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16 de noviembre

PALABRAS DEL PRESIDENTE URIBE AL PRESENTAR PLAN NACIONAL DE DESARROLLO

Bogotá, 16 nov (SNE). Las siguientes son las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez, durante la presentación del nuevo Plan Nacional de Desarrollo ‘Estado Comunitario: Desarrollo para Todos’.

“En primer lugar, toda nuestra gratitud por el diligente trabajo de Planeación Nacional, el esfuerzo para haber adelantado una consulta previa que ayuda a este proceso democrático, para haber incluido tan detalladamente todos estos sectores en una capitulación bastante articulada, para presentar este anteproyecto del Plan Nacional de Desarrollo.

Muchas gracias a Planeación. Han tenido que cumplir una tarea muy exigente, porque en Planeación se radica la mayor responsabilidad del acto legislativo de transferencias, y eso ha coincidido con la preparación del Plan Nacional de Desarrollo. Y como que les quedara livianito con esas dos tareas, además han debido preparar el documento de lucha contra la pobreza, en el cual esperamos tener buenos resultados.

Y muchas gracias al Consejo Nacional de Planeación por su permanente diligencia, por su disposición a examinar estos temas con todos los colombianos.

Al hacer entrega hoy de este documento, estamos cumpliendo con uno de los ritos de la democracia participativa. Justamente en toda la discusión sobre democracia participativa, lo que la antecedió en Colombia fue la idea de la planeación participativa.

Nuestro concepto de democracia participativa que se plasma en el Estado Comunitario tiene en Colombia un antecedente, que es la lucha por la planeación participativa y que se expresó sabiamente en la Constitución de 1968, liderada por el entonces Presidente de la República, el doctor Carlos Lleras Restrepo.

Como el Plan anterior, éste tiene también el nombre de Estado Comunitario. Ningún camino de desarrollo se puede emprender en una Nación cuyo Gobierno no tenga claro la Nación que quiere y el Estado que debe dirigirla.

Nosotros queremos una Nación sin exclusiones y sin odio de clases, con pluralismo en permanente debate, pero no debate para generar contradicciones antagónicas, insuperables, sino debate fraterno que permita construir opciones.

Nuestra visión de democracia busca un equilibrio de la representativa con la participativa. Cuando hemos luchado por el Estado Comunitario para darle un gran peso a la democracia participativa, hemos escuchado la crítica de que queremos anular la representativa y sus partidos. De ninguna manera. Simplemente la relación del Ejecutivo con las expresiones representativas de la democracia, en períodos colombianos, ha abandonado el querer popular.

Muchas veces se entienden muy bien el Ejecutivo y el Congreso, pero ambos se desacreditan con la opinión pública, porque en ese entendimiento son cuidadosos para proteger la democracia representativa y totalmente aislados de la expresión popular, que todos los días hay que consultar a través de la participación.

La propia Constitución del 91 es un buen equilibrio entre democracia representativa y democracia participativa.

Nosotros creemos que la participación no se puede dar solamente en épocas electorales. El mundo moderno, por todas sus connotaciones, la revolución de las comunicaciones entre ellas, exige que la participación se dé todos los días. Todos los días hay que convalidar la representación, y la única manera es a través de permitir la representación. No hay representación legítima, si esa representación no se nutre diariamente de la participación. Y no hay participación efectiva, si esa participación finalmente no se hace sentir a través de la representación.

Nuestro Estado Comunitario tiene muchas razones para ser propuesto. Nosotros hemos discrepado de esa polarización latinoamericana entre unos conceptos socialdemócratas que crearon también muchos problemas en materia de asignación de recursos, en materia de construcción de unos privilegios cuando se trabajaba para desmontar otros, y el neoliberalismo, de espaldas a la necesidad de la cláusula social.

Por eso propusimos hace cuatro años la alternativa del Estado Comunitario. Un Estado con más participación de la ciudadanía en la toma de decisiones, con más participación de la ciudadanía en la ejecución de decisiones, y con más participación de la ciudadanía en el seguimiento y en la supervisión de las decisiones. Eso logra unos resultados más eficientes, logra un mejor control.

