“HEMOS PERSEGUIDO
EL TERRORISMO, ABIERTO PUERTAS AL DIALOGO Y A LA INVERSIÓN
SOCIAL”
Bogotá, 22 mar. (SNE).- El siguiente
es el discurso del presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez,
durante la instalación del Sexto Periodo de Decisiones del
Comité Interamericano contra el Terrorismo (CICTE), en el
que Colombia asumió la presidencia :
“Quiero dar la bienvenida a todos ustedes.
Esta presencia del Comité de Lucha contra el Terrorismo
de la Organización de Estados Americanos en Bogotá,
su nueva conferencia, la entendemos como una gran expresión
de solidaridad con Colombia en la lucha que esta Patria nuestra,
de ustedes, libra contra el terrorismo.
Esta reunión es una notificación adicional de que
el Continente quiere liberarse de una vez por todas de este flagelo.
Quiere el Continente, blindarse para que este flagelo no lo afecte
más, en parte alguna.
A mí me preguntan a menudo por qué he señalado
como terroristas a los grupos que otrora se denominaban insurgentes
en Colombia y he contestado, que hay una diferencia importante
entre insurgencia y terrorismo.
“AQUÍ NO HAY INSURGENCIA SINO TERRORISMO”
La insurgencia denota algún elemento noble de lucha. La
insurgencia conlleva alguna justificación para la acción,
un móvil que en alguna forma legitima, como puede ser el
móvil de luchar contra una dictadura o contra un Estado
social de total injusticia. Pues bien, en Colombia no hay insurgencia
contra dictaduras que no existen, sino un desafío del terrorismo
financiado por el narcotráfico contra una democracia profunda.
En Colombia tenemos un problema social muy grande, agravado por
el terrorismo. Todas estas décadas de terrorismo, aumentaron
en nuestro país la pobreza, frenaron la inversión,
produjeron el resultado de que 4 millones de colombianos emigraran
al extranjero y crearon un problema de desplazamiento interno que
involucra a 3 millones de ciudadanos. El desempleo, que todavía
sigue muy alto, llegó a niveles del 20 por ciento.
Escasamente, 500 mil ciudadanos de origen extranjero visitaban
este país por año, ya el año pasado tuvimos
casi un millón de visitantes. Si bien hemos doblado el número
de visitantes, comparen ustedes esa cifra nuestra con las de sus
países y encontrarán que para el tamaño de
Colombia, es un número de visitantes exiguo.
Estos grupos en Colombia reclamaron que el país tenía
que avanzar para permitir, por ejemplo, más democracia a
fin de que nuestras regiones, nuestros ciudadanos, pudieran elegir
directamente a las autoridades territoriales.
En un proceso ininterrumpido de ampliación democrática,
después de un siglo de discusión, Colombia incorporó la
elección popular de alcaldes. Los insurgentes, hoy terroristas,
finalmente no aceptaron ese gran paso de nuestra democracia, se
convirtieron en los sicarios de los alcaldes.
La Constitución de 1991 incorporó otros elementos
de ampliación democrática como la elección
popular de gobernadores, figuras de gran importancia para la práctica
de la democracia directa como el referendo, las consultas, que
empiezan a practicarse en Colombia. La respuesta de estos grupos
fue: más violencia.
Aquí, no hemos estado en presencia de una dictadura que
permita explicar una acción insurgente. En nuestra Patria
hay una democracia que se profundiza y cualquier ataque a esa democracia
por la vía armada, debe ser señalado como terrorismo.
Para hacer política social, hoy en Colombia hay todas las
libertades públicas. Para agitar cuantas tesis quieran expresarse,
para hacer política social, aquí no se requiere la
acción armada del terrorismo. Al contrario, la acción
armada del terrorismo lo que hace es evitar, bloquear, frustrar
la política social.
