Quisiera partir en dos esta intervención:
Primero, hablarles de la visión del país del actual Gobierno y enseguida examinar los problemas individuales del gremio, algunos de los cuales ha planteado el doctor César (González Muñoz, Presidente de la Confederación Nacional de Transportadores Urbanos, Conaltur), en la reunión previa con el él, con el doctor Alcides (Torres Céspedes, Presidente de la Junta Directiva de Conaltur), en presencia del Ministro (de Transporte, Andrés Uriel Gallego), del representante del Departamento Nacional de Planeación, pudimos mirar algunos de ellos.
La visión:
Nosotros, apreciados compatriotas de Conaltur, asimilamos la Patria a esta figura. Aquí arriba escribimos una palabra: ‘confianza’. ¿Por Qué?
Recorría yo el país, en los años 98, 99, 2000, y les preguntaba a los estudiantes universitarios: ‘¿Han pensado ustedes, en alguna ocasión, irse definitivamente de Colombia?’. Y la mayoría respondía que sí.
Había una especie de sensación de desconfianza, de indiferencia, de desarraigo, de desprendimiento. Parecía que se estuviera eliminando el vigor del sentimiento patriótico.
Nos pareció que la palabra clave era recuperar confianza en Colombia, para vivir en Colombia, trabajar en Colombia, invertir en Colombia, estudiar en Colombia. Para que las nuevas generaciones vean que aquí pueden vivir felices en su Patria.
Y la lucha por la confianza la soportamos, apreciados compatriotas, en tres pilares: Seguridad Democrática. Es bien importante que los ilustres visitantes internacionales lo sepan: seguridad desde la democracia.
Aquí está la Patria, como una casita, aquí está la palabra ‘confianza’, el pilar de Seguridad Democrática.
Porque América Latina vivió procesos de seguridad dictatorial, sin libertades, con violación de derechos humanos. Y se la ganó mucho miedo a cualquier proposición de seguridad. Por eso, el buen cuidado nuestro de que la seguridad sea democrática, con libertades, con transparencia, abierta a la crítica.
El país no se ha cerrado a la crítica: aquí llegan todos los días los unos, los otros, ONG nacionales, internacionales, críticos de allá, de acá, y el único peligro que tienen es discutir con el Presidente. Y están rodeados de todas las garantías.
El segundo pilar es inversión con responsabilidad social. Si hay seguridad y hay inversión, se crea un ambiente de prosperidad que permite cumplir con el tercero, que es avanzar en política social, en educación, en seguro de salud, en formación técnica, en Familias en Acción, en Banca de Oportunidades, en Familias Guardabosques, en nutrición infantil, en nutrición de los ancianos, donde hemos avanzamos bastante, pero falta mucho.
Por ejemplo, en niñitos, este país le daba atención nutricional a 3 millones 300 mil niñitos. Hoy la Nación le está entregando a 9 millones de niños, pero hay que llegar a 12 millones.
En ancianos. Este país atendía 60 mil ancianos. Nosotros estamos atendiendo 837 mil, pero hay que llegar a 2 millones.
Familias en Acción, las familias más pobres que reciben un subsidio para garantizar la asistencia escolar de sus hijitos. Bien importante. La educación es lo que finalmente cambia la estructura de ingresos. Eran 220 mil; ahora le estamos pagando a un millón 700 mil. Con la ayuda de Dios el año entrante van a ser 3 millones.
Y alguien me dice: ‘Presidente, eso es mucho gasto. Si no se gasta todo eso, el país rápidamente va a superar el déficit fiscal’.
Yo he dicho: ‘Cuidado. Hay que ponerle más acelerador a la política social, que a la superación del déficit fiscal’.
Desde que haya un manejo serio de la economía, el déficit fiscal da tiempo. Lo que no da tiempo es la problemática social.
Esta ciudad de Cartagena, en medio de su pobreza y sus dificultades, algo ha cambiado, porque tenemos 50 mil Familias en Acción en las zonas pobres; algo ha cambiado por eso.
Yo veo unos países de América Latina que tienen muy buenos indicadores macroeconómicos, pero un conflicto social más hondo que Colombia. Yo creo que Colombia tiene más debate político que confrontación social. Eso hay que cuidarlo.
