PALABRAS DEL PRESIDENTE
URIBE EN CONGRESO DE INGENIEROS
Medellín, 30 ago (SNE). Las siguientes son las palabras
del presidente Álvaro Uribe Vélez, al instalar el
XXVIII Congreso Nacional de Ingenieros.
“Quiero saludarlos muy respetuosamente. Mis compañeros
de Gobierno y yo acudimos a este Congreso con el más positivo
interés de escuchar, tomar atenta nota, contribuir al buen
suceso de la ingeniería colombiana, que es el buen suceso
de la competitividad del país.
Celebro que este Congreso se reúna en Medellín que,
con su facultad de Minas, se constituyó por fuerza de las
circunstancias de su geografía, en la cuna de la ingeniería
nacional. Y celebro que después de que el último
Congreso de Ingeniería se reunió en Medellín
en 1967, en este 2006 el Congreso vuelva a la ciudad.
Quería tener la oportunidad de escucharlos a ustedes, de
abrir un conversatorio, pero las intervenciones que les hemos escuchado
al doctor Álvaro Villegas Moreno, al doctor Alfonso Orduz,
al señor Alcalde, al señor Gobernador, han traído
muchísimos aspectos del mayor interés, expresados
en la forma más constructiva, que me obligan a referirme
a ellos.
Por supuesto, el señor Ministro estará con ustedes
en todas las deliberaciones, y la señora Directora de Planeación
Nacional podrá compartir con ustedes la visión de
la agenda de competitividad el próximo viernes.
Ayer nos reuníamos con el Banco Mundial, definíamos
lo que es el plan de trabajo entre el Banco Mundial y el Gobierno
de Colombia para los próximos cuatro años. Es lo
que ellos llaman CPS (Country Partnership Strategy). Y definieron
cuatro puntos para trabajar con este Gobierno: infraestructura,
superación de pobreza, recuperación del grado de
inversión y seguridad.
Tenemos, doctor Alfonso Orduz, unas metas
muy exigentes en el tema de pobreza. Hace cuatro años la pobreza estaba en el
6 por ciento, la medición de septiembre del año pasado
marcó el 49, esperamos la nueva medición de septiembre
de este año.
La meta en la visión del Segundo Centenario, en la visión
Colombia al siete de agosto de 2019, cuando se cumplirán
dos siglos de la Batalla de Boyacá, es que esa pobreza no
exceda el 20 por ciento.
Este Gobierno tiene que contribuir con
una meta parcial muy exigente: el 20 de julio de 2010, cuando
se cumplan los 200 años del
Grito de Independencia, habremos de darle al país ese informe
de gestión y haremos todos los esfuerzos en este cuatrienio
para que la pobreza baje del 49 al 35 por ciento.
Allí hay una metas, allí hay unas acciones también
muy exigentes: plena cobertura básica en educación,
en salud, una gran reorientación de la educación
universitaria a la que usted se refería, doctor Alfonso
Orduz, un gran crecimiento de su financiación, y la integración
con la educación media en el grado de técnicas y
tecnologías.
Para cumplir esa meta de reducción de pobreza, tendremos
que superar, llegar de 600 mil familias educadoras que hoy reciben
subsidio del Estado, a millón y medio en estos cuatro años.
Por supuesto, el Banco Mundial insiste
en que Colombia recupere el grado de inversión. Es uno de los afanes de la política
económica del Gobierno, al cual me voy a referir en un breve
comentario, cuando haga unos comentarios a la reforma tributaria,
que también ha sido traída a este Congreso y que
me obliga dar una respuesta a algunas de las inquietudes de ustedes.
Grata sorpresa mía, cuando en uno de los cuatro puntos
del acuerdo con Colombia, el Banco Mundial propone la consolidación
de la seguridad. Se ignoraba eso en los acuerdos con los bancos
multilaterales.
Diría yo que hace parte de esa gran ganancia intangible
de la política de seguridad. Más importante que los
logros, porque reconozco que es mucho lo que falta, son los cambios
de visión sobre seguridad.
Hasta hace cuatro o cinco años, hablar de seguridad en
Colombia era exponerse a que señalara a quien hacía
propuestas de seguridad como fascista, como militarista, como de
extrema derecha.
La civilidad se había confundido con debilidad, habíamos
malformado a las últimas generaciones, rehusándolas
a ocuparse del tema de la seguridad como una gran prioridad.
Veo hoy que la seguridad comienza a ser
una admiración
ya no recóndita sino explicita de mis compatriotas todos,
que se perdió la vergüenza para reclamarla, que en
todas las corrientes de la política ya se acepta ese imperativo
de la seguridad, y me parece de gran importancia que las agencias
internacionales como el Banco Mundial lo reclamen como un punto
básico para Colombia.
Y el tema de infraestructura. ¿Qué veíamos
con el Banco Mundial? Dividimos la infraestructura en dos grandes áreas:
el área de infraestructura social, acueductos y alcantarillados,
energía eléctrica, y el área de infraestructura
de competitividad. Nos falta mucho en infraestructura social, pero
la calificación para el país es muy buena.
En infraestructura social, de acuerdo con
el Banco Mundial, el país aparece bastante avanzado en comparación con
países de igual grado de desarrollo. Claro, estamos aquí en
una ciudad excepcional, que ha contado con Empresas Públicas
de Medellín, que en buena hora empieza a proyectarse más
sobre el departamento.