En Europa occidental encontramos legislaciones sumamente severas
para calificar como terroristas muchos de los crímenes que
allí se cometen. Los ingleses, alemanes, franceses, consideran
como terrorismo la sola acción armada o la amenaza de uso
de armas por razones ideológicas, políticas o religiosas.
Y al profundizar por qué en Europa occidental –punto
de referencia de la democracia mundial- se ha avanzado para llegar
a tanta severidad en la declaración, en la definición
y en el combate contra el terrorismo, la respuesta es una: porque
unas democracias profundas, pluralistas, sin restricciones, tienen
el derecho de protegerse y para proteger esa democracia, ejercen
el derecho de descalificar la violencia con el señalamiento
de terrorismo.
Eso es válido en nuestro medio y en un medio como el colombiano
donde una democracia todos los días se prueba y es más
profunda.
Por eso, nosotros hemos dicho al mundo que aquí no tenemos
una acción insurgente, aquí tenemos una acción
terrorista. Aquí hay un desafío contra la democracia. ¡Claro
que tenemos un problema social grave, hondo que tenemos que superar!
El terrorismo y sus arúspices son causas muy eficientes
de la profundización de ese problema social.
Durante décadas trataron de confundirnos a los colombianos
de hacernos creer que para estar del lado de los pobres, había
que asumir una posición blanda, comprensiva, con los terroristas.
Durante décadas nos indujeron a los colombianos a error,
nos hicieron pensar equivocadamente que era necesario despreciar
la seguridad y en alguna forma darle la espalda a las fuerzas institucionales
y asumir alianzas tácitas o expresas con el terrorismo para
poder hacer gala de demócrata, para poder entrar en los
grupos de la civilidad.
Por fortuna, eso empieza a superarse. Los colombianos entendemos
hoy que la seguridad es un valor democrático, sin el cual
no se pueden practicar los otros valores democráticos. Los
colombianos entendemos hoy que la seguridad es una fuente de recursos
sin la cual no se pueden financiar las iniciativas sociales que
se requieren para superar la pobreza.
Los colombianos entendemos hoy que la seguridad es una garantía
del pluralismo sin la cual no se pueden expresar libremente todas
las opiniones que confluyen a tipificar una democracia, como una
democracia realmente pluralista, sin restricciones.
Tenemos un profundo problema social pero hay una democracia que
permite expresar todas las ideas para combatirlo, para superarlo.
Nadie en nuestro país quiere estancar las soluciones, todos
queremos dinamizarlas. Lo que ocurre es que no podemos confundir
la problemática social que el terrorismo contribuyó a
engendrar, con un conflicto con los grupos terroristas.
Una cosa es la problemática social que tenemos que superar
y otra cosa es, tras la problemática social, tratar de legitimar
al terrorismo diciendo que con ellos hay un conflicto.
Los conflictos son de ideas, los conflictos son de contradicciones
programáticas, los conflictos son de pareceres en la democracia,
los conflictos son para proponer soluciones, así las unas
parezcan opuestas a las otras.
Los conflictos no se dan entre la democracia y el terrorismo,
el terrorismo es el enemigo del conflicto civilizado que se da
al interior del debate democrático.
En primer lugar hemos dicho que aquí no hay insurgencia
sino terrorismo.
En segundo lugar hemos dicho que aquí hay una problemática
social honda que tenemos que superar, agravada por el terrorismo,
por lo cual no puede tratar de legitimarse al terrorismo diciendo
que hay un conflicto con una de sus partes, el terrorismo.
¿Cómo hemos combatido este flagelo? Lo hemos combatido
con una propuesta y con una acción de Seguridad Democrática.
RAZONES DE LA SEGURIDAD DEMOCRÁTICA
¿Por qué denominamos nuestra acción de seguridad
democrática? Por razones históricas, por razones
del presente y por lo que vemos en el futuro de Colombia.
