Junio 29

“Mi obligación constitucional es crear una armonía entre las ramas del poder”, dice MinInterior

El recién posesionado Ministro del Interior y de Justicia, Fabio Valencia Cossio, dijo que su vocación es conciliadora. Reiteró su admiración y profundo respeto por la Justicia. Aseguró que continuará trabajando para lograr una colaboración armónica entre esa rama del poder público y el Ejecutivo.

Bogotá, 29 jun (SP). El Ministro del Interior y de Justicia, Fabio Valencia Cossio, dijo que su obligación al frente de esta cartera es crear una armonía entre las distintas ramas del poder público.

En entrevista con el diario El Tiempo, Valencia Cossio –quien asumió como Ministro el pasado jueves 26 de junio- también dijo que con las instituciones que conforman el poder Judicial tendrá la vocación conciliadora que anunció antes de posesionarse en el cargo.

Ante una pregunta sobre las denuncias instauradas el viernes ante la Comisión de Acusación, contra algunos magistrados de la Corte Suprema, señaló que estos hechos son individuales y no comprometen su actividad como Ministro del Interior y de Justicia.

El siguiente es el texto de la entrevista publicada este domingo 29 de junio por el diario El Tiempo:

"Uribe no puede permitir que su legitimidad esté sometida a permanente desgaste": Valencia Cossio

El ministro de Interior y Justicia dice que repetir elecciones "es la única manera que tiene para terminar con esta avalancha de situaciones que ha tratado de menoscabar la autoridad presidencial".

Y añade, en entrevista con EL TIEMPO, que "no es un problema personal, sino que no se puede aceptar el debilitamiento de las instituciones del Estado. No es capricho, es una obligación"

Además, revela que la pregunta será "Si está de acuerdo con que la elección presidencial del 2006 se repita para consolidar la autoridad presidencial y fortalecer la democracia".

La convocatoria

EL TIEMPO: ¿Qué tan viable es el referendo que convoca a nuevas elecciones?

FABIO VALENCIA COSSIO: No solo hay una viabilidad jurídica clara, porque es un instrumento previsto en la Constitución para ratificar decisiones del Congreso, sino también política. Es un instrumento que tiene control en la Corte Constitucional, que será la última palabra.

Lo que pasa es que la oposición tiene temor, porque sabe que frente a una ratificación de la elección el Presidente sacaría una abrumadora mayoría que superaría su propio récord del 2006.

¿No hay detrás de esto interés por el tercer período de Uribe?

Aquí lo que se busca es no permitir la deslegitimación del período 2006-2010. Esto no tiene ningún otro alcance. Lo que pasa es que la oposición siempre busca factores negativos que van más allá.

El Presidente no tiene interés electoral distinto a la consolidación de la institucionalidad, y para eso vamos al mejor convalidador de la política y de la democracia: el pueblo.

¿Nueva elección implica nuevo período?

Estamos hablando de un referendo para el período 2006-2010.

¿Cuándo llegaría el proyecto de referendo al Congreso?

Me reúno la próxima semana con la presidenta del Senado y el presidente de la Cámara para acordar, primero, la fecha en que se debe convocar las sesiones extraordinarias. Creo que debe ser la semana previa a las ordinarias y vamos a utilizar estos días para mirar el proyecto. Creo que después del 15 de julio podemos estar viendo esa posibilidad.

¿Cuándo se haría este referendo?

Eso va a tener un trámite sencillo y rápido. Habrá mensaje de urgencia. Le vamos a pedir de manera respetuosa a la Corte Constitucional que le dé prioridad a su estudio. Tan pronto la Corte dé su aval constitucional se hará el referendo. Quiero decir claramente que el Gobierno, de manera decidida, impulsará el sí en este referendo, para que haya una nueva elección.

Nancy Patricia Gutiérrez dijo que le gustaría que también convocaran a elecciones para repetir las del Congreso. ¿A usted cómo le suena eso?

Realmente creo que deberíamos de mantener solo la propuesta inicial.

No le gusta la de repetir las del Congreso...

Me parece que, a pesar de que respeto mucho el criterio de ella y no deja de tener razón en eso, el objetivo que buscamos que es el de la consolidación de la institución presidencial. No creo que sea conveniente mezclarle otras cosas, pero bueno, todo eso estaría en la discusión, obviamente.

La coalición en el Congreso está maltrecha. ¿Cómo puede estar tan seguro del éxito del proyecto?

En un diálogo sincero y abierto con la coalición, todas las cosas son solucionables. Es normal que en una coalición haya diferencias, pero veo muy buen ánimo en todas las bancadas.

¿Sectores como el de Germán Vargas, que se ha distanciado del Gobierno, podrían hacerlo fracasar?

Aquí lo que está de por medio es el fortalecimiento de la institucionalidad y la legitimidad de la elección presidencial. Las bancadas de la coalición deben entender que esto es muy importante para la consolidación, no solo de la democracia, sino del proyecto político del presidente Uribe, en el sentido de dejar la seguridad democrática como política de Estado.

¿Cómo puede repetirse la elección presidencial de 2006, si los competidores del Presidente en esa oportunidad (Carlos Gaviria y Horacio Serpa) dijeron que no irán a esa convocatoria?

