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2 de junio

Palabras del Presidente durante la ceremonia de ascensos de la Policía Nacional

“UN REVÉS CREA PREOCUPACIÓN, PERO UN DELITO MATA LA CONFIANZA”

  • “Las políticas de seguridad sólo son sostenibles si tienen respaldo ciudadano y ese respaldo se da si hay credibilidad y esa credibilidad depende de que las políticas de seguridad sean eficaces y transparentes”.
  • “ Necesitamos una Fuerza Pública con toda la agresividad y la iniciativa para garantizar la eficacia y con todo el cumplimiento riguroso de la Ley para demostrar la transparencia. Los sucesos de Jamundí nos entristecen. Puede haber reveses militares, puede haber reveses policivos, pero no puede haber delitos”.
  • “ Para no perder la confianza ante los reveses, hay que proceder por propia iniciativa, a contar, con total transparencia y con incurable buena fe, la verdad de lo ocurrido”.
  • “ La Fuerza Pública de la Patria, donde se portan las armas de la República, es para los mejores hijos de la Nación. No puede albergar criminales que la deshonren”.
  • “ Mi afán no es llamar a calificar servicios a generales de la República. Mi afán es la sostenibilidad de la política de Seguridad Democrática, sustentada en la transparencia y en la eficacia”.
  • “ La responsabilidad política hay que asignarla por errores, por dolo en la selección, por dolo o por culpa grave en la vigilancia y por negligencia en la investigación”.
  • “ Tengamos solidaridad con los subalternos y compañeros para el buen cumplimiento del deber, para defenderlos ante la injusticia, pero no tengamos solidaridades de cuerpo para ocultar crímenes”.
  • “ Para no tener que asignar responsabilidades políticas, que los altos comandantes siempre se anticipen a contarle a la opinión pública las dificultades y fracasos, los errores, los crímenes que puedan cometer personas que son aislables dentro de la institución. Para que no tengamos que asignar responsabilidades políticas, no dudemos en todos los casos en que se requiera, de tomar la decisión de que se aparte del conocimiento del caso la Justicia Penal Militar y que lo asuma la justicia ordinaria y colaboremos sin reservas frente a la justicia ordinaria”.
  • “ Nuestras instituciones, que atraen lo mejor de la Patria, no pueden permitir que haya a su interior criminales que las desdoren”.
  • “¡ Nosotros necesitamos una Colombia con cero tolerancia a la violación de los derechos humanos! ¡Eso es un imperativo para construir confianza, para la sostenibilidad de esta Política de Seguridad Democrática!”
  • “ Generales, Ministro: les ruego una campaña sostenida, con toda la determinación, para que cada uno de los integrantes de la Fuerza revise cómo está su código moral, cómo está su código ético. ¡Aquí, para ganar el desafío del terrorismo, necesitamos una Fuerza sin terroristas!”

Bogotá, 2 jun. (SNE).- Las siguientes son las palabras del presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, durante la ceremonia de Ascensos en la Escuela General Santander de la Policía Nacional:

“Estaba todavía muy iniciado este año 2006, cuando en pleno desarrollo de un Consejo Comunitario en Pamplona, Norte de Santander, allí, en esa ciudad, por donde cruza el caminito aquel que recorrió un niño, Francisco de Paula Santander, para venir de Villa del Rosario a formarse en el colegio San Bartolomé de Bogotá, cuando transcurría ese Consejo Comunitario, recordábamos durante todas las horas del día, la gesta, la epopeya de la ley del General Santander que ilumina esta Escuela, llegó la noticia de la muerte, en el Valle del Cuaca, del General Deogracias Fonseca Espinosa.

En su nombre, la Policía Nacional gradúa hoy este curso de subtenientes profesionales. Quiero rendir un homenaje al general Fonseca, por conducto de doña Ana María Iragorri Castro, su señora, de sus hijas, de su familia.

