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3 de marzo

PALABRAS DEL PRESIDENTE URIBE EN UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE BOLÍVAR

Cartagena, 3 mar (SNE). Las siguientes son las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez, durante el encuentro “Estrategia de líderes para el éxito”, realizado en la Universidad Tecnológica de Bolívar, claustro que está cumpliendo 35 años de funcionamiento.

“Quiero felicitar a la Universidad por este aniversario, por tantos años de éxitos para Cartagena y para el país, éxitos que se reflejan en la acogida, en la calidad de sus directivos, en la gran acogida a sus egresados. Es un aporte magnífico el que ustedes han hecho a Colombia, doctora Patricia y doctor Orlando. Por su conducto, señora Rectora, y por su conducto, señor Presidente del Consejo Superior, en nombre de todos mis compañeros del Gobierno, hago llegar a toda la comunidad universitaria nuestra más sentida felicitación por este gran aporte a Colombia.

Me honra mucho participar esta mañana en este aniversario de la Universidad con la doctora Rosabeth M. Kanter, una de las más importantes pensadoras de liderazgo en el mundo. Suelo citar su regla fundamental para la credibilidad, que pude aprenderla en uno de sus textos, hace ya muchos años, pero que he procurado grabarla en mi mente. Dice ella magistralmente, para citarla –hacer esta cita es para rendirle un homenaje a quien ha concebido algo que a muchos les cuesta inmensamente–, que la credibilidad depende de cuatro C. De las C, que ella trae en inglés, tres son aplicables en el español, la otra hay que traducirla. Habla ella de Competencia, de Consistencia, de Congruencia y del Caring, que, no sé si bien o mal, lo hemos entendido como relaciones humanas.

Yo insisto mucho en aplicar esa Competencia. La he simplificado muchísimo, como ese esfuerzo cotidiano para mejorar, en lo personal, en lo colectivo, en el estudio, en el trabajo, aquella disposición a recorrer la milla adicional todos los días, a nunca estancarme.

La Consistencia. Le debo regalías, profesora, porque, en nombre de la consistencia, me ha tocado decir el mismo discurso ante aquellos que les gusta el discurso y ante aquellos que odian ese discurso. Por ejemplo, en Seguridad Democrática me ha tocado decir ese discurso ante los colombianos que la apoyan y ante aquellos voceros de algunas entidades internacionales que la detestan. Entonces, cuando llego al auditorio, que sé que no le va a gustar ese discurso, recuerdo su palabra y digo: tengo que ser consistente. Aquí no vine por el aplauso sino por la consistencia.

La otra C suya, tan importante, la Congruencia, tan difícil, tan difícil: procurar tener esa armonía entre lo que se dice y lo que se hace. Tan difícil poder hacer en la practica lo que se predica. Hace pocos días, enterrábamos a un colombiano sobresaliente. Seguramente aquí estaría. Gran lector suyo, con él hablé muchas veces de sus textos, el doctor Hernán Echavarría Olózoga. Él era un ejemplo de congruencia. Al sepultarlo, me permití dirigir unas palabras y dije que había sido un cristiano sin alharaca, un cristiano no de predicamento sino de práctica. Con un predicamento en esas materias simple, pero con una gran práctica, que demostraron toda su congruencia.

Y finalmente las relaciones humanas, aquello que usted llama el Caring, tan difícil de mantener en sociedades con pobreza, con desempleo, en sociedades tan polarizadas alrededor de tantos temas. Cuando la vi le dije que si había traído por ahí una copiecita del libro de Confianza, para leerlo, porque tengo todo el entusiasmo, como creo que lo tenemos algunos de quienes todavía no lo hemos podido leer.

Nosotros hemos procurado crear más confianza en la sociedad colombiana y en la comunidad internacional en Colombia, a través de la seguridad en su alcance democrático, a través de una gran lucha por la transparencia y a través de una práctica del diálogo con la comunidad todos los días.

