Deben hacerlo con 10 días de anticipación
quienes viajen a zonas por debajo de los 1.800 metros sobre el
nivel del mar
VIAJEROS DE SEMANA SANTA, A VACUNARSE CONTRA LA FIEBRE AMARILLA
Bogotá, 29 mar. (SNE).- Los viajeros que durante la próxima
Semana Santa se desplacen a parques naturales o ciudades por
debajo de los 1.800 metros sobre el nivel del mar, deben vacunarse
contra la fiebre amarilla como mínimo con 10 días
de anticipación a la salida de sus ciudades.
“Entre estos lugares se encuentran la Sierra Nevada de
Santa Marta, la zona del Catatumbo, la Amazonía, la Orinoquía
y los parques que se encuentran en el piedemonte de la Cordillera
Oriental”, explicó Lenis Enrique Urquijo, director
de Salud Pública del Ministerio de la Protección
Social.
Recordó que la vacuna es gratuita, ya que el Ministerio
de la Protección Social la adquiere y la suministra a
las secretarías departamentales y distritales de Salud
y que son ellos quienes deben informar sobre los puestos de vacunación.
De igual forma los viajeros pueden aplicársela en los
terminales terrestres y aéreos.
“Todas las personas de entre 1 y 60 años de edad
que vayan a estas zonas deben vacunarse, con excepción
de aquellas que presenten alergia al huevo o las que se encuentren
en una situación de inmuno-supresión como, por
ejemplo, los enfermos de sida”, señaló el
Director de Salud Pública.
Recomendó a las personas viajar con el carné de
vacunación, ya que es un requisito para el ingreso a los
parques naturales y las autoridades verificarán que tenga
una vigencia mínima de diez días de anterioridad
a la fecha en que se lleva a cabo la visita.
¿QUÉ ES LA FIEBRE AMARILLA?
La fiebre amarilla es una enfermedad grave que tiene una mortalidad
variable pero muy alta: entre el 30 y el 80 por ciento de las
personas expuestas mueren.
Es una enfermedad viral transmisible, pero prevenible por vacuna.
Es causada por el virus de la fiebre amarilla, del género
Flavivirus y se transmite por las diferentes especies de mosquitos.
¿CÓMO SE TRANSMITE?
La fiebre amarilla tiene dos ciclos de transmisión: uno
selvático y uno urbano.
La fiebre amarilla selvática es una zoonosis, es decir
una enfermedad que se transmite de los animales al hombre. En
la naturaleza diferentes especies de primates (monos) son reservorios
del virus de la fiebre amarilla.
Estos primates también sufren la enfermedad, por lo que
una señal de alerta para los sistemas de vigilancia es
encontrar en los bosques esqueletos de estos animales muertos.
El hombre resulta infectado accidentalmente cuando ingresa a
la selva y es picado por un mosquito que se han infectado de
un mico enfermo.
La fiebre amarilla urbana se transmite cuando un hombre infectado
ingresa a una población donde se encuentra el vector Aedes
aegypti, es picado por él y luego el mosquito transmite
la enfermedad a otro hombre.
¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS?
Luego que el mosquito infectado ha picado al hombre, se inicia
un período de incubación que varía de 3
a 6 días. Luego el paciente puede presentar fiebre de
inicio súbito, dolor de cabeza, malestar general, vómito,
color amarillo en piel y mucosas, y dolores en los músculos
y articulaciones.
Posteriormente el paciente presenta una leve recuperación
y finalmente empeora presentando vómito o deposiciones
con sangre. El color amarillo de piel y mucosas se incrementa.
En caso extremo puede presentar shock y muerte.
¿CÓMO SE TRATA?
No hay tratamiento específico para la enfermedad. El
paciente debe consultar tempranamente al darse los primeros síntomas,
informando al médico que estuvo en área endémica
de fiebre amarilla.
El médico dará el tratamiento de soporte, es decir
contra la fiebre, el dolor y la deshidratación, y mantendrá al
paciente en observación para asegurar la temprana atención
de posibles complicaciones.
¿CÓMO SE PREVIENE?
La medida de prevención más efectiva y reconocida
es la inmunización con la vacuna antiamarílica,
que previene la fiebre amarilla.
Se recomienda aplicar la vacuna mínimo 10 días
antes de viajar a la zona de riesgo, porque es el tiempo en el
cual la vacuna comienza a cumplir su objetivo de protección.
Se recomienda la revacunación pasados 10 años.