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9 de junio

PALABRAS DEL PRESIDENTE URIBE EN CEREMONIA DE ASCENSOS DE LA ARMADA NACIONAL

Cartagena, 9 jun. (SNE).- Las siguientes son las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez durante la ceremonia de ascensos de la Armada Nacional, que se llevó a cabo en el campo de paradas de la Escuela Naval Almirante Padilla.

“Acudimos esta noche al campo de parada de la Escuela Naval Almirante Padilla para asistir a un acto bien importante para la Patria, dos Capitanes de Navío ascienden hoy al grado de Contralmirante y 34 jóvenes compatriotas se gradúan como tenientes.

Que importante saber que los capitanes de navío Hugo de Jesús García de Vivero y José Benjamín Manzanera Rodríguez han aprobado una larga vida al servicio de la Patria a través de la Armada y hoy merecidamente reciben el ascenso a Contralmirantes de la República. A ellos todas nuestras felicitaciones, nuestra voz de aliento, nuestro estímulo para la tarea que de ahora en adelante la Patria espera cumplan con la misma vocación y siempre con mejores resultados a sus familias.

Al señor Contralmirante Hugo de Jesús García de Vivero lo acompañan Ana María, su señora, sus hijos, el cadete Felipe Andrés y Vanesa. Cuando le entregábamos el bastón de mando de Contralmirante quien lo acompañaba y traía ese bastón es su hijo, el cadete Felipe Andrés. A la señora a los hijos, nuestra felicitación y nuestra gratitud, como a sus padres Hugo García González y Albertina de Vivero Amador.

Cuanto sufren las familias de los integrantes de la Armada y de todas las fuerzas de la República por el trabajo abnegado de ellos, por su permanente exposición al riesgo, por su obligación de no eludir sacrificios para el bien de la Patria.

No se sabe que es más importante si la tarea de los Contralmirantes o el apoyo de sus familias. Ambas, esa tarea y ese apoyo, reclaman toda la gratitud de la Patria.

Y hoy ascendemos a Contralmirante al señor Capitán de Navío José Benjamín Manzanera Rodríguez, quien cumple una tarea bien especial para la Patria en Puerto Leguizamo, en el Putumayo, recuperando el poder soberano del Estado para las fuerzas legítimas de la democracia. Muchas felicitaciones Contralmirante Manzanera Rodríguez, a usted, a su señora Adriana, a sus hijos Alejandro y Santiago, a sus padres José Benjamín y doña Luz, a esta familia nuestra gratitud también inmensa. Ese es un sacrificio muy grande el de entregar los hijos a este servicio de la Patria, en una Patria flagelada y martirizada por las acciones de los violentos en la cual se hace un gran esfuerzo corriendo todos los riesgos en la vida y en la integridad por parte de quienes portan las armas de la República.

Y nos congregamos para graduar como tenientes a 34 compatriotas que reflejan lo mejor de la juventud colombiana. Una juventud estudiosa y seria, trabajadora, responsable. Y en este caso, una juventud resuelta a servir al bien superior de la Nación, el rescate de la paz y la protección de la paz, para que sea perdurable

Veinte de nuestros graduandos corresponden a la promoción de la Escuela, y otros 14 son colombianos que habían cursado una profesión anterior, y que después de haber obtenido ese grado, han acudido a la Escuela, y esta noche -después de un año adicional de estudios- también se les gradúa como tenientes de la Armada.

¡Qué bueno esta promoción donde se combinan quienes han hecho toda su carrera en la Armada, con aquellos que vienen de universidades donde cursaron otras profesiones y por voluntad propia, por entusiasmo de servicio a Colombia, se vinculan a la Armada y esta noche reciben el grado de tenientes!

Todos, de las mejores calificaciones; todos, por sus condiciones morales, por su formación, por su valor civil, despiertan el optimismo de los colombianos.

En ustedes, 34 graduandos, ponemos los colombianos toda la fe, toda la esperanza de que esa espada que les hemos entregado, esa espada sucedánea de la del Libertador, es el emblema del valor con que ustedes forjarán la paz de Colombia, para que las nuevas generaciones puedan vivir felices.

Me sentí muy honrado, estimulado en el cumplimiento del inmenso honor de Presidente de la República, al entregarles la espada, notar el vigor con que las recibían en sus manos, mirarlos a los ojos y encontrar en ustedes un ceño fruncido de compatriotas comprometidos, una mirada altiva, siempre en frente, unos colombianos dispuestos a ofrendarlo todo por la Patria.

Define la Armada, destacar con la medalla Francisco José de Caldas, al alumno más destacado de la promoción. Ha correspondido al teniente Millerson Galvis Ramírez, oriundo de la ciudad de Cali.

¡Muchas gracias teniente, por representar tan bien a su generación y a sus compañeros!