¿Por qué hemos llamado esta Seguridad como Democrática? ¿Y por qué es un camino para construir confianza? Porque es una seguridad para todos los colombianos, independientemente de que sean amigos u opositores del Gobierno. Es una seguridad para las libertades. No es una seguridad para que impongan los caprichos del Gobierno. Es una seguridad para el pluralismo.

En medio de dificultades que hemos tenido en estos días, por las arremetidas del terrorismo, yo he celebrado dos cosas de este esfuerzo por la seguridad. Primero, todos los candidatos, de todas las filiaciones, están visitando todos los sitios del país. Eso es de gran importancia: que los más duros críticos del Gobierno o los amigos del Gobierno, puedan visitar todos los sitios del país rodeados de garantías. Y segundo, que mis compatriotas le perdieron el miedo a la denuncia. Es un gran resultado: que hay confianza. Es una muestra de que hay confianza en lo que se está haciendo, en las instituciones, en el horizonte que se ha trazado.

Hace pocos días estaba en Barrancabermeja, una ciudad allí, a unos 600 kilómetros, por el Río Magdalena, al sur de Cartagena: 30 años martirizada por las guerrillas, y nadie denunciaba. Cinco o seis años martirizada por los paramilitares, y nadie denunciaba. Hoy todo el mundo allí, con gran valor civil, denuncia. Denuncian a la guerrilla, denuncian a los paramilitares o denuncian la corrupción.

Pienso que provocar la participación de la ciudadanía alrededor del imperativo de denunciar, es un camino necesario de construcción de confianza. Y cuando la ciudadanía tiene esos arrestos para denunciar y lo hace, es la prueba de que se ha ganado confianza.

Voy a omitir aquí los otros esfuerzos que estamos haciendo en materia de confianza. Voy a referirme sólo a uno de ellos: es la práctica del Estado Comunitario. Un Estado con más participación de la ciudadanía para tomar decisiones, para ejecutar decisiones y para supervisar al Estado.

Por ejemplo, ese esfuerzo de este Gobierno de estar en permanente contacto con los alcaldes, los gobernadores, prescindiendo de su origen político, resolviendo problemas con ellos, con la comunidad permanentemente, no una cosa de un momento sino de todas las horas, yo pienso que va produciendo los siguientes efectos, que todos deben contribuir a la confianza.

Primer efecto: nosotros los funcionarios, al saber que un Consejo Comunitario no se acaba a las ocho de la noche un sábado, sino que al domingo de pronto hay que atender otra comunidad en el Caquetá, y al lunes una comunidad en el Putumayo, y seguramente el sábado siguiente otro Consejo Comunitario con otra comunidad, nosotros tenemos que estar a toda hora mejorando nuestro compromiso, con mayor dinamismo en la iniciativa y en la acción, porque frecuentemente le tenemos que responder a la comunidad.

Y a la comunidad le tenemos que responder con más compromiso y menos promesas. La comunidad tiene que ver más esfuerzo de nuestra parte y oír menos promesas. Porque la promesa afecta mucho la confianza, el compromiso alimenta muchísimo la confianza.

Cuando se teoriza este esfuerzo, yo creo que va a ser importante que los estudiosos establezcan la diferencia entre compromiso y promesa. Ahí les dejo a los estudiantes de la Universidad esa inquietud.

Y eso va logrando un Estado más eficiente. Y por supuesto, un funcionario público que no tiene que pensar solamente en la Procuraduría, en la Contraloría o en el debate del Congreso, sino en el control popular directo, es un funcionario público que tiene que ser más cuidadoso con la transparencia.

Entonces eso va produciendo también otro efecto: un efecto de más transparencia.

Y en la medida que hay ese diálogo, la ciudadanía, que en un país con tantas necesidades generalmente lo que hace es pedir y pedir más, y tiene razón, ese diálogo también permite otro efecto, que es darle a la ciudadanía más información, para que la ciudadanía conozca limitaciones y para que la ciudadanía estudie muy bien las prioridades.

