PALABRAS
DEL PRESIDENTE URIBE EN LA UNIVERSIDAD SIMÓN BOLÍVAR
Barranquilla, 16 mar. (SNE).- Las siguientes
son las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez en el conversatorio
sobre el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, en la Universidad
Simón Bolívar de Barranquilla.
“Es un inmenso honor acudir esta tarde a este foro de la
ciencia, de la vida social del Caribe y de la Nación colombiana
para expresar la admiración de todos mis compañeros
de Gobierno y profundamente la admiración personal por este
esfuerzo académico, por quienes lo han esculpido a lo largo
de los años, por el doctor José Consuegra Higgins
fundador de la Universidad por el senador José Consuegra
Bolívar, rector ejecutivo.
He encontrado en José Consuegra, en el Senado de la República,
una persona sobresaliente por su formación intelectual,
por sus compromisos con la ciencia con el capital humano por su ética,
un colombiano sobresaliente por su decencia, lo admiramos profundamente
y admiramos muchísimo este esfuerzo universitario.
Las cosas de la vida. El martes tenia que pensar mucho en el libertador
al visitar Bolivia, el alto Perú, donde en aquellos tres
años y medio de campaña emancipadora reflexionó tanto
el libertador, allí donde escribió la Constitución
que se señala como la primera en el mundo en rescatar para
el pueblo la fuente de la soberanía, esa constitución
de Bolivia escrita por el Libertador que parecería ser la
mejor apología de la garantía de la libertad y de
la igualdad a partir de la ley.
Y acudo hoy a la Universidad Simón Bolívar que en
las bellas y significativas palabras de su rector ejecutivo guarda
la mayor obra del Libertador y además tanta lecciones del
Libertador, la oportunidad que la universidad le ha dado a los
estratos uno y dos de la población para acceder a la formación
intelectual , es la misma que el Libertador le dio a los sectores
populares de nuestra América para la emancipación.
Él aprendió mucho del fracaso de las primeras campañas
en Venezuela y finalmente en el alto Perú corrigió,
allí adelanto una campaña con los desposeídos,
con los excluidos, entendió que la emancipación era
la oportunidad para ellos, como esta gran universidad ha entendido
que la manera de reivindicar a los sectores más pobres de
la población es permitiéndoles la oportunidad de
la educación.
Rindo un homenaje a esta universidad porque esta universidad comprende
que la democracia requiere movilidad social, esa oportunidad de
formación del capital humano para que los hijos de los pobres
no estén condenados a ser pobres para que puedan ascender
a partir de las oportunidades en todos los espacios de la vida
económica, social, política de la Nación.
La democracia se niega cuando se cierran los conductos de la movilidad
social que esta universidad por fortuna ha abierto plenamente.
Podríamos encontrar muchas llamadas a la integración,
en la obra universal del Libertador Bolívar. Una de las
primeras preguntas que me han hecho, varios de los compatriotas
interlocutores en este proceso, ha sido Presidente, ¿por
qué no se negoció primero con Suramérica,
como se desprende del espíritu histórico de la patria?
Lo hicimos. Hace cuatro años en el horizonte de Colombia,
no aparecía el Tratado de la Comunidad Andina con MERCOSUR,
hoy es un hecho, se tejió esa artesanía, se firmó ese
tratado, ya el Congreso nuestro lo ha ratificado, en una ley que
terminó su paso por el Congreso el pasado mes de diciembre.
¿Qué significa y por qué no nos estancamos
allí? Ese tratado significa un gran paso político
hacia la integración suramericana. Y significa oportunidades
económicas, más en el largo plazo que en lo inmediato.
Pensar en esas oportunidades económicas hoy por hoy, es
bastante difícil, porque por ejemplo, Brasil produce todo
lo que nosotros producimos, pero en cantidades enormes. Con mejores
posibilidades de competitividad, con economías de escalas
superiores, que permiten inferiores costos.
Otras de estas economías, también son autosuficientes
en muchos de los sectores que nosotros exportamos.
El mercado de los Estados Unidos, nos ha dado grandes posibilidades.
Lo hemos tenido apenas a través de permisos unilaterales,
aquello que se llama el ATPDEA, que antes se llamaba el ATPA, un
acuerdo del Congreso de los Estados Unidos, propuesto por el Ejecutivo,
para darle a los países andinos, una oportunidad de corto
espacio temporal para enviar sus productos al mercado norteamericano
sin arancel.
