PALABRAS
DEL PRESIDENTE URIBE ANTE JEFES DE INTELIGENCIA DE SURAMÉRICA
Bogotá, 31 ago (SNE). Las
siguientes son las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez, al intervenir en el
IV Encuentro de Jefes de Inteligencia de América del Sur.
“Quiero, en nombre del Gobierno de Colombia, agradecer que
hubieran celebrado esta nueva reunión acá en Bogotá,
y desear, como lo deseamos todos, que sea muy útil.
El continente tiene muchos desafíos. La garantía
de democracias estables, transparentes, pluralistas, es un gran
desafío.
El desafío de mostrar indicadores importantes en superación
de pobreza, como factores de estabilización democrática.
El continente tiene el desafío de la lucha por la preservación
del medio ambiente.
El continente tiene el desafío de evitar que allí donde
hay terrorismo, crezca. Y de evitar que allí donde no hay
terrorismo, aparezca.
El continente tiene el desafío de lograr que allí donde
hay terrorismo, desaparezca.
Por eso es de gran importancia mirar la
labor nuestra en el campo de la inteligencia y de la seguridad,
en el más alto nivel,
en el nivel fundamental de la democracia, en el nivel fundamental
de la superación de la pobreza, al lado de temas tan importantes
como el tema de la preservación y recuperación del
medio ambiente.
Permítanme compartir con ustedes
algunas reflexiones que han venido guiando el Gobierno que presido
en Colombia.
Primero: ¿por qué hemos denominado nuestra política
una política de Seguridad Democrática? Por razones
históricas y por su propio significado en Colombia.
Para establecer la diferencia entre esta
política de seguridad
y políticas de seguridad que recorrieron el continente y
que, en nombre de la seguridad, cercenaron las libertades. En nombre
de la seguridad, eliminaron el disenso. En nombre de la seguridad,
marchitaron el pluralismo.
Nosotros tenemos un concepto diferente
de seguridad. Nosotros creemos que la seguridad es un valor democrático, es una
garantía para la democracia. Y que el terrorismo es un obstáculo,
es el gran enemigo de la democracia.
Por eso nuestra seguridad se ha enfocado
a recuperar la tranquilidad de los colombianos, el ejercicio
plenos de las libertades públicas,
a dar por igual seguridad a los amigos del Gobierno que a los críticos
del Gobierno.
En Colombia, antes que recortar las libertades
públicas
en nombre de la lucha contra el terrorismo, lo que hemos hecho
es proteger esas libertades públicas.
Así lo demuestra el proceso eleccionario de referendo de
2003, el proceso de elección de alcaldes y gobernadores
en 2003, las recientes elecciones de Congreso y de Presidencia
de la República.
Hay otros indicadores bien importantes,
que legitiman nuestra concepción democrática de seguridad. Hace cuatro
años, de los 1.098 alcaldes de Colombia, alrededor de 400
no podían ejercer sus atribuciones en las respectivas municipalidades,
por presiones de los grupos terroristas.
Hoy los 1.098 alcaldes de Colombia, independientemente
del origen político de su elección, ejercen sus atribuciones,
protegidos por el concepto, por la fuerza, por la dinámica
de la Seguridad Democrática que ha venido liderando nuestro
Gobierno.
En Colombia se asesinaban 15 periodistas
por año, y en
muchas regiones el periodismo se sentía coaccionado, presionado
por los grupos terroristas.
La Seguridad Democrática ha recuperado bastante la libertad
para los periodistas. Las últimas elecciones demostraron
un periodismo en las regiones donde se presentaban esos fenómenos
de coacción, más libre, más dispuesto a la
denuncia. Un periodismo menos atemorizado por los grupos violentos.
Un periodismo que aprendió a superar el temor que infunden
los grupos violentos.
Todavía no hemos podido llegar a cero asesinatos de periodistas
en Colombia, pero la evolución es buena, porque este año
nos han asesinado uno, en la ciudad de Montería, cuando
tuvimos años del asesinato de 15 periodistas en nuestra
Patria.
