PALABRAS
DEL PRESIDENTE URIBE EN RELANZAMIENTO DEL LIBRO “QUIÉN
DIJO MIEDO”, DE JAIME SANÍN ECHEVERRI
Bogotá, 1 mar (SNE). Las siguientes
son las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez durante el relanzamiento
de la nueva edición del libro “Quién dijo miedo”,
de Jaime Sanín Echeverri, acto organizado por el Grupo Editorial
Norma.
“Desde tiempos remotos, las sociedades rinden un culto especial
a sus poetas, a aquellos a quienes la Providencia premió con
el don de la inspiración literaria; porque ellos, con sus
páginas, contribuyen a recrear la memoria de los pueblos,
de la manera más viva, aquella memoria que es perenne.
En el doctor Jaime Sanín se encarna una de las mejores
expresiones de la literatura de Antioquia y de Colombia. Como Carrasquilla
y Mejía Vallejo, él representa también la
universalidad del pensamiento, envuelto en la más exquisita
expresión de la comarca.
Como Carrasquilla y Mejía, Jaime Sanín Echeverri,
es un escritor a los que lee con fruición el público
de España o de Argentina; escritores cuyas obras analizan
con sorpresa los más renombrados críticos literarios
del mundo; escritores que conocen la técnica universal,
pero saben recoger con amor el sentimiento de todo lo que integra
su país; el sentido común de cada una de las expresiones
del universo; escritores preocupados por los intereses del conjunto,
plasmados en nuestras formas autóctonas y en una visión
espiritual y universal.
Quién dijo miedo, esta obra que hoy nos presenta Jaime
Sanín Echeverri, tiene un especial valor pedagógico,
igual a todas las páginas que han salido de su pluma de
educador por vocación. En Una mujer de cuatro en conducta,
como dijo Otto Morales Benítez, el doctor Jaime Sanín
plasmó magistralmente las pasiones, sentimientos, luchas
y agonías que atenazan la vida de los hombres, pero los
transciende para dejar entrever lo que ellos tienen en su visión
universal.
En Quién dijo miedo, Sanín se rebela contra toda
forma de violencia, del sectarismo partidista, del irrespeto a
los derechos de los ciudadanos. Hablando por boca de sus personajes
o reflexionando como narrador, se presenta como un rebelde político
contra el odio de las facciones, como un inconforme social y, ante
todo, como un pedagogo.
La bella novela que acaba de publicar María Cristina Restrepo,
Amores sin tregua, nos reafirma, con ejemplos concretos, en una
idea que hemos expresado desde hace algún tiempo, que la
capacidad de la clase dirigente de Antioquia para llegar a acuerdos
y compromisos, explica el gran desarrollo alcanzado por esa región
en las cuatro últimas décadas del siglo XIX, y en
buena parte del siglo XX.
En la novela de Cristina Restrepo vemos a don Pascual Bravo Echeverri –ascendiente
directo del maestro Jaime– pensando en el progreso, en la
educación, en la creación de las escuelas de artes
y oficios, en la construcción de caminos y ferrocarriles.
La muerte en los combates del sectarismo tronchó la vida
del joven caudillo de Rionegro, pero los vencedores no abandonaron
sus ideas, al contrario, con ellas y con ellos cobraron más
impulso.
Jaime Sanín Echeverri, como rector de universidades, como
promotor de las grandes ideas del sector social, como empresario,
educador y diplomático, siempre ha mantenido un claro compromiso
con la Patria. Él es expresión de esa afortunada
simbiosis de gentes del sector privado y hombres públicos,
de aquellos que vienen desde hace tantas décadas, y que
han sabido remontar las diferencias partidistas para encumbrarse
a conquistar la noción de lo público, en sagaces
y pragmáticas fórmulas de bienestar colectivo.
En Antioquia ha sido normal el paradigma del honrado gestor de
empresas sociales que no desoye el llamado del servicio público,
sino que lo asume entusiasta para aplicar aquel, aquellas cualidades éticas
y profesionales de quienes dieron pujanza a sus empresas.
También es normal que el sector empresarial tome del sector
público a los más destacados dirigentes para que
asuman responsabilidades en la generación de empleo y riqueza.
Y reunido el hombre público y el empresario privado, es
común que adorne su acción con una vida intelectual
intensa y creativa, con el cultivo de las letras en expresiones
elevadas de la narración y el pensamiento.
Hay que leer la novela de Jaime Sanín, como una prédica
contra la violencia y el extremismo. Es un claro rechazo a todos
los predicadores del sectarismo y la violencia partidista de la
década del cincuenta, que hace recordar a Héctor
Abad Gómez y su Manual de Tolerancia.
Cuando, en el siglo XIX, Colombia se sumió en las guerras
civiles para intentar dirimir supremacías, Antioquia fue
refugio de quienes se mantuvieron al margen, mucho rato, al margen
de confrontaciones.
Las últimas décadas del siglo XIX encontraron a
una Colombia inmersa en las guerras. Antioquia generalmente se
negó a involucrarse: prefirió construir el ferrocarril,
trazar caminos, emprender aventuras industriales, ampliar el sistema
educativo para integrar a la mayor cantidad de niños y jóvenes.
La tolerancia se elevó a la categoría de virtud individual
y social. Esa es una gran herencia. Hay que seguir ese camino e
imponer la voluntad general de paz contra la expresión minoritaria
y aislada de los violentos.
Doctor Jaime Sanín, tronco y formador de una gran familia
que honra la Patria, amante del estudio, del servicio público,
exponente de una superior inteligencia, es un rebelde contra todo
lo que ha sido injusto en nuestra Patria.
Alguien se tenía que rebelar en Antioquia contra la violencia.
Un departamento que había visto surgir su progreso, por
mantenerse al margen de la violencia. Una provincia que había
visto, que mientras en otras partes del país las guerras
civiles desangraban varias generaciones, allí se construía
la primera revolución educativa, dirigida por Pedro Justo
Berrío, necesitaba que alguien se rebelara contra la violencia.
Se rebeló contra la violencia Jaime Sanín en Quién
dijo miedo.
Y uno se pregunta: ¿Por qué este rechazo de la violencia
lo escribió un hombre de partido, un hombre de uno de los
partidos actores de esa violencia? Porque en él siempre
ha estado la Patria por encima de las facciones.
Uno se pregunta: ¿Por qué ese rechazo de la violencia
lo escribió un hombre de tanto carácter, en un momento
de tantas pasiones políticas? Porque él siempre ha
analizado los fenómenos colombianos con la menor subjetividad,
con una dosis superior de patriotismo.
Fue necesario hace 50 años que alguien de la entraña
misma de los pueblos que se enfrentaban, dijera “Quién
dijo miedo”, para que empezara a forjarse la superación
de esa violencia.
En la muy lúcida, en esa extraordinaria exposición
que le hemos escuchado esta noche al expresidente López
Michelsen, él hace un paralelo entre las circunstancias
que describe en su novela el doctor Jaime Sanín, y las que
caracterizan la vida colombiana del presente.
Ese paralelo del presidente López Michelsen yo lo tomaría
para decir: para superar aquella violencia se necesitó que
alguien se atreviera a escribir Quién dijo miedo. Para superar
la actual, en buena hora, Carvajal nos presenta esta obra, para
que los colombianos tengamos muy presente Quién dijo miedo,
a fin de que afirmemos nuestra determinación y la Patria
supere, con la voluntad inquebrantable de todos sus ciudadanos,
esta terrible amenaza del terrorismo.
Muchas felicitaciones, doctor Jaime”. |