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28 de marzo

PALABRAS DEL PRESIDENTE URIBE ANTE LA CÁMARA DE COMERCIO COLOMBO-AMERICANA

Bogotá, 28 mar (SNE). Las siguientes son las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez ante la asamblea anual de la Cámara de Comercio Colombo-Americana.

“Me honra mucho regresar nuevamente a esta asamblea anual de la Cámara de Comercio Colombo-Americana, que ha servido de foro, de punto de encuentro, durante tantos tiempos y tan positivamente a los inversionistas norteamericanos y colombianos. Quiero saludarlos muy respetuosamente a todos.

El doctor Nayib Neme (presidente de la junta directiva de la Cámara de Comercio Colombo-Americana), se ha referido al TLC como un gran acontecimiento de nuestros tiempos. Quisiera contar a ustedes algunas cosas referentes más diría yo al tema político que al tema minuciosamente técnico del TLC. Que quiero compartir con ustedes porque es de gran importancia aclimatarlo aquí y en los Estados Unidos.

Aquí, por coincidencia con las elecciones se convierte en un tema electoral necesariamente. Hay que hacer una gran pedagogía para que el pueblo colombiano lo apoye. Y en los Estados Unidos también coincide con un año electoral, aunque el proceso electoral de los Estados Unidos es a fin de año. El nuestro ya ha transcurrido parte con la elección del nuevo Congreso, pero faltan las elecciones presidenciales.

Hace cuatro años el Gobierno del presidente Pastrana hacía esfuerzos para pasar del anterior sistema de preferencias unilaterales, al nuevo. Después de las elecciones de mayo, el Gobierno electo se aplicó a la tarea de coadyuvar en esos esfuerzos.

Aprobado la Atpdea no fue fácil su implementación. Requirió el nuevo Gobierno resolver una serie de irritantes comerciales, como los llaman los Estados Unidos, y también producir una normatividad no fácil en el tema de propiedad intelectual, que justamente hoy está en grave conflicto por las decisiones del Tribunal Andino de Justicia.

Desde ese momento, el nuevo Gobierno hizo esta reflexión: ha sido muy difícil renovar el Atpa a través de la Atpdea, y difícil la proclamación del Atpdea.

¿Qué puede pasarle al Gobierno que Colombia elija en 2006, si ese 31 de diciembre no tenemos, al expirar el Atpdea, una nueva renovación?

Empezamos a ver muchos interrogantes, muchas incertidumbres para esa renovación. Además esos sistemas de preferencias unilaterales, como todos ustedes lo han comprobado en su propia experiencia empresarial, dejan productos muy importantes por fuera y no son suficientemente atractivos a las inversiones.

Hay un círculo vicioso. Por un lado los inversionistas dicen: no podemos invertir todo lo que queremos invertir, porque estos accesos a estos mercados se dan por preferencias unilaterales, por períodos de tiempo muy restringidos, sin seguridad de extensiones.

Y por el otro lado los analistas dicen: no hemos aprovechado suficientemente las preferencias. No aprovechamos suficientemente las preferencias porque no hay suficiente inversión. Y no hay suficiente inversión por temor a la precariedad de las preferencias.

El Tratado debe romper ese círculo vicioso. Yo creo que es algo que hay que repetirlo al oído de todos los colombianos. Por eso quiero pedir hoy el favor de que cada uno de ustedes se convierta en un pedagogo del Tratado, aquí y allá.

Ustedes saben que en los Estados Unidos hay que hacer un esfuerzo muy grande con el Congreso, especialmente con la Cámara de Representantes, para esta aprobación. Tenemos que trabajar muchísimo con la coalición de inversionistas norteamericanos en Colombia, a la cual muchos de ustedes pertenecen, con las diferentes bancadas del Congreso de Estados Unidos, con la bancada afrodescendiente. Buscar cómo se construye esta coalición mayoritaria ya, para garantizar la aprobación.

Y aquí en Colombia hacer un gran esfuerzo pedagógico para comprensión del pueblo colombiano sobre la gran oportunidad que nos da el Tratado.

Y explicar lo que vivió el Gobierno, aquellas dificultades para hacer el tránsito del viejo Atpa al nuevo Atpdea, y las expectativas no promisorias de tener una nueva extensión.

