maravillas del mundo, el Lago de Tota; la construcción de la carretera de Chiquinquirá a Puerto Boyacá, que comunica al altiplano con el río Magdalena.
Otra carretera de gran importancia: la carretera que va por territorio santandereano, pero que también ayuda mucho a Boyacá, a Cundinamarca y a Bogotá, la carretera del Carare, ahora en plena construcción el tramo que nos faltaba, que es el tramo que va de Landázuri a Cimitarra.
Ojalá hoy quede totalmente despejado el camino para poder cerrar con broche de oro este gran plan vial para comunicar el altiplano con los Llanos, el altiplano con el río Magdalena, el altiplano con el sur del país, el altiplano con el Pacífico, el altiplano con el Caribe. Quede cerrado este proceso, con el perfeccionamiento del contrato para la carretera del Sisga al Llamo.
Hace pocos días firmamos el contrato de la doble calzada de Bogotá a Villavicencio. A nosotros nos da entusiasmo saber que este Gobierno podrá cumplir una meta: que todas las salidas de Bogotá queden en doble calzada, para contribuir a la competitividad de nuestra gran capital.
En plena ejecución esa doble calzada a Boyacá, la carretera de Yopal. Hemos construido unos kilómetros muy importantes de la carretera Arauca. Esa es la gran comunicación de Bogotá a Venezuela, a Caracas; en plena construcción la doble Bogotá a Girardot-Ibagué. El Túnel de la Línea, que deberíamos llamarlo el Túnel del Segundo Centenario.
El tramo Buga-Buenaventura, la construcción de la doble calzada de Bogotá al Pacífico.
En plena construcción la doble calzada de Bogotá-Villeta. Perfeccionados los dos contratos iniciales de la doble calzada de Villeta a Santa Marta, la Ruta del Sol. Abierta la licitación por segunda vez para el tercer tramo de San Roque, en el Cesar, a Santa Marta, con los dos laterales, uno de ese eje vial hacia Cartagena, hacia el occidente, la carretera de Bosconia por el corredor de los contenedores, a Plato, a Zambrano, a El Carmen, y el otro al oriente: la carretera de Bosconia a Valledupar. Estos tramos ya están nuevamente en licitación.
Por eso, seguiremos desde aquí con entusiasmo el Consejo Comunitario de Duitama. Y hago llegar a mis compatriotas boyacenses un saludo con todo el afecto, y confío en que próximamente podamos cumplir con una reunión de evaluación de los asuntos pendientes de Gobierno, para acelerar en estos cinco meses, y que esa reunión la podamos hacer en Sogamoso.
Sobre el tema de cesantías
Nos reunimos hoy en la Presidencia de la República, comunicados por teleconferencia con una serie de regiones de la Patria, una serie de reuniones en diferentes sitios de la Patria, para seguir examinando el tema de la salud: ¿en qué hemos avanzado? ¿En qué hemos mejorado? ¿Dónde tenemos deficiencias? ¿Cómo podemos mejorar? Para despejar dudas, malos entendidos, equivocaciones sobre la reforma a la salud. Para avanzar en algo muy importante: la calidad.
Durante estos días, escuchando compatriotas a través de los medios de comunicación, en el Call Center de la Superintendencia, uno llega a esta conclusión: sí, hay aspectos marginales que crearon una innecesaria polémica en la reforma a la salud, como las cesantías, como las sanciones económicas a los médicos.
Yo creo que eso pudo evitarse. Habríamos evitado esta dañina polémica. Y el Gobierno, que es un Gobierno democrático, cuya dialéctica reposa, de acuerdo con las palabras del ex presidente Darío Echandía, en la capacidad de acometer y rectificar, ha dicho humildemente ante los colombianos que aceptamos quitar el tema de las cesantías y que aceptamos impulsar en el Congreso de la República, para que se elimine el tema de las sanciones económicas a los médicos.
La verdad es que de lo que han dicho los compatriotas nos ha quedado la reflexión de que las cesantías son intocables para algo distinto de vivienda, para algo distinto de educación superior de los hijos.