Fue un patriota sin mácula, ejerció con prudencia y con dignidad vivió el retiro. La prudencia en el mando y la dignidad en el retiro, marcaron una vida sobria y ejemplar para la República. Y en su nombre, graduamos hoy esta promoción. ¡Qué bueno!

Felicito a la Policía Nacional, en cabeza del mayor general Jorge Daniel Castro Castro, por esta feliz idea: 77 colombianos profesionales, ingresaron a la Policía Nacional después de haber cursado sus estudios profesionales para que, sin abandonar su profesión, empiecen una actividad, la más noble de todas, la de la garantía del cumplimiento de la Ley, la de la garantía de la tranquilidad a sus conciudadanos.

Estos son pasos de bienestar para la Policía y de bienestar para los colombianos.

Felicito de todo corazón a cada uno de los integrantes de esta promoción. En su nombre, a quien ocupó el primer puesto: el subteniente Carlos Ariel Buriticá Tabares. ¡Qué emoción se siente, de Patria, al conocer el record de estos profesionales!, ¡cómo brillaron en la universidad y cómo empiezan a brillar en la Policía! Y al verlos representados por el subteniente Buriticá Tabares –quien ha recibido la condecoración por ser el más distinguido, por haber ocupado el primer puesto y también, las condecoraciones de los oficiales de las diferentes armas que son Agregados en nuestra Patria, en representación de naciones hermanas-.

Aquí nos acompañan muchos familiares de los graduandos, el subteniente Carlos Ariel Buriticá Tabares, sus padres presiden esta ceremonia desde el cielo y aquí, en este campo de parada, están su señora Ana María y su hijo Sebastián. Vamos a dar un aplauso a las familias de estos subtenientes.

Ana María:síguelo acompañando, no necesita más que esa sonrisa con que tu miras, para que él siga prestando ese gran servicio a la Patria. Muchas gracias por ese respaldo a tu esposo, que es un respaldo a la Patria, es una respuesta a la ansiedad de reposo de todos los colombianos. Y se que, también, Sebastián, que apenas crece, a medida que vea que su vida se va acercando más a la realidad, todos los días agradecerá el esfuerzo de su padre por darnos bienestar a todos los colombianos.

Se que es muy difícil y muy abnegada la vida de las esposas, de los esposos, de los hijos, de los padres, de quienes están en la Policía Nacional, en la Fuerza Pública de la Patria. Quizá habría sido más cómodo para muchos, que estos 77 profesionales se hubieran dedicado a ejercer su profesión y que no hubieran tenido la tentación de ingresar a la Policía. Han tenido que hacer padres, hijos, esposas, esposos, un gran sacrificio. Ese es un sacrificio para las familias y una bendición para nosotros, el resto de los colombianos que nos vamos a beneficiar de la tarea que estos profesionales van a cumplir en la Policía Nacional.

A cada uno de los subtenientes graduandos, nuestras felicitaciones y nuestra gratitud.

A las mujeres: ¡qué bueno, que cuando se hizo esta ‘v’, para juramentarse como Subtenientes de la Policía, vimos allí tantas mujeres. La presencia de la mujer en la vida pública y en la institución armada, es garantía de transparencia, de cumplimiento sin declive del deber. Es garantía de esa difícil combinación entre la severidad y el amor.

Al aplaudir a estas señoras, profesionales Subtenientes que hoy se gradúan, al lado de sus compañeros varones, un aplauso desde el fondo del alma, al valor y al sacrificio de la mujer colombiana.

Y hemos hecho hoy un asenso honorario, particularmente, me conmociona mucho porque he tenido la fortuna de trabajar con este compatriota durante varios años. Él como Gobernador de su comarca, yo en este grandísimo honor de la Presidencia de la República. Nos sentimos muy honrados de su trayectoria, señor Teniente Coronel en uso de buen retiro y hoy ascendido en ascenso honorario a Coronel, Hugo Heliodoro Aguilar Naranjo, gobernador de Santander.

