PALABRAS
DEL MINISTRO DE COMERCIO JORGE HUMBERTO BOTERO, EN FIRMA DEL TLC
ENTRE COLOMBIA Y ESTADOS UNIDOS
Washington D.C., 22 nov. (SNE).- Las
siguientes son las palabras del ministro de Comercio, Industria
y Turismo en el acto de la
firma del Tratado de Libre Comercio entre Colombia y Estados Unidos.
“Apreciados amigos:
Hoy es un día muy significativo para Colombia. Un día
para pensar en el futuro, en las oportunidades de crecimiento económico,
generación de empleo y bienestar para los consumidores,
que se abren para Colombia como consecuencia de nuestro acuerdo
de integración con la principal economía del mundo.
Concluye aquí una etapa, la de construcción del Tratado,
y se abre otra de singular importancia: la de su aprobación
por los Congresos de ambos países. Convencidos de haber
logrado un texto que recoge de manera equilibrada los intereses
de nuestros dos Pueblos, confiamos en que ese sea el resultado
de las discusiones que se realizarán el próximo año.
14 rondas de negociación realizadas a lo largo de 22 meses,
un generalizado respaldo de los sectores que acompañaron
el proceso, numerosos estudios técnicos, un compromiso absoluto
con los valores de la transparencia y la participación ciudadana,
una permanente disposición de dar explicaciones y escuchar
propuestas de sectores, grupos y regiones, constituyen claros indicios
de que estamos ante un Tratado trabajado a conciencia. Suscrito
ya el Acuerdo, mantendremos esa misma actitud para explicarle a
los colombianos sus alcances y beneficios.
Este Tratado es de gran importancia en
el marco de la lucha denodada y sin cuartel que libra Colombia,
con el decidido apoyo de Estados
Unidos, contra el tráfico de drogas y el terrorismo. El
TLC crea canales permanentes, profundos y estables para que nuestros
productos tengan un acceso competitivo al mercado estadounidense
y, por lo tanto, para brindar alternativas reales de ingreso y
empleo a millones de colombianos.
Las estrategias de erradicación de cultivos ilícitos,
la interdicción del transporte de sustancias prohibidas,
la cooperación intensa entre las autoridades judiciales,
militares y policiales de ambos países, son indispensables.
Son, además, insuficientes. Porque lo son, hemos concluido
este Acuerdo y solicitado, con firme y respetuosa insistencia,
la prórroga de las preferencias arancelarias que vencen
el 31 de diciembre hasta cuando el Tratado pueda entrar a regir.
Impacto esperado en el bienestar de los colombianos
La teoría económica postula una relación
positiva entre comercio internacional, crecimiento económico
y reducción de la pobreza. Así lo confirma la experiencia
de muchos países. Gracias a estas políticas, 422
millones de chinos y 60 millones de hindúes han salido de
la pobreza en el lapso de una generación. Gracias a ellas,
Irlanda ha pasado de ser uno de los países más pobres
de Europa, a tener un ingreso per cápita superior al de
los Estados Unidos. Gracias a ellas, Chile ha tenido un éxito
mayor que cualesquiera otro país de América Latina
en la mejora de los indicadores de bienestar social. Este es el
tipo de resultados que Colombia espera que el acuerdo contribuya
a lograr; así lo anticipan los distintos estudios de impacto
que se han realizado por académicos nacionales y extranjeros
de primer nivel.
El acuerdo que hoy se firma, abre el acceso
a un mercado de importaciones 80 veces más grande que el colombiano. La estabilidad en
las condiciones comerciales de largo plazo es de la mayor trascendencia,
pues Estados Unidos es nuestro mayor socio comercial, destino de
cerca del 50% de nuestras exportaciones y origen de casi el 40%
de nuestras importaciones, principal proveedor de tecnología
y bienes de capital, fundamentales para el desarrollo de nuestro
aparato productivo.
Algunos logros específicos en
el TLC
Quisiera resaltar brevemente algunos de los principales logros
incluidos en el TLC.
En materia de bienes industriales, logramos
una desgravación
arancelaria que maximiza las ventajas competitivas del país:
desgravación inmediata para la totalidad de nuestra oferta
exportable, eliminación de aranceles para los insumos y
bienes de capital que importamos de Estados Unidos, y plazos más
amplios para los sectores de mayor sensibilidad. El día
en que el Tratado entre a regir, la sumatoria de aranceles eliminados
para maquinaria e insumos, de un lado, y de productos terminados
que podemos exportar, de otro, producirán un efecto colosal
en la competitividad de las manufacturas colombianas.
