Enero

Febrero

Marzo

Abril

Mayo

Junio

Julio

Agosto

Septiembre

Octubre

Noviembre

Diciembre

 
 
 
Año 2002 | 2003 | 2004 | 2005 | 2006 | 2007
6
7
13
20
21
27
4 de mayo

PALABRAS DEL PRESIDENTE URIBE EN SEMINARIO SOBRE TRANSPORTE Y COMPETITIVIDAD

Bogotá, 4 may (SNE). Las siguientes son las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez, al intervenir en el seminario “El transporte y la competitividad del país”, organizado por la Universidad del Rosario y la Asociación Colombiana de Transportadores de Carga por Carretera (Colfecar).

“Es muy grato regresar a la Universidad para tratar un tema tan importante para nuestra patria. Felicito a la Universidad y a Colfecar por esta buena alianza entre el gremio de un servicio tan importante como es el transporte y una expresión de la academia tan importante como es la universidad.

Estas alianzas hay que multiplicarlas, hay que extenderlas a todos los temas de la vida nacional. Y aquellos observatorios que anuncia el señor Rector, como el observatorio de la Universidad sobre el tema del Tratado de Libre Comercio, ayudarán mucho con sus permanentes informes a nuestra patria.

No estamos en el paraíso pero hemos avanzado. Dos imágenes perduran en mi memoria del país que yo recorría como candidato a la Presidencia hace cuatro años.

Unas carreteras obstruidas por los grupos violentos, con su consiguiente parálisis en la economía, y un transporte en permanente paro. Era muy difícil identificar cuál era la causa más determinante de esa parálisis: si la acción de los grupos violentos o la reclamaciones del transporte.

Y lo uno alimentaba a lo otro. Porque la depresión del transporte, medida en esa brecha que se ha venido cerrando, tan importante de señalar, como es la diferencia entre la capacidad ofrecida y la capacidad utilizada, la desazón del transporte por ello, facilitaba la eficacia de la presión de los grupos terroristas. La presión de los grupos terroristas encontraba alguna fertilización en las angustias del transporte. Dos problemas que se alimentaban mutuamente.

Hoy es urgente asumir compromisos de mejoramiento de productividad y de competitividad. A ello confluyen, apreciados compatriotas, dos grandes capítulos: el capital humano y el capital físico.

El capital humano que se construye a través de una ininterrumpida revolución educativa en nuestra patria. El capital físico que concretamos con lo que es la agenda física de competitividad que acompaña la visión 2019.

Bastante difícil priorizar en Colombia. Todo se necesita, todo es tan urgente, que los gobiernos y el sector privado se ponen en serias dificultades cuando están en frente del imperativo de priorizar.

Creo, sin embargo, que un país que construye capital humano, a través de un esfuerzo permanente de conocimiento, es un país que a través de ese capital humano construye capital físico, para que los dos contribuyan a la competitividad.

No veo posible que uno pueda decir que siempre que hay capital físico, se construye capital humano y se construye competitividad. Siempre que hay capital humano, con o sin recursos se construye capital físico y competitividad. No siempre que hay recursos, no siempre que hay capital físico, se construye capital humano, no siempre se construye competitividad.

Conocemos muchos países ricos en recursos naturales, con presupuestos de grandes superávit, con inversiones muy grandes en infraestructura, que sin embargo no llegan a ser competitivos por su descuido en la construcción de capital humano.

Dejemos hoy el capital humano, hablemos del capital físico, y vamos cerrando nuestro tema del capital físico a la infraestructura.

El 7 de agosto del año pasado, nuestra patria lanzo la Visión Colombia 2029. Visión Colombia segundo centenario, con miras al 7 de agosto de 2019, cuando habremos de completar dos siglos de vida independiente.

La habíamos empezado a trabajar desde el inicio del Gobierno. El documento que lanzamos el año pasado lo denominamos el “Primer Borrador”. Se está sometiendo a un intenso debate nacional con los gremios, los sectores sociales, la academia, las regiones. Confiamos que de cada debate surjan retroalimentaciones, ideas de ajuste, de mejoramiento de la propuesta.

¿Por qué una visión de largo plazo y por qué una gran participación popular para construirla?

Los países necesitan visión de largo plazo y trabajo cotidiano. Cuando hay un gran esfuerzo cotidiano pero no hay una visión de largo plazo, los actores que contribuyen a ese esfuerzo se preguntan entre interrogantes que no pueden responderse: ¿para dónde vamos? ¿Valdrá la pena este esfuerzo? ¿Cuál es el horizonte? Por eso una visión de largo plazo es un gran acicate para estimular el trabajo cotidiano.

Y cuando hay una visión de largo plazo pero no hay trabajo cotidiano, esa visión queda en la quimera, empieza en la ilusión y termina en la frustración. La ciudadanía la acoge inicialmente con entusiasmo, pero al percibir que no se trabaja todos los días para lograrla, la ciudadanía se desapega y termina frustrada. Por eso hay que combinar la visión de largo plazo con el trabajo cotidiano.

