PALABRAS DEL PRESIDENTE
URIBE EN 50 AÑOS DE COLMOTORES
Bogotá, 29 ago (SNE). Las
siguientes son las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez, al entregar la Orden
del Mérito Comercial, en la categoría de Gran Oficial,
a General Motors Colmotores.
“Acudimos con mucho entusiasmo a compartir estos 50 años
de General Motors, a celebrar sus contribuciones a Colombia y a
avizorar las posibilidades del futuro.
Los colombianos queremos hoy expresar nuestro
testimonio de gratitud a quien tuvo la visión de fundarla, de promoverla, a don
Germán Montoya Vélez, quien se confunde con tantos éxitos
de la vida de la Patria.
A los accionistas, a General Motors, por creer en Colombia.
A los trabajadores, a los proveedores, a los distribuidores.
La industria automotriz, sus plantas de
ensamblaje, no son importantes porque una planta esté en un lugar de la geografía
o en otra. Son importantes por las oportunidades que generan para
los trabajadores de alta calificación, para la incorporación
de partes, para el desarrollo industrial, tecnológico, y
por qué no científico, en el país de ubicación.
Conocemos de ustedes las buenas noticias
del desempeño
en Colombia y también sus preocupaciones por el futuro.
Nos han dicho, y hemos tomado nota, que si bien la planta ha crecido
mucho en los últimos años, para competir en una economía
crecientemente globalizada tiene que tener la posibilidad de un
mercado que desde esa planta permita abastecerse o llegarle con
un número igual, mínimo, al doble de vehículos
que hoy se producen en la planta.
El Gobierno toma nota que si hoy se están produciendo 51
mil vehículos en la planta, hay que contribuir a crear las
condiciones para que la planta pueda producir no menos de 100 mil.
También hemos tomado nota de la preocupación en
la que enfatizaducho don Germán, que nos dice que lo importante
no es tanto el número de vehículos finalizados que
se coloquen en el mercado por cada planta, como la promoción
integral de toda la industria circundante, el trabajo en armonía,
con todos los proveedores de partes, con los distribuidores, para
que la producción local sea una producción de competitividad
en cualquier mercado del mundo.
Tengan ustedes la certeza de que el Gobierno
seguirá haciendo
todo lo posible por fortalecer la Comunidad Andina. Y tenemos la
convicción de que el diálogo con el Gobierno de la
hermana República de Venezuela nos debe llevar, primero,
a que no solamente en el convenio automotriz andino sino en todos
los aspectos de la Comunidad Andina, los cinco años que
restan a partir del anuncio de Venezuela de retirarse de la Comunidad,
sean años sin trauma para el mercado andino.
Pero la idea del Gobierno de dar reglas
de juego con suficiente antelación, nos lleva a buscar, con mucha rapidez, el acuerdo
bilateral con Venezuela, que sustituya entre los dos países
sus obligaciones y derechos derivados de la Comunidad Andina.
Por supuesto, hemos tomado nota de las
preocupaciones de ustedes sobre la transición en los acuerdos de comercio. Nos han
explicado, lo reiteraba hoy en una reunión previa el presidente
mundial de General Motors, el señor (Rick) Wagoner, que
aquellos países que, como Chile, han omitido los períodos
de transición en los acuerdos de comercio, se han visto
condenados a cerrar la gran mayoría de las plantas.
Sabemos que el tema necesita transiciones.
Por eso renegociamos con México ese capítulo del G-3, para poderle dar
un más largo periodo de adaptación a la industria
nacional de ensamblaje. Por eso fuimos cuidadosos en la transición
en el acuerdo con Mercosur, en la transición en el acuerdo
con los Estados Unidos, y lo seremos en la transición en
los acuerdos que Colombia está negociando o se proponen
negociar, por ejemplo, con Centroamérica, con Chile, que
aspiramos tenerlo en breves semanas, con la Unión Europea.
Examinábamos hoy con el Banco Mundial la estrategia de
cooperación entre el Banco Mundial y el Gobierno de Colombia
para los próximos cuatro años, para los que se inician.
Y definíamos con la delegación del Banco Mundial
tres grandes campos de trabajo: el campo de infraestructura, el
campo de superación de pobreza, el campo de seguridad y
el campo de conseguir para Colombia nuevamente la calificación
de país con grado de inversión.
En el tema de infraestructura, el mismo
Banco Mundial observa dos realidades. Cuando dividimos la infraestructura
en dos grandes áreas:
la social y la competitiva, Colombia en infraestructura social,
a pesar de todas las carencias, ha hecho y está haciendo
un gran avance.