Y celebro la circunstancia de haber tomado
la decisión
de liquidar la Electrificadora de Antioquia, de sustituir sus servicios
por Empresas Públicas de Medellín, de poder garantizarles
un camino de unificación de mercados a las gentes que viven
por fuera del Valle de Aburrá, con los habitantes del Valle
de Aburrá, para ir cerrando esa brecha tarifaria.
El Gobierno Nacional estimuló la idea, y ofreció y
cumplirá el compromiso de que el dinero que corresponde
al Gobierno Nacional se deje en Antioquia para una necesidad de
competitividad de Antioquia, que es el servicio de agua de regiones
por fuera del Valle de Aburrá.
Pero tengamos en cuenta esto como antecedente,
para una propuesta de financiación de obras de competitividad
en diversas regiones colombianas.
A pesar de la buena calificación en infraestructura social,
el contacto con los colombianos nos muestra que todavía
tenemos un gran atraso.
Por eso le hemos propuesto al Congreso
de la República
que la partida de audiencias públicas, que debe incluirse
en el Plan Nacional de Desarrollo, que sustituyó auxilios
parlamentarios que fueron eliminados y que puede girar alrededor
de un billón de pesos, en este cuatrienio se dedique en
su totalidad al tema de saneamiento básico. Que no podemos
dejar que se convierta en un obstáculo a la competitividad
nacional.
Mirada la otra área de infraestructura, la de competitividad,
aparecemos con un preocupante retraso frente a países del
mismo nivel. Y eso nos obliga a trabajar muy cuidadosamente a fin
de ponernos al día.
Antes de entrar a mirar algunos temas concretos
del trabajo de infraestructura y de la prospección para este período,
permítanme en este punto hacer unos comentarios sobre la
reforma tributaria. Porque todo lo que estamos haciendo y todo
lo que nos proponemos a hacer, tiene que contar con un presupuesto,
causa necesaria y eficiente: que esta economía crezca velozmente.
Nuestra aspiración es que Colombia logre una tasa de crecimiento
estable de largo plazo no inferior al 6 por ciento. Por eso yo
les ruego a ustedes mirar la reforma tributaria como parte de la
agenda económica del Gobierno que apunta a crear las condiciones
para que esta economía crezca a una tasa inferior al 6 por
ciento.
Hemos enmarcado esa reforma tributaria
en cinco puntos. Primero, que contribuya al crecimiento de la
economía. Colombia ha
demeritado históricamente el elemento tributario como motor
generador de crecimiento. El interés tributario especial
ha sido el recaudo de recursos para resolver faltantes fiscales
y no el estímulo del crecimiento de la economía.
Con muchas dificultades frente a los centros
de estudio, frente a amplios sectores del Congreso, de la academia
económica,
el Gobierno nuestro logró introducir una serie de incentivos
que han ayudado y que empiezan a tener su mérito en la recuperación
de la economía.
Por ejemplo, la deducción del 30 por ciento a las nuevas
inversiones generadoras de renta, que está en su tercer
año, o algunos estímulos concretos a actividades
como cultivos de tardío rendimiento, los combustibles biológicos
(hace cuatro años no los producíamos, hoy producimos
un millón de litros al día y aspiramos duplicar eso
en el nuevo cuatrienio), o la industria del turismo o las energías
alternativas como la eólica, que ha posibilitado la instalación
de las primeras plantas en La Guajira.
Nosotros creemos que no se puede dar el
mismo tratamiento a quienes crecen que a quienes no crecen. La
reforma tributaria da un tratamiento
diferente. Y eso diferencia nuestra propuesta tributaria de lo
que fueron las reformas de los años 80: la nuestra del 86,
la del Gobierno del presidente Reagan en los Estados Unidos y la
reforma de la señora Thacher en Inglaterra.
Allá como aquí se bajaron las tarifas. Eso produjo
mejores recaudos en los primeros años, pero se demostró que
la sola reducción general de tarifas no estimula suficientemente
el ahorro y la inversión, y por ende no ayuda a mantener
un crecimiento más dinámico con una visión
de largo plazo.
La diferencia entre aquellas reformas y ésta, es que aquellas
hicieron una reducción general de tarifas y esta reforma,
si bien propone reducir tarifas, lo más importante es el énfasis
que hace en estimular la inversión. Por ejemplo, con la
posibilidad de que los inversionistas deprecien el ciento por ciento
de la inversión durante el primer año.
Lo cual tiene que traerles un enorme alivio
financiero. Y la empresa que no alcance a depreciar ese ciento
por ciento en el primer año,
puede utilizarlo como un crédito fiscal para deducirlo en
los siguientes años sin límite de tiempo.
Yo tengo entusiasmo con la idea de que
el Congreso de la República
nos apruebe este punto, porque puede ser fundamental para estimular
el crecimiento de la economía.
El segundo tema que enmarca nuestra reforma
tributaria es que nos ayude a cumplir las metas sociales del
Milenio, las metas del
año 2010, necesarias para que el país logre las del
año 2019.
El tercer tema es que la reforma tributaria
sea recibida, al menos por parte de la reforma económica, como una reforma estructural.
Hay que tener una discusión con mucha paciencia y muy constructivamente,
pero no puedo desaprovechar un escenario tan importante como el
que integran mis compatriotas ingenieros para recordar al país
lo siguiente: durante muchos años se ha reclamado una reforma
estructural. Por eso hay que poner cuidado, ahora que se propone,
no ir a frustrarla.