Y lo digo por que en nuestra patria ha habido una brecha entre la proposición macro y el esfuerzo micro. Magníficos discursos macros y mucha pereza, mucha falta de diligencia, mucha falta de liderazgo, mucha falta de eficacia en el esfuerzo micro de todos los días, lo que frustra esas visiones de largo plazo.

Yo tengo en el escritorio de la Presidencia una cajita de herramientas, y los visitantes la abren y encuentran allí un alicate, un destornillador. ¿Cómo llaman acá en Bogotá el trapito rojo, el dulceabrigo? ¿Cómo? Una bayetilla. Etcétera. Una llavecita inglesa. Y debajo de esas herramienticas una leyenda que escribí: ‘hagamos el esfuerzo por el trabajo micro todos los días, a fin de que la proposición macro se convierta en realidad’.

A mí me angustia en la historia de nuestro país el magnífico discurso macro que no se avala con el esfuerzo micro que se requiere para convertir el discurso macro en realidad.

¿Por qué el debate para construir una visión de largo plazo? Porque en las sociedades democráticas, donde cada determinado tiempo se elige un nuevo gobierno, un nuevo congreso, lo único que garantiza la continuidad de líneas estratégicas que conduzcan a esa visión macro, es la adhesión popular.

Y para que haya adhesión popular a esas líneas estratégicas, los ciudadanos se tienen que sentir comprometidos en su construcción. Hay dos posibilidades: que una visión de largo plazo la propongan unas mentes iluminadas, la proponga un conjunto de sabios. La segunda posibilidad, que esa visión se construya en el debate popular.

Nosotros hemos escogido este segundo camino, porque la experiencia indica que cuando la propone un conjunto de personas,

por eminentes que sean, y no hay participación popular, no se crea en la ciudadanía un sentido de pertenencia por esa visión, que es lo que se requiere para que la ciudadanía al sentirse participe de su formulación, se sienta también comprometida con su ejecución.

Por eso la propuesta de discutir ampliamente con los compatriotas esta Visión 2019, que tiene que tener metas periódicas. Nada mejor que avanzar hacia las grandes revoluciones sin anunciarlas, a través del cumplimiento de pequeñas metas que se vayan consiguiendo todos los días.

En un magnífico libro que acaba de publicar una de mis profesoras, Rosabeth Kanter, que se llama Confianza, nos demuestra con muchísimos casos cómo ir ganando a través de pequeñas metas, conduce de manera imperceptible a una gran revolución.

Colombia tiene que verificar con pequeñas metas cómo estamos cumpliendo o incumpliendo con esa visión de largo plazo. Y la observación que haga la universidad como garante, como notaria de que se cumplan o se incumplan esas pequeñas metas, es muy importante para la Visión 2019.

Parte de esa visión es la agenda de infraestructura, que la ha venido discutiendo el señor Ministro (de Transporte, Andrés Uriel Gallego) con muchísimos estamentos de la patria. Déjenme referir hoy algunos de los temas.

El ferrocarril. Destaco que el esfuerzo del señor Ministro ha contribuido a superar un estado caótico que encontramos de pleitos. Ustedes saben el pleito en el Ferrocarril del Atlántico. Tres años de incesante lucha. Superar pleitos en Colombia es muy difícil, porque los funcionarios no se atreven porque les da miedo de la Procuraduría o de la Contraloría y en la ciudadanía hay suspicacia. Se anuncia una conciliación y la ciudadanía, por razones históricas, la mira con suspicacia.

¿Qué ha hecho el Gobierno para superar tantos pleitos en ferrocarril, en concesiones viales, con los asociados de telecomunicaciones? Participación ciudadana. Se ha informado a la ciudadanía milímetro a milímetro del avance de esas conciliaciones.

He dado instrucciones, desde el principio del Gobierno, que no se perfeccione ninguna conciliación, mientras no se informe ampliamente sobre su contenido a la opinión pública y a los órganos de control.

Ese pleito tan difícil con la concesión del Atlántico está superado.

Recuerden el Tribunal de Paris, los riesgos al Estado colombiano a raíz de las demandas propuestas a consideración del Tribunal de París.

¿Qué logró el señor Ministro? Que de la concesión salieran los antiguos socios y que fueran reemplazados por una sociedad integrada por todos los productores de carbón del Cesar. Qué buen paso, todos.

Los nuevos concesionarios asumen el compromiso de construir unos intercambios en el ferrocarril, para que rápidamente podamos pasar de transportar 22 millones de toneladas, que por ese ferrocarril se transportaron el año pasado en carbón, a transportar 40 millones.

Asumen el segundo compromiso de hacer una inversión no inferior a 350 millones de dólares, para construir la segunda línea, de Chiriguaná a Santa Marta, lo que permitirá completar, ajustar la capacidad de transportar 66 millones de toneladas. Qué saltico: de 22 a 66, entre este año y el 2008, el 2010.