Se trata de una nueva elección y puede inscribirse como candidato el que quiera.

Referendo para la segunda reelección

¿Qué hará el Gobierno frente al proyecto de referendo que busca el tercer período del presidente Uribe?

Esa es una iniciativa de un partido y de unos ciudadanos que tienen todo el derecho de presentar proyectos. Lo uno no altera lo otro.

¿Le gusta ese otro referendo?

Aparte de que haya o no la posibilidad de otra reelección (el Presidente ha dicho que no y yo le creo), en una democracia las propuestas deben ser analizadas.

Pero le insisto: ¿A usted le gusta?

Pues es que como no hay texto todavía, nada sobre lo que pueda opinar, no me atrevo a dar un concepto.

Ministro, la pregunta para el referendo de la segunda reelección ya está en la Registraduría...

Ha sido tan intenso todo este trabajo, que no he tenido tiempo de leerla.

La crisis con la Corte y sus soluciones

¿Cómo retomar un camino hacia la solución de la crisis?

Tengo un profundo respeto por la justicia colombiana. Tengo por la Corte Suprema de Justicia una gran admiración de toda la vida desde mi formación como abogado. Y, obviamente, también por las demás cortes: por la Corte Constitucional, el Consejo de Estado, el Consejo Superior de la Judicatura y por los organismos de control.

Tengo admiración y profundo respeto y el Gobierno lo ha demostrado y así tiene que ser en una democracia que acata las decisiones que tome la justicia colombiana y los organismos de control.

Pero también, el Gobierno tiene derecho, cuando no está de acuerdo con algunas situaciones, a controvertir esas decisiones o a hacer observaciones a ellas, pero siempre sobre la base del acatamiento a esas decisiones. Que eso quede absolutamente claro.

Ahora. Cuando alguna de las instituciones se sale del ámbito jurídico y plantea situaciones de tipo político, pues con mayor razón el Gobierno tiene que actuar. Y en este caso, cuando está de por medio la legitimidad misma de la elección presidencial, no queda otro remedio: la obligación del Presidente y del Gobierno es defender a capa y espada esa legitimidad.

Y por eso, para hacerlo dentro del marco de la democracia, hemos escogido el único camino válido que es el camino de la Constitución y la máxima expresión para convalidar la autoridad que es el pueblo. De manera que todo esto dentro del marco de la institucionalidad, del respeto a la Constitución y la ley y acudiendo al Constituyente Primario.

Mi vocación es conciliadora. Mi obligación constitucional es crear una armonía entre las ramas del poder. Nosotros respetamos la independencia y hacemos respetar la independencia del Ejecutivo, pero sabemos que tenemos que buscar y lograr una colaboración armónica.

Creo que todos los que estamos en la cabeza de la rama judicial tenemos ese compromiso. He encontrado extraordinaria buena voluntad del presidente de la Corte Suprema, el doctor Francisco Ricaurte.

He encontrado ya unos consensos con el doctor Humberto Sierra Porto, presidente de la Corte Constitucional, al menos un saludo inicial. Lo mismo con el presidente del Consejo de Estado, del Consejo Superior de la Judicatura, con el señor Procurador, el señor Fiscal, el señor Defensor del Pueblo y voy a seguir en eso.

Yo no voy a disminuir mi entusiasmo y voy a seguir haciendo esfuerzos para buscar armonía, esa es mi voluntad y lucharé por ella.

¿Se reunirá esta semana con ellos?

Yo siempre voy a tender puentes, a dialogar, nunca voy a interrumpir la comunicación, porque es una obligación y además es mi convicción.

Los hechos recientes, como las denuncias del viernes ante la Comisión de Acusación contra algunos magistrados de la Corte Suprema, ¿ayuda o pone obstáculos en ese empeño?

Esos son hechos individuales que no comprometen mi actividad como ministro del Interior y de Justicia, y cada uno de los funcionarios que sienta lesionado su interés, como cualquier ciudadano, tiene el derecho de pedir las garantías que considere pertinentes, pero no quiero involucrar lo uno con lo otro.

¿Cree que deben proceder las tutelas contra sentencias?

Mi primer mensaje fue manifestar que la justicia necesita una reforma profunda, pero mi primer vehículo para lograrla fue sugerir o proponer un consenso. Eso me evita tener que contestar esa pregunta, porque si lo que estoy buscando es un consenso, estoy buscando precisamente es conciliar esos intereses.

Sigo buscando ese consenso y no creo que haya que cambiar esa política. Lo ideal es lograr presentarle al Congreso un proyecto consensuado entre la rama judicial y el Ministerio, y trataré de que así sea. Obviamente luego, en la discusión del Congreso, trataré de conciliar las diferentes posiciones que se presenten en él. Pero tendría una gran fuerza ante el Congreso, que llegáramos con un proyecto convenido.

La reforma a la Justicia

En general, ¿se le ocurre algunas 'cirugías' que se le pudieran hacer a la justicia?