La experiencia nuestra nos demuestra que la práctica del Estado Comunitario orienta mejor los recursos, que la práctica del Estado Comunitario hace que los funcionarios de gobierno sean menos promeseros pero más comprometidos.

Eso de tener que practicar el Estado Comunitario todos los días, de tener que dar cuentas un día y al siguiente día también, eso crea mucha responsabilidad en los funcionarios de gobierno, pero muchísima responsabilidad en los funcionarios de Gobierno, muchísima inclinación a la diligencia. Eso crea un nerviosismo positivo en el Gobierno para responderle a la comunidad, y, por supuesto, en la comunidad crea una actitud de más conciencia y de menos paternalismo.

Cuando, en el diálogo con los colombianos, uno como Presidente tiene que decir: esto no se puede, no tenemos los recursos, no somos competentes, y ese diálogo se hace frecuentemente, el resultado es que se va construyendo una comunidad más consciente, menos paternalista, más informada de las posibilidades y también más informada de las limitaciones.

Por eso es excelente la práctica del Estado democrático, que es la más concordante con la planeación democrática.

Además ayuda a asignar responsabilidades políticas. Esa participación permanentemente ejercitada, ayuda no solamente a obtener mejores resultados para la comunidad, mejor canalización de recursos para la comunidad, sino también a identificar en quién hay que asignar las responsabilidades políticas, a quién hay que sancionar y a quién hay que premiar.

Creo que es un gran logro del Estado Comunitario. Por eso queremos persistir en él, por eso nuestra ambición de país, a la que sucinta y de manera simple me referí hace unos minutos, la enmarcamos en esa concepción de Estado Comunitario.

Y entonces allí entramos en los capítulos del Plan, que ustedes van a mirar, en lo cual para nosotros sigue siendo fundamental la seguridad: la Seguridad Democrática.

Creo que hay algo demasiado importante que se ha ganado en Colombia. Mi generación fue instruida en la idea de que la seguridad era una categoría militarista, era un supuesto de la derecha para mantener privilegios, era un imperativo para mantener exclusiones de las grandes masas.

Se nos enseñó que todo delito tenía una raíz social, se nos presentó todo crimen como un crimen famélico. Se nos hizo tener más simpatía por el terrorismo y menos compromiso con la institución armada de la República.

Y eso produjo una Colombia de guerrillas y narcotráfico, sin responsabilidad estatal para proteger las gentes, especialmente en las regiones, que generó otra Colombia, de guerrilla, narcotráfico y paramilitarismo. Todos los días con unas instituciones más desvanecidas. Y ese desvanecimiento lo produjo su ausencia.

Si algo hemos logrado importante es que hoy las grandes mayorías colombianas hayan hecho ese tránsito en la manera de pensar. Las grandes mayorías colombianas conciben hoy la seguridad como un valor democrático y como una fuente de recursos.

Y yo creo que los procesos que ha vivido el país para desmantelar organizaciones criminales, para que todos los colombianos sientan que la seguridad les pertenece, que la seguridad les va llegando de manera más efectiva cada día, yo creo que ese proceso ha sido muy útil.

Falta mucho en resultados, pero hemos ganado mucho en conciencia ciudadana. Por eso ahora en este Plan de Desarrollo tenemos que persistir.

Nosotros vemos que la vieja división latinoamericana entre izquierda y derecha está obsoleta. Necesitamos mejores grados de democracia.

Está obsoleta porque ya no es la lucha de la democracia contra la dictadura. Está obsoleta porque lo que eran valores de la derecha, son hoy necesidades de la izquierda. Y lo que eran aspiraciones de la izquierda, también hoy comprometen a la derecha.

Históricamente la izquierda se oponía a la seguridad, pero aquí en Colombia sí que se dio cuenta que sin la seguridad no podía desarrollar su proyecto político.

Se denostaba de la seguridad señalándola como una aspiración de la derecha, y finalmente la izquierda la tuvo que reclamar para posibilitar su escenario político.

Decía la izquierda que las libertades públicas eran unas libertades formales de las oligarquías de derecha para reproducir las condiciones de explotación. Pero finalmente la misma izquierda entendió que sin libertades públicas es imposible sacar adelante las aspiraciones de derechos humanos y de derechos civiles.

