PALABRAS DEL PRESIDENTE URIBE EN SEMINARIO SOBRE
TRANSPORTE Y COMPETITIVIDAD
Bogotá, 4 may (SNE). Las siguientes
son las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez, al intervenir
en el seminario “El transporte y la competitividad del
país”, organizado por la Universidad del Rosario
y la Asociación Colombiana de Transportadores de Carga
por Carretera (Colfecar).
“Es muy grato regresar a la Universidad para tratar un
tema tan importante para nuestra patria. Felicito a la Universidad
y a Colfecar por esta buena alianza entre el gremio de un servicio
tan importante como es el transporte y una expresión de
la academia tan importante como es la universidad.
Estas alianzas hay que multiplicarlas, hay que extenderlas a
todos los temas de la vida nacional. Y aquellos observatorios
que anuncia el señor Rector, como el observatorio de la
Universidad sobre el tema del Tratado de Libre Comercio, ayudarán
mucho con sus permanentes informes a nuestra patria.
No estamos en el paraíso pero hemos avanzado. Dos imágenes
perduran en mi memoria del país que yo recorría
como candidato a la Presidencia hace cuatro años.
Unas carreteras obstruidas por los grupos violentos, con su
consiguiente parálisis en la economía, y un transporte
en permanente paro. Era muy difícil identificar cuál
era la causa más determinante de esa parálisis:
si la acción de los grupos violentos o la reclamaciones
del transporte.
Y lo uno alimentaba a lo otro. Porque la depresión del
transporte, medida en esa brecha que se ha venido cerrando, tan
importante de señalar, como es la diferencia entre la
capacidad ofrecida y la capacidad utilizada, la desazón
del transporte por ello, facilitaba la eficacia de la presión
de los grupos terroristas. La presión de los grupos terroristas
encontraba alguna fertilización en las angustias del transporte.
Dos problemas que se alimentaban mutuamente.
Hoy es urgente asumir compromisos de mejoramiento de productividad
y de competitividad. A ello confluyen, apreciados compatriotas,
dos grandes capítulos: el capital humano y el capital
físico.
El capital humano que se construye a través de una ininterrumpida
revolución educativa en nuestra patria. El capital físico
que concretamos con lo que es la agenda física de competitividad
que acompaña la visión 2019.
Bastante difícil priorizar en Colombia. Todo se necesita,
todo es tan urgente, que los gobiernos y el sector privado se
ponen en serias dificultades cuando están en frente del
imperativo de priorizar.
Creo, sin embargo, que un país que construye capital
humano, a través de un esfuerzo permanente de conocimiento,
es un país que a través de ese capital humano construye
capital físico, para que los dos contribuyan a la competitividad.
No veo posible que uno pueda decir que siempre que hay capital
físico, se construye capital humano y se construye competitividad.
Siempre que hay capital humano, con o sin recursos se construye
capital físico y competitividad. No siempre que hay recursos,
no siempre que hay capital físico, se construye capital
humano, no siempre se construye competitividad.
Conocemos muchos países ricos en recursos naturales,
con presupuestos de grandes superávit, con inversiones
muy grandes en infraestructura, que sin embargo no llegan a ser
competitivos por su descuido en la construcción de capital
humano.
Dejemos hoy el capital humano, hablemos del capital físico,
y vamos cerrando nuestro tema del capital físico a la
infraestructura.
El 7 de agosto del año pasado, nuestra patria lanzo la
Visión Colombia 2029. Visión Colombia segundo centenario,
con miras al 7 de agosto de 2019, cuando habremos de completar
dos siglos de vida independiente.
La habíamos empezado a trabajar desde el inicio del Gobierno.
El documento que lanzamos el año pasado lo denominamos
el “Primer Borrador”. Se está sometiendo a
un intenso debate nacional con los gremios, los sectores sociales,
la academia, las regiones. Confiamos que de cada debate surjan
retroalimentaciones, ideas de ajuste, de mejoramiento de la propuesta.
¿Por qué una visión de largo plazo y por
qué una gran participación popular para construirla?
Los países necesitan visión de largo plazo y trabajo
cotidiano. Cuando hay un gran esfuerzo cotidiano pero no hay
una visión de largo plazo, los actores que contribuyen
a ese esfuerzo se preguntan entre interrogantes que no pueden
responderse: ¿para dónde vamos? ¿Valdrá la
pena este esfuerzo? ¿Cuál es el horizonte? Por
eso una visión de largo plazo es un gran acicate para
estimular el trabajo cotidiano.
Y cuando hay una visión de largo plazo pero no hay trabajo
cotidiano, esa visión queda en la quimera, empieza en
la ilusión y termina en la frustración. La ciudadanía
la acoge inicialmente con entusiasmo, pero al percibir que no
se trabaja todos los días para lograrla, la ciudadanía
se desapega y termina frustrada. Por eso hay que combinar la
visión de largo plazo con el trabajo cotidiano.
