PALABRAS DEL PRESIDENTE
URIBE EN HOMENAJE AL PRESIDENTE VIRGILIO BARCO
Bogotá, 22 ago. (SNE). Las siguientes son las palabras
del presidente Álvaro Uribe Vélez durante el homenaje
rendido con motivo de los 20 años de posesión del
presidente Virgilio Barco Vargas (Q.E.P.D.).
“La imagen del presidente Virgilio Barco Vargas crece día
a día en la memoria de los colombianos. El tiempo, que es
la medida de las cosas históricas, hará que los hijos
de nuestros hijos lo admiren merecidamente como a uno de los grandes
de la historia de Colombia, tal como lo admiramos quienes tuvimos
el orgullo de conocerlo y palpar la sapiencia con la que dirigió los
asuntos públicos.
Cuando algunos de nuestros buenos historiadores
decía que
por fin ha llegado la hora de revivir para el examen de la historia
todo el legado del presidente Virgilio Barco, al escudriñar
los archivos sobre su vida y su obra los historiadores van a tener
un acervo esplendoroso de hechos y de realizaciones en los más
diversos frentes de la vida nacional: reformas institucionales,
en particular la frustrada reforma constitucional que terminó dando
paso a la convocatoria de la Constituyente de 1991, reforma agraria,
modernización de la legislación tributaria, incentivos
y confianza en inversión extranjera, grandes obras públicas
como la Marginal de la Selva y el impulso de la reforma urbana
y la transformación de Bogotá, impulso a la exploración-explotación
y exportación de petróleo, creación de los
Consejos Regionales de Política Económica y Social
y del Plan Nacional de Rehabilitación, reformas la justicia,
a la administración pública con el programa Colombia
Eficiente.
La biografía del presidente Barco mostrará el porqué los
colombianos le otorgaron la que en su momento fue la más
alta votación en toda la historia. Con sabia intuición
el pueblo entendió que era adalid, sincero y veraz, de la
lucha para desterrar la pobreza absoluta. Que, graduado en el centro
de estudios más exclusivo del mundo, la Universidad MIT
de Massachussetts adelantó un Gobierno programa de la más
nítida estirpe social.
Al presidente Barco no se le puede cuestionar
un solo acto personal, de violencia física o verbal, a pesar de haber ejercido
buena parte de su acción política en el período
que conocemos como La Violencia.
Llegada la hora se atrevió a poner en marcha el esquema
que él llamó Gobierno-Oposición, a fin de
que tuvieran una presencia activa y dinámica todos los partidos
de la democracia. Quería que la política dejara de
ser rebatiña y pasase a ser un elevado ejercicio intelectual
para buscar las mejores opciones para el país.
El proceso constituyente que se puso en
marcha en su Gobierno, y que fructificó durante el de su sucesor, el presidente
Gaviria, constituye un hito en nuestra historia por la profundidad
de las reformas. Él nos introdujo en los procesos de apertura,
reconversión de la economía y modernización,
llamó a las altas posiciones de su Gobierno, a esclarecidos
pensadores y hombres de acción, a pesar de que eran todavía
ajenos por completo a los tinglados electoreros.
El presidente Barco dio sus primeros pasos
políticos, acompañando
a Jorge Eliécer Gaitán, recogió de él
un apasionado sentimiento reivindicativo, impregnado de amor al
pueblo. No obstante, se asemejó en los asuntos administrativos
a los presidentes Eduardo Santos, Alberto Lleras y Carlos Lleras
Restrepo.
La Asamblea de la ONU lo aclamó sin que él hubiese
pronunciado una sola palabra, en premio a su determinación
heroica de enfrentar el terrorismo financiado por la droga y el
secuestro.
Creyó en el diálogo útil, aquel que lleva
a la paz sin sacrificar la seguridad. Con la estrategia que llamó “de
mano tendida y pulso firme”, logró concretar acuerdos
para llevar al M-19 al seno del sistema democrático.