Yo le decía al alguien: ‘Bueno, pero es solamente para pagar extra POS, nunca el POS, y para estratos 5 y 6, los pudientes’. Unos compatriotas me decían: ‘Presidente, por ahí abren la puerta’. Y la verdad es que eso nos conmovió, y por eso dijimos: no abramos esa puerta, no permitamos que se abra. Y por eso rectificamos.
Enrico Ferri, maestro de (Jorge Eliécer) Gaitán, solía decir que la legitimidad de la autoridad reposa en la capacidad de defender con argumentos su razón, y de entender los argumentos que le quitan la razón.
En el caso de las cesantías y de las sanciones económicas a los médicos, nosotros aceptamos los argumentos que nos quitaron la razón, para bien de la democracia colombiana. Y por eso nos proponemos hacer esas dos rectificaciones.
E insistiremos con argumentos, con clarificaciones, con diálogo en los temas positivos de esta reforma necesaria.
Los médicos
Me preguntaran: ‘¿Presidente, y por qué aceptan también eliminar las sanciones económicas a los médicos?’. Porque han dado una razón muy valedera. Me han dicho: ‘Presidente, las sanciones económicas a los médicos se convierten en un factor que deteriora la autoestima ética del cuerpo médico’.
El Gobierno lo acepta y por eso apoyamos el proyecto que debe tramitarse ahora, desde el 16 de marzo, para eliminar lo de las sanciones económicas.
Creo que en la otra parte de las sanciones, y lo digo con todo afecto ante los médicos de Colombia, no hay problema. Porque quiénes las imponen: sus pares, los propios médicos. ¿En qué casos? Cuando concurran dos casos, se necesita la sumatoria de los mismos: cuando un médico se aparte de una guía obligatoria, que es excepcional, sin justificación. Pero no basta con eso, se requiere que además le haga daño económico al sistema.
Y alguien me decía: ‘Presidente, ¿cómo así que daño económico a las EPS?’. No, no, no es a las EPS; es al sistema de salud de los colombianos, que ya tiene asegurados 41 millones de compatriotas.
Y alguien decía: ‘Bueno, pero reglamenten eso’.
En una reunión en este mismo salón con asociaciones científicas, federaciones, universidades, yo creo que la mayoría aceptó esto: que sean los médicos los que desarrollen, vía doctrina y jurisprudencia, cuándo se dan ese par de causales; que sean ellos mismos. Yo creo que queda mejor permitir que sea el desarrollo doctrinario y jurisprudencial de los médicos el que haga claridad, el que defina sobre los casos que van tipificando ese par de circunstancias. Y así vamos radicando más competencias en los propios médicos.
Creo que esta reunión de hoy nos sirve para aclarar dudas que tengan los colombianos.
Anoche, en compañía de los ministros de Hacienda (Óscar Iván Zuluaga) y de Protección Social (Diego Palacio) tuvimos hasta las 11 de la noche un foro muy importante en el Hospital San José, antigua Clínica Lorencita Villegas de Santos.
Y empezamos ese foro diciendo lo siguiente: esta clínica es un ejemplo de casos de éxito de este Gobierno en salud.
Esa clínica la habían cerrado en 1999. Se reabrió gracias a este Gobierno en el año 2006, y hoy es un caso de éxito.
Un Gobierno que puede decir a los ojos de los colombianos que no ha cerrado un solo hospital público, que no lo va a cerrar. Y es muy importante que hoy se discuta el tema de los hospitales públicos, porque lo que hemos hecho es crear condiciones para que los hospitales públicos sean eficientes, sostenibles, para que no se cierren.
Este Gobierno, en lugar de cerrar hospitales públicos ha hecho un gran apoyo presupuestal, superior a los 600 mil millones de pesos, para reestructurar más de 220 hospitales públicos.
De memoria:
Está la red hospitalaria de Boyacá. Y recuerdo aquel día de la visita a Chiquinquirá (Boyacá). Esa tragedia con el hospital de Chiquinquirá. La red hospitalaria de Boyacá ha recibido una inyección cercana a 100 mil millones de pesos de este Gobierno para reestructurar.
Antes se les daba plata a los hospitales cuando había y no se reestructuraban, y rapidito le reaparecía la enfermedad y moría.
Lo que hemos hecho en este Gobierno es buscar que se vuelvan sostenibles permanentemente.