Su lucha contra el terrorismo, su lucha contra el narcotráfico, han escrito epopeyas en la historia de la Patria. ¿Cómo va a asumir usted con tanta responsabilidad esas tareas?: sin temor, sin ostentación. No tuvo la reserva del temor para cumplirlas y no ha tenido la tentación de la ostentación para reivindicarlas.

Usted, Gobernador, es un gran equilibrio entre el valor civil para cumplir el deber y la sobriedad para cosechar los resultados del deber cumplido. Lo rodean hoy sus coterráneos, su familia. Lo rodea hoy la Ministra de Comunicaciones (Martha Helena Pinto de De Hart), como usted, de esa tierra que no tiene reversa, de esa tierra cuyo himno dice: “santandereanos siempre adelante, santandereanos ni un paso atrás”.

Lo rodean su compañero de acción de gobierno, el Alcalde de Bucaramanga, los alcaldes de Piedecuesta, de Florida. Lo rodean todos sus coterráneos y todos sus compatriotas.

¡Muchas gracias Gobernador de Santander por todos los servicios prestados a esta gran Patria colombiana!

Permítanme hacer tres reflexiones. Una reflexión sobre el bienestar de la Fuerza, una segunda reflexión sobre la seguridad ciudadana y una tercera reflexión sobre la credibilidad de la política de Seguridad Democrática.

EL BIENESTAR DE LA FUERZA

Hace poco, una aguda periodista de la Patria, escribía que el Presidente Uribe debía renunciar a ser general, coronel, mayor, capitán, teniente, sargento, soldado, policía que porque vivía en todos los detalles de la Fuerza Pública. Yo, cuando la encontré le dije: esa sería la renuncia imposible de la vida. Y le exprese que desde hace 6 años, cuando le hablaba a los colombianos que me apoyarán para llegar al Presidencia de la República, les prometía que de llegar a serlo, buscaría ser el primer Soldado, el primer Policía de la Patria.

La verdad es que nos corresponde una tarea muy exigente por un país que quiere el reposo y que quiere la tranquilidad.

Quiero dar una explicación a los policías y a los soldados de mi Patria. Había leído, muy joven, la carta de El Libertador a la Convención de Ocaña –a la cual no pudo llegar, relata la historia que la fechó desde Bucaramanga- y nunca pensé que aquel párrafo en el cual él pedía la acción de la autoridad, el ejercicio de la Fuerza para garantizar la virtud de la República, su unidad; aquel párrafo en el cual pedía la acción de la autoridad para la defensa débil, para aterrar al delincuente, para responder a una sociedad que agonizaba requiriendo reposo y tranquilidad, nunca pensé que en nuestro ciclo vital ese párrafo fuera a tener tanta aplicación.

Pero hemos encontrado, en la febril aspiración de nuestros compatriotas, de tener seguridad y reposo, hemos encontrado allí la fuente de nuestra necesaria consagración a la Fuerza Pública. Seguramente, en ocasiones lo hemos hecho con los defectos propios de nuestra condición humana, pero siempre con el propósito de dar ejemplo, de acompañar, de estimular la Fuerza, así el estímulo quede en ocasiones superado por la exigencia y de responder a los colombianos.

Diría yo, con afecto a los soldados y policías de la Patria, que Colombia necesita que le exijamos mucho a la Fuerza Pública y que también la estimulemos con todo el cariño. Demanda de resultados y estímulo con todo el afecto.

Tenemos que hacer esfuerzos adicionales por el bienestar. Obras son amores y no buenas razones. En los años transcurridos avanzamos en la pensión de invalidez, la mejoramos mucho. Mejoramos mucho, también, el acceso a la pensión de sobre vivencia. En el Ejército avanzamos muchísimo con la prima de orden público para los soldados profesionales, pero son muchos los esfuerzos que nos esperan.

