PALABRAS DEL PRESIDENTE URIBE EN
LA CÁTEDRA COLOMBIA
Bogotá, 5 may. (SNE). Las siguientes
son las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez, al intervenir
en la Cátedra Colombia y la conmemoración del aniversario
de la Escuela Superior de Guerra, acto cumplido en la Universidad
Militar Nueva Granada de la capital del país.
“Acudo con inmenso respeto y con mucha fe en la institución
y aprecio por sus integrantes, a esta nueva oportunidad de la
Cátedra Colombia. Son ya muchos años en los cuales
he podido trabajar hombro a hombro con la institución
armada de mi Patria. Fueron intensos esos años de la Gobernación
de mi departamento, donde en todas las horas trabajé con
quienes representaban la institución armada de la Patria
en aquella región. Intensos estos años en que he
tenido el inmenso honor de ejercer la Presidencia de la República
y la tarea emocionante de buscar con ustedes el retorno de la
seguridad a nuestra Patria.
Permítanme llegar a nuestra política interior
a partir de un debate que se da en el continente. A Colombia
la quieren ubicar forzosamente, en una división artificial
en el continente, entre derecha e izquierda. Esa división
no es válida. Tampoco la división entre comunismo
disfrazado y neoliberalismo.
Veamos la primera. Era válida la división entre
izquierda y derecha cuando en el continente había dictaduras.
Se asumían posturas intelectuales en favor del rescate
democrático, posturas intelectuales para confrontar esas
dictaduras. Entonces como una extensión de la doctrina
europea que se señalaba de izquierda por la lucha contra
las dictaduras de Hitler, Mussolini, en el continente también
se señalaron como de izquierda aquellos luchadores en
contra de las dictaduras.
Hoy la situación es diferente. Hoy toda la política
del continente gira alrededor de la regla democrática,
la división entre izquierda y derecha ha quedado obsoleta.
Es polarizante, polarizante por lo superficial, polarizante por
titulares de prensa, polarizante por posturas, ni siquiera lo
es por ideas de fondo, polarizante en todo. Va a haber la elección
del Secretario General de la OEA, se polariza el continente.
Va a haber la elección del presidente del BID, se quisiera
polarizar el continente. Se buscan caminos de integración
comercial, aparece la adhesión artificial a polarizar
el continente.
Y es impráctica. Así lo decía yo a una
periodista internacional que me preguntaba cómo me sentía
como Presidente de derecha, dirigiendo el Gobierno de Colombia,
en un continente que avanza hacia la izquierda. Le dije: señorita
periodista, déme una sola razón para que usted
distinga al Gobierno del presidente Lula en el Brasil como un
Gobierno de izquierda, y maltrate al nuestro en Colombia como
un Gobierno de derecha. Y enmudeció.
Después me increpó, ya le era inocultable su motivación
y me dijo que ella era de izquierda y que estaba en desacuerdo
con un Gobierno de derecha presidido por mí. Y le dije:
señorita periodista, déme una razón para
que usted marque una diferencia ideológica conmigo, que
le permita a usted sobresalir como una personalidad de izquierda
y acusarnos de tener un Gobierno de derecha. Y enmudeció.
Hace pocos días aparecían las decisiones de nacionalización
de recursos naturales de Bolivia como grandes pasos de izquierda.
Colombia lo hizo en la Constitución de 1968 del presidente
Carlos Lleras Restrepo. Colombia definió en aquella Constitución
que los recursos del subsuelo son de propiedad de la Nación.
Es un paso normal. Si eso fuera una característica de
la izquierda contemporánea, ah rato hace que Colombia
dio ese paso y que debería entonces estar catalogado como
país de izquierda.
Una cosa es que unos recursos no renovables, agotables, se declare
que son de propiedad de la Nación, del Estado, que finalmente
la Nación y el Estado son una misma personalidad jurídica,
una misma personalidad sociológica. La Nación es
el trasunto sociológico, el Estado es la organización
jurídica de esa Nación.
Pues bien, veía en las noticias de esta madrugada que
ya están llegando a acuerdos para el precio del gas de
Bolivia, y la empresa más importante que opera en Bolivia
es la empresa Petrobras del Gobierno del Brasil. Una cosa es
declarar la propiedad de los recursos del subsuelo y otra cosa
es hacer ajustes de precios. Eso no es ideológico, eso
es comercial. O cambiar las reglas de los contratos con los explotadores
particulares, públicos o internacionales de los hidrocarburos.
Esa división es polarizante, impráctica. Más
aún, está llevando a que cada día haya una
creciente violación del principio de la autodeterminación
de los pueblos. Parecería ser que esa división
autoriza una globalización del debate para que todo el
mundo se sienta autorizado, en nombre de la globalización
del debate y como actor de esa artificial polarización,
a afectar el principio de la autodeterminación en el vecindario.
Ni izquierda, ni derecha. Democracia moderna.
También se pretende adelantar acciones políticas
de comunismo disfrazado, de comunismo de nuevo tipo, que desconceptúan
todo lo que no les guste, señalándolo de neoliberal.
Y cuando uno mira los elementos del Consenso de Washington que
caracterizaron el neoliberalismo, se pregunta: ¿entonces
cuáles son los neoliberales?
Ese neoliberalismo en alguna forma es una invitación
a que toda la sociedad, las relaciones entre el Estado y los
asociados, las rijan las leyes de la oferta y la demanda. Una
invitación a que se elimine la intervención del
Estado como garantía de la cláusula social, totalmente
ajeno a nosotros. Para nosotros es fundamental la intervención
del Estado como garante de la cláusula social, como constructor
de equidad.