La lucha por la cohesión social parecía un patrimonio exclusivo de la izquierda, mientras la lucha por la seguridad parecía un patrimonio exclusivo de la derecha. Hoy ambas son mutuamente dependientes: sin seguridad no hay recursos para la construcción de la cohesión social, sin cohesión social no hay aceptación ciudadana para la sostenibilidad de la seguridad.

Y podríamos seguir examinándolo todo, apreciados compatriotas, para ver cómo la realidad sintetizó las viejas contradicciones. Y por eso tenemos que buscar los nuevos paradigmas.

El nuestro, un Estado con mayor participación comunitaria, que es lo que finalmente garantiza transparencia. Una sociedad sin exclusiones y sin odio de clases.

La señora Directora de Planeación ha propuesto que este Plan esté sustentado en un programa de crecimiento económico no inferior al 5 por ciento al año. Difícil pero no imposible. Hay muchas condiciones dadas para lograrlo, pero también hay nubarrones.

Hoy hay confianza inversionista en el país. Hace tres años una Nación tan importante como el Japón estaba recibiendo 6 mil millones de inversión extranjera anual, lo mismo que nosotros recibimos el año pasado y que volvemos a recibir este año. En nuestro escepticismo esos son logros para resaltar. Esas son fundaciones concretas para ser optimistas.

Siempre premiamos la inversión en China: 54 mil millones un año, 67 mil el otro. En el per cápita eso es menos que lo que empieza a recibir Colombia. Hemos mirado a Brasil como el coloso del sur, está teniendo Colombia más inversión extranjera directa, y más per cápita y más crecimiento real que Brasil.

La verdad es que hay muchas razones no para decir que todo está bien, porque es más lo malo que lo bueno, es más lo que hay que corregir y avanzar que lo recorrido, pero hace pocos años veíamos que mientras la inversión en Chile representaba el 21 – 22 por ciento del PIB, aquí representaba el 13. Este año representa el 26. Nos parecía inalcanzable, inalcanzable en Colombia, la participación de la inversión en el PIB de Chile.

Hay cosas buenas. Tenemos sectores muy promisorios, para no hablar sino de uno: el de la agricultura energética. Pero también tenemos nubarrones.

Déjenme expresar que veo dos nubarrones que tenemos que despejar: el uno la falta de hallazgo de petróleo, el otro los interrogantes en los Estados Unidos para la ampliación de las preferencias y para la aprobación del TLC.

El Gobierno se aplicará, con toda la voluntad, con todo el patriotismo, a buscarse por superar estos nubarrones. Son mis preocupaciones, al mirar el conjunto de condiciones que se requieran para que se dé ese crecimiento sobre el cual Planeación Nacional sustenta el Plan, la propuesta de Plan que hoy queda a consideración de ustedes.

Pero escuchando a la señora Directora de Planeación, tan pronto como habla de crecimiento económico habla de las metas de reducción de pobreza y de construcción de equidad.

Hace cuatro años la pobreza estaba casi en el 60, el año pasado en el 51, la meta formal del Plan es el 39. La meta del kilómetro adicional –yo les insisto mucho a mis compañeros en el Gobierno que todos los días hay que proponerse un kilómetro adicional–, es bajarla al 35, para facilitar que los gobiernos que habrán de sucedernos le puedan mostrar al país en el 2019 una pobreza no por encima del 15.

Y en esa relación de pobreza y crecimiento, vemos que el crecimiento es el medio. La reducción de la pobreza y la construcción de equidad, los fines.

Y allí tenemos nosotros también otra diferencia sobre lo que fueron las polarizaciones de América Latina. Hubo aquella tesis del desarrollismo en el Brasil en los 60, que se quiso replicar en todo el continente, de acuerdo con la cual lo que importaba era el crecimiento. Y se entendía que la equidad llegaría como consecuencia implícita. No se dio.

Y se contrastó con el factor antagónico: la idea de que aquello que importaba era la distribución y no el crecimiento. Y finalmente el logro fue distribuir más pobreza.

Nosotros creemos que hay que llevar de la mano crecimiento, superación de pobreza y construcción de equidad. Y no es de nuestra propia creación, es del examen de los antagonismos latinoamericanos, que siempre han fracasado.