Tenemos que hacer un gran esfuerzo por la vivienda. La vivienda fiscal y la vivienda individual de nuestros soldados y policías. Requerimos esfuerzos presupuestales para ello, por eso y para poder financiar lo que nos falta en comunicaciones, en transporte, en tecnología, vamos a pedir un esfuerzo a los sectores más pudientes de la Patria, como lo hemos venido diciendo.

Y tenemos que avanzar en la vivienda individual para los policías y soldados de la Patria. El Fondo Nacional del Ahorro está en excelentes condiciones, se ha convertido en una de las primeras instituciones de crédito hipotecario de la Patria, además con una tasa de interés sumamente baja. Una tasa de interés para vivienda social de inflación + 3.5.

Confió que en las próximas semanas, el Ministro (de Defensa, Camilo Ospina), los Viceministros, el director del Fondo Nacional del Ahorro (Hernando Carvalho) lleguen al acuerdo para que los recursos del Fondo del Ahorro apalanquen la posibilidad de que los policías y soldados de la Patria tengan más recursos y más crédito para vivienda con menor exigencia de antigüedad. Ese paso es un imperativo para el bienestar de nuestros soldados y de nuestros policías.

Esta graduación de hoy nos suscita reflexiones. Una entre muchas: qué bueno que más profesionales lleguen a la Fuerza y más integrantes de la Fuerza de profesionalicen.

En los años que han transcurrido, hemos avanzado en el SENA en lo que llamaría ‘los incipientes pilares’ para que los integrantes de la Fuerza aprendan un oficio distinto al porte de las armas de la República. Eso hay que masificarlo, pero tenemos que poner otros pilares, tenemos que separar unos recursos presupuestales para que integrantes de las Fuerzas puedan profesionalizarse en las mejores universidades.

Déjenme decir esto: no creo que podamos seguir mandando comisiones al extranjero como premio al final de una vida militar o policiva. Es mejor estar en las playas de Santa Marta o en el río Uvita con los delfines de agua dulce, en el Amazonas, en cualquiera de los sitios de la Patria. Yo he mantenido esa discusión con mi señora y le digo: brega tu a conocer el mundo que eres más inquieta, tu me vas contando, por ahí lo voy viendo en televisión, déjame salir los sábados para los sitios donde más me jala el alma: todos los parajes de Colombia.

Si se trata, apreciados Comandantes, de promover las Fuerzas, hagamos lo siguiente: suprimamos las comisiones al extranjero para pagar servicios cumplidos, estimulémoslas para profesionalizar en las mejores universidades a los buenos prospectos de nuestras Fuerzas. Y hagámoslo en Colombia, que no solamente vengan a las Escuelas de Policía, que no solamente vayan a la Universidad Militar, hagamos un convenio con el ICETEX, con las universidades, Ministro, para que muchos de los oficiales y suboficiales puedan ir a las mejores universidades a profesionalizarse.

Nada mejor para avanzar hacia una meta, que mostrar pequeños resultados.

Si nosotros pudiéramos decir en diciembre, que las nuevas comisiones al exterior se han definido para estimular buenos prospectos, a fin de que sean agregados de las diferentes Fuerzas en las embajadas y que hagan una maestría o un pregrado o un curso de extensión, así sea de unos pocos, ahí estará la semilla.

Y si podemos decir en el próximo semestre, que gracias a un convenio con las universidades, con el ICETEX, muchos de los buenos prospectos de la oficialidad, de los suboficiales, están yendo no solamente a la Escuela de Policía, no solamente al curso de Altos Estudios Militares, no solamente a la Universidad Militar, sino a otras de nuestras universidades a estudiar otras profesiones, así empecemos con unos pocos, ahí vamos avanzando. Nada mejor que ir mostrando resultados así sean pequeños.

