PALABRAS DEL PRESIDENTE
URIBE EN CONSEJO COMUNAL DE ARJONA
Arjona (Bolívar), 18 nov. (SNE).- Las
siguientes son las palabras pronunciadas por el presidente Álvaro Uribe Vélez
en el Consejo Comunal de Gobierno Número 13 temático
de agricultura.
“Nos honra mucho reunirnos hoy en este municipio de Arjona,
tan importante en la historia de la República, para examinar
temas del sector agropecuario.
Hace muchos meses la Alcaldesa (Zoraida
Correa Pereira) y un hijo muy destacado de Arjona, el Gobernador
de Bolívar (Libardo
Simancas Torres), nos habían pedido celebrar este Consejo
Comunitario en el municipio. Llegamos hoy a cumplir esta cita con
afecto por esta tierra.
Y muchas gracias a los compatriotas de
las diferentes regiones que hasta aquí se han desplazado. Por ejemplo, hay esfuerzos
tan grandes como el que veo de nuestras compatriotas de los Consejos
Comunitarios Afrocolombianos de Buenaventura o de los gremios de
productores de papa de Nariño que se hacen hoy presentes
aquí y les agradecemos, de corazón, el esfuerzo del
desplazamiento.
EXTENSIÓN DEL APTDEA
Esta semana hicimos una nueva ronda en
los Estados Unidos para poder avanzar en el tema de la extensión
de las preferencias y en el tema del Tratado de Libre Comercio
(TLC).
El Congreso de Estados Unidos, el anterior,
se volverá a
reunir entre el 4 y el 11 de diciembre, estaremos totalmente atentos
a buscar que se extiendan las preferencias no solamente para nuestro
país, también para nuestros hermanos Andinos, para
Perú, para Ecuador, para Bolivia, las necesitamos para todos.
Las preferencias sustentan hoy 600 mil empleos en Colombia y eso,
a su vez, sustenta un gran ingreso para la economía en su
conjunto.
Esta semana, en el diálogo con voceros de las diferentes
bancadas del Congreso norteamericano, hacíamos ver que la
extensión de las preferencias no es solo un requisito de
justicia para compensar –como se ha dicho- nuestra lucha
contra el narcotráfico, sino también un requisito
de justicia para equilibrar la balanza comercial entre Estados
Unidos y Colombia.
Tuvimos oportunidad de expresarle unos
conceptos, sustentados en cifras, a nuestros interlocutores de
los Estados Unidos. Cuando
uno le da la primera mirada a la balanza comercial bilateral entre
Colombia y Estados Unidos, aparece que fuera favorable a Colombia,
aparece un superávit para Colombia, más o menos 9
mil millones de dólares de exportaciones colombianas a los
Estados Unidos, más o menos 6 mil millones de dólares
de importaciones colombianas provenientes de los Estados Unidos.
Entonces hasta ahí uno se dice: bueno, a Colombia le está yendo
muy bien, tiene una balanza superavitaria. Pero cuando esa balanza
se empieza a desagregar, los resultados que aparecen empiezan a
tornarse contrarios a Colombia, deficitarios para Colombia. Solamente
al restar lo que Colombia le vende en petróleo a los Estados
Unidos, la balanza ya es negativa para Colombia y cuando restamos
lo que Colombia le vende en carbón a los Estados Unidos,
la balanza es todavía más negativa para Colombia.
Entonces, le hemos dicho a los interlocutores
norteamericanos que la posibilidad de que esa balanza se equilibre,
vía
preferencias, vía el TLC, es una razón de equidad
en las relaciones bilaterales entre Colombia y los Estados Unidos,
en las relaciones entre los Estados Unidos y nuestra región.
Expusimos que, si bien Colombia y Perú han avanzado en
los acuerdos de comercio –ya firmado por Perú, a firmarse
entre Colombia y los Estados Unidos el 22 de noviembre-, las preferencias
se deben extender también a la hermana República
del Ecuador y a la hermana República de Bolivia. Con Ecuador
están suspendidas las negociaciones de comercio con los
Estados Unidos y Estados Unidos y Bolivia aún no las han
iniciado. Creemos que el tratamiento prudente, el tratamiento delicado
para estimular unas buenas relaciones entre los Estados Unidos
y la región, debe considerar en los Estados Unidos la necesidad
de extender esas preferencias a Ecuador y a Bolivia.