Una reforma estructural es garantía
de estabilidad tributaria.
Hace algunas semanas le pregunta yo al
presidente peruano Alan García si su gobierno recientemente inaugurado se propone
presentar una nueva reforma tributaria. Y me dijo: no. El Perú ha
logrado unos ingresos macroeconómicos muy saludables, una
tributación muy adecuada, y hay que garantizar la estabilidad.
La esperanza nuestra es una reforma tributaria,
que un sector de la academia económica reciba como estructural,
pueda ser una reforma tributaria estable en el tiempo y que trascienda
muchos gobiernos.
¿Por qué decimos que la reciba como estructural
al menos un sector de la academia económica? Porque la academia
económica se divide sobre el significado de reforma estructural.
Para unos reforma estructural tiene un significado y para otros
todo lo contrario.
Y hay otro punto que aspiramos de la reforma
tributaria, el cuarto: que nos ayude a recuperar el grado de
inversión.
Colombia lo perdió en los años 99 y 2000. En los últimos
años no hemos sentido la necesidad de que los calificadores
internacionales de riesgo-país nos devuelvan el grado de
inversión, porque hemos accedido a créditos internacionales
en condiciones muy favorables.
Esta mañana el Ministerio de Hacienda hizo una nueva operación
de recompra de bonos de tesoro colombiano con muy buen resultado.
Hemos colocado ya una suma superior a los mil millones de dólares
en bonos del tesoro colombiano, nominados en pesos.
Hemos reabierto el mercado japonés para nuestros bonos.
Hemos notado una notable reducción de la diferencia en la
tasa de interés entre los bonos del Estado colombiano y
los bonos de referencia, por ejemplo, de los Estados Unidos.
Pero seguimos con un grave riesgo. El riesgo
de que una crisis financiera internacional nos encuentre sin
recuperar el grado de
inversión.
Por eso, objetivo del Gobierno al cual
tiene que contribuir esa reforma tributaria es recuperar ese
grado de inversión.
¿Por qué lo perdió el país? El Banco
Mundial, los calificadores, dicen que el país lo perdió por
inseguridad, que la vamos recuperando. Que el país lo perdió por
pensiones, que hemos hecho todas las reformas posibles. Que el
país lo perdió porque estaba creciendo aceleradamente
el endeudamiento. Lo encontramos en el 54 por ciento del PIB. Está alrededor
del 44 - 45. Aspiramos dejarlo no más allá del 33.
¿Por qué lo perdió el país? Porque
el déficit del sector público nacional había
alcanzado el seis y medio. Todavía está muy alto.
Yo confiaría que este año no supere el cuatro seis.
Pero ahí todavía encontramos
dificultades. Por eso la importancia de esta reforma.
Y cuando yo les digo a ustedes que debemos
conectar la idea de recuperar el grado de inversión con la reforma tributaria,
ustedes dirán: si lo malo todavía es ese alto déficit
del Gobierno Nacional central, entonces quién sabe cuánta
cantidad de nuevos impuestos nos van a derramar.
Quiero darles una tranquilidad. La visión del Gobierno
no es resolver el problema del déficit del Gobierno Nacional
central, aspirando simplemente a más recaudo, sino a más
crecimiento.
Creo que eso marca una diferencia fundamental
de concepción
entre esta visión tributaria y anteriores.
Si a mí me preguntaran: a pesar del alto déficit
del Gobierno Nacional central, ¿qué es primero para
el Gobierno, el crecimiento o el recaudo? Yo no vacilo en decirles:
el crecimiento. Porque a partir de allí se puede dar un
recaudo, con una diferencia: cuando la prioridad ha sido el recaudo
se ha tenido éxito, pero cortoplacista, y ese éxito
se ha agotado a la vuelta de dos o tres años.
Otros países han demostrado que cuando la finalidad es
el crecimiento, el éxito puede sostenerse en el recaudo
en el largo plazo.
Y tema bien importante de esa reforma es
que simplifica. Es el quinto. Confiamos que el Estatuto Tributario,
que cuenta con aproximadamente
1.100 artículos, pueda reducirse a no más de 250 – 280.
No es fácil simplificar en el medio nuestro. Por ejemplo,
hoy se presenta como una reforma ideal la introducida en los países
de la antigua Cortina de Hierro, donde han simplificado mucho la
tributación, algunos de ellos la han reducido simplemente
a un único impuesto: el impuesto sobre el ingreso, con una única
tarifa para todo el mundo, y en verdad que se ha simplificado muchísimo.
Pero eso no es transportable a nuestro
medio, por la diferencia de que allá, en medio de dificultades que el mundo reconoció,
lograron una gran equidad distributiva que aquí todavía
no tenemos.
Sin embargo, reconociendo que es mucho
más complejo simplificar
en nuestro medio la tributación, el propósito del
Gobierno es entregarle al país, con la aprobación
del Congreso, esa reducción en el articulado.
Preocupa a los ingenieros colombianos el tema por ejemplo de mayores
impuestos de IVA.
Yo quiero hacerles esta reflexión, doctor Orduz y muy apreciados
compatriotas ingenieros: el país no puede pensar solamente
en superar pobrezas, sino en corregir equidad.
¿Qué pasa cuando, en razón
de los pobres, se permite que los que pueden pagar impuestos
no paguen? No se
construye equidad.