Todos los días hay que avanzar más en política social, para construir armonía social. Y además es lo único que da garantía política, que da certeza política en el mediano y largo plazo.
Nada se gana un país que tenga hoy muy buenos indicadores macroeconómicos, si no tiene un horizonte político despejado, con claridad; si hay incertidumbre, si no hay garantías de estabilidad.
Por eso, el buen cuidado nuestro, reconociendo todo lo que falta, es que Colombia es un país que tiene hoy todavía 19 millones de pobres. Tres millones de Familias en Acción que vamos a lograr el año entrante es un salto muy grande. Venimos de 220 mil; estamos en un millón 700, pero todavía será poco. Y yo creo que hay que defender ese gasto social.
Como defender ese esfuerzo que hacen los colombianos en las cajas de Compensación, en Bienestar Familiar, en el Sena.
Imagínense ustedes que este Gobierno solamente hubiera trabajado la Seguridad Democrática y no estuviéramos trabajando esa política social. Allí donde llegamos con los soldados de la Patria, llegamos con ese plan de acción integral.
Ustedes van a los Montes de María, donde le hemos venido ganando esa batalla a la delincuencia. Pero en cada pueblo de los Montes de María encuentran Familias en Acción y encuentran un gran avance del Sena y un gran avance de Bienestar Familiar.
Más avance de Banca de Oportunidades en las ciudades que en esos pueblos y unos esfuerzos en acueductos, en electrificación, a pesar de todo lo que falta.
Uno recorriendo el país todos los días en un diálogo incesante con los compatriotas, tiene que reconocer todo lo que falta. Hay sábados que uno regresa a Bogotá, por la noche, agobiado; con un sentimiento de incapacidad frente a los problemas que ve en las zonas colombianas.
Hace 20 días un Consejo Comunitario de 11 horas en Quibdo y uno sale agobiado y se pregunta: ‘¿Dios mío, cómo vamos a resolver esto?’. Entonces hay que estar en ese tema social.
Lo posibilita una tendencia de prosperidad que tiene dos papás: la seguridad y la confianza inversionista.
A su vez, los esfuerzos sociales legitiman esas políticas de seguridad y de confianza inversionista. La ciudadanía dice: sí, eso se justifica, nos está sirviendo a todos.
En un Estado de leyes y de opinión, una política de seguridad y una política de confianza inversionista solamente se justifican, se sostienen en el tiempo, si el pueblo las acepta. Y para que el pueblo las acepte se necesita un gran avance en lo social. Por eso, la preocupación del Gobierno por esos temas.
Ahora, hemos venido avanzando en seguridad. El país llegó a tener 35 mil asesinatos al año. Las cifras oficiales hablaban de 28, 29 mil. Pero las fosas descubiertas en los últimos años, fosas donde sepultaron, arrojaron los cuerpos de compatriotas masacrados, años 80, años 90, principio de los años 2000, muestran que hubo años en que Colombia asesinó a 35 mil de sus hijos.
Este año estamos luchando para que el homicidio no supere 16 mil casos, que todavía es mucho; venimos de 35 mil.
Y si sumamos todos los delitos, hay una reducción del año pasado a este año del 30 por ciento, pero todavía es mucho.
Un solo secuestro causa un dolor y una gran preocupación; un solo robo, una sola extorsión a una empresa de transporte.
Y algo bueno que yo veo es que los colombianos hemos recuperado la sensibilidad.
Antes asesinaban a alguien y era el asesinato de otro más. Había un robo en un apartamento y era otro más; un secuestro más. Yo creo que hoy hay una protesta por cualquier hecho criminal y eso indica que el país está reaccionando para bien.
Una de las cosas que a mí más preocupado en ese tema, apreciados compatriotas, es que teníamos la tendencia de justificar los crímenes antes que rechazarlos.
Llegaba la noticia –y yo lo viví mucho en mi ciudad- mataron a fulano, y en lugar de que la reacción fuera rechazar el crimen, era: ‘¿Y por qué lo mataron? ¿A quién le debía? ¿Estaba con los ‘paras’ o estaba con la guerrilla?’. Y el otro decía: ‘No, es que salía con la mujer de un ‘duro’; estaba en una discoteca’.