¡Con cuánta esperanza abandonaremos esta noche este campo, con cuánta esperanza en lo que será su fructífera labor y la de sus compañeros!

Desde aquí hacemos llegar a su padre enfermo nuestro saludo afectuoso.

¿Dónde está doña Eduviges Ramírez? Yo la había saludado por allí. ¿Y doña María de Jesús? A las dos, la madre y la abuela, un aplauso que se los hacemos llegar desde el alma.

Ellas, la madre y la abuela, de Millerson Galvis Ramírez, nuestro teniente, representan las familias de estos 34 graduandos.

Apreciadas mamás, apreciados papás, apreciados familiares, muchas gracias por este sacrificio, por esta entrega de sus hijos a la más noble tarea de la Patria: la consecución de la paz.

En nombre de todos los papás y mamás de Colombia, con ese sentimiento de papá, que no se alcanza a adivinar sino cuando el Creador da la oportunidad de sentirlo en la realidad del hijo, permítanme que los aquí presentes en nombre de todos los colombianos hagamos llegar a ustedes nuestro aplauso sincero de nuestra gratitud.

He tenido en estas semanas la gratísima oportunidad de asistir en una ocasión a la Escuela José María Córdova, a graduar una promoción del Ejército; a la Escuela Francisco de Paula Santander en dos ocasiones, a graduar una promoción y a unos ascensos, como el ascenso del señor general Alberto Ruíz a mayor general y la gratísima oportunidad de acudir esta noche a este campo de parada de la Escuela Almirante Padilla.

A lo largo de estos últimos días hemos venido proponiendo unas reflexiones en estos campos de parada, unas reflexiones sobre el bienestar de los integrantes de las fuerzas, unas reflexiones sobre esa compañera inseparable de la eficacia que es la transparencia para que se construya credibilidad permanente, unas reflexiones sobre las relaciones entre la justicia penal militar y la justicia ordinaria, unas reflexiones sobre lo logrado y también sobre aquello que falta.

En los últimos años logramos avances en algunos aspectos de seguridad social. Por ejemplo, se mejoraron las condiciones de acceso a la pensión de sobrevivencia y las condiciones de acceso a la pensión por incapacidad. Además, se decretó y empezó a pagarse la prima de orden público a los soldados profesionales.

Ahora, nos tocan nuevos pasos. El señor Ministro está tramitando el decreto para simplificar las condiciones de acceso al subsidio de vivienda para que esté más al alcance de la vida de las expectativas de los integrantes de nuestras fuerzas, la posibilidad de adquirir vivienda.

Y confiamos que en las próximas semanas, quede perfeccionada la alianza estratégica entre las diferentes cajas del Ministerio y de las Fuerzas con el Fondo Nacional del Ahorro para dar otra oportunidad de acceso de vivienda en las mejores condiciones crediticias a los integrantes de las fuerzas.

Esa tiene que ser una tarea incesante porque de la misma manera como los colombianos y el Gobierno que represento como expresión del pueblo, tenemos que exigir diariamente más eficacia en el cumplimiento del deber de ustedes y también tenemos que acompañar más y más con nuestra solidaridad esa abnegada tarea que ustedes desarrollan.

Hemos hablado en estos días del trípode que garantiza nuestra seguridad: la eficacia de la fuerza pública, su adhesión a la Constitución como garantía de transparencia y la cooperación ciudadana.

Hemos hablado a lo largo de estas últimas dos semanas, sobre la necesidad de que la fuerza pública colombiana todos los días le de al país nuevas, renovadas y vigorosas señales de eficacia y de transparencia.

Hemos dicho que el mandato recibido de los colombianos, nos impone la obligación de que esta lucha por la paz no se prolongue indefinidamente en el tiempo sino que se cristalice en un resultado positivo, en breve. ¡Que compromiso tan grande!

Pensaba yo en ustedes, señores generales y señores almirantes, la noche de la elección presidencial del 28 de mayo cuando las matemáticas confirmaban el veredicto de la democracia, empezaron a rondar por mi mente y por mi ser los superiores compromisos con la patria y pensaba yo en ustedes como los compañeros necesarios para cumplir la obligación emanada del veredicto de la Patria de rescatar, rápidamente, ya sin demoras, la extraviada paz que el país añora con angustia.

Y a lo largo de estas semanas, reflexionando sobre Jamundí, sobre las decisiones que tomamos después de esa tragedia, hemos reiterado que es posible perder batallas militares o policivas pero que no se puede perder la batalla de la confianza. Un revés militar o policivo es inevitable pero hay que evitar a toda costa un revés en la batalla de la confianza.

