últimos desesperos, porque veía ya que se desmoronaba su poder criminal, ordenó matar a los policías en una “operación pistola”. Y les pagaba a los pistoleros 500 mil pesos por cada policía que asesinaran. Eso están haciendo las Farc ahora: una operación pistola contra la democracia, asesinando a candidatos, diputados, concejales, como lo vimos también hace dos días en mi departamento, en Antioquia.

Y acuden en grupitos de a dos o tres, vestidos de civil, no de camuflado. Y esto también hay que denunciarlo, con toda claridad, ante el país, ante la comunidad internacional. Porque cuando asisten a cometer el crimen, vestidos de civil, no de camuflado, empiezan su trampa y su engaño.

En San Francisco, Antioquia, narra la viuda del candidato al Concejo, asesinado, que llegaron tres individuos, dos hombres y una mujer, vestidos de civil. Preguntaron por el esposo de ella, candidato al Concejo, quien me había apoyado en las elecciones del año pasado. Estaba inscrito con el oficialismo liberal. Y a 50 metros de la casa, sacaron una pistola y lo mataron. Él no pudo correr. Nunca pensó que lo mataran. Llegaron vestidos de civil, no de camuflado.

Y empieza lo segundo: cuando el Ejército les da de baja, salen y dicen: miren, ahí mataron a un campesino inocente. Ahí mataron a un campesino. Lo asesinaron fuera de combate.

Antes la acusación que nos hacían, a través de unos voceros que tienen, nacionales e internacionales, era de paramilitarismo. Acusaban de paramilitarismo al único Gobierno que ha desmontado el paramilitarismo. Y ahora la acusación que hacen es que los estamos asesinando a través de homicidios fuera de combate.

¡Tramposos! ¡Bandidos, matones y tramposos! Para ellos los derechos humanos no valen. Ellos pisotean los derechos humanos. Solamente se acuerdan de los derechos humanos cuando tienen que apelar a los derechos humanos como recurso para maltratar a la Fuerza Pública. Pero la patria no va a caer en ese engaño.

El señor Ministro de la Defensa está liderando el estudio de cada caso, donde haya violaciones de Derechos Humanos por parte de la Fuerza Pública, se procederá con toda la severidad. Y con toda la severidad se denunciará aquellos casos en los cuales la guerrilla ha sido dado de baja por la Fuerza Pública, y miente al tratar al confundir a la justicia nacional e internacional, alegando que fueron dados de baja en homicidios fuera de combate.

Vamos a seguir en esa tarea, apreciados compatriotas.

Y permítanme hablar de estas elecciones del domingo, de gran importancia

Un país que ha recuperado bastante sus libertades democráticas, como ustedes lo perciben aquí.

A pesar de estas dificultades hay 87 mil candidatos, hace 4 años eran 75 mil y hace 7 años, en las elecciones regionales del año 2000, eran 45 mil.

Esos 87 mil candidatos de ahora se soportan en 235 orígenes políticos diferentes. Si sumo ahora los partidos que los avalan, los movimientos que los avalan, los movimientos que se han dado a recolectar firmas para poder inscribir candidatos, suman 235. Esa es la prueba de un gran pluralismo en Colombia, 87 mil candidatos para proveer por elección popular 18 mil 332 cargos.

Aquí en Algarrobo se ha pasado de 28 candidatos al concejo a 63 candidatos al concejo. Y la Fuerza Pública realiza una tarea sin antecedentes en la protección de todos los puestos de votación y en la protección individual de 38 mil candidatos.

Por eso vengo a pedirle a ustedes aquí en Algarrobo dos cosas: un apoyo de todas las zonas a los soldados y policías de la patria, para tener una patria, un Algarrobo, un Magdalena, sin guerrillas, sin paramilitares, sin narcotráfico, sin terrorismo de ninguna naturaleza, sin corrupción. Un apoyo permanente a la Fuerza Pública. Y segundo, un apoyo a la democracia. ¿Cómo? Volcándose el domingo a votar, todos, masivamente. ¿Por quién? Por el candidato de sus preferencias, por el candidato que les indique su corazón.