Con la tesis de que a los pobres no se les puede cobrar IVA sobre
algunos productos, lo que se ha logrado finalmente es que los que
pueden pagara ese IVA tampoco lo paguen.
A nosotros nos parece que lo equitativo
es que lo paguen los que pueden pagarlo. Y como uno no puede
en las registradoras de los
supermercados decir: A este cóbrenle el IVA, a esto no se
lo cobren, entonces por eso queremos apoyar la propuesta del Ministro
de Hacienda de cobrárselo a todo el mundo y devolvérselo
a los pobres.
Esto logra que lo paguen quienes lo pueden
pagar, y que por la vía de la devolución se exonere
a aquellos que no lo pueden pagar. Eso construye equidad.
¡Claro que hay dudas! Los colombianos dicen: ¿Y la
dificultad de la devolución?
Pero miren: hace dos años y medio el Congreso nos aprobó la
norma para devolver dos puntos de IVA a los ciudadanos que compren
los bienes y servicios sometidos a ese gravamen con dinero plástico.
Surgieron las mismas dudas, y el Gobierno
ha quedado bien. Se organizó la Administración de Impuestos, y la devolución
a casi cuatro millones de colombianos se ha venido haciendo puntualmente.
¡Claro que hay que esperar que tengamos problemas en la
devolución, en el listado del Sisbén, en los procedimientos!
Pero todo eso nos obligará a corregir definitivamente estas
dificultades.
Preocupa a la Sociedad Colombiana de Ingenieros el tema de los
ingresos deducibles.
Doctor Orduz, había una confusión, imputable al
texto original del Gobierno, que creo que es la que le ha causado
la preocupación que usted nos expresó, en el sentido
de si los costos deducibles son los imputables al ingreso del contribuyente,
o a la actividad. Eso se ha aclarado y se ha despejado totalmente
la duda.
¿Qué hemos procurado en materia de obras públicas
en estos cuatro años anteriores y para dónde vamos,
con la ayuda de ustedes?
Lo primero que propusimos en estos cuatro
años que han
trascurrido fue resolver pleitos. Algunos ilustres opinadores dicen
que no eran pleitos, que hemos llegado a amigables acuerdos. Claro
que sí, después de pleitos infernales.
Yo les voy a hacer a ustedes alguna cuenta de pleitos que se ha
resuelto.
Encontramos 21 pleitos en los 21 contratos
de asociación
de Telecom, están resueltos 20.
Se temía que la solución le iba a costar al país
1.800 millones de dólares, le cuesta alrededor de 400. Estamos
terminando de resolver del de Alcatel.
Aquí en Antioquia, solamente, encontramos tres contenciosos
muy difíciles de superar: el de la Concesión que
en buena hora adjudicó el doctor Juan Gómez Martínez,
de la Autopista Medellín – Bogotá, por caída
de tráfico; el de la comunicación al oriente antioqueño,
a la cual se refirió ampliamente el señor Gobernador,
que nos exigió los dos y medio primeros años del
Gobierno para superarlo, y la de la doble calzada, a la cual también
se refirió el Gobernador, Bello – Hatillo.
La Autopista del Café en pleito, la concesión de
Bogotá a Villavicencio en pleito.
Y sigamos: ¿qué nos falta por resolver? Nos falta
por resolver el pleito de Commsa, la salida de Bogotá al
río Magdalena. Hemos hecho todos los esfuerzos. Primero
se llegó a un acuerdo que fue impugnado por el Procurador
y rechazado por el Consejo de Estado.
Desde hace un año venimos trabajando con unos amigables
componedores, sugeridos por Su Majestad el Rey de España,
porque allí hay firmas españolas, y por nuestro Gobierno.
Confiamos que en las próximas semanas el Ministro pueda
dar la buena noticia de la solución definitiva del pleito
de Commsa.
Dos ferrocarriles, los dos en pleito.
El Ministro logró, exitosamente, superar el pleito del
Ferrocarril del Atlántico, pero hubo que cambiar los socios
de la concesión. Tema muy difícil, que gastó mucho
tiempo.
El acuerdo que logró el Ministro permite unas inversiones
en ese ferrocarril, para que rápidamente pase de transportar
22 a 45 millones de toneladas de carbón. Y en el año
2010 – 2012 esté transportando 66, a partir de la
construcción de la segunda línea. Amén de
otros grandes beneficios, como el mayor ingreso para el Estado
por cada tonelada transportada, que se aplicará en la recuperación
del ferrocarril de Chiriguaná hacia el sur.
Pleito en el Ferrocarril del Pacífico. Lo tengo que conectar
con el tema de Buenaventura. Una norma de nuestro Gobierno ha sido
continuar todas las obras que venían atrás. Cuando
los Gobiernos por vanidad abandonan las obras que encuentran para
empezar las suyas, se le causa gran perjuicio a las comunidades.
Nosotros no discutimos la adjudicación de la Concesión
del Pacífico, la encontramos perfeccionada y la hemos pagado.
¿Saben cuánto ha invertido el Gobierno colombiano
en el Ferrocarril del Pacífico? 148 millones de dólares.
Con eso habríamos superado la pobreza de Buenaventura.
En cada momento yo hago la comparación de qué habríamos
hecho en educación, en vivienda social, en régimen
subsidiado de salud, en dobles calzadas.
La línea de Ferrocarril del Pacífico está prácticamente
recuperada de Buenaventura a Cartago, pero ahora está en
pleito, porque los concesionarios dicen que la tarifa de ferrocarril
de montaña no les es competitiva y que no hay equipos.