En los estados democráticos de opinión, la seguridad se sustenta en la confianza del pueblo a las instituciones competentes para deparar esa seguridad. Estos son temas que hemos tratado en extenso en los días anteriores y hoy quiero repetir aquí algo a lo cual me referí esta mañana en la Escuela General Santander en Bogotá: la reinserción, nuevas bandas criminales, esfuerzos adicionales de las diferentes fuerzas.

La reinserción es uno de los primeros imperativos de la coyuntura nacional. La cifra, rebasa cualquier expectativa previa, si hace cuatro años, algún compatriota me hubiera preguntado si en el 2006, al terminar este Gobierno, sería posible contar con más de 30 mil reinsertados, la sola mención de la cifra en la pregunta, me habría abrumado y habría sido incapaz de responder afirmativamente, pero, por el heroísmo de ustedes, los integrantes de la Armada, de los policías, de los soldados, de la Fuerza Aérea, del DAS, Colombia ha logrado tener más de 30 mil desmovilizados, casi 40 mil, más de siete mil de ellos son de la guerrilla, el resto de los mal llamados paramilitares.

Esa cifra, superior a siete mil, de desmovilizados provenientes de la guerrilla, supera la sumatoria de las anteriores desmovilizaciones, alrededor de 900 del M-19 que entregaron menos de 300 armas, más aproximadamente dos mil del EPL, más un pulsado de compatriotas del Quintín Lame, y otros de la corriente de renovación socialista, no ascienden a cuatro mil, ahora, más de siete mil guerrilleros y alrededor de 30 mil paramilitares.

Una cifra difícil de imaginar y es muy difícil el tránsito logrado de la acción armada terrorista en que se encontraban a la desmovilización que han aceptado, y enormemente difícil el tránsito que espera de la desmovilización a la reinserción.

Los gobiernos, tienen que ser concientes del tamaño de las responsabilidades, y estar ajustando las estrategias para cumplir bien esas responsabilidades. Por eso, en relación con la difícil tarea de la reinserción, hemos tomado la decisión de crear una Alta Consejería en la Presidencia para que asuma las responsabilidades de la reinserción, que esté en permanente coordinación con el Ministerio del Interior y de Justicia, en permanente coordinación con la oficina del Alto Comisionado, en permanente coordinación con la comunidad internacional que nos quiere ayudar y con todos los estamentos de la comunidad internacional, porque tamaña tarea exige asistencia sicológica, la oferta educativa, de capacitación técnica, recursos de crédito, apoyo a proyectos de emprendimiento, búsqueda de oportunidades laborales.

Aspiramos que un colombiano, con entusiasmo y amor por la Patria, con ganas de prestarle servicios superiores a la Patria, asuma dentro de algunos días la responsabilidad como Alto Consejero Presidencial para la Reinserción, una de las mayores responsabilidades de la Colombia del presente donde hay que llevar a cabo la combinación de funciones para concebir el programa con una eficaz tarea operativa para ejecutarla.

Los gobiernos tienen que revisar permanentemente los procesos. Hemos recibido quejas en el sentido de que el monitoreo o seguimiento a los desmovilizados tiene fallas, lo divido en dos: una parte, es el seguimiento para pagarles el estipendio mensual para que acudan a los centros de formación, al SENA, otra parte, es el monitoreo o seguimiento para verificar que su conducta se ajuste a la ley, que no haya reincidencia en el delito; en esta segunda se han presentado fallas, por eso, en el día de ayer tomamos la decisión de que la Policía Nacional haga el monitoreo a los desmovilizados, el seguimiento que verifique que sus conductas se ajusten a la ley, que no reincidan en el delito.

El señor general Jorge Daniel Castro Castro, comandante de la Policía, todos los altos oficiales que a él lo acompañan, los comandantes de las regiones, de los distritos, de las áreas metropolitanas, de los municipios, bajo la comandancia del general Castro Castro, deben organizar en las próximas horas la manera de realizar esa tarea de monitoreo y le van a entregar al Gobierno y al país, durante los cinco primeros días de cada mes, el reporte de cómo ha sido el desempeño en materia de ajuste a la ley de los desmovilizados.

Los colombianos todos, tenemos fe, que será una tarea proba y eficaz de la Policía y que contribuirá muy positivamente a la credibilidad en el proceso de desmovilización y de reinserción.

Además, debo repetir esta noche, que el Gobierno ha venido haciendo esfuerzos, para instalar puestos de Policía para conducir brigadas militares a los sitios en donde se han presentado las desmovilizaciones. En ellos ha habido quejas y temores, en unas partes el temor ya no susurrado en baja voz sino expuesto al oído de todos los colombianos, de los moradores de regiones que decían, desmovilizados los paramilitares ¿quién nos protegerá?.