Asumen el tercer compromiso de mejorar sus aportes al Estado, que superarán el dólar por tonelada, y eso le permitirá a los gobiernos avanzar en la recuperación del ferrocarril desde Chiriguaná hacia el sur.

Y asumen el cuarto compromiso de permitir que el Estado impulse concesiones para transporte de pasajeros y que también impulse el transporte de productos diferentes al carbón. Creo que vamos por buen camino en la concesión del Atlántico.

La concesión del Pacífico, una tristeza. Este Gobierno tomó una decisión, la había tomado yo cuando asumí la Gobernación de Antioquia: continuar las obras de mi antecesor. Nada más grave para los países que la vanidad del ímpetu de los nuevos gobiernos, que desprecian lo que se viene haciendo atrás, lo abandonan y finalmente le hacen daño al país. Mi instrucción fue continuar todas las obras.

Encontramos adjudicada la concesión del ferrocarril del Pacífico, y dijimos: a continuarla.

Este Gobierno ha invertido cerca, alrededor de 140 millones de dólares para el avance de esa concesión. Se ha recuperado mucho la línea y no hay transporte.

Ahora que estamos buscando una salida, se nos anuncia un pleito, se nos amenaza con un tribunal de arbitramento.

Ahora se dice que no hay equipos. ¿Por qué no se pensó en eso cuando se propuso la concesión?

Ahora se dice que una concesión de loma del Valle del Cauca–Buenaventura, en ferrocarril, no es competitiva, porque el ferrocarril de loma y con trocha angosta no puede competir.

¿Por qué no se pensó eso cuando se abrió esa licitación y cuando esos proponentes aspiraron a ser los concesionarios?

El Estado tiene que ser cumplido, pero el sector privado también tiene que ser juicioso, previsivo, asumir responsabilidades con la comunidad entera.

¿Ustedes se imaginan que nosotros hubiéramos invertido esos 140 millones de dólares, no más, no más que en la doble calzada Buga–Buenaventura? ¿Dónde iríamos? Es una tristeza que para un fisco que ha tenido tantas dificultades, como ustedes las conocen, por lo que le pasó a este país en materia de déficit fiscal, en materia de endeudamiento, un esfuerzo de 140 millones de dólares no esté produciendo buenos resultados.

Sin embargo, yo abrigo la esperanza, de que el señor Ministro, pueda lograr un acuerdo con estos concesionarios.

Eso es una catástrofe, ver esa inversión, recuperado un trayecto tan extenso de la línea, y que no haya servicio.

Hoy empieza a estar muy cuestionada la posibilidad de recuperar ferrocarriles de montaña en nuestro país. Creo que responsablemente hay que asumir el compromiso de decirle la verdad a la Nación.

Nosotros vemos la posibilidad de esa extensión del ferrocarril del Atlántico hacia el sur. Inclusive con esos ingresos uno ya puede hablar hoy de una extensión en el mediano y largo plazo hacia el Tolima y hacia el Huila.

Vemos la posibilidad del mejoramiento de servicio en toda la Sabana cundiboyacense, en las tierras planas del país. Pero el Gobierno con la experiencia de Buenaventura, tiene pánico, no se puede comprometer en el restablecimiento de servicios de ferrocarril de montaña.

El tema de los puertos. Avanzó Colombia bastante en el pasado, cuando se tomó la decisión de permitir la inversión privada en puertos. Ahora estamos con un documento Conpes que da los lineamientos de cómo se deben negociar las extensiones del plazo de las concesiones, a cambio de inversiones por parte de los concesionarios. Tema bien importante de los meses que vienen. Llamo la atención de ustedes sobre él.

El programa portuario es muy ambicioso. Les voy a citar dos o tres propuestas.

Primero: conocen ustedes la crítica profunda por la coincidencia de puertos carboneros con playas turísticas en los alrededores de la ciudad de Santa Marta. Yo comparto esa crítica. Hoy veo una solución. El éxito del Ministro en la superación del pleito del ferrocarril del Atlántico, nos da una figura que podemos trasladar al tema portuario. Ya se abre camino la posibilidad de que se construya un gran puerto carbonero con las siguientes características: la zona de acopio en las laderas de la Sierra Nevada, con unas colinas que la rodeen para evitar que la brisa produzca, estimule la volatilidad del carbón.

Segundo: un túnel entre esa zona de acopio y la playa.

Tercero: para evitar el trasbordo entre la playa, a través de barcazas y los buques que están allá, anclados donde hay profundidades que lo permiten, no hacer la banda encapsulada que se ha propuesto, porque hay mucha objeción de las autoridades ambientales y turísticas, y tienen razón, sino buscar un canal de acceso, que costaría menos y no causaría ni el problema que hoy tenemos con las barcazas, ni el problema que se presentaría con la banda encapsulada.