¿Le parece, Ministro y Altos Comandantes, que eso lo podemos hacer? Mi invitación es a que lo hagamos y ninguna mejor inspiración que este curso que hoy se gradúa de Subtenientes, profesionales en diferentes áreas, que entraron a la Policía.
Trabajemos pues la vivienda. Trabajemos pues la masificación de la formación en el SENA y el principio de que las comisiones al exterior se radiquen en personas que son buenos prospectos de la Fuerza y que toda comisión al exterior lleve la obligación de entrar a una universidad, que mientras esté prestando el servicio de la agregaduría, se esté asistiendo a una universidad porque eso le va a ayudar mucho a ese integrante de nuestra Fuerza y le va a ayudar mucho a la Patria, hagámoslo.

SEGURIDAD CIUDADANA

Permítanme hacer una segunda reflexión sobre el tema de la seguridad ciudadana. Voy a empezar por lo bueno para que después hagamos una autocrítica.

Una profesora mía, que me exigía en la universidad una tarea semanal, la calificaba en un cuadernillo, en el anverso ponía todo lo bueno, en el reverso todo lo malo. Por supuesto yo leía lo bueno y me estimulaba mucho y llegaba al reverso y leía lo que faltaba, las deficiencias y me descorazonaba y le decía: pero, qué contraste, mire, en el anverso usted me calificó muy bien y en el reverso muy mal. Y me contestaba: ‘¿qué leyó primero?’, pues por supuesto lo bueno, lo que tenía ahí en frente. ‘Le puse primero lo bueno para que enseguida tomara lo malo positivamente y para que se aprestara a corregir lo malo’.

Empecemos por lo bueno: no hay duda que hemos mejorado mucho. Los procesos democráticos que acaba de vivir el país, dieron evidencias inobjetables de que hemos mejorado. Una democracia más libre, una ciudadanía más feliz, unas libertades públicas menos amordazadas por el terrorismo.

De todas las noticias internacionales que alcanzamos a leer o escuchar, la que más me agradó a mi en estos últimos tres días, es la de una cadena europea que dice: “los colombianos acudieron a las más pacíficas elecciones en años”. Y eso lo debemos solamente al heroísmo de los soldados y policías de la Patria.

No hay duda, los periodistas en las regiones hoy son más libres. Hasta hace algunos años, en algunas regiones un periodista no se atrevía a denunciar a los paramilitares porque les llegaba la represalia. En otras regiones no se atrevía a denunciar a la guerrilla porque les llegaba la represalia. Hoy, los periodistas y los ciudadanos se sienten más libres, denuncian sin mordaza. Esa libertad emana de la Seguridad Democrática, que si bien no ha ganado todavía, va ganando. Y al reestablecer la eficacia de las libertades, la Seguridad Democrática se identifica como es: un valor democrático.

¡Claro que hemos avanzado mucho en la línea contra el secuestro, no obstante todo lo que falta! La disminución de homicidios. Además de la protección efectiva del periodismo, está la protección efectiva del sindicalismo. Hoy llegó una muy buena noticia: la OIT (Organización Internacional del Trabajo) sustrajo a Colombia de la lista negra. Una gran tarea cumplida por el señor Vicepresidente, por el ministro de Protección, por los líderes empresariales y por los líderes sindicales. Pero un pequeño triunfo es una escala para servir mejor.

Ahora nos toca, estimulados por esa decisión de la OIT, ajustar las tuercas para poder decirle en poco al mundo, en Colombia no asesinan un solo sindicalista. Que bueno que pudiéramos cumplir ese reto.
Claro que hemos mejorado mucho pero nos falta. Un tema donde hay mucha preocupación es en la seguridad urbana, es en la seguridad ciudadana de lo cotidiano. El ciudadano se mortifica mucho cuando le roban la moto, el automotor. Que hay una disminución en estos delitos, indudablemente. Solamente en Bogotá, este año, llevamos alrededor de casi 700 vehículos menos robados, en lo que va corrido del año, que lo que iba el año anterior en el mismo periodo. Pero falta mucho.