En Boyacá se ha hecho una tarea bien importante.
Doscientos veinte hospitales del país reestructurados.
Recuerdo, muy al inicio de este Gobierno, Bucaramanga: se va a cerrar el González Valencia, se van a cerrar los hospitales públicos de Santander, el de Barrancabermeja.
Hemos avanzado en su reestructuración, la hemos financiado, impedimos que se cerrara.
Recuerdo otro día: se va a cerrar el Universitario de Barranquilla, se va a cerrar el Universitario de Santa Marta. ¿Qué hicimos nosotros? Impedir que se cerraran, financiando la reestructuración.
Otro día: se va a cerrar el San Jorge de Pereira. ¿Qué hicimos nosotros? Apoyar con recursos la reestructuración para que no se cerrara.
Otro día: se va a cerrar el San José de Popayán. En lugar de dejarlo cerrar, lo reestructuramos. Y allí hay un modelo muy importante, muy importante, que lo quiero decir hoy ante el país:
Allí en el proceso de reestructuración, nuestro Gobierno impulsó que los servicios del Hospital San José de Popayán se presten a través de contratos sindicales con los trabajadores.
Yo creo que ese es un modelo bien interesante, porque nosotros no queremos los extremos, no queremos que haya hospitales carcomidos por el clientelismo y la politiquería, y no queremos el otro extremo: de médicos, odontólogos, personal hospitalario maltratados por excesos de cooperativas de trabajo asociado.
Lo que tenemos en el Hospital San José de Popayán es un buen ejemplo de contratos sindicales, de organización de los propios profesionales y de los trabajadores, contratando las actividades del hospital con la entidad.
‘No se pueden cerrar los hospitales’
Quiero decirle hoy al país que nuestra voluntad es férrea en aquello de que no se pueden cerrar los hospitales. Y tendremos oportunidad de examinarlo.
Lo que sí necesitamos es que los hospitales sean austeros, eficientes; que no derrochen plata.
El 27 de diciembre, allá donde yo vivo en Rionegro (Antioquia), recibí una delegación del suroeste de Antioquia -y hablo de mi tierra chica, porque uno tiene menos pena para referirse a los problemas de su tierra chica que a cualquier otra región de la Patria- y me dijeron: ‘Presidente, es insostenible la salud en la zona cafetera de Antioquia’. ‘¿Por qué?’. ‘Porque en cada municipio hay un hospital y cada hospital tiene una gerencia, una fronda burocrática; se están gastando la plata en clientelismo, en burocracia’.
Eso no puede ser, eso no puede ser.
Los hospitales públicos pertenecen a toda la comunidad. Los hospitales públicos son la empresa privada más importante, porque son de propiedad de toda la comunidad. Los socios de los hospitales públicos somos los 46 millones de colombianos. Y exigimos que esos hospitales públicos sean bien manejados, que el dinero no se vaya en burocracia, no se vaya en clientelismo. Que el dinero se aplique a la tarea misional de la salud.
Este Gobierno no ha cerrado hospitales públicos, no permitirá que los cierren.
Pero así como hemos reestructurado 220, con las normas de esta reforma ahora la voluntad es que tengan que garantizar que esos hospitales apliquen bien los recursos a la salud, y que no haya derroche en politiquería, en suntuosas gerencias, en frondosas nóminas burocráticas.
Creo que ese es un camino acertado para el país.
Hace algunos años leía yo al profesor Prahalad (C.K. Prahalad), uno de los economistas y sociólogos más importantes del mundo en su compromiso con el capital al servicio de los sectores populares.
Y me puse a indagar qué pensaba el profesor Prahalad para poder garantizar la calidad en un país como Colombia, que ha dado un gran salto en cobertura.
Avances en cobertura de salud
Miren, veamos qué ha pasado en la cobertura desde la Ley 100:
Apreciados médicos, yo creo que no le miento al país si digo esto:
Cuando aprobamos la Ley 100 qué había de ahí para atrás: tres millones de colombianos beneficiarios del Seguro Social y de unos regímenes especiales. Solamente tres millones. Muy pocos de ellos con cobertura familiar. Millón y medio de colombianos con pólizas de medicina prepagada. Hospitales de muy buena calidad para la gente pudiente y una atención muy precaria, de caridad, para los ciudadanos pobres.