Este Gobierno, al empezar, percibió las dificultades de
tránsito que el país hizo del viejo sistema de las
preferencias unilaterales al nuevo, del ATPA al ATPDEA y no fue
fácil, para la administración del presidente Pastrana
ni para la nuestra obtener ese tránsito.
Finalmente, a finales de 2002, cuando reunimos gran cantidad de
requisitos, los Estados Unidos pusieron en vigencia el nuevo sistema
de preferencias y empezamos también a encontrar otros tropiezos.
Primero, no estaban incluidos todos los productos que requerimos
exportar a ese mercado. Segundo, no genera confianza inversionista
un esquema de acceso unilateral a un mercado, limitado del tiempo,
sin la seguridad de que lo prorrogue.
¿Qué productos nos faltaban, quedaron por fuera
de ese permiso unilateral? Muchísimos, por ejemplo los cárnicos,
los lácteos.
¿Por qué los inversionistas no se atreven a invertir
cuando se está solamente en la presencia de un sistema de
permiso o de preferencias unilaterales? Porque lo ven muy corto,
porque no tienen certeza de que se prorrogue, porque consideran
que durante ese breve tiempo, no es posible recuperar las inversiones
que tienen que realizarse para acceder al mercado que otorga ese
privilegio furtivo.
Entonces me pregunte: ¿qué le puede pasar al Gobierno
de Colombia, que nos suceda en 2006, si el 31 de diciembre de 2006,
al vencer el sistema de preferencias unilaterales para ingresar
al mercado de Estados Unidos no se prorroga y no ha sido sustituido
por un tratado con los Estados Unidos?
Empezamos a preguntar, si había sido tan difícil
el tránsito del viejo sistema de preferencias al nuevo,
del ATPA al ATPDEA, si habría posibilidades de la extensión
del ATPDEA. La respuesta fue no.
Hoy yo le tendría que decir a mis compatriotas, que hasta
el momento estoy convencido que no habríamos tenido la posibilidad
de una nueva extensión del sistema de preferencias unilaterales.
Si mañana hubiere otro Gobierno, obtuviese una extensión
de esas preferencias, yo tendría que reconocerle al país
que me equivoque, pero lo que hemos experimentado a lo largo de
estos cuatro años, es que no es posible.
Y eso ha tendido varias indicaciones, no solamente en nuestra
propia experiencia, sino lo que han vivido algunos países
centroamericanos aún más pobres que Colombia, todavía
en fase interior de desarrollo y del propio Caribe.
Le pregunté al presidente Leonel Fernández, ¿por
qué la República Dominicana, que ha gozado del acceso
amplio al mercado de Estados Unidos a través de un sistema
parecido al de las preferencias nuestras, que se llama el sistema
de preferencias del Caribe, tomó la decisión de hacer
el acuerdo con los Estados Unidos? Y me contesto: porque el sistema
de preferencias del Caribe, vence en el año 2008 y estamos
notificados que no hay posibilidades de extenderlo. Para anticiparnos,
a los riesgos que correríamos en el momento que expirase
ese sistema, República Dominicana ha suscrito el tratado
de comercio con los Estados Unidos.
Le pregunté a varios Presidentes centroamericanos por qué habían
escogido el camino del Tratado y no el camino de las preferencias
unilaterales, y me contestaron: “porque no las veíamos
posible, y porque no son prenda de garantía para los inversionistas.
Tienen un factor de incertidumbre, que no permite que nuestros
mercados se constituyan en mercados atractivos para los inversionistas.
Son éstas y otras, muchas de las inquietudes que nos llevaron
a tomar la decisión de negociar el Tratado con los Estados
Unidos. Lo dividiría yo en tres etapas: La primera etapa,
el tránsito del antiguo sistema de preferencias, Atpa, al
nuevo Atpdea.
Segundo, convencer a los Estados Unidos que negociara con Colombia.
No lo veían posible, tenían la certeza de que en
el año 2005 estaría listo el acuerdo general de las
Américas, el ALCA. Creían que aquí no teníamos
la suficiente disciplina, la solidez institucional para encarar
una negociación de esta entidad, de esta seriedad.