Y allí van apareciendo temas más concretos: toda la construcción de capital humano, la construcción de capital físico, el manejo macroeconómico, la inserción de la economía colombiana en la economía mundial, el tratamiento a todos los sectores de la economía, con énfasis al sector de la economía solidaria.

Metas muy exigentes en todos: en capital humano, la plena cobertura en educación básica. Para no hablar de los esfuerzos en preescolar, para no hablar de los esfuerzos en la parte universitaria, en la parte de calidad, para no hablar de esa gran revolución que es la educación por fases, que integran el Sena, las instituciones técnicas, las universidades.

Allí tenemos puestas nuestras emociones, porque ninguna política social sale adelante si no gira alrededor de un eje, que es una Revolución Educativa permanente.

Y allí aparecen soportes muy importantes, como el propósito de llegar a millón y medio de Familias en Acción, un camino para la educación. O nuestra tarea de crecer Bienestar Familiar.

Tengo mucha ilusión de llegar al mes de mayo del año entrante. En ese momento todos los contribuyentes de parafiscales y de seguridad social en Colombia tendrán que estar haciendo una declaración de un solo pago, hoy hacen cuatro: el uno a Bienestar Familiar, Sena y cajas de compensación; el otro a régimen contributivo, que pueden ser muchos; el otro a pensiones, que puede ser muchos, y el otro a riesgos profesionales. Eso trae trámites costosos y evasión. Ya estamos empezando a exigir una sola declaración, un solo pago. Va fortalecer mucho a Bienestar Familiar, y nos va a hacer posible avanzar en la cobertura de pre-escolar.

Tenemos mucha ilusión en esa institución, mucha ilusión en el Sena. Da gusto ver cómo en el continente piden que vaya el Sena de Colombia, ayer El Salvador, hace una semana Panamá. A través del Sena de Colombia hay que ir a preparar 100 mil trabajadores para las obras de ampliación del Canal (de Panamá). Da gusto saber que vamos a tener en el Sena en educación virtual millón y medio de colombianos.

Y entonces cuando uno lee el ‘milagro sueco’ , el ‘milagro irlandés’, el ‘milagro de Malasia’, el ‘milagro de Singapur’, el ‘milagro de la costa China’, todos tienen un elemento común: el avance en comunicaciones.

Y suele ponerse triste porque, sí, avanzamos en Colombia en telefonía móvil, hemos pasado de cuatro millones 200 mil celulares a 29 millones, pero dice: ¿qué pasa con banda ancha, con internet, con conectividad de escuelas? Qué bueno poder decirle al país que Colombia Telecomunicaciones, que se salvó gracias a esa reestructuración, no sólo tiene a salvo a los pensionados y los trabajadores, el patrimonio del Estado, sino que tiene en caja 650 millones de dólares, recurso asegurado para lograr las metas de conectividad que van a desatrasar mucho a nuestra Patria en los años que vienen.

Ese es uno de los sectores de esa construcción de capital humano y de capital físico, en el que más confianza tenemos, que va a contribuir al bienestar de los colombianos y que lo tenemos, gracias a Dios, debidamente financiado, con la confianza inversionista en Colombia y con el giro de la vieja Telecom a la nueva Colombia Telecomunicaciones.

Y en el capital social aparece el crédito popular. Vemos con mucha emoción la iniciación de una nueva fase de microcrédito: la semana entrante en Bogotá con el tema de Banca de Oportunidades.

Y el tema de la salud. Y no solamente la plena cobertura sino la lucha por la calidad. Hemos reformado 128 hospitales y vamos a reformar todas las clínicas del Seguro Social. No puede ser que muchas ciudades colombianas, entre ellas mi ciudad de Medellín –

tener autoridad moral para hacer esta crítica en cabeza de mi ciudad, y no mencionar las otras–, tengan las mejores clínicas del mundo privadas del mundo, privadas entre comillas, porque ya, gracias a la Ley 100 están al acceso de todos, y tengan unas clínicas del Seguro Social que dan vergüenza.