Votar, cumplir el deber con la democracia, es algo sagrado. Así como uno no puede acudir a la iglesia a contraer matrimonio con un revolver en la nuca, tampoco puede acudir a las urnas a votar por intimidación de terroristas.

Así como a una mujer honrada le va mal, cuando se casa con un hombre que no quiere, porque ese hombre tiene plata, a un pueblo que vota por un candidato corrupto también le va mal.

La democracia es de argumentos, no de intimidación; la democracia es de razones, no de fusiles; la democracia es de noble amor patrio, no de corrupción. Pero ustedes están dando un ejemplo.

La prensa nacional, las autoridades nacionales, la política nacional, la opinión nacional, ha sido muy exigente para que en estos municipios cesen las presiones paramilitares, pero el país no fue exigente para que en estos municipios cesaran en el pasado las presiones guerrilleras.

Estos municipios le están dando hoy un ejemplo. Haber superado esa tragedia tan grande, de guerrilla y paramilitarismo. Y el Estado está haciendo un gran esfuerzo para acompañarlos.

Desde aquí, desde este pequeño municipio magdalenense de Algarrobo, quiero hacer un llamado a la opinión nacional, para que así como se exigió que en esta tierra se desmontara el paramilitarismo, y se le ponga fin a la compra de votos, en las grandes capitales colombianas no permitamos que sean elegidos alcaldes o gobernadores comprometidos con la guerrilla, o amigos solapados de la compra de votos y de la corrupción clientelista.

Las grandes capitales, la capital de la República, le han pedido a Algarrobo, a Fundación, a todos estos municipios, que superen el paramilitarismo, y está superado. Que no se vayan a equivocar allá, eligiendo candidatos respaldados por la guerrilla.

Las grandes capitales le han pedido a estos municipios, y han maltratado la honra del Caribe colombiano, signando al Caribe de paramilitar, cuando al Caribe lo tuvieron 30 años abandonado en poder de la guerrilla.

Pues entonces que ahora pongan cuidado, y allá que tanto hablan de la compra de votos en el Magdalena y en la Costa -que por fortuna aquí se está superando- que allá no vayan a elegir los candidatos comprometidos con la compra de votos.

Es que eso es muy grave. Es que los políticos tenemos que tener definiciones, y hay temas para los cuales tenemos que tener una respuesta inmediata frente a la corrupción, frente a la compra de votos, frente al terrorismo, los políticos no podemos tener dudas, ni podemos gaguear, tenemos que tener una actitud fulminante de rechazo a esos delitos.

Que el ejemplo de Algarrobo, que ha superado con el apoyo de la Fuerza Pública y una alcaldesa transparente, esta noble mujer, cunda en las grandes capitales colombianas, para que no elijan candidatos del narcotráfico, para que no elijan candidatos apoyados por la guerrilla, para que no elijan candidatos que dudan en rechazar la compra de votos.
Es que eso es grave para el país. Cuando hay corrupción y terrorismo se acaba la confianza, se destierra la inversión, no aparecen los recursos para lo social

Aquí faltan muchas cosas, pero ha mejorado el empleo gracias a la palma. Aquí faltan muchas cosas, pero tenemos un gran avance en Familias en Acción, en Bienestar Familiar, en atención a niños y a ancianos

Y vienen dos proyectos de gran transcendencia, como es el proyecto de la gasificación, y como es el proyecto del plan departamental de aguas, que van a responder aspiraciones aplazadas de los municipios del Magdalena.

Eso se va logrando, porque gracias a los soldados y policías de la patria, se ha desalojado los violentos, está regresando la inversión, se va tornando el desasosiego en prosperidad económica, y eso tiene que generar la prosperidad social.