Justamente por eso en 2002 el Gobierno de Colombia, recién iniciado, tomó la decisión de buscar el Tratado bilateral. Hubo que hacer un esfuerzo para convertirlo en una política de todo el Gobierno.

Y mirando antecedentes históricos, salvo el Tratado que firmó el presidente López Pumarejo en los años 30, los intentos posteriores ni siquiera se convirtieron en política de los respectivos gobiernos. Eran iniciativas aisladas de un ministerio, de un ministro.

La primera dificultad que tuvimos que sortear fue convertirlo en iniciativa de todo el Gobierno. Después no fue fácil que Estados Unidos aceptara negociar. Eso también hay que decírselo al pueblo colombiano.

Porque en América Latina hace carrera la tesis de que Estados Unidos lo que quiere es llegar a cada país con un tratado de adhesión, para que sumadas las firmas de los adherentes se complete el Alca por la puerta de atrás. Aquí no vino los Estados Unidos, nosotros fuimos a los Estados Unidos.

Yo recuerdo aquellas primeras reuniones con el señor presidente George Bush. No fue fácil el tema.

Me dijo: pero, ¿por qué vamos a entrar en tratados bilaterales, si hay que hacer el Alca?

Yo le explicaba: mire, Presidente, nosotros no estamos optimistas sobre el Alca, y no vemos las posibilidades de forzarlo en una América Latina con economías tan diferentes. Seguramente Brasil no tiene las mismas necesidades de Colombia. Porque Brasil tiene unos mercados de exportación muchos más distribuidos que los de Colombia. Porque Brasil no tiene que pensar tanto en el mercado de los Estados Unidos como Colombia. Los países que producen soya, níquel, cobre, en grandes cantidades, van a estar muy halagados con el mercado chino. El que produce petróleo no va a querer el Alca, ni los TLC, porque no necesita tratados para vender el petróleo. Una economía manufacturera en consolidación, agrícola, como la colombiana, necesita estos tratados.

Y cuando empezó a darse la voluntad política en el Alto Ejecutivo norteamericano, aparecieron los interrogantes comerciales. Recuerdo uno de ellos: es que no toda la Comunidad Andina va a entrar, es que Colombia no está preparada. Recuerdo cuando vino acá, en su primera visita, el representante comercial de los Estados Unidos, hoy Subsecretario de Estado. Esa fue su insistencia: la economía colombiana no está preparada para suscribir un TLC con los Estados Unidos.

Entonces hay que recordar que esa iniciativa es colombiana. Y por una visión de responsabilidad, por la responsabilidad de crear un clima de inversión en nuestro país y dejarle resuelto al Gobierno que se elige este año el problema que se le iría a presentar con la expiración de la Atpdea y las expectativas no promisorias de su renovación. Es bien importante tener esto en cuenta.

Después se dijo: bueno, pero si la Constitución colombiana ordena que Colombia le dé tratamiento preferencial a la integración con Suramérica. Cumplimos esa etapa. Hace cuatro años tampoco estaba previsto el tratado CAN-Mercosur. Hoy está perfeccionado.

Ha sido elevado ya a Ley ratificatoria, cuya aprobación culminó nuestro Congreso. Debo verificar, porque debe estar ya cumpliendo la etapa que nuestro ordenamiento jurídico exige de la revisión de la Corte Constitucional. Ese requisito se cumplió.

Al Gobierno se le criticaba en sus propuestas iniciales de TLC con el argumento de que “primero Suramérica”. Está allanado el requisito. Es muy importante que todo empresario colombiano, todo ciudadano colombiano, toda ama de casa, todo trabajador, lo conozca.

Un tema como el Tratado CAN-Mercosur ayuda mucho a aliviar tensiones políticas, si somos capaces de robustecer la CAN, aunque ese tratado CAN-Mercosur para nosotros, desde el punto de vista económico, no es promisorio en las primeras etapas. Confiamos que en el mediano y largo plazo sí lo sea. Ese requisito de Suramérica está allanado.