Colombia tuvo años en los cuales se asesinaron 168 líderes
sindicales: 168. Todavía nos asesinan. El año pasado
nos asesinaron 13 integrantes de organizaciones sindicales. Confiamos
que rápidamente podamos decirle al mundo que en Colombia
no hay asesinatos de líderes sindicales y que en Colombia
no hay casos de impunidad en este tipo de asesinatos.
Como ven ustedes, la protección de las autoridades democráticamente
elegidas, sin considerar el origen político de su elección,
la protección del periodismo libre, la protección
de los líderes sindicales, son indicadores que hablan, que
legitiman, que convalidan nuestro significado de Seguridad Democrática.
Por eso hemos dicho que la lucha violenta
contra las instituciones en un país como Colombia, solamente
amerita el calificativo de terrorista.
Eso nos lo han discutido mucho. ¿Y por qué me he
negado a aceptar que es una lucha insurgente y he repetido que
es una acción terrorista? Porque el nombre insurgente tenía
alguna validación, alguna explicación, alguna justificación,
en la medida que había insurgencias que estaban actuando
contra dictaduras, en la medida que había insurgencias que
tenían objetivos sociales válidos.
¿Qué ha pasado en nuestro país? Todo lo contrario.
Aquí la violencia lo que ha hecho es instaurar una dictadura
contra la democracia. La violencia lo que ha hecho es erigirles
barreras a las libertades.
Aquí, por ejemplo, la guerrilla pedía que se permitiera
la elección popular de alcaldes, y justificaba la circunstancia
de que el país no la había incorporado en el ordenamiento
jurídico, como una razón para persistir en su lucha
armada.
Después de aprobada la elección popular de alcaldes,
de aprobada la elección popular de gobernadores, de aprobados
en la Constitución de 1991 una serie de instrumentos de
participación democrática, los grupos violentos continuaron
asesinando alcaldes, coaccionando gobernadores.
La dinámica de los hechos ha demostrado que mientras la
democracia colombiana se profundiza, los grupos violentos son atentatorios
contra esa profundización democrática.
Entonces si la insurgencia, si la denominada
insurgencia era una calificación que en alguna forma ennoblecía la lucha
contra las dictaduras, esa calificación no la podemos extender
a un país en el cual la violencia lo que hace es perturbar
la democracia.
Y la perturbación de la democracia, en el derecho de las
democracias occidentales, es, nada más ni nada menos, que
definido como la tipificación del terrorismo.
Y muchos preguntan: ¿se opone eso a la negociación?
De ninguna manera. Nosotros somos tan firmes en la política
de seguridad, como dispuestos a la negociación.
Y para que el señalamiento de terrorista no se oponga a
la negociación, siempre hemos insistido que las negociaciones
tienen que hacerse en un ambiente de buena fe, en un ambiente en
el cual haya por lo menos cesación de hostilidades.
Entonces, al cesar los hechos violentos,
se abren condiciones para que se pueda, por lo menos, renunciar
al calificativo de terrorista
y abrir los espacios de negociación.
Y también me han preguntado mucho que por qué tanta
insistencia de Colombia en la ayuda de la comunidad internacional
para combatir este flagelo.
He contestado: por muchas razones, pero
enfatizo dos. Primero, porque este flagelo no respeta fronteras.
El terrorismo es zalamero,
coqueto, mientras puede ingresar a un país. Pero después,
cuando logre señorearse allí, el terrorismo pasa
de la lisonja, pasa de la zalamería, a la acción
de verdugo contra ese país. El terrorismo no respeta fronteras.
Nosotros no queremos que a nuestros vecinos
les suceda la amarga noche, la larga noche de terrorismo, que
ha vivido Colombia. Y
en la medida que nos ayuden para que este terrorismo en Colombia
ceda y lo podamos superar, hoy por hoy se está protegiendo
a Colombia y se está protegiendo de la extensión
del terrorismo a las naciones vecinas, a las naciones hermanas,
a las naciones del hemisferio.