Uno no le puede decir a un ciudadano que le robaron la moto: quédese tranquilo que ha disminuido en tanto el robo de motos. La relatividad de la seguridad es muy complicada porque las tendencias generales nunca se pueden invocar como consuelo al maltrato que sufre un individuo víctima de un delito. Y mientras más avancemos más nos van a exigir. Es propio del ser humano, en lo individual y lo colectivo. Uno se olvida fácilmente de las dificultades del pasado, se acomoda fácilmente al mejor estar del presente y todos los días están siendo más en el futuro.

Por eso, cuando rebajan los secuestros, los colombianos ya no quieren la reducción del secuestro sino cero secuestros.

Por eso, cuando rebajan los homicidios ya los colombianos lo que quieren es cero homicidios.

Por eso no podemos decir hoy: pero es que ha habido disminución en hurto de residencias, ha habido disminución en hurtos a personas, en estos delitos es donde se ha presentado menor disminución. Y tenemos que hacer una clarificación, me parecería muy dañino que haga carrera la acusación que se hace a la oralidad y al sistema acusatorio, como eventuales causas de estos delitos.

Yo creo que hay que separar, por un lado el sistema acusatorio con la oralidad y por el otro lado, la excarcelación a los delincuentes de estos delitos.

Pienso que para profundizar más en seguridad ciudadana, nos corresponde mejorar la acción operativa y hacerle un ajuste a la Ley. Confío que el Ministro, con su colega el ministro del Interior y de Justicia, Sabas Pretelt, con la ayuda del Procurador, Edgardo Maya y el Congreso de la República, puedan acordar un texto legal para que la excarcelación en Colombia sea más exigente, porque en las reuniones con la Policía en todas las ciudades colombianas, aquí en Bogotá, al examinar el tema de estos delitos, la Policía me dice: ‘estamos trabajando infatigablemente pero hay permisividad en las normas de excarcelación’. Vamos a corregir.

Y hay otro tema allí que es operativo, que creo que el diálogo permanente del Ministro del Interior y de Justicia con el Consejo de la Judicatura y con los jueces de la República, puede ayudar a estimular unas reflexiones y es muy importante la coadyudancia de la Procuraduría y de la Fiscalía para que en las decisiones de los jueces de garantía nos ayuden a hacer mucho más exigentes en la excarcelación de las personas que están cometiendo estos delitos que tanto incomodan. Trabajemos pues la parte legal rápidamente y la parte operativa.

Y tenemos que seguir ajustando, Generales, la integración entre la Policía y la cooperación ciudadana.
La verdad es que, entre más la ajustemos, mejor tiene que ser el resultado. Bogotá solamente tiene alrededor de 60 mil vigilantes privados, pero todos comprometidos a ayudar a la Policía Nacional, se tienen que convertir en un gran factor para recuperar plenamente la seguridad en nuestra ciudad capital. Mi invitación es a que lo hagamos.

CREDIBILIDAD DE LA SEGURIDAD DEMOCRÁTICA

Permítanme una tercera reflexión sobre la credibilidad de nuestra política de seguridad.

Hoy tenemos una alegría: la graduación de estos subtenientes. Y tenemos una tristeza: los sucesos de Jamundí.

En los Estados de opinión, las políticas de seguridad sólo son sostenibles si tienen respaldo ciudadano y ese respaldo ciudadano se da si hay credibilidad y esa credibilidad depende de que las políticas de seguridad sean eficaces y transparentes.

Nosotros necesitamos una Fuerza Pública con toda la agresividad y la iniciativa para garantizar la eficacia y con todo el cumplimiento riguroso de la Ley para demostrar la transparencia. Los sucesos de Jamundí nos entristecen. Puede haber reveses militares, puede haber reveses policivos, pero no puede haber delitos.

Un revés crea preocupación, pero un delito mata la confianza. Es posible tener reveses sin perder confianza. Para no perder la confianza ante los reveses, hay que proceder por propia iniciativa, a contar, con total transparencia y con incurable buena fe, la verdad de lo ocurrido.