Yo creo que no exagero: que le atendieran una enfermedad grave a un ciudadano pobre era muy excepcional, y tenía que ser donde había unos hospitales de calidad que habían logrado avanzar mucho.
Pero en aquel proceso de la Ley 100, entre 1986 y 1993, yo visité muchos hospitales del país. Y recuerdo una región de la Patria, en esos hospitales públicos lo que encontraba solamente era unas tijeras, unas carretas de esparadrapo, unos frascos de mertiolate y los pacientes tendidos en las salas de espera en qué tragedia.
¿Qué pasó entre 1993 y el 2002?
Se afiliaron 23 millones de colombianos: 10 millones 700 al Régimen Subsidiado, y teníamos unos 13 millones en el Régimen Contributivo.
¿Qué ha pasado del 2002, cuando empezó nuestro Gobierno, a la fecha?
Hemos crecido la afiliación del Régimen Subsidiado, de 10 millones 700 mil a 23 millones.
Y algunos critican. Dicen: Ah no, es que el Presidente se gastó la plata de la salud afiliando a los colombianos al Régimen Subsidiado. ¿Por qué no los hicieron afiliar al Contributivo?
¡Qué bueno que nos propongan ese discurso! ¡Qué bueno que nos propongan ese discurso, para que miremos lo social!
Yo no estoy de acuerdo con la otra opción, que habría sido la opción inhumana, deshumanizada, antisocial, de haber dejado a estos compatriotas por fuera, porque no tenían capacidad de afiliarse al Régimen Contributivo.
¿Por qué los afiliamos al Régimen Subsidiado? Porque no tenían capacidad de afiliarse al Contributivo; porque la Patria había llegado a niveles de desempleo del 18, 20 por ciento; porque la Patria había llegado a niveles de pobreza del 60 por ciento.
Hemos hecho todos los esfuerzos para afiliar colombianos al Régimen Contributivo, que también ha crecido.
Mire, en este Gobierno se han creado dos millones 700 mil empleos. Es lo que resulta de comparar la población ocupada de 2002 con la población ocupada de la fecha.
Y esos dos millones 700 mil es el mismo número que se le ha adicionado, de nuevos cotizantes, al Régimen Contributivo. Lo que nos ha permitido pasar en Régimen Contributivo de 13 millones de beneficiarios a más de 18 millones de beneficiarios.
Y hemos facilitado la afiliación al Contributivo. Antes, el trabajador independiente, para afiliarse al Contributivo tenía que cotizar sobre un salario igual a dos veces el salario mínimo. Y los trabajadores independientes decían: no podemos. ¿Qué hizo el Gobierno? Bajó la base de cotización del trabajador independiente a un salario mínimo.
Hemos controlado evasiones.
La Pila (Planilla Integrada de Liquidación de Aportes), que tanto se criticó. Antes de la Pila se facilitaba mucho la evasión. ¿Por qué? Porque la cotización iba por separado; la declaración iba por separado; los pagos, por separado.
El empleador colombiano hacía una declaración y un pago para el Régimen Contributivo, otro para pensiones, otro para riesgos profesionales, y uno cuarto para el Sena, Bienestar Familiar y las cajas.
Qué veíamos en muchas partes del país: en la declaración de pensiones ya no había evasión, sobre todo en el caso de los trabajadores afiliados a los fondos de pensiones. Porque ellos vigilaban que no les subdeclararan el salario, porque eso les afectaba la pensión. Pero en salud, sí.
Ver uno que un trabajador que se ganaba un millón de pesos, lo declaraban por un millón de pesos en pensiones, pero en salud le ponían el salario mínimo.
Había una gran evasión y dineros que perdía la salud.
Con la Pila no se puede hacer eso. Como con la Pila la declaración es una sola. Si declaran un millón de pesos en pensiones, tienen que declarar un millón de pesos en salud. Eso nos ha ayudado a corregir evasiones en salud.
Un tema por el por el cuál han preguntado: ¿En qué va la base de datos que contenga la totalidad de los afiliados al Régimen Subsidiado?