Y lo digo por que en nuestra patria ha habido una brecha entre
la proposición macro y el esfuerzo micro. Magníficos
discursos macros y mucha pereza, mucha falta de diligencia, mucha
falta de liderazgo, mucha falta de eficacia en el esfuerzo micro
de todos los días, lo que frustra esas visiones de largo
plazo.
Yo tengo en el escritorio de la Presidencia una cajita de herramientas,
y los visitantes la abren y encuentran allí un alicate,
un destornillador. ¿Cómo llaman acá en Bogotá el
trapito rojo, el dulceabrigo? ¿Cómo? Una bayetilla.
Etcétera. Una llavecita inglesa. Y debajo de esas herramienticas
una leyenda que escribí: ‘hagamos el esfuerzo por
el trabajo micro todos los días, a fin de que la proposición
macro se convierta en realidad’.
A mí me angustia en la historia de nuestro país
el magnífico discurso macro que no se avala con el esfuerzo
micro que se requiere para convertir el discurso macro en realidad.
¿Por qué el debate para construir una visión
de largo plazo? Porque en las sociedades democráticas,
donde cada determinado tiempo se elige un nuevo gobierno, un
nuevo congreso, lo único que garantiza la continuidad
de líneas estratégicas que conduzcan a esa visión
macro, es la adhesión popular.
Y para que haya adhesión popular a esas líneas
estratégicas, los ciudadanos se tienen que sentir comprometidos
en su construcción. Hay dos posibilidades: que una visión
de largo plazo la propongan unas mentes iluminadas, la proponga
un conjunto de sabios. La segunda posibilidad, que esa visión
se construya en el debate popular.
Nosotros hemos escogido este segundo camino, porque la experiencia
indica que cuando la propone un conjunto de personas,
por eminentes que sean, y no hay participación popular,
no se crea en la ciudadanía un sentido de pertenencia
por esa visión, que es lo que se requiere para que la
ciudadanía al sentirse participe de su formulación,
se sienta también comprometida con su ejecución.
Por eso la propuesta de discutir ampliamente con los compatriotas
esta Visión 2019, que tiene que tener metas periódicas.
Nada mejor que avanzar hacia las grandes revoluciones sin anunciarlas,
a través del cumplimiento de pequeñas metas que
se vayan consiguiendo todos los días.
En un magnífico libro que acaba de publicar una de mis
profesoras, Rosabeth Kanter, que se llama Confianza, nos demuestra
con muchísimos casos cómo ir ganando a través
de pequeñas metas, conduce de manera imperceptible a una
gran revolución.
Colombia tiene que verificar con pequeñas metas cómo
estamos cumpliendo o incumpliendo con esa visión de largo
plazo. Y la observación que haga la universidad como garante,
como notaria de que se cumplan o se incumplan esas pequeñas
metas, es muy importante para la Visión 2019.
Parte de esa visión es la agenda de infraestructura,
que la ha venido discutiendo el señor Ministro (de Transporte,
Andrés Uriel Gallego) con muchísimos estamentos
de la patria. Déjenme referir hoy algunos de los temas.
El ferrocarril. Destaco que el esfuerzo del señor Ministro
ha contribuido a superar un estado caótico que encontramos
de pleitos. Ustedes saben el pleito en el Ferrocarril del Atlántico.
Tres años de incesante lucha. Superar pleitos en Colombia
es muy difícil, porque los funcionarios no se atreven
porque les da miedo de la Procuraduría o de la Contraloría
y en la ciudadanía hay suspicacia. Se anuncia una conciliación
y la ciudadanía, por razones históricas, la mira
con suspicacia.
¿Qué ha hecho el Gobierno para superar tantos
pleitos en ferrocarril, en concesiones viales, con los asociados
de telecomunicaciones? Participación ciudadana. Se ha
informado a la ciudadanía milímetro a milímetro
del avance de esas conciliaciones.
He dado instrucciones, desde el principio del Gobierno, que
no se perfeccione ninguna conciliación, mientras no se
informe ampliamente sobre su contenido a la opinión pública
y a los órganos de control.
Ese pleito tan difícil con la concesión del Atlántico
está superado.
Recuerden el Tribunal de Paris, los riesgos al Estado colombiano
a raíz de las demandas propuestas a consideración
del Tribunal de París.
¿Qué logró el señor Ministro? Que
de la concesión salieran los antiguos socios y que fueran
reemplazados por una sociedad integrada por todos los productores
de carbón del Cesar. Qué buen paso, todos.
Los nuevos concesionarios asumen el compromiso de construir
unos intercambios en el ferrocarril, para que rápidamente
podamos pasar de transportar 22 millones de toneladas, que por
ese ferrocarril se transportaron el año pasado en carbón,
a transportar 40 millones.
Asumen el segundo compromiso de hacer una inversión no
inferior a 350 millones de dólares, para construir la
segunda línea, de Chiriguaná a Santa Marta, lo
que permitirá completar, ajustar la capacidad de transportar
66 millones de toneladas. Qué saltico: de 22 a 66, entre
este año y el 2008, el 2010.