Por eso, en lo que nos falta de esta reforma administrativa, que ya ha tocado 300 entidades del Estado, hay prioridad de esas clínicas. Aspiramos reformarlas totalmente para que al final del Gobierno la gran mayoría de ellas sean tan eficientes, tan bien recibidas por los pacientes, como son las mejores clínicas privadas del país.

En capital físico, les ha dicho la señora Directora de Planeación Nacional, y ustedes lo van a ver allí, todo ese proyecto ambiciosísimo de infraestructura para la competitividad del país. Por supuesto, todo lo que se propone allí es apenas un pasito. Porque entonces nos dice el Consejo Gremial: ‘necesitamos las vías de comercio exterior’, pero al otro día nos dicen los alcaldes: ‘necesitamos más Plan 2500’, y nos dicen los gobernadores: ‘necesitamos más recursos para las vías departamentales’. Y aparecen las inversiones en las zonas portuarias, etcétera.

Pero yo creo que, como está definido allí, la prioridad de orientación de recursos, con todo el mejoramiento que ustedes hagan, yo creo que vamos a dar un buen paso.

Y todo esto está conectado a la agenda legislativa y al comercio exterior. Confiamos que culmine la aprobación de la reforma tributaria.

La realidad política ha mostrado muchas cosas. Primero, la realidad política ha mostrado que no es tan fácil avanzar en cobertura de IVA, como piensan teóricos de la economía. Ninguna de las bancadas dio su visto bueno para avanzar más en cobertura de IVA. Nosotros hemos hecho el tránsito de un 37 por ciento de IVA sobre el producto a un 51 – 53. Yo creo que vamos a quedar en un 55.

Pero hay una realidad política incontrastable. La realidad política en esta reforma tributaria ha demostrado otra cosa: que los estímulos que habíamos introducido no eran tan malos.

Los tuvimos que introducir con muchas dificultades, en medio de la crítica de escritores de economía, de centros de estudio, de sectores del Congreso, del escepticismo del Ministerio de Hacienda. Casi que lo aceptaron por la emoción del Presidente.

¿Qué pasó ahora? El Ministro de Hacienda le propuso al país desmontar todos esos incentivos, y ¡oh, reacción del país! Yo personalmente llevo casi cinco meses asistiendo a todos los foros colombianos a oír críticas contra nuestra reforma tributaria. Y dije: bueno, está bien haber hecho este ejercicio para que vayamos aterrizando.

¿Qué hay hoy en la reforma? La decisión de Congreso y Gobierno de respetar todos esos estímulos que se habían creado.

Porque una cosa es darles incentivos a sectores de la economía por privilegios o por lobby. Otra cosa es incentivar sectores de la economía, como la vivienda, que se necesitan.

La crítica a los incentivos de vivienda en los Estados Unidos es porque muchos consideran que esos incentivos de vivienda allí estimulan la especulación inmobiliaria. Aquí los incentivos de vivienda están orientados a dotar de vivienda a los sectores más pobres.

Mantener incentivos por razones de lobby o grupos de interés, es tan absurdo, como no crear incentivos para estimular los sectores que el país necesita, por su competitividad económica o por la redención social.

Es como si se quitan los incentivos que introdujimos para los cultivos de tardío rendimiento, para la arborización, en un país que tiene todas las posibilidades para ello, o los que se introdujeron para las energías alternativas.

Nosotros tenemos confianza que eso va a quedar bien en la reforma tributaria. Va a ser más importante para el crecimiento del país, que bien recibida por la ortodoxia económica, como se ha demostrado con la deducción del 30 por ciento a las nuevas inversiones.

Y es muy importante, en la manera de conectar la agenda legislativa con el Plan de Desarrollo, el tema de las transferencias.

Acabamos de tener una nueva reunión con el Congreso esta mañana. Nosotros hemos dicho: se necesita el equilibrio. Estimular, sí, la descentralización, pero sin arruinar a la Nación.

Nosotros no podemos olvidar las experiencias, la crisis económica de los años 1999 y 2000, que empobreció más al país, le redujo transferencias a las regiones, disparó el desempleo casi al 20 por ciento, logró que nos quitaran el grado de inversión.

Esa crisis económica no se incubó de la noche a la mañana. Fue el resultado de muchos años, de muchas perturbaciones, una de ellas, la impracticable definición constitucional de transferencias.