Por razones históricas
La doctrina de la Seguridad Nacional recorrió el Continente,
dejó un mal sabor, legitimó dictaduras, en alguna
forma ocultó violaciones de derechos humanos, fortaleció la
persecución a los disidentes. Se utilizó la seguridad
para maltratar el disenso, para apabullar la crítica.
Cuando nosotros proponemos una política de Seguridad Democrática,
la proponemos para marcar la diferencia con aquel mal recuerdo
de lo que fue el concepto de Seguridad Nacional de dictaduras del
Continente.
Razones del presente
Nuestra seguridad es Democrática porque es para proteger
por igual a todos los colombianos, independientemente de que sean
amigos o adversarios ideológicos del Gobierno.
La nuestra es democrática porque es para profundizar las
libertades públicas. La nuestra es democrática porque
está orientada a favorecer, en el escenario de Colombia,
la expresión de todas las ideas de la política.
Es democrática porque buscamos, con esta seguridad, proteger
por igual al líder sindical que al líder empresarial,
al campesino que al empresario agrícola, proteger por igual
a todos los ciudadanos.
En 46, 47 meses de Gobierno, podemos decir ante el mundo que nuestra
seguridad ha sido, es y será democrática.
Hoy el calificativo no lo avala un discurso, lo avala un comportamiento,
lo avalan unos hechos.
Hace cuatro años casi 400, de los 1.096 alcaldes que Colombia
elige popularmente, estaban exiliados, no podían atender
sus obligaciones en sus comunidades, el terrorismo los mantenía
sometidos a una presión que los obligaba a abandonar sus
responsabilidades. Hoy, todos ejercen en sus municipios, todavía
tenemos problemas graves, como el asesinato de los concejales a
cargo de los grupos terroristas. –Recientemente la Farc asesinó en
el departamento del Huila a los concejales del municipio de Rivera-.
Pero las condiciones políticas han mejorado enormemente.
Este Gobierno convocó a un referendo sobre temas presupuestales,
salariales, pensionales, políticos, en octubre de 2003.
Opositores y abstencionistas disfrutaron todas las garantías, ¡todas
las garantías!.
También en octubre de 2003, por primera vez resultaron
elegidos en Colombia, a puestos de la mayor jerarquía en
el Estado, candidatos provenientes de la real oposición,
de los partidos alternativos a los tradicionales, apoyados también
por partidos integrados por antiguas guerrillas.
Diría yo, que gracias a la Seguridad Democrática,
en 2003 se probó lo que acaba de ratificarse ahora: Colombia,
en esta derrota frente al terrorismo, en esta batalla frente al
terrorismo, empieza a hacer el tránsito de unas garantías
retóricas, formales, a unas garantías efectivas.
Nada ganábamos si solamente nuestra Constitución
daba garantías, pero la realidad las negaba. Los candidatos
de la real oposición eran asesinados. Ahora tienen la más
efectiva protección.
Y no nos conformamos solamente con permitir que hicieran su campaña
con toda libertad, que el pueblo votara sin intimidación
por ellos, sino que han disfrutado todas las garantías en
el ejercicio de sus cargos.
Con esa práctica de la Seguridad Democrática en
esos procesos electorales y en el ejercicio en sus cargos, hemos
tratado de legitimar el valor de la seguridad como un valor transversal,
universal en el pluralismo colombiano.
Hace menos de dos semanas el país tuvo elecciones al Congreso,
las primeras en el ejercicio de la Seguridad Democrática.
Todos los candidatos pudieron visitar todos los sitios de Colombia.
Eso no era posible hace cuatro años, la Constitución
lo permitía, pero las fuerzas del terrorismo lo negaban.
Ahora, la decisión gubernamental, el heroísmo de
la Fuerza Pública, ha permitido que las libertades consagradas
en la Constitución se ejerzan en la práctica.