Asumen el tercer compromiso de mejorar sus aportes al Estado,
que superarán el dólar por tonelada, y eso le permitirá a
los gobiernos avanzar en la recuperación del ferrocarril
desde Chiriguaná hacia el sur.
Y asumen el cuarto compromiso de permitir que el Estado impulse
concesiones para transporte de pasajeros y que también
impulse el transporte de productos diferentes al carbón.
Creo que vamos por buen camino en la concesión del Atlántico.
La concesión del Pacífico, una tristeza. Este
Gobierno tomó una decisión, la había tomado
yo cuando asumí la Gobernación de Antioquia: continuar
las obras de mi antecesor. Nada más grave para los países
que la vanidad del ímpetu de los nuevos gobiernos, que
desprecian lo que se viene haciendo atrás, lo abandonan
y finalmente le hacen daño al país. Mi instrucción
fue continuar todas las obras.
Encontramos adjudicada la concesión del ferrocarril
del Pacífico, y dijimos: a continuarla.
Este Gobierno ha invertido cerca, alrededor de 140 millones
de dólares para el avance de esa concesión. Se
ha recuperado mucho la línea y no hay transporte.
Ahora que estamos buscando una salida, se nos anuncia un pleito,
se nos amenaza con un tribunal de arbitramento.
Ahora se dice que no hay equipos. ¿Por qué no
se pensó en eso cuando se propuso la concesión?
Ahora se dice que una concesión de loma del Valle del
Cauca–Buenaventura, en ferrocarril, no es competitiva,
porque el ferrocarril de loma y con trocha angosta no puede competir.
¿Por qué no se pensó eso cuando se abrió esa
licitación y cuando esos proponentes aspiraron a ser los
concesionarios?
El Estado tiene que ser cumplido, pero el sector privado también
tiene que ser juicioso, previsivo, asumir responsabilidades con
la comunidad entera.
¿Ustedes se imaginan que nosotros hubiéramos invertido
esos 140 millones de dólares, no más, no más
que en la doble calzada Buga–Buenaventura? ¿Dónde
iríamos? Es una tristeza que para un fisco que ha tenido
tantas dificultades, como ustedes las conocen, por lo que le
pasó a este país en materia de déficit fiscal,
en materia de endeudamiento, un esfuerzo de 140 millones de dólares
no esté produciendo buenos resultados.
Sin embargo, yo abrigo la esperanza, de que el señor
Ministro, pueda lograr un acuerdo con estos concesionarios.
Eso es una catástrofe, ver esa inversión, recuperado
un trayecto tan extenso de la línea, y que no haya servicio.
Hoy empieza a estar muy cuestionada la posibilidad de recuperar
ferrocarriles de montaña en nuestro país. Creo
que responsablemente hay que asumir el compromiso de decirle
la verdad a la Nación.
Nosotros vemos la posibilidad de esa extensión del ferrocarril
del Atlántico hacia el sur. Inclusive con esos ingresos
uno ya puede hablar hoy de una extensión en el mediano
y largo plazo hacia el Tolima y hacia el Huila.
Vemos la posibilidad del mejoramiento de servicio en toda la
Sabana cundiboyacense, en las tierras planas del país.
Pero el Gobierno con la experiencia de Buenaventura, tiene pánico,
no se puede comprometer en el restablecimiento de servicios de
ferrocarril de montaña.
El tema de los puertos. Avanzó Colombia bastante en el
pasado, cuando se tomó la decisión de permitir
la inversión privada en puertos. Ahora estamos con un
documento Conpes que da los lineamientos de cómo se deben
negociar las extensiones del plazo de las concesiones, a cambio
de inversiones por parte de los concesionarios. Tema bien importante
de los meses que vienen. Llamo la atención de ustedes
sobre él.
El programa portuario es muy ambicioso. Les voy a citar dos
o tres propuestas.
Primero: conocen ustedes la crítica profunda por la coincidencia
de puertos carboneros con playas turísticas en los alrededores
de la ciudad de Santa Marta. Yo comparto esa crítica.
Hoy veo una solución. El éxito del Ministro en
la superación del pleito del ferrocarril del Atlántico,
nos da una figura que podemos trasladar al tema portuario. Ya
se abre camino la posibilidad de que se construya un gran puerto
carbonero con las siguientes características: la zona
de acopio en las laderas de la Sierra Nevada, con unas colinas
que la rodeen para evitar que la brisa produzca, estimule la
volatilidad del carbón.
Segundo: un túnel entre esa zona de acopio y la playa.
Tercero: para evitar el trasbordo entre la playa, a través
de barcazas y los buques que están allá, anclados
donde hay profundidades que lo permiten, no hacer la banda encapsulada
que se ha propuesto, porque hay mucha objeción de las
autoridades ambientales y turísticas, y tienen razón,
sino buscar un canal de acceso, que costaría menos y no
causaría ni el problema que hoy tenemos con las barcazas,
ni el problema que se presentaría con la banda encapsulada.