No vemos, pues, razón para que las afugias políticas
quieran forzar a que Colombia se tenga que ubicar en una división
artificial, polarizante, impráctica, de izquierda y derecha.
Tampoco hay razones para que el comunismo disfrazado pueda válidamente
desacreditar toda nuestra institucionalidad, con el cuento de
que es un modelo neoliberal, cuando toda la institucionalidad
nuestra está comprometida con lo contrario, está comprometida
con la intervención del Estado para garantizar la cláusula
social.
Ni izquierda, ni derecha, democracia moderna. Ni comunismo disfrazado,
ni neoliberalismo, democracia pluralista, con debate fraterno,
con economía privada, cristiana, fraterna en las relaciones
de producción.
Es muy importante definir cuál es el modelo que queremos.
El fin de semana anterior, con motivo del Primero de Mayo, expresaba
yo a los compatriotas en Santander, en Boyacá, donde se
ha presentado una gran recuperación de Paz del Río
con un alto porcentaje de propiedad de los trabajadores, y en
Medellín, con una nutrida reunión de sindicalistas
de todo el país, que el debate de la Patria tiene que
ser un debate pluralista, amplio, pero no un debate de polarizaciones,
no un debate de antagonismos insuperables.
Cuando ese debate no está abierto a la confrontación
argumental y a la búsqueda de opciones, se convierte en
un debate destructivo, se convierte en un debate de pasiones,
en un debate de dogmas políticos que ninguna salida buena
encuentra para la Nación.
El debate tiene que ser ejercido con amplitud para el pluralismo,
pero cada uno de los actores tiene que tener disposición
a encontrar las opciones que más le convengan a Colombia.
Debate con disposición a encontrar opciones, no debate
con antagonismos insuperables.
Además, el debate no puede ser un inoculador del odio
de clases, el debate tiene que ser constructor de una sociedad
fraterna. El Primero de Mayo nos dio la oportunidad muchísima
para reflexionar sobre lo que tiene que ser una sociedad fraterna,
cristiana en la práctica, en las relaciones entre empleadores
y trabajadores.
Nos dio la oportunidad para discrepar del extremo del egoísmo
individualista y del extremo del odio de clases. Ni egoísmo
individualista, ni odio de clases. El propósito tiene
que ser construir una sociedad fraterna, fraterna en el debate,
fraterna para expresar, para ventilar las diferencias, fraterna
en las relaciones entre empleadores y trabajadores.
Ese día veíamos allá que se ha recuperado
la economía, pero que hay muchos pasos sociales para dar.
Por ejemplo, en nombre del Gobierno propuse que aceleremos un
pacto social de un punto para que todos los trabajadores que
están vinculados a título de temporales, no obstante
que ejercen oficios de naturaleza permanente, sean vinculados
por la empresa privada a través de contratos a término
indefinido.
Para que la familia del trabajador tenga tranquilidad, para
que se acabe el sobresalto que se deriva de saber que llegaron
las 6:00 de la tarde y ese día hubo ingreso, pero no hay
la certeza de que a las 6:00 de la mañana del siguiente
día haya una nueva oportunidad laboral y de ingreso.
Para que la familia del trabajador esté tranquila, confiada,
para que haya relaciones amables, relaciones fraternas entre
el trabajador y el empleador, para que esas relaciones no estén
regidas por el egoísmo ni por la abulia. No estén
regidas por la indiferencia del uno, ni por el odio del otro.
Para que el trabajador se estimule más a aprender en cuanto
que más garantía de estabilidad tiene. Para que
esa estabilidad impulse el aumento en el acervo de conocimientos
y lo uno y lo otro, en ese marco de buenas relaciones, conduzca
a un mayor aporte a la productividad y a la competitividad de
la empresa.
La democracia moderna, social, fraterna, sin egoísmo,
sin odio, sin neoliberalismo, sin comunismo disfrazado, que le
proponemos a Colombia y que le proponemos a América Latina,
debe tener cinco elementos: seguridad con alcance democrático,
respeto a las libertades públicas, construcción
de cohesión social, construcción permanente de
transparencia y respeto a las instituciones independientes, que
garantizan la democracia efectiva en la práctica del Estado.
Todos los días se acredita más que nuestra seguridad
es democrática. Uno lo puede mirar en cualquiera de las
expresiones de la vida nacional. Permítanme, por ejemplo,
referir a las garantías de seguridad para quienes ejercen
el derecho de la oposición.
La oposición en las dictaduras no tenía garantías.
En la época de la doctrina de la Seguridad Nacional, se
perseguía por igual al alzado en armas que al crítico.
Eso fue lo que ocurrió en el continente. Creo que lo de
Colombia contrasta, que Colombia tiene hoy un gran avance en
materia de garantías.
Miremos. Es bueno recordar qué pasó en el Referendo
de 2003, plenas garantías a abstencionistas y opositores.
Es bueno recordar qué pasó en las elecciones de
alcaldes, gobernadores, diputados y concejales, que se sucedieron
la mañana siguiente. Por primera vez el país eligió alcaldes
de mayor importancia como el de Bogotá o gobernadores
como el del Valle del Cauca, provenientes de partidos alternativos,
apoyados por coaliciones en las cuales participaron antiguos
integrantes de guerrillas, y los eligió rodeados de las
garantías de la Seguridad Democrática.
Pero no bastó con ello. Hemos construido con todos ellos
gobernabilidad, unidad de Patria. Eso se ha logrado con base
en el respeto a sus fueros constitucionales y legales. Han ejercido
sus cargos durante dos años y cuatro meses, rodeados del
apoyo del Estado, rodeados del respeto del Gobierno Nacional.