Voceros de la oposición, amigos de las tesis de Gobierno,
visitaron sin restricciones todos los sitios de Colombia, lanzaron
todas las consignas que quisieron. En algunos sitios tuvimos amenazas
del terrorismo, intimidaciones a periodistas, intimidaciones al
transporte, intimidaciones a los votantes, pero con heroísmo
de la Fuerza Pública las hemos podido superar.
Razones del futuro
En Colombia se había perdido el respeto al periodismo.
El narcotráfico quería silenciar un periodista, lo
asesinaba. La guerrilla o los paramilitares querían silenciar
un periodista, lo intimidaban, lo obligaban a la autocensura y
si él no se autocensuraba, entonces lo asesinaban. Todavía
se presentan estos fenómenos, pero ¡cómo hemos
avanzado para proteger eficazmente los periodistas!.
Tuvimos años, cuando el terrorismo asesinó 15 periodistas
en nuestra Patria. Todavía el año pasado intimidó dos.
Pero encontramos hoy un periodismo, en la práctica, más
libre en Colombia.
Mi percepción personal, en una relación cotidiana,
intensamente dialogante con mi pueblo, me indica que hoy el periodismo
colombiano en las regiones, aquí en Bogotá, se siente
más libre. Se siente más protegido por las garantías
eficaces de nuestra Constitución. Se siente que en alguna
forma se está liberando de las intimidaciones del terrorismo.
Tuvo Colombia años en los cuales asesinaron 168 dirigentes
sindicales. Todavía el año pasado nos asesinaron
12 personas afiliadas a las organizaciones de los trabajadores.
Queremos decirle al mundo, en algún momento, ojalá más
cercano, que en Colombia hay cero asesinatos de líderes
sindicales. Todavía no lo hemos logrado, pero en esa dirección
marchamos.
Por lo pronto, les pido reflexionar sobre la tendencia que muestra
una protección efectiva de los líderes sindicales
en nuestra Patria, mucho más eficaz que aquella que se tenía
gracias a la lucha de la Seguridad Democrática contra el
terrorismo.
Hemos visto una gran disminución de los secuestros, de
los homicidios, nos falta mucho, pero déjenme decir que
no hemos ganado todavía pero estamos ganando. Y con la cooperación
de toda la comunidad internacional, Colombia puede ser un país
triunfante contra el terrorismo y esta Patria nuestra, merece triunfar
contra el terrorismo porque ha sido una Patria maltratada por el
terrorismo y además profundamente democrática.
TERRORISMO Y NARCOTRÁFICO
Estos grupos se financian con el narcotráfico. El narcotráfico
ha producido la mutación de guerrillas de hace 30 años
con razones ideológicas, nortes programáticos, objetivos
de Estado, a grupos mayoritariamente de mercenarios aplicados al
narcotráfico en nuestros días.
En otros países del Continente, se facilitaron los procesos
de negociación cuando organizaciones internacionales dejaron
de enviar dinero a los grupos insurgentes. Lo cuenta la historia
de El Salvador, todavía reciente, narrada por quienes fueron
actores vivos. Llegó un día cuando desde Europa ya
no enviaron más contribuciones económicas a la guerrilla
y eso incidió en la determinación de negociar. Aquí no.
Aquí el narcotráfico ha creado, en estos grupos
terroristas, arrogancia, desprecio por la comunidad nacional e
internacional, desprecio por la ética, desprecio por la
ideología, desprecio por la moral. Y cuánto dificulta
esa financiación autónoma de caudales de dinero a
través del terrorismo cualquier proceso de negociación.
Por eso estimados delegados, no se puede separar el terrorismo
de las drogas ilícitas.
Este Comité, al enfrentar el terrorismo nos tiene que ayudar
enfrentando su fuente principal de financiación: las drogas
ilícitas.
¿Y cómo proceden estos terroristas? La semana anterior,
a los cinco o seis días de haberse realizado unas elecciones
puras, transparentes, con todas las posibilidades para todos los
grupos y partidos, el grupo terrorista de la Farc –en el
Caquetá, al sur de Colombia- entre las acciones que cometió,
está una que quiero resaltar ante ustedes.