Además, así lo hemos expresado y ha sido nuestra
lucha en los Estados Unidos, porque no quedaría bien que
por un lado actuemos en la Comunidad Andina, estemos todos los
días manejando temas difíciles en la Comunidad Andina
con Ecuador, con Bolivia y con Perú y que al momento de
solicitar las preferencias, nos olvidáramos de nuestros
hermanos ecuatorianos y bolivianos.
De ahí, apreciados compatriotas, que nuestra insistente
lucha ha sido para que esas preferencias se concedan a favor de
todos los países Andinos.
Quisiéramos ver un momento en que también Venezuela
estuviera en el tema. Nosotros miramos la región con todo
el afecto, en los problemas colombianos un interés fundamental
de nuestra política exterior es colaborar en la construcción
de armonía. En lugar de estimular polarizaciones en Continente,
nuestro esfuerzo ha sido para estimular armonía. Prudentemente,
reiteramos –desde Arjona-, que deseamos que las cosas tomen
un giro constructivo para que en algún momento la República
Bolivariana de Venezuela –hermana nuestra- y los Estados
Unidos –aliado nuestro- puedan tener un mejor entendimiento
en esta materia comercial.
APROBACIÓN DEL TLC
Y hemos expresado a los Estados Unidos
que en Colombia se ha hecho un gran esfuerzo por el TLC, que
hay sectores que se han expuesto
a riesgos, que el país, todo, ha comprendido en medio de
angustias y de algunas dudas la importancia del TLC y que no entenderíamos
que hubiera una injustificada demora en su aprobación en
lo que allí falta, quedará faltando, después
de la firma.
Hemos entendido, desde el principio de
nuestro Gobierno, que las relaciones entre Colombia y los Estados
Unidos no son relaciones
entre los Gobierno de turno sino relaciones entre los dos Estados,
esas relaciones entre los Estados trascienden las coyunturas de
los Gobierno de turno. También hemos entendido que tiene
que haber una política bipartidista de los Estados Unidos
hacía Colombia, como reflejo de esas relaciones de Estado
a Estado. Y eso sería lo congruente con lo que ha sido el
curso normal de esas relaciones.
El Plan Colombia fue aprobado allí por la administración
Clinton, Demócrata y continuado allí por la administración
Bush, Republicana. Unas primeras preferencias fueron introducidas
antes de la administración Bush y hace cuatro años,
cuando hacíamos el empalme –después de nuestra
elección en mayo de 2002-, nos correspondió la lucha
por conseguir la extensión de las preferencias, el tránsito
del antiguo sistema de preferencias que se llamaba ATPA, al nuevo
sistema de preferencias que se llama ATPDEA.
Además, a lo largo de estos cuatro años, nosotros
hemos procedido con toda la prudencia en los Estados Unidos, estimulando
que allí haya un consenso frente a Colombia y frente a la
Región.
Siempre hemos procedido con el buen cuidado
de reunirnos con el Gobierno y con otros líderes tan importantes e influyentes
como el ex presidente Bill Clinton, de reunirnos con la bancada
Republicana y también con la bancada Demócrata. Ha
sido un diálogo permanente, con todos, buscando construir
unas relaciones más sólidas en el concepto que sean
relaciones de Estado a Estado.
A mi me preocuparía mucho que por una tendencia proteccionista
en los Estados Unidos, tuviéramos dificultades para la aprobación
del TLC. Pienso que no sería un buen gesto a la región,
que no sería un buen gesto para países como Colombia,
que tienen que hacer tantos esfuerzos en la lucha contra el terror,
estimulado por las drogas ilícitas.
Pienso que además, negar el acceso a ese mercado, es negarnos
las posibilidades de inversión y es negarnos la posibilidad
de que más productos colombianos lleguen a Estados Unidos
a compensar, siquiera parcialmente, todo aquello que históricamente
les hemos comprado en bienes de capital, en bienes intermedios,
en materias primas y aún en bienes de consumo final.
Seguiremos en la tarea, primero con toda
la angustia para que antes de la disolución del viejo Congreso norteamericano
en diciembre, queden aprobadas las preferencias y para que el año
entrante se apruebe el Tratado de Comercio.
Expresábamos esta semana, que las preferencias son un imperativo
de coyuntura, pero que el Tratado es la solución de fondo.
Las preferencias son un imperativo de coyuntura,
porque de no extenderse, podrían verse afectados 600 mil empleos en Colombia.
Además, correríamos muchos riesgos si ahora las preferencias
no se extendieran, así fuera que el año entrante
le dieran al TLC un tratamiento retroactivo.