El Ministro (de Protección Social, Diego Palacio) nos decía anoche, en el Hospital San José, antigua Clínica Lorencita Villegas: ya hay 20 millones 700 mil colombianos.
Y el Ministro de Hacienda (Óscar Iván Zuluaga) agregaba: ya se puede hacer la comparación entre los afiliados al Régimen Subsidiado, por lo menos 20 millones 700 mil de ellos, y los declarantes de renta de la Dian (Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales).
Eso permitió en diciembre detectar 30 mil contribuyentes de renta que estaban afiliados al Régimen Subsidiado ilegalmente, haciendo trampa. Si son contribuyentes de renta deben estar en el Contributivo.
Todos estos mecanismos de control nos permiten avanzar en la lucha contra la evasión. Los nuevos decretos nos dan más instrumentos para avanzar contra la corrupción.
Cuando empezó nuestro Gobierno nosotros corregimos más de 600 mil dobles afiliaciones. Se hizo un esfuerzo muy grande.
Lo que no podíamos hacer y el país no puede hacer es que la gente pobre, mientras no pueda ingresar al Contributivo, la dejemos sin seguro.
Ay, cómo les hubiera gustado. Los mismos que hoy dicen que Uribe se gastó la plata de la salud, afiliando colombianos al Régimen Subsidiado, si no lo hubiéramos hecho hubieran dicho, esos mismos, esos mismos que hoy me critican con ese argumento economicista estuvieran diciendo:
‘Ay, ¿si ve? Como la gente no se pudo afiliar al Régimen Contributivo, Uribe los dejo sin salud, porque Uribe es neoliberal, a Uribe no le gusta sino la guerra, Uribe se gasta la plata es en la guerra’.
Eso hubieran dicho. Y ahora están bravos porque ellos no esperaron que este Gobierno fuera capaz de mostrar el resultado de 41 millones de colombianos afiliados a salud.
Ahora, faltan muchas cosas por hacer pero no hemos perdido el tiempo.
A nosotros nos tocó enfrentar la crisis de Cajanal (Caja Nacional de Previsión Social).
Ustedes no se imaginan lo que fue resolver ese problema de cerrar ese desastre en salud que era Cajanal. Y previamente, en todo el país, trasladar a otras aseguradoras a todos los que eran beneficiarios de Cajanal.
Nos tocó enfrentar la crisis de Caprecom, que lo hemos tenido que potenciar para atender necesidades en muchas partes del país y que ahora le tenemos que inyectar unos recursos.
A nosotros nos tocó enfrentar la restructuración de 220 hospitales de Colombia y faltan mucho. Aquí hay un testigo, el señor Gobernador de Cundinamarca, solamente sobre la reestructuración de un hospital, del hospital de Girardot (Cundinamarca).
A nosotros nos tocó enfrentar la crisis de la EPS del Seguro. Es bueno que los colombianos sepan esto:
¿Saben cuánto se gastaba en gastos administrativos la EPS del Seguro? El 26 por ciento. Las otras EPS en el pasado se gastaban el 20, ahora el 12.
A mí me preguntan que por qué cerró la EPS del Seguro: Por el derroche, por la politiquería. Un desastre. ¿Que nos dejo sin opción pública? No es así. Tenemos la nueva EPS que ahora hay que capitalizarla y mejorarla y estamos en este proceso.
Este Gobierno redujo, y nos ayudo el Congreso enormemente, los gastos de administración de las EPS solidarias, del 15 al 8 por ciento. Y hemos reducido los gastos de administración de las EPS del Régimen Contributivo del 20 al 12.
Era insostenible la del Seguro Social, con unos gastos administrativos del 26 por ciento.
¿Saben ustedes a cuánto ascienden los gastos de administración de la nueva EPS? Al 9 por ciento.
Algo hay de ese derroche del 26 por ciento del viejo Seguro Social, a la austeridad del 9 por ciento de la nueva EPS. Que tiene que mejorar. A la nueva EPS hay que perfeccionarla para que pague a tiempo y para minimizar las quejas de calidad.
Y entonces, ¿qué pasó con las clínicas del seguro?