Una tendencia a justificar el crimen antes que a rechazarlo. Y yo creo que esa inclinación de los compatriotas hay que cambiarla, para tener un país que esté totalmente comprometido a respetar el derecho de todos los ciudadanos a vivir seguros. Nos falta mucho, pero en ese empeño no podemos desistir.
En el tema de confianza inversionista hemos avanzado. Este país tenía inversión extranjera directa -me rectificara el doctor César que ha sido un gran estudioso de todos los temas económicos- 2 mil millones de dólares, 500, 700, 1500, y de pronto muy estacional. Aparecía un pozo de petróleo y llegaba la inversión; una posibilidad de invertir en telefonía celular, llegaba la inversión.
Creo que ahora hemos logrado dos cositas: más constante y más volumen.
En los últimos años hemos tenido: en el año en que entró la cervecera que compró a Bavaria, más de 10 mil millones; en el siguiente año, 6.500; el año pasado, 9.028 y a 18 de julio llevábamos, este año, 5.300. Este año puede ser un año de 11 mil millones de dólares, en un momento de dificultades de la economía.
Pero son más llevaderas las dificultades de la economía, con una fuerte inversión que sin ella.
¿Y cómo se reparte? Un 56 por ciento para el sector de minería e hidrocarburos y un 44 por ciento para el resto.
Uno ve cosas muy buenas. Por ejemplo, Carrefour ha pasado de 9 tiendas a 42 en este Gobierno; va a llegar a 50.
Anteayer le preguntaba al Éxito: ‘¿Ustedes cuántas tenían?’. ‘Veintidós’, me respondieron. ‘¿Cuántas tienen?’. ‘Hemos pasado de 22, sin contar la fusión, a 84’, dijeron. Una gran cantidad.
Colombia está construyendo hoy 14 mil habitaciones hoteleras, muchísimos centros comerciales. Y todo eso es empleo formal, empleo con afiliación a la seguridad social, que es bien interesante.
En total la inversión, sumándole a la extranjera la doméstica, ha venido creciendo.
Una manera que tienen los economistas de medir la inversión es: de cada 100 pesos que producimos, ¿cuánto se invierte? Es la tasa de inversión. Esa tasa de inversión estaba en el país en el 12 por ciento; en los últimos años ha estado en 21, 24.5, 27.5. Este año, a pesar de esta desaceleración de la economía que ojalá superemos, en el primer trimestre la tasa de inversión estuvo en el 27.5, lo mismo que el año pasado.
El país en toda la vida había logrado 11 zonas francas. Ahora tiene 36 aprobadas, de acuerdo con la nueva legislación.
Ustedes van allí a Mamonal, ahí se está empezando una inversión en la refinería de 2.700 millones de dólares y se están construyendo 14 nuevas plantas industriales. Yo creo que son cosas buenas para el país; hay confianza inversionista.
¿Qué la posibilita y qué limites hay que ponerle? Son dos preguntas.
¿Qué la posibilita? La hace posible la insistencia en la seguridad. La hace posible un país sin ambigüedades frente a la inversión. En este momento en América Latina, donde hay países hostiles a la inversión, países donde están prosperando las tesis de estatismos empresariales, nosotros no podemos tener ambigüedad frente a la inversión, como no la podemos tener frente a la seguridad. Y eso es muy importante pensarlo para el futuro colombiano. Este país tiene que ser amistoso con la inversión, exigiéndole responsabilidad social. Sea la inversión nacional o internacional.
Es bien importante también que vean que los indicadores macroeconómicos del país van mejorando.
Nosotros hemos bajado el endeudamiento del 50 al 27. Si pudiéramos consolidar a Ecopetrol en las cuentas nacionales, tendríamos un endeudamiento del 25. Pero no podemos, porque por la reforma de Ecopetrol quedó por fuera de las cuentas nacionales. Ecopetrol es una empresa que no debe un peso y es acreedora, le deben mucho. Pero una deuda asegurada porque es en papeles de la Nación.
Hemos bajado el déficit del Gobierno Nacional central del 7.5 al 3.2; el consolidado, del 4.2 -que suma la Nación, más las regiones, más las empresas- del 4.2 al 1.4; con dificultades.