La verdad es que hay que conciliar intereses colombianos. Uno como Gobierno tiene que estimular a los compatriotas a buscar acuerdos. Es insostenible esa creciente contradicción entre los intereses de exportar carbón y las muy razonables quejas del sector turístico y del sector ambiental en la ciudad de Santa Marta y en los alrededores.

Confío que las inversiones que estamos haciendo, del orden de 56 mil millones, van a mejorar sustancialmente el canal de acceso al Puerto de Barranquilla. Son inversiones hoy en plena marcha.

El señor Gobernador del Atlántico, para la visión Colombia 2019, ha propuesto una gran zona portuaria e industrial entre Bocas de Ceniza y Calamar, más o menos en una línea de 100 kilómetros sobre el río Magdalena. Compartimos esa proposición. Nos obliga a resolver el problema de la altura del Puente Pumarejo de la ciudad de Barranquilla.

Y hay que estudiar cómo definitivamente la concesión para el puerto en Barranquilla, pero sobre el mar, se convierte en una concesión eficaz que construya la obra. No simplemente en una concesión que mantiene un derecho y que no hace la obra.

En el Pacífico, prioridad Buenaventura. Estamos terminando los estudios para profundizar el canal de acceso. Hay que emprender la profundización del canal de acceso.

Debemos complementar a Buenaventura con Agua Dulce, con Málaga. Es muy delicado el tema de Málaga, porque ese puerto lo necesita el país, pero tiene unas características ambientales que exigen el mayor cuidado en la proposición del tema.

En el tema de vías adelanto una urgencia nacional: es la doble calzada Buga–Buenaventura y el mejoramiento de la antigua carretera, la carretera Simón Bolívar. ¿Por qué? Porque la catástrofe de Semana Santa nos mostró que se necesita una alternativa. Y la construcción de la doble calzada va a tener traumas, y esos traumas hay que aliviarlos a través de la vía alterna, de la vía Simón Bolívar.

El Gobierno ya ha dispuesto de 375 mil millones para empezar esas obras.

Hay que hacer pedagogía ante los compatriotas para que no se entienda que Buenaventura se excluye con Tribugá, cuando desde Risaralda me comprometo con los colombianos a avanzar en la carretera de Risaralda al Chocó, en su pavimentación –hoy se pavimenta un tramo–, en la construcción de la carretera de Las Ánimas en el Chocó, al mar Pacífico, en el golfo de Tribugá, que le faltan 65 kilómetros, que es un reclamo del Chocó muy sentido. Es un departamento partido. En distancia el centro del Chocó, donde está Quibdó, con el Pacífico, hay una distancia muy corta, pero hay una incomunicación total.

Por eso se necesita hacer esa carretera. Estamos hoy en el trámite de la licencia ambiental. El país tiene que hacerla.

Estoy seguro que hecha esa carretera y pavimentado todo el tramo de Risaralda al Chocó, el sector privado va a construir el puerto de Tribugá. Qué bueno que sea haga. Y no es para competir con Buenaventura. La prioridad es Buenaventura.

Porque hay muchas sensibilidades. En una parte del país dicen: ¿por qué no se preocupan por nosotros en Tribugá? Y en la otra parte dicen: ¿cómo van a hacer a Tribugá y no van a mejorar a Buenaventura? Esas pequeñas disputas regionales hay que superarlas.
Yo cito un ejemplo. Empecé yo la Presidencia y me decían en Cartago: cuidado con el aeropuerto de Cartago. No se vaya a poner a mejorar Pereira y no vaya a hacer el de Palestina en Manizales. Necesitamos es Cartago.

En Pereira me decían: ¿cómo va a atender a los manizalitas? Si hacen Palestina matan a Pereira, etcétera.

Les dije yo: hombre, eso no son motivos para pelear, hagamos los tres.

Hoy está en plena construcción Palestina. Vamos a dedicar a un parque La Nubia. En plena construcción. Toda la voluntad política para mejorar Pereira y unas inversiones bien importantes en Cartago. Y ya hay las primeras partidas presupuestales para extender la pista de Armenia, ponerla en condiciones de recibir aviones grandes, de vuelos internacionales, para que el ecoturismo, tan atractivo de nuestra región cafetera, reciba gran cantidad de visitantes internacionales.

Algo que tenemos que hacer en la proposición de infraestructura: pensar el país como un todo, sin egoísmos, sin pequeños pleitos que nos atrancan.

Para el tema del puerto de Tumaco es muy, muy importante que resolvamos el problema de la carretera Pasto–Mocoa, y de la carretera de Mocoa a Puerto Asís y a San Miguel.

Los gobiernos anteriores avanzaron mucho en la pavimentación Pitalito–Mocoa. Este Gobierno la concluyó. Muchos colombianos no saben que hoy hay carretera pavimentada hasta Mocoa.

