Septiembre 04

Palabras del Presidente Uribe Vélez en Tecnnova 2007

Medellín, 4 sep (SNE). “Este es un esfuerzo muy importante. Llena de ilusiones cuando uno lo proyecta al futuro del país. Han mencionado algunos antecedentes. Yo quisiera ir un poquito más atrás.

Mi época en la universidad pública me dejó el sabor de que había una total ruptura entre la universidad y la empresa privada. En nuestro medio empezó a romperse cuando el doctor Jaime Restrepo Cuartas, elegido rector de la Universidad para el período 95 – 98, estimuló la fundación de egresados de la Universidad de Antioquia. Recuerdo ese día que vinculó la universidad con la empresa a través de los egresados.

Fueron unos años perdidos los anteriores. El odio de clases que se sembraba en la universidad, producto de la imposición del marxismo, impedía que el estudiantado y el profesorado miraran con simpatía a la empresa privada. Y en la empresa privada eso creó un profundo recelo. Total desconfianza.

Cuando uno vuelve sobre lo que fueron dos décadas y media, tres décadas, de ese proceso, encuentra que esto que se está haciendo es de una gran utilidad. Y milagroso. No era fácil superar esa ruptura.

Déjenme insertar esto, apreciados compatriotas, en una visión, que trataré de hacer muy resumida, de modelo de país. Es muy importante (y el alcalde lo decía) volver sobre el tema político. Nosotros no podemos aislar estos esfuerzos del modelo de país que queremos.

Por ejemplo, el rol del Estado. América Latina ha hecho unos saltos muy bruscos de unos años en los cuales se quiso desmantelar totalmente el Estado. Y ahora llega una tendencia en la cual se quiere imponer el estatismo. Ambos extremos han afectado enormemente los procesos de investigación.

Los fenómenos estatistas en el mundo no han permitido que finalmente haya un crecimiento vigoroso y sostenido de la economía, porque han sido contrarios a la investigación.

Y llega un momento en que la economía agota sus posibilidades de crecimiento si no se sustenta en la investigación. Y lo mismo han hecho los procesos de desmantelamiento del Estado.

Es importante mirar lo que, a mi juicio, debe trabajarse, para que consiga la mayor aceptación de los colombianos. Un Estado que no se desmonta y no se desmantela, que se reforma todos los días, para ser más eficiente, más transparente, para no depender de la politiquería y de los excesos sindicales, para estar directamente comprometido con la comunidad. Un Estado que le dé todo el espacio al sector privado, pero que le exija toda la responsabilidad social.

Nosotros hemos venido mirando la responsabilidad social en tres áreas: primero, en la transparencia entre los inversionistas y el Estado. Ha habido mucha ruptura política en el continente cuando ha faltado esa transparencia. Bien importante.

Segundo, en que la acción empresarial trascienda más allá de la ley. Una acción empresarial ultra legal, de solidaridad con la comunidad. La participación de la empresa privada en estos procesos es expresión de responsabilidad social. Solidaridad con la comunidad.

Y tercero, en las relaciones laborales, que, por la experiencia de América Latina, no deben ser de capitalismo salvaje y tampoco de odio de clases, sino de fraternidad.

Inserto todo en un modelo donde el crecimiento no se dé por monopolios de Estado ni por monopolios privados, sino por un gran florecimiento del emprendimiento. En lo cual creo que Colombia ha venido dando pasos bien importantes.

Me han anticipado un informe que va a entregar el Banco Mundial en octubre, bien interesante, sobre los pasos que ha venido dando Colombia.

Hace poco una entidad internacional, monitora de emprendimiento, calificó a Colombia como el segundo país en vigor de emprendimiento en los países del mismo nivel de desarrollo.

Insertados en ese modelo, nosotros venimos impulsando tres objetivos de Gobierno: consolidar la seguridad, consolidar la confianza inversionista y cumplir las metas sociales.

Estos fenómenos no son sostenibles en el tiempo sin seguridad. Es que la falta de seguridad, de voluntad política para obtenerla, marchita la creatividad.

Recuerdo cuando aspiraba yo a la Presidencia de la República en los años 2000-2002, preguntaba a los estudiantes universitarios: ¿cuántos de ustedes aspiran irse de Colombia sin tiquete de regreso? Y era una inmensa mayoría.

La inseguridad crea unos fenómenos de desprendimiento frente al país del cual se es oriundo, frente al país en el cual se vive.

Estas tareas en las que ustedes están empeñados, para que sean sostenibles en el tiempo, necesitan un Estado que incorpore la seguridad como un valor democrático, como una fuente de recursos. La seguridad como un valor permanente de la vida de la nación.

Segundo, la confianza inversionista. Yo he venido hablando más de confianza inversionista que de crecimiento. Puede haber crecimiento un año porque se descubrió un pozo de petróleo. Colombia lo vivió con Caño Limón con Cusiana y Cupiagua.