La verdad es que hay que conciliar intereses colombianos. Uno
como Gobierno tiene que estimular a los compatriotas a buscar
acuerdos. Es insostenible esa creciente contradicción
entre los intereses de exportar carbón y las muy razonables
quejas del sector turístico y del sector ambiental en
la ciudad de Santa Marta y en los alrededores.
Confío que las inversiones que estamos haciendo, del
orden de 56 mil millones, van a mejorar sustancialmente el canal
de acceso al Puerto de Barranquilla. Son inversiones hoy en plena
marcha.
El señor Gobernador del Atlántico, para la visión
Colombia 2019, ha propuesto una gran zona portuaria e industrial
entre Bocas de Ceniza y Calamar, más o menos en una línea
de 100 kilómetros sobre el río Magdalena. Compartimos
esa proposición. Nos obliga a resolver el problema de
la altura del Puente Pumarejo de la ciudad de Barranquilla.
Y hay que estudiar cómo definitivamente la concesión
para el puerto en Barranquilla, pero sobre el mar, se convierte
en una concesión eficaz que construya la obra. No simplemente
en una concesión que mantiene un derecho y que no hace
la obra.
En el Pacífico, prioridad Buenaventura. Estamos terminando
los estudios para profundizar el canal de acceso. Hay que emprender
la profundización del canal de acceso.
Debemos complementar a Buenaventura con Agua Dulce, con Málaga.
Es muy delicado el tema de Málaga, porque ese puerto lo
necesita el país, pero tiene unas características
ambientales que exigen el mayor cuidado en la proposición
del tema.
En el tema de vías adelanto una urgencia nacional: es
la doble calzada Buga–Buenaventura y el mejoramiento de
la antigua carretera, la carretera Simón Bolívar. ¿Por
qué? Porque la catástrofe de Semana Santa nos mostró que
se necesita una alternativa. Y la construcción de la doble
calzada va a tener traumas, y esos traumas hay que aliviarlos
a través de la vía alterna, de la vía Simón
Bolívar.
El Gobierno ya ha dispuesto de 375 mil millones para empezar
esas obras.
Hay que hacer pedagogía ante los compatriotas para que
no se entienda que Buenaventura se excluye con Tribugá,
cuando desde Risaralda me comprometo con los colombianos a avanzar
en la carretera de Risaralda al Chocó, en su pavimentación –hoy
se pavimenta un tramo–, en la construcción de la
carretera de Las Ánimas en el Chocó, al mar Pacífico,
en el golfo de Tribugá, que le faltan 65 kilómetros,
que es un reclamo del Chocó muy sentido. Es un departamento
partido. En distancia el centro del Chocó, donde está Quibdó,
con el Pacífico, hay una distancia muy corta, pero hay
una incomunicación total.
Por eso se necesita hacer esa carretera. Estamos hoy en el trámite
de la licencia ambiental. El país tiene que hacerla.
Estoy seguro que hecha esa carretera y pavimentado todo el tramo
de Risaralda al Chocó, el sector privado va a construir
el puerto de Tribugá. Qué bueno que sea haga. Y
no es para competir con Buenaventura. La prioridad es Buenaventura.
Porque hay muchas sensibilidades. En una parte del país
dicen: ¿por qué no se preocupan por nosotros en
Tribugá? Y en la otra parte dicen: ¿cómo
van a hacer a Tribugá y no van a mejorar a Buenaventura?
Esas pequeñas disputas regionales hay que superarlas.
Yo cito un ejemplo. Empecé yo la Presidencia y me decían
en Cartago: cuidado con el aeropuerto de Cartago. No se vaya
a poner a mejorar Pereira y no vaya a hacer el de Palestina en
Manizales. Necesitamos es Cartago.
En Pereira me decían: ¿cómo va a atender
a los manizalitas? Si hacen Palestina matan a Pereira, etcétera.
Les dije yo: hombre, eso no son motivos para pelear, hagamos
los tres.
Hoy está en plena construcción Palestina. Vamos
a dedicar a un parque La Nubia. En plena construcción.
Toda la voluntad política para mejorar Pereira y unas
inversiones bien importantes en Cartago. Y ya hay las primeras
partidas presupuestales para extender la pista de Armenia, ponerla
en condiciones de recibir aviones grandes, de vuelos internacionales,
para que el ecoturismo, tan atractivo de nuestra región
cafetera, reciba gran cantidad de visitantes internacionales.
Algo que tenemos que hacer en la proposición de infraestructura:
pensar el país como un todo, sin egoísmos, sin
pequeños pleitos que nos atrancan.
Para el tema del puerto de Tumaco es muy, muy importante que
resolvamos el problema de la carretera Pasto–Mocoa, y de
la carretera de Mocoa a Puerto Asís y a San Miguel.
Los gobiernos anteriores avanzaron mucho en la pavimentación
Pitalito–Mocoa. Este Gobierno la concluyó. Muchos
colombianos no saben que hoy hay carretera pavimentada hasta
Mocoa.
Hoy estamos pavimentando un tramo de Mocoa hacia Villagarzón,
y otro tramo de Puerto Asís, en dirección al norte,
hacia Puerto Caicedo.