Hoy estamos pavimentando un tramo de Mocoa hacia Villagarzón, y otro tramo de Puerto Asís, en dirección al norte, hacia Puerto Caicedo.

Pero pavimentar la totalidad de la carretera Mocoa–Puerto Asís– San Miguel, que se necesita para la comunicación intermodal con el Brasil, que se necesita para la integración suramericana, que se necesita para que los brasileros a través de Colombia, río Putumayo, la carretera río Putumayo–río San Miguel–Mocoa–Pasto –Tumaco, tengan una comunicación con el Pacífico, esa inversión es muy grande.

Y a esa inversión hay que sumarle la variante de San Francisco, entre Mocoa y Pasto, el mejoramiento de especificaciones de esa carretera y su pavimentación. Esa inversión vale 170 millones de dólares. Estamos buscando la financiación.

Es bien importante la inversión en el mejoramiento de la navegabilidad, especialmente del río Magdalena y del río Meta.

Este año Cormagdalena hace una nueva gran inversión en el río, del orden de 29 mil millones de pesos. No hemos avanzado con la celeridad que quisiéramos, la estrechez de recursos nos ha frenado mucho, pero vemos hoy mejores puertos en el río Magdalena y mejores perspectivas portuarias. Ya hay prácticamente un acuerdo de Cundinamarca y Caldas para construir un puerto, para operar un puerto ahí en la zona de La Dorada y de Puerto Salgar.

Las obras para mejorar la navegabilidad del río Meta son un imperativo. Ya tenemos los primeros recursos presupuestales.

En el tema de vías destacó los contratos que se hicieron para mantenimiento de corredores viales, a largo plazo. Es mejor contratar el mantenimiento de un corredor vial por cinco, por siete años, que estar angustiados haciendo contratitos cada año. Yo creo que esa práctica, esa práctica la debe mantener el país.

Destacó el Plan 2.500. Estamos pavimentando hoy alrededor de 3.200 kilómetros de carretera.

En Bogotá ha habido mucha crítica. Me dicen: Presidente, pero es que no todas son de competitividad, hay mucha vía municipal.

Es cierto, pero es que este país hay que unirlo.

El Plan 2.500 apunta también a otros aspectos de la vida nacional. Este país no puede perder su condición de país de municipios, de país de ciudades, de muchas ciudades. Este país no puede seguir construyendo la enfermedad de la macrocefalia. ¿Qué tal una gran ciudad, una selva de concreto entre Girardot y Sogamoso, y el resto del país anémico? Todo esto aquí destruido por el concreto, y el resto del país destruido por falta de vigor.

Por eso nosotros hemos querido contribuir a llegarles a muchos municipios del país con buena carretera a través del Plan 2.500, para estimular el crecimiento armónico del país, para frenar la migración, para frenar el desplazamiento.

Los ciudadanos no solamente se desplazan por violencia. Se desplazan también por malas vías, por falta de oportunidades educativas, por malos servicios públicos.

Ahora que estamos haciendo un programa que se llama Contratistas Visibles, que nos reunimos en las regiones en consejos comunitarios, y a esos consejos comunitarios deben acudir contratistas e interventores del Plan 2.500 a dar la cara, a informar y a recibir reclamos de la comunidad sobre cómo marchan las obras, los alcaldes dicen: Presidente, muchas gracias, pero necesitamos más y más y más y más. Y tienen razón.

Yo lo veía tal vez el domingo en Boyacá. Ese departamento tiene 15 mil kilómetros de vías. Ahora estamos pavimentando 200 kilómetros. Es mucho para el presupuesto, muy poquito para lo que necesitan.

Futuro de estos planes.

El país tiene que atender vías de competitividad, vías departamentales y vías terciarias. Creo que el próximo gobierno, cualquiera que sea, no tendrá recursos suficientes para las tres. El próximo gobierno se tiene que dedicar, en mi concepto, a vías de competitividad.

En el Plan 2.500 hay muchas de competitividad, no todas. Por ejemplo, les cito de memoria dos o tres de competitividad: la de Granada–San José del Guaviare, la de Puerto Gaitán a Puerto López, la que entra a La Mojana: San Marcos–Majagual–Achí, una expectativa nacional de 40 años.

La que va de la carretera de Bosconia, en Cuatro Palos, Cuatro Vientos –¿se llama eso Ministro?–, a El Banco, que tiene alrededor de 80 kilómetros.

Llega a El Banco, y ahí estamos construyendo el puente sobre el río Cesar, que va a permitir en el futuro el circuito de El Banco–Tamalameque–El Burro. Este Gobierno solamente dejará hecho el puente.

Pero de El Banco hacia el norte estamos pavimentando El Banco–Guamal. Al llegar a Guamal estamos construyendo el puente sobre el río Magdalena, para comunicar el departamento del Magdalena con la isla de Mompós en Botón de Leyva. Casi concluido.

Y ahí estamos pavimentando 30 – 40 kilómetros para llegar hasta la ciudad de Mompós. Son vía muy importantes de competitividad.