Este año, para que el Seguro Social pague sus pensiones le tenemos que trasladar del Presupuesto Nacional 6 billones 400 mil millones. Y el año entrante, 8 billones. Lo mismo que debe costar la doble calzada, que está en proceso de contratación toda, por el Caribe colombiano, de la frontera con Panamá, en Palo de Letras, a la frontera con Venezuela en Paraguachón; la doble calzada Bogotá-Santa Marta, que con la ayuda de Dios ojalá quede contratada este año, ya está culminando el proceso de estructuración, puede costar 5 billones, menos de lo que cada año cuesta la transferencia del Gobierno Nacional al Seguro Social para pagar las pensiones.
A pesar de eso, hemos venido rebajando endeudamiento y hemos venido rebajando el déficit. Eso es necesario para la confianza inversionista. Son necesarios, también, los estímulos tributarios que le ha introducido este Gobierno.
Una empresa de ustedes invierte, de cada 100 pesos que invierte puede deducir de la renta líquida gravable 40. Yo creo que ayuda mucho.
He visto unas terminales de transporte bien importantes, donde se han asociado transportadores. Esas terminales se pueden hacer con esos estímulos tributarios.
Todo hotel que se construya hoy en Colombia tiene 30 años de exención tributaria. Hay un gran estímulo a los cultivos de tardío rendimiento, a los biocombustibles, a las energías alternativas, a las zonas francas.
La idea nuestra no ha sido bajarle los impuestos a todo el mundo, que es la gran controversia hoy en los Estados Unidos, sino decir: este país necesita aumentar capital físico, capital humano. El que invierta, lo premiamos; le ayudamos con esos estímulos.
Yo creo que eso es más sano para un país que necesita crecer para poder superar pobreza y construir equidad.
Y otra cosa importante para dar seriedad en las reglas de juego es que el Gobierno ya ha firmado 26 pactos de estabilidad con 26 inversionistas, estrenando la nueva ley, que permite esos pactos a 20 años. Todo eso tiene que ayudar a proyectar en el largo plazo una tasa de inversión importante.
Requerimientos: que la inversión tenga responsabilidad social. ¿Qué es eso? Eso es transparencia en las relaciones entre los inversionistas y el Estado, transparencia en la tributación. Eso es cumplir con los estándares ambientales. Eso es estar en permanente diálogo con las comunidades con las cuales tiene que ver el inversionista; eso es fraternidad laboral.
Hemos hecho un gran esfuerzo en materia laboral. Al país no le conviene el odio de clases en materia laboral. En nada. Y no le conviene el capitalismo salvaje; hay que tener fraternidad.
Acabamos de aprobar una Ley que les dice a las Cooperativas de Trabajo Asociado: ustedes tienen que cumplir con los salarios, con las prestaciones, con la seguridad social y con las cotizaciones parafiscales. Porque no podemos permitir que 600 mil trabajadores que están a través de Cooperativas de Trabajo Asociado los maltraten. Eso afecta la armonía social del país.
Y también, acabamos de aprobar una Ley que dice que cuando haya una huelga, el que va a calificar a ver si es legal o ilegal no será en adelante el Gobierno, como sucedía, sino la justicia, en un proceso rápido.
Y otra Ley que dice que cuando la huelga complete 60 días ya no será el Gobierno el que le ponga fin convocando un tribunal de arbitramento. Ese tribunal de arbitramento tendrá que ser convocado de consenso entre empleadores y trabajadores, con intervención de la Comisión de Concertación Laboral.
Creemos que el país ahora lo que necesita es una gran estabilidad en materia de normas laborales y buscar aplicarlos.
La noticia hoy de desempleo del mes de julio es mala, porque perdimos 9 décimas. El año móvil, el trimestre móvil siguen siendo buenos. El sector agropecuario mejora mucho. También se disminuye el desempleo de jefes de hogar, que llegó a estar en el 10 y esta ahora en el 5.3. Hay que bajarlo al 4.
Yo creo que la noticia de julio es un campanazo para revisar el tema, para que el país reabra nuevamente el debate de tasas de interés.
Esta bien la intervención oportuna del banco central, la respetamos, la aplaudimos cuando la hizo para evitar un exceso de confianza en el endeudamiento y para dar señales muy claras de que el país no permitiría entrar en una era de espiral inflacionario.
