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19 de abril

PALABRAS DEL PRESIDENTE URIBE EN CONSULTORIO EMPRESARIAL DE PEREIRA

Pereira, 19 abr (SNE). Las siguientes son las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez, durante el consultorio empresarial realizado en la Cámara de Comercio de la capital risaraldense.

“Quiero dar un saludo muy afectuoso a todos ustedes, agradecer este esfuerzo que durante estos cuatro años de Gobierno, próximos a completarse, se ha podido realizar en el país para darle continuidad a los consultorios empresariales, esfuerzo al que tanto han contribuido las cámaras de comercio.

Expreso al Director Ejecutivo, al Presidente de la Junta y a los integrantes de la Junta Directiva de la Cámara de Comercio de Pereira, nuestra gratitud. Sin ustedes habría sido muy difícil poder realizar en estos cuatro años estos consultorios empresariales. Han dado un apoyo muy eficiente.

Agradezco también a todos ustedes, apreciados empresarios de Risaralda, su constancia, su vocación de trabajar en estos encuentros, para hallar soluciones, no fáciles, muchas muy demoradas. Ustedes repiten un diagnóstico sobre un problema, una y cien veces y muchas veces en el Gobierno les contestamos con la trillada respuesta: no se puede.

De todos modos los resultados que acabamos de escuchar del doctor Eric (Duport Jaramillo, presidente Cámara de Comercio de Pereira) muestran que la persistencia de estos propósitos finalmente va rindiendo frutos. No se consigue todo lo que se requiere y se demanda, pero cuando se persiste se le van a abriendo caminos.

La persistencia es una regla fundamental del Estado Comunitario, un Estado en cuyo ejercicio cotidiano está el encuentro con la comunidad, para garantizar más eficiencia, para garantizar transparencia, para garantizar menos promesas y más compromiso de los funcionarios.

También para proveer con mejor información a la comunidad necesita persistencia. La participación comunitaria no puede ser flor de un día, tiene que darse permanentemente, y sólo con esa persistencia se van logrando gradualmente los objetivos que se buscan para tener ese Estado más eficiente, más transparente, con mayor responsabilidad de parte de los funcionarios.

Y quiero agradecer a mis compañeros del Gobierno Nacional el esfuerzo que también han realizado en Pereira y en tantas ciudades de la Patria para estar en un diálogo con la comunidad empresarial, buscando soluciones a lo largo de estos cuatro años.

Aquí hay temas de gran importancia, que nos ha traído el doctor Eric. Su muy completa intervención, como él la dividió, la recibimos en dos partes: primero, qué se había logrado en relación con los encuentros anteriores, y segundo, cuáles son las expectativas, las aspiraciones, los reclamos, que han surgido en este nuevo encuentro.

Ahí hay temas de gran importancia y muy variados: el tema tributario, el tema financiero, el tema del turismo, el tema de infraestructura, también algunas menciones al tema de orden público.
Yo quisiera referirme al tema de infraestructura, no sin antes enmarcarlo en lo que tiene que ser la Agenda de Competitividad, en lo que tiene que ser la Visión Colombia 2019 y la Visión Risaralda 2019.

Desde agosto de 2002, el Gobierno empezó a trabajar en la visión Colombia de largo plazo. El año pasado, tres años después, el director de Planeación, el doctor Santiago Montenegro, entregó a los compatriotas el primer borrador de esa Visión Colombia 2019, con un subtítulo: para la discusión.

Yo lo he llamado primer borrador, porque es un texto referente, que produce el Gobierno para provocar la discusión pública. Se ha venido analizando con muchos compatriotas en todas las regiones, a medida que se alimenta se van introduciendo adiciones, modificaciones, se mejora el texto.

Acaba de publicarse una segunda versión, que ha recogido muchísimo el debate adelantado entre agosto del año pasado y marzo de este año. Creemos que el proceso tiene que continuar, discusión para que todos los estamentos de la sociedad colombiana participen en esa construcción. Solamente de esa manera se garantiza que toda la sociedad colombiana después exija que esa visión se lleve a la práctica.

Cuando lanzamos este documento, algún compatriota me dijo: bueno, pero es uno más. Colombia en muchas ocasiones ha lanzado visiones sectoriales de largo plazo y generalmente se han quedado guardadas en los escritorios oficiales o en las fundaciones de estudio, no se han realizado.