Un puente de competitividad, el de Barranca.

¿Pero qué queda faltando? Que en las próximas administraciones se continúe mejorando esa carretera que va de Barranca a Yondó, por el norte de Antioquia, un terreno más o menos plano, al Golfo de Urabá. Una gran alternativa a Cúcuta–Bucaramanga–Golfo de Urabá.

Y al cruzar ese puente de Barranca, en el estribo, sobre la margen izquierda del río Magdalena, mirando al norte, este Gobierno apenas ha logrado hacer dos trayectos.

Primero la pavimentación de Simití–Alto del Cura–Santa Rosa del Sur, que había empezado mi antecesor. Y ahora estamos empezando los 30 kilómetros Simití–San Pablo, 37 kilómetros.

Pero construido ese puente sobre el río Magdalena en Yondó– Barranca, es necesario empezar a desembotellar todo ese sur de Bolívar.

¿Qué les he dicho a los gobernadores? Dedicado el próximo gobierno a vías de competitividad, ustedes se van a tener que encargar de vías departamentales.

¿Cómo debe ayudar a mi juicio el próximo gobierno? Debemos contratar un crédito internacional de 1.000 millones de dólares con los bancos multilaterales, a un plazo no menor de 20 años, con la baja tasa de interés que hoy nos ofrece. Entregarlo a una fiducia aprobada por los departamentos, para que esos recursos se inviertan en el mejoramiento de pavimentación de vías departamentales.

A medida que los departamentos vayan cumpliendo con el avance de la obra, y con las amortizaciones de las cuotas que se venzan para pagar ese empréstito, el Gobierno Nacional puede gestar empréstitos que remplacen las cantidades amortizadas. Pagaron 100 millones, aquí les llega un nuevo crédito por 100 millones.

Para que eso se mantenga como un fondo rotatorio financiero de mejoramiento de vías departamentales, permanente, gestionado y avalado por el Gobierno Nacional, ejecutado y pagado por los departamentos.

Encuentro muy buen recibo en los departamentos.

Vías terciarias. Apenas hay 135 mil millones este año en el presupuesto. Insuficiente. Una vez terminen las restricciones de la Ley de Garantías, entre esa fecha y el 7 de agosto, nos proponemos un ensayo que puede ser muy útil para el futuro del país: contratar el mejoramiento de las vías terciarias con municipios. Pero con municipios asociados en uniones temporales. No con un municipio individualmente considerado.

Hoy hay mutua desconfianza. La Nación dice: para qué les delego esos dineros, se los roban. Y los municipios dicen: ¿por qué será que no nos los delegan? ¿Qué robo habrá allá arriba?

Para superar esa mutua desconfianza me parece necesario hacer el convenio, pero con uniones de municipios, para que cada uno de los integrantes de esa unión o de esa asociación vigile a los demás.

Hacerlo con uniones de municipios garantiza transparencia, garantiza una responsabilidad no local sino regional. Si ahí entran en esas uniones temporales el respectivo departamento, el comité de cafeteros donde lo haya, para citar un ejemplo, cuánto mejor.

Y eso garantiza también mayores esfuerzos: que el uno tiene un buldózer, el otro un cargador, el otro una motoniveladora, el otro un cupo de crédito para comprar unas volquetas.

Mejor capacidad de gestión ante el respectivo departamento, ante la Nación, ante el sistema financiero.

El tema de las concesiones. Las encontramos todas en pleito, casi todas. Están superados esos pleitos, nos falta Commsa. Está superado el pleito de las tres concesiones de Antioquia, superado el pleito de la Autopista del Café, superado el pleito de la Autopista de Bogotá a Villavicencio.

Para que el concesionario recibiera la totalidad de ese trayecto, el Gobierno Nacional tuvo que comprometerse a entregar 60 mil millones, además de hacer un poco de obras, ya entregamos 50 mil.

Ministro, hablé con los concesionarios, ahora le piden una cosa, lo iba a llamar, se me olvidó, aquí en presencia de estos poquitos testigos le pido ese favor: ahora los concesionarios que arreglaron el pleito con el Gobierno le piden a usted que los llame, porque quieren arreglar el pleito entre ellos, en la vía al Llano. Por favor, hágalo ahora, que no sé que me había pasado con los papelitos que yo manejo, se me había olvidado decirle eso, Ministro.

Le piden que les ayude a eso. Es una buena noticia para el país y hemos hecho muchos esfuerzos.

Esa parálisis de la Autopista del Café, Manizales–Armenia– Pereira, casi no la superamos. Hoy ya hay mucho frente de obra. Pero además de todo ese esfuerzo en la negociación, tuvimos que ceder dos peajes de la Nación: el peaje de La Manuela allá abajo de Manizales y el peaje de Corozal adelante de La Tebaida.

Ha contribuido mucho en la Seguridad Democrática a superar esos pleitos, por el mejoramiento de los tráficos en las carreteras, los mayores ingresos.