Pero pavimentar la totalidad de la carretera Mocoa–Puerto
Asís– San Miguel, que se necesita para la comunicación
intermodal con el Brasil, que se necesita para la integración
suramericana, que se necesita para que los brasileros a través
de Colombia, río Putumayo, la carretera río Putumayo–río
San Miguel–Mocoa–Pasto –Tumaco, tengan una
comunicación con el Pacífico, esa inversión
es muy grande.
Y a esa inversión hay que sumarle la variante de San
Francisco, entre Mocoa y Pasto, el mejoramiento de especificaciones
de esa carretera y su pavimentación. Esa inversión
vale 170 millones de dólares. Estamos buscando la financiación.
Es bien importante la inversión en el mejoramiento de
la navegabilidad, especialmente del río Magdalena y del
río Meta.
Este año Cormagdalena hace una nueva gran inversión
en el río, del orden de 29 mil millones de pesos. No hemos
avanzado con la celeridad que quisiéramos, la estrechez
de recursos nos ha frenado mucho, pero vemos hoy mejores puertos
en el río Magdalena y mejores perspectivas portuarias.
Ya hay prácticamente un acuerdo de Cundinamarca y Caldas
para construir un puerto, para operar un puerto ahí en
la zona de La Dorada y de Puerto Salgar.
Las obras para mejorar la navegabilidad del río Meta
son un imperativo. Ya tenemos los primeros recursos presupuestales.
En el tema de vías destacó los contratos que se
hicieron para mantenimiento de corredores viales, a largo plazo.
Es mejor contratar el mantenimiento de un corredor vial por cinco,
por siete años, que estar angustiados haciendo contratitos
cada año. Yo creo que esa práctica, esa práctica
la debe mantener el país.
Destacó el Plan 2.500. Estamos pavimentando hoy alrededor
de 3.200 kilómetros de carretera.
En Bogotá ha habido mucha crítica. Me dicen: Presidente,
pero es que no todas son de competitividad, hay mucha vía
municipal.
Es cierto, pero es que este país hay que unirlo.
El Plan 2.500 apunta también a otros aspectos de la vida
nacional. Este país no puede perder su condición
de país de municipios, de país de ciudades, de
muchas ciudades. Este país no puede seguir construyendo
la enfermedad de la macrocefalia. ¿Qué tal una
gran ciudad, una selva de concreto entre Girardot y Sogamoso,
y el resto del país anémico? Todo esto aquí destruido
por el concreto, y el resto del país destruido por falta
de vigor.
Por eso nosotros hemos querido contribuir a llegarles a muchos
municipios del país con buena carretera a través
del Plan 2.500, para estimular el crecimiento armónico
del país, para frenar la migración, para frenar
el desplazamiento.
Los ciudadanos no solamente se desplazan por violencia. Se desplazan
también por malas vías, por falta de oportunidades
educativas, por malos servicios públicos.
Ahora que estamos haciendo un programa que se llama Contratistas
Visibles, que nos reunimos en las regiones en consejos comunitarios,
y a esos consejos comunitarios deben acudir contratistas e interventores
del Plan 2.500 a dar la cara, a informar y a recibir reclamos
de la comunidad sobre cómo marchan las obras, los alcaldes
dicen: Presidente, muchas gracias, pero necesitamos más
y más y más y más. Y tienen razón.
Yo lo veía tal vez el domingo en Boyacá. Ese departamento
tiene 15 mil kilómetros de vías. Ahora estamos
pavimentando 200 kilómetros. Es mucho para el presupuesto,
muy poquito para lo que necesitan.
Futuro de estos planes.
El país tiene que atender vías de competitividad,
vías departamentales y vías terciarias. Creo que
el próximo gobierno, cualquiera que sea, no tendrá recursos
suficientes para las tres. El próximo gobierno se tiene
que dedicar, en mi concepto, a vías de competitividad.
En el Plan 2.500 hay muchas de competitividad, no todas. Por
ejemplo, les cito de memoria dos o tres de competitividad: la
de Granada–San José del Guaviare, la de Puerto Gaitán
a Puerto López, la que entra a La Mojana: San Marcos–Majagual–Achí,
una expectativa nacional de 40 años.
La que va de la carretera de Bosconia, en Cuatro Palos, Cuatro
Vientos –¿se llama eso Ministro?–, a El Banco,
que tiene alrededor de 80 kilómetros.
Llega a El Banco, y ahí estamos construyendo el puente
sobre el río Cesar, que va a permitir en el futuro el
circuito de El Banco–Tamalameque–El Burro. Este Gobierno
solamente dejará hecho el puente.
Pero de El Banco hacia el norte estamos pavimentando El Banco–Guamal.
Al llegar a Guamal estamos construyendo el puente sobre el río
Magdalena, para comunicar el departamento del Magdalena con la
isla de Mompós en Botón de Leyva. Casi concluido.
Y ahí estamos pavimentando 30 – 40 kilómetros
para llegar hasta la ciudad de Mompós. Son vía
muy importantes de competitividad.