Convencidos los Estados Unidos que debían negociar con
Colombia, en el momento que expresaron el consentimiento para adelantar
esa negociación entramos a la última etapa: la de
los últimos dos años, de permanente negociación,
con toda suerte de dificultades, pero con un equipo negociador
que ha hecho quedar muy bien a Colombia, que honra a Colombia,
y en un esquema totalmente democrático y abierto.
La opinión pública conoció, minuto a minuto,
cómo avanzaba el Tratado; el Congreso de la República,
los gremios y los grupos sociales, los medios de comunicación.
Se creó algo que se llama el Cuarto de al Lado, representantes
de los gremios, del Congreso de la República, acompañaban
cada ronda de negociaciones, y a tiempo que los negociadores estaban
en las diferentes mesas, de acuerdo con la distribución
de los temas, también en la puerta contigua se entraba a
unos despachos donde estaban los congresistas, los representantes
gremiales y de los grupos sociales.
Creo que el proceso se surtió con toda la transparencia
democrática.
Me preguntaron en las últimas semanas: “Presidente
la encuesta de diciembre, la encuesta de enero, muestra que los
colombianos desfavorecen el Tratado ¿Por qué no lo
aplaza? No lleguemos a elecciones con él, quítele
la velocidad y se negocia después de elecciones”.
Me pareció que era una afrenta a la transparencia, que
era un irrespeto frente a la conducta que los gobernantes deben
asumir para que el pueblo exprese sus acuerdos o desacuerdos, pero
siempre pueda tener confianza en las instituciones.
Contesté: no creo que sea bueno para la credibilidad de
las instituciones posponer sinuosamente la negociación del
Tratado so pretexto electoral. No creo que sea bueno aplazarlo
para después de elecciones, y después de elecciones
sorprender al país con el cierre de las negociaciones.
Me hice la reflexión de que era preferible correr riesgos
electorales en virtud de la negociación del Tratado, y no
riesgos de credibilidad de los colombianos en las instituciones
democráticas. Por eso se tomó esa decisión.
Además el cronograma no es fácil. Cerrada la negociación
como en efecto está, se entra en un período para
homologar los textos, para ajustar el texto en español y
el texto en inglés.
Aceptado por los dos países que los textos están
debidamente concebidos, el gobierno norteamericano tiene que notificar
al Congreso, esa notificación dura tres meses, vencido ese
período se firma el Tratado. Pasa a consideración
del Congreso de los Estados Unidos y del nuestro.
En el evento de ser aprobado, como esperamos, la Constitución
Colombiana ordena una revisión de constitucionalidad por
parte de la honorable Corte Constitucional. También toma
un tiempo.
Si bien el proceso electoral colombiano se está surtiendo,
ya se dio la fase de la elección del Congreso, estamos en
el proceso de la elección del próximo Presidente.
Y los Estados Unidos en el mes de septiembre entra en campaña,
que habrá de llevarlos a elegir un porcentaje muy importante
del Congreso en noviembre.Un año electoral difícil,
un cronograma muy ajustado y una angustia en Colombia por la fecha
cuando termine el Atpdea, el 31 de diciembre de este año.
Siempre me dije, desde que empezamos en el 2002 a conocer estas
dificultades, que el Gobierno que Colombia elija en el 2006, cualquiera
que él sea, puede tener enormes dificultades a partir del
31 de diciembre de ese año, en el escenario de no poder
extender el Atpdea y de no contar con el Alca y de no tener un
tratado bilateral con los Estados Unidos.
¿Nos vamos a quedar en el Tratado con los Estados Unidos?
No. Tenemos una situación parecida con Europa. Si bien Europa
nos ha extendido el Sistema de Preferencias por 10 años,
es imperativo negociar con Europa.
Por ahora, nos ha advertido que lo hacen pero con la Comunidad
Andina en su conjunto y en la Comunidad Andina hay muchas dificultades.
Colombia tiene que hacer el esfuerzo de ayudar a sortear dificultades
en la Comunidad Andina para que todos emprendamos la negociación
con Europa. Sería muy difícil manejar nuestras relaciones
económicas con Europa en ausencia de esa negociación.
Y requerimos también Centroamérica. Los colombianos
han tenido en el mercado centroamericano y del Caribe, una oportunidad
de venta de bienes y servicios. ¿Cuál es el temor
que asalta al Gobierno? Que al tener ellos, tratados con otros
países, como los Estados Unidos y no tener tratados con
nosotros, se vean obligados a importar de otros países con
cero arancel y al tener que pagar nuestras exportaciones a esos
países, arancel o tarifa de ingreso a los mercados, nuestras
exportaciones queden en situación desventajosa y en lugar
de crecer en Centroamérica puedan decrecer.