Y por otra razón: porque el terrorismo en Colombia se nutre
con el narcotráfico. Un negocio internacional que involucra
tanta comunidad internacional y que tenemos que derrotar.
Si ustedes me preguntaran: ¿por qué aparentemente
hubo más facilidad para negociar en América Central
por parte de las guerrillas que la que se ha presentado en Colombia
por parte de los grupos violentos? Porque al decir de los estudiosos
de los fenómenos centroamericanos, allí hubo un momento
en que hubo un estancamiento en el avance de las agrupaciones insurgentes,
en el avance militar, y además se fueron sintiendo sin recursos
económicos.
¿Por qué percibieron que empezaban a tener ausencia
de recursos económicos? Porque en algún momento Ong’s
de Europa occidental que los habían financiado, tomaron
la decisión de no enviarles nueva financiación. Y
el estancamiento del avance militar y la falta de recursos, los
llevó a pensar en la negociación.
¿Cuál es la diferencia con Colombia? Que aquí hay
una autosuficiencia de riqueza, que aquí no dependen de
recursos de la comunidad internacional, que aquí han sido
muy ricos por el narcotráfico primero, y por el secuestro
como segunda fuente. Y ese narcotráfico, que es un negocio
internacional, tenemos que derrotarlo aquí y en todas partes.
Por eso necesitamos la ayuda de todos ustedes.
¿Qué ofrece el Gobierno de Colombia cuando le pide
a la comunidad internacional ayuda? Solidaridad y respeto a las
decisiones democráticas de cada pueblo.
Colombia es un país sumamente respetuoso, sumamente no:
totalmente respetuoso del principio de la autodeterminación
de los pueblos.
Lo único que Colombia reclama, allí donde
se expresa en la comunidad internacional, es que haya respeto
a la democracia
como regla de oro y a su ejercicio transparente como factor de
legitimidad del Estado.
Colombia lo único que pide a la comunidad internacional
es respeto a la democracia, es respeto a la transparencia democrática.
Y eso le da a Colombia el mérito, le da a Colombia la causa,
le da a Colombia una razón para poder acudir, mirando a
los ojos, ante los gobernantes de todos los países hermanos,
vecinos y remotos, para pedirles que nos ayuden en la superación
del terrorismo.
Y ofrecemos otra garantía: nosotros
no estamos pidiendo que nos ayuden para instaurar una dictadura
o una democracia recortada.
Todas nuestras demostraciones han sido de pleno respeto a la democracia
pluralista.
El mundo, al apreciar esto, no debe tener
vacilación para
apoyar el proceso de seguridad en Colombia.
Y por otra razón: el narcotráfico
no solamente tiene capacidad de demoler las instituciones, de
afectar la transparencia,
de financiar el terrorismo, sino de destruir los recursos ambientales.
Estos países nuestros, que son una despensa ecológica
de la humanidad, tienen en el narcotráfico una gran amenaza
ecológica.
En Colombia un millón 700 mil hectáreas
de selva tropical han sido destruidas para plantar coca.
En el debate mundial sobre las drogas,
hay que entrar a considerar muy seriamente el dañino impacto de las drogas en países
como Colombia en el tema ambiental.
Y por ejemplo, ese daño que se ha hecho mayormente en la
inserción colombiana a la Amazonía, ese daño
no es solamente para Colombia sino que podría tener catastróficos
efectos para la región y para el planeta en su conjunto.
He querido, pues, venir a saludarlos a
ustedes, agradecer a ustedes su presencia en Colombia, y a pedirles
a ustedes que nos ayuden
en todo lo que esté al alcance de ustedes para que Colombia
supere esta larga noche de violencia.
Lleven finalmente a sus países esta convicción:
aquí hay tanta firmeza para enfrentar la violencia, como
disposición para negociar la paz.
A todos ustedes, muchas gracias. Y por
favor transmitan a sus Jefes de Estado, a sus Presidentes, un
saludo afectuoso del pueblo,
del Gobierno y del Presidente de Colombia. Muchas gracias”. |