Pienso que los sucesos de Jamundí tenemos que manejarlos de tal manera que se aterre a cualquiera que en la Policía o en el Ejército tenga designios criminales. Tenemos que manejarlos de tal manera que aquel que tenga la más mínima tentación criminal, en la Fuerza, tome ya la decisión de renunciar.

La Fuerza Públicade la Patria, donde se portan las armas de la República, es para los mejores hijos de la Nación. No puede albergar criminales que la deshonren.

En buena hora se tomó la decisión de separar la justicia penal militar del conocimiento del caso, por dos razones: una primera razón, porque allí estaban involucradas dos Fuerzas, unos integrantes de la Policía que murieron y unos integrantes del Ejército que dispararon y queríamos el juicio imparcial del tercero, la justicia ordinaria.

Y por otra razón, porque las versiones que empezaron a aflorar, que a mí personalmente me llegaron en el segundo día, después de los hechos, que las transmití de inmediato al Fiscal (Mario Iguarán), eran versiones que nos obligaban a pedirle a la justicia ordinaria que ejerciera su competencia, de corroborarlas con el acervo probatorio o desvirtuarlas.

Y además, la historia de este Gobierno ha demostrado que cuando frente a un insuceso hay claridad, no se afecta la confianza. Cuando frente a insucesos como Guaitarilla (Nariño), la claridad no aparece, se afecta la confianza.

Cuando sucedió Jamundí, le dije a los colombianos: no queremos una segunda Guaitarilla, tiene que haber total claridad.

En buena hora se separó a la Justicia Penal Militar del conocimiento del tema y asumí una responsabilidad que quiero comentar ante ustedes, porque la decisión no era fácil de comprender: la de oferta de recompensas.

Muchas personas me decían: ‘Presidente, ¿pero cómo ofrece recompensas para esclarecer algo que pasó entre Policía y Ejército? Y dije: a ello me han obligado las versiones que recibí en Cali, de personas serias, las mismas que transmití al Fiscal General de la Nación. Me obligaron a ofrecer una recompensa a personas no integrantes de la Fuerza Pública, a civiles que contribuyan con sus informaciones al esclarecimiento de los hechos.

RESPONSABILIDAD POLÍTICA

Y entonces eso nos va llevando a otros temas, el de la responsabilidad política.

Mi afán no es llamar a calificar servicios a generales de la República. Por ahí leo titulares en los medios que dicen: ‘Uribe ha desvinculado tantos generales’. Mi afán es la credibilidad de la Fuerza. Mi afán es la sostenibilidad de la política de Seguridad Democrática, sustentada en la transparencia y en la eficacia. No afectar carreras militares.

Por eso es muy importante, para no afectar la credibilidad de los comandantes, que no haya solidaridades de cuerpo con el delito, tiene que haber solidaridad y confianza entre las diferentes fuerzas para enfrentar el delito, tiene que haber respaldo a los subalternos ante la injusticia, pero no puede haber solidaridades para ocultar el delito.

Por eso, quiero referirme al tema de la responsabilidad política. La responsabilidad política hay que asignarla por errores, por dolo en la selección, por dolo o por culpa grave en la vigilancia y por negligencia en la investigación.

Si hay responsabilidad para seleccionar al subalterno, si hay responsabilidad para vigilarlo, si se le apoya para su tarea pero no se le ocultan sus sanciones, no hay lugar a asignar responsabilidad política. ¿Cuándo hay que asignar responsabilidad política?: cuando se falla en la selección, cuando se falla en la vigilancia, cuando en lugar de ayudar a que la justicia esclarezca los hechos, se contribuye a ocultarlos. En ese momento, hay que asignar responsabilidad política.

Por eso, he llamado durante estos días a los altos comandantes a decirles: la mejor manera de no afectar la credibilidad de los comandantes, es contribuyendo todos al esclarecimiento oportuno de los hechos y asignando sanciones ejemplares. Tenemos que aprender, no podemos dar motivos a que responsabilidades políticas que deban asignarse, nos mantengan en el camino de llamar y llamar generales y generales a calificar servicios.

