Bogotá, 2 jun. (SNE).- Las siguientes son las palabras
del presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez,
durante la ceremonia de Ascensos en la Escuela General Santander
de la Policía Nacional:
“Estaba todavía muy iniciado este año 2006,
cuando en pleno desarrollo de un Consejo Comunitario en Pamplona,
Norte
de Santander, allí, en esa ciudad, por donde cruza el
caminito aquel que recorrió un niño, Francisco
de Paula Santander, para venir de Villa del Rosario a formarse
en el colegio San Bartolomé de Bogotá, cuando transcurría
ese Consejo Comunitario, recordábamos durante todas las
horas del día, la gesta, la epopeya de la ley del General
Santander que ilumina esta Escuela, llegó la noticia de
la muerte, en el Valle del Cuaca, del General Deogracias Fonseca
Espinosa.
En su nombre, la Policía Nacional gradúa hoy este
curso de subtenientes profesionales. Quiero rendir un homenaje
al general Fonseca, por conducto de doña Ana María
Iragorri Castro, su señora, de sus hijas, de su familia.
Fue un patriota sin mácula, ejerció con prudencia
y con dignidad vivió el retiro. La prudencia en el mando
y la dignidad en el retiro, marcaron una vida sobria y ejemplar
para la República. Y en su nombre, graduamos hoy esta
promoción. ¡Qué bueno!
Felicito a la Policía Nacional, en cabeza del mayor general
Jorge Daniel Castro Castro, por esta feliz idea: 77 colombianos
profesionales, ingresaron a la Policía Nacional después
de haber cursado sus estudios profesionales para que, sin abandonar
su profesión, empiecen una actividad, la más noble
de todas, la de la garantía del cumplimiento de la Ley,
la de la garantía de la tranquilidad a sus conciudadanos.
Estos son pasos de bienestar para la Policía y de bienestar
para los colombianos.
Felicito de todo corazón a cada uno de los integrantes
de esta promoción. En su nombre, a quien ocupó el
primer puesto: el subteniente Carlos Ariel Buriticá Tabares. ¡Qué emoción
se siente, de Patria, al conocer el record de estos profesionales!, ¡cómo
brillaron en la universidad y cómo empiezan a brillar
en la Policía! Y al verlos representados por el subteniente
Buriticá Tabares –quien ha recibido la condecoración
por ser el más distinguido, por haber ocupado el primer
puesto y también, las condecoraciones de los oficiales
de las diferentes armas que son Agregados en nuestra Patria,
en representación de naciones hermanas-.
Aquí nos acompañan muchos familiares de los graduandos,
el subteniente Carlos Ariel Buriticá Tabares, sus padres
presiden esta ceremonia desde el cielo y aquí, en este
campo de parada, están su señora Ana María
y su hijo Sebastián. Vamos a dar un aplauso a las familias
de estos subtenientes.
Ana María:síguelo acompañando, no necesita
más que esa sonrisa con que tu miras, para que él
siga prestando ese gran servicio a la Patria. Muchas gracias
por ese respaldo a tu esposo, que es un respaldo a la Patria,
es una respuesta a la ansiedad de reposo de todos los colombianos.
Y se que, también, Sebastián, que apenas crece,
a medida que vea que su vida se va acercando más a la
realidad, todos los días agradecerá el esfuerzo
de su padre por darnos bienestar a todos los colombianos.
Se que es muy difícil y muy abnegada la vida de las esposas,
de los esposos, de los hijos, de los padres, de quienes están
en la Policía Nacional, en la Fuerza Pública de
la Patria. Quizá habría sido más cómodo
para muchos, que estos 77 profesionales se hubieran dedicado
a ejercer su profesión y que no hubieran tenido la tentación
de ingresar a la Policía. Han tenido que hacer padres,
hijos, esposas, esposos, un gran sacrificio. Ese es un sacrificio
para las familias y una bendición para nosotros, el resto
de los colombianos que nos vamos a beneficiar de la tarea que
estos profesionales van a cumplir en la Policía Nacional.
A cada uno de los subtenientes graduandos, nuestras felicitaciones
y nuestra gratitud.