El Banco Mundial nos califica muy bien,
en comparación
con los países de igual nivel en materia de infraestructura
social.
Ahora se discutirán aspectos muy importantes para seguir
avanzando en infraestructura social. Uno es el tema de las transferencias
a las regiones, su aplicación, una regla razonable.
Y el otro, es el compromiso que buscamos
con el Congreso de la República para que la totalidad del dinero de audiencias
públicas se aplique a esa parte fundamental de la infraestructura
social, que es el saneamiento básico, acueductos, alcantarillados,
etcétera, y de manera exclusiva.
La otra gran área de infraestructura, la de competitividad,
allí estamos mal. Y allí tenemos que hacer grandes
esfuerzos.
Sostiene el Banco Mundial lo que nosotros
hemos percibido en nuestro diario diálogo con los colombianos. Tenemos grandes problemas
de incomunicación de regiones y de localidades. El riesgo
de que el país pierda su virtud de ser un país de
ciudades, de regiones, de muchos municipios intermedios con gran
dinámica. Tenemos grandes problemas de falta de comunicación
en regiones que pueden contribuirle mucho a la producción
del país, y tenemos grandes problemas de comunicación
para nuestro comercio exterior.
Atenderlo todo es difícil. Hacerlo simultáneamente,
imposible. Estamos en la tarea de mejorarlo.
Por ejemplo, una de las prioridades que
hemos tenido es superar todos los litigios en materia de concesiones.
Un país que
tiene sus concesiones viales, la mitad de sus concesiones ferroviarias
y buena parte de sus concesiones aeroportuarias en pleito, las
concesiones de telecomunicaciones en pleito, es un país
sin futuro.
Por eso hemos dedicado parte de nuestro
esfuerzo a superar esos pleitos. Y yo diría que el resultado
es bueno.
En las concesiones de carreteras nos falta superar el pleito de
Comsa. Y confiamos que estemos cerca de lograr el acuerdo definitivo.
Cuando uno tiene gran cantidad de municipios
azotados por la violencia y, al mismo tiempo, incomunicados,
no puede llegar allí solamente
con soldados. Tiene que llegar también con seguridad social,
con bienestar familiar. Tiene que llegar también con carreteras.
Es una de las razones que explican por
qué tuvimos que
incluir en el Plan 2.500 tantas carreteras municipales. Y las audiencias
son contradictorias y el Gobierno tiene que procurar sintetizar.
El viernes escuchaba yo en la Asamblea
de la Andi el muy justo reclamo de darle prioridad a las vías de competitividad,
que le resten costos a nuestro comercio exterior. Pocas horas después
en el Consejo Comunitario de Barichara en Santander, los alcaldes
de esa región del país nos decían: muy bien
el Plan 2.500, pero es totalmente insuficiente por la incomunicación
de nuestros municipios.
Y además hemos tenido regiones incomunicadas muy importantes
para la producción, aunque no parecen prioritarias en el
comercio internacional del país.
Por ejemplo, llevamos 40 años escuchando hablar de las
carreteras y de las obras para evitar inundaciones en La Mojana,
donde reposan semi-sumergidas 400 mil hectáreas de la mejor
calidad productiva.
Esas vías que el Gobierno está haciendo allí y
esas obras, no se visualizan como de primera prioridad para el
comercio internacional del país.
Pero son fundamentales para la credibilidad
pública. Son
fundamentales para incorporar potenciales productivos a la economía
nacional. Son fundamentales para reivindicar campesinos. Y en el
futuro, apenas esas tierras empiecen a agregarle, por ejemplo,
a los combustibles biológicos, serán fundamentales
para el comercio internacional.
Hemos tomado las siguientes decisiones:
el Gobierno que empieza tiene que culminar el Plan 2.500. Allí faltan unos recursos
importantes por ejecutar. En materia de las vías departamentales,
de aquellas que, por ejemplo, reclamaban en Barichara, que seguramente
este fin de semana me van a reclamar en Manizales, el Gobierno
ha tomado la decisión de no invertir más recursos
nacionales, sino contratar un crédito, que ya está en
negociaciones con los bancos internacionales, de 1.000 millones
de dólares, para poner a consideración de los departamentos,
a fin de que ellos lo ejecuten y lo paguen. Creemos que este puede
ser un gran complemento al Plan 2.500.
Queda un problema muy delicado, que es
el sostenimiento de las vías terciarias, municipales. El Gobierno recibe una gran
presión todos los días por el sostenimiento de esas
vías. En aras de la eficiencia eliminamos una institución,
Caminos Vecinales. Pero el Gobierno no ha podido ni podrá liberarse
de la obligación de contribuir al sostenimiento de esas
vías.
