PALABRAS DEL PRESIDENTE
URIBE AL PRESENTAR PLAN NACIONAL DE DESARROLLO
Bogotá, 16 nov (SNE). Las
siguientes son las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez, durante la presentación
del nuevo Plan Nacional de Desarrollo ‘Estado Comunitario:
Desarrollo para Todos’.
“En primer lugar, toda nuestra gratitud por
el diligente trabajo de Planeación Nacional, el esfuerzo para haber adelantado
una consulta previa que ayuda a este proceso democrático,
para haber incluido tan detalladamente todos estos sectores en
una capitulación bastante articulada, para presentar este
anteproyecto del Plan Nacional de Desarrollo.
Muchas gracias a Planeación. Han tenido que cumplir una
tarea muy exigente, porque en Planeación se radica la mayor
responsabilidad del acto legislativo de transferencias, y eso ha
coincidido con la preparación del Plan Nacional de Desarrollo.
Y como que les quedara livianito con esas dos tareas, además
han debido preparar el documento de lucha contra la pobreza, en
el cual esperamos tener buenos resultados.
Y muchas gracias al Consejo Nacional de
Planeación por su
permanente diligencia, por su disposición a examinar estos
temas con todos los colombianos.
Al hacer entrega hoy de este documento,
estamos cumpliendo con uno de los ritos de la democracia participativa.
Justamente en
toda la discusión sobre democracia participativa, lo que
la antecedió en Colombia fue la idea de la planeación
participativa.
Nuestro concepto de democracia participativa
que se plasma en el Estado Comunitario tiene en Colombia un antecedente,
que es la
lucha por la planeación participativa y que se expresó sabiamente
en la Constitución de 1968, liderada por el entonces Presidente
de la República, el doctor Carlos Lleras Restrepo.
Como el Plan anterior, éste tiene también el nombre
de Estado Comunitario. Ningún camino de desarrollo se puede
emprender en una Nación cuyo Gobierno no tenga claro la
Nación que quiere y el Estado que debe dirigirla.
Nosotros queremos una Nación sin exclusiones y sin odio
de clases, con pluralismo en permanente debate, pero no debate
para generar contradicciones antagónicas, insuperables,
sino debate fraterno que permita construir opciones.
Nuestra visión de democracia busca un equilibrio de la representativa
con la participativa. Cuando hemos luchado por el Estado Comunitario
para darle un gran peso a la democracia participativa, hemos escuchado
la crítica de que queremos anular la representativa y sus
partidos. De ninguna manera. Simplemente la relación del
Ejecutivo con las expresiones representativas de la democracia,
en períodos colombianos, ha abandonado el querer popular.
Muchas veces se entienden muy bien el
Ejecutivo y el Congreso, pero ambos se desacreditan con la opinión pública,
porque en ese entendimiento son cuidadosos para proteger la democracia
representativa y totalmente aislados de la expresión popular,
que todos los días hay que consultar a través de
la participación.
La propia Constitución del 91 es
un buen equilibrio entre democracia representativa y democracia
participativa.
Nosotros creemos que la participación no se puede dar solamente
en épocas electorales. El mundo moderno, por todas sus connotaciones,
la revolución de las comunicaciones entre ellas, exige que
la participación se dé todos los días. Todos
los días hay que convalidar la representación, y
la única manera es a través de permitir la representación.
No hay representación legítima, si esa representación
no se nutre diariamente de la participación. Y no hay participación
efectiva, si esa participación finalmente no se hace sentir
a través de la representación.
Nuestro Estado Comunitario tiene muchas
razones para ser propuesto. Nosotros hemos discrepado de esa
polarización latinoamericana
entre unos conceptos socialdemócratas que crearon también
muchos problemas en materia de asignación de recursos,
en materia de construcción de unos privilegios cuando
se trabajaba para desmontar otros, y el neoliberalismo, de espaldas
a la necesidad de la cláusula social.
Por eso propusimos hace cuatro años la alternativa del Estado
Comunitario. Un Estado con más participación de la
ciudadanía en la toma de decisiones, con más participación
de la ciudadanía en la ejecución de decisiones, y
con más participación de la ciudadanía en
el seguimiento y en la supervisión de las decisiones. Eso
logra unos resultados más eficientes, logra un mejor control.
La experiencia nuestra nos demuestra que
la práctica del
Estado Comunitario orienta mejor los recursos, que la práctica
del Estado Comunitario hace que los funcionarios de gobierno sean
menos promeseros pero más comprometidos.
Eso de tener que practicar el Estado Comunitario
todos los días,
de tener que dar cuentas un día y al siguiente día
también, eso crea mucha responsabilidad en los funcionarios
de gobierno, pero muchísima responsabilidad en los funcionarios
de Gobierno, muchísima inclinación a la diligencia.
Eso crea un nerviosismo positivo en el Gobierno para responderle
a la comunidad, y, por supuesto, en la comunidad crea una actitud
de más conciencia y de menos paternalismo.
Cuando, en el diálogo con los colombianos, uno como Presidente
tiene que decir: esto no se puede, no tenemos los recursos, no
somos competentes, y ese diálogo se hace frecuentemente,
el resultado es que se va construyendo una comunidad más
consciente, menos paternalista, más informada de las posibilidades
y también más informada de las limitaciones.
Por eso es excelente la práctica del Estado democrático,
que es la más concordante con la planeación democrática.
Además ayuda a asignar responsabilidades políticas.
Esa participación permanentemente ejercitada, ayuda no solamente
a obtener mejores resultados para la comunidad, mejor canalización
de recursos para la comunidad, sino también a identificar
en quién hay que asignar las responsabilidades políticas,
a quién hay que sancionar y a quién hay que premiar.
Creo que es un gran logro del Estado Comunitario.
Por eso queremos persistir en él, por eso nuestra ambición de país,
a la que sucinta y de manera simple me referí hace unos
minutos, la enmarcamos en esa concepción de Estado Comunitario.
Y entonces allí entramos en los capítulos del Plan,
que ustedes van a mirar, en lo cual para nosotros sigue siendo
fundamental la seguridad: la Seguridad Democrática.
Creo que hay algo demasiado importante
que se ha ganado en Colombia. Mi generación fue instruida en la idea de que la seguridad
era una categoría militarista, era un supuesto de la derecha
para mantener privilegios, era un imperativo para mantener exclusiones
de las grandes masas.
Se nos enseñó que todo delito tenía una raíz
social, se nos presentó todo crimen como un crimen famélico.
Se nos hizo tener más simpatía por el terrorismo
y menos compromiso con la institución armada de la República.
Y eso produjo una Colombia de guerrillas
y narcotráfico,
sin responsabilidad estatal para proteger las gentes, especialmente
en las regiones, que generó otra Colombia, de guerrilla,
narcotráfico y paramilitarismo. Todos los días con
unas instituciones más desvanecidas. Y ese desvanecimiento
lo produjo su ausencia.
Si algo hemos logrado importante es que
hoy las grandes mayorías
colombianas hayan hecho ese tránsito en la manera de pensar.
Las grandes mayorías colombianas conciben hoy la seguridad
como un valor democrático y como una fuente de recursos.
Y yo creo que los procesos que ha vivido
el país para desmantelar
organizaciones criminales, para que todos los colombianos sientan
que la seguridad les pertenece, que la seguridad les va llegando
de manera más efectiva cada día, yo creo que ese
proceso ha sido muy útil.
Falta mucho en resultados, pero hemos ganado mucho en conciencia
ciudadana. Por eso ahora en este Plan de Desarrollo tenemos que
persistir.
Nosotros vemos que la vieja división latinoamericana entre
izquierda y derecha está obsoleta. Necesitamos mejores grados
de democracia.
Está obsoleta porque ya no es la lucha de la democracia
contra la dictadura. Está obsoleta porque lo que eran valores
de la derecha, son hoy necesidades de la izquierda. Y lo que eran
aspiraciones de la izquierda, también hoy comprometen a
la derecha.
Históricamente la izquierda se oponía a la seguridad,
pero aquí en Colombia sí que se dio cuenta que sin
la seguridad no podía desarrollar su proyecto político.
Se denostaba de la seguridad señalándola como una
aspiración de la derecha, y finalmente la izquierda la tuvo
que reclamar para posibilitar su escenario político.
Decía la izquierda que las libertades públicas eran
unas libertades formales de las oligarquías de derecha para
reproducir las condiciones de explotación. Pero finalmente
la misma izquierda entendió que sin libertades públicas
es imposible sacar adelante las aspiraciones de derechos humanos
y de derechos civiles.
La lucha por la cohesión social parecía un patrimonio
exclusivo de la izquierda, mientras la lucha por la seguridad parecía
un patrimonio exclusivo de la derecha. Hoy ambas son mutuamente
dependientes: sin seguridad no hay recursos para la construcción
de la cohesión social, sin cohesión social no hay
aceptación ciudadana para la sostenibilidad de la seguridad.
Y podríamos seguir examinándolo todo, apreciados
compatriotas, para ver cómo la realidad sintetizó las
viejas contradicciones. Y por eso tenemos que buscar los nuevos
paradigmas.
El nuestro, un Estado con mayor participación
comunitaria, que es lo que finalmente garantiza transparencia.
Una sociedad
sin exclusiones y sin odio de clases.
La señora Directora de Planeación ha propuesto que
este Plan esté sustentado en un programa de crecimiento
económico no inferior al 5 por ciento al año. Difícil
pero no imposible. Hay muchas condiciones dadas para lograrlo,
pero también hay nubarrones.
Hoy hay confianza inversionista en el
país. Hace tres años
una Nación tan importante como el Japón estaba recibiendo
6 mil millones de inversión extranjera anual, lo mismo que
nosotros recibimos el año pasado y que volvemos a recibir
este año. En nuestro escepticismo esos son logros para resaltar.
Esas son fundaciones concretas para ser optimistas.
Siempre premiamos la inversión en China: 54 mil millones
un año, 67 mil el otro. En el per cápita eso es menos
que lo que empieza a recibir Colombia. Hemos mirado a Brasil como
el coloso del sur, está teniendo Colombia más inversión
extranjera directa, y más per cápita y más
crecimiento real que Brasil.
La verdad es que hay muchas razones no
para decir que todo está bien,
porque es más lo malo que lo bueno, es más lo que
hay que corregir y avanzar que lo recorrido, pero hace pocos años
veíamos que mientras la inversión en Chile representaba
el 21 – 22 por ciento del PIB, aquí representaba el
13. Este año representa el 26. Nos parecía inalcanzable,
inalcanzable en Colombia, la participación de la inversión
en el PIB de Chile.
Hay cosas buenas. Tenemos sectores muy
promisorios, para no hablar sino de uno: el de la agricultura
energética. Pero también
tenemos nubarrones.
Déjenme expresar que veo dos nubarrones que tenemos que
despejar: el uno la falta de hallazgo de petróleo, el otro
los interrogantes en los Estados Unidos para la ampliación
de las preferencias y para la aprobación del TLC.
El Gobierno se aplicará, con toda la voluntad, con todo
el patriotismo, a buscarse por superar estos nubarrones. Son mis
preocupaciones, al mirar el conjunto de condiciones que se requieran
para que se dé ese crecimiento sobre el cual Planeación
Nacional sustenta el Plan, la propuesta de Plan que hoy queda a
consideración de ustedes.
Pero escuchando a la señora Directora de Planeación,
tan pronto como habla de crecimiento económico habla de
las metas de reducción de pobreza y de construcción
de equidad.
Hace cuatro años la pobreza estaba casi en el 60, el año
pasado en el 51, la meta formal del Plan es el 39. La meta del
kilómetro adicional –yo les insisto mucho a mis compañeros
en el Gobierno que todos los días hay que proponerse un
kilómetro adicional–, es bajarla al 35, para facilitar
que los gobiernos que habrán de sucedernos le puedan mostrar
al país en el 2019 una pobreza no por encima del 15.
Y en esa relación de pobreza y crecimiento, vemos que el
crecimiento es el medio. La reducción de la pobreza y la
construcción de equidad, los fines.
Y allí tenemos nosotros también otra diferencia sobre
lo que fueron las polarizaciones de América Latina. Hubo
aquella tesis del desarrollismo en el Brasil en los 60, que se
quiso replicar en todo el continente, de acuerdo con la cual lo
que importaba era el crecimiento. Y se entendía que la equidad
llegaría como consecuencia implícita. No se dio.
Y se contrastó con el factor antagónico: la idea
de que aquello que importaba era la distribución y no el
crecimiento. Y finalmente el logro fue distribuir más pobreza.
Nosotros creemos que hay que llevar de
la mano crecimiento, superación
de pobreza y construcción de equidad. Y no es de nuestra
propia creación, es del examen de los antagonismos latinoamericanos,
que siempre han fracasado.
Y allí van apareciendo temas más concretos: toda
la construcción de capital humano, la construcción
de capital físico, el manejo macroeconómico, la inserción
de la economía colombiana en la economía mundial,
el tratamiento a todos los sectores de la economía, con énfasis
al sector de la economía solidaria.
Metas muy exigentes en todos: en capital
humano, la plena cobertura en educación básica. Para no hablar de los esfuerzos
en preescolar, para no hablar de los esfuerzos en la parte universitaria,
en la parte de calidad, para no hablar de esa gran revolución
que es la educación por fases, que integran el Sena, las
instituciones técnicas, las universidades.
Allí tenemos puestas nuestras emociones, porque ninguna
política social sale adelante si no gira alrededor de un
eje, que es una Revolución Educativa permanente.
Y allí aparecen soportes muy importantes, como el propósito
de llegar a millón y medio de Familias en Acción,
un camino para la educación. O nuestra tarea de crecer Bienestar
Familiar.
Tengo mucha ilusión de llegar al mes de mayo del año
entrante. En ese momento todos los contribuyentes de parafiscales
y de seguridad social en Colombia tendrán que estar haciendo
una declaración de un solo pago, hoy hacen cuatro: el uno
a Bienestar Familiar, Sena y cajas de compensación; el otro
a régimen contributivo, que pueden ser muchos; el otro a
pensiones, que puede ser muchos, y el otro a riesgos profesionales.
Eso trae trámites costosos y evasión. Ya estamos
empezando a exigir una sola declaración, un solo pago. Va
fortalecer mucho a Bienestar Familiar, y nos va a hacer posible
avanzar en la cobertura de pre-escolar.
Tenemos mucha ilusión en esa institución, mucha ilusión
en el Sena. Da gusto ver cómo en el continente piden que
vaya el Sena de Colombia, ayer El Salvador, hace una semana Panamá.
A través del Sena de Colombia hay que ir a preparar 100
mil trabajadores para las obras de ampliación del Canal
(de Panamá). Da gusto saber que vamos a tener en el Sena
en educación virtual millón y medio de colombianos.
Y entonces cuando uno lee el ‘milagro sueco’ , el ‘milagro
irlandés’, el ‘milagro de Malasia’, el ‘milagro
de Singapur’, el ‘milagro de la costa China’,
todos tienen un elemento común: el avance en comunicaciones.
Y suele ponerse triste porque, sí, avanzamos en Colombia
en telefonía móvil, hemos pasado de cuatro millones
200 mil celulares a 29 millones, pero dice: ¿qué pasa
con banda ancha, con internet, con conectividad de escuelas? Qué bueno
poder decirle al país que Colombia Telecomunicaciones, que
se salvó gracias a esa reestructuración, no sólo
tiene a salvo a los pensionados y los trabajadores, el patrimonio
del Estado, sino que tiene en caja 650 millones de dólares,
recurso asegurado para lograr las metas de conectividad que van
a desatrasar mucho a nuestra Patria en los años que vienen.
Ese es uno de los sectores de esa construcción de capital
humano y de capital físico, en el que más confianza
tenemos, que va a contribuir al bienestar de los colombianos y
que lo tenemos, gracias a Dios, debidamente financiado, con la
confianza inversionista en Colombia y con el giro de la vieja Telecom
a la nueva Colombia Telecomunicaciones.
Y en el capital social aparece el crédito popular. Vemos
con mucha emoción la iniciación de una nueva fase
de microcrédito: la semana entrante en Bogotá con
el tema de Banca de Oportunidades.
Y el tema de la salud. Y no solamente
la plena cobertura sino la lucha por la calidad. Hemos reformado
128 hospitales y vamos
a reformar todas las clínicas del Seguro Social. No puede
ser que muchas ciudades colombianas, entre ellas mi ciudad de
Medellín –
tener autoridad moral para hacer esta crítica en cabeza
de mi ciudad, y no mencionar las otras–, tengan las mejores
clínicas del mundo privadas del mundo, privadas entre comillas,
porque ya, gracias a la Ley 100 están al acceso de todos,
y tengan unas clínicas del Seguro Social que dan vergüenza.
Por eso, en lo que nos falta de esta reforma
administrativa, que ya ha tocado 300 entidades del Estado, hay
prioridad de esas
clínicas. Aspiramos reformarlas totalmente para que al
final del Gobierno la gran mayoría de ellas sean tan eficientes,
tan bien recibidas por los pacientes, como son las mejores clínicas
privadas del país.
En capital físico, les ha dicho la señora Directora
de Planeación Nacional, y ustedes lo van a ver allí,
todo ese proyecto ambiciosísimo de infraestructura para
la competitividad del país. Por supuesto, todo lo que se
propone allí es apenas un pasito. Porque entonces nos dice
el Consejo Gremial: ‘necesitamos las vías de comercio
exterior’, pero al otro día nos dicen los alcaldes: ‘necesitamos
más Plan 2500’, y nos dicen los gobernadores: ‘necesitamos
más recursos para las vías departamentales’.
Y aparecen las inversiones en las zonas portuarias, etcétera.
Pero yo creo que, como está definido allí, la prioridad
de orientación de recursos, con todo el mejoramiento que
ustedes hagan, yo creo que vamos a dar un buen paso.
Y todo esto está conectado a la agenda legislativa y al
comercio exterior. Confiamos que culmine la aprobación de
la reforma tributaria.
La realidad política ha mostrado muchas cosas. Primero,
la realidad política ha mostrado que no es tan fácil
avanzar en cobertura de IVA, como piensan teóricos de la
economía. Ninguna de las bancadas dio su visto bueno para
avanzar más en cobertura de IVA. Nosotros hemos hecho el
tránsito de un 37 por ciento de IVA sobre el producto a
un 51 – 53. Yo creo que vamos a quedar en un 55.
Pero hay una realidad política incontrastable. La realidad
política en esta reforma tributaria ha demostrado otra cosa:
que los estímulos que habíamos introducido no eran
tan malos.
Los tuvimos que introducir con muchas
dificultades, en medio de la crítica de escritores de economía, de centros
de estudio, de sectores del Congreso, del escepticismo del Ministerio
de Hacienda. Casi que lo aceptaron por la emoción del
Presidente.
¿Qué pasó ahora? El Ministro de Hacienda le propuso
al país desmontar todos esos incentivos, y ¡oh, reacción
del país! Yo personalmente llevo casi cinco meses asistiendo
a todos los foros colombianos a oír críticas contra
nuestra reforma tributaria. Y dije: bueno, está bien haber
hecho este ejercicio para que vayamos aterrizando.
¿Qué hay hoy en la reforma? La decisión de Congreso
y Gobierno de respetar todos esos estímulos que se habían
creado.
Porque una cosa es darles incentivos a
sectores de la economía
por privilegios o por lobby. Otra cosa es incentivar sectores de
la economía, como la vivienda, que se necesitan.
La crítica a los incentivos de vivienda en los Estados Unidos
es porque muchos consideran que esos incentivos de vivienda allí estimulan
la especulación inmobiliaria. Aquí los incentivos
de vivienda están orientados a dotar de vivienda a los sectores
más pobres.
Mantener incentivos por razones de lobby
o grupos de interés,
es tan absurdo, como no crear incentivos para estimular los sectores
que el país necesita, por su competitividad económica
o por la redención social.
Es como si se quitan los incentivos que
introdujimos para los cultivos de tardío rendimiento, para la arborización, en
un país que tiene todas las posibilidades para ello, o
los que se introdujeron para las energías alternativas.
Nosotros tenemos confianza que eso va
a quedar bien en la reforma tributaria. Va a ser más importante para el crecimiento
del país, que bien recibida por la ortodoxia económica,
como se ha demostrado con la deducción del 30 por ciento
a las nuevas inversiones.
Y es muy importante, en la manera de conectar la agenda legislativa
con el Plan de Desarrollo, el tema de las transferencias.
Acabamos de tener una nueva reunión con el Congreso esta
mañana. Nosotros hemos dicho: se necesita el equilibrio.
Estimular, sí, la descentralización, pero sin arruinar
a la Nación.
Nosotros no podemos olvidar las experiencias,
la crisis económica
de los años 1999 y 2000, que empobreció más
al país, le redujo transferencias a las regiones, disparó el
desempleo casi al 20 por ciento, logró que nos quitaran
el grado de inversión.
Esa crisis económica no se incubó de la noche a la
mañana. Fue el resultado de muchos años, de muchas
perturbaciones, una de ellas, la impracticable definición
constitucional de transferencias.
Creo que lo que estamos acordando con
nuestras bancadas en el Congreso, va a reflejar ese equilibrio.
Creo que la fórmula es buena,
defensable. La vamos a defender con argumentos en todo el país.
Miren: es muy difícil decirles a las regiones que contribuyan
al desarrollo social, cuando no avanza la descentralización.
Y es imposible decirle a la Nación que financie un Plan
de Desarrollo de esta magnitud, si en aras de la descentralización
se deja sin recursos a la Nación.
No hay peor causa para el mal suceso de
la descentralización,
que arruinar a la Nación.
Esta mañana les decía yo a los compañeros
del Congreso: si nosotros tomamos una decisión equivocada
en transferencias, puede que nos ganemos un aplaudo de algunos
sectores descentralistas, pero inmediatamente la tasa de interés
se nos sube del 8,9 al 17. Y eso no lo va a pagar solamente la
Nación. Lo pagan también municipios y departamentos.
Por eso es necesario, vamos a pedirle
al país para que nos
apoye en esto de transferencias. Nos preocupa mucho que se vaya
a romper el equilibrio.
Como que nos apoyen la capitalización de Ecopetrol. Ahí tenemos
el espejo en lo de Telecom. ¿Qué sería del
país si no hubiera reformado 300 entidades, entre ellas
Telecom? ¿Ustedes se imaginan el Ministro de Hacienda recibiendo
al Presidente de Telecom para que le entregue los 500 mil millones
para las pensiones de Telecom? ¿Telecom sin los 650 millones
de dólares que ahora tenemos para todas las nuevas inversiones?
¿Se imaginan qué le podría pasar a este país
si por el ritmo de inversión de Ecopetrol, no llegare a
aumentar las reservas como se requiere, a aumentar la explotación
como se requiere?
La capitalización de Ecopetrol, lo hemos demostrado, no
es una privatización ni una venta de acciones de la Nación.
Es una manera de agrandar la empresa para fortalecerle su capacidad
de inversión.
Eso es necesario para poder superar uno
de los nubarrones del crecimiento, una de las incógnitas
a este Plan de Desarrollo.
Y finalmente, nuestra inserción en el comercio exterior.
Miren, las realidades muchas veces le da bofetadas a los prejuicios
ideológicos.
Toda esta semana, desde Washington, he
estado hablando con colegas de América Latina, ya conscientes de la necesidad de que
a todos nos extiendan las preferencias, y ya conscientes de la
necesidad de esos tratados de comercio. Y yo me hacía
esta reflexión: qué distinta esta conversación
telefónica al discurso que escuché en tal parte.
Aquí hay una realidad de acceso a mercados, para ayudarle
a este país a producir, a incrementar el ingreso, a disponer
de recursos para construir equidad, que deja atrás los debates
ideológicos.
Ayer hablaba yo temprano con el presidente
Evo Morales, angustiadísimo,
preguntándome: ¿cómo le fue en Washington? ¿Si
estamos avanzando por las preferencias? Porque en la ciudad El
Alto, en el aeropuerto de La Paz, tienen 100 mil personas trabajando
en manufactura, en confección, para exportar a Estados Unidos.
Nosotros tenemos que insistirles a los
colombianos que avancemos en esa búsqueda de mercados. Hoy lo preocupante no es
tanto la resistencia aquí interna, que razonablemente
ha venido cediendo, sino la dificultad ante los Estados Unidos,
que empieza a ser poseído por una preocupante ola de proteccionismo,
de cierre de su mercado.
Muchas gracias al equipo de Planeación y muchas gracias
al Consejo Nacional de Planeación. Y en enero, cuando ustedes
hagan este recorrido por el país, tendremos la oportunidad
de examinar todas sus recomendaciones.
Tengo que confesarles que un porcentaje
de este Plan está sin
financiar, muy dependiendo de que nos vaya bien en la economía
y, por supuesto, doctor (Roberto) Ortegón (presidente del
Consejo Nacional de Planeación), usted sabe que para aquello
de conversar con mis compatriotas, mantengo disponibilidad las
24 horas.
Allí está la doctora Alicia Arango, voy a ver si
ella me acomoda un campito para ir con ustedes a Quimbaya y a otros
sitios del país.
Muchas gracias por este esfuerzo, distinguidos
integrantes del Consejo Nacional de Planeación”. |