¿Qué sigue? Colombia ya ha empezado la negociación, o por lo menos la parte preliminar de la negociación, con Centroamérica. Nuestras manufacturas y nuestros servicios tienen en el mercado centroamericano una gran posibilidad. Pero en la medida en que Centroamérica hace acuerdos con otros países, como el Cafta con los Estados Unidos, y no los hace con Colombia, con los países andinos, las barreras arancelarias pueden convertirse en un factor que vaya desalojando paulatinamente nuestros productos del mercado centroamericano. No solamente que nos frustre la posibilidad de crecimiento en el mercado centroamericano, sino que nos desaloje.

Es muy importante decir que estamos en eso, como estamos buscando otros tratados, porque aquí no se trata simplemente de una consideración ideológica o política. Aquí se trata de un proceso solidario de ampliación de mercados para todos nuestros países.

Con Europa ocurre algo semejante. Logramos con dificultades renovar el mecanismo unilateral de preferencias de la Unión Europea, 10 años. Está corriendo el primer año. Hay que hacer ese acuerdo con Europa. Ese mercado es muy importante y ha sido muy esquivo para nosotros. Y queda ahora con fortalecida importancia, dada la extensión de la Unión Europea.

Europa inicialmente había pedido que teníamos que acudir todos los países de la Comunidad Andina, como Comunidad Andina, para ese acuerdo con la Unión Europea. Las dificultades al interior de la Comunidad Andina seguramente harán que los países que tenemos más necesidad de acceder al mercado europeo, dada la oferta de nuestra economía, que es diferente a las de otras economías andinas, que no tienen esas urgencias, entonces los países que sí tengamos esa urgencia tengamos que apresurar el entendimiento con la Unión Europea.

Con la economía china, pienso que hay que buscar una gran aproximación, pero primero a través de tratados de inversión. Ustedes saben que allí, para nuestra oferta exportable, manufacturera y agrícola, el mercado es un mercado hasta hoy inexistente.

A diferencia de lo que ocurre a países hermanos, que tienen en la economía china un gran mercado de soya, un gran mercado de níquel, un gran mercado de cobre, etcétera, la situación para nosotros es difícil. Y muy riesgosa, porque la manufactura china es una manufactura que puede derrotar totalmente la manufactura colombiana. Por eso el esfuerzo que tenemos que hacer es un esfuerzo para un tratado de inversión con China.

Es muy importante en la pedagogía ante nuestros compatriotas colombianos, expresar como este es un proceso de expansión de horizontes de la economía.

Un país que todavía tiene un 49 por ciento de pobreza (venimos del 60), un país que todavía tiene entre un 10 y un 13 por ciento de desempleo dependiendo el mes (en el año 2000 llegó a tocar el 20), un país que estaba recibiendo tan poca inversión extranjera, es un país que requiere horizontes para su economía, cualquiera sea el matiz político del Gobierno. De ahí la importancia de estas expansiones.

Por ejemplo, Chile. Chile tiene tal distribución de sus mercados, de mercados para sus productos de exportación, que tienen dificultad con un mercado, y eso no los trasnocha.

Me decía el presidente Cardoso: Brasil, entre Mercosur, Estados Unidos y Europa, apenas coloca el 40 por ciento de sus exportaciones. Entonces no tiene tanto afán del Alca, como nosotros tenemos del TLC.

Hay que explicar cómo una economía como la brasilera, dirigida hoy por un discurso socialista de antaño, es una economía que tiene tanta apertura en materia de los mercados para sus productos de exportación. Nosotros no.

Todos dicen en el lenguaje político: ¿Y Brasil por qué no ha hecho el TLC, por qué no ha hecho el Alca y Colombia por qué con este afán? Porque ellos no tienen las mismas necesidades que nosotros, porque ellos tienen otros mercados, otros productos. En cambio nosotros sí tenemos una gran necesidad. Porque nosotros todavía estamos en una etapa que ellos superaron hace mucho tiempo: la etapa de depender de unos pocos mercados. Por eso tenemos que acelerar este proceso de expansión.

Por supuesto, tenemos dificultades en la Comunidad Andina. El Tribunal Andino de Justicia declaró que nuestros decretos de 2002 sobre propiedad intelectual, que ahora son objeto del acuerdo con los Estados Unidos, son ilegales a la luz de la legislación andina.