Puede haber crecimiento otro año porque se abrió la televisión a los canales privados y hubo otra gran inversión. O porque se aumentó el precio de un producto básico.

Pero esos crecimientos son furtivos. Lo único que garantiza un crecimiento vigoroso, sostenible en el largo plazo, es una gran confianza inversionista.

Nosotros hemos fincado la confianza inversionista en la insistencia en el modelo, en los objetivos de Gobierno, en la seguridad.

Hemos utilizado el instrumento tributario, que no se utilizaba en Colombia para promover inversión y al que se le temía muchísimo.

Y lo hemos utilizado contra el parecer de buena parte de la academia económica, gracias a la confianza del Congreso en esos proyectos, para estimular la inversión en Colombia.

Creo que el país es hoy un país con una tributación que lo hace muy competitivo y que lo hace muy atractivo.

Estímulos específicos: cultivos de tardío rendimiento, energías alternativas, que van señalando allí grandes campos de investigación donde puede trabajar el país y producir unos resultados que se puedan transferir en beneficios económicos inmediatamente.

Estímulos específicos como el estímulo a la inversión de ciencia y tecnología.

Quiero recordarle al Gobernador que una empresa que invierte hoy 100 pesos para apoyar un proyecto de investigación, puede deducir 125.

Ese es un gran estímulo, muy superior a la deducción del 40 por ciento, que es la deducción general para cualquier inversión en la economía.

Las nuevas zonas francas, que no están atadas a la exportación, con grandes facilidades como la facilidad del monousuario, donde pienso que se puede hacer presencia, que pueden reflejar la unidad empresa–universidad.

En fin, la nueva ley que permite los pactos de estabilidad entre el Gobierno y los inversionistas.

Por supuesto, uno ve obstáculos. Muchas personas preguntan: ¿y se va a sostener este crecimiento? Hay incertidumbres. Hay obstáculos que tenemos que rebasar. El país tiene que vivir en una permanente ampliación de mercados y en una permanente cautivación de inversiones.

Por eso nuestros esfuerzos por los TLC: Comunidad Andina–Mercosur, Chile, ahora profundizar Perú, Centroamérica, Estados Unidos, Canadá.

Hoy está el Ministro Luis Guillermo Plata en Canadá procurando hacer una gran aceleración de ese proceso de negociación.

Y Comunidad Andina–Unión Europea y acuerdos de protección recíproca de inversiones. Esperamos poderlo hacer China y con India.

Obstáculos en infraestructura: bien difícil ese tema. Por ejemplo, veo cuál ha sido el problema de infraestructura de Chile. Me dicen: Santiago. Está a 120 - 130 kilómetros del mar. Quienes la conocieron antes de que hicieran ese túnel, se preguntan para qué ese túnel si la montañita era nada.

Hoy tienen un problema con un Transmilenio. Si ustedes recorren América Latina verán que los centros productivos en casi todas las capitales están bien cerca del mar, con la excepción de La Paz. Porque Asunción está sobre esa gran hidrovía, que es el Río de la Plata.

Yo admiro mucho a mis compatriotas. Cuando llego a Medellín, digo a mis compañeros de Gobierno, que no son de Medellín: Déjenme sentirme muy orgulloso de mis coterráneos.

Haber hecho aquí esta civilización industrial, de ciencia médica, estar haciendo estos esfuerzos a 900 kilómetros del mar por una parte y a 578 kilómetros del mar por otra parte. A Urabá a 375 kilómetros. Y con semejante topografía.

Bogotá tiene mil kilómetros a Santa Marta y casi 600 a Buenaventura.

En infraestructura tenemos nosotros todos los obstáculos del mundo. Creo que con lo que se le viene al país en infraestructura, hay una gran oportunidad para que incursione allí la alianza universidad-empresa privada.

Seguramente lo tiene considerado Tecnova. Mi sugerencia es muy respetuosa: que incursionen con todas las firmas de ingeniería por lo que viene en materia de infraestructura, que lo necesita el país.

Este problema de la investigación es otro obstáculo. Si no avanzamos en esto, se nos congela el crecimiento de la economía. Porque los países tienen que vivir permanentemente en la escalera tecnológica.

Uno ve hoy a la misma China en la escalera tecnológica, entregándoles a otros países algunas actividades productivas que ya China no quiere desempeñar.

Lo vimos claramente en el modelo japonés. Aquí hay algunas actividades productivas donde nos empieza a ser muy difícil competir. Porque nosotros no podemos competir, pensar en competir, con salarios de miseria, sin afiliación a la seguridad social.

Nosotros tenemos que competir con alta productividad, con alta competitividad, con buenos salarios, con afiliación a la seguridad social.