Qué bueno que los politólogos estudiaran este
paro que acaba de darse en Bogotá, a 25 días de
elecciones, que pudo ser devastador de la economía y que
pudo haber llevado al Gobierno Nacional, por razones electorales
y oportunistas, a asumir una posición de apoyo camuflado
a los huelguistas o de indiferencia frente a los intereses superiores
de la ciudad. Ni lo uno, ni lo otro. Acompañamos la autoridad
legítima. Simplemente pedimos que su ejercicio fuera razonable.
Ayudamos a liderar, persuasivamente, que se entrara en razón,
que se levantara el paro, y que después, ya con el orden
restablecido, se reiniciara el diálogo.
En una circunstancia electoral de tanta angustia, habría
sido lógico que el Gobierno, por los afanes electorales
de la coyuntura, hubiera procedido de manera diferente a como
procedió. No lo hizo. Por que la Seguridad Democrática
tiene un alcance muy superior, mucho más de fondo. Es
un compromiso con la Patria, es un compromiso con la unidad nacional,
es un compromiso con los intereses superiores de la sociedad,
a cualquier riesgo electoral. Qué bueno que cuando estén
más lejanos los acontecimientos, más serenas las
mentes, más claras las razones, se analicen estos eventos. ¿Y
cómo? Como una extensión de la Seguridad Democrática
ha sido la conducta del Gobierno ante ellos.
Y miremos qué ha ocurrido a la oposición en las
más de 300 elecciones atípicas, de aquellas que
se suceden domingo tras domingo en municipios y en departamentos,
rodeada de garantías. Claro que nos duele inmensamente
el asesinato de doña Liliana Gaviria Trujillo en Pereira.
A mí me duele en lo personal saludar a la familia Gaviria
Trujillo en el dolor del asesinato de su única hermana,
es desgarrador. Me duele cuando pienso que en algún momento
seré ex Presidente y que mi familia en Medellín
corre los riesgos derivados por mi actitud ante el terrorismo.
A mí me duele por la Seguridad Democrática. Me
duele que un proceso electoral sea empañado por este asesinato.
Me duele. Porque la Policía en Pereira no debió levantar
el CAI que se había construido en esa urbanización.
Pero hemos afrontado con serenidad, con patriótica humildad,
las responsabilidades. Y pedimos a los compatriotas que ese dolor
nos lleve a una reflexión: El Libertador decía
que cada revés hay que convertirlo en una nueva trinchera
de victoria. Unamuno expresaba que el fuego que derrite la manteca,
templa el acero.
Nosotros nos hemos templado en las dificultades. El temple antes
las dificultades va esculpiendo, labrando el camino de la victoria.
Este revés nos tiene que hacer reflexionar para no renunciar
a la política de Seguridad Democrática. Para ajustarla.
A mí me preocupa que se acusa al Estado de falta de garantías
por este lamentable asesinato, pero al mismo tiempo aparecen
muchas voces bravuconas contra la Seguridad Democrática
y mansurronas frente al terrorismo. Mucha firmeza para maltratar
la Seguridad Democrática, total debilidad para condenar
el terrorismo. Hay que poner mucho cuidado para que la Patria
no caiga en esos equívocos.
Sin embargo, miremos lo que ha pasado con la oposición
en la elección del Congreso y lo que ahora ocurre en la
elección presidencial. Todas las fuerzas visitaron todas
las regiones de Colombia, no hubo para ellos sitio vedado. Creo
que hay una gran diferencia con el país de otros años.
Me llamó un amigo y me dijo: Presidente, la oposición
fue a Tierralta, a Valencia, criticaron al Gobierno y allí dijeron:
abajo el paramilitarismo, qué preocupación.
Le dije: no te preocupes, es la expresión de que ha avanzado
la Seguridad Democrática, de que el país se siente
más libre, la prueba de que han podido visitar todos los
sitios, de que han sentido protección en la Seguridad
Democrática, que les permite reencontrarse con la libertad
y lanzar las consignas que hace cuatro años simplemente
susurraban al oído de causales interlocutores de coctel.
Creo que lo que ha ocurrido en garantías en Colombia
nos permite decir dos cosas: primero, que el país ha pasado
de las garantías meramente declarativas en el texto de
la Constitución y de la ley, a las garantías efectivas
de la práctica cotidiana. Y segundo, nos permite decir
que reclamamos que el mundo, que América Latina y nuestros
compatriotas todos, reconozcan este proyecto de seguridad como
un proyecto democrático de seguridad.
Y viene su relación con las libertades. Mirémosla
con dos libertades: con las sindicales y con la de prensa. Y
es muy importante relacionar la seguridad con las libertades,
porque antes se hablaba que el reclamo de la seguridad era un
reclamo que provenía de la derecha y la reivindicación
de las libertades se originaba en la izquierda.
Confío que este ejercicio heroico de Seguridad Democrática
adelantado por las Fuerzas Armadas y de Policía de nuestra
Patria, esté ayudando a crear en la mente de los colombianos
la conciencia general de que la seguridad es un valor democrático,
necesario para el ejercicio de las libertades, y una fuente de
recursos requerida para la inversión, el empleo y las
reivindicaciones sociales.
El Primero de Mayo fue tortuoso en muchas partes del mundo,
así quedó registrado en las noticias y en los videos
que publicó la televisión. Tranquilo en Colombia.