Su política económica ortodoxa con solidaridad hizo
que mejorarán todos los indicadores sobre crecimiento y
erradicación de la pobreza. Tuvimos un crecimiento de 3.5
promedio del PIB, mientras muchos de nuestros vecinos mostraban
decrecimiento, tal como lo recuerda el libro “La pobreza
en Colombia”, coordinado por Ernesto May.
La Séptima Papeleta y el subsiguiente proceso plebiscitario
y constituyente, el Plan Nacional de Rehabilitación, un
antecedente de apoyo no demagógico y asistencial a los pobres
del campo, un proceso de paz en marcha con recibimiento político
generoso leal a los antiguos enemigos de la democracia, un proceso
de modernización y desburocratización, uno de apertura
de los mercados externos, la reconversión de la economía,
el crecimiento de la oferta educativa, el programa de hogares comunitarios,
de Madres Sustitutas, son realizaciones que comenzaron con el presidente
Barco y que siguen cobrando gran vigencia en la vida colombiana.
Permítanme decir que el presidente Barco es un punto de
referencia de valor civil. Su Gobierno y su personalidad rompieron
con el temor y los coqueteos con el terrorismo. El presidente Barco
no temió al terrorismo, no temió a la crítica,
no temió a la soledad, no temió a tener que desafiar
las corrientes aparentes para transitar solidariamente los caminos
a los que finalmente llegaba la opinión a acompañarlo.
El presidente Barco no temió a la oposición. Con
madurez democrática, con el carácter que lo caracterizaba,
el presidente Barco enrumbó al país por el sistema
Gobierno-Oposición, que, como acabamos de escucharlo al
tener hoy la oportunidad, 20 años después, de volver
a presenciar sus palabras al asumir la posesión de la Presidencia
de la República, el presidente Barco fue un convencido del
pluralismo, fue un convencido del esquema en el cual uno gobierna
y el otro es alternativa de gobierno, fue un convencido de la necesidad
de que el partido triunfante guíe y dirige y las fuerzas
de oposición se erijan en alternativa. Rompió con
lo que había llegado a constituirse en Colombia en un temor
a la crítica, en un temor a la oposición.
El presidente Barco fue un visionario.
Todavía estamos
buscando cómo nos reciben en el seno de la Organización
de los Países de la Cuenca del Pacífico, y él
logró hacer para aproximarnos al Pacífico mucho más
de lo que hemos podido hacer todos los gobernantes, que lo hemos
sucedido en el mando presidencial.
El presidente Barco era un político que no temía
el ejercicio de la política con todas sus connotaciones
y derivaciones, pero que sabía establecer los límites
entre la política, esa profunda, elevadísima dimensión
intelectual, y la politiquería.
Cuando analizamos su Gobierno, encontramos
que era un Gobierno dirigido por unos principios políticos, por un programa
político, y al mismo tiempo un Gobierno regido por una administración
impecable.
El presidente Barco era un líder de reivindicaciones sociales.
Su Gobierno todavía muestra, 20 años después,
esa gran realización que está por seguir adelante,
que son los Hogares Comunitarios, en los cuales 89 mil madres comunitarias
y un millón de niños se benefician del presidente
Barco, que cuando nos comprometió a los congresistas a crear
esa parafiscalidad adicional, nos dijo que si queríamos
tener futuro teníamos que empezar por la nutrición
de nuestros niños.
Al acudir esta noche a acompañar a Doña Carolina
Isakson de Barco, a nuestra ex Canciller y Embajadora, a la distinguida
familia Barco Isakson, a quienes colaboraron y tuvieron el privilegio
de estar muy de cerca del presidente Virgilio Barco, quiero rendir
a él el homenaje de nuestra admiración. Era un valor
civil, era un carácter, era una fogosidad democrática,
pero al mismo tiempo una gran visión y al mismo tiempo una
gran eficiencia administrativa.
Muchas gracias por habernos permitido participar
en este buen recuerdo: los 20 años de la posesión del presidente
Virgilio Barco”.
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