Después que teníamos un concepto favorable de la Secretaría Ejecutiva de la Comunidad Andina, el Tribunal lo revocó y declaró esa ilegalidad.

Estamos haciendo todos los esfuerzos para que la Comunidad Andina permita a Perú, Ecuador y Colombia adelantar estas modificaciones en la legislación. Le hemos explicado a la Comunidad Andina: ningún problema van a tener. Primero, porque esto no tiene efectos sobre el vecino. Y segundo, porque no hace daño en el titular que firma el Tratado.

Yo asistí personalmente a la mesa de negociación de propiedad intelectual. Desde allí, estando frente a frente con los distinguidos negociadores norteamericanos y al lado de los compañeros del Gobierno, por un teléfono celular llamé al Cardenal. Y le dije: mire, Cardenal, yo no encuentro preocupación en el tema de medicamentos, porque no se prohíben los genéricos. Eso sigue en términos generales como ha ocurrido. Puede haber genérico cuando vencen los períodos de protección. Antes no. Eso lo exige a cualquier país del mundo.

No se afectan nuestros derechos soberanos para enfrentar aquellas calamidades que tipifiquen un cuadro de salud pública. Y además una especie que estaba haciendo carrera en Colombia, de que teníamos que cambiar los procedimientos que aplicamos para la protección de datos de prueba, ha quedado desvirtuada, porque yo le pregunté a los negociadores norteamericanos: bueno, díganme claramente: como estamos adelantando nosotros el proceso de protección de datos de prueba, ¿es suficiente? Me dijeron: sí, no hay que cambiarlo.

Yo voy a dejar una nota firmada como Presidente de la República dando testimonio de eso, para que les sirva a los intérpretes del futuro. Entonces, esos puntos tranquilizan. Ahora, indudablemente, todo investigador en el mundo necesita que le protejan su producto. Si no, se acaba la investigación en el mundo. La importancia es el equilibrio entre la protección de la propiedad intelectual, la salud pública y acceso, en el caso particular, a los medicamentos genéricos, que tienen una participación tan alta en Colombia. Eso quedó salvado.

Eso hay que explicárselo muy bien a la Comunidad Andina. Seguir en esa tarea pedagógica, a ver cómo se logra esa aprobación.

Y además, eso que lo firmen Colombia, Ecuador y Perú, ningún efecto dañino produce frente a nuestros hermanos venezolanos y bolivianos.

Con Bolivia surge la dificultad de la soya. Esa dificultad se refleja en la Comunidad Andina, porque el mercado colombiano es muy importante para los productores de soya de Bolivia. Y si bien nosotros obtuvimos de los Estados Unidos unos plazos de desgravación para el aceite crudo y para el aceite ya refinado, la desgravación para la torta y para el fríjol de soya es inmediata.

Yo fui a Bolivia hace dos semanas y les explicaba allá, traté de disiparles una duda. Ellos dicen que al poder importar nosotros fríjol o soya de Estados Unidos de inmediato, pues que vamos a moler aquí ese fríjol, para producir aquí aceite crudo y refinarlo. Los empresarios que me acompañaron le dieron certeza al Gobierno boliviano, que ese no es el interés que tenemos.

Además le expresamos al Gobierno boliviano lo siguiente: mire, la producción soyera de Bolivia le vende a precios más bajos a Venezuela que a Colombia, porque Venezuela dio la alternativa de importar soya con cero arancel de Paraguay, Colombia no. Si le han podido dar unos precios más bajos a Venezuela que a Colombia, denlos también a los productores colombianos.

Le ofrecimos a Bolivia unos acuerdos entre el sector de las oleaginosas de Colombia y sus productores, incluso unas líneas de crédito de nuestro Bancoldex a los productores bolivianos para que sean más exitosos en las exportaciones colombianas. Y creo que ahí se necesita un diálogo político de los gobiernos de Estados Unidos y Bolivia, que el Gobierno de Colombia quiere acompañar. Porque a mí sí me preocupa que el tema de la soya con Bolivia se convierta en un expediente, para tomar unas decisiones que nos hagan daño al interior de la Comunidad Andina.