Yo visitaba las de mi ciudad, y de pronto me asomaba a las de Bogotá y de otras partes. Y a mí me da mucha tristeza -y lo digo de mi ciudad porque la confianza a la ciudad propia le permite a uno ser crítico en la ciudad propia-. Las clínicas del Seguro, un desastre; las otras de la ciudad, una maravilla.
Yo decía: ‘Esto no puede ser. Si lo que hicimos en la Ley 100 fue dar un paso para que los colombianos, todos, tengan acceso a clínicas de primera’.
Cuando yo era niño joven, en Colombia había dos clínicas: unas muy buenas para los pudientes, y los pobres no podían ir sino a los hospitales de caridad.
Alguna revolución que ha tenido este país es abrir las clínicas de primera calidad para que lleguen allí pobres, ricos y los de la mitad.
Si esto lo hicimos en la Ley 100 no se está practicando. Mire esto del Seguro Social: las clínicas con los pacientes arrumados en los pasillos, quebradas, con pésima atención.
Hoy esas clínicas del Seguro Social en Medellín están a cargo de una IPS, la Universidad de Antioquia, que es publica, y avanzan sumamente bien. La clínica del Seguro Social de Santa Marta pasó del desastre a la ilusión; hoy administrada por la Fundación Cardiovascular de Bucaramanga, entidad sin ánimo de lucro. La clínica Enrique De La Vega de Cartagena pasó de la tragedia a ser un motivo de confianza; hoy administrada por la Fundación de Hermanos de San Juan de Dios. Las clínicas del Seguro Social de Bogotá, hoy administradas por una entidad conformada por la Caja de Compensación Compensar, la Universidad del Rosario y la Fundación de Hermanos de San Juan de Dios.
Y nos toca hacer muchos esfuerzos. Ministro (de la Protección Social), un esfuerzo: cumplir con las metas de esta reforma.
Así como en Barranquilla ya hay 554 mil compatriotas del Régimen Subsidiado a quienes se les está garantizando el nivel de atención del Régimen Contributivo, eso lo tenemos que lograr en toda Colombia.
Ya tenemos 11 millones de jóvenes de menos de 18 años que estaban en el Régimen Subsidiado y que empiezan a recibir los beneficios del Régimen Contributivo.
Pero eso lo tenemos que lograr para todos los del Régimen Contributivo.
Ministro, compañeros del Gobierno:
El primero de abril tenemos que cumplir la meta de que cualquier ciudadano de la Patria que tenga un carné de Régimen Subsidiado lo atiendan no solamente en su municipio sino en cualquier sitio del país.
El primero de abril, cuando empiece el pago directo, nosotros tenemos que cumplir que el pago directo sea en favor no solamente de las EPS sino de los hospitales. Y no puede haber excusas de que la plataforma tecnológica se ha demorado. Hay mecanismos para cumplir esto.
Los colombianos tienen que empezar a sentir un alivio en los hospitales, de que les pagan más ágilmente el seguro de accidente de tránsito.
¿Qué ha ocurrido? Hay un accidente de tránsito, llevan a una persona de urgencia y después, las dificultades del hospital para que le paguen.
Antes eran las dificultades para atender. Afortunadamente están atendiendo. Todo el mundo tiene que atender la urgencia. Ahora hay que resolver otro problemita: las dificultades para que le paguen.
Esperamos que la reforma se aplique en eso rápidamente, y que el hospital simplemente vaya a donde la compañía que expidió la póliza del seguro de accidentes de tránsito y aquella cuenta que no exceda 1.100 salarios mínimos se la cobren a esa compañía.
Esperamos que cuando los hospitales, las EPS, hagan cuentas de recobro, antes de aprobar esas cuentas para que no haya iliquidez en el sistema, se puedan hacer los anticipos.
Ahora, todo hay que manejarlo con austeridad.
Mire, es que comparando esto con Estados Unidos vamos mucho más adelante.
Un país de 40 mil dólares de ingreso per cápita, la primera economía del mundo y no han sido capaces de darles seguro a 47 millones de trabajadores.
Nosotros, un país todavía pobre, con dificultades, hemos asegurado 41 millones de colombianos y estamos en la tarea de que esto mejore.