Por eso se hace urgente la negociación con Centroamérica.
Nuestro equipo negociador estará en los próximos
días allí. Confiamos empezar con Guatemala, El Salvador
y Honduras.
Le he expresado a los gremios económicos del país
que para negociar con Centroamérica tenemos que compensar
los desbalances entre nuestras economías. Centroamérica
dice que es mucho más fuerte la economía manufacturera
de Colombia y la economía de servicios de Colombia que la
Centroamericana. En aquellos renglones donde objetivamente aparezcamos
más fuertes, debemos darle en el tratado o reconocerle,
esas asimetrías, esas desigualdades a Centroamérica
y compensarlas con equidad. Y creo que es preferible hacer ese
esfuerzo que quedarnos por fuera de Centroamérica para nuestros
bienes y servicios.
Aparecen economías que hoy deslumbran a todo el universo
como la economía china. Frente a ella, hay posibilidades
y comportamientos diferentes de las economías nuestras.
Por ejemplo, Chile y Perú son grandes favorecidos de la
economía China por las exportaciones de cobre y níquel
a ese país. Colombia es un pequeño productor de níquel.
Brasil, Argentina tienen todas las posibilidades en la economía
china porque la economía china es gran importadora de soya.
Nosotros también importamos soya que exportan en grandes
cantidades Brasil, Argentina también Bolivia, también
Paraguay, también Uruguay.
Mientras muchos de nuestros vecinos, tienen un gran potencial
exportador a China, nosotros no. Claro que de manera indirecta
nos ha beneficiado la economía china porque se ha mejorado,
por ejemplo, el mercado mundial de carbón y eso algo le
ha compensado a Colombia la declinación de la producción
de petróleo.
Pero el tratamiento que nosotros requerimos frente a la economía
china, es totalmente diferente al que aspiran otros países
de la región. Con China, por ejemplo, antes que acuerdos
de libre comercio, requerimos acuerdos de inversión. Lo
que hemos venido buscando es crear en Colombia un centro de inversión
de capital chino y aspiraríamos finalmente lograrlo.
Y aparece otra pregunta: ¿Por qué Colombia en lugar
de buscar mercados externos no se dedica a erradicar la pobreza,
a darle capacidad adquisitiva a sus sectores pobres y así a
expandir el mercado, la capacidad de compra al interior de sus
fronteras?
La necesidad de la superación de la pobreza, del incremento
de la capacidad de compra de los sectores pobres, es social y es
económica. Desde el punto de vista económico, es
una manera lógica de ensanchar la demanda, de darle a la
oferta un mercado interno mayor. Pero hoy es más fácil
erradicar la pobreza o menos difícil. Incorporar los sectores
excluidos a las corrientes dinámicas de la economía,
dotarlos de capacidad adquisitiva en una economía exportadora,
que en una economía cerrada. ¿Por qué?, porque
en una economía cerrada no fluye la inversión, como
sí fluye en una economía exportadora.
Una economía con vocación exportadora que fertilice
la inversión como aspiramos a hacerlo, puede valerse de
esos flujos de inversión que lleguen, para poder cumplir
el propósito social de erradicar la pobreza y el propósito
económico de ampliar el mercado interno, a través
del mejoramiento de la capacidad adquisitiva de sus sectores más
pobres.
Esa contradicción es una contradicción que queremos
resolver y quisiéramos que en la mente de todos los colombianos
la fueamos superando. Tmbién se me ha dicho, y ¿por
qué Colombia a través del Gobierno no administra
el mercado internacional producto por producto, a través
de decisiones de Gobierno? porque eso crea incertidumbre. Los inversionistas
se preguntan, bueno, ¿cómo invertimos?, si hoy el
Gobierno toma esta decisión pero mañana puede tomar
la contraria. Cuando no hay estabilidad en las reglas de juego,
cuando no hay instituciones sólidas que superen los caprichos
de los gobernantes, que le den estabilidad a las decisiones de
esos estados, no se construye confianza inversionista.
