La posesión del presidente Álvaro
Uribe Vélez
CRÓNICA DE UN MOMENTO HISTÓRICO
Bogotá, 7 ago. (SNE). ¿Cómo amaneció hoy
el orden público? Esta fue la primera pregunta que dirigió el
presidente Álvaro Uribe Vélez a sus colaboradores
más cercanos, poco después de las 6:00 de la
mañana de este lunes, al reunirse con ellos en la Casa
de Nariño. El Mandatario, quien ya llevaba varias horas
de ajetreo, pues se había levantado hacia las 4:30 de
la madrugada y había desayunado con su familia, lucía
tranquilo, fresco y descansado. Vestía de traje azul
e impecable corbata roja.
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Había pocos feligreses y todavía no eran las 7:00
de la mañana, cuando el Presidente y su comitiva llegaron
a la parroquia del Divino Niño, en el barrio 20 de Julio,
al sur de la ciudad. La comitiva ocupó las cuatro primeras
bancas del templo. El Presidente iba acompañado de sus hijos
Tomás y Jerónimo, de Camilo Uribe, hermano menor,
y de su tía Sor Domitila Vélez. Al padre Julio Solórzano,
capellán de la Casa de Nariño, correspondió oficiar
la misa. La lectura evangélica trató sobre la multiplicación
de los panes y el sermón sobre la importancia de compartir
con el prójimo.
LIMOSNA
Uribe Vélez estuvo muy tranquilo y sereno durante el transcurso
de la ceremonia. Cuando llegó la hora de la limosna extrajo
un billete y lo echó entre la canastilla. La canastilla
pasó por entre varios feligreses recibiendo monedas y llegó hasta
donde se encontraban Tomás y Jerónimo. Los hijos
del Presidente esculcaban en sus bolsillos, pero cayeron en cuenta
que no llevaban ni una sola moneda. El Presidente tuvo que sacar
de su propio pecunio para que sus hijos no fueran a pasar en blanco
con la limosna.
El consuelo para ellos es que otro tanto
le ocurrió a la
asesora presidencial Carlina Restrepo, quien tampoco iba preparada
para la limosna, por lo que José Roberto Arango, ex asesor
presidencial, se vio precisado a auxiliarla, en medio de las curiosas
miradas de la concurrencia que estaba más próxima.
Llegado el momento de comulgar, el Presidente
no tuvo ningún
reparo en hacer cola, detrás de varios feligreses, de sus
hijos y de una ancianita, hasta que le tocó el turno de
recibir la hostia de manos del sacerdote.
Pasaron varios minutos y cuando vino el
consabido “daos
fraternalmente la paz”, Uribe Vélez se abrazó con
los de su comitiva y fue hacia las bancas de atrás, donde
estrechó las manos de los feligreses. Ya para entonces el
templo, que al comienzo estaba semivacío, presentaba lleno
completo.
ORACIÓN
La misa terminó con el Avemaría. El Presidente fue
hasta la imagen milagrosa del Divino Niño y oró.
Salió de la iglesia con sus acompañantes, pero antes
de que partiera la caravana los periodistas le preguntaron:
–Presidente, ¿qué le pidió al Divino
Niño?
A lo cual él contestó: “¡Tantas
cosas! ¡Uno
es tan pedigüeño y la Patria tiene tantas necesidades! ¿Qué quisiéramos? ¡Por
Dios¡ Que nos dé toda la energía, todo el amor
para servir bien a Colombia y que avancemos hacia la paz, hacia
la justicia social. Un país que pueda vivir alegre, tranquilo,
con prosperidad, con equidad”.
Recordó que, en la tarde de ayer domingo, durante la visita
que hizo a la Feria de las Flores de Medellín, pidió a
los silleteros que lanzaran una florecita al cielo para que lo
que empezara este lunes 7 de agosto, el segundo período
de su Gobierno, le fuera útil al país.
“Pidámosle a Dios que nos ayude para que en estos
cuatro años que vienen nuestra Patria progrese y salga adelante”,
dijo el Jefe de Estado.
Acto seguido saludó al público con la mano en alto
y marchó rumbo a la Casa de Nariño.
Con un atronador aplauso lo despidieron
los feligreses de la iglesia del Divino Niño y los residentes
del sector.
Pocos después se supo que el sacerdote le había
entregado el mensaje que Su Santidad Benedicto XVI le había
enviado con motivo de su posesión.