Hace cuatro años las preferencias no se extendieron antes
de su vencimiento y después, cuando fueron aprobadas, les
dieron un tratamiento retroactivo y Colombia pudo sortear eso,
se le reembolsaron aranceles que en ese intervalo habían
pagado sectores como el sector de las flores. Pero hoy sería
mucho más difícil, porque hoy, al amparo de estas
preferencias no estamos exportando solamente flores sino muchos
otros productos. La evolución ha sido que hace cuatro años,
con el viejo sistema de preferencias, se favorecían alrededor
de 5 mil productos colombianos, hoy más de 6 mil.
Hoy tenemos una gran exportación de confecciones, solamente
las confecciones pagan –para acceder al mercado de Estados
Unidos- un arancel del 20 por ciento, muy superior al arancel del
7 por ciento de las flores.
De allí el peligro de que la solución sea que no
se apruebe ahora en diciembre sino que se apruebe el año
entrante y que haya un tratamiento retroactivo. Muchos exportadores
colombianos no podrían financiar el arancel, perderían
los contratos, así exista la expectativa de un reembolso
posterior de esos aranceles.
De hecho ya se han perdido contratos. La incertidumbre sobre las
preferencias, ha llevado a que algunas firmas norteamericanas cancelen
contratos a exportadores colombianos porque los exportadores colombianos,
dado el riesgo de tener que pagar los aranceles, no han podido
mantenerle a esos compradores norteamericanos, unos precios competitivos
con otras regiones del mundo.
Quería aprovechar la iniciación de este Consejo
Comunitario Agropecuario en Arjona, para reiterarle estos motivos
de preocupación a todos los compatriotas pero también
tener fe en que, con nuestra dedicación, con nuestros argumentos
que son razonables, vamos a salir adelante. El momento es riesgoso,
pero el camino recorrido atrás y lo que estamos haciendo
ahora, también son fuentes constitutivas de moderado optimismo.
Y para el sector agropecuario estos pasos
son definitivos. Veo, por ejemplo, un gran crecimiento en la
piscicultura. Hace pocos
días, en el departamento del Huila, nos expresaban que ese
departamento ha pasado de tener una exportación de filetes
de tilapia, antes exportaban 6 mil toneladas, este año van
a exportar 17 mil toneladas a los Estados Unidos. Eso genera mucho
empleo y hay preocupación en nuestros exportadores. Piensa
uno solamente en el impacto dañino que eso podría
tener en el departamento del Huila.
Y una de las grandes expectativas del sector
agropecuario colombiano es la expansión de la producción
de biocombustibles. Hoy lo vamos a ver. Y uno de los logros del
Tratado de Comercio,
es el de consolidar lo que hay en materia de preferencias en biocombustibles,
volverlo definitivo.
Las preferencias nos permiten enviar a los Estados Unidos los
biocombustibles que seamos capaces de exportar, pero necesitamos
el Tratado de Comercio para tener la certeza de que esa posibilidad
no va a ser una posibilidad limitada en el tiempo, sino una posibilidad
de largo plazo.
Y además los Estados Unidos lo necesitan, su dependencia
del petróleo, la carestía del petróleo, las
exigencias ambientales, empiezan a mostrar en los Estados Unidos
y en todos los países industrializados un gran afán
para sustituir petróleo por combustibles energéticos.
De hecho –y lo veremos hoy-, para bien de nuestros productores
de maíz y para mal de los costos de nuestros avicultores,
en los últimos meses se ha presentado un notable crecimiento
de la cotización internacional de maíz.
En el Cono Sur el maíz ha pasado de tener un registro de
120 dólares por tonelada a una cotización de 180,
la explicación que dan es que hay una creciente desviación
en usos de maíz y que se esta dedicando creciente proporción
de las cosechas de maíz a la producción de etanol
carburante, bien necesitado hoy en la economía mundial.
Tanto las preferencias como el TLC, en
todo aquello que nos den la garantía de llegar con estos
productos a los Estados Unidos, le hacen un bien a los Estados
Unidos y un bien a Colombia.
A nosotros porque allí hay un renglón de la agricultura
muy importante para devolverle dinamismo a la agricultura. A nosotros
porque nos da alternativas frente al petróleo declinante.
Y a nosotros porque nos ayuda ambientalmente. Y a los Estados Unidos
por esa necesidad enorme que tiene de ir liberándose del
esa gran dependencia del petróleo y tener alternativas.