Yo les pregunto: ¿Y eso no se vio
en el momento que propusieron?
Por eso el Gobierno tiene que ser más eficiente, más
rápido en decisiones, pero hay unos contratistas que le
tienen que ayudar a la Nación.
Creo que el Gobierno ha dado ejemplo de
transparencia, y ustedes lo reconocían ahora en la adjudicación que condujo
el Ministro sobre la concesión de Eldorado. Pero hay que
llamar la atención de algunos contratistas, porque no queda
bien que se adjudiquen concesiones de ese costo y finalmente terminen
simplemente como contratos para ejecutar una obra, tomar un dinero,
negarse a prestar el servicio como concesionario y entrar a provocarle
un trauma al Gobierno.
Si se hubiera cumplido por parte del concesionario,
hoy no habría
tanto problema en la vía Buenventura, porque estaría
sirviendo el ferrocarril, que tiene recuperada la línea.
Urgencia de este Gobierno es lograr un
acuerdo sobre el Ferrocarril del Pacífico, no fácil
si los contratistas no asumen una actitud diligente.
Porque si van a reducir su reclamo a decir
que la tarifa no es competitiva en el tramo de montaña y que no encuentran equipo
en el mundo, nada vamos a hacer. Ojalá nos ayudaran abreviando
el camino para que ese ferrocarril empiece a transportar suficiente
carga.
¿Por qué nuestro afán en superar esos pleitos?
Porque un país con toda la contratación en litigio,
es un país que pierde la confianza en la contratación,
es un país sin futuro.
Y no ha sido fácil superarlos, por miedo de los funcionarios
y por suspicacias de la opinión.
Cuando yo le pedí, al principio del Gobierno a alguno de
mis compañeros: por favor, hay que superar este pleito,
todo el mundo me decía: ¿Y la Contraloría,
y la Fiscalía, y la Procuraduría?
Y la opinión con mucha suspicacia, amplios sectores de
la opinión veían en cada conciliación un acto
de corrupción.
¿Cómo hemos logrado superar temores y suspicacias?
Publicitando ampliamente las decisiones oficiales. Por eso el país
ha visto en la televisión muchas audiencias y adjudicación
de licitaciones.
Creo que nos han quedado bien las adjudicaciones
de este Gobierno, no solamente la del aeropuerto Eldorado sino
también la
de la doble calzada Bogotá – Girardot, que se adjudicó también
llevando el debate a la televisión.
La de la doble calzada de Cerrito a La
Victoria, la conversión
del tercer carril de Boyacá en doble calzada. Y así sucesivamente.
Podrá decirse que se han hecho pocas adjudicaciones de
concesión, pero no podrá decirse que esas adjudicaciones
se han hecho mal.
Confiamos que en el nuevo Gobierno aceleremos
las adjudicaciones de concesiones, pero que las hagamos bien
para evitarle pleitos
futuros al país.
El doctor Orduz se ha referido al tema
de los Transmilenios, y allí encuentro lo siguiente: siquiera hemos avanzado en
eso, no fácil, porque cuando uno es autoridad local y tiene
los recursos para hacer un Transmilenio, lo hace.
El Gobierno Nacional, que aporta el 70
por ciento, tiene que entenderse para los Transmilenios que hemos
emprendido con 14 alcaldes, con
14 concejos municipales, en algunas partes con problemas muy graves
por falta de recursos para cumplir con el 30 por ciento de contrapartida
local. Pero ahí vamos.
¿Qué me preocupa en lo que viene? Ustedes ya oyeron
al señor Alcalde de Medellín. De manera muy constructiva
nos dice: Es insuficiente el aporte del Gobierno Nacional para
el Transmilenio de Medellín.
Nuestros compatriotas vallecaucanos me
dicen: Presidente, es verdad, el 21 de diciembre de 2002 usted
acudió a Cali, llevó unas
vigencias presupuestales por 241 millones de dólares, pero
no nos alcanzan, porque, entre otras cosas, se valorizó el
peso.
El Alcalde de Bogotá me dice: Presidente, muy bien, su
Gobierno le entregó a Bogotá 989 millones de dólares
para el Transmilenio, pero no nos alcanza, porque además
de la 26 y de la Séptima, hay que hacer otra etapa de Transmilenio.
Y así sucesivamente.
Yo temo. Yo no sé cómo vamos a resistir esa presión.
Con un problema: un peso más que les demos a los Transmilenios,
es un peso más que le quitamos a las obras que vienen de
competitividad asociadas al comercio exterior.
Quiero hablar con todo cariño y con toda comprensión
por estas solicitudes, pero con toda franqueza.
El Plan 2500. No lo oí mencionar hoy. El Banco Mundial
dice que cuando mira infraestructura de transporte en Colombia
encuentra que está atrasada para el comercio exterior. Está atrasada
para los sectores productivos y para los municipios.
Críticas al Plan 2500. Yo he tenido que ir a mucho foro
a defenderlo. ¿Cuál ha sido la crítica? Que
estamos realizando unas obras que desembotellan municipios, pero
que no disminuyen costos de comercio exterior.
Es verdad. Pero hay que mirar varias cosas.
Primero: este país
es un país de ciudades y de municipios. Nosotros no podemos
cambiar esa tendencia por un país enfermo de macrocefalia,
como lo temía el doctor Álvaro Gómez. Qué tal
que Colombia en vez de tener un crecimiento equilibrado, simplemente
tenga dos grandes selvas de concreto, una entre Girardot y Tunja,
pasando por Bogotá, y otra entre Sincelejo y Santa Marta,
pasando por Cartagena y por Barranquilla.