El tema de los medicamentos es muy explicable, está totalmente despejado. El tema de soya necesita un diálogo político de Estados Unidos y de Bolivia, para que no nos vaya eso a producir un daño en la Comunidad Andina.

Hemos dicho en la Comunidad Andina también: hay que quitarle el temor a que los países andinos importen de otras partes, hay que quitarle el temor a que los países andinos tengan nuevos mercados. Nosotros exportamos a Venezuela más de dos mil millones de dólares al año, y en Venezuela todos los días hay más presencia de productos brasileros que compiten con los nuestros. Nosotros no hemos protestado por eso.

Lo que tenemos que hacer es prepararnos a competir en el mercado venezolano con los productos brasileros. Si ellos avanzan a una integración, ya no al acuerdo CAN-Mercosur, que está perfeccionado, sino a la participación de Venezuela como miembro principal de Mercosur, pues eso le traerá a Colombia una realidad muy compleja en el mercado venezolano, y el desafío no es quejarnos sino ser competitivos allí.

También hay que explicar lo siguiente: mire, nosotros vivimos estrecheces de mercado que nos saturan. Yo tengo un ejemplo muy elemental. El ejemplo de cárnicos y lácteos. Generalmente Colombia produce más que Venezuela. Ha habido unos períodos cortos, excepcionales, inversos. Cuando en Venezuela escasea el hato de carne y los lácteos, Colombia es un gran exportador a Venezuela. En algunos momentos en que nosotros hemos tenido dificultades, o por razones cambiarias, se ha traído de allá para acá.

¿Qué pasa entonces con el mercado de Venezuela recibiendo carne y leche de Suramérica? ¿Y qué pasa si además crece su hato? (hombre, nunca me había visto tan bien atendido, doctor Nayib, me da pena. Le va ir muy bien en el TLC, ya lo veo vendiendo todo en los mercados de los Estados Unidos, no le da pena ir a vender, como tiene que ser). Entonces una Venezuela con alta producción, los productos colombianos llegando allá y los productos de Suramérica también llegando allá. Los saturamos. Cuánto ayuda tener terceros mercados como el de Estados Unidos.


Yo creo que hay que empezar hacer una pedagogía en la región sobre las conveniencias para la Comunidad Andina de este Tratado. Y reflexiones muy simples, pero hay que hacerlas entender para que superen el discurso político.

Cuando Venezuela mejora sus ingresos, gracias a su economía petrolera, los colombianos podemos vender más en Venezuela. Y si los colombianos mejoramos nuestros ingresos, gracias a las exportaciones de nuestros productos, Venezuela va a poder vender más en Colombia. Y así sucesivamente puede ocurrir con cada uno de nuestros países.

Ahora, que eso no es tan fácil, hay una serie de normas técnicas etcétera. Pero yo creo que esa es finalmente una regla inexorable de la economía, que toca explicarla muchísimo en la comunidad andina.

Es muy importante en el Congreso de los Estados Unidos el tema laboral. Yo creo que debemos recordar lo siguiente: este país tiene un altísimo porcentaje de los convenios de la OIT aprobados. Este país incorporó en el año 1990 los principios de libertad sindical en nuestra legislación. Este país ha hecho un gran esfuerzo con la Seguridad Democrática para derrotar la criminalidad contra los sindicalistas.

Hubo años en Colombia en que fueron asesinados 165 líderes sindicales. Todavía no hemos podido llegar a cero. El año pasado todavía fueron asesinados 12 integrantes de organizaciones sindicales. Pero tenemos que pedirle a los Estados Unidos que, para la discusión en el Congreso de la aprobación del TLC, le dé mérito al efecto de la Seguridad Democrática en ese tema: la protección de los sindicalistas.

Ahora, quedan unos casos de impunidad. Yo confío que, a medida que vamos desmontando los grupos criminales, y Colombia está en la víspera de tener totalmente desmontado el paramilitarismo, yo creo que el avance es mucho.

Con la desmovilización en el Cesar, antes de elecciones, del señor a quien conocen con el nombre de Jorge 40, queda un grupo en el norte del Chocó, con el cual el Comisionado está ya definiendo la desmovilización, porque ellos tienen un ultimátum del Gobierno. El dilema es: se desmovilizan, cumplen o acción militar.