A las mujeres: ¡qué bueno, que cuando se hizo esta ‘v’,
para juramentarse como Subtenientes de la Policía, vimos
allí tantas mujeres. La presencia de la mujer en la vida
pública y en la institución armada, es garantía
de transparencia, de cumplimiento sin declive del deber. Es garantía
de esa difícil combinación entre la severidad y
el amor.
Al aplaudir a estas señoras, profesionales Subtenientes
que hoy se gradúan, al lado de sus compañeros varones,
un aplauso desde el fondo del alma, al valor y al sacrificio
de la mujer colombiana.
Y hemos hecho hoy un asenso honorario, particularmente, me conmociona
mucho porque he tenido la fortuna de trabajar con este compatriota
durante varios años. Él como Gobernador de su comarca,
yo en este grandísimo honor de la Presidencia de la República.
Nos sentimos muy honrados de su trayectoria, señor Teniente
Coronel en uso de buen retiro y hoy ascendido en ascenso honorario
a Coronel, Hugo Heliodoro Aguilar Naranjo, gobernador de Santander.
Su lucha contra el terrorismo, su lucha contra el narcotráfico,
han escrito epopeyas en la historia de la Patria. ¿Cómo
va a asumir usted con tanta responsabilidad esas tareas?: sin
temor, sin ostentación. No tuvo la reserva del temor para
cumplirlas y no ha tenido la tentación de la ostentación
para reivindicarlas.
Usted, Gobernador, es un gran equilibrio entre el valor civil
para cumplir el deber y la sobriedad para cosechar los resultados
del deber cumplido. Lo rodean hoy sus coterráneos, su
familia. Lo rodea hoy la Ministra de Comunicaciones (Martha Helena
Pinto de De Hart), como usted, de esa tierra que no tiene reversa,
de esa tierra cuyo himno dice: “santandereanos siempre
adelante, santandereanos ni un paso atrás”.
Lo rodean
su compañero de acción de gobierno,
el Alcalde de Bucaramanga, los alcaldes de Piedecuesta, de Florida.
Lo rodean todos sus coterráneos y todos sus compatriotas.
¡Muchas gracias Gobernador de Santander por todos los
servicios prestados a esta gran Patria colombiana!
Permítanme hacer tres reflexiones. Una reflexión
sobre el bienestar de la Fuerza, una segunda reflexión
sobre la seguridad ciudadana y una tercera reflexión sobre
la credibilidad de la política de Seguridad Democrática.
EL BIENESTAR DE LA FUERZA
Hace poco, una aguda periodista de la Patria, escribía
que el Presidente Uribe debía renunciar a ser general,
coronel, mayor, capitán, teniente, sargento, soldado,
policía que porque vivía en todos los detalles
de la Fuerza Pública. Yo, cuando la encontré le
dije: esa sería la renuncia imposible de la vida. Y le
exprese que desde hace 6 años, cuando le hablaba a los
colombianos que me apoyarán para llegar al Presidencia
de la República, les prometía que de llegar a serlo,
buscaría ser el primer Soldado, el primer Policía
de la Patria.
La verdad es que nos corresponde una tarea muy exigente por
un país que quiere el reposo y que quiere la tranquilidad.
Quiero dar una explicación a los policías y a
los soldados de mi Patria. Había leído, muy joven,
la carta de El Libertador a la Convención de Ocaña –a
la cual no pudo llegar, relata la historia que la fechó desde
Bucaramanga- y nunca pensé que aquel párrafo en
el cual él pedía la acción de la autoridad,
el ejercicio de la Fuerza para garantizar la virtud de la República,
su unidad; aquel párrafo en el cual pedía la acción
de la autoridad para la defensa débil, para aterrar al
delincuente, para responder a una sociedad que agonizaba requiriendo
reposo y tranquilidad, nunca pensé que en nuestro ciclo
vital ese párrafo fuera a tener tanta aplicación.
Pero hemos encontrado, en la febril aspiración de nuestros
compatriotas, de tener seguridad y reposo, hemos encontrado allí la
fuente de nuestra necesaria consagración a la Fuerza Pública.
Seguramente, en ocasiones lo hemos hecho con los defectos propios
de nuestra condición humana, pero siempre con el propósito
de dar ejemplo, de acompañar, de estimular la Fuerza,
así el estímulo quede en ocasiones superado por
la exigencia y de responder a los colombianos.