Un puente de competitividad, el de Barranca.
¿Pero qué queda faltando? Que en las próximas
administraciones se continúe mejorando esa carretera que
va de Barranca a Yondó, por el norte de Antioquia, un
terreno más o menos plano, al Golfo de Urabá. Una
gran alternativa a Cúcuta–Bucaramanga–Golfo
de Urabá.
Y al cruzar ese puente de Barranca, en el estribo, sobre la
margen izquierda del río Magdalena, mirando al norte,
este Gobierno apenas ha logrado hacer dos trayectos.
Primero
la pavimentación de Simití–Alto
del Cura–Santa Rosa del Sur, que había empezado
mi antecesor. Y ahora estamos empezando los 30 kilómetros
Simití–San
Pablo, 37 kilómetros.
Pero construido ese puente sobre el río Magdalena en
Yondó– Barranca, es necesario empezar a desembotellar
todo ese sur de Bolívar.
¿Qué les he dicho a los gobernadores? Dedicado
el próximo gobierno a vías de competitividad, ustedes
se van a tener que encargar de vías departamentales.
¿Cómo debe ayudar a mi juicio el próximo
gobierno? Debemos contratar un crédito internacional de
1.000 millones de dólares con los bancos multilaterales,
a un plazo no menor de 20 años, con la baja tasa de interés
que hoy nos ofrece. Entregarlo a una fiducia aprobada por los
departamentos, para que esos recursos se inviertan en el mejoramiento
de pavimentación de vías departamentales.
A medida que los departamentos vayan cumpliendo con el avance
de la obra, y con las amortizaciones de las cuotas que se venzan
para pagar ese empréstito, el Gobierno Nacional puede
gestar empréstitos que remplacen las cantidades amortizadas.
Pagaron 100 millones, aquí les llega un nuevo crédito
por 100 millones.
Para que eso se mantenga como un fondo rotatorio financiero
de mejoramiento de vías departamentales, permanente, gestionado
y avalado por el Gobierno Nacional, ejecutado y pagado por los
departamentos.
Encuentro muy buen recibo en los departamentos.
Vías terciarias. Apenas hay 135 mil millones este año
en el presupuesto. Insuficiente. Una vez terminen las restricciones
de la Ley de Garantías, entre esa fecha y el 7 de agosto,
nos proponemos un ensayo que puede ser muy útil para el
futuro del país: contratar el mejoramiento de las vías
terciarias con municipios. Pero con municipios asociados en uniones
temporales. No con un municipio individualmente considerado.
Hoy hay mutua desconfianza. La Nación dice: para qué les
delego esos dineros, se los roban. Y los municipios dicen: ¿por
qué será que no nos los delegan? ¿Qué robo
habrá allá arriba?
Para superar esa mutua desconfianza me parece necesario hacer
el convenio, pero con uniones de municipios, para que cada uno
de los integrantes de esa unión o de esa asociación
vigile a los demás.
Hacerlo con uniones de municipios garantiza transparencia, garantiza
una responsabilidad no local sino regional. Si ahí entran
en esas uniones temporales el respectivo departamento, el comité de
cafeteros donde lo haya, para citar un ejemplo, cuánto
mejor.
Y eso garantiza también mayores esfuerzos: que el uno
tiene un buldózer, el otro un cargador, el otro una motoniveladora,
el otro un cupo de crédito para comprar unas volquetas.
Mejor capacidad de gestión ante el respectivo departamento,
ante la Nación, ante el sistema financiero.
El tema de las concesiones. Las encontramos todas en pleito,
casi todas. Están superados esos pleitos, nos falta Commsa.
Está superado el pleito de las tres concesiones de Antioquia,
superado el pleito de la Autopista del Café, superado
el pleito de la Autopista de Bogotá a Villavicencio.
Para que el concesionario recibiera la totalidad de ese trayecto,
el Gobierno Nacional tuvo que comprometerse a entregar 60 mil
millones, además de hacer un poco de obras, ya entregamos
50 mil.
Ministro, hablé con los concesionarios, ahora le piden
una cosa, lo iba a llamar, se me olvidó, aquí en
presencia de estos poquitos testigos le pido ese favor: ahora
los concesionarios que arreglaron el pleito con el Gobierno le
piden a usted que los llame, porque quieren arreglar el pleito
entre ellos, en la vía al Llano. Por favor, hágalo
ahora, que no sé que me había pasado con los papelitos
que yo manejo, se me había olvidado decirle eso, Ministro.
Le piden que les ayude a eso. Es una buena noticia para el país
y hemos hecho muchos esfuerzos.
Esa parálisis de la Autopista del Café, Manizales–Armenia– Pereira,
casi no la superamos. Hoy ya hay mucho frente de obra. Pero además
de todo ese esfuerzo en la negociación, tuvimos que ceder
dos peajes de la Nación: el peaje de La Manuela allá abajo
de Manizales y el peaje de Corozal adelante de La Tebaida.
Ha contribuido mucho en la Seguridad Democrática a superar
esos pleitos, por el mejoramiento de los tráficos en las
carreteras, los mayores ingresos.