Algunos colombianos nos han dicho: ‘Presidente no insista
en el TLC, basta con las preferencias’. Les voy a decir porqué no,
por dos razones: porque las preferencias no incluyen todos los
productos que si podríamos exportar a la luz del TLC. Y
segunda y más importante: porque las preferencias son transitorias
y los inversionistas, uno los invita a invertir y le dicen: ‘no,
a mi me da miedo, yo quiero invertir en Colombia para producir
en Colombia y exportar al mercado de Estados Unidos, pero temo
hacerlo bajo la regencia de las preferencias porque las preferencias
son transitorias. Necesitamos –dicen los inversionistas-
tener reglas de juego estable, de acceso al mercado de Estados
Unidos’.
Eso es lo que marca la diferencia. Las preferencias causan susto
en los inversionistas porque no tienen certeza de contar con el
mercado de Estados Unidos en el largo plazo, en cambio un TLC les
da la certeza de que van a contar con ese mercado y estimula las
inversiones que no las estimulan las preferencias.
TRANSFERENCIAS
Ha seguido el debate sobre un tema bien
importante para la vida nacional en éste momento, en el Congreso de la República,
el tema de las transferencias en las regiones. No puedo desaprovechar
espacio de diálogo con mis compatriotas para referirme al
tema.
Apreciadas alcaldesas, apreciados alcaldes,
apreciados gobernadores: lo que estamos buscando en transferencias –aprobado por el
Senado de la República y que esta semana debe entrar a votación
en la Comisión Primera de la Cámara, con cuyos ponentes
ya tenemos un acuerdo- es equilibrado para el país.
Fomento a la descentralización, sin arruinar a la Nación.
Eso tiene que ser el equilibrio.
Lo primero que se dice es: ‘va a haber recorte’. No,
no hay recorte, ¡de ninguna manera! No lo ha habido. Sin
incluir una fórmula, que se va a mejorar y la voy a explicar,
convenida con la honorable Cámara, con su Comisión
Primera y con los voceros de las bancadas, lo que aprobó el
Senado, da estas cifras, claramente demostrativas de que no hay
recorte.
Para el año 2006: se transfieren
a las regiones 16,4 billones (de pesos). Para el 2007: 17 billones
550 mil millones (de pesos).
Para el 2008: 18 billones 950 mil millones (de pesos). Para el
2009: 20 billones 380 mil millones (de pesos). Hay crecimiento
permanente.
Me dicen: ‘pero es que hubiéramos ganado más
con la Constitución de 91’. En teoría, hubieran
ganado más en teoría, pero habría sido impagable.
Hay que recordar, no solamente, el halago de esa fórmula
de la Constitución de 1991 sino el fracaso.
En los años 99 y 2000, antes de este Gobierno, el país
vivió una crisis económica profunda –de la
cual todavía no nos hemos recuperado plenamente-: decrecimiento
de la economía y se disminuyeron las transferencias. Aquellos
que recuerdan la Constitución del 91 la deben recordar en
las dos caras de la moneda: una fórmula aparentemente muy
buena, pero también unos resultados –como en los años
99 y 2000-, desastrosos.
Esa fórmula se volvió impagable. ¿Qué hago
yo si del digo al Gobernador Trino Luna, por ganarme un aplauso
de él: cuente con 20 pesos para el departamento del Magdalena
y a la hora de la verdad no le podemos dar sino 5? Eso fue lo que
pasó con la fórmula inicial de las transferencias
de la Constitución de 1991. Y entonces, cuando llego la
hora de pagar, como en los años 99 y 2000, la Nación
no pudo dar 20, sino tuvo que dar 5 y vino ese desastre para los
departamentos y para los municipios.
Colombia es el país más descentralizado de la región.
Hay que hacer una suma que no se ha hecho. Si nosotros miramos
el Estado colombiano en su conjunto, el Estado –Nación,
departamentos, municipios, entidades descentralizadas-, ¡óigase
bien lo que reciben las regiones!: sus impuestos propios representan
el 19 por ciento de los ingresos del Estado y reciben de los ingresos
corrientes de la Nación un 33 por ciento. Ahí van
completando un 52 por ciento de los ingresos totales del Estado.
Y a eso hay que sumarle otros ingresos
que perciben: los del Fosyga para salud, los de ETESA –que son recurrentes, se dan años
tras año-. Los aportes de la Nación a las universidades
departamentales valen billón 700 mil millones (de pesos)
este año. Y los aportes extraordinarios para planes de vías,
para planes de puertos, para planes sociales, lo del Bienestar
Familiar, lo del SENA.