Y además ese ultimátum es consistente con lo que hemos hecho. Aquí no se llegó al proceso de paz con ellos por liberalidad de ellos. Este Gobierno, combatiéndolos, ya ha dado de baja a 1.632 integrantes de esos grupos. Y quedan unos en el Llano, que los estamos persiguiendo con toda la decisión militar.

Yo creo que a medida que avancemos en el desmonte de estas organizaciones terroristas, no solamente se frena la violencia contra estos grupos como los compatriotas sindicalistas, sino que también se facilita superar totalmente la impunidad.

Le vamos a pedir al Fiscal General de la Nación que pida ayuda al Attorney General de los Estados Unidos para poder superar los casos de impunidad en Colombia. Y es básico, definitivo, que ustedes le hagan entender al Congreso de los Estados Unidos los esfuerzos que aquí se están haciendo en esta materia.

Preguntaba el doctor Nayib por la agenda de competitividad, el tema de las visas.

Las visas, yo tengo fe, que van ganando más diligencia en el otorgamiento, sin que sea punto del Tratado. Es una derivación implícita del Tratado que se concreta. Hay que decirle toda la verdad a los colombianos: no hay obligación explícita en el Tratado. Pero ya está funcionando un mecanismo, concertado con la Embajada de los Estados Unidos, para que les faciliten visas a los colombianos que por razones de sus actividades comerciales tienen que ir allí.

Todavía los ciudadanos se quejan: esta mañana tuve una reunión con el sector de los computadores, todavía se quejan, pero también reconocen que ya hay más rapidez, que ya están dando las citas, con unos plazos muy inferiores a los que había, etcétera.

Yo creo, y lo digo con todo el respeto y ofreciéndole excusas al Embajador de los Estados Unidos, con todo el respeto, que Estados Unidos se siente más obligado a darnos un tratamiento diligente de visas, cuando hemos hecho un Tratado que sin hacerlo.

La sola circunstancia de que tengamos un Tratado celebrado con Estados Unidos, le produce a los Estados Unidos el imperativo de una reflexión técnica: si hicimos un Tratado con este país, ¿cómo no le vamos a facilitar las visas para que puedan ejercitar los derechos y las obligaciones del Tratado?

El tema de la Agenda de Competitividad. Desde que empezó el Gobierno hemos venido trabajando la propuesta de visión de largo plazo para nuestra Patria. Se hizo público el primer borrador el 7 de agosto del año pasado por Planeación. Creemos que es tan necesaria una visión de largo plazo como el esfuerzo cotidiano. Cuando hay un gran esfuerzo cotidiano sin visión de largo plazo, la ciudadanía se pregunta para qué este esfuerzo, para dónde vamos.

Y cuando hay visión de largo plazo, pero no hay un esfuerzo cotidiano que la convierta en realidad, lo que nació como una ilusión se torna en una frustración. Se requiere combinar esa visión de largo plazo con el esfuerzo cotidiano.

Y esa visión la estamos construyendo en la discusión pública. Lo único que garantiza, en una sociedad democrática, una visión de largo plazo, es que la ciudadanía se sienta obligada a realizarla, en la medida que sintió que era partícipe muy importante para construirla.

Visiones propuestas por grupos reducidos de sabios, en las cuales no participa en su construcción la ciudadanía como un todo, son visiones que no ganan la apropiación colectiva requerida, para poder convertirlas en realidad.

Uno de los anexos es esa agenda de competitividad. Estamos empezando a trabajar. Alguien me decía que yo estaba proponiéndole al país unas obras que no se iban a poder realizar. Si no las estuviéramos proponiendo, la crítica sería al revés: ¿cómo firman un TLC y no han definido las obras que el país requiere para ser más competitivo?

Es cierto, estamos proponiendo las obras, no es que las pueda hacer un Gobierno, ni que estén financiadas, pero hay que tener una visión de largo plazo, unas metas intermedias, una planeación en esa infraestructura de competitividad. Que eso se convierta en un imperativo para que gobierno tras gobierno se avance, y más velozmente.