Creo que es la expresión de las libertades. ¿Habría
sido tan tranquilo si nuestra Seguridad Democrática no
estuviera protegiendo las libertades?
Cuando los analistas comparen ese Primero de Mayo violento en
tantas partes, en países regidos por gobiernos que se
autocalifican de socialistas, con un Primero de Mayo tranquilo
en Colombia, se van a tener que preguntar: ¿Por qué tranquilo
el ultimo Primero de Mayo presidido por Uribe? ¿Por qué tranquilo
el Primero de Mayo a 20 días de la elección presidencial?
Porque la Seguridad Democrática ha protegido las libertades.
Porque la Seguridad Democrática todos los días
muestra mayor compromiso de las instituciones de la Nación
con los derechos humanos. Porque la Seguridad Democrática
ha permitido que la luz ilumine la verdad: la verdad de que la
violación de los derechos humanos proviene del terrorismo.
¿Por qué tranquilo? Porque la Seguridad Democrática
ha mejorado ostensiblemente la libertad sindical. Porque aquí asesinaron
en algunos años los terroristas alrededor de 160 – 165
líderes sindicales. El año pasado todavía
hubo asesinatos, todavía hubo 12. Tenemos que luchar hasta
mostrarle al país y al mundo que en Colombia hay cero
asesinatos de líderes sindicales. No lo hemos logrado
todavía, pero hay una gran diferencia entre 165 asesinados
en un período y 12 asesinados en otro período.
Los maestros de la Patria, tan importantes en esas organizaciones
sindicales, han sentido la protección de la Seguridad
Democrática. Hemos respetado y mejorado sus derechos pensionales
de salud, hemos hecho un gran esfuerzo para que no se les vincule
mediante politiquería sino mediante concurso. Falta mucho,
pero hemos avanzado bastante para desatrasarlos en cesantías
parciales, para descongelar el escalafón. Qué paradoja,
se van a sorprender los críticos: este es el Gobierno
con menos días de paro de maestros. ¿Por qué?
Porque el país es más libre gracias a la Seguridad
Democrática.
Y permítanme relacionar la seguridad, que parecía
excluyente con las libertades y que los colombianos la entendemos
como un presupuesto necesario para la protección de las
libertades, permítanme relacionarla con la libertad de
prensa. Hemos pasado de un periodismo condicionado por los terroristas,
a un periodismo protegido por el Estado, que ha superado la autocensura
y ha recuperado la libertad de la denuncia.
Yo vi en todos esos años de protección de imperio
del terrorismo, tres actitudes en sectores del periodismo: unos
convertían a los bandidos en héroes, convertían
sus publicaciones en novelas vivas, con narraciones de hazañas,
entre comillas, de los terroristas criollos. No los enfrentaban,
los promocionaban y vendían mucho con esas promociones.
Me cuentan periodistas de regiones que no se atrevían
a denunciar a la guerrilla porque les llegaba la amenaza, que
no se atrevían a denunciar al paramilitarismo porque les
llegaba la amenaza.
Barrancabermeja, por ejemplo, 25 años en poder del Eln,
seis años en poder de los paramilitares, qué distinta
hoy. Durante esos 25 años en poder del Eln, la libertad
de prensa desapareció en Barranca a manos del Eln. Ay,
que alguien se atreviera desde una tribuna periodística
a enfrentar al Eln. Y durante esos seis años de predominio
paramilitar, la libertad de prensa desapareció por la
capacidad terrorista del paramilitarismo. Ay, que alguien desde
una tribuna de prensa se atreviera a denunciarlos.
Ustedes, señores generales, son testigos, en aquellos
consejos de seguridad que hemos hecho en Barranca, cómo
hoy hay una comunidad que ha recuperado la libertad para denunciar,
un periodismo que ha recuperado la libertad para denunciar. Qué bueno.
Un país más libre para denunciar, un país
más libre para confrontar, gracias a la Seguridad Democrática.
Pero es también muy importante relacionar la Seguridad
Democrática con la inversión social. El tercer
elemento, de esos cinco, para construir un país con democracia
moderna, sin comunismo camuflado, sin egoísmo neoliberal,
un país fraterno, un país sin odio de clases.
(Norberto) Bobbio, ese pensador que iluminó la recuperación
democrática en la posguerra, nos ha dado razón
para entender superada, declarar superada la contradicción
que quiso presentarse entre los proyectos de seguridad y los
proyectos de inversión social.
Hoy la realidad nos acredita que no se pueden separar, que ya
la seguridad no corresponde a un reclamo ideológico de
unas minorías excluyentes, sino que es una fuente de recursos
para favorecer toda la comunidad.
Sin seguridad es imposible proveer los recursos para la inversión
social, para construir un país con igualdad.
Es contradictorio, por un lado, desacreditar la política
de Seguridad Democrática, no comprometerse con ella, y
por el otro lado reclamar un país con igualdad.
Es contradictorio, por un lado, hablar de la igualdad, y por
el otro lado, asumir una posición benevolente frente al
terrorismo.
El terrorismo es causa principal de la desigualdad en Colombia.
Es muy importante que cuando vayamos a hablar de la relación
entre inversión social y seguridad, miremos qué es
lo que ha hecho el terrorismo frente a la inversión social,
qué ha hecho el terrorismo frente a las libertades.
¿Por qué en otras naciones los grupos que se levantaron
en armas tuvieron ese reconocimiento o legitimidad que se deriva
de denominarlos insurgentes? Porque allá se levantaron
en armas contra dictaduras. Aquí hay que calificarlos
como terroristas, porque proceden como sicarios, en contra de
los actores de la democracia.
