PALABRAS DEL PRESIDENTE EN EL II FORO NACIONAL
DE SALUD
Bogotá, 06 abr. (SNE).- Las siguientes
son las palabras del presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez,
durante el “II Foro Nacional de Salud, el futuro de la
salud en Colombia: propuestas para mejorarla”:
“El tema que ha propuesto Augusto Galán (Presidente
de Asociación Colombiana de Empresas de Medicina Integral –ACEMI-)
trae una agenda bien importante para tratarla con todo el detenimiento
y con todo el sentido del detalle.
Pero el debate en Colombia continúa sobre cuál
debe ser el sistema rector de la salud y eso no es de extrañar.
En los países desarrollados, todos los días se
debate sobre salud y seguridad social.
Tengo que acudir aquí, en una posición muy difícil
porque siempre, mientras viva, tendré que asumir ante
el país la responsabilidad política por haber sido
el ponente de la Ley 100 y por haber trabajado entonces con los
ministros Juan Luis Londoño –q.e.p.d.-, de salud
y Luis Fernando Ramírez, del Trabajo y mis compañeros
del Congreso –entre los aquí presentes, en esa época
era mi compañero Alfonso Angarita Baracaldo-, los otros,
muy jóvenes, les toca ahora la nueva etapa.
Después llegué a la Gobernación de Antioquia
y me tocó implementar la Ley. Hace cuatro años,
debatí ampliamente en todo el país sobre el modelo.
Ahora, haberle introducido, un impulso, unas rectificaciones,
faltan otras y por supuesto, pensar permanentemente en el hoy
y en el mañana de la salud colombiana.
Déjenme darles una cifra, apreciados compatriotas, porque
este es un tema de resultados.
En el año 2002, cuando empezó este Gobierno, teníamos
23 millones 600 mil colombianos asegurados. Hoy tenemos 34 millones
100 mil colombianos. El crecimiento en este cuatrienio ha sido
de 10 millones y medio de colombianos asegurados. Hacer política
social con chequera es muy fácil.
Lo difícil y lo valioso es hacerlo con una Nación
que ha tenido un altísimo desempleo y sigue muy alto,
una Nación con un endeudamiento que en pocos pasó del
12 al 54 que nosotros encontramos, un déficit del 4.2
(por ciento de PIB), unas tasas de interés de los TES –en
septiembre 2002- que estaban en el 17 por ciento, en crisis,
hoy en el 8, 9. Unas condiciones de financiamiento externo que
eran hostiles, hoy amables, casi cerradas para el país
en septiembre de 2002, hoy plenamente abiertas. Es bueno tener
esas cifras, porque las cifras se requieren en el debate.
En el 2002, el sistema en su modalidad contributiva tenía
13 millones 100 mil beneficiarios. Hoy, en su modalidad contributiva,
tiene 15 millones y medio de beneficiarios.
El sistema en el 2002, en su modalidad subsidiada tenía
10 millones y medio de beneficiarios. Hoy tiene 18 millones 600
mil y las calificaciones que periódicamente produce la
Defensoría del Pueblo –encuestas de opinión-,
esa encuesta he procurado hacerla todos los días, en un
trabajo intenso con mis compatriotas, demuestra que hay un proceso
gradual de mejoramiento de la calidad, que se traduce también
en un proceso gradual de incremento de la aceptación de
los colombianos al sistema.
Diría yo que hoy es mejor el índice de aprobación
de los pacientes que el que había hace 4 años.
Entonces allí hay unos resultados de cantidad y unos
resultados de calidad que hay que considerar para cualquier propuesta.
Escuché muy atentamente todo lo que dijo el doctor Galán
y me obliga a hacer algunas anotaciones.
La Ley 100 no la improvisamos. A mí me tocó presentar
el primer proyecto de esa fase en el 86, como Senador. Y proponíamos
que entidades como las cooperativas y las cajas de compensación
familiar, pudieran ser EPS, que afiliaran y aseguraran los mismos
riesgos del Seguro Social.
Estábamos el doctor Angarita y yo en la Comisión
Séptima del Senado y el ex ministro (de Gobierno) –q.e.p.d.-,
compañero nuestro, Raúl Orejuela Bueno, presentó una
proposición que aprobaron, diciendo que se archivara el
proyecto, porque violaba la estructura medular de la seguridad
social en Colombia.
Pasamos del 86 al 93 en esta tarea, cuando se aprobó la
Ley 100. Aprobada la Ley 100, la Corte Constitucional la declaró exequible.