Por ejemplo, quiero referirme, hablemos de Bogotá. Con los Llanos Orientales. Porque esto se está trabajando en cada región colombiana. En este momento ya el IDU adjudicó la licitación para conectar el sur de Bogotá con la Autopista del Llano. Hacer una salida ahí, en la parte del sur de Bogotá, de excelentes especificaciones. Cuesta 60 mil millones. El Gobierno Nacional aporta 50 mil. Ya la Autopista del Llano está recibida en su totalidad por los concesionarios.

Nosotros hemos superado casi todos los pleitos que encontramos con concesionarios: anoche se produjo un hito muy importante para este país con el liderazgo del Ministro de Obras, al superar el tema Fenoco–Ferrocarril del Atlántico.

Hay que pensar en la segunda calzada de esa Autopista al Llano. Y en las nuevas carreteras del Altiplano al Llano. El Plan 2.500 empieza a pavimentar unos trayectos muy importantes del Sisga– Guateque–San Luis de Gaceno–Villanueva. Pero no incluye todo el trayecto. Quedará faltando parte del trayecto.

En la carretera de Yopal a Casanare, otra comunicación muy importante con el Llano, el Plan 2500 sí incluye todos los kilómetros que falta por pavimentar.

Estamos avanzando además en la pavimentación de lo que falta en la Marginal de la Selva hacia Arauca. La Marginal del Llano, en el trayecto Tame–Arauca, para evitar tener que hacer ese recorrido mucho más extenso al cruzar el río Casanare, en el lindero Casanare–Arauca, recorrido que obliga a ir a Saravena y Arauquita. Aquí habría una variante en hipotenusa de Tame a Arauca.

Ya tenemos los primeros recursos para avanzar en la recuperación de la navegación del río Meta, una gran salida del oriente colombiano al Caribe.

En la mirada de Bogotá al Océano Pacífico, estamos en plena construcción de la doble calzada Bogotá–Girardot. En pleno proceso para contratar el tramo Girardot–Ibagué, de gran trascendencia. Está en ejecución el Túnel de la Línea.

Es menos difícil conseguir financiación de las obras, para las obras, cuando se han empezado, que cuando apenas están en los power point.

Los japoneses le habían perdido fe al Túnel de La Línea. Entonces al principio del Gobierno le dije al Ministro: invéntese una plata y empecémoslo. Empecémoslo, que si el país tuviera que esperar tener todas las obras financiadas para empezarlas, no habríamos hecho una sola.

Y hace dos o tres meses fueron a venir los japoneses y le dije: Ministro, no, no les muestre más power point en la oficina. Para esa gracia no tienen que venir del Japón, mándeles una película por internet. Móntelos en un helicóptero y llévelos a ver la excavación de roca en La Línea. Se fueron contentos. Yo creo que está despejado el camino para un crédito concesional de 40 años, que, a valor presente, va a costarnos el 30 o el 35 por ciento de lo que nos costaría un crédito ordinario.

Tiene el país que hacer la doble calzada Buenaventura–Buga. Estamos terminando en este momento la variante alterna interna en Buenaventura: 140 mil millones de inversión.

Estamos en el diseño de la profundización del canal de acceso al Puerto. Enseguida hay que acometer la obra. Es necesario complementar con el Puerto de Aguadulce, con el Puerto de Málaga.

Todo eso pensado desde Bogotá. La salida Bogotá al Pacífico, para no hablar de otras, como tiene que ser la carretera del Eje Cafetero por el Chocó a Tribugá, en la que también estamos empeñados y ya avanzando en la pavimentación de unos tramos, y en el estudio ambiental del tramo de 65 kilómetros que falta, entre las Ánimas al interior del Chocó y Nuquí en el Pacífico.

Hay obras muy importantes que faltan, como la de Commsa. La salida de Bogotá al río Magdalena por la autopista Medellín– Bogotá.

Nosotros tenemos entre las dificultades para resolver, tres. Hemos resuelto muchas. Tenemos casi todo lo de Colombia Telecomunicaciones resuelto. Los 20 litigios, falta el acuerdo final con Alcatel. Las concesiones viales, está casi todo resuelto. Nos falta el tema de Commsa.