¿Qué buscamos nosotros? Buscamos una gran participación popular en la elaboración del documento, para que la ciudadanía se apropie del documento, para que se despierte el sentido de pertenencia de la ciudadanía sobre el documento, y estamos seguros que en la medida que la ciudadanía participe en la elaboración, se apropie del documento, la ciudadanía va a ser garante de que el documento se realice, no importa cuál sea el gobierno de turno.

Esto es, llevar un documento de estos a la práctica, recorriendo los albures de tantos años, de varios presidentes, de varios gobiernos, sólo lo garantiza una participación muy activa de una comunidad que vigile, que participe en la ejecución. Y la comunidad vigila y participa en la ejecución si previamente ha podido participar en la elaboración.

La historia da cuenta de documentos muy importantes, elaborados por personas eminentes en diferentes campos, documentos iluminantes, pero que no pasaron de provocar un entusiasmo periodístico en las primeras semanas después de la publicación, y no se produjo esa reacción de interés comunitario para ejecutarlo.

En mi concepto, les ha faltado lo que queremos corregir con el Plan 2019: una amplia discusión comunitaria para la elaboración. Por eso estamos en esa tarea de discutir con los compatriotas el Plan 2019.

El país necesita visiones de largo plazo y trabajos cotidianos. Mis apreciados compatriotas de Risaralda, ambas son necesarias.

Un esfuerzo cotidiano de toda la comunidad, de todos los niveles de gobierno, sin visión de largo plazo, genera un interrogante: ¿para dónde vamos? ¿A qué habrá de conducirnos este esfuerzo? Y ese interrogante, finalmente desmotiva el trabajo cotidiano.

Si la gente no sabe para dónde va, cuál es el norte, el puerto al cual tenemos que conducirnos, esa ciudadanía se pregunta: ¿para qué este esfuerzo? ¿Valdrá la pena? Empieza a cundir una incertidumbre que desanima el esfuerzo.

Al contrario, si se fija una buena visión de largo plazo, pero no hay trabajo cotidiano, esa visión, primero, se plantea como una ilusión. Después, al ver que no hay trabajo cotidiano para irla consiguiendo, empieza a ser una utopía y termina convertida en frustración.

Para que una visión de largo plazo no se convierta en frustración, hay que acompañarla de un gran esfuerzo cotidiano.

Una profesora a quien recuerdo muchísimo, Rosabeth M. Kanter, en un libro reciente que se llama “Confianza”, insiste mucho en el gradualismo, en la necesidad de estar avanzando, en el logro de pequeñas metas para ir consiguiendo las grandes metas. Esto sí que es necesario.

En un país con tantas dificultades como Colombia, los gobiernos no son milagrosos, los gobernantes no son milagrosos, se van consiguiendo pequeñas cosas a partir de un gran esfuerzo, y sólo la suma de las metas de todos los días va logrando finalmente las grandes metas.

Es muy, muy importante trabajar con mucha intensidad en ese logro de las metas de todos los días, sin pensar que las cosas se van a modificar por milagro de media noche para el día.

Y requerimos también estimular los gobiernos departamentales, los gobiernos municipales, para que conjuntamente con las comunidades elaboren lo que es el anexo de cada departamento en el Plan 2019.

Risaralda, departamento caracterizado por muy buenos gobiernos, en lo regional y en lo local, tiene allí un gran deber con Colombia, que es presentar cuál es su anexo al Plan 2019. Lo hemos hablado con el Gobernador, hombre tan joven, tan maduro, tan capaz, con sus alcaldes, y confiamos que Risaralda desate esa discusión, que ayuden aquí todos los gremios, todos los grupos sociales, y que Risaralda le anexe al Plan 2019 lo que es esa visión de Risaralda.

Eso tenemos que irlo integrando con la agenda de competitividad. Esa agenda de competitividad tiene múltiples temas. Uno de los colombianos que más ha insistido en ella es el doctor Luis Carlos Villegas, presidente de la Andi. Cuando lo he leído, cuando lo he escuchado, he querido dividir la agenda de competitividad en dos grandes capítulos: el capítulo de construcción de capital humano, social, y el capítulo de construcción de capital físico.
Muy difícil en un país como Colombia, lleno de necesidades, establecer prioridades. Uno empieza a priorizar con un tema y aparece que el otro es más o igualmente prioritario.

Sin embargo, a conciencia de la dificultad para establecer prioridades, permítanme un atrevimiento. La prioridad de las prioridades debe ser, a mi juicio, en la agenda de competitividad de Colombia, la construcción de capital humano, de capital social.