Eso hay que impedirlo, hay que buscar que
el país siga
su crecimiento equilibrado, y esa es una de las razones del Plan
2500.
Nosotros no podíamos llegar a los
municipios solamente con soldados para recuperar la seguridad.
Por eso hemos llegado
a muchos municipios con el Plan 2500.
La Fuerza Pública nos ha pedido acompañamiento integral.
Entonces donde hemos llegado con la Fuerza Pública también
hemos llegado o con un pavimento o con las políticas de
Bienestar Familiar o con las políticas del Ministerio de
Protección Social para ampliación de régimen
subsidiado de salud, etcétera. Es muy importante la comprensión
del país a ese tema.
Tenemos amplias zonas productivas desconectadas.
Cómo les
pide uno a los compatriotas de los Llanos Orientales que sembremos
400 mil hectáreas adicionales de palma, si no tenían
pavimentadas dos vías fundamentales que hoy estamos pavimentando,
como son la vía de Puerto López a Puerto Gaitán
y la vía de Granada a San José del Guaviare.
Durante 40 años escuchamos ofrecer las soluciones de La
Mojana, y apenas ahora estamos haciendo las grandes obras para
contener inundaciones en La Mojana y para tener pavimentos en el
acceso a La Mojana, una despensa de 400 mil hectáreas que
pudiera darla alimentación al mundo entero.
Por eso les pido comprensión a los críticos
sobre el Plan 2500.
Estamos haciendo algunas obras en puertos,
faltan otras. Diría
yo que lo que se está haciendo en Barranquilla es muy bueno.
Lo que se ha hecho y lo que va a hacer en Cartagena. Pero no nos
refiramos a lo bueno, refirámonos a Buenaventura.
En Buenaventura ha habido fallas imputables
a todos. Empiezo por nosotros. El Gobierno Nacional va a acelerar
decisiones. Por ejemplo,
la decisión de extender la concesión. Sin embargo
esa concesión actual sólo vence en el 2013. Eso también
hay que contárselo al país.
Segundo, ya les conté el tema del
ferrocarril.
Tercero, el Gobierno Nacional está acelerando
el proceso para tener doble calzada Buga-Buenaventura.
¿Por qué no lo propusimos hace cuatro años?
No podíamos por la situación fiscal y porque hemos
debido enfrentar la recuperación de Emcali, que le cuesta
al Gobierno Nacional más de 700 mil millones y honrar el
compromiso del Transmilenio en Cali.
Pero ya hay dos licitaciones para la doble
calzada Buga-Buenaventura. Tiene que revisarse la calidad de
la administración y la
voluntad de inversión en el puerto de Buenaventura.
De manera constructiva, como reconozco
fallas del Gobierno, también
pido que se revise eso. Tiene que haber mejor administración
en el Puerto de Buenaventura y más inversión.
Uno compara las administraciones de Santa Marta y Cartagena con
Buenaventura, las inversiones de los concesionarios en Cartagena
con las inversiones de los concesionarios en Buenaventura, y queda
muy preocupado.
Yo creo que mientras hacemos la doble calzada,
si se aumentan las inversiones en Buenaventura, si se renuncia
a un paternalismo
herencia de Foncolpuertos, a unos privilegios individuales, el
puerto puede mejorar mucho. Y cuenten con que el Gobierno Nacional
también reconoce su culpa y va a acelerar la decisión
de la extensión de la concesión.
Todas las obras que estamos haciendo han
creado empleo en la ingeniería.
Converso con los ingenieros en todo el país, y veo una situación
de dinámica y de empleo en la ingeniería diferente.
Ahora le preguntaba en voz baja al doctor Álvaro Villegas,
antes de comprometerme con esa afirmación, y él me
daba una respuesta que convalida esto, y yo creo que ustedes lo
han percibido.
¿Para dónde vamos? En el período 2006–2010
tenemos que terminar el Plan 2500. Pero miren las paradojas: el
viernes en Cartagena el Presidente de la Andi y el doctor Caicedo
Ferrer reclamaban que había que darle prioridad a las vías
que hagan más asequibles los costos del comercio exterior.
Y tienen toda la razón. El doctor Caicedo Ferrer criticaba
el tema del Plan 2500 porque conecta mucho municipio.
¿Y qué me paso el sábado en Barichara? En
el Consejo Comunitario acuden los alcaldes a decir: Presidente,
bueno el Plan 2500 pero no alcanza. Los municipios van a seguir
en su inmensa mayoría incomunicados.
Y al Gobierno le toca equilibrar la visión que unos tienen
del país y la visión que los otros tienen. Es que
el desplazamiento no lo produce solo la violencia. El desplazamiento
también lo produce, y este país sí que lo
ha sentido, la falta de vías de comunicación, de
servicios públicos.
¿Qué les hemos tenido que decir a los alcaldes?
El Gobierno Nacional no podrá hacer un kilómetro
más de vías departamentales en este período,
a lo que esta previsto en el Plan 2500, que es bastante ambicioso.
Para suplir eso les hemos ofrecido a los
gobernadores un crédito
de mil millones de dólares, gestionado y avalado por el
Gobierno Nacional, que lo ejecuten ellos y lo paguen.
