Mayo 31

200 Consejos Comunales: construyendo credibilidad sin promesas inalcanzables

El 9 de agosto del 2002, el Gobierno Nacional anunció la realización de una serie de reuniones con la comunidad, para escuchar las necesidades de cada región y buscar soluciones desde los gobiernos Nacional, departamental y municipal. Veinticuatro horas después arrancaron, en Pasto (Nariño), los consejos comunales de Gobierno.

Bogotá, 31 may (SP). “Estos consejos no son consejos de promesas; no pueden serlo. Si algo hemos buscado con el Gobierno Comunitario es construir credibilidad popular en las instituciones de la Patria. Y si esto se convierte en un ejercicio de promesas, en lugar de construir credibilidad se afecta más la credibilidad”.

Así, con la franqueza que lo caracteriza, el Presidente Álvaro Uribe Vélez define los consejos comunales de Gobierno que desde el 10 de agosto del 2002 adelanta en distintas regiones del país y que este sábado, en el municipio de San Roque (Antioquia), llegan al número 200.

“¿Sabe qué me preocupa? Que por salir del paso yo venga a decir, alegremente, en una reunión de estas, ‘sí a todo’, y que después les quede mal”.

Esa es la manera como los colombianos han conocido, cada sábado, la forma de gobernar de Uribe Vélez, escuchando uno a uno a los representantes de la comunidad para responder, sin rodeos, cuando por alguna razón no se puede comprometer con la realización de una obra o alguna petición particular.

Ese diálogo abierto con la comunidad es el éxito y propósito de los consejos comunales de Gobierno, que hoy se han convertido en un espacio que los ciudadanos reclaman como propio.

A través de la televisión, los colombianos han conocido las regiones más apartadas de la geografía colombiana y sus necesidades, porque una de las características de estas reuniones es que son trasmitidas a nivel nacional por el Canal Institucional.

Así, por los consejos comunales han pasado las comunidades indígenas de Nabusimake (Sierra Nevada de Santa Marta), los Wayúu de La Guajira, las negritudes del Pacífico, los raizales de San Andrés y Providencia, los indígenas de Vaupés y todos aquellos que, aunque desconocidos, hacen parte de Colombia.

El primer Consejo

El 9 de agosto del 2002 el Gobierno Nacional anunció la realización de una serie de reuniones con la comunidad, en las que se escucharían, de viva voz, las necesidades de cada región y se buscarían alternativas de solución desde los gobiernos Nacional, departamental y municipal.

El país se sorprendió con el novedoso anuncio: ¿Un Presidente escuchando y resolviendo las necesidades del ciudadano del común? Sí. Y no solo el Presidente, también los ministros y funcionarios de las entidades más representativas del Gobierno Nacional.

Para Antioquia la fórmula no era nueva. Durante su período como Gobernador, Uribe Vélez recorrió todas las poblaciones del departamento y realizó consejos comunitarios acompañado de sus secretarios.

“El municipio es al ciudadano lo que la familia es al ser humano. El municipio es el primer encuentro del ciudadano con el Estado. Defenderemos los municipios, pero se tendrán que ayudar con austeridad y buena administración”, señala el punto 10 del Manifiesto Democrático, que presentó a los colombianos el entonces candidato a la Presidencia (2002-2006), Álvaro Uribe Vélez.

En cumplimiento de ese compromiso, el 10 de agosto de 2002 arrancó el primer Consejo Comunal de Gobierno en la ciudad de Pasto (Nariño). Y conciente del reto que enfrentaba al trasladar la fórmula de un departamento a la Nación, el Presidente reconoció ese día: “¿Cómo se aprende a nadar? Pues nadando”.

A partir de allí, el país se familiarizó con un Presidente que despacha durante todo el día sábado desde el centro de convenciones de una de las ciudades principales, o desde el coliseo o patio de un colegio, en uno de los municipios más apartados del país.

A través de la televisión, los colombianos han visto a un Mandatario que se integra con todas las comunidades. Un Jefe de Estado que en Boyacá se pone una ruana de gruesa lana, en Córdoba un sombrero vueltiao, en Antioquia viste de poncho y sombrero aguadeño y cuando llega a alguna región indígena recibe con respeto el ‘bastón de mando’ de la comunidad y visita los lugares sagrados.

Del Power Point a la llavecita

“La gente no le cree a uno sino cuando ven que están poniendo las redes (de agua); la gente no le cree a los contratos ni al Power Point; la gente cree cuando ve el líquido en la llavecita”, dice habitualmente el Jefe de Estado en estas reuniones comunales, como una forma particular de acelerar a sus funcionarios en el cumplimiento de las obras.

Una manera directa de buscarle alternativas de solución a la problemática de la comunidad, que también lo lleva, en muchas oportunidades, a pedirle a sus edecanes que le comuniquen vía celular a algún funcionario que no se encuentra presente en el Consejo Comunal.

Llámeme al celular…

Quienes siguen todos los sábados estos ejercicios de democracia participativa a través del Canal Institucional, recuerdan, por ejemplo, aquel episodio cuando Uribe Vélez, en su afán por dar solución a los problemas que agobian a la comunidad, dio, en directo, el número de su celular. En minutos, cientos de llamadas y mensajes de texto hicieron colapsar el aparato.

“Ahora se congestionó esto”, dijo el Presidente, al no poder controlar el timbre de su teléfono personal y después de leer al aire varios mensajes de texto enviados por los ciudadanos.

A partir de allí, el país vio al Jefe de Estado contestando llamadas de ciudadanos desconocidos para él, algunos para pedirle que visitara su municipio, otros para solicitar ayuda y unos más, simplemente, para comprobar si en verdad se trataba del número del celular del Presidente de la República.

Así son los consejos comunales de Gobierno: diálogos abiertos con la comunidad y sin protocolos, donde, en cabeza del Jefe de Estado, todos los funcionarios responden con soluciones o alternativas al clamor de la comunidad.

Seguramente, como lo recalca siempre el Presidente, en esas reuniones no se da solución a todas las necesidades y nunca las poblaciones van a quedar satisfechas, porque siempre habrá algo más. A pesar de ello, los colombianos han logrado tener un contacto directo con el Gobierno, sin intermediarios y sin que les vendan promesas inalcanzables.

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