Esto es apreciados directivos, estudiantes, profesores, una aproximación
muy general para expresar muchas de las motivaciones que ha tenido
este Gobierno para negociar con el mayor mercado del mundo, el
mercado de los Estados Unidos. Mercado al cual añoran muchos
países.
Me sorprendió alguna vez en una experiencia norteamericana,
en una experiencia de una universidad de los Estados Unidos, recibir
una delegación comercial de Vietnam, que llegaba de los
Estados Unidos todavía fresco el recuerdo de aquella guerra,
y llegaban a abogar por relaciones comerciales con los Estados
Unidos, a pedir inversión norteamericana en Vietnam, a pedir
mercado norteamericano para los productos de Vietnam. Y me preguntaba, ¿pero
cómo se olvida tanto y tan rápido la guerra? Y este
mercado lo añoran los herederos ideológicos de Ho
Chi Ming y aquí llegan a buscar esas relaciones delegados
del Gobierno que accedió, tras depararle una derrota a los
Estados Unidos en su propio territorio.
Yo soy egresado de la universidad pública. Mi vida universitaria
coincidió con una febrilidad marxista en Colombia y en el
continente. Recuerdo que teníamos que estudiar la historia
a través del materialismo histórico. No se entendía
ningún paso de la historia, sino haciendo el esquema de
los explotadores y los explotados del momento. El modelo estatal
que nos infundían, era el de la dictadura del proletariado.
En una clase estudiábamos a Marta Harnecker, los conceptos
marxistas de infraestructura y superestructura. En la otra a Nicos
Poulantzas sobre la explotación. En la otra a Louis Althusser,
sobre ideología y aparatos ideológicos del Estado.
En aquella época, muchos de los profesores universitarios
de nuestra Patria, quebraron la adhesión filosófica
a Platón, Aristóteles, San Agustín a Santo
Tomás, al mismo Hegel y simplemente entendían la
filosofía a través de Mao Tse Tung. Parecía
que no nos cabía más futuro, que escoger entre la
opción China o la opción Rusa o la opción
Cubana.
Nunca pensé, que no mucho tiempo después no solamente
había caído el Muro de Berlín, pudiera caer
el Muro de Berlín, sino que China se pudiera convertir en
el polo de atracción de inversión más grande
del mundo. Cuando veo las cifras, 67 mil millones de dólares
de inversión internacional anual en China, me pregunto, ¿y
qué fue lo que yo ví en las bancas de la universidad?
Cuando veo esa apertura de Europa Oriental al desarrollo capitalista
me pregunto, y ¿qué fue lo que yo ví? lo que
pude anticipar en las bancas de la universidad
Y también me pregunto, por que todos ellos tienen ese enorme
interés en el mercado de Estados Unidos y en Colombia, mientras
ellos superaron el viejo discurso, el viejo dogmatismo, en Colombia
todavía adheridos a ese viejo dogmatismo. No nos atrevemos
a dar estos pasos. Por eso pensando en el futuro de Colombia, hemos
querido dar estos pasos, es un país muy grande, muy poblado.
Creemos que Colombia no es muy densamente poblado, claro que lo
es, lo que pasa es que nosotros no podemos medir nuestra población
en función con la extensión de un millón 164
mil kilómetros, a ese kilometraje hay que restarle 578 mil
kilómetros de selva que por fortuna hoy preservamos y todas
las dificultades que tenemos en un área inundada, o en otra área
sumamente quebrada por la formación montañosa. En
función del territorio útil, nuestra Patria empieza
a ser una patria con alta densidad poblacional, fenómeno
del cual todavía no tenemos plena conciencia, y eso requiere
buscar mercados externos, posibilidades externas.
Como sé que hay inquietudes, preocupaciones por uno yo
otro producto, por la agenda de competitividad, por la pequeña
empresa, por los medicamentos, por el sector agrícola, voy
a pedirle la venia al Gobernador, al Alcalde, a los directivos
de la universidad, para escuchar los comentarios, las preocupaciones
que ustedes tengan especificas, sobre todo los puntos que giran
alrededor del tratado y procuraré hacer el mejor esfuerzo
que este a mi alcance para darles respuesta.
Me siento muy honrado de estar en este foro iluminante de la Patria
que es la Universidad Simón Bolívar, en compañía
de su comunidad y de sus directivos, que les ofrezco la palabra
a ustedes para recoger sus inquietudes y preocupaciones”. |