Yo vengo de una región que ha ayudado a liderar en Colombia
la descentralización. Mi carrera política se ha hecho
en la parroquia, apreciados compatriotas, yo regresé del
Senado de la República a buscar la gobernación de
mi departamento y la única autoridad moral que tendría
sería para defender la descentralización, pero creo
que haría un mal servicio al país si por ganarme
un aplauso momentáneo o por silenciar a los críticos,
tomara la decisión irresponsable de estimular una fórmula
que arruinara a la Nación.
¿Ustedes saben qué le pasa a los municipios y a
los departamentos cuando la Nación se arruina? Inmediatamente,
a todos les suben las tasas de interés, a todos les recortan
los plazos, a todos los amenazan con cierre de acceso al crédito.
Y la Nación se pone en incapacidad de pagar esas transferencias
y se reducen, como ocurrió en los años 99 y 2000.
A mi como gobernador de Antioquia me tocó pagar unas tasas
de interés elevadísimas para el departamento. ¡Qué dificultades!
Era un DTF elevadísimo y había que pagar 8 puntos
por encima. Hoy las entidades territoriales que ya han superado
la crisis, que han salido del plan de desempeño, están
consiguiendo créditos a una DTF que está en 6.5,
6.6 más 4.
Aquí hay varios gobernadores de la época, entre
ellos el ex gobernador Tony Josame, del Caldas. Está quien
era mi Secretario de Agricultura (Roberto Hoyos) y recuerda las
penurias en aquella época para manejar el endeudamiento
departamental.
En esto hay que ser prácticos: si nosotros aprobamos una
fórmula irresponsable, la DTF que hoy está al 6 y
los créditos que hoy están a la DTF más 4,
más 6, más 2, más 3, inmediatamente darían
un brinco alto y eso no es improbable. Hace cuatro años
todavía estábamos en una crisis financiera que no
hemos superado totalmente. A mi me tocó, en los primeros
meses de la Presidencia hace cuatro años, enfrentar la crisis
de los TES. Se pusieron al 17, ahora la Nación está colocando
TES al 8, 10. Eso es más tranquilo para la Nación.
Y me decía un crítico: ‘es que ustedes prefieren
Wall Street que la inversión social’. Dos respuestas:
primero, esto no es un asunto con Wall Street, el 70 por ciento
de la deuda del Estado colombiano es con los colombianos y el gran
porcentaje de ese 70 por ciento es con los trabajadores colombianos
afiliados a los fondos de pensiones. El Estado colombiano se ha
endeudado con los dineros de los trabajadores, esa es la mayor
parte de la deuda pública de Colombia que hay que cuidar.
Y además Colombia ha ganado confianza, que no la podemos
perder y esa confianza es el mejor camino para suavizar la deuda.
Mientras una Nación hermana como Argentina tiene ese problema,
miren lo que nos ha pasado a nosotros: hace mes y medio nos prestaron
mil millones de dólares afuera a 31 años de plazo
al 7.44, para prepagar deuda.
Y hace 15 días necesitábamos los últimos
500 millones de dólares para poder asegurar el pago de la
deuda del año entrante y teníamos dudas, nos preguntábamos: ¿a
cómo irá a costar eso, por Dios?, tan bueno como
los anteriores, no va a ser. Necesitábamos 500, nos ofrecieron
3 mil millones de dólares. Nos dieron 31 años de
plazo y la tasa no fue del 7.44 sino del 7.14. Ese riego no lo
puede correr Colombia. Eso que se está cosechando.
Y veamos lo social. Las trasferencias están estudiadas
para que logremos, gobernadores, alcaldes y alcaldesas, plena cobertura
en educación básica, plena cobertura en salud, que
tendrá otros componentes como la nueva ley de seguridad
social –ya aprobada por las comisiones séptimas de
Senado y Cámara-.
Y un gran avance en saneamiento básico: hoy el gobernador
de Bolívary Leyla Rojas, Viceministra del Agua, van a firmar
el pacto del agua para que 48 municipios de este departamento resuelvan
su problema de agua.
Anoche al regresar a Cartagena del consejo
empresarial de Córdoba,
le dije al gobernador: ¿y en Turbaco y en Arjona, tu tierra?
Me dijo: ‘allá están mejoraditos de acueducto,
en el programa entran para alcantarillado’. Ahí le
traen esa buena noticia Alcaldesa, usted que es de armas de tomar.
Pero Gobernador, no solamente le voy a
dar la certeza de este plan que hoy se va a firmar sino otra:
lo que se esta acordando
con el Congreso de la República, le va a permitir a Bolívar
cumplir con ese plan y le va a sobrar, porque ese plan lo estamos
haciendo sobre una proyección más moderada de transferencias
que lo que usted realmente va a recibir. Usted va a recibir más
de lo que esta comprometiendo allí.
