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Febrero 20     Versión imprimible

Palabras del Cardenal Stanislaw Dziwisz luego de recibir la Orden Nacional al Mérito

Bogotá, 20 feb (SP). “Señor Presidente de la República: deseo manifestar mi especial gratitud hacia el señor Presidente de la República, por haber convocado esta reunión y concederme esta importante condecoración.

La recibo como señal de profundo lazos y de estrechas relaciones entre Colombia y Polonia, especialmente con la Iglesia.

Con especial emoción recuerdo mi presencia en esta Casa de Nariño, cuando acompañé a Su Santidad Juan Pablo II, como secretario privado el 1º de (julio de) 1986.

Quiero también recordar algunas palabras que el Santo Padre pronunció en esta ocasión: “Conocen, apreciados dirigentes, la realidad de nuestro mundo y más especialmente la de los países latinoamericanos, y son concientes de que esa marcha hacia el progreso suscita no pocos y grandes interrogantes”.

Señor Presidente, usted como pocos conoce la responsabilidad y la magnitud de esta tarea. Sus siete largos años de gestión han contribuido de modo visible al desarrollo y la estabilidad de su Patria.

Juan Pablo II, como el peregrino de la paz, se refirió a la civilización del amor.

Permítanme citar sus palabras.

“Se trata de una sociedad en donde la laboriosidad, la honestidad, el espíritu de participación en todos los órdenes y niveles, la actuación de la justicia y la caridad sean una realidad. Una sociedad que lleve el sello de los valores cristianos como el más fuerte factor de la cohesión social, y la mejor garantía de su futuro.

“Una convivencia armoniosa, que elimine las barreras opuestas a la integridad nacional y constituya el marco del desarrollo del país y de progreso del hombre.

“Una sociedad en donde sean tutelados y perseverados los derechos fundamentales de la persona, las libertades civiles y los derechos sociales con plena libertad y responsabilidad, y en la que todos emulan el noble servicio al país, realizando así su vocación humana y cristiana. Emulación que debe prestarse en servicio de los más pobres y necesitados en los campos y en las ciudades”.

Al recibir esta esplendida condecoración quiero desearles, señor Presidente, a usted y a su Gobierno, la realización de su gestión conforme a los príncipes católicos.

Que lleguen sobre usted y sobre esta querida Colombia las bendiciones del Señor.

Muchas gracias señor Presidente”.


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