Ese departamento subsiste de la producción campesina de
leche y de quesos, con intimidaciones habían logrado paralizar
el transporte, después de un consejo de seguridad el día
lunes, siguiente al domingo de elecciones –que me correspondió presidir-
reanudamos el servicio de transporte. Cinco días después,
incineraron un vehículo con el conductor dentro.
William Urueña, colombiano humilde, dedicado al transporte
de queso de producción campesina en una región rural
de Colombia, fue asesinado por los terroristas de la Farc, quienes
incineraron su vehículo con él dentro de la cabina.
Yo no he encontrado manera de calificar esas acciones, por eso
no nos podemos dejar engañar. Lo único que se les
puede creer a estos terroristas, es el día que digan que
de buena fe se sientan a negociar la paz y decreten un cese de
hostilidades y lo cumplan. De resto ¡¿quién
les cree?! ¡¿Quién les puede creer una oferta
humanitaria, cuando simultáneamente producen la acción
terrorista de incinerar un vehículo con el conductor en
la cabina, quien termina siendo asesinado por la incineración?!
Esa es la financiación del narcotráfico. Estos son
los procedimientos como el que acabo de describir. Estas son las
razones que los colombianos invocamos para pedirle al mundo que
señale con toda severidad a estos grupos como terroristas.
LAS PUERTAS DEL DIÁLOGO ESTÁN ABIERTAS
Y muchos ciudadanos me preguntan: ‘¿si los señalan
como terroristas entonces están cerrando las puertas para
el diálogo?’ Y otros me preguntan: ‘¿puede
la Seguridad Democrática ser un camino hacía la reconciliación?’.
He contestado ambas preguntas.
Los señalamos como terroristas porque así lo merecen
sus acciones, sus atentados contra la democracia, su financiamiento
en el narcotráfico y no cerramos las puertas para el diálogo.
Nosotros avanzamos en un proceso de paz con los grupos de autodefensas
y estamos, gracias a la hospitalidad de Cuba, avanzando en unas
conversaciones preeliminares, exploratorias hacía la paz
con el ELN.
Autodefensas
Lo que ha pasado con las autodefensas da respuesta a ambos interrogantes.
Avanzamos en el diálogo con ellos porque se comprometieron
a un cese de hostilidades. Consideramos que el cese de hostilidades
permite calificar que hay una cesación de acciones terroristas
y entonces facilita avocar el diálogo. Ese proceso lo inició la
iglesia Católica
Si bien el cese de hostilidades no tuvo cumplida y total eficacia
en todo el territorio, hoy por hoy, en la víspera de la
desmovilización total de estos grupos –mal llamados
paramilitares- se muestra un gran mejoramiento en las regiones
donde actuaban.
Nuestro Gobierno emprendió por igual la acción de
la seguridad contra los grupos paramilitares y contra los grupos
guerrilleros. A la fecha, más de 1.650 integrantes de las
organizaciones paramilitares han sido dados de baja. Eso les ha
hecho ver que el camino que les queda es el camino de la negociación
de buena fe y al abrir las puertas de la negociación, se
han desmovilizado cerca de 28 mil. También hay cerca de
7 mil desmovilizados individuales de las guerrillas.
Hoy tenemos alrededor de 35 mil desmovilizados en Colombia. Quiero
agradecer a la Organización de Estados Americanos su presencia
para vigilar y acompañar este proceso y a todos los países
que ustedes representan.
Producir una desmovilización de 35 mil personas, conducir
un proceso de reinserción de 35 mil personas es muy difícil,
costoso y riesgoso. Pero, con la ayuda de la comunidad internacional,
Colombia tiene que responder bien a este desafío.