Por eso llamo la atención sobre lo siguiente: tengamos solidaridad con los subalternos y compañeros para el buen cumplimiento del deber, solidaridad para defenderlos ante la injusticia, pero no tengamos solidaridades de cuerpo para ocultar crímenes.

Llamo la atención sobre lo siguiente: para no tener que asignar responsabilidades políticas, que los altos comandantes siempre se anticipen a contarle a la opinión pública las dificultades y fracasos, los errores, los crímenes que puedan cometer personas que son aislables dentro de la institución. Para que no tengamos que asignar responsabilidades políticas, no dudemos en todos los casos en que se requiera, de tomar la decisión de que se aparte del conocimiento del caso la Justicia Penal Militar y que lo asuma la justicia ordinaria y colaboremos sin reservas frente a la justicia ordinaria.

Todo esto, alrededor de una palabra: confianza. La primera batalla que hay que ganar, la única que no se puede perder, es la batalla por la confianza.

En los Estados de opinión el alma más importante pera garantizar la seguridad ciudadana, para derrotar el terrorismo, es la confianza de la ciudadanía en la Fuerza Pública. Les ruego que nuestra insignia sea la palabra confianza y que toda nuestra manera de proceder en la conducción de la Fuerza Pública, en la orientación de la gran visión, en los detalles cotidianos, se oriente a cumplir con la palabra ‘confianza’.

Con confianza, a pesar de reveses militares o policivos se ganará la batalla final. Sin confianza, perderemos la batalla final.

La reflexión tiene que ser la reflexión de construir y de fortalecer confianza. Y hagamos un llamado a revisar procedimientos, que todos los integrantes de la Fuerza Pública se toquen el corazón, se revisen en su interior y aquel que tenga todavía vacilaciones morales, aquel que todavía no tenga claridad sobre la ética en la prestación de este servicio, que le haga el bien a Colombia de renunciar. El que tenga la más leve intención criminal, tiene que prestarle a la Fuerza Pública el servicio de retirarse de ella.

El grado de hoy ha sido un grado ejemplar: 77 destacados profesionales de la Patria han venido a graduarse como Subtenientes de la Policía. Nuestras instituciones, que atraen lo mejor de la Patria, no pueden permitir que haya a su interior criminales que las desdoren. Es mi llamado.

A lo largo de estos años, seguramente he cometido muchos errores, pero he procurado no dar mal ejemplo ni de palabra, ni de hecho, a mis compañeros, los soldados y policías de Colombia. He procurado, en medio de las debilidades de mi condición humana, ser consistente en nuestras conversaciones privadas y en el discurso público. Siempre, mi urgencia por la eficacia, ha estado acompañada de mi urgencia por la transparencia y mi desvelo por la construcción de confianza.

¡Nosotros necesitamos una Colombia con cero tolerancia a la violación de los derechos humanos! ¡Eso es un imperativo para construir confianza, para la sostenibilidad de esta Política de Seguridad Democrática!

Miren: los afectos son muy difíciles de conseguir y se pierden fácilmente. El pueblo colombiano ha aumentado muchísimo su afecto por la Fuerza Pública, pero el pueblo colombiano quiere que nosotros, quienes integramos esa Fuerza Pública, alimentemos ese afecto. Ese amor necesita que lo fertilicemos todos los días y las goticas de fertilizante para mantener ese amor, son solamente nuestro buen comportamiento, nuestro ajuste a la moral, a la ética y a la Ley.
Generales, Ministro: les ruego una campaña sostenida, con toda la determinación, para que cada uno de los integrantes de la Fuerza revise cómo está su código moral, cómo está su código ético. ¡Aquí, para ganar el desafío del terrorismo, necesitamos una Fuerza sin terroristas!

Muchas gracias apreciados Subtenientes, a ustedes y a sus familias. Ustedes son un ejemplo para la Patria.

Muchas gracias a todos los compatriotas que nos han acompañado hoy”.

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