Hemos sido persistentes en la pedagogía de que ningún grupo irregular puede legitimarse como protector del pueblo, que la única protección a la cual podemos aspirar los colombianos, la única que nos garantiza la convivencia, la tranquilidad para nuestra generación y las que han de venir, es la protección a cargo de las autoridades legítimas de la República.

En los últimos días la Policía ha instalado 84 puestos y se propone en el segundo semestre del año en curso, instalar otros 50, un enorme esfuerzo, pero he reiterado al señor General Castro Castro, como al señor comandante del Ejército, General Mario Montoya, que en todas partes hay que demandar la cooperación ciudadana.

En un país de la extensión de Colombia, de su accidentada topografía, de sus mares, ríos, cordilleras y selvas, por extensa y bien dotada que llegare a ser la Fuerza Pública, siempre será insuficiente si no cuenta con la cooperación organizada y eficaz de la ciudadanía.

Por eso ahora tenemos que fortalecer nuestro llamamiento a la ciudadanía para que los indiferentes se dediquen a apoyar la Fuerza Pública, y aquellos que en el pasado por situaciones de opresión, tuvieron que aceptar la presencia guerrillera o paramilitar, hagan un alto en el camino, cambien de rumbo y tomen la decisión que requerimos de dedicarse a apoyar la Fuerza Pública.

En algunas partes del país que coinciden que con zonas de desmovilizados se ha venido denunciando el surgimiento de unas bandas criminales nuevas. Yo recuerdo que una de mis profesoras de liderazgo solía repetir que los gobiernos no pueden incurrir en el error de negar hechos, que la obligación de los gobiernos es reconocer los hechos negativos verificados, imaginar soluciones y enfrentarlos.

Las diferentes fuerzas y la Fiscalía tienen información sobre el nacimiento de esas bandas criminales. La decisión que hemos tomado es perseguirlas con la acción implacable de las fuerzas legítimas del Estado, desarticularlas. En ninguna parte se pueden legitimar y que no esperen, quienes están en esas bandas, que van a tener gestos generosos de la Nación. Ellos son los que tienen que pensar que a la Nación no se le puede martirizar más.

Ojalá algunas coordinaciones que se vienen poniendo en marcha, la creación de la Dirección de los Carabineros Rurales, la acción combinada de todas las fuerzas, nos permitan en los próximos días mostrar resultados eficaces frente a estas nuevas bandas criminales.

Algunas se denuncian en sectores donde opera la Armada, como Tumaco. Confío, señores generales y señores almirantes, que los resultados de las fuerzas bajo su conducción le demuestren a los colombianos nuestra determinación y nuestra eficacia para desarticularlas.

Debemos advertir que si en esas bandas participan desmovilizados, a ellos hay que perseguirlos con la decisión implacable de la Fuerza Pública, el país ha sido generoso para invitarlos a la desmovilización y para ofrecerles la reinserción, pero no podemos permitir que la generosidad de la Nación sea bofeteada con trampas. Generosa la Nación para la desmovilización y la reinserción, implacable la Fuerza Pública frente a la reincidencia.

Y también tenemos información que hay jefes de los carteles del narcotráfico impulsando estas bandas. Esta mañana expresaba yo al señor General Oscar Naranjo, comandante de la Policía Judicial, que el país añora que esos jefes del narcotráfico que quedan merodeando en el delito, en perjuicio de la Nación entera, sean capturados rápidamente allí donde se encuentren.

Que los colombianos sepan que la pesadilla de un Diego Montoya, o la pesadilla de un señor Varela, están en el objetivo de las Fuerzas Militares y de Policía, y en la determinación total del Gobierno para desarticularlos como jefes y desarticular esas bandas criminales.

Llegan momentos en que el Presidente de la República tiene que hablar con nombres propios porque el deber del Presidente de la República es liderar la acción esforzada de la Fuerza Pública para que sin vacilación, se enfrenten todas las expresiones de la criminalidad.

Confío señores generales y almirantes, que ustedes le puedan dar buenos partes positivos a Colombia en esta acción que debemos enfrentar.

Hemos progresado mucho, las elecciones parlamentarias y las presidenciales mostraron otro clima en Colombia, gracias al heroísmo de la Fuerza Pública. Pero es mucho lo que falta, por eso para recorrer el camino que falta, salimos hoy con la ilusión reverdecida al graduar como Contraalmirante a dos Capitanes de Navío de excelente hojas de servicios y al graduar como Tenientes a 34 jóvenes de la Armada de la Patria.

Muchas gracias Contraalmirantes, muchas gracias Tenientes, muchas gracias queridas familias, por este gran esfuerzo de ustedes que le traerá, queriendo Dios, la felicidad a las nuevas generaciones de colombianos.

Tenientes y Contraalmirantes su éxito es la felicidad de la Patria, que tengan todo el éxito, lo requerimos.

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