Bogotá, 01 jun. (SNE).- El siguiente es el discurso
del Presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez,
durante la ceremonia de ascenso de 293 Subtenientes del Ejército
Nacional en la Escuela de Cadetes, José María Córdova:
“Después de las jornadas democráticas en
las cuales Colombia reiteró ante el mundo su vocación
de democracia abierta, de democracia transparente, de fraternidad
en el debate. Después de la acción heroica de nuestros
soldados y policías que permitieron que los certámenes
de la democracia se hubieran realizado con admirable paz, con
paz sin antecedentes en varios lustros –como lo registró la
prensa internacional-, acudimos a este campo de paradas de la
Escuela General José María Córdova, a asistir
emocionados a la graduación de 293 Subtenientes del Ejército,
del curso General José Joaquín Matallana Bermúdez.
Asistimos emocionados porque, al entregar esta graduación
a la Patria, estamos entregando energías de la juventud,
ideales de la juventud, transparencia de la juventud a la construcción
de los ideales de la Colombia del presente y de los ideales de
la Colombia del futuro.
Quiero rendir un homenaje a la memoria del General José Joaquín
Matallana Bermúdez, quien sirvió bien a la Patria,
de quien los colombianos recordamos su fortaleza y su decisión
para enfrentar el terrorismo y al mismo tiempo, su disposición
para buscar avenidas hacia la paz.
A su familia, hacer llegar nuestra voz de gratitud ciudadana
con la obra del General José Joaquín Matallana.
Registramos complacidos que hoy, distinguidos integrantes de
su familia –encabezados por doña Gladys Eslava de
Matallana- nos acompañan.
Acudo a rendir un homenaje a ustedes, apreciados Subtenientes. ¡Qué bueno
que en una Patria con tantas dificultades, haya una juventud
tan noble, tan dispuesta al servicio público, como lo
expresan 293 que hoy reciben el grado, que tendrán un
período corto de descanso y que el 10 junio deben regresar
al servicio activo para garantizar la convivencia de los colombianos
alrededor de la ley!
Ustedes, apreciados Subtenientes, son portadores de los mejores
valores de la Patria. Ustedes, son los sucedáneos de los
valores de la juventud patriótica del General José María
Córdoba. Ustedes, al portar las armas de la República,
se constituyen en herederos legítimos de El Libertador,
para que con las armas de la República garanticen la justicia
y garanticen la libertad.
Ustedes, al jurar emplear las armas de la República en
irrestricto respeto a la Ley, son quienes conllevan los valores
del General Santander, como convergen en ustedes todos esos ancestros
que se constituyen en los fundamentos de la Nación.
Y con esos valores, ustedes, apreciados graduandos, ahora tienen
la obligación de responder a millones de colombianos,
que cada vez que un joven como ustedes se gradúan, para
portar las armas de la República, esos millones de colombianos
sienten alivio porque inmediatamente perciben esperanzas de paz,
esperanzas de justicia, esperanzas de tranquilidad.
Y vengo a rendir un homenaje a sus padres, a sus madres, a sus
hermanos, a sus familiares. Apreciados papás y mamás:
muchas gracias por aportar el amor superior, el amor del hijo,
al servicio de la Patria.
Recuerdo que mi madre decía –cuando era un adolescente-
que era imposible comprender el amor de los padres por los hijos,
mientras no se fuera papá o no se fuera mamá. Cuando
tenemos el sentimiento de papá, cuando se tiene el sentimiento
de mamá, comprendemos ese amor superior por los hijos.
Ese amor que no se alcanza a expresar en las palabras, ese amor
que sólo se comprende en su plena dimensión cuando
se ha tenido la gracia fundamental de ser papá o de ser
mamá. Por eso mamás y papás: ¡muchas
gracias!
Se qué gran desprendimiento el de ustedes, desprenderse
del amor superior, entregar los hijos a este servicio de la Patria.
Todos los padres, todas las mamás, todos los demás
colombianos, tenemos superior agradecimiento con ustedes.
Se de sus angustias. En una Patria todavía flagelada
por el terrorismo, comprendemos la angustia de ustedes cuando
sus hijos reciben una replica de la espada de El Libertador,
para defender la libertad y la tranquilidad de todos los colombianos.
Pero también confió que, con el heroísmo
de nuestros soldados y de nuestros policías, vamos a seguir
avanzando todos los días hasta que Colombia, rápidamente,
se reencuentre plenamente con la paz.