Por eso creo que la agenda de competitividad debe tener como factor determinante, una profunda Revolución Educativa, permanente, que se ajuste todos los días.

¿Por qué lo digo en un país con tanto faltante de infraestructura, de capital físico? Porque cuando las sociedades construyen capital humano, ese capital humano se encarga de construir el capital físico.

Pero también hemos visto experiencias que muestran todo lo contrario: países muy ricos, con abundancia en recursos naturales, que construyen obras inmensas de infraestructura. Sin embargo descuidan el capital humano. Y a pesar de les sobra el dinero, construyen infraestructura en exceso, no logran niveles importantes de productividad ni de competitividad, porque les ha faltado el capital humano.

A partir del capital humano, del capital social, se puede construir el capital físico. Pero no siempre a partir del capital físico, se construye capital humano.

Dejemos por hoy el tema del capital social, y hablemos de uno de los puntos que ustedes han planteado de esa agenda de competitividad, que es el físico.

Cuando tuve la oportunidad de amanecer en frente de la televisión escuchando inquietudes de mis compatriotas sobre el TLC, se preguntaba por las obras de infraestructura. Yo las entendería como ese gran capítulo del capital físico que tiene que hacer parte de la agenda de competitividad. Y yo me refería a algunas de esas obras.

Un colombiano ilustre dijo esa noche que lo que Uribe estaba prometiendo no se podía hacer. La verdad es que es muy importante promover estas obras, así no se puedan hacer rápidamente.

Quiero provocar en ustedes una reflexión. El TLC, con las grandes obras de competitividad en lo físico que requiere Colombia, construye un círculo virtuoso. El TLC obliga a emprenderlas y ayuda a financiarlas.

Me parece que sin factores de presión para abocarlas como el TLC, corremos el riesgo de que sobre esas obras se siga hablando y nunca se emprendan.

Tengo una experiencia de este Gobierno: el Túnel de la Línea. Hace cuatro años, conversando con el señor Ministro de Transporte me dijo: vamos a emprenderlo. Le dije: Ministro, no tenemos los recursos. Me dijo: yo me consigo con Hacienda unos recursos para el túnel básico. Hoy tiene más de 2.300 metros excavados en el túnel básico.

Hace pocos meses fueron a llegar los japoneses, del Banco del Japón, que nos van a financiar el complemento de la obra. Me dijo el Ministro: estoy esperando esta visita de los japoneses. Le dije: no les vayas a mostrar un power point en la oficina, que se cansan nuevamente, más bien mándales una película, un video por internet al Japón. Móntalos en un helicóptero, llévalos a la Línea.

Y así lo hizo el Ministro. Y los tipos se entusiasmaron y dijeron: estamos listos para prestarle a Colombia lo que vale el resto del Túnel de la Línea, que ojalá lo llamáramos el Túnel del Segundo Centenario, para que los compatriotas que transiten por allí reflexionen sobre la historia de la Patria, sobre su futuro, y a medida que se vayan aproximando a la salida, en cualquiera de las direcciones, piensen el futuro en función de la luz de la Patria. En función de un futuro promisorio, especialmente para que las nuevas generaciones puedan vivir felices en esta Nación.

Dijeron los japoneses: estamos listos a prestarle a Colombia ese dinero por dos razones: porque vemos que ahora sí lo van a hacer, ya lo están haciendo, y porque vemos que la economía colombiana está creciendo y debe crecer mucho más con el TLC.

El TLC garantiza el acceso a un mercado muy importante, que va a permitir que esta economía crezca más. Entonces cuando hay voluntad de construirlo y cuando hay mejores perspectivas para la economía, el banquero se entusiasma porque dice: no es cuento, lo van a hacer, y además van a tener con qué pagarlo.

Yo creo que el TLC nos va a forzar a hacer todas estas obras, pero nos abre oportunidades para financiarlas.

Ahora, esas obras el país las tiene que priorizar, organizar, emprender. No se hacen de la noche a la mañana. No las hace un gobierno. Van a necesitar muchos gobiernos, muchos presidentes. Pero si se emprenden, con seguridad el país las va a tener y las puede tener antes del tiempo que ya veíamos muy lejano quienes habíamos perdido mucha fe en estas obras.

Entonces aparecen unas obras fundamentales para la competitividad de esta tierra. Por ejemplo, la salida al Pacífico, a Tribugá. Primero, me gusta mucho lo que oí esta mañana. Porque se reclama esa, pero también se reclama la solución de Buga a Buenaventura. Eso empieza a resolver una contradicción.