Sin perjuicio de ello, vamos a concentrar
los nuevos recursos en las vías que, al decir del doctor Luis Carlos Villegas,
se traduzcan en reducción de tarifas de transporte para
el comercio internacional del país.
Por ejemplo, el corredor Bogotá-Buenaventura,
en los tramos que faltan por contratar, como la doble calzada
Buga-Buenaventura.
Por ejemplo, el corredor Bogotá-Santa Marta, que ha estado
tan afectado por el pleito de Comsa, que estamos buscando poder
superarlo en los próximos días.
Confiamos que el plan de concesiones resulte bien.
Pero quiero anotar lo siguiente, reconociendo
todo lo que falta. Todas las concesiones adjudicadas por nuestro
Gobierno han quedado
bien. Se adjudicó recientemente la de Eldorado. Quedó bien,
bien recibida, con un sello de honorabilidad.
Encontramos un incendio en Boyacá, que la ciudadanía
de Boyacá decía: cómo nos van a dejar con
un tercer carril y no hay doble calzada. Tuvimos todas las dificultades
hasta que transformamos esa concesión en doble calzada.
Va bien.
Adjudicamos la doble calzada de Cerrito
a La Victoria, para completar la red vallecaucana, y eso salió bien.
Ayer se cerró una concesión bien importante, la
de Rumichaca, en la frontera con el Ecuador, a Pasto y a su aeropuerto.
Había mucho escepticismo la semana pasada, que por la concepción
del pliego de condiciones no se iban a presentar proponentes. Hubo
cinco proponentes que agrupan 50 firmas colombianas.
Y tenemos confianza que, haciendo ajustes,
tengamos éxito
en todas las concesiones abiertas y nos contribuyan a empezar a
darle una respuesta al sector privado exportador e importador de
Colombia en materia de estas vías.
¡Claro que nos quedan preocupaciones
enormes! Por ejemplo, la ferroviaria y la portuaria.
El Gobierno ha invertido 148 millones en
la Concesión del
Pacífico. Nosotros la encontramos adjudicada, la respetamos,
hemos honrado el compromiso pagando esos recursos, está reconstruida
la línea férrea. Pero ahora los concesionarios dicen
que no tienen manera de operar que porque no han encontrado vehículos
y que porque las tarifas en el ferrocarril de montaña no
hacen factible la operación.
¡Qué difícil es superar
esos pleitos!
Pudimos superar el del ferrocarril del
Atlántico, venturosamente.
Vamos a ver cómo superamos el del Pacífico, porque
es una tristeza que después de haber invertido 148 millones
de dólares, que deberían tener bastante descongestionada
la carga hacia Buenaventura, gracias a ese ferrocarril, no funcione.
Allí hay que hacer un llamado de atención a las responsabilidades
de contratistas del sector privado, como los concesionarios del
Ferrocarril del Pacífico.
Y tenemos problemas portuarios. El Gobierno
asumió ante
la Andi el compromiso de acelerar decisiones. Hay que acelerar
decisiones, y confío en que el Ministerio de Transporte
y el Ministerio de Consejería de la Presidencia rápidamente
lleguen a un acuerdo con la Sociedad Portuaria de Buenaventura.
Sin embargo, también allí tienen que mirar temas
de eficiencia, porque en concepto de los analistas hay muchas diferencias
entre la eficiencia de administración de unos puertos y
la eficiencia en la administración de otros puertos.
El Gobierno, con mi personal involucramiento,
va a cumplir ese compromiso adquirido ante la Asamblea de la
Andi, pero vamos a
tener que revisar constructivamente también la manera como
está operando la Sociedad Portuaria de Buenaventura.
Y están abiertas hoy las dos licitaciones
para mejorar esa carretera, en el criterio de que sea una carretera
de doble
calzada.
Sé la preocupación, en términos de política
de transporte, el tema de la chatarrización. Pero miren:
la historia no se puede ignorar, menos la reciente. Y el futuro
no se puede arriesgar.
Yo recorrí este país como Gobernador de Antioquia
y como candidato a la Presidencia de la República, obstaculizado
por paramilitares, guerrilleros, y obstaculizado por huelgas de
transportadores.
Manejar esas huelgas de transportadores
ha sido muy difícil.
La chatarrización no salió por capricho del Gobierno
ni por dogma ideológico. La chatarrización la impuso
la realidad de un país que tenía una capacidad de
transporte sobre-ofrecida. El día que las carreteras no
eran paralizadas por los grupos terroristas, eran paralizadas por
sectores del transporte.