La propia rama de la justicia tiene muchos proyectos, muy interesantes y con mucha intensidad. Creo que debemos partir de esas propuestas, evaluarlas, mirarlas, identificar en qué estamos de acuerdo, los desacuerdos a ver cómo los podemos conciliar.

Estoy en el mejor ánimo. Quiero proponer que hagamos una reforma de consenso y que trabajemos dentro de la colaboración armónica que nos impone la Constitución, respetándonos la independencia que nos da la misma Constitución.

¿Se puede decir que el ministro saca bandera blanca frente a la justicia?

Es que la bandera blanca la saqué desde siempre. Antes de posesionarme lo dije. En mi primera intervención como ministro lo dije y no tengo por qué cambiar una convicción que tengo.

¿Cómo articular las reformas que usted propone, con las propuestas de la Comisión de Ajuste?

He dicho que hay dos caminos en la formulación de las propuestas: la Comisión de Ajuste está preparando unas propuestas para una reforma política y yo lo que he propuesto es que, paralelamente, busquemos un acuerdo con la rama de la justicia para que presentemos la de la justicia.

Es probable que después las podamos juntar o también las podemos tramitar por separado porque habrá algunos aspectos de orden constitucional, pero otros serán de orden legal.

De manera que lo que habría que sopesar después es qué sale como propuesta, qué se hace a través de un acto legislativo y qué a través de una reforma legal.

Quisiera que usted se atreviera a señalar aspectos más puntuales sobre las reformas de las que está hablando...

Tengo muchas ideas, pero cuando se tiene una comisión designada por el Gobierno y por otro lado se está proponiendo un consenso, no sería oportuno salir con unas ideas que pudieran perturbar el propósito que tenemos de lograr esas dos reformas.

La reforma política

¿Esos son sus dos claros desafíos: las reformas a la política y la justicia?

Sí, y no los tomo caprichosamente sino porque son una necesidad para el país. A la política hay que hacerle una cirugía de 'alto turmequé' y a la justicia también. Creo que todos estamos convencidos que hay que modificar la estructura de la política y hacer también una reforma profunda de la justicia.

¿Usted cree que Colombia está preparada para adoptar un sistema semiparlamentario o parlamentario?

Personalmente me gusta mucho el sistema parlamentario, pero creo que Colombia tiene que madurar, básicamente en el fortalecimiento de los partidos, antes de intentarlo, porque la base fundamental de un sistema parlamentario son los partidos fuertes. Por eso la reforma política incluye el fortalecimiento de los partidos y del Congreso. Lo que se necesita hoy en Colombia es el verdadero equilibrio entre las ramas del poder público que platea la Constitución, porque, al fin y al cabo, la independencia de las ramas de lo que requiere es de un control mutuo y creo que en este momento ese sería un aspecto fundamental: ¿Cómo logramos que haya un verdadero equilibrio entre las ramas del poder? Vamos a trabajar en ese propósito.

En la reforma política que viene, ¿podría hacerse algún intento hacia ese sistema parlamentario?

En este momento hay algunas instituciones del sistema parlamentario que se han incluido en el sistema presidencialista, que es muy fuerte en Colombia, por ejemplo la moción de censura. Me parece que podemos ir caminando hacia allá, pero que no estamos todavía maduros para dar ese paso. A mí me gustaría.

¿Y no se siente en el momento de proponerlo?

No, creo que hay que dar unos pasos iniciales, unos ajustes y, especialmente, fortalecer mucho los partidos y al Congreso.

¿Le llama la atención la fórmula de la Asamblea Constituyente como elemento legitimador de las reformas? ¿Cree que se necesitaría en el término inmediato?

Le voy a decir algo general: a mí me gusta todo lo que sea de consulta popular. El mejor convalidador siempre en la democracia, es la consulta popular, y ahí hay Constituyente, hay referendo, hay consultas.

¿Es decir que usted no descarta esos elementos que están en la Constitución?

Claro porque para eso están en la Constitución. Las instituciones que están en la Constitución son para utilizarlas cuando el aparato del Estado considere que es lo oportuno.

Los retos del Ministro

Al ministro del Interior y de Justicia, Fabio Valencia Cossio, los planes le cambiaron, de manera radical, el mismo día de su posesión.

A las 9 de la mañana del pasado jueves, hora en que asumió, estaba seguro de haber comenzado una etapa de franca distensión con la Corte Suprema de Justicia, una de las principales 'piedras en el zapato' para el gobierno del presidente Álvaro Uribe.

De hecho, una cena con los presidentes de las altas cortes (Suprema, Constitucional y del Consejo de Estado) lo esperaba este sábado en Cartagena.

Pero el encuentro fracasó, porque tan solo 12 horas después de su posesión, Valencia estaba de cara a una realidad que no imaginó: el momento más grave de la crisis institucional de tiempos recientes, como consecuencia del enfrentamiento de dos poderes supremos que se acusan mutuamente de desinstitucionalizar el país.

Ahora Valencia, un "guerrero de la política", tiene el desafío de conciliar la búsqueda de dos propósitos: lograr la armonía entre el Ejecutivo y la Corte Suprema de Justicia y defender la legitimidad de la elección de Uribe "a capa y espada".

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