MUCHACHITA CANCILLER
Tras su regreso del 20 de Julio, muy cumplido,
al filo de las 8:00 de la mañana, el Presidente dio inicio, en el Salón
Protocolario de la Casa de Nariño, al acto de posesión
de la nueva canciller, María Consuelo Araújo.
A la ceremonia asistieron la pequeña hija de la nueva Ministra
de Relaciones Exteriores, su esposo, su familia, la embajadora
en España Noemí Sanín, el consejero presidencial
Fabio Valencia Cossio y la señora Lina Moreno de Uribe,
esposa del Jefe de Estado.
Fue una ceremonia sobria y breve. No duró más
de 20 minutos.
De ahí el Presidente, junto con la nueva Canciller y el
vicepresidente Francisco Santos, pasó al Salón Amarillo,
donde recibió a las delegaciones internacionales acreditadas
en Colombia.
Los diplomáticos se formaron en
tres filas, separadas por cordoncitos rojos, y uno a uno fueron
pasando para saludar al Jefe
de Estado.
A cada uno de ellos, Uribe Vélez presentó a María
Consuelo Araújo como la nueva Canciller, utilizando una
frase que hizo carrera a lo largo de toda la mañana.
Les decía: “Esta muchachita es la que va a manejar
las relaciones internacionales”.
GOYA Y CARRIEL
Hasta ese momento, 10:45 de la mañana,
la agenda del día,
como cosa rara en estos casos, se iba cumpliendo como un relojito.
Al Presidente incluso le sobró un tiempo para conversar
con Araújo y Santos, tras lo cual regresó al Salón
Protocolario, donde se reunió con el Príncipe de
Asturias, don Felipe de Borbón y Grecia, intercambiaron
regalos y dieron inicio a una reunión bilateral.
El Príncipe le obsequió al Presidente un cuadro
de Francisco de Goya y Lucientes. Un grabado, marcado con el número
13 y que hace parte de una serie original del célebre artista.
El cuadro traía una leyenda: “Un caballero español,
en Plaza Quebrando Rejoncillos, sin auxilio de los chulos”.
El regalo le gustó tanto al Presidente que de inmediato
pidió a su señora, doña Lina, que lo colgara
en la casa.
Y enseguida llegó el turno del regalo del Presidente para
el Príncipe: nada menos que un típico carriel paisa,
que Don Felipe de Borbón tuvo dificultad para abrir.
Como ha ocurrido en otras ocasiones, el
Presidente tuvo que explicarle al ilustre visitante cómo se abría y qué cosas
se podían echar en los bolsillitos secretos del carriel.
Algunos recordaron que esto mismo pasó cuando el presidente
Uribe regaló carrieles paisas al gobernador de La Florida,
Jeb Bush, y al fallecido Papa Juan Pablo II.
BILATERALES
Para entonces, ya el presidente de Costa
Rica, Óscar Arias,
estaba listo para iniciar una reunión bilateral con su anfitrión.
El presidente Uribe aprovechó la ocasión para que
Arias y el Príncipe de Asturias se saludaran y departieran
unos momentos.
Tras esto, salió el Príncipe y se inició el
encuentro formal, a sesión cerrada, entre los mandatarios
de Colombia y Costa Rica. Un asistente destacado en esta reunión
fue el alto comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo. Lo cual
llevó a suponer que el plato fuerte fue la paz de Colombia.
La reunión Uribe–Arias duró un poco más
de lo previsto, pero lo suficiente para que llegaran los mandatarios
del Plan Panamá Puebla.
A ellos y a cada vicepresidente y dignatario,
Uribe Vélez
volvió a presentar a la canciller María Consuelo
Araújo con la consabida frase: “Esta muchachita es
la que va a manejar las relaciones internacionales”.
En tanto que del presidente de la Corporación Andina de
Fomento (CAF), Enrique García, dijo: “Es un vaquero
de día y de noche, las 24 horas”.
ALMUERZO
El mediodía se selló con esta reunión y con
la llegada a Palacio de los ex presidentes colombianos Alfonso
López Michelsen, Ernesto Samper Pizano y César Gaviria
Trujillo, quienes, junto con los demás invitados especiales,
entre ellos altos jerarcas de la Iglesia y el Nuncio Apostólico,
aguardaron en el Salón Esmeralda.