Eso hay que contárselo al país, yo no voy a dar
esta batalla –porque me desafían todos los días
con un referendo en contra- insultando personas, nunca lo he hecho,
pero sí dando argumentos, ¡hechos!, porque este no
es un tema de afectos o de malquerencias, sino de hechos.
Y voy a tener que abusar, cada que me encuentre
un colombiano y lo salude, en un aeropuerto, en una esquina,
en una plaza, le
voy a echar el discurso de transferencias, porque nos toca, con
toda responsabilidad, sacar estas reformas adelante para que el
país salga adelante.
¡En mis manos no se quiebra la Nación,
apreciados compatriotas!
Y veamos otros aspectos de la formula,
miren como mejora. En la Constitución de hoy esta definido que para el año
2008 las transferencias suben inflación más 2.5,
en la reforma que se tramita en el Congreso, esta para el 2008
definido inflación más 4. En el 2009, inflación
más 4. En el 2010, inflación más 3.5.
Hasta ahí todo es ganancia, porque la población
esta creciendo al 1.03, todo lo que excede el 1.03 y hay dos años
de inflación más 4, otro de inflación más
3.5 en adelante, más 3, toda la diferencia entre esos número
y 1.03 es ganancia real para la descentralización.
Y vamos a volver a atar la fórmula a los Ingresos Corrientes
de la Nación pero con seguridad a los municipios. En el
año 2016, la fórmula sería el promedio de
los Ingresos Corrientes de la Nación, en los últimos
cuatro años.
Y se acabo el albur para los municipios.
Dice la Constitución
actual: ‘si la economía llegare a crecer al 2 por
ciento menos, se les recorta a los municipios’, eso lo eliminamos.
En cambio, queda una norma que dice: ‘si la economía
crece al 4 por ciento o más, ese crecimiento se refleja
totalmente a favor de las regiones’.
Por ejemplo, pónganle cuidado a esta cuenta. ¿Qué esta
definido para el año 2010, que será inflación
más 3.5? Si ese año la economía llegare a
crecer al 6, estos 2 puntos de crecimiento sobre el 4, se reflejan
totalmente en las transferencias. Totalmente, no proporcionalmente.
Entonces las transferencias del 2010 no serían inflación
más 3.5, sino inflación más 3.5 más
2 puntos. Resultado: inflación más 5.5. Hemos aceptado
que la totalidad del crecimiento económico que excede el
4 por ciento, se refleje a las transferencias a las regiones.
El país tiene casi 800 municipios,
cada uno con menos de 25.000 habitantes, el 2 por ciento de la
bolsa total de transferencias
se lleva a esos municipios. Eso es bien importante.
Y se me olvidaba decir que en los años en que el crecimiento
económico sea superior al 4, ese incremento la Constitución
va a rezar –de acuerdo con el Congreso, lo ha pedido el Congreso-,
lo lleven las regiones a política de niñez, lo que
va a fortalecer mucho lo que se esta haciendo para lograr plena
cobertura en educación básica y para ampliar la cobertura
del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.
Yo pido la comprensión de todos mis compatriotas sobre
los esfuerzos que se están haciendo con esta formula.
“ESTO NO ES UN PROBLEMA DE DISCURSOS
ES UN PROBLEMA DE HECHOS”
En el día de ayer acudí a la Corte Suprema de Justicia
a felicitar a la Corte por su larga vida al servicio del Estado
de Leyes de Colombia. Allí hice una exposición sobre
lo que ha significado la Corte, sobre el tema de la Tutela –que
se discute en el Congreso-, sobre el tema de la Ley de Penas para
que no sigan excarcelando delincuentes –también propuesta
al Congreso- y sobre hechos recientes de decisiones de la Corte
que ordenan la captura de unos congresistas de la República
por presuntos vínculos con el paramilitarismo.
Reitero a mis compatriotas un propósito nuestro por el
que hemos luchado y lucharemos todos los día de Gobierno:
Colombia sin paramilitares, Colombia sin guerrilla, Colombia sin
corrupción. Colombia con prosperidad, con transparencia,
construyendo equidad.
Hace cuatro años no habríamos podido hacer este
Consejo Comunitario aquí y hoy no molestamos a la Fuerza
Aérea por helicópteros, el recorridito lo hicimos
por tierra, es muy cerquita.
Es que lo excepcional no es que podamos
venir hoy por tierra a un municipio tan integrado con Cartagena.