El Ministro está sacando adelante un programa muy importante
de dobles calzadas. No me voy a referir a él, porque muy
generosamente acaba de enunciarlo en muy buena parte el doctor
(Jaime) Sorzano (presidente de Colfecar), que lo conoce ampliamente.
La noche que yo amanecí en frente de la televisión
respondiendo a mis compatriotas inquietudes sobre el TLC, hablaba
yo de todas estas obras, de las dobles calzadas, etcétera.
Y un ilustre colombiano dijo: no, todas esas obras que propone
el Presidente eso no se va a poder hacer.
Miren: creo yo que entre el TLC y todas estas obras hay un círculo
virtuoso. El TLC fuerza a hacerlas y abre posibilidades de financiarlas.
Cuando el país adquiere conciencia de que tiene que ser
más competitivo, ya la proposición de obras públicas
no puede ser simplemente un discurso de campaña. Tiene
que ser un compromiso de ejecución de todos los días.
Y además perspectivas de crecimiento de la economía
por el ingreso a un mercado tan importante, como el mercado de
Estados Unidos, ayudan a financiarlas.
Hace cuatro años con el Ministro veníamos de la
experiencia del túnel Medellín–Santa Fe de
Antioquia, que se adjudicó cuando estábamos en
la Gobernación y se acaba de concluir. Y dijimos: bueno,
hay que hacer La Línea.
Entonces estaba el país en toda esa angustia porque no
se podía financiar La Línea, habían fracasado
dos licitaciones por las pólizas del seguro, me dijo el
Ministro: Presidente, emprendamos la primera parte, y hay conseguimos
una platica del presupuesto.
Y se está haciendo. Hoy es una obra que se ejecuta sin
reversa. Hace tres meses me dijo el Ministro que venían
los señores del Banco del Japón, que quieren financiar
todo lo que falta para ese túnel. Yo le dije: no les vaya
a mostrar un power point, que se le aburren. No los haga venir
a ver un power point en la oficina. Mejor mándeles un
video, móntelos en un helicóptero, llévelos
a La Línea y muéstreles el túnel.
Y los japoneses, que son relativamente inexpresivos, allá sonrieron
en La Línea. ¿Hoy llevamos más de 2.800
metros excavados en el túnel básico, Ministro?
Bueno, déme la cifra muy exacta para no exponerme a que
me contradigan ahora en esta época. Entonces ya vamos
superando los 3.000 metros.
¿Sabe qué dijeron los japoneses? Ahora sí vemos
que Colombia quiere hacer el túnel. Ya lo empezó y
ahora tenemos toda la disponibilidad de financiarlo.
Estamos en la víspera de cerrar un contrato con los japoneses
para una financiación de las obras complementarias, para
tener totalmente finalizado el proyecto de La Línea, una
financiación a 40 años con una tasa de interés
muy baja. Traída a valor presente, eso se convierte en
un crédito concesional.
Por eso cito yo ese ejemplo. Los japoneses dicen: ingresar ustedes
al mercado de Estados Unidos, les da posibilidades de pagar las
financiaciones de estas obras de infraestructura.
Ese ejemplo demuestra que el TLC, que fuerza a que avancemos
en este plan de infraestructura, crea con él un círculo
virtuoso. Nos obliga a emprenderlo y nos abre posibilidades de
financiarlo.
¿Lo va a hacer un gobierno? No. Todo ese plan de infraestructura
de la Agenda 2019 lo tendrán que hacer muchos gobiernos,
muchos presidentes.
Pero uno no se puede negar a emprender una obra, porque no la
va a ver concluida. Ni tampoco puede esperar para empezar esa
obra, tener la plata junta. Nunca la haría.
Yo veo ese círculo virtuoso entre el TLC y las vías
combustibles, tema sumamente delicado.
Nos ha tocado un período donde hemos pasado de 22 – 26
dólares por barril. Esta mañana estaba a 70 – 72
el barril de petróleo.
En un país que no ha encontrado grandes reservas, que
tiene la angustia de una declinación de producción,
que con pequeños hallazgos y mejores sistemas de explotación,
hemos logrado congelar.
Ahí hemos tenido un problema de incremento de precios,
que ustedes lo han tenido que absorber en este Gobierno.
Confío mucho en los combustibles alternativos. Creamos
en este Gobierno el marco tributario que ya está dando
sus resultados. Hoy el país produce un millón 50
mil litros al día de alcohol carburante.
Están para entrar otros dos experimentos: el de yuca
en el Llano y el de yuca en el Cesar.
Y tengo mucha esperanza que el problema más grave que
tenemos, que es el del diesel, ustedes saben que hoy estamos
consumiendo más diesel del que produce Ecopetrol, y que
a pesar de los ajustes de precios es más lo que le cuesta
a Ecopetrol importarlo, que lo que percibe por venderlo en Colombia.
