PALABRAS
DEL PRESIDENTE URIBE EN DÍA DEL EJÉRCITO
Bogotá, 9 ago. (SNE). Las siguientes son las palabras del
presidente Álvaro Uribe Vélez, durante la ceremonia
de conmemoración de la Batalla de Boyacá y el Día
del Ejército Nacional, cumplida en la Escuela Militar de
Cadetes José María Córdova.
“Acudimos hoy a este campo de la Escuela José María
Córdova para conmemorar un nuevo aniversario de la fundación
de nuestro Ejército.
Hoy es un día en el cual hemos apreciado lo que podríamos
llamar un desfile de triunfadores. Triunfadores sacrificados por
el bien de la Patria. Triunfadores en la jerarquía de las
diferentes fuerzas, condecorados por el Ejército. Triunfadores
en acciones especiales que le han traído tranquilidad y
reposo a Caldas, a Risaralda, a Santander en Cimitarra, más
al norte en Sabana de Torres. Que empiezan a traerle reposo a esa
región de la Patria tan desgarrada por la violencia al sur
del Meta. Que empiezan a traerle reposo a La Julia, a Vistahermosa.
Un desfile de triunfadores que por el triunfo
de la Patria han sacrificado su salud, han sacrificado muchísimo de su integridad
física, pero hoy tienen la solidez moral de haber servido
a la Patria y de servirla con tanta abnegación.
A todos ellos una felicitación desde el fondo del alma
en este día del Ejército de la Patria, el Ejército
del difícil triunfo.
En otros países del continente, el triunfo de las fuerzas
institucionales se dio sacrificando las libertades, compitiendo
en barbarie con el terrorismo. El triunfo nuestro tiene un gran
un mérito: se da preservando las libertades, protegiéndolas,
profundizándolas.
El triunfo nuestro, el de ustedes, soldados
de mi Patria, tiene un gran mérito: se da en medio de una Nación que
sufre por dentro la violencia y que simultáneamente está abierta
a la inspección rigurosa, al escrutinio implacable de propios
y extraños.
El triunfo de ustedes, soldados de mi Patria,
avanza en medio de una vigilancia inclemente de la crítica nacional y de
la crítica internacional. Es un triunfo de la democracia,
de los soldados de la democracia, del Ejército al servicio
de la democracia.
Queremos hoy felicitarlos de todo corazón. Estamos seguros
que ustedes van a lograr esta victoria definitiva, basada en la
credibilidad del pueblo en su tarea. Esa credibilidad que se traduce
en cariño. Cuando dominan los terroristas en Sabana de Torres
o en Cimitarra, o en Vistahermosa o en Quinchía, la población
vive sumida en el terror, la población no puede conciliar
el sueño, la población no está tranquilidad
en el surco agrario.
Cuando el Ejército de la Patria triunfa, la población
recupera su sosiego, los moradores recuperan sus ímpetus
de trabajo. Ustedes lo perciben: cómo la tristeza se transforma
en alegría cuando va llegando a estas regiones el triunfo
de los soldados de la Patria. Por eso necesitamos ese triunfo total,
soportado en la iniciativa.
Apreciados soldados: hoy más que nunca tenemos que vivir
en la iniciativa, con toda la agresividad y con toda la transparencia.
Agresividad con transparencia, iniciativa con fiereza y con transparencia.
Esa es la mezcla de un Ejército de la democracia. Y eso
es lo que da eficacia, pero eficacia con credibilidad en el pueblo,
con credibilidad de opinión.
Hemos empezado un nuevo mandato del pueblo.
La Constitución
es el marco. Ustedes, los compañeros. ¿Por qué?
Porque la angustia de Colombia por el empleo, por la equidad, la
angustia de Colombia por el crecimiento de la economía,
ha demostrado en los últimos años que esas expectativas
dependen en mayor grado del éxito del Ejército de
la Patria, de nuestra Fuerza Pública.
Ustedes son los portadores legítimos de las armas de la
República. Pero también ustedes, soldados de mi Patria,
son hoy los grandes actores creadores de empleo, de condiciones
de prosperidad económica, de esa prosperidad económica
que es el medio de construcción, de equidad social.
Vamos a trabajar todos los días para ganarnos más
el cariño del pueblo. Que la cara amarga del campesino que
vive en la región asediada por el terrorismo, se transforme
en mirada plácida cuando acuda allí a protegerlo
el soldado de la Patria.
Quiero rendirle un homenaje a todos ustedes.
A sus familias, que tanto los apoyan. Cuando condecoramos a quienes
llevan 30 años,
al imponer a ellos la medalla y felicitarlos, en compañía
del señor Ministro y de los Altos Mandos, entonces inmediatamente
viene a mi mente el sufrimiento de esas familias acompañándolos
durante 30 años.
Cuando condecoramos a quienes han cumplido
misiones especiales, misiones que reivindican la felicidad del
pueblo, que uno me cuenta
voy: ocho meses al Sinaí y le dije: pero no más,
porque lo necesitamos aquí, porque usted es un soldado de
triunfo, de éxito victorioso, pienso que su familia va a
estar tranquila mientras esté en el Sinaí.
Pero miren los contrastes: mientras los
colombianos todos demandamos que esos luchadores eficaces y triunfadores
de nuestro Ejército
regresen, nuestra familia, al saber que van a regresar aquí,
su familia, sentirá mucha preocupación. Por eso a
las familias de todos ustedes, un saludo desde el fondo del alma.