Lo grave, lo que llamaba
la atención es que esto se había descompuesto tanto
que hasta hace dos años no podíamos venir aquí por
tierra y que era riesgoso estar aquí. Eso hay que recordarlo.
Lo que no estaba poseído por los paramilitares estaba por
la guerrilla y el Estado empezaba a ser Estado de papel. Pero eso
no se dio la víspera de nuestra llegada al Gobierno, eso
fue producto de muchos años de descuido.
En muchas regiones la guerrilla martirizaba
a los habitantes, los gobiernos de Bogotá nada hacían. Iban allí solamente
a los bailes, a tomar whisky y se regresaban. Y detrás de
una plaga, otra plaga: la plaga de la guerrilla, la plaga del narcotráfico,
la plaga de los paramilitares, la ausencia del Estado.
Esto no es un problema de discursos es
un problema de hechos, ¿qué paramilitares
habían presos hace cuatro años? Hay 68 líderes
reconocidos del paramilitarismo, 65 están en la cárcel.
Y no en cárceles como aquellas de ingrata recordación,
sino en un sitio con dignidad pero austero. Y no en cárceles
clandestinas. La orden que he dado es que ese sitio de reclusión
de La Ceja este abierto para que el mundo entero lo vigile. Aquí no
hay nada oculto apreciados compatriotas.
Y los tres líderes paramilitares que estaban fugados: la
orden es perseguirlos con toda la determinación militar
hasta capturarlos.
Nosotros entendemos que la justicia es
fundamental para nuestra Seguridad Democrática. Apoyamos totalmente las decisiones
de la justicia, siempre lo hemos hecho y es nuestra decisión
hacerlo en todo momento.
Y frente al debate político, nosotros lo único con
lo que podemos responder es con hechos para que el país
compare. Hace cuatro años había alrededor de 60 mil
terroristas. A mi me dicen: ‘oiga Presidente, pero es que
se hablo de 14 mil paramilitares y se han desmovilizado 30 mil. ¡14
mil era el cuento, otra era la realidad!
Luís Carlos Restrepo, alto Comisionado de Paz, hombre probo,
cuenta que la primera vez que se reunió con Carlos Castaño –en
presencia de los Obispos de Apartado y Montería- le dijo: ‘14
mil tenemos aquí y súmeles los del Magdalena Medio
y los del centro del país y los del Perijá y los
de la Sierra Nevada y en otras partes. Tenemos 30 mil desmovilizados,
de esos 30 mil han reincidido 600, el Gobierno reconoce –y
ese es un problema-, a pesar de que parezca una cifra pequeña,
600 reincidentes frente a 30 mil desmovilizados, 600 bandidos en
armas son un peligro para cualquier nación del mundo.
Es que el problema de ETA en España era un problema de
120, del IRA en Irlanda era de 200. Esta Nación es valerosa,
con décadas de descuido estatal y haber podido sobrevivir
a la amenaza de 60 mil terroristas ricos. 600 son un peligro, ¿la
decisión cuál es?: ir detrás de ellos con
toda la fortaleza militar a reducirlos.
Aquí se hablaba del paramilitarismo en los cócteles,
pero los gobiernos no los perseguían ni los metían
a la cárcel. Le hacían el asco al paramilitarismo
en el discurso internacional, pero en la acción interna
no los perseguían. A mí que me juzguen por los hechos:
más de 1.500 paramilitares dados de baja por la Fuerza Pública.
En eso vamos a seguir.
Y pedí al Congreso de la República que todo aquel,
en el Congreso, en el Ejecutivo, que hubiera tenido relaciones
con los paramilitares, que se las cuenten por iniciativa propia
a la justicia, al país, con toda franqueza. Es la hora de
la verdad. Pero también es importante que el país
sepa, así como el país tiene que saber quienes han
sido los amigos políticos del paramilitarismo, es importante
que el país sepa quiénes fueron los amigos políticos
del M – 19. ¡La verdad pero completica! Y quiénes
son los amigos políticos del ELN y de las FARC.
Y hay que meter a la cárcel a gobernadores y alcaldes que
hayan desviado recursos hacia el paramilitarismo, pero también
hay que meter a los que desviaron recursos hacia el M – 19
y las FARC y el ELN.
Es que en la historia de Colombia hay una
constante: cuando aparece un gobierno a enfrentar el terrorismo,
ahí mismo le dicen
paramilitar. Muchos de los defensores de la guerrilla, el único
expediente que tienen para criticar a Uribe porque persigue a la
guerrilla es decirle “paramilitar” y llevan ese San
Benito desde hace muchos años, en la gobernación
de Antioquia, en la campaña presidencial, en estos años
de Gobierno y por eso, porque hemos procedido seguramente con muchos
errores, pero con toda la transparencia y todo el patriotismo, ¡por
eso es que vivimos de pechitos frente a los problemas, compatriotas!