Es bien importante, porque no fue una exequibilidad emanada de
la antigua Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia,
sino una exequibilidad emanada de la Corte Constitucional. No
es una exequibilidad al cotejar el conjunto normativo de la Ley
100 con la Constitución de 1886, sino una exequibilidad
que le da este conjunto normativo con la Constitución
de 1991.
Por eso es bueno mirar este recorrido constitucional de examen
riguroso a Ley 100, para que los colombianos tengan esa información
y la puedan utilizar para recibir las diferentes propuestas que
se le hacen.
Recuerdo que tuvimos muy en cuenta dos aspectos constitucionales,
fundamentales de la Ley 100.
Primero, la Ley 100 dice: estos servicios de seguridad social
tienen que ser de reglamentación y supervisión
exclusiva del Estado, pero puede ser prestado por operadores
de diferente naturaleza, donde caben los públicos, los
privados, los mixtos, los solidarios. Una cosa es la reglamentación
y la supervisión y la facultad sancionatoria y otra, muy
distinta, es la autorización constitucional para que autores
de diferente naturaleza presten el servicio.
Y también dice la Constitución colombiana, que
este derecho social debe prestarse a los colombianos, guiado
por tres principios: la eficiencia, la solidaridad y la universalidad.
A mi me parece, que monopolios estatales o privados en el esquema
serían violatorios del principio constitucional de la
eficiencia.
Los monopolios estatales nunca avanzaron hacia la universalidad.
Yo tuve una discrepancia –la he sostenido- con algunos
analistas que dicen que era mejor la cobertura antes de la Ley
100. En ese proceso entre 1986 y 1993, examinamos cuidadosamente
todos los hospitales del país y en muchas partes lo que
había era una cobertura de gasa y mertiolate.
Cuando se crea el sistema de aseguramiento, los colombianos
empiezan a demandar unos servicios que nunca habían pedido,
porque eran totalmente escépticos de que se los pudieran
prestar. Pienso que los hechos han demostrado que hemos pasado
de una cobertura limitada en cantidad y superficial, a una cobertura
creciente en cantidad y profunda en servicios y demanda.
Entre otras cosas hoy tienen contra quien tutelar. No creo,
que de haber mantenido en monopolio estatal, hubiera funcionado
la figura constitucional de la tutela. ¿Ustedes se imaginan
los pacientes de Tolú, con la única opción
de tutelar un centro de salud, que lo único que les garantizaba
este hospital era gasa y mertiolate? Me parece que en el tema
constitucional es de gran importancia, preguntar cual sistema
permite la eficacia de la tutela, si ese sistema o el del anterior
monopolio estatal. Hemos reflexionado mucho sobre el tema. La
tutela habría sido inocua y se hubiera tenido que tutelar
contra el anterior monopolio estatal.
Ahora, por supuesto, no puedo llegar aquí con el complejo
de pigmalión, a defender el sistema como si fuera un
sistema momificado, inalterado. Es tan grave mantenerse en la
posición
anquilosada de volver a un pasado que no fue bueno, como negar
las posibilidades de permanente revisión, de permanente
mejoramiento.
Recuerdo las grandes discusiones que tuvimos, sobre el tema
de la solidaridad y cómo marcamos diferencias con Chile.
Una de las grande dificultades que en esa época tuvimos
los congresistas, el ministro Juan Luis Londoño y mi persona,
fue hallar una fórmula que permitiera la participación
de instituciones privadas en el régimen contributivo y
la profundización de la solidaridad.
La fórmula chilena la descartamos porque no garantizaba
la solidaridad. En el Chile de aquella época existían
las ISAPRES (instituciones de salud previsional) y le prestaban
al ciudadano independientemente de su nivel de ingresos, solamente
el servicio que compraba con su cotización.
¿Cómo corregimos eso? La Ley 100 colombiana. Yo
creo que tiene tres elementos de solidaridad que no tenía
la legislación chilena: primero, la mayor parte de la
cotización la pagan los empleadores, allá todo
la pagaban los trabajadores.
Segundo, el sistema tiene que ser solidario con los que no han
podido acceder a él. El punto de la cotización
del régimen contributivo se va al fondo de solidaridad.
Allá no existía.
Y tercero, hay afiliación a entidades públicas
y privadas, con solidaridad en ambas, que se traduce de dos maneras –muy
bueno recordarles a los colombianos en el debate que necesariamente
tiene que darse por estos días-: Ustedes, en la EPS, tienen
que garantizarle el mismo plan obligatorio de salud al colombiano
con 3 ó 4 ó 5 millones de salarios y al colombiano
de salario mínimo. Eso exige unas transferencias al interior,
que encarnan, que tipifican la solidaridad.