Pero nos preocupa de que de persistir las altas tasas de interés se continúe afectando el consumo y se pierda la dinámica de creación de empleo y de reducción de pobreza.
Hay que examinar cuidadosamente las cifras de julio, para evitar que nos vaya a venir una tendencia negativa en materia de empleo.
En el último año, junio 2007-junio 2008, se crearon 718 mil empleos. 442 mil entraron a las cajas de Compensación Familiar, eso es bueno. Se formalizó el 61 por ciento del empleo creado. Contribuyó la Pila (Planilla Integrada de Liquidación de Aportes), la controvertida Pila. Pero es buena finalmente.
Todo empleador colombiano tenía que hacer cuatro pagos o muchos más. Mucho trámite y mucha evasión. Ustedes tenían que, en su empresa, hacer un pago de Régimen Contributivo de Salud, que podía multiplicarse por muchos más, porque aquel el trabajador decía: ‘No, yo estoy en tal EPS (Entidad Promotora de Salud), yo estoy en el Seguro Social, yo estoy en otra EPS’. Había que declarar y pagar por cada empresa.
Un segundo pago por pensiones con el mismo riesgo. Un tercer pago por riesgos profesionales. Y un cuarto para el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena), Bienestar Familiar y las cajas de Compensación Familiar.
Ahora es una declaración y un pago. Menos trámites, pero también se evita evasión.
Muchos trabajadores me decían: ‘Mire, Presidente, yo me gano un millón de pesos. Ya en pensiones no me evaden, porque estoy en cuenta individual. Mientras me declaran el millón en pensiones, me declaran con salario mínimo en salud’. Una gran evasión que se viene corriendo. Ahora no es posible, porque no hay sino una declaración y un pago. Esfuerzos que tenemos que hacer por la solidaridad social, por la armonía social de este país.
Y eso les ha ayudado a entidades como las cajas, como el Sena, como Bienestar Familiar.
Me dicen: ‘Bueno, pero es que la empresa pequeña no puede con esos pagos’.
Yo veo una cosa buena: la empresa pequeña es la gran favorecida, por ejemplo, con el subsidio monetario para los hijos de los trabajadores. Porque la empresa pequeña es una empresa de salario mínimo. Entonces, no le aporta al sistema de compensación, sino que recibe; no compensa, sino que la compensan.
¿Con quién la compensan? Con la empresa grande. Ustedes saben que hay que ayudarle en el subsidio familiar a las familias de los trabajadores de menos de cuatro salarios mínimos.
¿Quién subsidia eso? Las empresas que tienen bastante gente de más de cuatro salarios mínimos; que no es el caso de la empresa informal pequeña.
En el último año, la gran afiliación se dio en empresas pequeñas y en trabajadores de salario mínimo. Que eso ayuda bastante a ir mejorando la calidad del empleo en Colombia.
Encuentro otra cosa buena, porque me toca defender la parafiscalidad. Una empresa cumplida con la parafiscalidad les puede decir a los trabajadores: ‘Bueno, suavicemos los requerimientos por mal salario, que aquí estamos cumpliendo con las cajas de Compensación, con el Sena, con el Bienestar’.
Quiero repetir este tema ante todos los compatriotas, para que todos vayamos haciendo un esfuerzo de pagar todas esas obligaciones, por la armonía social del país que es totalmente necesaria, es urgente: que todos los colombianos sientan que están en un trabajo decente; que nos propongamos esa meta.
Y yo creo que es la hora de cumplir con las obligaciones y dejar quieta la legislación laboral. Ojalá podamos avanzar en aquello de tener una mayor formalización laboral. Que hay una equivocación: califican como informales a todas las empresas de menos de 9 trabajadores y hay muchas empresas pequeñas, la mayoría, que pagan todo lo que exige la Ley.
Yo creo que ese sistema, esa metodología de calificación de la informalidad hay que superarla en Colombia.
El tema de ustedes, apreciados compatriotas: empiezo por decirles que es fundamental en todo. Es fundamental en seguridad, en confianza inversionista.
Para la confianza inversionista es muy importante la orientación del desarrollo urbano, la calidad de vida urbana. Y eso depende, en un alto grado, de la actividad que ustedes desempeñan.