Yo no creo que se pueda al mismo tiempo defender la democracia
y ser benevolente con los terroristas, que son los sicarios de
la democracia.
Era yo estudiante universitario y a los pupitres de nuestra
universidad pública llegaban los comunicados de las Farc
en los cuales ellos decían que no hacían la paz,
porque Colombia no había permitido la elección
de las autoridades más cercanas: alcaldes y gobernadores.
Se introdujo lo uno y lo otro.
¿Quiénes asesinan a los alcaldes, quiénes
asesinan a los concejales? ¿Cómo se defiende la
democracia y al mismo tiempo se es tan benevolente con los terroristas,
absteniéndose de definir como terroristas a los que asesinan
a los actores de la democracia?
¿Y en lo social qué pasó? Cuarenta años
de terrorismo en Colombia. Los gobiernos invitándolos
a negociar y ellos avanzando en su acción de maltratar
a la sociedad.
Nos quejamos mucho del desplazamiento. Lo produjo el terrorismo,
el terrorismo que combatimos es el que produjo el desplazamiento
que heredamos.
El resultado de este terrorismo: tres millones de desplazados
internos, cuatro millones de colombianos expatriados, desplazados
hacia fuera, un desempleo que en pocos años saltó del
7 y medio por ciento a casi el 20, y que por fortuna ahora empieza
a bajar (está en el 11,3). Una pobreza que llegó al
60 por ciento y que por fortuna ahora empieza a bajar, está en
el 49, aún muy alta, pero que ya empieza a mostrar una
tendencia positiva. Ese es el resultado que nos dejó el
terrorismo.
¿Cómo se habla de justicia social en Colombia,
y al mismo tiempo se es benevolente con los terroristas que han
causado esta tragedia social?
Por eso es muy importante crear conciencia, en la mente de cada
colombiano, de esa relación positiva entre la Seguridad
Democrática y la política social.
Hace cuatro años la inversión extranjera en nuestra
Patria era de 500 millones de dólares. Gracias a la Seguridad
Democrática, el año pasado fue de cinco mil (millones
de dólares), pero falta mucho más.
Hace cuatro años teníamos desempleos del 17 por
ciento, hoy, gracias a la Seguridad Democrática, de 11,3.
Hace cuatro años las tasas internacionales de interés
estaban al 12 por ciento. Hoy, gracias a la Seguridad Democrática,
se encuentran en el 8.
Hace cuatro años llegaban al país 500 mil visitantes
internacionales. Hoy, gracias a la Seguridad Democrática,
registramos que el año pasado llegaron 937 mil.
Hace cuatro años se había suspendido el turismo
interno. Hoy, gracias a la Seguridad Democrática, hay
48 hoteles en construcción.
Hace cuatro años los cruceros internacionales habían
suspendido su llegada a Colombia. Ayer el presidente de Royal
Caribbean visitó a Cartagena para anunciar que de nuevo
llega esa empresa, que en el primer año llegará con
38 cruceros, 66 mil pasajeros.
Hace cuatro teníamos deprimida la afiliación a
la seguridad social. Ahora, gracias a la recuperación
del empleo, hay dos millones y medio de nuevos beneficiarios
del régimen contributivo.
Hay un 33 por ciento más de cotizantes al Sena. Más
de un millón de nuevos trabajadores se han afiliado al
sistema general de pensiones y se han afiliado al sistema general
de atención de riesgos profesionales en salud.
Gracias a la Seguridad Democrática, se da un principio
de recuperación de la economía, que nos ha permitido
recuperar el salario. No lo suficiente, no estamos en el paraíso,
pero vamos por un camino positivo.
Apreciados generales, oficiales, compatriotas que nos acompañan
en estos cursos, es bueno mirar esto: gracias a la Seguridad
Democrática, a su efecto benévolo, positivo en
la recuperación de la economía, durante cada uno
de los últimos cuatro años hemos aumentado el salario
mínimo por encima de inflación.
La inflación acumulada en los últimos cuatro años
es del 23,83 por ciento. El salario mínimo ha subido en
el 31,02 por ciento.
Falta mucho, un país con mucha pobreza, un 29 por ciento
de subempleo, las familias de las clases medias con unos ingresos
muy cortos para sus necesidades. Falta mucho. Pero gracias a
la Seguridad Democrática, vamos mejor.
Miren: el terrorismo nos dejó el desplazamiento. Gracias
a la Seguridad Democrática, hoy mejoramos la atención
al desplazamiento.
La verdad es que a mí me preocupa que en lugar de atacar
a los terroristas que causaron el desplazamiento, se ataque al
Gobierno, que está reivindicando a los desplazados. Se
es benevolente con los terroristas que causaron el desplazamiento,
y se es bravucón con el Gobierno que reivindica a los
desplazados.
Gracias a la Seguridad Democrática, ha disminuido mucho
el desplazamiento, pero vamos a lograrlo frenarlo. No lo hemos
podido frenar, pero lo vamos a frenar.
Gracias a la Seguridad Democrática, han mejorado los
ingresos del Estado y eso ha hecho posible que de 80 mil millones
que se dedicaban a atender desplazados hace cuatro años,
hoy dediquemos más de 800 mil a atender desplazados.
Hoy, señores generales, apreciados oficiales, integrantes
de la Cátedra Colombia, permítame decir: el 80
por ciento de los desplazados es un porcentaje ya esta afiliado
al régimen subsidiado de salud.
Hoy ya tenemos 120 mil familias desplazadas en el programa Familias
en Acción. La Seguridad Democrática está haciendo
posible los recursos para atender los desplazados, aquellos colombianos
que fueron desplazados por las acciones del terrorismo.