El ELN
Estamos apostando a la paz con el ELN. El Gobierno de la Seguridad
Democrática que presido, ha levantado las órdenes
de captura y ha permitido que un dirigente del ELN –condenado
por acciones gravísimas, que llevaba 12 años en prisión-
salga de la cárcel para buscar la paz y que el máximo
dirigente del ELN –quien ha acudido ya en dos ocasiones a
Cuba a participar en estas conversaciones exploratorias- tenga
hoy un decreto del Gobierno que le levanta la orden de captura
y le permite movilizarse libremente en Colombia.
Estos hechos indican que la seguridad para nosotros no es un fin
o una categoría que se puede estancar, sino un camino conducente
a la reconciliación total de los colombianos.
Confío que estos señores del ELN, al percibir en
su propio ser el aroma de la libertad, se comprometan más
a trabajar para un sueño: que Colombia rápidamente
tenga culminado un proceso de paz con esa organización.
Esta mañana me preguntaban unos comunicadores: ‘¿qué opina
Presidente que este vocero del ELN, a quien usted le ha otorgado
libertad para que luche por la paz, ya le ha pedido a dos candidatos
que se oponen a usted que se unan?’ Dije: ¡magnífico!,
cuánto mejor para la democracia que estén hablando
de política, convocando a los electores, participando en
elecciones y que no estén en la clandestinidad organizando
actos terroristas.
Nuestra decisión de derrotar el terrorismo es total, como
total es nuestra decisión de abrir oportunidades a la paz.
Lo que no queremos es que la paz se convierta en una mercancía
electoral para engañar al país. La paz tiene que
ser algo sentido, algo sincero, algo que realmente permita, disfrute
de ese bien inestimable por parte de nuestros conciudadanos.
Las Farc
Hemos hecho todos los esfuerzos para los acuerdos humanitarios
con la Farc.
Hace cuatro años como candidato a la Presidencia dije que
no habría acuerdo humanitario si la Farc no aceptaba iniciar
un proceso de paz con cese de hostilidades. A los pocos meses,
tuve que reversar esa postura, después de mis conversaciones
con la iglesia católica, con familiares de los secuestrados,
con el Secretario general de las Naciones Unidas y con el Presidente
de Francia. Hemos autorizado facilitaciones de la iglesia católica,
de España, de Suiza, de Francia.
Hemos puesto si, dos restricciones: primero, que no haya zonas
de despeje.
Mis conciudadanos colombianos no quieren guerrillas ni paramilitares
en sus zonas, solamente quieren la expresión de la Constitución:
la Fuerza Pública institucional. La experiencia de zonas
de despeje no ha sido buena, en ellas se ha estafado la buena fe
de los gobiernos.
Lo segundo que hemos exigido es que si, en un acuerdo humanitario
llegaren a salir de la cárcel guerrilleros, esos guerrilleros
se comprometan a no regresar a delinquir. Que se vayan a un país,
o que se queden en Colombia pero en un proceso de reinserción.
No sería normal que 1.600 soldados y policías que
hoy están en los batallones de sanidad, en los pabellones
de sanidad de nuestros hospitales Militares y de Policía,
vean que sus sicarios salen de la cárcel para volver a delinquir.
Una cosa es salir de la cárcel en virtud de un proceso
humanitario para vivir en paz, para contribuir a la paz y otra
muy distinta es salir de la cárcel para regresar a la delincuencia.
Esas dos son las dos restricciones que hemos impuesto. Sin embargo,
hicimos una excepción a la primera: aceptamos, hace unos
meses, una propuesta de Francia, España y Suiza para desmilitarizar
180 kilómetros rurales en el departamento del Valle del
Cauca con la garantía que nos dieron estos tres países
europeos que en esa desmilitarización se garantizaba que
no habría guerrilleros. Que si bien se pedía que
salieran de allí los soldados de la Patria, se nos daba
la seguridad que no habría guerrilleros y que eso seria
vigilado por observadores europeos.