Y además, se está desarrollando un mecanismo bien
importante que concebimos en la época: la compensación.
Y después de hacer esos cruces en cada EPS, si en una
hay superávit y en otra déficit, a través
de la subcuenta de compensación del Fondo de Solidaridad,
la superavitaria tiene que contribuir a equilibrar la deficitaria.
Este punto todavía no se ha desarrollado plenamente,
pero va en avance. Tuve oportunidad de defender esto ante los
magistrados de la Corte Constitucional y quedé muy contento
por la sentencia, por las ponencias, por la manera como los magistrados
votaron en esa época esa exequibilidad.
¿QUÉ HA PASADO CON EL RÉGIMEN SUBSIDIADO?
Primero, sigue el debate. El debate de 1993, el debate de hace
cuatro años: que se acaben las ARS, que son intermediarias,
que el dinero vaya directamente a los hospitales.
Ese debate ha sido bastante polarizado. Nosotros hemos tratado
de ir buscando caminos de conciliación de las dos tesis
y le hemos propuesto a los colombianos lo siguiente: cuando este
Gobierno empezó, las ARS podían disponer de un
15 por ciento de sus ingresos para gastos administrativos, eso
se redujo al 8 (por ciento), es un gran paso y no fácil
de asimilar. No fue fácil para el Gobierno lograr esa
reducción al 8.
Y ahí se deriva la proposición de una reflexión:
yo creo que los hospitales públicos, la red hospitalaria
pública, no podrían o difícilmente podría
garantizar la tarea de aseguramiento con un 8 por ciento de los
ingresos del régimen subsidiado. Es una reflexión
que quiero proponer a ustedes.
Y esa reflexión nos empieza a demostrar que una cosa
es ser asegurador y otra cosa es ser intermediario. Si los hospitales
públicos fueran capaces de asumir en su totalidad el régimen
subsidiado, asumir en su totalidad el aseguramiento sin cobrar
ese 8 por ciento, uno diría: la verdad es que hay razones
para pensar que esos aseguradores no se requieren, pero en todos
los años que llevamos se ha demostrado que eso no es posible.
Segundo, cuando confluyen en un mismo ente las dos calidades
de asegurador y prestador, se perjudica al paciente. Por eso
he venido tratando de ponerle unas limitaciones a la integración
vertical. Encuentro un contrasentido cuando al mismo tiempo se
propone eliminar la integración vertical y eliminar las
ARS, porque si eliminan las ARS lo que hacen es consolidar una
integración vertical plena en los hospitales.
Yo creo que no se puede proponer lo uno acompañado de
lo otro, porque son caminos contrapuestos. Le autorizamos plenamente
la integración vertical, sin límites, eliminando
las ARS y entregándole directamente a los hospitales los
dineros de aseguramiento para que aseguren y presten el servicio
o, en procura de favorecer a los pacientes, buscamos que haya
esa separación entre el asegurador y el prestador e introducimos
razonables limitaciones –como se han discutido en estos
dos años del proyecto, como se discutieron en el Senado,
como ahora se discute en la Cámara- a la integración
vertical. Razonables limitaciones.
Es bueno para el debate, entonces, con los compatriotas sobre
este tema, clarificar que al eliminar las ARS se consolidaría
una integración vertical total en entidades hospitalarias,
dañina a los pacientes, los colombianos asegurados.
Hemos dado pasos importantes para controlar esas ARS. La decisión
del Congreso, que cualquier ARS tenga que ser entidad sin ánimo
de lucro, necesario en Colombia.
En Colombia tenemos una institucionalidad sin ánimo de
lucro excelente, el país no se puede dar el lujo de desperdiciarlo.
Crear un monopolio de hospitales públicos equivale a negar
que las cooperativas ayuden en el sistema de régimen subsidiado,
equivale excluir a las cajas de compensación.
Colombia tiene la fortuna de contar con un modelo excelente
en cajas de compensación. Mi pregunta es ¿por qué lo
vamos a excluir de un servicio que presta bien y que puede prestar
mejor?
Estamos trabajando con el Congreso a ver cómo el sistema
de ARS funciona como un sistema regionalizado. He avanzado mucho
en eso.