Por eso en esta hora de la democracia, es muy importante reafirmar
el compromiso con la Seguridad Democrática, para ajustarla
y mejorarla, para llenarnos de victoria.
Yo creo que hay algo importante: la Seguridad Democrática
nos tiene que producir un cambio fundamental en el estado anímico.
Colombia dejó atrás la hora en que, por las condiciones
del liderazgo político, en una actitud parecida al complejo,
las Fuerzas Militares y de Policía no veían que
su labor pudiera ir más allá de una relativa contención
al terrorismo. Eso quedo atrás.
Hoy el estado de ánimo es diferente. Y el estado de ánimo
que tenemos que impulsar en cada integrante es el de victoria.
Es un imperativo. Las condiciones están dadas.
Yo comparto los reclamos de ustedes por la falta de política
social. Pero ustedes han visto: un día en Cartagena del
Chairá, al siguiente en San Vicente del Caguán,
al otro día en La Macarena, en los Montes de María,
en el Pacífico, cómo con el aumento del régimen
subsidiado de salud, con el programa Resa de seguridad alimentaria,
con Familias en Acción, ha ido el Gobierno acompañando
con programas sociales la acción valerosa de nuestra Fuerza
Pública. Seguramente no lo suficiente, falta mucho, pero
ya el camino está trazado. Y eso lo ha hecho posible que
la economía ha mejorado, gracias a la Fuerza Pública,
a la Seguridad Democrática.
Por eso hay que superar varios malos entendidos. Algunos dicen:
es que Uribe es guerra, y lo que necesitamos aquí es inversión
social. Superemos esa distorsión. El pueblo colombiano
es el que nos reclama más inversión social, pero
más seguridad. Porque el pueblo colombiano, como lo dijera
Gaitán, que es superior a sus dirigentes, entiende que
la política social no se puede financiar si no hay Seguridad
Democrática que dé confianza inversionista.
Y hay otro mal entendido: es que aquí han gastado el
presupuesto en guerra, y no hay presupuesto para lo social. Las
cifras son elocuentes: si descontamos inflación, el presupuesto
de la institución armada de la Patria ha crecido en un
19 por ciento, el presupuesto social de la Nación en un
49, el presupuesto para pagar pensiones en un 78.
Las cifras son elocuentes: hemos llevado de la mano de la Seguridad
Democrática la ampliación del régimen subsidiado
de salud. Hoy el 80 por ciento de los desplazados con carné de
salud.
Hace cuatro años 10 millones y medio de colombianos afiliados
al régimen subsidiado de salud. Hoy 18 millones 600 mil.
Hace cuatro años, sumando régimen subsidiado y
régimen contributivo, 23 millones y medio de colombianos
asegurados en salud. Hoy 34 millones 100 mil colombianos.
Y hay seis departamentos con completa afiliación en los
estratos 1, 2, 3 a la salud: La Guajira y el Cesar, Antioquia
y Huila, Casanare y Arauca.
Encontramos ya un acuerdo con el Gobernador de Boyacá para
entregarle 197 mil carnés a Boyacá, con lo cual
llegamos a plena cobertura en Boyacá, el departamento
número siete.
Y anoche nos comprometimos en Cartagena a hacer un esfuerzo
inmediato para entregar otros 200 mil carnés de salud
en esa ciudad, a fin de que esa ciudad de contraste, tan bella
y tan pobre, esa ciudad que nos pone de presente cómo
el terrorismo llevo allí a concentrarse como desplazados
a más de 500 mil ciudadanos pobres, esa ciudad la tenemos
que convertir en una ciudad con plena cobertura en régimen
subsidiado de salud.
Con la Seguridad Democrática, el país en pocos
años podrá llegar a un desempleo bajo, a un subempleo
bajo.
Con Seguridad Democrática, el país podrá llegar
en cuatro años a un índice de pobreza no superior
al 35 – 36 por ciento. En el 2019 a un índice de
pobreza no superior al 20 por ciento.
Con Seguridad Democrática, el país podrá llegar
en pocos años a plena cobertura de educación básica.
Podrá llegar el país, con Seguridad Democrática,
en pocos años, a un millón de Familias en Acción.
Podrá el país llegar, con Seguridad Democrática,
a plena cobertura en salud en pocos años.
La Seguridad Democrática es la fuente de los recursos
para hacer política social y para construir equidad.
Nosotros no queremos la tesis del Brasil de los años
60, que decía: crezcamos y después distribuimos.
Tampoco queremos la tesis del comunismo disfrazado, que no le
importa el crecimiento sino la demagogia de la distribución.
Lo voy a decir esta tarde en Nariño: cuidado con el comunismo
disfrazado, en un departamento de minifundio, de clase de ingresos
medios y de sectores populares de mucha pobreza como Nariño.
El comunismo disfrazado lo único que hace es repartir
pobreza.
Lo que queremos, lo que necesita Colombia, es crecimiento con
distribución simultánea. Ni el desarrollismo brasilero,
padre del neoliberalismo, que solamente se interesaba para que
la economía creciera y le daba la espalda al mejoramiento
de la distribución, ni el comunismo disfrazado, que lo único
que quiere es frustrar el crecimiento y distribuir pobreza.
La propuesta nuestra es fraterna, cristiana: crecimiento acompañado
de distribución.
Por primera vez el coeficiente Gini, que mide la equidad o la
iniquidad en la distribución del ingreso, después
de muchos lustros muestra una leve mejoría en Colombia.