La comodidad del transporte colectivo, del transporte público, es fundamental en la armonía social. O sea que ustedes están presentes en los tres pilares de confianza en Colombia: Buen transporte ayuda a la seguridad, crea comodidad para que haya confianza inversionista y esa comodidad, a la vez, es calidad de vida, es política social.
Yo le he preguntado al Gobierno de Chile: ‘¿Cuál es su problema de infraestructura?’ y me dicen: ‘El Transmilenio de Santiago’.
Nosotros estamos haciendo transmilenios en Bogotá y Soacha; en Cali, en Pereira y en el Valle de Aburrá; en Cartagena y Barranquilla y Bucaramanga. Ahí van ocho.
El problema de infraestructura de este país es muy complicado. Y hay unas ciudades ya esperando que les aprobemos el Conpes (Consejo Nacional de Política Económica y Social), el doctor Pedro, del Departamento Nacional de Planeación (DNP), les dio un informe sobre eso, para las inversiones de ciudades amables. Y Cúcuta está esperando que le aprobemos el Conpes para su transmilenio.
Este país tiene unas exigencias de infraestructura muy grandes. Aquí en el Caribe dicen: ‘Rápido las dobles calzadas, Presidente. Estamos muy atrasados en infraestructura’. Y tienen razón.
Y en Bucaramanga me dicen: ‘Rápido, Presidente, la doble calzada Cúcuta-Bucaramanga ya que no nos hicieron la vía El Escorial’. Y tienen razón.
Y mis paisanos a toda hora reclaman la doble calzada Medellín-Turbo. Y tienen razón. Es un país con un gran atraso en infraestructura.
Creo que en el país, en los próximos años, con todo lo que se está haciendo, va a ver un proceso de avance bien importante en infraestructura.
Ustedes van y se asoman aquí al Puerto de Cartagena y tiene hoy una dotación extraordinaria que no la tenía hace unos años. Buenaventura está haciendo mil millones de dólares de inversión portuaria, etc.
El tema es difícil.
Empecemos por lo de ustedes, que me mencionaban ahora el doctor César González Muñoz (Presidente de la Confederación Nacional de Transportadores Urbanos, Conaltur) y el doctor Alcides Torres Céspedes (Presidente de la Junta Directiva de Conaltur).
Coja ese micrófono doctor Alcides y vaya haciéndome la lista. Empiece punto a punto.
Primer tema: combustibles. Una gran dificultad. Cuando nosotros empezamos el Gobierno estaba a 26 dólares el barril de petróleo. Esta madrugada vi que por el problema de ese huracán ‘Gustavo’ hay temores de que se afecte la zona de producción del Golfo de México y cuando la semana pasada estaba a 113, esta mañana estaba a 117. De 26 a 117. Eso nos ha obligado a unas alzas inclementes con el pueblo colombiano. Y todavía el año entrante nos cuesta subsidiar casi seis billones.
¿Por qué? Porque cuando ustedes van al surtidor, la primera platica de lo que pagan en el surtidor es para el margen de la estación. La segunda, para el costo de haberlo llevado allí por un tubo o unos carrotanques. La tercera, hay que pagar allá los impuestos a los departamentos, a los municipios, el IVA y el impuesto global del combustible. La cuarta, el costo de refinación, y hay que pagarle a la refinería de acuerdo con el precio internacional. Entonces, no alcanza, a pesar de lo caro.
Por eso hay que pagar allá lo que pagan los colombianos en el surtidor, más cinco o seis billones que le toca sacar al Gobierno.
¿Cuál es la decisión? Acelerar más la gasolina y desacelerar el incremento de Acpm (Aceite Combustible para Motor) ¿Por qué? Por la primacía del Acpm en el transporte público colectivo.
Solicitud de ustedes: que sean tratados como consumidores mayoristas. Yo estoy de acuerdo.
Antes de la reunión, llamé al Ministro de Minas, Hernán Martínez Torres. Le pido al Ministro de Transporte, Andrés Uriel Gallego, que con ustedes, con el doctor Alcides, con el doctor César González avancemos en eso para ver si lo sacamos rápido: que ustedes sean los propios distribuidores de su combustible para que tengan ahí un margencito que les mitigue las alzas.
Yo estoy de acuerdo. Eso no le cuesta al Gobierno; hay que cumplir unas reglamentaciones y me parece elemental y justo". |