Y a medida que lo vayan pagando, que el
Gobierno Nacional se comprometa a reponer la misma cuantía amortizada, para que sea una
especie de fondo financiero rotatorio para vías departamentales.
El señor Gobernador de Antioquia ha dicho que este departamento
empieza con 60 millones de dólares, con cargo a esos mil,
y Planeación Nacional le va a tramitar ágilmente
el aval de la Nación, para poderle mostrar este buen ejemplo
al resto del país
Tenemos un gran reclamo de los municipios
por el mantenimiento de las vías terciarias. Nosotros liquidamos Caminos Vecinales,
pero no hemos podido desprender al presupuesto nacional de la obligación
de contribuir al mantenimiento de vías terciarias.
Apenas tenemos para esos 135 mil millones,
y no alcanza. Creo que no es posible renunciar a esa partida.
Para hacerla más
eficiente, hemos empezado a implementar la modalidad de contratación
con grupos de municipios.
El río Magdalena. Para este cuatrienio hemos definido que
los recursos del Fondo Nacional de Regalías, que el Gobierno
pueda ejecutar, van exclusivamente a tres destinos: el tema de
La Mojana, el tema del río Magdalena y el tema de atención
y prevención de desastres.
Y lo que vaya al río Magdalena solamente a dos destinos:
a lo que es la profundización del canal navegable y a las
obras de defensa de inundaciones en el Bajo Magdalena. Ya tenemos
mucho reclamo del Medio y del Alto Magdalena.
Pero yo he empezado a afrontar la responsabilidad,
y la voy a afrontar, amablemente y con paciencia, de explicarles
a alcaldes
y gobernadores del Medio y del Alto Magdalena que con escasez de
recursos hay unas prioridades sobre las cuales no podemos transigir,
como es aplicar a la profundización del canal navegable
en el río y a las obras de defensa de inundaciones en el
bajo Magdalena, los recursos que en el cuatrienio tengamos para
ese efecto.
Está el tema de las nuevas concesiones. Había mucha
preocupación. Pero creo que empieza a despejarse, y los
hechos la despejan. Hace cuatro semanas la señora Presidenta
de Camacol me llama y me dice: Presidente, los ingenieros no se
van a poder presentar a la licitación de cárceles,
que vale alrededor de medio billón. Se presentaron casi
todos. Se corrigieron algunas cosas.
He leído con preocupación alarmas de que no se van
a presentar los ingenieros a las nuevas concesiones. Lo que haya
que revisar, revísenlo. Pero mírenlo: antes de ayer
se cerró una muy importante: Rumichaca-Pasto-Aeropuerto
Antonio Nariño. Cinco propuestas que agruparon 53 firmas
colombianas.
Y la compra de pliegos muestra gran dinamismo.
Yo le he pedido al Ministro que no sea tan dogmático como
soy yo, que no me vaya a aprender en materia de dogmatismo. Y
que las cosas en
las cuales deba ceder, las ceda, y rapidito.
Quedarse uno en una disputa mucho tiempo
es hacerle perder tiempo al país. Lo que haya que arreglar hay que arreglarlo rapidito,
Ministro. Lo que tengamos que arreglar en los pliegos de concesiones,
hagámoslo. Pero las cosas no están resultando mal.
Lo que sí yo pediría, doctor Alfonso Orduz y doctor Álvaro
Villegas, que los ingenieros nos ayuden con el Ministro y con la
señora Directora de Planeación a mirar que las concesiones
cuyas licitaciones están abiertas, correspondan a las prioridades
del comercio exterior de Colombia.
Ayúdennos en eso. Si ustedes objetan estas concesiones,
porque no las encuentran como parte fundamental para acelerar el
comercio exterior del país, el Gobierno lo revisa.
En la integración internacional, yo creo que vamos bien
en el río Meta, buscando a través del río
Meta el Orinoco al norte y al sur. Ya están abiertas o adjudicadas
las primeras licitaciones.
Sigue apenas en discurso la conexión con el Brasil. No
hemos podido financiar los recursos. Eso necesita garantizar la
pavimentación de Puerto Asís a Mocoa y la construcción
de la variante de San Francisco, en el tramo de Mocoa-Pasto, y
esa sola variante puede costar 170 millones de dólares.
Con el Panamá, con el Plan Panamá-Puebla, el paso
de que Colombia entre al Plan Panamá-Puebla es de gran importancia.
Hoy Colombia está admitida en el Plan Panamá-Puebla.
Yo creo que va bien lo de la interconexión eléctrica
y lo de la interconexión en materia de gas.
¿Qué pasa con la carretera? No hay opinión
pública favorable en Panamá, es lo que tenemos que
trabajar.
Yo diría que el tema hoy no es legal, que el tema hoy no
es lo que se definió en materia legal en el pasado, sino
tener el liderazgo para ayudar a convencer la opinión pública
de Panamá.
El Gobierno de Panamá evidencia un gran temor al rechazo
de opinión a una decisión que permita hacer esa carretera.
Por eso el Gobierno va a insistir en el seno del Plan Panamá-Puebla
sobre esa carretera y va a seguir acudiendo a los directores de
medios de comunicación de Colombia, para que nos ayuden
a través de sus colegas, los directores de medios de comunicación
de Panamá, para poder superar ese obstáculo de opinión.
Si algún mensaje quiero dejar claro en este congreso, es
que lo que falta para esa carretera es que haya una actitud menos
negativa en la opinión pública panameña.