Generales, Ministro (de Defensa, Camilo Ospina): como he tenido
oportunidad de decirles desde el domingo, al caer el sol, entiendo
que en la expresión mayoritaria de los colombianos en
las urnas, hay para nosotros un mandato: hay para nosotros el
mandato de que los derramamientos de sangre no se prolonguen,
que consigamos rápidamente, con toda la eficiencia y con
toda la transparencia, la paz completa que la República
requiere.
Estos 293 graduandos son un aporte de estas familias que hoy
se reúnen aquí, familias de las mejores virtudes
colombianas, para que ese mandato se convierta en realidad.
Muy apreciados comandantes, integrantes de las Fuerzas: vamos
a cumplir unas tareas adicionales. Vamos a cumplir la tarea adicional
de trabajar por lo que hace falta en dotación técnica,
en equipos de comunicación, de transporte para nuestras
Fuerzas. Hemos crecido bastante el número, pero se requieren
esos apoyos. Los colombianos más pudientes van a hacer
el esfuerzo para financiar esa tarea.
Vamos a cumplir la tarea adicional de luchar por el bienestar
de nuestras fuerzas, de cada uno de sus integrantes. Se que el
crecimiento en el universo de miembros de la Fuerza Pública
de la Patria, nos queda hoy déficit en vivienda, en salud.
En la reunión de ayer, donde hicimos un repaso bastante
completo de cómo avanza la política de Seguridad
Democrática, también pusimos de presente la necesidad
de que el bienestar de los integrantes de nuestra Fuerza Pública
sea prioridad.
Aspiro que, rápidamente, los topes del presupuesto nacional
nos permitan atender con mayor diligencia los requerimientos
de vivienda fiscal y los requerimientos de crédito y subsidio
para la vivienda particular de policías y soldados de
la Patria.
Les ruego, con el Ministro y los Viceministros, una actitud
de liderazgo, que quede muy rápidamente construida la
alianza estratégica entre los organismos de vivienda de
las Fuerzas Militares y de Policías y el Fondo Nacional
del Ahorro, para poder anticipar créditos y también
subsidios que contribuyan a la vivienda de nuestra Fuerza Pública.
Nosotros somos muy exigentes. Hace pocos días le decía,
muy amablemente, a una periodista que me apoya de una manera
muy atípica. Me apoya mucho y me critica mucho y me decía: ‘Presidente,
deje de ser Ministro de Defensa, deje de ser General, deje de
ser Coronel, deje de ser Capitán, deje de ser Teniente.
Presidente, ¿por qué tiene que estar usted en todos
los detalles de la Fuerza Pública?’ Y le dije: dime
como lo hago mejor, pero no me obligues a renunciar porque son
compromisos del alma. Dime como puedo proceder mejor, como teniente
o como capitán o como coronel o como general, pero no
me hagas renunciar, porque debajo de este traje de civil hay
unos huesos y una carne de soldado y de policía comprometido
hasta el último día de la vida con la Fuerza Publica,
como el instrumento del libertador y de la Constitución
para conseguir el bienestar de los colombianos.
Sé que entre los excesos de mi comprometimiento está aquel
de ser muy exigente. Pero, créanme que lo hago interpretando
la angustia de los colombianos por reposo, créanme que
soy tan exigente porque procuro interpretar la angustia de los
compatriotas por tranquilidad. El desespero de los compatriotas
para que de una vez superemos todos estos años aciagos
de violencia.
No tiene si no un atenuante mi personalidad tan perfeccionista
en estos temas, tan exigente: siempre que pido un resultado,
hago un reclamo, pido avanzar la milla adicional, lo hago con
un sentimiento inquebrantable de afecto por cada uno de los soldados
y policías de la Patria.
¡Vamos a buscar que en cada pedido, que en cada reclamo,
que en cada solicitud, vaya también –en ese mensaje-
una estampilla de afecto!, para que la convicción del
comprometimiento total para superar el terrorismo, del compromiso
total con cada uno de los soldados y policías de la Patria,
tenga dos pilares: la exigencia y el afecto. Y eso nos conduzca
a que ustedes, todos los días, procedan con iniciativa,
con agresividad, con eficacia y con transparencia.
Y preocupémonos mucho por el futuro de nuestra Fuerza.
Yo la divido en dos grandes capítulos: el capítulo
operativo y el capítulo administrativo.
Tenemos que revisar cada uno de los componentes administrativos,
abrir definitivamente el paso para que esos activos que respaldan
las pensiones, como el Hotel Tequendama, etcétera, todos
los días sean más eficientes, para tranquilidad
de todos los pensionados y de los que tienen expectativas.