Un reto, señor Superintendente, el de Prahalad. ¿Que nos aconseja el Profesor Prahalad:
Aprovechen la tecnología de las comunicaciones para mejorar la calidad de la salud. Que todo usuario, todo ciudadano de la Patria pueda, a través de Internet, pueda a través de un teléfono celular, comunicarse rápidamente con un centro de servicios, un Call Center de la Superintendencia (de Salud). Que pueda comunicarse rápidamente con su EPS, con su hospital.
Que la Superintendencia le haga seguimiento a esa comunicación, y que la Superintendencia haga una monitoría para que el reclamo que ese ciudadano eleve se lo atiendan rápidamente. Eso puede ayudar a mejorar muchísimo, muchísimo la calidad de la salud.
A estar todos con las pilas puestas, todos los días, todos los días, porque esto de atender la salud exige apostolado, entrega, devoción, amor.
Médicos, odontólogos, enfermeras, funcionarios de los hospitales, clínicas, EPS, Gobierno, Presidencia de la República, ministerios, Superintendencia, para poderles garantizar calidad en la salud a todos los colombianos, tenemos que trabajar con amor, con vocación.
Hoy más que nuevas normas, se requiere que apliquemos bien las existentes, que los reglamentos no dejen dudas, que hagan todas las clarificaciones y que nos propongamos llegarles con calidad a los colombianos.
Es que la salud tiene dos momentos: el día que uno entrega un carné a un ciudadano que nunca ha sido asegurado, él siente una gran felicidad. Pero cuando se enferma, exhibe ese carné y no lo atienden o lo atienden mal, la felicidad se convierte en una frustración.
Hemos entregado muchos carnés. Tenemos 41 millones de colombianos asegurados. Lo que nos toca es mejorar en calidad, para que los colombianos sientan que ese carné vale más de lo que pesa. Ahí tenemos un gran reto.
Vamos, pues, a proceder hoy a escucharnos y a escuchar pacientes.
El ejercicio de esta semana en el Call Center de escuchar las quejas de los pacientes ha sido muy útil.
Muchos compañeros me dicen: ‘Presidente, ¿pero usted por qué se pone en eso? Que lo van a desacreditar, que todas esas quejas’.
¡Para eso estamos! Para recibir las quejas de los colombianos. A mí me nace en alma, me parece trabajo del Presidente de la República, que es ineludible, que lo tiene que hacer con afecto, estar pendiente de las quejas de los colombianos. Es mucho mejor que el Presidente de la República esté pendiente de las quejas de los colombianos que las eluda.
Y duro. Duro ha sido. Unos casos desgarradores. Pero, ¡qué bueno poder resolverlos! Y qué bueno poder estar al frente para que la Superintendencia sepa que tiene que estar apretando clavijas para que todos nos pongamos la batería de amor a Colombia.
¡Qué bueno que se aplique esta reforma! Ministro, donde haya un abuso en medicamentos apliquen la reforma, intervengan ese medicamento, intervengan la cadena, eviten esos abusos de medicamentos.
Es que el año pasado hubo muchas vivencias como esta: una EPS brava que porque no le habían pagado a tiempo una cuenta. Y pregunté yo: ‘¿Y por qué no se la pagaron?’. ‘Porque cobró 3.400 dólares por un medicamento que en el extranjero vale 1.000 dólares’.
Eso no se puede permitir.
Nosotros, el año pasado, en las cuentas del Ministro de Hacienda aparece que Colombia pagó 700 mil millones por medicamentos extra POS. Es imposible pagar cuentas con medicamentos con abuso de precio.
Ahí un punto de la reforma, le dice al Gobierno: intervenga en medicamentos donde haya abuso de precios. Es insostenible el aseguramiento a los colombianos con ese abuso de precios.
El tema de la desviación de recursos. Superintendente, esta reforma le da a usted los instrumentos: si una EPS, si un hospital desvía recursos, primero intervénganlos y segundo, métalos a la cárcel.
El tema de la ilegalidad de juegos. Trabajemos Superintendente, señor Ministro, con fiscales, Policía Judicial, jueces. El que esté promoviendo hoy un juego ilegal en Colombia, una maquinita ilegal, un chance ilegal, hoy, de acuerdo con esta reforma lo pueden llevar a la cárcel, porque le está quitando dineros a la salud.