Tenemos el compromiso entonces de que el
Plan de Desarrollo para este cuatrienio esté bastante ajustado a la competitividad,
medida en la variable de menores costos para el comercio internacional.
Eso hace parte de la Visión Colombia para el Segundo Centenario,
y queremos que ustedes nos ayuden a concertar ese plan de desarrollo,
es mi propuesta a los ingenieros.
No puedo dejar de referirme al tema del
señor Alcalde y
algunos temas del señor Gobernador.
Alcalde: el Ministro había dicho que tan pronto se adjudicara
la concesión de El Dorado, se entraría a trabajar
la unificación en la administración del aeropuerto
Olaya Herrera con el aeropuerto José María Córdoba.
Hagámoslo y rápidamente. Les sugiero lo siguiente:
primero tiene que haber un compromiso de no repartir utilidades
porque, por ejemplo, el Olaya Herrera en años le ha repartido
utilidades al municipio de Medellín. El compromiso tendría
que ser que no haya reparto de utilidades, sino capitalización
del ciento por ciento para el desarrollo de las obras de competitividad.
Segundo: la Nación ha dado un paso muy exigente. Cuando
la Nación renuncia a 650 millones de dólares que
le ingresaban del aeropuerto El Dorado en equix años para
que ese dinero lo gaste el nuevo concesionario en el mejoramiento
de El Dorado, la Nación tiene que sustituir esos dineros.
El Dorado ha sido un aeropuerto muy rentable,
casi que con él
hemos sostenido los otros aeropuertos de Colombia. ¿Ahora
con qué vamos a sostener los otros aeropuertos? Con un esfuerzo
de Planeación Nacional y del Presupuesto.
Por eso una concesión o una figura de administración
del José María Córdoba no pueden privar en
los primeros años a la Nación de percibir unos ingresos
del José María Córdoba. Si no lo digo aquí,
los engaño. Eso no es lo más simpático, pero
yo también tengo que ser realista frente a la situación
de la Nación.
Tercero: para que haya tranquilidad, esa
unificación de
administración debe darse sobre un Plan de Desarrollo, que
logre los mayores niveles de competitividad, como los reclamaba
el Alcalde.
Y cuarto, para que haya tranquilidad en
la opinión antioqueña
y nacional sobre ese Plan de Desarrollo, que tenga un supervisor
que lo legitime en su avance ante el país, que podría
ser un consorcio entre la Sociedad Colombiana de Ingenieros y la
Sociedad Antioqueña de Ingenieros, pero que le esté diciendo
al país periódicamente si se están cumpliendo
o no las metas de ese Plan de Desarrollo aeroportuario aquí en
la región.
El señor Gobernador ha planteado
unas carreteras muy importantes. No quiero referirme a todas,
porque bastante he abusado de ustedes.
Quiero simplemente decirles que el Gobierno
Nacional comparte la necesidad de la comunicación de Antioquia con el río
Magdalena. Por eso se está estructurando la doble calzada
a Puerto Berrío.
El Gobierno Nacional comparte que hay que
terminar la troncal del Nordeste. Es la única alternativa que el país
tiene a Ventanas. Lo que es la carretera Santafé de Antioquia-Puerto
Valdivia, incluida en la Visión 2019, está lejana.
El Gobierno Nacional comparte la necesidad
de conectar Puerto Berrío, el río Magdalena con el río Cauca,
Puerto Berrío-Caucasia, porque mirándolo con una
visión más amplia, es la gran posibilidad de comunicar
a Bogotá con Panamá, solamente con una pendiente,
la pendiente de Bogotá al río Magdalena, después
seguiría por una carretera plana o con ligeras ondulaciones.
El Gobierno Nacional comparte que concluido
el puente Guillermo Gaviria Correa, un sueño, que como otros puentes (el de
Mompós, el del Banco, el de Montería) se está concretando,
hay que ponerle uso a ese puente y hay que hacer dos carreteras,
la que conecta ese puente con Yondó, que es fundamental
para la comunicación de Cúcuta con Urabá y
con el Pacífico, y además la carretera que conecte
ese puente con el sur de Bolívar.
El Gobierno Nacional comparte todo esto,
señor Gobernador,
pero yo quiero decirle, muy respetuosamente, lo siguiente: en un
escenario de escasez de recurso y tanta necesidad de vías,
yo como Presidente tengo que asumir la responsabilidad de no comprometerme
con una vía aquí y con otra vía allí.
Esperemos que el proceso de concertación del Plan Nacional
de Desarrollo, que tiene que tener como entidad líder a
Planeación Nacional, defina, con el aporte de todos ustedes,
las prioridades en estas vías en el período 2006-2010.
Nos falta mucho dinero. En el pasado Consejo
de Ministros veíamos
que el Plan Vial de Competitividad puede tener hoy un faltante
de 8 ó 10 billones de pesos.
Yo los resigné, les dije: es que todo no hay que hacerlo
en el período 2006-2010, es un plan para que el país
lo haga hasta el 2019, pero en el período 2006-2010 tenemos
que avanzar.
Y los resigné con otra cosa: vamos a trabajar para que
esta economía no crezca al dos ni al tres, ni al cuatro,
sino al seis por ciento.
A eso los invito, apreciados ingenieros
de mi Patria: pongámosle
todo el vapor al país para que esta economía crezca
establemente al seis por ciento. Muchos éxitos en estas
deliberaciones”.
|