Creo que lo que estamos acordando con nuestras bancadas en el Congreso, va a reflejar ese equilibrio. Creo que la fórmula es buena, defensable. La vamos a defender con argumentos en todo el país.

Miren: es muy difícil decirles a las regiones que contribuyan al desarrollo social, cuando no avanza la descentralización. Y es imposible decirle a la Nación que financie un Plan de Desarrollo de esta magnitud, si en aras de la descentralización se deja sin recursos a la Nación.

No hay peor causa para el mal suceso de la descentralización, que arruinar a la Nación.

Esta mañana les decía yo a los compañeros del Congreso: si nosotros tomamos una decisión equivocada en transferencias, puede que nos ganemos un aplaudo de algunos sectores descentralistas, pero inmediatamente la tasa de interés se nos sube del 8,9 al 17. Y eso no lo va a pagar solamente la Nación. Lo pagan también municipios y departamentos.

Por eso es necesario, vamos a pedirle al país para que nos apoye en esto de transferencias. Nos preocupa mucho que se vaya a romper el equilibrio.

Como que nos apoyen la capitalización de Ecopetrol. Ahí tenemos el espejo en lo de Telecom. ¿Qué sería del país si no hubiera reformado 300 entidades, entre ellas Telecom? ¿Ustedes se imaginan el Ministro de Hacienda recibiendo al Presidente de Telecom para que le entregue los 500 mil millones para las pensiones de Telecom? ¿Telecom sin los 650 millones de dólares que ahora tenemos para todas las nuevas inversiones?

¿Se imaginan qué le podría pasar a este país si por el ritmo de inversión de Ecopetrol, no llegare a aumentar las reservas como se requiere, a aumentar la explotación como se requiere?

La capitalización de Ecopetrol, lo hemos demostrado, no es una privatización ni una venta de acciones de la Nación. Es una manera de agrandar la empresa para fortalecerle su capacidad de inversión.

Eso es necesario para poder superar uno de los nubarrones del crecimiento, una de las incógnitas a este Plan de Desarrollo.

Y finalmente, nuestra inserción en el comercio exterior. Miren, las realidades muchas veces le da bofetadas a los prejuicios ideológicos.

Toda esta semana, desde Washington, he estado hablando con colegas de América Latina, ya conscientes de la necesidad de que a todos nos extiendan las preferencias, y ya conscientes de la necesidad de esos tratados de comercio. Y yo me hacía esta reflexión: qué distinta esta conversación telefónica al discurso que escuché en tal parte.

Aquí hay una realidad de acceso a mercados, para ayudarle a este país a producir, a incrementar el ingreso, a disponer de recursos para construir equidad, que deja atrás los debates ideológicos.

Ayer hablaba yo temprano con el presidente Evo Morales, angustiadísimo, preguntándome: ¿cómo le fue en Washington? ¿Si estamos avanzando por las preferencias? Porque en la ciudad El Alto, en el aeropuerto de La Paz, tienen 100 mil personas trabajando en manufactura, en confección, para exportar a Estados Unidos.

Nosotros tenemos que insistirles a los colombianos que avancemos en esa búsqueda de mercados. Hoy lo preocupante no es tanto la resistencia aquí interna, que razonablemente ha venido cediendo, sino la dificultad ante los Estados Unidos, que empieza a ser poseído por una preocupante ola de proteccionismo, de cierre de su mercado.

Muchas gracias al equipo de Planeación y muchas gracias al Consejo Nacional de Planeación. Y en enero, cuando ustedes hagan este recorrido por el país, tendremos la oportunidad de examinar todas sus recomendaciones.

Tengo que confesarles que un porcentaje de este Plan está sin financiar, muy dependiendo de que nos vaya bien en la economía y, por supuesto, doctor (Roberto) Ortegón (presidente del Consejo Nacional de Planeación), usted sabe que para aquello de conversar con mis compatriotas, mantengo disponibilidad las 24 horas.

Allí está la doctora Alicia Arango, voy a ver si ella me acomoda un campito para ir con ustedes a Quimbaya y a otros sitios del país.

Muchas gracias por este esfuerzo, distinguidos integrantes del Consejo Nacional de Planeación”.

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