Cuando hay corrupción, cuando no hay definición contra el narcotráfico, cuando no hay fortaleza para rechazar la compra de votos, cuando no hay fortaleza para rechazar a los terroristas guerrilleros o paramilitares, se evapora la confianza.

Yo no quisiera que las grandes ciudades de Colombia, del interior, por elegir mal, fueran a perder la confianza que se ha venido ganando. Yo veo que en esas ciudades empieza a prosperar la inversión. Que no se equivoquen.

Si eligen ahora a los que no son capaces de rechazar la guerrilla, si eligen ahora a los que permiten que tengan aportes del narcotráfico para sus proyectos políticos, si eligen ahora a los que titubean y gaguean para rechazar la compra de votos, arriesgan perder la confianza que hemos venido recuperando en el país, para que haya inversión, empleo, y para poder financiar lo social.

Desde esta pequeña localidad de Algarrobo, en el Magdalena, en presencia de esta audiencia de compatriotas que han superado tantas pruebas difíciles, a 48 horas de elecciones, hago ese llamado a todos mis compatriotas.

¡Que voten por quien quieran, pero que voten por gente honesta!

¡Que voten por quien quieran, pero que voten por aquellos que no les de miedo rechazar la compra de votos!

Cuando yo era candidato a la Gobernación de Antioquia, en 1994, los dos tesoreros de mi campaña, dos personas honorables desde todos los puntos de vista, acudieron una mañana, faltando pocos días para las elecciones y me dijeron: Álvaro, aquí hay un cheque de 30 millones dudoso, ¿qué hacemos? Era mucha plata. Unas elecciones muy difíciles, las logré ganar por 4 mil 700 votos. Una campaña de 150 a 180 millones. Y les dije: “¿tienen dudas de ese cheque?”. Y me dijeron: 2no tenemos pruebas, pero sí dudas”. Y les respondí como Santa Teresa: “en la duda abstente”. Les dije: “prefiero perder la elección a la Gobernación de Antioquia, que financiar la campaña con plata mal habida”.

La única insinuación que les hice fue: “no devuelvan ese cheque ya, devuélvanlo el sábado por la noche, para que no tengan tiempo de dárselo a mi contraparte, a no ser que me vaya a derrotar con esa plata”.

Quiero hacer este llamado a los colombianos: Los verdaderos líderes comprometidos con la democracia, prefieren perder que comprar votos. Los verdaderos líderes comprometidos con la democracia, prefieren correr riesgos que vivir amangualados con la guerrilla o con el paramilitarismo. Los verdaderos líderes que defienden la democracia, prefieren perder y correr riesgos, que tener que estar por ahí comprando conciencias con las platas mal habidas del narcotráfico y la corrupción. Los verdaderos líderes de la democracia, prefieren perder las elecciones, que financiarlas desviando los dineros de salud, e hipotecando la transparencia de la contratación.

Todos esos vicios hay que desterrarlos. Pero así como en estos municipios se destierran, que no sea ahora en las grandes capitales -donde han sido tan críticos- que empiecen a aparecer esos vicios.

Hoy le habla Algarrobo a Bogotá.

Es muy noble el ejercicio de la democracia, y no han sido fáciles los procesos para conquistar los derechos políticos de los colombianos.

Levanten las manos las mujeres. Bellas las mujeres de mi patria. Les voy a dar un sentimiento de mi corazón y una experiencia de mi vida política.

Sobre lo primero. Hace pocos  días me invitaron en Nueva Cork,  el ex presidente Clinton de los Estados Unidos, a participar en un panel con Angeline Jolie, la modelo, la actriz. Y a mí me vieron mis compañeros como medio frío, sin entusiasmo desbordante.  Y me decían: “¿Qué le pasa hombre, Álvaro, qué le pasa?”. Les dije: “No, es que a mí no me descrestan, porque yo estoy mal acostumbrado, yo vengo de ver las colombianas, que son las más lindas del mundo”.