Diría yo, con afecto a los soldados y policías
de la Patria, que Colombia necesita que le exijamos mucho a la
Fuerza Pública y que también la estimulemos con
todo el cariño. Demanda de resultados y estímulo
con todo el afecto.
Tenemos que hacer esfuerzos adicionales por el bienestar. Obras
son amores y no buenas razones. En los años transcurridos
avanzamos en la pensión de invalidez, la mejoramos mucho.
Mejoramos mucho, también, el acceso a la pensión
de sobre vivencia. En el Ejército avanzamos muchísimo
con la prima de orden público para los soldados profesionales,
pero son muchos los esfuerzos que nos esperan.
Tenemos que hacer un gran esfuerzo por la vivienda. La vivienda
fiscal y la vivienda individual de nuestros soldados y policías.
Requerimos esfuerzos presupuestales para ello, por eso y para
poder financiar lo que nos falta en comunicaciones, en transporte,
en tecnología, vamos a pedir un esfuerzo a los sectores
más pudientes de la Patria, como lo hemos venido diciendo.
Y tenemos que avanzar en la vivienda individual para los policías
y soldados de la Patria. El Fondo Nacional del Ahorro está en
excelentes condiciones, se ha convertido en una de las primeras
instituciones de crédito hipotecario de la Patria, además
con una tasa de interés sumamente baja. Una tasa de interés
para vivienda social de inflación + 3.5.
Confió que en las próximas semanas, el Ministro
(de Defensa, Camilo Ospina), los Viceministros, el director del
Fondo Nacional del Ahorro (Hernando Carvalho) lleguen al acuerdo
para que los recursos del Fondo del Ahorro apalanquen la posibilidad
de que los policías y soldados de la Patria tengan más
recursos y más crédito para vivienda con menor
exigencia de antigüedad. Ese paso es un imperativo para
el bienestar de nuestros soldados y de nuestros policías.
Esta graduación de hoy nos suscita reflexiones. Una entre
muchas: qué bueno que más profesionales lleguen
a la Fuerza y más integrantes de la Fuerza de profesionalicen.
En los años que han transcurrido, hemos avanzado en el
SENA en lo que llamaría ‘los incipientes pilares’ para
que los integrantes de la Fuerza aprendan un oficio distinto
al porte de las armas de la República. Eso hay que masificarlo,
pero tenemos que poner otros pilares, tenemos que separar unos
recursos presupuestales para que integrantes de las Fuerzas puedan
profesionalizarse en las mejores universidades.
Déjenme decir esto: no creo que podamos seguir mandando
comisiones al extranjero como premio al final de una vida militar
o policiva. Es mejor estar en las playas de Santa Marta o en
el río Uvita con los delfines de agua dulce, en el Amazonas,
en cualquiera de los sitios de la Patria. Yo he mantenido esa
discusión con mi señora y le digo: brega tu a conocer
el mundo que eres más inquieta, tu me vas contando, por
ahí lo voy viendo en televisión, déjame
salir los sábados para los sitios donde más me
jala el alma: todos los parajes de Colombia.
Si se trata, apreciados Comandantes, de promover las Fuerzas,
hagamos lo siguiente: suprimamos las comisiones al extranjero
para pagar servicios cumplidos, estimulémoslas para profesionalizar
en las mejores universidades a los buenos prospectos de nuestras
Fuerzas. Y hagámoslo en Colombia, que no solamente vengan
a las Escuelas de Policía, que no solamente vayan a la
Universidad Militar, hagamos un convenio con el ICETEX, con las
universidades, Ministro, para que muchos de los oficiales y suboficiales
puedan ir a las mejores universidades a profesionalizarse.
Nada mejor para avanzar hacia una meta, que mostrar pequeños
resultados.
Si nosotros pudiéramos decir en diciembre, que las nuevas
comisiones al exterior se han definido para estimular buenos
prospectos, a fin de que sean agregados de las diferentes Fuerzas
en las embajadas y que hagan una maestría o un pregrado
o un curso de extensión, así sea de unos pocos,
ahí estará la semilla.