El Gobierno hizo esa excepción frente a la restricción
de no desmilitarizar, aceptamos la propuesta europea y todo lo
que se obtuvo de la Farc y de sus arúspices fue condena
al Gobierno por haber aceptado algo que en buena hora pidieron
unos facilitadores.
ACUERDO HUMANITARIO
Nosotros estamos dispuestos al acuerdo humanitario con las restricciones
aludidas. Lo que no podemos permitir es que los secuestrados sean
tratados en Colombia como mercancía electoral para engañar
nuevamente a nuestro pueblo, en una coyuntura democrática
que no puede ser manchada por la acción desorientadora de
los terroristas.
POLITICAS DE SEGURIDAD Y SOCIAL SON INSEPARABLES
Hemos acompañado esta política de Seguridad con
la política Social. Es grave pensar que la seguridad y la
política social se excluyen, tiene que ir de la mano.
La seguridad es una fuente de recursos que facilita el crecimiento
de la economía, la inversión y facilita obtener aquellas
cifras que los presupuestos demandan para hacer política
social.
Nuestro país ya ha rebajado, en este Gobierno, 9 puntos
de pobreza y empieza a tener unos flujos de inversión que
anticipan que, en los próximos años, Colombia podrá mostrar
un mejor resultado en materia de superación de la pobreza.
Teníamos un desempleo casi en el 20 por ciento. Está entre
el 10 y el 13, aun muy alto, pero con una tendencia bien positiva.
Hemos hecho una gran revolución en microcrédito.
En pesos, cuando empezó este Gobierno, Colombia tenía
una cartera de 732 millones para los pequeños empresarios.
Hoy es de 3 billones.
Cuando empezó este Gobierno, 10,5 millones de colombianos
estaban afiliados al régimen subsidiado de salud. Hoy son
18 millones 600 mil. El país esta preparado para llegar,
en el curso de los próximos tres años, a una plena
cobertura en seguridad de salud para los colombianos de los sectores
pobres.
Hemos creado millón y medio de cupos escolares. Están
dadas las condiciones para que nuestra Patria, en los próximos
3 años, logre plena cobertura en educación básica.
Modificamos la ley de extinción de dominio para recuperar
para el Estado la riqueza mal habida, la riqueza ilegítima
y eso nos ha permitido empezar a tener mayor dinamismo en la asignación
de tierras a los campesinos. Ya estamos cumpliendo con las primeras
100 mil hectáreas y el país esta listo para acelerar
ese proceso.
La lucha contra el terrorismo no puede desacelerarse sopretexto
de las injusticias sociales. Hay que llevar de la mano la lucha
por la seguridad con la lucha por la justicia social. Son inseparables.
Ese dilema que se ha propuesto, es un dilema falso no se puede
escoger lo uno, independientemente de acompañarlo de lo
otro. Si hay vocación de seguridad, se generan los recursos
para hacer política social. Y si el pueblo siente que se
va avanzando en política social, legitima la sostenibilidad
de la política de seguridad.
Este país no tenía familias educadoras (Familias
en Acción). Hoy ya tiene 520 mil familias educadoras que
en los próximos meses serán 650 mil y está preparado
para tener un millón de familias educadoras. Familias pobres
que reciben un subsidio del Estado para garantizar la nutrición,
la educación de los hijos. Ese es un gran camino para superar
la pobreza y para mejorar la equidad distributiva.
Un gran camino para la democracia, por que permite que al estudiar
los hijos de los pobres no estén condenados a ser pobres,
abre los espacios de la movilidad democrática que es una
característica esencial para la credibilidad de nuestros
sistemas pluralistas.
Podría contarles todas las acciones de política
social que hemos emprendido. Un Gobierno que termina el próximo
7 de agosto hoy no puede invocar el discurso, tiene que dar la
cara para presentar los resultados.
Tengan ustedes la certeza que así como hemos perseguido
el terrorismo, hemos abierto las puertas del dialogo y hemos abierto
los caminos de la inversión social.