Tenemos que revisar el tema de salud. En el gobierno que está concluyendo
hicimos avances, ¡claro que los hicimos!, en la pensión
de sobre vivencia, en la pensión por incapacidad. ¡Claro
que hicimos avances!, en el tema de la prima de orden público
para los profesionales, pero quedan muchos temas pendientes.
En cada nueva hora tiene que renacer nuestro compromiso de enfrentar
los nuevos desafíos. Lo hecho es importante, lo que falta
es mucho.
En el recorrido por la Patria, siento reclamo por los servicios
de salud. Tenemos que mejorarlos, pero se necesita revisar con
construcción de consenso la mejor estructura para proveer
con servicios de salud a la Fuerza, a sus familias, a los pensionados.
Tenemos que ser muy cuidadosos y diligentes para dar esos pasos.
Sueño, Ministro, Altos Comandantes, que rápidamente
podamos dar resultados en vivienda, que sea una prioridad nuestra,
que rápidamente podamos entregar mejores resultados a
las expectativas de vivienda.
¡Y vamos a hacer de la transparencia el sello
fundamental de la Fuerza!
Recuerden, la política de Seguridad Democrática,
en un Estado de opinión como el nuestro, depende de la
credibilidad y la credibilidad reposa en la eficacia y en la
transparencia.
Por eso, para ser eficaces, tenemos que trabajar mucho en la
iniciativa, en la agresividad de todas las horas. Tenemos que
trabajar mucho en la estrategia y en la táctica.
¡Y para tener credibilidad, tenemos que acompañar
la eficacia de la transparencia!
Mientras aquí estamos alegres, por esta graduación
de 293 subtenientes, también estamos tristes por las órdenes
de captura que ha expedido la Fiscalía General de la Nación
contra integrantes de nuestro Ejército.
Varias decisiones: primero, nuestro compromiso es la transparencia,
en consecuencia, apoyamos totalmente las decisiones de la Fiscalía.
Creo que procedimos bien cuando, en un rápido análisis
de las primeras noticias de esa tragedia, llegamos a la conclusión
de que la Justicia Penal Militar se debía abstener de
iniciar el conocimiento del tema, por cuanto que allí aparecía
nuevamente una Fuerza en una dificultad con otra Fuerza. Muertos
nuestros policías, con balas disparados por nuestro Ejército.
Sumado eso a hechos anteriores, no favorables, como Guaitarilla
(Nariño), gracias Dios tomamos la decisión oportuna,
de separar del conocimiento del tema a nuestra Justicia Penal
Militar, para que nadie pudiera albergar la menor duda de la
vocación de transparencia y de justicia imparcial, que
asiste a cada uno de los soldados y policías de la Patria,
al más joven y al oficial de más alta graduación.
Creo que ese paso fue importante.
¡Aquí tiene que haber: afecto y solidaridades,
pero no complicidades! Una cosa es, la solidaridad para servir
a Colombia, el afecto para que cada uno le ayude al otro y otra
muy distinta, es la complicidad con el crimen.
Necesitamos toda la solidaridad al interior de las Fuerzas,
entre ellas; todo el afecto entre cada uno de sus integrantes
y todo el rechazo a la complicidad con el delito.
¡En una Patria acosada por el terrorismo se cometen errores
militares, hay reveses policivos, lo que no puede haber es delitos!
Y es muy importante reaccionar a tiempo, decir la verdad y poner
a funcionar caminos expeditos.
Permítanme decir esto: cuando hay un error militar o
cuando hay un error policivo, hay preocupación en la ciudadanía.
Pero, si el tema se expresa con transparencia, si el error se
reconoce con incurable buena fe, no se pierde la confianza.
¡Nosotros podemos perder horas y días en nuestras
acciones militares, pero no podemos perder la confianza ciudadana!
¡Nosotros podemos tener reveses en operativos militares
y de policía, pero no podemos tener reveses en la construcción
de confianza ciudadana!
Ruego que interioricemos muy bien, en cada uno de nosotros,
estos compromisos, para que nos guíen en la manera de
proceder cotidianamente. Es muy importante saber, que un aspecto
crucial de la credibilidad en la Fuerza, deriva de la rectitud
de los tribunales y de la sanción del delito.
Las decisiones, bien fundamentadas, que tome la Fiscalía
General de la Nación y la justicia ordinaria, recibidas
por las Fuerzas con decoro, acatadas por las Fuerzas con patriotismo,
son decisiones que le darán credibilidad a la Fuerza en
cuanto que la rectitud en la justicia y la sanción al
delito, contribuyen a construir y a fortalecer esa confianza
ciudadana en la cual hemos puesto todo nuestro empeño.