Y si podemos decir en el próximo semestre, que gracias
a un convenio con las universidades, con el ICETEX, muchos de
los buenos prospectos de la oficialidad, de los suboficiales,
están yendo no solamente a la Escuela de Policía,
no solamente al curso de Altos Estudios Militares, no solamente
a la Universidad Militar, sino a otras de nuestras universidades
a estudiar otras profesiones, así empecemos con unos pocos,
ahí vamos avanzando. Nada mejor que ir mostrando resultados
así sean pequeños.
¿Le parece, Ministro y Altos Comandantes, que eso lo
podemos hacer? Mi invitación es a que lo hagamos y ninguna
mejor inspiración que este curso que hoy se gradúa
de Subtenientes, profesionales en diferentes áreas, que
entraron a la Policía.
Trabajemos pues la vivienda. Trabajemos pues la masificación
de la formación en el SENA y el principio de que las comisiones
al exterior se radiquen en personas que son buenos prospectos
de la Fuerza y que toda comisión al exterior lleve la
obligación de entrar a una universidad, que mientras esté prestando
el servicio de la agregaduría, se esté asistiendo
a una universidad porque eso le va a ayudar mucho a ese integrante
de nuestra Fuerza y le va a ayudar mucho a la Patria, hagámoslo.
SEGURIDAD CIUDADANA
Permítanme hacer una segunda reflexión sobre el
tema de la seguridad ciudadana. Voy a empezar por lo bueno para
que después hagamos una autocrítica.
Una profesora mía, que me exigía en la universidad
una tarea semanal, la calificaba en un cuadernillo, en el anverso
ponía todo lo bueno, en el reverso todo lo malo. Por supuesto
yo leía lo bueno y me estimulaba mucho y llegaba al reverso
y leía lo que faltaba, las deficiencias y me descorazonaba
y le decía: pero, qué contraste, mire, en el anverso
usted me calificó muy bien y en el reverso muy mal. Y
me contestaba: ‘¿qué leyó primero?’,
pues por supuesto lo bueno, lo que tenía ahí en
frente. ‘Le puse primero lo bueno para que enseguida tomara
lo malo positivamente y para que se aprestara a corregir lo malo’.
Empecemos por lo bueno: no hay duda que hemos mejorado mucho.
Los procesos democráticos que acaba de vivir el país,
dieron evidencias inobjetables de que hemos mejorado. Una democracia
más libre, una ciudadanía más feliz, unas
libertades públicas menos amordazadas por el terrorismo.
De todas las noticias internacionales que alcanzamos a leer
o escuchar, la que más me agradó a mi en estos últimos
tres días, es la de una cadena europea que dice: “los
colombianos acudieron a las más pacíficas elecciones
en años”. Y eso lo debemos solamente al heroísmo
de los soldados y policías de la Patria.
No hay duda, los periodistas en las regiones hoy son más
libres. Hasta hace algunos años, en algunas regiones un
periodista no se atrevía a denunciar a los paramilitares
porque les llegaba la represalia. En otras regiones no se atrevía
a denunciar a la guerrilla porque les llegaba la represalia.
Hoy, los periodistas y los ciudadanos se sienten más libres,
denuncian sin mordaza. Esa libertad emana de la Seguridad Democrática,
que si bien no ha ganado todavía, va ganando. Y al reestablecer
la eficacia de las libertades, la Seguridad Democrática
se identifica como es: un valor democrático.
¡Claro que hemos avanzado mucho en la línea contra
el secuestro, no obstante todo lo que falta! La disminución
de homicidios. Además de la protección efectiva
del periodismo, está la protección efectiva del
sindicalismo. Hoy llegó una muy buena noticia: la OIT
(Organización Internacional del Trabajo) sustrajo a Colombia
de la lista negra. Una gran tarea cumplida por el señor
Vicepresidente, por el ministro de Protección, por los
líderes empresariales y por los líderes sindicales.
Pero un pequeño triunfo es una escala para servir mejor.
Ahora nos toca, estimulados por esa decisión de la OIT,
ajustar las tuercas para poder decirle en poco al mundo, en Colombia
no asesinan un solo sindicalista. Que bueno que pudiéramos
cumplir ese reto.