No hay mejor camino para la paz, no hay
tránsito más
eficaz hacia la paz, que la victoria transparente en la seguridad,
obtenida a través de la abnegada lucha de los soldados de
la Patria.
La Patria, en el concepto democrático de su Fuerza Pública,
percibe hoy que la seguridad que nos garantizan quienes portan
las armas legítimas, es el gran camino que nos conduce a
la reconciliación total.
Quiero rendir un homenaje a todos ustedes,
a sus comandantes, y decir, en presencia del señor Ministro de la Defensa,
en presencia del señor Ministro del Interior y de Justicia,
del Fiscal, de la Presidenta del Congreso, del Presidente del Consejo
de Estado, del Alcalde Mayor de Bogotá, que los colombianos,
al rendir un homenaje a los soldados de la Patria en este nuevo
aniversario del Ejército, tenemos que rendir un homenaje
a un soldado insignia del Ejército, a un soldado de la tropa
y del liderazgo, a un soldado del estudio y de la operatividad,
a un soldado de transparencia y fiereza, a un soldado de estrategia
y de valentía, a un soldado de prudencia y de arrojo.
Quiero que demos un aplauso, desde el fondo
del alma, al señor
general Carlos Alberto Ospina Ovalle, un soldado superior de la
Patria.
La vida me ha dado el privilegio de estar
al lado de los soldados y policías de mi Patria, de compartir con ellos, de llevar
adelante la interpretación de los desvelos del pueblo, hombro
a hombro, con los soldados y policías de la Patria.
Y la vida me ha dado el privilegio de conocerlo
a usted, General Ospina, de trabajar a su lado en aquellos duros
años de
la Gobernación de Antioquia, cuando usted conducía
la IV Brigada. Y a mí el pueblo me había confiado
esa Gobernación, y ambos asumíamos la responsabilidad
de derrotar en aquella comarca el terrorismo.
Me ha dado el privilegio de compartir estos
años con usted.
De registrar cómo día a día está operando
con los soldados en la selva, cómo día a día
está en la revisión cuidadosa de la planeación
de la estrategia en las oficinas, cómo representa a Colombia,
con igual decoro, dirigiendo a nuestros compatriotas en un humilde
corregimiento de Cartagena del Chairá, o hablando en nombre
de nuestros compatriotas en la más sofisticada universidad
internacional.
Usted es un compatriota ejemplar, General.
Y cuando me disponía
a llegar a la Escuela General José María Córdova,
en este Día del Ejército, dije: quiero permitir que
el corazón fluya y no encuentro un día más
indicado para rendir al Ejército un homenaje, en cabeza
de alguien de sus entrañas, superior por su señorío
de bien, por su condición humana, superior por su valor
de soldado.
No encuentro un día más indicado
que este para hacerle sentir al General Ospina nuestro aprecio.
Todos los días de la Gobernación de Antioquia hablábamos
muchas veces, todos los días de este ejercicio presidencial
hablamos muchas veces. Y yo que siempre he tenido que pedirle:
General, avancemos por tal parte, derrotemos el terrorismo en tal
parte. General hagamos esto y aquello, hoy vengo a decirle: muchas,
muchas gracias. Vengo a decirle, General, que tenemos mucha gratitud.
Mire: sufrimos mucho la semana pasada,
un carro bomba aquí cerca,
otro contra un cuartel de policía en Cali, nos mataron 17
soldados, los asesinaron en el Catatumbo. Pero el país vivió su
7 de Agosto en paz. Qué distinto, qué distinto. Acusemos
la memoria, no para odiar, los odios son ajenos a nosotros, sino
para comparar y sentirnos orgullos de los progresos de nuestro
país, de nuestro Ejército.
Vi las delegaciones internacionales felices
en Colombia. Llegaron con reserva y con temor. Pasaron felices.
Se regresaron a sus países
con la mejor opinión sobre Colombia. Eso lo debemos a la
abnegada tarea de los soldados y policías de la Patria.
Presidente exigente, como soy yo, que suele
ignorar éxitos
por estar reclamando la necesidad imperiosa de superar dificultades,
debo hacer un alto en el camino hoy para agradecer públicamente
a quienes, en pleno ejercicio de su actividad, merecen nuestra
gratitud.
El proceso electoral de este año fue un ejemplo: el proceso
electoral del Congreso, de la Presidencia, que demostró una
democracia a profundidad, una normatividad democrática en
plena ejecución, una Fuerza Pública al servicio de
la Constitución y de la democracia. Nadie puede levantar
la mano para pedir la palabra y hacer una crítica al espíritu
y a la práctica democrática de nuestra Fuerza Pública.
Había muchas dudas en enero: ¿qué iba a pasar
con los procesos electorales? Salieron triunfantes. Y salió triunfante
el 20 de julio y salió triunfante el 7 de agosto. Y hoy
debemos aplaudir la causa, la razón de ese triunfo: la abnegación,
el sacrificio, el pundonor de nuestros soldados, de nuestra Fuerza
Pública, que tienen en el general Ospina un emblema. Por
eso el Ejército lo quiere. Todos los colombianos le tenemos
admiración, gratitud y afecto.
A todos, muchas gracias”. |