Y como suelo dividir a mis compatriotas mujeres en dos, las bonitas y las muy, muy bonitas, les dije allá a mis interlocutores de Nueva York: “Déjenme a Angeline Jolie de bonita, porque las colombianas son muy, muy bonitas. Por eso no me descresta lo de Nueva York”.

Y una experiencia. ¿Saben ustedes, mujeres que acaban de levantar la mano, qué difícil ha sido el proceso para obtener que se reconozcan los derechos políticos de la mujer? Ha hecho parte de la lucha heroica de la humanidad, para que el sufragio sea universal, y también universales los derechos políticos

¿Quién de las mujeres aquí presentes me cuenta, en qué año se permitió que las mujeres pudieran votar y fueran elegidas? En 1957, dice la ex alcaldesa, en el plebiscito.

Yo lo recuerdo, yo había nacido en 1952, y lo recuerdo porque acompañe de la mano a mi madre, en el recorrido por algunos municipios de mi departamento, donde ella agitaba las tesis del plebiscito, que se aprobó. Y al año siguiente en el 58, las mujeres por primera vez pudieron ir a las urnas, ser electoras y candidatas. Y a mi madre la eligieron dentro del grupo de las primeras mujeres colombianas concejalas, y a los meses la eligieron presidente de ese concejo, en el cual fue elegida.

Hace muy poco se logró esa gran reivindicación democrática.

Y qué decir de la elección de alcaldes y de gobernadores.

Aquí, un poquito al norte, pasaron los ejércitos del General Uribe, de la ‘Guerra de los Mil Días’. Una guerra en la que se luchaba por ampliar las libertades democráticas de Colombia.

Era el principio del siglo anterior. El país no había podido incorporar la elección popular de alcaldes, había pasado la Constitución de Rionegro de 1863, en la cual los constituyentes creyeron que los estados soberanos: el Magdalena, Bolívar, Antioquia, Cauca, Cundinamarca, Santander, que conformaban los Estados Unidos de Colombia, cada uno incorporaría la elección popular de alcaldes. No se logró.

En 1923, el Congreso Ideológico del Liberalismo reunido en Ibagué, puso  la elección popular de alcaldes en el primer nivel de las reivindicaciones políticas. Tampoco se logró.

Fue en el Gobierno del Presidente Belisario Betancur, en 1988, cuando con un acto legislativo que tuvo como autor al senador Álvaro Gómez Hurtado -que en paz descanse, otra víctima de esta violencia terrorista- se aprobó la elección popular de alcaldes. Apenas en el 88.

Y se requirió la Constituyente del Presidente Gaviria, del 91, para aprobar la de Gobernadores.

Defendamos esos derechos democráticos.

Ustedes tienen un gran gobernador, el Gobernador Infante, en Santa Marta. Tienen al Presidente de la República y a los ministros en Bogotá, pero aquí tienen la alcaldesa y a quien elijan el domingo.

El alcalde es la autoridad más cercana. Ustedes ven al gobernador más frecuentemente en la televisión que en persona, al Presidente de la República  escasamente lo ven en persona, generalmente lo ven en la televisión. A la alcaldesa la ven todos los días, de carne y hueso, a corta distancia.

Por eso hay que poner mucho cuidado en no dejar que la violencia y la corrupción interfieran la sagrada decisión de seleccionar la autoridad más  cercana al pueblo.

¿Y cómo nos ha engañado las Farc? Era yo estudiante de la universidad pública, en Antioquia, y las guerrillas hacían llegar allí un panfleto en el cual advertían que de aprobarse la elección popular de alcaldes y gobernadores en Colombia dejarían las armas. Se aprobó la elección de alcaldes y la de gobernadores, y nos hicieron trampa, se mantuvieron en armas. Y entonces empezaron a asesinar a alcaldes y amenazar gobernadores, y le enseñaron también ese camino a los paramilitares.

Por eso  hay que defender esta democracia, porque los violentos no la respetan y la maltratan. Y la respuesta a los violentos es la presencia multitudinaria del pueblo colombiano el domingo en las urnas”.
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