Claro que hemos mejorado mucho pero nos falta. Un tema donde
hay mucha preocupación es en la seguridad urbana, es en
la seguridad ciudadana de lo cotidiano. El ciudadano se mortifica
mucho cuando le roban la moto, el automotor. Que hay una disminución
en estos delitos, indudablemente. Solamente en Bogotá,
este año, llevamos alrededor de casi 700 vehículos
menos robados, en lo que va corrido del año, que lo que
iba el año anterior en el mismo periodo. Pero falta mucho.
Uno no le puede decir a un ciudadano que le robaron la moto:
quédese tranquilo que ha disminuido en tanto el robo de
motos. La relatividad de la seguridad es muy complicada porque
las tendencias generales nunca se pueden invocar como consuelo
al maltrato que sufre un individuo víctima de un delito.
Y mientras más avancemos más nos van a exigir.
Es propio del ser humano, en lo individual y lo colectivo. Uno
se olvida fácilmente de las dificultades del pasado, se
acomoda fácilmente al mejor estar del presente y todos
los días están siendo más en el futuro.
Por eso, cuando rebajan los secuestros, los colombianos ya no
quieren la reducción del secuestro sino cero secuestros.
Por eso, cuando rebajan los homicidios ya los colombianos lo
que quieren es cero homicidios.
Por eso no podemos decir hoy: pero es que ha habido disminución
en hurto de residencias, ha habido disminución en hurtos
a personas, en estos delitos es donde se ha presentado menor
disminución. Y tenemos que hacer una clarificación,
me parecería muy dañino que haga carrera la acusación
que se hace a la oralidad y al sistema acusatorio, como eventuales
causas de estos delitos.
Yo creo que hay que separar, por un lado el sistema acusatorio
con la oralidad y por el otro lado, la excarcelación a
los delincuentes de estos delitos.
Pienso que para profundizar más en seguridad ciudadana,
nos corresponde mejorar la acción operativa y hacerle
un ajuste a la Ley. Confío que el Ministro, con su colega
el ministro del Interior y de Justicia, Sabas Pretelt, con la
ayuda del Procurador, Edgardo Maya y el Congreso de la República,
puedan acordar un texto legal para que la excarcelación
en Colombia sea más exigente, porque en las reuniones
con la Policía en todas las ciudades colombianas, aquí en
Bogotá, al examinar el tema de estos delitos, la Policía
me dice: ‘estamos trabajando infatigablemente pero hay
permisividad en las normas de excarcelación’. Vamos
a corregir.
Y hay otro tema allí que es operativo, que creo que el
diálogo permanente del Ministro del Interior y de Justicia
con el Consejo de la Judicatura y con los jueces de la República,
puede ayudar a estimular unas reflexiones y es muy importante
la coadyudancia de la Procuraduría y de la Fiscalía
para que en las decisiones de los jueces de garantía nos
ayuden a hacer mucho más exigentes en la excarcelación
de las personas que están cometiendo estos delitos que
tanto incomodan. Trabajemos pues la parte legal rápidamente
y la parte operativa.
Y tenemos que seguir ajustando, Generales, la integración
entre la Policía y la cooperación ciudadana.
La verdad es que, entre más la ajustemos, mejor tiene
que ser el resultado. Bogotá solamente tiene alrededor
de 60 mil vigilantes privados, pero todos comprometidos a ayudar
a la Policía Nacional, se tienen que convertir en un gran
factor para recuperar plenamente la seguridad en nuestra ciudad
capital. Mi invitación es a que lo hagamos.
CREDIBILIDAD DE LA SEGURIDAD DEMOCRÁTICA
Permítanme una tercera reflexión sobre la credibilidad
de nuestra política de seguridad.
Hoy tenemos una alegría: la graduación de estos
subtenientes. Y tenemos una tristeza: los sucesos de Jamundí.
En los Estados de opinión, las políticas de seguridad
sólo son sostenibles si tienen respaldo ciudadano y ese
respaldo ciudadano se da si hay credibilidad y esa credibilidad
depende de que las políticas de seguridad sean eficaces
y transparentes.
Nosotros necesitamos una Fuerza Pública con toda la agresividad
y la iniciativa para garantizar la eficacia y con todo el cumplimiento
riguroso de la Ley para demostrar la transparencia. Los sucesos
de Jamundí nos entristecen. Puede haber reveses militares,
puede haber reveses policivos, pero no puede haber delitos.
Un revés crea preocupación, pero un delito mata
la confianza. Es posible tener reveses sin perder confianza.