¡Además, cuando así se procede, se disuade
a quien quiera delinquir!
¡Además, cuando así se procede, se protege
la línea de autoridad, porque lo que no podemos permitir
es que, alguno que quiera delinquir, nos siga afectando la línea
de autoridad!
Espero que las decisiones tomadas –primero, la de haber
separado la Justicia Penal Militar del conocimiento de este caso;
segundo, la de haber tomado la decisión atípica,
difícil de comprender, de ofrecer unas recompensas a unos
civiles para que nos ayudaran a esclarecer la presencia del narcotráfico
en esa área de Jamundí; tercero, la decisión
de pedir a la Fiscalía prontas determinaciones y cuarto,
la decisión de apoyar todas las decisiones de la Fiscalía-,
espero que eso produzca una reflexión en aquellas mentes
aisladas que creen que en el Ejército de la Patria se
puede delinquir.
Estas decisiones hay que tomarlas con toda la fortaleza porque
nosotros, impulsando la justicia, defendemos el honor de estos
293 graduandos de hoy.
Aquí, los exaltamos ante la Nación entera, porque
hemos procedido con rectitud frente a Jamundí. Si hubiéramos
esquivado las responsabilidades frente a Jamundí, hoy
no podríamos mirar al cielo de la Patria, hoy no podríamos
mirar a los ojos a estos graduandos. Hoy los podemos felicitar,
estimular, aupar para que cumplan bien el deber, porque procedimos
con recto criterio frente a los insucesos de Jamundí.
La autoridad de nosotros, Ministro y Comandantes, depende de
nuestra inquebrantable rectitud, de apego a la ley. Depende de
nuestra inquebrantable rectitud para que no haya impunidad.
Graduandos: cada uno de ustedes se apresta a ser un ejemplo,
un ejemplo de valor, un ejemplo de compromiso, un ejemplo de
capacidad de derrota del terrorismo, un ejemplo de observancia
de la ley, un ejemplo de transparencia.
Háganse querer de todos los colombianos de bien. Que
el 10 de junio, cuando ustedes empiecen a actuar en los campos
y en las ciudades de Colombia, que los campesinos y los trabajadores,
que los empresarios, que los estudiantes, vean en ustedes un
amigo de la Patria que tiene la distinción de portar las
armas de la República, de defender la ley y de garantizar
la tranquilidad.
A ustedes la felicitación desde el fondo del corazón.
A los primeros puestos, a los subtenientes de Infantería
Diego Alejandro Parra Rico, Emerson Ricardo Figueroa; de Caballería,
Oscar Javier Quiroga; de ingenieros, Libardo Cerquera; de Caballería,
Anderson Roa; de Infantería, Diego Armando Ortiz; de Caballería,
Henry Tamayo; de Artillería, Jorge Andrés Peña;
de Infantería, Juan Esteban Grajales; de Caballería,
Jair Tirado, todas nuestras felicitaciones.
Voy a pedir que todos los presentes se sienten en las graderías,
para llamar a que se pongan de pie, unas mamás y unos
papás.
Les rogaría que todos se sienten en las graderías
y que se pongan de pie, don Eduardo y doña María,
los padres de Diego Alejandro Parra Rico. Don Pedro y doña
Sandra, los padres de Emerson Ricardo Figueroa. Don José Ángel
y doña María Olga, de Oscar Javier Quiroga. Don
José Adolfo y doña Romelia, de Libardo Cerquera.
Don Jaime y doña Maria Isabel, de Anderson Roa. Don Gustavo
y doña Carlina, de Diego Armando Ortíz. Don Gerardo
y doña Alicia, de Henry Tamayo. Don Jorge Enrique y doña
Ligia, de Jorge Andrés Peña. Don Emilio y doña
Rosalba, de Juan Estaban Grajales. Don Tito y doña Gloria,
de Jair Tirado.
¡Demos a todos ellos un gran aplauso!
Y ahora que se pongan de pie, los papás y las mamás
que aquí nos acompañan. Los papás y las
mamás de ésta promoción. ¡Y demos
a todos ellos un gran aplauso!
Subteniente Diego Alejandro Parra Rico: usted lleva, en nombre
de sus compañeros, la medalla Francisco José de
Caldas, al felicitarlo a usted felicitamos a todos sus compañeros.
Y hoy, que ustedes salen de la Escuela y van a garantizar la
tranquilidad de los colombianos, sus compatriotas sentimos un
gran alivio. Muchas gracias jóvenes Subtenientes, la Patria
pone toda la esperanza en ustedes.
A todos muchas gracias.