Que las EPS no pueden contratar con sus propias clínicas sino el 30 por ciento, como lo definió el Congreso y también el Gobierno en la Ley 1122.
Ya pasó el año de transición que dio la Corte Constitucional. La EPS que no esté cumpliendo eso díganselo al país, sanciónenla. Están los instrumentos.
Yo defendí anoche el esquema colombiano de tener una división entre aseguramiento y prestación del servicio. Defendía lo que logró la Ley 1122. Porque de pronto nos equivocamos en la Ley 100 al permitir que pudiera haber integración vertical del ciento por ciento.
Y después vino un profundo debate. Me reunía yo con los hospitales y decían: ‘No puede haber integración vertical, Presidente. Porque si no hay independencia entre el asegurador, que es la EPS, y el hospital, entonces se abusa. Si al paciente lo mandan a una clínica de propiedad de la EPS, eso da para abusos; para que, por ahorrar dinero, maltraten al paciente’.
E iba a las reuniones de las EPS y me decían: ‘Presidente, tiene que haber integración vertical -me decían todo lo contrario-. Si no la hay no ganamos economías de escala. Se nos hace esto insostenible’.
Yo creo que sabiamente el Ministro y el Congreso sintetizaron la contradicción y se puso como límite máximo de integración vertical el 30 por ciento. Hay que cumplirlo.
Yo defendía el sistema colombiano, que tiene actores del Estado, del sector privado, mixtos y del sector cooperativo. Lo importante es que todos operen bien y que en todas partes se aplique el principio de la solidaridad.
Algo que ha llamado la atención al mundo académico, a las universidades internacionales es que Colombia ha logrado un sistema mixto, pero donde la solidaridad es un elemento transversal.
Y yo creo que es bueno ir a todas las universidades, ahora, Ministro, a explicar esto; hablarlo con todos los académicos de la Universidad Nacional, de la de Universidad de Antioquia, de la Universidad Javeriana, porque se está cuestionando hoy la estructura. Veamos cuáles son los problemas de la estructura, corrijámoslos.
Pero yo creo que hay unos fundamentos bien importantes. El fundamento de tener separado el asegurador del prestador; el fundamento de permitir que haya actores públicos, privados, mixtos, solidarios, pero todos con un común denominador, con un elemento transversal, que es la solidaridad.
En una EPS privada hay la solidaridad, porque tiene que contribuir al Subsidiado, y hay la solidaridad porque le tienen que dar el mismo plan de beneficios al cotizante de altos ingresos, que con su cotización alcanza a pagar el valor del plan, que al cotizante de salario mínimo que con su cotización no alcanza a pagar el valor del plan.
Eso muestra cómo en un esquema donde hay también actores privados no se puede eludir la solidaridad. Tenemos instrumentos con qué trabajar. Dediquémonos, Ministro, este ratico que nos queda al 7 de agosto, a mostrar que puede mejorar la calidad de la salud de la patria.
Tomamos pues esta tarea con toda devoción, con toda devoción.
A mí no me amilana la crítica. La crítica lo llena a uno de energía. Ojalá fuera energía con serenidad para poder trabajar mejor. A mí no me amilana. No puede amilanar al Gobierno. Lo que tenemos que hacer es trabajar mejor.
Y cuando yo veo que un colombiano se queja: ‘Presidente, es que yo llevo ocho meses esperando una cirugía; es que no me están dando una droga a tiempo, una medicina a tiempo’, eso duele mucho. Pero también le llama a uno la atención de que hay que ajustar, que nos tenemos que poner las pilas, que nos tenemos que llenar de bríos, que nos tenemos que meter las espuelas en nuestro propio costillar, para poder atender mejor la salud de los colombianos.
Muchas gracias a todos ustedes por acompañarnos hoy. Un saludo afectuoso a todos los compatriotas de Boyacá, señor Gobernador (José Rozo Millán), señor Alcalde de Duitama (Franklin Rincón), apreciados alcaldes, los ministros que están allá. Y asumimos pues este reto de seguir mejorando la salud colombiana y a eso tenemos que darle hoy un buen paso. |