En la campaña anterior recuerdo municipios ribereños
del Magdalena, un municipio de 15 mil habitantes con 5 oficinas
de ARS, una competencia destructora entre todos por asegurar
a la población. Hay unos altísimos costos, entonces
los ingresos les alcanzaban escasamente para tener las oficinas.
Esa competencia destructora transcurría en desmedro de
la atención a los pacientes.
Pienso que con las reglamentaciones en materia, por ejemplo,
del número mínimo de afiliados, etcétera,
eso se ha corregido bastante, pero todo paso que podamos dar
en materia de regionalización, ayuda a corregir.
El tema de la corrupción. Yo creo que un control social –bueno-
que ha introducido este Gobierno en Colombia, es el de los Consejos
Comunitarios, que hay que complementarlo con el mejoramiento
de los indicadores de rendición de cuenta, muchos de los
cuales ya están incluidos en decretos del Gobierno.
Miren, que hubiéramos hecho un Consejo Comunitario o
uno después de gran intervalo con el anterior, eso no
habría servido. Pero es que le tengo que confesar al país,
yo creo haber hecho un Consejo Comunitario todos los días
de este Gobierno.
Este ha sido un Gobierno de cara a la ciudadanía permanentemente,
en la idea de que eso posibilita un gran control social. La ciudadanía
tiene allí todos los espacios para denunciar, para exigir,
para informarse y el Gobierno tiene que, al dar la cara y rendir
cuentas y recibir las peticiones ciudadanas, ser menos promesero
y más comprometido. Yo creo que esto ha hecho bien en
Colombia, sin perjuicio de reconocer todo lo que deba mejorar.
Recuerdo en esos primeros consejos comunitarios todas las denuncias
contra corrupción en las ARS y en esos mismos Consejos
Comunitarios ordenamos cancelación de licencias de ARS,
apertura de investigaciones y la verdad es que, en los últimos
meses, hemos encontrado un reconocimiento ciudadano –en
los mismos Consejos Comunitarios- sobre un gran avance en la
superación de ese flagelo de la corrupción.
Seguramente quedan casos que hay que enfrentar, pero debo decirle
a los compatriotas que el gran control social ha sido el ejercicio
del Estado Comunitario que ha posibilitado la denuncia a través
de la intervención ciudadana, que esa denuncia se ha hecho
de manera pública, además transmitida ampliamente
al país y que esto ha aportado mayor actividad en los
entes de control. Antes se denunciaban pero la denuncia no dejaba
de ser un rumor. En este cuatrienio ha sido ampliamente publicitada.
Cuando la denuncia no pasa de rumor, no hay mucha eficacia en
los órganos de control. Cuando la denuncia en los Estados
de opinión es ampliamente publicitada, eso crea una corriente
de presión a los órganos de control. Por eso hoy
tenemos muchas personas del sistema de salud en la calle.
Los pagos. Hemos hecho un gran esfuerzo para que esta cadena
de pagos del del Gobierno, transferencias a las regiones, regiones
pago a las ARS, ARS pago a los hospitales, tenga más rapidez.
La semana pasada en el Congreso de la Asociación Colombiana
de Clínicas y Hospitales hubo una denuncia, nos dijo alguien
de Cartagena –algunos de los aquí presentes estábamos
allá- que estaba muy preocupado porque al crecer la afiliación
al régimen subsidiado, entonces ya disminuía el
universo de colombianos vinculados, que cuando eran vinculados
el pago lo tenían que hacer las entidades territoriales
de los hospitales públicos y que al convertirlos en afiliados
al régimen subsidiado, ya muchas veces las ARS contrataban
con hospitales, con IPS privadas y que entonces este dinero dejaba
de financiar a los públicos y pasaba a financiar a los
privados. Esa fue la denuncia que recibimos la semana pasada,
tema que tenemos que mirar con todo cuidado.
Yo creo que en la dirección de corregirlo va la necesidad
de aumentar el porcentaje que debe contratarse con los hospitales
públicos. Las cifras que he tenido me muestran que ha
habido mayor agilidad en el pago de las entidades territoriales
a las ARS y de las ARS a los hospitales.
Me preocupa lo que le escucho ahora al doctor Galán,
que en el régimen contributivo nos estancamos desde septiembre
del año pasado. Me gustaría que en este punto,
antes de referirme a algunos elementos del futuro régimen
subsidiado, nos hiciera alguna aclaración el Ministro
sobre la preocupación que presentó el doctor Galán.
Les ofrezco entonces la palabra a ustedes y les agradezco mucho
esta invitación”.