Nuestra única respuesta a la injuria son nuestros hechos.
Es bueno que se sepa la verdad total. A mi lo que me extraña
es que en estos años de debate sobre la ley de Justicia
y Paz, se ha reclamado la verdad total, está bien que aflore.
Miren, el computador ese del señor a quien conocen con
el nombre de ‘Jorge 40’, ese computador no lo trajo
el Espíritu Santo. Ese computador se lo decomisaron a un
seño ‘Antonio’ de esos grupos ilegales, se decomisó gracias
a la política de seguridad de este Gobierno. El señor
estaba en Ralito, salió de Ralito sin permiso e inmediatamente
se dio orden de que había que perseguirlo militarmente y
lo capturaron y lo capturaron con el computador. Eso es bueno que
el país lo sepa.
¿Ustedes creen que si no hubiera habido una política
de seguridad con toda firmeza, estos jerarcas del paramilitarismo
con ese poder que tenían, estuvieran hoy reducidos a la
cárcel de La Ceja?, ¿acaso ellos han sido reducidos
por consejos? Han sido reducidos porque aquí ha habido una
política firme, totalmente firme para tener una Patria sin
paramilitares, sin guerrilla, sin corrupción y en eso vamos
a seguir.
Claro que no es bueno que aparezcan congresistas
con esos vínculos,
eso hace daño, pero eso hay que mirarlo en el contexto de
los hechos, eso es lo que se está corrigiendo.
Y eso no puede afectar las instituciones,
la responsabilidad penal es individual, las instituciones tienen
que fortalecerse cada día.
Y es muy bueno que la crítica sea objetiva, porque un país
que empieza hoy a salir adelante, a tener optimismo, algunos de
los que se han beneficiado en la recuperación país,
viven todos los días apostándole a que esto fracase.
Que sigan ellos en su apuesta y nosotros con nuestro trabajo y
nuestro empeño patriótico, tenemos que sacar este
país adelante.
Y que no haya sesgos. Cuando pido que se
sepa la verdad total es porque uno ve unos sesgos, muchos de
los que atacan al Gobierno
diciendo que el Presidente es paramilitar, en el fondo lo que están
es muertos de la rabia porque el Presidente ataca la guerrilla,
no son capaces de decir que ellos defienden la guerrilla y que
viven muy mortificados porque el Gobierno la enfrenta. Deberían
ser más auténticos, más sinceros.
Ese ha sido el expediente al que han apelado
históricamente.
Cuando un gobierno la enfrenta contra la guerrilla, ahí mismo
le dicen ‘violador de derechos humanos, paramilitar’.
Hace 40 años, cuando querían desacreditar a alguno,
le decían ‘homosexual’. Hace 20, 15 años,
cuando querían desacreditar a alguno, le decían ‘mafioso’.
Y hoy, cuando quieren desacreditar a un Gobierno honrado, le dicen ‘paramilitar’.
Por eso nosotros tenemos que proceder con toda honradez, pero
no dejarnos amilanar, apreciados compatriotas.
Y la verdad es que uno ve que muchos le
hacen el asco al proceso con los paramilitares pero muchos de
los que le hacen el asco a
ese proceso, le viven haciendo venias al ELN y a la FARC. ¿Qué es
eso?
El único que se podría quejar del proceso electoral
que vivimos recientemente, soy yo. La gran mayoría que me
dieron los compatriotas no me permitió quejarme, pero hubo
departamentos, donde todavía no hemos podido avanzar en
contra de la guerrilla, que esa guerrilla se dedicó a presionar
a mis amigos y a exigirles, so pena de que los asesinaban, que
no podían votar por mí. ¿Hubo presiones en
estos departamentos en contra de la oposición? Este ha sido
un gobierno garantista.
Unas paradojas: buena parte de mis críticos vivían
en el extranjero, hoy viven en Colombia, regresaron al país
justamente en el gobierno que más han odiado. Decían: ‘Uribe
fascista, Uribe anula las libertades, Uribe militarista, Uribe
paramilitar’ y ese este Gobierno el que les ha dado las garantías
democráticas para que puedan hacer su crítica viviendo
en Colombia.
Pero no sigamos hablando de esos temas,
compatriotas, que ahí todos
los días vamos a repetir un poquito, en los recorridos por
toda la Patria.
Muchas gracias”. |