Para no perder la confianza ante los reveses, hay que proceder
por propia iniciativa, a contar, con total transparencia y con
incurable buena fe, la verdad de lo ocurrido.
Pienso que los sucesos de Jamundí tenemos que manejarlos
de tal manera que se aterre a cualquiera que en la Policía
o en el Ejército tenga designios criminales. Tenemos que
manejarlos de tal manera que aquel que tenga la más mínima
tentación criminal, en la Fuerza, tome ya la decisión
de renunciar.
La Fuerza Públicade la Patria, donde se portan las armas
de la República, es para los mejores hijos de la Nación.
No puede albergar criminales que la deshonren.
En buena hora se tomó la decisión de separar la
justicia penal militar del conocimiento del caso, por dos razones:
una primera razón, porque allí estaban involucradas
dos Fuerzas, unos integrantes de la Policía que murieron
y unos integrantes del Ejército que dispararon y queríamos
el juicio imparcial del tercero, la justicia ordinaria.
Y por otra razón, porque las versiones que empezaron
a aflorar, que a mí personalmente me llegaron en el segundo
día, después de los hechos, que las transmití de
inmediato al Fiscal (Mario Iguarán), eran versiones que
nos obligaban a pedirle a la justicia ordinaria que ejerciera
su competencia, de corroborarlas con el acervo probatorio o desvirtuarlas.
Y además, la historia de este Gobierno ha demostrado
que cuando frente a un insuceso hay claridad, no se afecta la
confianza. Cuando frente a insucesos como Guaitarilla (Nariño),
la claridad no aparece, se afecta la confianza.
Cuando sucedió Jamundí, le dije a los colombianos:
no queremos una segunda Guaitarilla, tiene que haber total claridad.
En buena hora se separó a la Justicia Penal Militar del
conocimiento del tema y asumí una responsabilidad que
quiero comentar ante ustedes, porque la decisión no era
fácil de comprender: la de oferta de recompensas.
Muchas personas me decían: ‘Presidente, ¿pero
cómo ofrece recompensas para esclarecer algo que pasó entre
Policía y Ejército? Y dije: a ello me han obligado
las versiones que recibí en Cali, de personas serias,
las mismas que transmití al Fiscal General de la Nación.
Me obligaron a ofrecer una recompensa a personas no integrantes
de la Fuerza Pública, a civiles que contribuyan con sus
informaciones al esclarecimiento de los hechos.
RESPONSABILIDAD POLÍTICA
Y entonces eso nos va llevando a otros temas, el de la responsabilidad
política.
Mi afán no es llamar a calificar servicios a generales
de la República. Por ahí leo titulares en los medios
que dicen: ‘Uribe ha desvinculado tantos generales’.
Mi afán es la credibilidad de la Fuerza. Mi afán
es la sostenibilidad de la política de Seguridad Democrática,
sustentada en la transparencia y en la eficacia. No afectar carreras
militares.
Por eso es muy importante, para no afectar la credibilidad de
los comandantes, que no haya solidaridades de cuerpo con el delito,
tiene que haber solidaridad y confianza entre las diferentes
fuerzas para enfrentar el delito, tiene que haber respaldo a
los subalternos ante la injusticia, pero no puede haber solidaridades
para ocultar el delito.
Por eso, quiero referirme al tema de la responsabilidad política.
La responsabilidad política hay que asignarla por errores,
por dolo en la selección, por dolo o por culpa grave en
la vigilancia y por negligencia en la investigación.
Si hay responsabilidad para seleccionar al subalterno, si hay
responsabilidad para vigilarlo, si se le apoya para su tarea
pero no se le ocultan sus sanciones, no hay lugar a asignar responsabilidad
política. ¿Cuándo hay que asignar responsabilidad
política?: cuando se falla en la selección, cuando
se falla en la vigilancia, cuando en lugar de ayudar a que la
justicia esclarezca los hechos, se contribuye a ocultarlos. En
ese momento, hay que asignar responsabilidad política.
Por eso, he llamado durante estos días a los altos comandantes
a decirles: la mejor manera de no afectar la credibilidad de
los comandantes, es contribuyendo todos al esclarecimiento oportuno
de los hechos y asignando sanciones ejemplares. Tenemos que aprender,
no podemos dar motivos a que responsabilidades políticas
que deban asignarse, nos mantengan en el camino de llamar y llamar
generales y generales a calificar servicios.