En alguna ocasión que yo hablaba en Cali de la necesidad de puerto de Tribugá, me criticaban mucho, porque entendían que proponer el puerto de Tribugá era quitarle todo el interés al mejoramiento de Buenaventura.

Yo creo que algo importante es mostrar estas obras como complementarias, convergentes. Y hay que repetir en Pereira: tenemos que hacer la salida por Risaralda al Mar Pacífico, crear las condiciones para que los concesionarios aparezcan y hagan el puerto de Tribugá, y el país le tiene que dar prioridad a todo lo que es el mejoramiento portuario de Buenaventura y a la construcción de la vía Buga–Buenaventura, a la doble calzada. Sin duda alguna.

En las próximas dos o tres semanas el país va a ver una gran obra concluida. Nos ha costado 115 mil millones. Esa la vía alterna–interna en el puerto de Buenaventura. Le faltan unos pocos metros para concluirla. El país, yo creo, la inmensa mayoría de mis compatriotas no conoce la obra tan importante que allí se está haciendo.

Ayer Invias, en un trabajo muy esforzado, para el cual no hubo Viernes Santo ni Domingo de Resurrección, dio paso. Antes de aterrizar en Pereira hablé con el doctor Mauricio Ramírez (director de Invias) y me dijo: ya han pasado 300 tractomulas, sigo aquí en la zona del desgarramiento, de los derrumbes, y se está normalizando el tránsito.

Pues bien, vamos no solamente a normalizar el tránsito allí, sino a hacerle una inversión importante a la antigua vía, la que se llama la vía Simón Bolívar. ¿Para qué? Para que tengamos las dos vías, por varias razones. Una razón: esta emergencia en la vía Loboguerrero–Buenaventura ha demostrado que se necesita una alternativa. Una segunda razón: una vez empiece la construcción de la doble calzada Buga–Buenaventura, hay unas perturbaciones al tráfico, hay unas limitaciones que exigen la vía alterna.

Por eso vamos a tener que hacer una inversión en curvas, para suavizarlas, y en puentes, que puede ascender a 40, 50 mil millones en la antigua vía, que se conoce con el nombre de vía Simón Bolívar.

El Viernes Santo dije en Buenaventura: bueno, bendito sea mi Dios de esta tragedia. Pero que este Viernes Santo sea el día del inicio de la doble calzada. Vamos a empezar la doble calzada Buga–Buenaventura.

Ustedes me dirán: no está la plata. No está. Tenemos apenas un principio. Pero es que si los gobiernos esperan tener la plata junta para empezar las grandes obras, nunca las empieza. A medida que va avanzado la obra, la vamos financiando. Vamos a empezarla, para que eso se vuelva en un proyecto en ejecución, sin reversa.

Y quiero reiterar el compromiso antes ustedes, compatriotas. El país le tiene que poner todo el énfasis a esta nueva salida al Pacífico por Risaralda.

Incluso déjenme decir esto: al principio del Gobierno hubo un coterráneo, allí un poquito al norte, que me dijo: ¿y por qué el énfasis en pavimentar la salida al Pacífico por Risaralda? ¿Se van a olvidar de la carretera Medellín–Bolívar–Quibdó? Le dije: hagamos regionalismo pero a favor de todas la regiones de la Patria. Mostremos cariño por todas las regiones de la Patria. Esa está más adelantada y le vamos a dar prelación.

Allá solamente se esta pavimentado un tramo de las partidas al Carmen de Atrato. La prelación del Gobierno Nacional, y así debe quedar en el Plan de Competitividad, es la pavimentación por la carretera de Risaralda al río Atrato y la conclusión de la carretera de Las Ánimas a Nuquí.

Eso implica grandes y costosos esfuerzos. Primero, rectificar y pavimentar todo lo construido. El Plan 2500 apenas tiene un trayecto del Chocó hacia Risaralda. Segundo, construir el tramo de Las Ánimas a Nuquí, son 65 kilómetros. Hemos tenido muchas dificultades para los estudios ambientales. María Eugenia, ¿ya terminaron los estudios, ahora está para la licencia, no? ¿Pero ya la Universidad del Chocó presentó los estudios para que el Ministerio estudie la licencia?

Allá nos secuestraron ingenieros, allá tuvimos muchas dificultades, confiamos tener rápidamente la licencia ambiental y ya hay partidas en el presupuesto para empezar esa vía.