Entonces donde hay más compromiso y menos promesas, donde hay más eficiencia, donde más transparencia y donde hay más información ciudadana, el resultado tiene que ser un resultado de más confianza.

Por ejemplo, ahora estamos empezando en el país un programa que llamamos el Plan 2.500. Estamos pavimentando en toda la nación 3.200 kilómetros de carretera. Y para crear confianza, estamos realizando en todas las regiones colombianas un ejercicio que se llama “Contratistas visibles”. El pasado sábado lo hicimos en Sogamoso, en Boyacá. Allí acudieron todos los contratistas que están ejecutando las obras de participación de Boyacá en el Plan 2.500. Y ante la comunidad todos dieron su informe, y también los interventores.

Porque es muy importante que no solamente los funcionarios públicos demos la cara, sino todos aquellos que contratan con el Estado. Y eso le da la ciudadanía una información directa, la posibilidad de un control directo sobre sus contratistas. Y a ellos, por supuesto, ese control los tiene que volver más responsables. Y finalmente eso tiene que producir más confianza.

Voy a dejar aquí esto para hacer algunas referencias, con todo respeto, a los cinco puntos que usted magistralmente nos ha resumido

Sí, es mejor ganar que perder. Y ese esfuerzo permanente, cuando usted dice: luchar y luchar más y más, no desistir de la lucha, nos lleva a entender de la siguiente manera: uno nunca puede pensar que todo está hecho, menos en un país como el nuestro. Hay que luchar más todos los días y hay que hacer esfuerzos adicionales. Y si uno está muy cansado por haber recorrido 15 millas, tiene que hacer el esfuerzo adicional y recorrer la milla 16.

¿Quiénes son aquí estudiantes o casi todos son egresados? ¿Hay algunos estudiantes con nosotros? Bueno, esta es una anécdota muy elemental, que me daría pena decírsela a los egresados, pero a los estudiantes no.

Era yo Gobernador de Antioquia, y por uno de esos debates contra la Convivir, emprendí un viaje relámpago a Inglaterra y a París. Me fui un domingo y estaba en Bogotá y en Medellín un martes. Entonces llegué a París como a las siete de la noche, hice todas las entrevistas, y me mostraron la ciudad, caminando y en un carrito hasta las cinco de la mañana. A las cinco de la mañana, me dejó el Embajador en el hotel y me dijo: ¿A qué horas lo recojo? Y le dije: a las nueve. No, me dijo, a las nueve todavía no se puede hacer turismo en París, tiene que ser más tarde. Y le dije: no, es para que me lleve al aeropuerto. Y me dijo: ¿cómo se va a ir, si usted apenas llegó ahora a las siete de la noche? Y le dije: no, aquí está todo hecho, donde falta por hacer todo es allá.

En un país donde todo falta por hacer, como es Colombia, en una ciudad donde todo falta por hacer, salvo su historia y esa herencia tan bella de la ciudad, como es Cartagena, su cultura, la Cartagena antigua, en unos departamentos donde falta todo por hacer, nosotros no nos podemos confiar.

Si uno amanece bañándose en agua de rosas por cualquier éxito que tuvo el día anterior, se estanca. Y en ese momento, lo que pudo ser un triunfo se torna en el principio de una derrota. Aquí uno no puede estancarse, hay que hay que luchar y luchar todos los días.

El segundo punto que usted trae es que para ganar hay que hacer un esfuerzo inmenso, de muy duro trabajo todos los días. Lo compartimos plenamente.

Y en la democracia contemporánea, eso se pone más de presente. Aquí, con la participación de la ciudadanía, los medios de comunicación, al gobernante lo someten no a las elecciones que ganó, sino que aquí hay un sistema electoral todos los días: al gobernante lo miden electoralmente todos los días, con una encuesta, un medio de comunicación, un reclamo ciudadano, un gobernador que me llama: ¿qué hubo de los otros 10 mil millones para el hospital?, el alcalde que me dice: ¿qué hubo de la platica que necesitamos para el acueducto de Barú? Etcétera. Que ayer la conseguimos, les doy esa noticia.