Y tenemos que seguir haciendo esfuerzos en el frente de la transparencia.
A mí me parece fundamental que todo error que cometamos,
en aras de la transparencia, nosotros mismos lo revelemos.
Me decía el señor general (Jorge Daniel) Castro
(Director de la Policía), al entrar a la Cátedra
Colombia, que fue la misma Policía de Barranquilla la
que investigó estos hechos de narcotráfico, que
fue la misma Policía de Barranquilla la que denunció estos
hechos de narcotráfico, que fue la misma Policía
de Barranquilla la que puso en evidencia estos hechos, la que
los comunicó ante los medios de comunicación, la
que los denunció ante la Fiscalía.
Compromiso fundamental de transparencia: cada vez que cometamos
un error, digámoslo, no lo escondamos.
Alfonso López Pumarejo decía bellamente que quería
caracterizar a su Gobierno por la actitud de sus integrantes
de confesar, con incurable buena fe, sus errores y vicisitudes.
Esa regla la tenemos que practicar, la demando todos los días
de mis compañeros del Gabinete y la he pedido todos los
días de la institución armada de la Patria.
Nada más importante para la transparencia que reconocer
por propia iniciativa los errores y vicisitudes. Nada más
importante para la transparencia que denunciar y sancionar por
propicia iniciativa las conductas equivocadas.
Eso da confianza a la ciudadanía, muestra un país
con transparencia, y finalmente la pena que se siente cuando
hay que reconocer una dificultad, al final del día se
convierte en una razón para sentir orgullo, porque se
tuvo la capacidad de reconocer esa dificultad, de reconocer ese
error.
Cuando ustedes analicen América Latina, piensen cuál
democracia es más moderna: si una que respeta la independencia
de las instituciones, u otra que concentra en una institución
las facultades de todas las demás.
El principio de la independencia de instituciones que conforman
el Estado, es un principio fundamental para caracterizar una
democracia como una democracia moderna, como una democracia social.
Permítanme llegar al final con el tema de la paz, a partir
de esta afirmación: la Seguridad Democrática es
un camino para las libertades, es un valor democrático,
es una fuente de recursos para la inversión social, es
un marco necesario para el empleo. La Seguridad Democrática
es el camino correcto para la seguridad y es el camino correcto
para la paz.
Hace cuatro años yo no me habría comprometido
ante los compatriotas que hoy tendríamos 35 mil desmovilizados.
Con la señora ministra Martha Lucía Ramírez,
estuvimos prudentemente en la planeación estratégica
de nuestra política de Seguridad Democrática, proponiendo
metas de 3 mil, metas de 6 mil. 35 mil.
¿De dónde nacen esos procesos de paz? No nacen
de la debilidad, no nacen del apaciguamiento. La paz no la hace
quien llama arcángeles a los terroristas para congraciarse
con ellos. La paz la hace quien enfrenta con severidad, en nombre
del Estado, las acciones de los terroristas.
Los paramilitares no han aceptado la paz por liberalidad. Ellos
no se iban a desprender de ese jugoso negocio del narcotráfico
por liberalidad. Han aceptado la paz por la presión militar.
Por una política de seguridad inclaudicable, porque ha
habido la decisión aquí, no de hacer comentarios
de coctel frente a ellos, sino de enfrentarlos militarmente.
Ahí vemos cómo la Seguridad Democrática
va generando la paz.
Ahora la preocupación es por los desmovilizados. Sí,
cuesta mucho la reinserción, es muy difícil, hay
que proveerlos con asistencia sicológica, educación,
formación para el trabajo, crédito de emprendimiento,
empleo. Todo eso es muy costoso y muy difícil.
Colombia no conocía un universo de 35 mil reinsertados.
Solamente los 7 mil de la guerrilla exceden con creces la suma
de todos los que se reinsertaron del M-19, el Epl, la Corriente
de Renovación Socialista, el Quintín Lame.
El país no conocía 7 mil desmovilizados guerrilleros,
ni alrededor de 30 mil desmovilizados paramilitares. Tenemos
por delante un inmenso esfuerzo. Pero cuánto mejor que
la Seguridad Democrática hubiera precipitado esas desmovilizaciones,
a que los hubiéramos mantenido disparando.
Y miremos el tema con el Eln. Yo soy el Presidente más
odiado por la guerrilla. Soy el Presidente que con más
voluntad política la ha enfrentado, y también el
Presidente a quien no le ha temblado la mano para firmar los
salvoconductos para que los señores del Eln puedan salir
de la clandestinidad, aparecer libremente a gestionar la paz.
Pruebas, riesgos, para que al sentir en su propio ser el aroma
amable de la libertad, contribuyan a la paz.
En la misma forma que tenemos toda la determinación para
derrotar el terrorismo, tenemos toda la disposición para
construir la paz. Deseamos que esas conversaciones con el Eln,
aún en fase preliminar, avancen, que nos conduzcan a la
paz.
Pero la paz no nace de decir que la Farc no es terrorista. La
paz no hace de desacreditar la política de Seguridad Democrática.
La paz no nace de la debilidad frente a los terroristas, ni de
las bravuconadas contra la Seguridad Democrática. La paz
no nace de la actitud pusilánime frente a los violentos
y soberbia en contra de las instituciones. La paz nace del ejercicio
transparente, firme, eficaz y permanente de autoridad.
Los logros son apenas parciales. Vamos ganando, pero no hemos
ganado todavía. No es para bañarnos en agua de
rosas. Es para introducir ajustes todos los días. No es
para bañarnos en aguas de rosas, pero no es para retroceder.