Hay dos delegados, amigables componedores: un delegado de Su Majestad y del Presidente del Gobierno de España, y el delegado del Gobierno de Colombia es el ex fiscal general de la Nación, el doctor Alfonso Gómez Méndez. Ojalá podamos llegar rápidamente a ese acuerdo.

Y estamos preparando la licitación de la salida de Bogotá al río Magdalena, dándoles a los proponentes la opción de que por cualquiera de los dos trayectos nos propongan doble calzada: o por el trayecto que había definido Commsa, o por el trayecto actual, que es el trayecto de Villeta–Guaduas–Puerto Bogotá–La Dorada.

Ya hemos aprobado el Conpes para ir avanzando paulatinamente en las dobles calzadas al Caribe colombiano.

Ahora, todo va a exigir grandes esfuerzos de financiación, indudablemente, distinguidos empresarios. Pero yo veo que ahí hay una relación de mutua implicación, un círculo virtuoso. Porque el TLC llama la atención sobre la urgencia de que Colombia adelante las obras de competitividad, urge hacerlas, pero también abre las posibilidades de financiarlas.

Yo diría que para los japoneses hoy hay dos motivos que hace cuatro años no tenían para financiar La Línea: primero, que ven la obra en ejecución. Y segundo, que ven que Colombia está buscando nuevos mercados y acaba de cerrar un TLC con los Estados Unidos.

Yo rogaría acosar a los gobiernos para que ejecutemos la Agenda de Competitividad, pero también crear un clima de opinión favorable en el país sobre ese círculo virtuoso: el TLC nos obliga a hacer las obras, pero también nos abre mejores posibilidades para financiar esas obras.

Yo no quiero referirme a todos los otros temas de la Agenda de Competitividad. Celebro, sí, porque hay participación directa de ustedes, el acuerdo de anoche.

Y agradezco a los empresarios que participaron, y aplaudo la tarea del ministro de Transporte (Andrés Uriel Gallego). Se supera un problema muy grave en el país con esa concesión del Ferrocarril del Atlántico.

Los grandes productores de carbón pasan a ser los socios de la concesión, todos, es muy importante, no hay exclusiones.

Se comprometen a ampliar esa capacidad de transporte, para que entre la fecha y los años 2008 y 2010, pasemos de exportar por esa línea 22 millones de toneladas a exportar 66 y medio, 66 millones y medio de toneladas.

Inicialmente se comprometen a hacer los intercambios de trenes en determinados sitios y a emprender la construcción de la segunda línea. Le dan una participación importante al Estado colombiano, que la vamos a aplicar para rehabilitar la línea de Chiriguaná, donde termina esta Concesión del Atlántico, al sur, buscando La Dorada. Ahora tengo una posibilidad de decirle al Tolima y de decirle al Huila, que va a haber recursos con los cuales ir extendiendo nuevamente el servicio del ferrocarril.

Y el Gobierno, en ese acuerdo que firmaron anoche, queda con la posibilidad de incorporar el servicio de trenes de pasajeros. Yo celebro eso.

Encontré hoy complacencia en el señor Embajador (de Estados Unidos, William) Wood. Anoche vi complacidos a todos los empresarios. Yo creo que es un acuerdo muy bueno para Colombia. Pero nos queda faltando el del Ferrocarril del Pacífico.

Este Gobierno ha invertido 140 millones para costear esa concesión del Ferrocarril del Pacífico, concesión que encontramos adjudicada. Y yo tengo vergüenza, porque hemos hecho un esfuerzo muy grande pagando esos recursos, y esa concesión no está funcionando porque el concesionario no ha aportado el equipo técnico.

Desde hoy el señor ministro (de Transporte, Andrés Uriel Gallego), firmado lo de anoche, tiene que aplicarse a ver cómo resolvemos el problema de Commsa y el problema del Ferrocarril del Pacífico.

Una decisión de este Gobierno ha sido resolver, transparentemente, todas las disputas con inversionistas. Creo que eso contribuye a crear un mejor clima de inversión en nuestra Patria.

Pienso que hoy, para algo tan promisorio en Colombia como es el carbón, lo que se firmó anoche se tiene que constituir en una gran noticia para el país entero”.

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