Rechazamos el terrorismo donde quiera que se exprese, cualquiera
sea su justificación o explicación.
Quiero resaltar las palabras de nuestra Canciller (Carolina Barco)
para expresarle al gobierno y al pueblo de Bolivia toda nuestra
solidaridad. Queremos ser los primeros en ayudar a Bolivia a evitar
que estas acciones terroristas que hoy la golpearan, se repitan.
La solidaridad contra el terrorismo no puede tener cálculos
políticos. La solidaridad contra el terrorismo no puede
tener demoras en expresarse. La solidaridad contra el terrorismo
no puede tener reservas.
¡Qué importante que nosotros en el Continente, más
que preocuparnos por el terrorismo allende los mares, erradiquemos
el terrorismo que maltrata nuestro Continente!
Ustedes, como el mejor, conocen que el terrorismo es el gran freno
del turismo.
Cuando me pregunto ¿por qué Cuba tiene tantos turistas?,
la respuesta es obvia: no solamente por sus bellezas naturales,
no solamente por sus facilidades, sino por su seguridad.
Cuando me pregunto ¿por qué tal isla del Caribe
o tal país centroamericano o tal hermano suramericano tiene
tanto turismo?, la respuesta es obvia: porque además de
las facilidades, de la infraestructura, de la belleza, de la historia,
de la cultura, hay seguridad.
En el turismo, teniendo estos países nuestros una de las
mejores oportunidades, el enemigo es el terrorismo. Colombia sí que
ha sentido los estragos del terrorismo contra el turismo interno
y contra el turismo internacional, que por fortuna empiezan a recuperarse.
Necesitamos grandes flujos de inversión para buscar petróleo,
para buscar gas, para generar alternativas energéticas.
Nuestros hermanos centroamericanos tienen hoy una crisis en materia
de energéticos de inmensa gravedad.
Pues bien, el enemigo para la inversión y para que afluyan
los recursos es el terrorismo.
Necesitamos mayor dinamismo de nuestras economías. A pesar
de que América Latina ha visto mejores crecimientos en los últimos
tres años, son muy inferiores a los asiáticos, a
los que se requieren para la erradicación total de la pobreza.
Eso necesita crecientes flujos de inversión.
Yo estudié en la universidad pública. En mi época
de estudiante, las juventudes pensaban que el futuro del mundo
tenía que ser comunista. De allí surgieron muchos
integrantes de las guerrillas y me preguntó: ¿qué pensarán
hoy, cuando inicialmente se iluminaron en Mao Tse Tung y hoy ven
que China es el gran receptor de inversión internacional
en el mundo? ¡67 mil millones de dólares llegan a
China anualmente, a Colombia llegaban 500 millones hace cuatro
años, el año pasado 5 mil!
La seguridad es una fuente de recursos, es una garantía
de inversión internacional para todos los desarrollos que
requieren nuestras economías y para superar la pobreza.
¡Ustedes encuentran un país históricamente
afectado por el terrorismo, pero dispuesto a derrotar el terrorismo!
¡Ustedes encuentran un país históricamente
maltratado por el terrorismo, pero hoy más libre, con más
vocación de denunciar, que se ha liberado de las cadenas
del terrorismo que lo aprisionaban!
Ustedes encuentran una Nación agradecida con su presencia,
dispuesta a decirle al mundo que aquí tenemos la determinación
de luchar hasta el último minuto, para que las nuevas generaciones
de latinoamericanos, las nuevas generaciones de americanos, las
nuevas generaciones de colombianos, puedan vivir felices en nuestros
países, sin la amenaza terrorista.
Deseo muchos éxitos en las deliberaciones que empiezan
y deseo expresar la gratitud de todos los colombianos por haber
escogido a nuestra Patria y a nuestra capital, esta hermosa ciudad
de Bogotá, como sede para este magnífico certamen.
Muchas gracias y éxitos. |