Es para ajustar, mejorar y avanzar. Es para que nos llenemos
en cada momento de más actitud de combate y de mejor actitud
de victoria.
¿Qué va a pasar con la Farc? Ahora el señor
Reyes le dice a Telesur, y ojalá podamos tener la eficacia
para llegar donde él, ya que han llegado los periodistas,
le dice a Telesur que no se puede votar por Uribe, que no van
a hacer la paz. Y algunos amigos me llaman preocupados y me dicen:
Presidente, diga que la Farc no son terroristas, a ver si votan
por usted, qué preocupación que la Farc diga que
no se puede votar por usted.
Digo yo: qué alegría, la expresión de que
hemos cumplido el deber. Ni más faltaba que a estas alturas
de la vida, comprometidos como estamos, con carácter de
soldado y de Policía debajo de este Everfit, por coyunturas
electorales fuéramos a asumir la actitud pusilánime
de decir que la Farc son arcángeles y no terroristas.
Sabemos que el apaciguamiento frente a los terroristas es el
crecimiento de los terroristas, sabemos que lo único que
conduce a la paz es combatir a los terroristas para abrir las
puertas de la negociación.
A mí me preocuparía lo contrario, a mí me
preocuparía que la Farc dijeran: voten por Uribe, voten
por Uribe que es nuestro pelele, voten por Uribe que es el que
no nos dice terroristas, voten por Uribe que es el que nos justifica.
Eso sí me preocuparía.
Por eso el país va a tener que escoger ahora si vamos
a seguir por el mejoramiento de la Seguridad Democrática
como camino a la paz, o vamos a retroceder para que con el comunismo
disfrazado le entregue la Patria a la Farc.
Y la Farc va a tener que hacer una reflexión: en el pasado
dijo que justificaba sus acciones terroristas porque no había
elección de autoridades cercanas. Si quieren que le quiten
el apelativo de terroristas, pues que se preparen a dejar de
asesinar concejales.
¿Qué otro calificativo merece un grupo que atenta
contra la democracia, distinto al calificativo de terroristas?
Y además eso tiene, muy apreciados estudiantes de la Cátedra
Colombia, un fundamento jurídico y de ciencia política.
España, Inglaterra, Alemania, Inglaterra en su Common
Law, definen como terrorismo el uso de las armas o la simple
amenaza del uso de armas por razones ideológicas, políticas
o religiosas.
Y cuando le pregunto a los líderes políticos de
Europa: ¿por qué son tan severos para calificar
el terrorismo?, ellos contestan: porque somos totalmente respetuosos
de la democracia. Cuando se respeta totalmente la democracia,
se gana la autoridad moral para calificar esas acciones violentas
como terroristas.
Eso no pasó en otros países de América
latina. Allá mantuvieron el noble calificativo de insurgentes
porque combatían dictaduras, todo lo contrario de Colombia.
Nuestro caso es más parecido a Europa y diferente de muchos
casos latinoamericanos del pasado.
Aquí nosotros profesamos y practicamos profundo respeto
por la democracia, como lo demuestran estos procesos garantistas.
Eso nos da la misma autoridad moral, que invocan los europeos,
para señalar como terrorista esa acción violenta
y destructora de la democracia.
¿Y qué va a pensar la Farc? La Farc dijo en el
pasado que no negociaban porque en Colombia no se desmontaba
el paramilitarismo. ¿Ahora qué va a decir? De todos
los grupos paramilitares conocidos, falta que concluya la desmovilización
de uno dirigido por el señor a quien apodan El Alemán,
en Urabá, en el norte del Chocó. Y otro en los
Llanos Orientales, que no tiene más camino que negociar
o esperar que lo destruya la acción con toda determinación
de la Fuerza Pública.
¿Qué va a decir la Farc? ¿Dónde
le va a quedar ese argumento? La Farc decía que no negociaba
porque en Colombia no había garantías para la oposición.
Pues bien, ¿qué va a decir ahora, después
de cuatro años de Seguridad Democrática con plenas
garantías, con garantías efectivas?
La Seguridad Democrática es un camino hacia la paz. Yo
quiero, en la última Cátedra Colombia que le corresponde
a este Gobierno, expresar mi gratitud a la Fuerza Pública.
Han sido cuatro años muy intensos, generalmente de preocupación,
de angustia.
Pocas reuniones entre nosotros, señor Ministro y señores
generales, han sido tranquilas. Siempre nos ha acosado la angustia
de enfrentar la inseguridad que afecta nuestra Patria
Falta mucho, pero la Patria ha mejorado muchísimo. Y
en eso hay una causa eficiente: el sacrificio de la Fuerza Pública.
Saludo el espíritu de victoria que se observa hoy en
todos ustedes. Que estos esfuerzos para mejorar conocimientos,
en una institución tan profesional que honra a Colombia
cuando la reconoce el resto del mundo democrático, sean
nuevos esfuerzos académicos para que podamos conseguir
el fin que motiva nuestra lucha: que las nuevas generaciones
de colombianos puedan vivir felices en el noble suelo de la Patria.
Ustedes, apreciados integrantes de la institución armada,
no solamente tienen el honor, el honor que llamaba el ex presidente
Alberto Lleras de portar las armas de la República, sino
que hoy los hechos han demostrado que ustedes, con la Seguridad
Democrática, tienen la gran responsabilidad de la confianza
en la inversión, de la generación del empleo y
de la provisión de los recursos para la inversión
social.
Muchas gracias por todos sus sacrificios y que, con el esfuerzo
de ustedes, la Patria siga para adelante”.