Hacia la 1:30 de la tarde vino la hora
de pasar a manteles. El presidente Uribe compartió con
los invitados del Salón
Esmeralda. El menú del almuerzo fue salmón con espinaca
con hojaldre, lomo de res en salsa, croquetas de arroz, timbal
de brócoli y dulce de papaya.
RUMBO AL CAPITOLIO
Poco antes de las tres, los colombianos
apreciaron por televisión
la salida del presidente Uribe y el vicepresidente Santos, sus
esposas y sus hijos, por la Plaza de Armas, sobre el tapete rojo,
en medio de los jardines y las fuentes de agua, rumbo al Capitolio
Nacional.
Previamente, como es de protocolo, había
venido a Palacio una comisión del Congreso para invitarlo
a la posesión.
El Presidente vestía de traje oscuro y camisa blanca, hecho
por Ricardo Pava, y la señora Lina María Moreno un
conjunto claro, sobrio pero moderno, diseñado por Amelia
Toro.
El grupo tomó la Carrera Séptima y caminó unos
cinco minutos hasta la Plaza de Bolívar.
Mientras el Presidente tomaba del brazo
a su esposa, conversaba con el vicepresidente Santos y en un
momento dado se detuvo para
saludar con la mano en alto. Al girar por la Plaza, lo recibió la
vista de una bandada de palomas.
Llegaron frente al Capitolio y subieron
las escalas sobre el tapete rojo. Allí los esperaban la presidenta del Senado, Dilian
Francisca Toro, y el presidente de la Cámara de Representantes,
Alfredo Cuello Baute. Tras el intercambio de saludos se inició el
ingreso al Salón Elíptico del Capitolio Nacional.
SALUDOS
Entre el momento en que el Presidente comenzó la caminata
por los pasillos del Capitolio, hasta cuando subió al estrado
principal, transcurrió una larga media hora.
El Mandatario se detuvo a saludar a quienes
encontró por
el camino: desde personal de servicio del Congreso y policías
encargados de la seguridad, hasta miembros de las delegaciones
internacionales, ministros, jerarcas de la Iglesia y senadores
y representantes de la coalición de Gobierno y de la oposición.
Las imágenes de televisión lo mostraron
saludando de mano al Príncipe Felipe, la presidenta chilena
Michelle Bachelet, el presidente costarricense Óscar Arias,
el vicepresidente venezolano José Vicente Rangel, los cardenales
Darío
Castrillón y Pedro Rubiano, y a congresistas como Claudia
Blum, Carlos Holguín, Víctor Renán Barco,
Cecilia López, Gustavo Petro, Jaime Dussán y Wilson
Borja, entre otros.
BANDA PRESIDENCIAL
El célebre mural en el que el pintor Alejandro Obregón
plasmó su visión colombiana de las tres cordilleras
y los dos océanos, sirvió de marco para la iniciación
en firme de la ceremonia de posesión.
El Himno Nacional fue entonado por el Mandatario
con su mano al corazón y por la cúpula militar,
desde el balcón,
en posición de firmes.
Luego vino la imposición de la banda presidencial, lo que
para la nueva presidenta del Congreso, Dilian Francisca Toro, representó alguna
dificultad que pudo sortear.
Tras esto, Dilian Francisco Toro se convirtió en
la primera mujer que toma el juramento y posesiona a un presidente
de Colombia.
Ella dijo: “¿Juráis ante esta corporación
que representa al pueblo de Colombia, cumplir fiel y lealmente
con los deberes que el cargo de Presidente de la República
os imponen, de acuerdo con la Constitución y las leyes?”.
El Presidente contestó: “Juro a Dios y prometo al
pueblo cumplir fielmente la Constitución y las leyes de
Colombia”.
La Presidenta del Congreso concluyó: “Si así fuere,
que Dios, esta corporación y el pueblo os lo premien. Si
no, que él y ella os lo demanden”.
Un cerrado aplauso se escuchó en
el recinto.
El Presidente procedió a tomar el juramento al vicepresidente
Santos, vinieron los discursos de la Presidenta del Congreso y
de Uribe Vélez, y se produjo, en iguales circunstancias
que como ocurrió con la entrada, los saludos de despedida.
Y ya, en la Plaza de Bolívar, el Jefe de Estado recibió los
honores militares de rigor.
Hacia las 5:40 de la tarde, mientras Uribe
Vélez regresaba
a la Casa de Nariño, el cielo de Bogotá, que había
amanecido gris, estaba descapotado. Los colombianos acababan
de presenciar un momento histórico del país.
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