El Ministro está sacando adelante un programa muy importante de dobles calzadas. No me voy a referir a él, porque muy generosamente acaba de enunciarlo en muy buena parte el doctor (Jaime) Sorzano (presidente de Colfecar), que lo conoce ampliamente.

La noche que yo amanecí en frente de la televisión respondiendo a mis compatriotas inquietudes sobre el TLC, hablaba yo de todas estas obras, de las dobles calzadas, etcétera. Y un ilustre colombiano dijo: no, todas esas obras que propone el Presidente eso no se va a poder hacer.

Miren: creo yo que entre el TLC y todas estas obras hay un círculo virtuoso. El TLC fuerza a hacerlas y abre posibilidades de financiarlas.

Cuando el país adquiere conciencia de que tiene que ser más competitivo, ya la proposición de obras públicas no puede ser simplemente un discurso de campaña. Tiene que ser un compromiso de ejecución de todos los días.

Y además perspectivas de crecimiento de la economía por el ingreso a un mercado tan importante, como el mercado de Estados Unidos, ayudan a financiarlas.

Hace cuatro años con el Ministro veníamos de la experiencia del túnel Medellín–Santa Fe de Antioquia, que se adjudicó cuando estábamos en la Gobernación y se acaba de concluir. Y dijimos: bueno, hay que hacer La Línea.

Entonces estaba el país en toda esa angustia porque no se podía financiar La Línea, habían fracasado dos licitaciones por las pólizas del seguro, me dijo el Ministro: Presidente, emprendamos la primera parte, y hay conseguimos una platica del presupuesto.

Y se está haciendo. Hoy es una obra que se ejecuta sin reversa. Hace tres meses me dijo el Ministro que venían los señores del Banco del Japón, que quieren financiar todo lo que falta para ese túnel. Yo le dije: no les vaya a mostrar un power point, que se le aburren. No los haga venir a ver un power point en la oficina. Mejor mándeles un video, móntelos en un helicóptero, llévelos a La Línea y muéstreles el túnel.

Y los japoneses, que son relativamente inexpresivos, allá sonrieron en La Línea. ¿Hoy llevamos más de 2.800 metros excavados en el túnel básico, Ministro?

Bueno, déme la cifra muy exacta para no exponerme a que me contradigan ahora en esta época. Entonces ya vamos superando los 3.000 metros.

¿Sabe qué dijeron los japoneses? Ahora sí vemos que Colombia quiere hacer el túnel. Ya lo empezó y ahora tenemos toda la disponibilidad de financiarlo.

Estamos en la víspera de cerrar un contrato con los japoneses para una financiación de las obras complementarias, para tener totalmente finalizado el proyecto de La Línea, una financiación a 40 años con una tasa de interés muy baja. Traída a valor presente, eso se convierte en un crédito concesional.

Por eso cito yo ese ejemplo. Los japoneses dicen: ingresar ustedes al mercado de Estados Unidos, les da posibilidades de pagar las financiaciones de estas obras de infraestructura.

Ese ejemplo demuestra que el TLC, que fuerza a que avancemos en este plan de infraestructura, crea con él un círculo virtuoso. Nos obliga a emprenderlo y nos abre posibilidades de financiarlo.

¿Lo va a hacer un gobierno? No. Todo ese plan de infraestructura de la Agenda 2019 lo tendrán que hacer muchos gobiernos, muchos presidentes.

Pero uno no se puede negar a emprender una obra, porque no la va a ver concluida. Ni tampoco puede esperar para empezar esa obra, tener la plata junta. Nunca la haría.

Yo veo ese círculo virtuoso entre el TLC y las vías combustibles, tema sumamente delicado.

Nos ha tocado un período donde hemos pasado de 22 – 26 dólares por barril. Esta mañana estaba a 70 – 72 el barril de petróleo.

En un país que no ha encontrado grandes reservas, que tiene la angustia de una declinación de producción, que con pequeños hallazgos y mejores sistemas de explotación, hemos logrado congelar.

Ahí hemos tenido un problema de incremento de precios, que ustedes lo han tenido que absorber en este Gobierno.

Confío mucho en los combustibles alternativos. Creamos en este Gobierno el marco tributario que ya está dando sus resultados. Hoy el país produce un millón 50 mil litros al día de alcohol carburante.

Están para entrar otros dos experimentos: el de yuca en el Llano y el de yuca en el Cesar.

Y tengo mucha esperanza que el problema más grave que tenemos, que es el del diesel, ustedes saben que hoy estamos consumiendo más diesel del que produce Ecopetrol, y que a pesar de los ajustes de precios es más lo que le cuesta a Ecopetrol importarlo, que lo que percibe por venderlo en Colombia.

Confío que rápidamente el país esté produciendo biodiesel a partir de aceite de palma africana. Estos combustibles alternativos van a ser muy importantes para ir superando esa dependencia angustiosa que tenemos de un petróleo declinante, para generar empleo en el campo y por razones ambientales.