Eso lo vivimos. Yo recuerdo el último paro, hace dos años,
lo que le costó a la Nación. Ojalá ya pudiéramos
desmontar la chatarrización, pero yo creo que en eso hay
que ser juicioso para no volver a la situación de parálisis
que estábamos viviendo. Y así como hay que recordar
el pasado, también hay que cuidar el futuro.
A mí no me parecen buenos los modelos políticos
que por dogmas en favor de que funcione solamente el mercado, conducen
a gobiernos que finalmente obstaculizan la iniciativa privada.
Miremos el continente. Veamos qué está pasando en
el continente. A mí, doctor Pablo, me preocupa enormemente
lo de México, y no lo podemos tener como modelo. Porque
nosotros no podemos correr el riego de elegir gobiernos con una
Nación totalmente confrontada. Mirar el futuro de los modelos
que queremos implica cuidar muy bien las decisiones del presente.
Por eso en ninguna materia, en política de transporte,
es imposible ignorar factores sociales. Aquí hay un sector
de pequeños camioneros. Ese sector no lo podemos olvidar.
Y cuando nosotros nos olvidamos de ellos, ellos obligan al país
a que los recuerden, con las huelgas que nos han impuesto y que
todo el país ha sufrido.
Voy a pedirle a Planeación Nacional, y con el Ministerio
de Transporte y el Ministerio de Comercio, buscando una concertación,
pero rápida, nos presenten en dos meses el Conpes para lo
que será la política de transporte de carreteras
en estos cuatro años, teniendo en cuenta temas de esta enorme
preocupación.
Es que todos los días salta la liebre por donde uno menos
espera. Este país vendía 80 mil motos. Este año
vende 400 mil motos. Y ustedes saben qué ha pasado con el
mototaxismo.
Entonces por un lado enormes dificultades
contra el transporte formal. Por otro lado una solución social. El Gobierno va
a asumir la responsabilidad. Ese es un tema de alcaldías.
Pero es que el Presidente de Colombia y los ministros no pueden
decir: ese tema no es mío. Uno tiene que asumir responsabilidades
frente a todo problema que se presente en el país.
Por eso he urgido al Ministro a que en
horas produzcamos el decreto de reglamentación del mototaxismo.
Si nos queda mal, lo corregimos. Pero es mucho mejor equivocarse
en la iniciativa, que
quedarse sin tomarla ante graves problemas.
De todas maneras yo sé que vamos a llegar, Mr. Wagoner,
doctor Pablo, don Germán, rápidamente, a los 100
mil vehículos, aquí, para que esta planta en Bogotá sea
globalmente competitiva. No les quepa la menor duda.
Y me ha gustado muchísimo comprobar hoy, una vez más,
en el diálogo con ustedes, lo que permanentemente escucho
decir a los inversionistas en Colombia: Colombia se luce por la
calidad de su gerencia y por la calidad de sus trabajadores.
Me ha gustado muchísimo oír la buena compenetración
entre Colmotores y el Sena. Me ha gustado muchísimo escuchar
cómo califican aquí de bien a los técnicos,
donde estamos nosotros empeñados en esa gran Revolución
Educativa, en la cual el Sena es un eslabón fundamental,
como teníamos oportunidad de hablar hace pocos minutos.
Quiero decirles a ustedes, que se han preocupado tanto por enganchar
nuevos trabajadores, completar el tercer turno, muchas gracias
por ello.
Este país en pocos años pasó de un desempleo
del 7,5 a casi el 20. Todavía está muy alto. Ayudas
de esas necesitamos. Pero, aquí viene el pero, Colombia
no se puede distinguir por ser un país competitivo por mano
de obra barata. Colombia se tiene que distinguir por lo que empieza
a reconocerse en el mundo: por ser un país de una gran gerencia
y de unos trabajadores inteligentes, creativos y honrados.
Por eso yo felicito a la Gerencia de Colmotores y a sus trabajadores.
Vamos a tomar decisiones que correspondan
al Gobierno. Tengamos en cuenta el futuro. A mí me preocupa mucho que, por apresuramientos
políticos del Gobierno, se ponga en duda a futuro el modelo
de iniciativa privada, como han querido ponerlo en duda en algunos
países de la región. Donde no se atreven a decir,
como decían los viejos marxistas, que hay que eliminar la
propiedad privada, pero le ponen tal grado de talanqueras que no
la dejan crecer.
Nosotros por eso, nuestro Gobierno lo estamos
mirando hasta el 2010, pero el país lo estamos mirando mucho más allá.
Crezcamos al 6 por ciento es nuestra invitación. Y a todos
muchas gracias”.
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