Confío que rápidamente el país esté produciendo
biodiesel a partir de aceite de palma africana. Estos combustibles
alternativos van a ser muy importantes para ir superando esa
dependencia angustiosa que tenemos de un petróleo declinante,
para generar empleo en el campo y por razones ambientales.
Le he pedido al Ministerio de Desarrollo que antes de que termine,
el Gobierno el 7 de agosto, tengamos la reglamentación
sobre los motores de doble fuente de combustible.
El Brasil ha avanzado muchísimo en eso. Hoy todo motor
que entre al Brasil tiene que ser un motor que llaman allá de
flex-fuel. Colombia debe tomar esa decisión. Aspiro tomarla
antes del 7 de agosto, fijar la fecha, para que todos los motores
que entren a Colombia sean flex-fuel.
Y hay una pregunta: ¿qué pasa con los motores
de los carros anteriores? Tiene que estudiar el gobierno, ojalá este
pudiera dejar bases de ese estudio, y el próximo gobierno,
cómo contribuir financieramente a que los vehículos
viejos hagan el ajuste en sus motores para que puedan operar
como motores flex-fuel.
El doctor Jaime Sorzano ha hablado de temas muy importantes
como la erradicación de la droga, los reinsertados, etcétera.
Simplemente termino. Ustedes, apreciados transportadores, han
sentido los beneficios de la Seguridad Democrática, tiene
reveses, dificultades, pero hay que persistir en ella ajustando
todos los días.
A mí me da mucha tristeza que a un mes de elecciones,
en un Gobierno que ha hecho todo el esfuerzo para que el país
perciba en la práctica un concepto democrático
de seguridad, hayan asesinado a doña Liliana Gaviria,
hermana del ex presidente Gaviria.
Confío que las autoridades competentes entreguen rápidamente
al país una hipótesis, ojalá probada, sobre
los autores materiales e intelectuales de este crimen.
Pero ningún auditorio más receptivo para invitarlos
a persistir en la Seguridad Democrática que ustedes. Es
un camino la Seguridad Democrática la paz. Tenemos un
gran reto, el de los 35 mil desmovilizados para reinsertarlos.
Es mejor afrontar ese reto que haberlos mantenido disparando.
Y el tema no es solamente paramilitar. Ahí hay 7 mil
desmovilizados de la guerrilla, una suma superior a todos los
desmovilizados del M-19, más los del Epl, etcétera.
El país tiene que afrontar ese reto, y seguirá.
El Eln. Este es el Presidente más odiado por la guerrilla,
el Presidente que más ha combatido a la guerrilla y el
Presidente que se atrevió a firmar los salvoconductos
para que los señores del Eln empezaran estas reuniones
exploratorias de paz. La Seguridad Democrática es un camino
a la seguridad y un camino a la reconciliación.
Cuando termine este proceso electoral los colombianos de la
oposición podrán hacerse una reflexión,
la reflexión de que tuvieron garantías, y eso debe
ayudar a que el debate colombiano sea más fraterno, más
constructivo.
La Farc en el pasado dijo que no hacía la paz porque
en Colombia no se reconocía el derecho de elegir las autoridades
más cercanas al pueblo. Se introdujo la elección
de gobernadores y alcaldes. Se convirtieron en sicarios de las
autoridades locales, de concejales. Una de las razones que invoco
para denominarlos terroristas. Lo que no se opone a que hagan
un alto en el camino, una reflexión, una revisión
de comportamientos para construir la paz.
Dijo la Farc: en Colombia no se desmonta el paramilitarismo,
no hacemos la paz. Nos falta por desmontar, de los grupos conocidos,
dos: uno que está en proceso de desmovilizarse en Urabá,
dirigido por un señor a quien apodan El Alemán,
y otro de los Llanos.
Yo creo que hemos hecho un esfuerzo eficaz, de resultados, para
el desmonte del paramilitarismo.
¿Qué va a decir la Farc? Decía la Farc:
no hacemos la paz porque no hay garantías de oposición
en Colombia. Confío que las garantías que tuvieron
opositores y abstencionistas en el referendo de 2003, candidatos
de partidos alternativos a esas alcaldías y a esas gobernaciones,
las garantías en todas las elecciones atípicas,
las garantías de todas las tendencias del pensamiento
en este proceso electoral de Congreso y Presidencia, muestren
que en Colombia hemos hecho el tránsito de garantías
constitucionales meramente declarativas, a garantías materiales
y eficaces para la oposición.
Saludo con inmenso respeto al doctor Antanas Mockus, ex alcalde
de la ciudad, aspirante a la Presidencia de la República,
quien está en este foro, y les agradezco inmensamente
a todos ustedes por habernos invitado esta mañana.
Si las circunstancias de tiempo me hubieran permitido, como
siempre lo he hecho en la reunión con ustedes, habría
abierto un foro, habría tratado de contestar todas las
preguntas, de absolver todos los comentarios. Pero debe respetar
a mis ilustres compatriotas que aspiran a la Presidencia de la
República, que van a intervenir en seguida, en frente
de ustedes, y por eso les voy a pedir me dispensen de no abrir
el segmento de preguntas”.