Le he pedido al Ministerio de Desarrollo que antes de que termine, el Gobierno el 7 de agosto, tengamos la reglamentación sobre los motores de doble fuente de combustible.

El Brasil ha avanzado muchísimo en eso. Hoy todo motor que entre al Brasil tiene que ser un motor que llaman allá de flex-fuel. Colombia debe tomar esa decisión. Aspiro tomarla antes del 7 de agosto, fijar la fecha, para que todos los motores que entren a Colombia sean flex-fuel.

Y hay una pregunta: ¿qué pasa con los motores de los carros anteriores? Tiene que estudiar el gobierno, ojalá este pudiera dejar bases de ese estudio, y el próximo gobierno, cómo contribuir financieramente a que los vehículos viejos hagan el ajuste en sus motores para que puedan operar como motores flex-fuel.

El doctor Jaime Sorzano ha hablado de temas muy importantes como la erradicación de la droga, los reinsertados, etcétera. Simplemente termino. Ustedes, apreciados transportadores, han sentido los beneficios de la Seguridad Democrática, tiene reveses, dificultades, pero hay que persistir en ella ajustando todos los días.

A mí me da mucha tristeza que a un mes de elecciones, en un Gobierno que ha hecho todo el esfuerzo para que el país perciba en la práctica un concepto democrático de seguridad, hayan asesinado a doña Liliana Gaviria, hermana del ex presidente Gaviria.

Confío que las autoridades competentes entreguen rápidamente al país una hipótesis, ojalá probada, sobre los autores materiales e intelectuales de este crimen.

Pero ningún auditorio más receptivo para invitarlos a persistir en la Seguridad Democrática que ustedes. Es un camino la Seguridad Democrática la paz. Tenemos un gran reto, el de los 35 mil desmovilizados para reinsertarlos. Es mejor afrontar ese reto que haberlos mantenido disparando.

Y el tema no es solamente paramilitar. Ahí hay 7 mil desmovilizados de la guerrilla, una suma superior a todos los desmovilizados del M-19, más los del Epl, etcétera. El país tiene que afrontar ese reto, y seguirá.

El Eln. Este es el Presidente más odiado por la guerrilla, el Presidente que más ha combatido a la guerrilla y el Presidente que se atrevió a firmar los salvoconductos para que los señores del Eln empezaran estas reuniones exploratorias de paz. La Seguridad Democrática es un camino a la seguridad y un camino a la reconciliación.

Cuando termine este proceso electoral los colombianos de la oposición podrán hacerse una reflexión, la reflexión de que tuvieron garantías, y eso debe ayudar a que el debate colombiano sea más fraterno, más constructivo.

La Farc en el pasado dijo que no hacía la paz porque en Colombia no se reconocía el derecho de elegir las autoridades más cercanas al pueblo. Se introdujo la elección de gobernadores y alcaldes. Se convirtieron en sicarios de las autoridades locales, de concejales. Una de las razones que invoco para denominarlos terroristas. Lo que no se opone a que hagan un alto en el camino, una reflexión, una revisión de comportamientos para construir la paz.

Dijo la Farc: en Colombia no se desmonta el paramilitarismo, no hacemos la paz. Nos falta por desmontar, de los grupos conocidos, dos: uno que está en proceso de desmovilizarse en Urabá, dirigido por un señor a quien apodan El Alemán, y otro de los Llanos.

Yo creo que hemos hecho un esfuerzo eficaz, de resultados, para el desmonte del paramilitarismo.

¿Qué va a decir la Farc? Decía la Farc: no hacemos la paz porque no hay garantías de oposición en Colombia. Confío que las garantías que tuvieron opositores y abstencionistas en el referendo de 2003, candidatos de partidos alternativos a esas alcaldías y a esas gobernaciones, las garantías en todas las elecciones atípicas, las garantías de todas las tendencias del pensamiento en este proceso electoral de Congreso y Presidencia, muestren que en Colombia hemos hecho el tránsito de garantías constitucionales meramente declarativas, a garantías materiales y eficaces para la oposición.

Saludo con inmenso respeto al doctor Antanas Mockus, ex alcalde de la ciudad, aspirante a la Presidencia de la República, quien está en este foro, y les agradezco inmensamente a todos ustedes por habernos invitado esta mañana.

Si las circunstancias de tiempo me hubieran permitido, como siempre lo he hecho en la reunión con ustedes, habría abierto un foro, habría tratado de contestar todas las preguntas, de absolver todos los comentarios. Pero debe respetar a mis ilustres compatriotas que aspiran a la Presidencia de la República, que van a intervenir en seguida, en frente de ustedes, y por eso les voy a pedir me dispensen de no abrir el segmento de preguntas”.

Imprimir

Linea de Quejas y Reclamos 01800-913666

© 2003 PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA