PALABRAS DEL PRESIDENTE
URIBE AL ENTREGAR PREMIO COLOMBIANO A LA CALIDAD DE GESTIÓN
Bogotá, 16 nov (SNE). Las
siguientes son las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez, durante la entrega
del Premio Colombiano a la Calidad de Gestión 2005 – 2006.
“Quiero felicitar el buen suceso que ha tenido
esta iniciativa, agradecer a quienes después de concebirla la han mantenido,
la han prolongado y la han hecho más estimulante para la
calidad en Colombia.
Nos congregamos hoy para distinguir a
nuestros compatriotas a través
de tres instituciones.
La Cámarade Comercio de Bogotá les ha servido bien
a los empresarios de todos los tamaños, les ha servido bien
a los trabajadores, le ha servido bien a la ciudad, le ha servido
bien a la Nación colombiana.
No hay actividad de la vida social donde
no esté presente
la Cámara de Comercio de Bogotá, que en la cultura,
que en aportes para las garantías de crédito a la
pequeña empresa, que en cofinanciación para reducir
la tasa de interés de la pequeña empresa, que en
mediación para que el Gobierno Nacional entienda las dificultades
que deben removerse a fin de que la pequeña, la mediana
y la gran empresa, puedan salir adelante.
Las Cámaras de Comercio de Colombia son un gran ejemplo
del capital social que esta Patria nuestra tiene, de lo que esta
Patria puede lograr a través de unas organizaciones que,
como nuestros gremios, tienen la característica en nuestra
Patria de preocuparse más por lo público, lo colectivo,
lo comunitario, que por el propio interés de los agremiados.
He tenido la oportunidad de trabajar en
estos cuatro largos años
con las Cámaras de Comercio y muy especialmente con la Cámara
de Comercio de Bogotá, y cada vez que veo su labor, digo:
el sufrimiento en Colombia, el estrés, las dificultades,
han creado un gran capital social.
En otras circunstancias de comodidad,
de tranquilidad, de pronto nuestra Cámara de Comercio de Bogotá estaría
al interior de sus oficinas, simplemente haciendo unos trámites
formales sus afiliados. Pero las dificultades del país
han creado ese capital social, que se pone de presente al ver
a estas entidades servirle a la comunidad en general, al interés
colectivo, con el mismo o con más ahínco con el
cual les sirven a sus propios afiliados.
Muchas, doctora María Fernanda (Campo, presidenta de la
Cámara de Comercio de Bogotá), a usted, a todos los
funcionarios de la Cámara de Comercio de Bogotá,
a su Junta, por este gran aporte que le hacen al país, este
gran ejemplo que le dan.
No hay paso que se tenga adelantar para
que Bogotá sea más
competitiva, más atractiva, que no requiera del liderazgo,
del aporte de la Cámara de Comercio de Bogotá.
Uno de mis antecesores en la Presidencia
de la República
solía decir que el problema, más que de instituciones,
es de seres humanos. Usted representa ese ser humano que, con todos
sus atributos, ha hecho grande a la institución, a la Cámara
de Comercio de Bogotá.
Y nos reunimos para premiar a Indupalma.
Era yo muy joven y trabajaba como Secretario General del Ministerio
de Trabajo, viví muy
de cerca los problemas laborales de la región, la polarización
a la cual la guerrilla quiso llevar las relaciones empleadores-trabajadores
en la región y en la empresa.
Pensaba uno que tanta dificultad impediría que la empresa
saliera adelante. Pero la perseverancia, el buen sentido empresarial,
la ha convertido en una empresa ejemplar en Colombia, y en lugar
de que un entorno agresivo y violento la destruyera, la empresa
creó las condiciones para derramar sobre ese entorno todas
las posibilidades de convivencia, todas las posibilidades de armonía
social, todas las posibilidades de progreso.
Lo que ha hecho Indupalma por cambiar
una situación de odio
de clases, unas relaciones laborales que tenían toda la
provocación para constituirse en antagonismos insuperables,
y transformar eso en una región de armonía, en una
región de prosperidad, merece el aplauso, el reconocimiento
de todos los colombianos.
Y encarna un sector que el país requiere urgentemente. Cuando
se pregunta a los colombianos: ¿qué posibilidades
vemos en la agricultura?, casi todo el mundo empieza a contestar:
desarrollar aquello en lo cual la agricultura se pueda traducir
en un producto energético.
He ahí la importancia que empresas como Indupalma tienen
para el presente y el futuro del país: ayudarnos a desarrollar
esa gran ventaja potencial de Colombia, que es la agricultura energética.
Tenemos aproximadamente 300 mil hectáreas de palma africana,
pero tenemos un potencial para sembrar seis millones, sin derribar
un centímetro cuadrado de bosque, que es lo importante.
Cuando uno le dice a la comunidad internacional
que Colombia tiene un potencial para sembrar seis millones de
hectáreas de
palma africana, le contestan: ¿tendrán que tumbar
la selva? Y queda muy impresionado el casual interlocutor internacional,
cuando la respuesta colombiana es: no, lo tenemos en pastos y
en sabanas, con condiciones muy indicadas para que esta actividad
prospere. Y entonces dicen: ¿y pueden entonces tener un área
del doble de Malasia? Casi. Ahí tiene Colombia una gran
posibilidad.
Hace cuatro años el país no estaba produciendo aún
energías biológicas. Creamos las condiciones técnicas
y las condiciones tributarias, y hoy estamos produciendo un millón
20 mil litros diarios de etanol. El objetivo es crecer mucho el
etanol, no solamente con fuente caña de azúcar, sino
también con fuente yuca. Y buscar un gran desarrollo de
la palma africana, de la higuerilla, para que nuestro país
llegue a ser un gran productor en el mundo de biodiesel.
Qué bueno que esto lo podamos ver rápidamente. Un
paso necesario para tener la alternativa frente el petróleo
decadente, para recuperar la dinámica de la generación
de empleo rural, y para llegar a los mercados internacionales,
y para cumplir con la variable ambiental. Indupalma es fundamental
en esa tarea.
Y nos reunimos hoy para entregarle el
premio al hospital Pablo Tobón Uribe de Medellín. Han oído ustedes,
en la calidad de la filosofía de su gerente, la calidad
de los servicios del hospital. Yo no sé quién es
el cuerpo y quién es el alma. Será el propio doctor
Andrés el que nos tenga que decir si el hospital es su
cuerpo o es su alma. Ese tema se lo dejamos a sus disquisiciones
filosóficas, a la manera como usted relaciona esos temas
de los clásicos con los desafíos modernos de la
medicina.
Lo cierto es que esta mañana yo ponía, en alguna
reunión, en la entrega del Plan de Desarrollo, el sector
médico de mi ciudad, lo traía de presente en un diálogo.
Dije: para hacer una crítica, tengo autoridad moral si lo
hago sobre mi ciudad y omito hacerla sobre otras ciudades colombianas.
Dije: mire, hemos reformado 128 hospitales, pero no es suficiente.
Nos quedan mucho por reformar.
Esos 128 hacen parte de las 300 empresas
que nuestro Gobierno ha reformado. Y entre todo lo que nos queda
por reformar, están
las clínicas del Seguro Social. Y hacía esta comparación,
y la hice en mi ciudad de Medellín, porque me daba pena
hacerla sobre otras ciudades. Dije: en Medellín tenemos
las mejores clínicas y hospitales administrados por fundaciones
privadas, ya no son instituciones privadas ni excluyentes, porque
la Ley 100 convirtió estas instituciones al alcance de
todos los colombianos. Yo creo que es una de las revoluciones
sociales silenciosas que el país ha vivido, más
importantes.
Hace 25 años, en estas clínicas en Colombia, uno
no veía sino los sectores exclusivos, pudientes. Después
de la Ley 100 a esas clínicas acceden todos los colombianos,
para bien de nuestra democracia.
Unas instituciones de salud excelencia,
como el hospital Pablo Tobón Uribe, y unas clínicas del Seguro Social
que dan vergüenza.
Doctor Andrés, entonces, interpretando muy bien el sentido
de este premio, como usted lo recibe, de acuerdo con la raíz
latina del honor, de la carga, del peso, van a tener que asumir
ustedes un pesito adicional, que ya se los he propuesto: es ayudarnos
en las reformas de las clínicas del Seguro Social.
Les hemos propuesto que logren un acuerdo
con nosotros en el Gobierno, para que administren las clínicas del Seguro Social de
Medellín, creemos allí un modelo demostrativo para
el país entero. Puede ser a través de cualquier
modalidad contractual, con opción o sin opción
de compra, y estoy seguro que a los 15 días de asumir
esa administración, los éxitos se sentirían
en la satisfacción de los pacientes. Ahí le queda
esa carguita.
A todos ustedes, muchas felicitaciones,
y nos sentimos muy orgullosos los colombianos de tener a la Cámara de Comercio de Bogotá,
a su equipo directivo, a Indupalma, a quienes la han hecho grande,
la transformaron, y al hospital Pablo Tobón Uribe de Medellín.
Muchas gracias”. |