Yo creo que el sueño de la salida de Pereira al Atrato y a Nuquí, a través de una buena carretera, empieza a volverse realidad. Lo necesita el país. Es la tercera salida del interior del país al Pacífico. Y lo necesita el Chocó. Uno se levanta en un helicóptero Quibdó y ve allá muy cerca el mar. Otra cosa es emprender ese recorrido por la selva.

El eje articulante del centro del Chocó, que conforman el río San Juan hacia el sur y el río Atrato hacia el norte, qué parece tan cerca del Pacífico, está tan lejos, por falta de comunicación. Entonces por eso tenemos todo el empeño de que la agenda de competitividad priorice esos 65 kilómetros de Las Ánimas a Nuquí.

El Puerto. Yo quisiera hacer claridad en esto. El Estado debe construir la infraestructura de acceso al puerto, pero el puerto lo debe hacer un concesionario privado. Porque muchas personas preguntan por recursos presupuestales para el puesto de Tribugá. No. Yo creo que hay que exigir recursos presupuestales para la carretera de Pereira a Nuquí, y que sea el sector privado el que construya el puerto.

Quería responderles a ustedes, con toda la convicción, sobre la prioridad que el país le tiene que asignar a esa obra de infraestructura tan importante para la competitividad de Risaralda, de toda esta bella región de la Patria y del mismo país.

Presentan ustedes otro tema de gran importancia, que es el ferrocarril. La verdad es que si hay un tema que a mí me frustra, es el del Ferrocarril del Pacífico. Nosotros respetamos la concesión que encontramos adjudicada. Le hemos pagado a esa concesión en este Gobierno 140 millones de dólares. Se ha avanzado mucho en la reconstrucción de la vía, de la línea férrea, pero el concesionario ahora dice que no tiene equipo. Estamos en un tribunal de arbitramento.

Yo le pido al Ministro que, concluida por él exitosamente la solución al ferrocarril del Atlántico, se aplique a resolver el problema del ferrocarril del Pacífico.

Me parece que ahí hay unos temas que examinar. Hoy algunos dicen: es que no es competitiva la tarifa de ferrocarril en loma. ¿Por qué no lo vieron cuando propusieron ser los concesionarios? Una concesión adjudicada no hace mucho tiempo, poco antes de que empezara este Gobierno. Dicen: no tenemos equipo, muy difícil de conseguir. ¿Por qué no lo vieron cuando propusieron ser concesionarios?

Yo he hecho ese reclamo, y se tienen que sentar a resolverle ese problema al país, porque este Gobierno ha hecho un esfuerzo muy grande pagando 140 millones de dólares, plata que no nos ha sobrado, que hemos conseguido con muchas dificultades.

Imaginen ustedes qué habría sido si hubiéramos invertido esos 140 millones de dólares pavimentando la carretera a Nuquí o allá avanzando en la doble calzada Buga–Buenaventura. ¿Dónde iríamos? Esa es una frustración muy grande, que indica que se necesita responsabilidad de los contratistas. Yo nunca objeté esa concesión. La instrucción que di cuando empecé en la Presidencia fue: todas las obras iniciadas por los gobiernos anteriores deben ser continuadas por este Gobierno.
Algo muy grave que le pasa a los países, es cuando los gobiernos que llegan, por razones de vanidad, suspenden las obras que encontraron. Pero aquí uno se frustra mucho de que, después de hacer ese esfuerzo, no funcione la concesión.

El Ministro exitosamente acaba de concluir la superación del litigio del ferrocarril del Atlántico. Salieron los antiguos concesionarios, quedaron de concesionarios los productores de carbón del Cesar, se comprometen a invertir en la segunda línea 350 millones de dólares. Eso le va a permitir al país pasar de transportar por ese ferrocarril 22 millones de toneladas que hoy transporta de carbón al año, a transportar 66 y medio.

Superado eso, la prioridad es dedicarse a ver cómo superamos el pleito que tenemos con la concesión del ferrocarril del Pacífico.

Quería hablarles simplemente de esas dos obras. Porque los temas que nos ha traído el doctor Eric son muchísimos y preferiría, doctor Eric, que adelantáramos en los minutos que nos resten un diálogo con la comunidad aquí presente, alrededor de los temas que la Cámara de Comercio nos ha resumido esta mañana por su conducto, aprovechando la presencia aquí de muchos de mis compañeros de Gobierno”.

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