Sí, ese tercer punto suyo es impresionante: esto no es una cosa de tener el mayor talento, sino el mejor equipo. Y de cerrar esa brecha entre unos pocos iluminados y la gran masa. Yo diría que eso es fundamental en las sociedades nuestras.

El Estado Comunitario, en alguna forma, apunta a eso, en la medida que haya esa integración entre el Gobierno Nacional, el Congreso, los gobernadores, los alcaldes, los diputados, los concejales, todos los órganos comunitarios, para planificar, para ejecutar y para vigilar. Entonces ya las soluciones no emergen simplemente de ideas que dan iluminados, sino de un gran debate popular.

En Colombia ahora estamos construyendo lo que se llama la Visión del país para el Segundo Centenario: el 7 de agosto del 2019, nuestra Patria cumplirá dos siglos de vida independiente. Y es tan importante la visión de largo plazo, como el trabajo cotidiano.

Lo que hizo el Gobierno fue publicar, el 7 de agosto del año pasado, lo que llamamos el Primer Borrador. Ahora se va a publicar el Segundo Borrador. Yo le dije al Director de Planeación: al título de ese libro pongámosle: Primer Borrador, como subtítulo, para la discusión pública.

Las soluciones, las visiones, en estas democracias contemporáneas, tienen que construirse, como dice usted: hay que liderar la participación, pero no puede imponer uno ideas, por iluminadas que parezcan.

Y son bien importantes las pequeñas victorias, las pequeñas visiones. En un proceso ininterrumpido de lucha, uno no puede pensar que todos los días va a hacer grandes propuestas, ni que todos los días va a obtener inmensos logros. Todo va siendo el resultado de un esfuerzo cotidiano, que tiene un norte, una visión de largo plazo y que le va sumando a una realización la otra. Lo importante es no parar.

Uno podría analizar Cartagena, y decir: bueno, ahí estamos haciendo la vía Perimetral, la Unidad Deportiva, el TransCaribe, escogiendo el socio para la Refinería, tenemos un problema con lo de vivienda que se tiene que resolver, con Colombiatón, y con eso estamos tranquilos. Hay unas Familias en Acción en El Pozón, no, no, por Dios, eso no se puede parar, no se puede parar. Entonces hay que seguir luchando, entonces a ver cómo vamos a lograr la cobertura universal de subsidio de salud, cómo vamos a lograr que se instale el primer hotel Ancla en Barú, cómo vamos a lograr la vía de Barú, cómo vamos a lograr el acueducto.

Entonces, si uno habla de un hotel en Barú, eso no es nada del otro mundo. Uno lo podría…, que jalone la tendencia, como una pequeña visión, de aquello a lo que refiere la doctora Kanter. Pero si se suma una cosa tras otra y se hace un esfuerzo cotidiano, eso todo termina produciendo una transformación. Es mejor lograr una transformación a través de hacer cosas que no parecen muy grandes, pero hacerlas todos los días, que frustrar a la gente proponiéndole una idea espectacular y no realizarla. Yo quería llamar la atención de los estudiantes sobre eso.

Nada ganamos si uno propone ideas espectaculares, pero no se realizan. En cambio si vamos construyendo pequeñas visiones entre todos, o ejecutando lo que otros proponen, y vamos sumando logros, eso en algún momento empieza a decirle a la gente: bueno, mire, todo esto, de verdad, sí está produciendo una transformación.

Muy importante el tema de la doctora Kanter sobre cómo enfrentar la adversidad. El que desconoce problemas, el que no busca cómo resolverlos, o el que se siente abatido por esos problemas, termina perdiendo, y hace perder a la sociedad. Hay que reconocerlo.

Una insistencia mía a la Fuerza Pública es: reconozcamos cuando tenemos fallas, y hagámoslo de inmediato, y buscamos cómo las corregimos. Entonces, es muy grave no reconocerlas y también es grave reconocerlas y no corregirlas.


Hay que reconocer la adversidad, y salir a corregirla, y hay que correr riesgos.