Por eso llamo la atención sobre lo siguiente: tengamos
solidaridad con los subalternos y compañeros para el buen
cumplimiento del deber, solidaridad para defenderlos ante la
injusticia, pero no tengamos solidaridades de cuerpo para ocultar
crímenes.
Llamo la atención sobre lo siguiente: para no tener que
asignar responsabilidades políticas, que los altos comandantes
siempre se anticipen a contarle a la opinión pública
las dificultades y fracasos, los errores, los crímenes
que puedan cometer personas que son aislables dentro de la institución.
Para que no tengamos que asignar responsabilidades políticas,
no dudemos en todos los casos en que se requiera, de tomar la
decisión de que se aparte del conocimiento del caso la
Justicia Penal Militar y que lo asuma la justicia ordinaria y
colaboremos sin reservas frente a la justicia ordinaria.
Todo esto, alrededor de una palabra: confianza. La primera batalla
que hay que ganar, la única que no se puede perder, es
la batalla por la confianza.
En los Estados de opinión el alma más importante
pera garantizar la seguridad ciudadana, para derrotar el terrorismo,
es la confianza de la ciudadanía en la Fuerza Pública.
Les ruego que nuestra insignia sea la palabra confianza y que
toda nuestra manera de proceder en la conducción de la
Fuerza Pública, en la orientación de la gran visión,
en los detalles cotidianos, se oriente a cumplir con la palabra ‘confianza’.
Con confianza, a pesar de reveses militares o policivos se ganará la
batalla final. Sin confianza, perderemos la batalla final.
La reflexión tiene que ser la reflexión de construir
y de fortalecer confianza. Y hagamos un llamado a revisar procedimientos,
que todos los integrantes de la Fuerza Pública se toquen
el corazón, se revisen en su interior y aquel que tenga
todavía vacilaciones morales, aquel que todavía
no tenga claridad sobre la ética en la prestación
de este servicio, que le haga el bien a Colombia de renunciar.
El que tenga la más leve intención criminal, tiene
que prestarle a la Fuerza Pública el servicio de retirarse
de ella.
El grado de hoy ha sido un grado ejemplar: 77 destacados profesionales
de la Patria han venido a graduarse como Subtenientes de la Policía.
Nuestras instituciones, que atraen lo mejor de la Patria, no
pueden permitir que haya a su interior criminales que las desdoren.
Es mi llamado.
A lo largo de estos años, seguramente he cometido muchos
errores, pero he procurado no dar mal ejemplo ni de palabra,
ni de hecho, a mis compañeros, los soldados y policías
de Colombia. He procurado, en medio de las debilidades de mi
condición humana, ser consistente en nuestras conversaciones
privadas y en el discurso público. Siempre, mi urgencia
por la eficacia, ha estado acompañada de mi urgencia por
la transparencia y mi desvelo por la construcción de confianza.
¡Nosotros necesitamos una Colombia con cero tolerancia
a la violación de los derechos humanos! ¡Eso es
un imperativo para construir confianza, para la sostenibilidad
de esta Política de Seguridad Democrática!
Miren: los afectos son muy difíciles de conseguir y se
pierden fácilmente. El pueblo colombiano ha aumentado
muchísimo su afecto por la Fuerza Pública, pero
el pueblo colombiano quiere que nosotros, quienes integramos
esa Fuerza Pública, alimentemos ese afecto. Ese amor necesita
que lo fertilicemos todos los días y las goticas de fertilizante
para mantener ese amor, son solamente nuestro buen comportamiento,
nuestro ajuste a la moral, a la ética y a la Ley.
Generales, Ministro: les ruego una campaña sostenida,
con toda la determinación, para que cada uno de los integrantes
de la Fuerza revise cómo está su código
moral, cómo está su código ético. ¡Aquí,
para ganar el desafío del terrorismo, necesitamos una
Fuerza sin terroristas!
Muchas gracias apreciados Subtenientes, a ustedes y a sus familias.
Ustedes son un ejemplo para la Patria.
Muchas gracias a todos los compatriotas que nos han acompañado
hoy”.