Y eso exige vivir en la escalera tecnológica, ascendiendo en ella, lo cual no se logra si no se hace un esfuerzo investigativo permanente.

Y creo que hay antecedentes en el mundo que le dan mucho valor a lo que ustedes están haciendo. En alguna época hubo mucha crítica a los japoneses, porque toda la investigación la hacía la empresa privada. Y se quedaron rezagadas las universidades.

En dos décadas hubo mucha crítica a los norteamericanos, porque toda la investigación la hacía la universidad. Y entonces los resultados se los vendían a transnacionales basadas por fuera de los Estados Unidos. Y eso le causó rezago competitivo a la empresa privada norteamericana.

Por esos a mí me parece muy afortunado este esfuerzo de ustedes, de juntar la universidad con la empresa privada.

De parte del Gobierno ya les conté algo de lo macro. Déjenme ver algo de lo específico.

Nosotros venimos trabajando con instituciones y proyectos. Quiero destacar el proyecto de la Ministra de Educación. Ella tiene la tesis de que la educación hay que sembrarla en el niño. Ya el año pasado vimos 600 experimentos en 600 colegios colombianos, de niños investigando, con buenos resultados.

Espero que ella le pueda mostrar al país, dentro de poco, esos nuevos esfuerzos, los resultados del último año y medio.

Pienso que lo del Sena es bien importante. El Sena ha pasado de una cobertura de millón 100 mil estudiantes a 4 millones 460 mil este año. Y de 5 millones de horas de enseñanza a 16 millones.

Se acaba de dotar de una plataforma virtual de última generación, que permitirá tener en forma permanente no menos de un millón 200 mil estudiantes en ambiente virtual.

Es una de las 419 entidades del Estado que nosotros hemos reformado.

Nosotros desatrasamos al país en telefonía celular, pero ahora lo tenemos que desatrasar en conectividad y banda ancha.

Creo que la conversión de la vieja Telecom (que estaba arruinada, carecía de valor, no tenía con qué pagarles a los trabajadores y no tenía un peso para invertir en la nueva Telecom, y que hoy tiene un gran futuro, está invirtiendo 8 billones, está al día con los pensionados y al día con los trabajadores activos), va a contribuir mucho en ese desatraso.

La confianza a la empresa privada nacional e internacional en el país: ya estamos viendo crecimientos de 150 por ciento en conectividad de banda ancha. Claro que sobre unas bases todavía muy bajas. Pero si logramos mantener y que eso se dé año tras año, a partir de bases que van creciendo, será mucho mejor.

El afán del Gobierno en esa materia es lograr en estos cuatro años un gran desatraso en conectividad y en banda ancha.

Ahí hay otro tema bien importante: Ecopetrol, el Ministerio de Minas y el Ministerio de Agricultura.

Detrás de la intención de la reforma de Ecopetrol, hay tres fases: primero hicimos la reforma laboral, después la pensional y ahora la de capitalización.

Hace 10 años era imposible, por el radicalismo ideológico de muchos sectores del país, pensar que íbamos a abrir a Ecopetrol a la capitalización.

Hoy le agradezco al Congreso porque se atrevió a aprobarnos ese proyecto. Estamos en pleno proceso. Eso le va a dar a Ecopetrol mucha fuerza para investigar.

Hay mucho que investigar hoy. Por ejemplo, en exploración de crudos pesados. Hay mucho que investigar en perforaciones. Una escasez de taladros y solamente unas pocas firmas del mundo conocen esa tecnología. Eso ha atrasado mucho hoy la exploración en muchas partes.

Tengo mucha confianza en la contribución del futuro de Ecopetrol a la investigación en estos campos y en los biocombustibles. Porque la idea es que no sólo se quede en los combustibles fósiles, sino que también involucre los biocombustibles.

Tengo mucha confianza en el esfuerzo de los Ministerios de Minas y Agricultura por energías alternativas. Lástima que eso no ha avanzado con suficiente celeridad, por ejemplo, en el campo de la energía eólica. Solamente tenemos un proyecto que se instaló en La Guajira, con el exención tributaria nuestra, que lo instaló Empresas Públicas de Medellín. Es un proyecto pequeño de 20 mil kilovatios.

En energías alternativas tenemos todas las posibilidades. Hay que dedicarnos a investigar, a transferir, a instalar. El Ministro de Agricultura tiene en sus manos dos cosas, tres cosas, muy importantes:

Lo que tiene que hacer el ICA, sin lo cual fracasamos en los tratados de comercio. Todo lo que es sanitario y fitosanitario.

La Ley Agro Ingreso Seguro, que orienta buena parte de los recursos a la investigación, con unos multiplicadores que él ha creado.

Y los proyectos de investigación en biocombustibles. Está instalando pequeñas plantas en biocombustibles, que hasta hace año y medio pensábamos que no éramos capaces de fabricarlos en Colombia”.

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