A las lecciones de la profesora Kanter, yo le he sumado otra muy importante: el liderazgo para construir confianza, muchas veces tiene que navegar contra la corriente.

A mí me decían, hace semana y media: muy grave que cierre el TLC, porque en el país hay una gran oposición al TLC. Las encuestas muestran que son más los colombianos que lo rechazan, que los colombianos que lo aprueban.

Entonces, me hice esta reflexión: los líderes tienen que saber cómo sirven a la comunidad. Si simplemente acomodándose a lo que aparece, o tratando de liderar aun en contra de la corriente. Dije: a mí me parecería muy grave que porque las encuestas dicen que hay más colombianos que se oponen al TLC, que colombianos que lo apoyan, y en una época electoral, dando toda la apariencia de un cálculo, nosotros le negáramos al país la oportunidad de acceder al mercado más grande del mundo, que es el mercado de los Estados Unidos.

Entonces en ese momento yo preferí correr todos los riesgos electorales, pero cumplir la responsabilidad con el país. Y dije: vamos a hacer el esfuerzo, como lo hemos venido haciendo desde que empezó el Gobierno, de cerrar esto. Vamos a cerrarlo en las mejores condiciones y después lo implementamos de la mejor manera, y abrimos un diálogo con los colombianos, más intenso que el que hemos tenido entonos estos años, para hablar de eso.

En ese diálogo de hace dos noches, procuramos tener la mayor objetividad posible, la menor subjetividad, y también reconocer los casos de productos que pueden tener problemas, explicar las cláusulas que quedaron en el tratado, y lo que va a hacer el Gobierno para defender esos productos.

Entonces es muy importante también para construir confianza, que aquellos que tenemos responsabilidades de liderazgo, nos atrevamos muchas veces a actuar en contra de la corriente. Si nos hubiéramos dejado llevar de la corriente, pues estaríamos hoy agazapados, esperando a que pasaran las elecciones para cerrar el TLC.

Yo creo que es mayor la confianza del pueblo colombiano en unos gobiernos que, a pesar de la crítica de la oposición, se atreven a dar ese paso, que lo que se habría producido si uno se queda agazapado, y después de elecciones le dice al país: ya cerramos el TLC.

Para construir confianza, es muy importante enfrentar a tiempo los elementos negativos y difíciles. Y ese punto lo tuvimos en cuenta en los días que acaban de pasar para cerrar el TLC.

Un punto final de las lecciones que nos ha dejado la profesora Rosabeth Kanter. Estas sociedades nuestras son sociedades muy, muy fracturadas. Para construir confianza, no puede seguir esa fractura. Son fracturadas en lo local, son fracturadas en lo nacional. Son sociedades con unas economías muy pequeñas, con unas acciones muy pequeñas, pero con unos discursos muy dogmáticos y muy polarizantes.

A mí me parecería ver que aquí todo el mundo descalifica al otro diciéndole inmoral. Y hay un discurso que quisiera atentar contra el capitalismo y que no lo deja crecer, pero hay un capitalismo que no quisiera defenderse con crecimiento y con inversión social.

Yo creo que hay que resolver todas esas fracturas. Para resolver fracturas por fracturas, todo el mundo tiene que aportar. Para construir confianza, todo el mundo tiene que aportar.

Alrededor de ese tema de la corrupción, que tanto divide, hay que construir consensos alrededor de la transparencia. Pero hay que darle oportunidad a todo el mundo de que demuestre su transparencia. Es muy importante eso para superar antagonismos, porque mientras esos antagonismos se mantenga, se mantiene la polarización. Y en medio de la polarización, la sociedad no gana en confianza.

Entonces yo me autoinvito y los invito a todos ustedes a que todos hagamos un propósito de ser mejores gobernantes, mejores ciudadanos, y que todos hagamos un propósito de confiar más en los demás y que con nuestras acciones merezcamos que los otros confíen más en nosotros.

Muchas gracias, doctora Patricia. Muchas gracias, profesora Kanter”.

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