Las pequeñas y medianas empresas, que son tan importantes
en la generación de empleo, recibirán amplios beneficios
tales como una reserva de mercado a su favor en las compras estatales,
la eliminación de gravámenes a la importación
de materias primas y la constitución de un mecanismo de
concertación permanente para evaluar los impactos que en
ellas el Tratado produce.
En el terreno agrícola, se logró un acuerdo muy
positivo en materia sanitaria, que debe contribuir a que el acceso
al mercado de nuestro ahora socio comercial sea cierto y efectivo
para los productos del campo colombiano. Para los productos que
hacen parte de la agenda ofensiva –frutas, hortalizas, flores,
biocombustibles, piscicultura, madera- hemos logrado una apertura
inmediata. Tratándose de aquellos en los que tenemos sensibilidades –maíz,
arroz, pollo- la exposición a la competencia externa será gradual
a lo largo de periodos dilatados de 15 y más años.
En materia de servicios, se acordaron mecanismos
que facilitan a nuestros ingenieros, arquitectos, profesionales
de la salud,
contadores, etc. su prestación directa en los Estados Unidos.
En el caso de otros servicios, como los computacionales y de telecomunicaciones
se abren significativas oportunidades para nuestros compatriotas.
Lo demuestra la exitosa experiencia de Irlanda.
El Tratado consagra disciplinas que generan
importantes incentivos para la inversión extranjera en Colombia, ingrediente fundamental
para la consolidación del crecimiento económico que
el país necesita. La experiencia de México y Chile,
pioneros en integración comercial con los Estados Unidos,
se ha traducido en un crecimiento sustancial de los flujos de capitales
que desde el exterior vienen a generar empleo y bienestar.
El Tratado cuenta también con valiosos elementos de cooperación
técnica, respeto a los derechos de las minorías,
protección a la biodiversidad, transferencia de tecnología
y defensa de los más altos estándares laborales y
ambientales, asuntos todos estos fundamentales para que el comercio
internacional contribuya a un desarrollo equilibrado, sostenible
y justo. Desde luego, como lo habíamos prometido, las cuestiones
relativas al acceso a medicamentos de buena calidad, a precios
justos, recibieron adecuada consideración.
El TLC en el marco de política de internacionalización
de la economía
Con la firma del Tratado de Libre Comercio
entre Estados Unidos y Colombia marcamos un hito dentro de una
política rigurosa,
seria y consistente para internacionalizar nuestra economía,
proceso que nos abrirá las puertas a los mercados de muchos
otros países más avanzados que el nuestro.
En el marco de esta política, se concluyó el acuerdo
de libre comercio entre nuestro país y el MERCOSUR; hace
un par de meses, logramos un importante acuerdo con Rusia, que
abre importantes posibilidades para el café y la carne de
nuestros campos; hace pocas semanas definimos los mecanismos para
ampliar nuestras relaciones económicas con Cuba; el próximo
lunes firmaremos el recientemente acordado con Chile; hace tres
meses iniciamos negociaciones con Guatemala, Honduras y el Salvador,
las cuales avanzan satisfactoriamente; el 15 de diciembre iniciaremos
conversaciones exploratorias con Canadá para el mismo propósito;
en cuestión de semanas debemos haber finalizado un acuerdo
para dar estabilidad a las reglas de juego con Venezuela, luego
de su siempre lamentada decisión de retirarse de la Comunidad
Andina; durante el 2007 estaremos sumidos en cruciales negociaciones
comerciales con los dos bloques de países que funcionan
en Europa.
Desde luego, sabemos bien que los efectos
bondadosos de esta estrategia no se dan de un día para el otro, y que para cosechar sus
frutos se requieren transformaciones profundas en el aparato productivo.
Bien por el contrario, hemos estado inspirados por una visión
de largo plazo, que sólo paulatinamente ha de emerger gracias
a los esfuerzos de muchos colombianos de hoy y de mañana.
Es obvio, por lo tanto, que las voces discrepantes que escuchamos
con respeto, y que continuaremos replicando una a una, se centren
en la nostalgia por el pasado; no en el examen de las enormes posibilidades
que el futuro nos ofrece.
Proceso de negociación: participativo
y transparente.
Afirmamos, con total certeza, que hoy estamos
firmando un TLC con Estados Unidos surgido de amplias discusiones
con todos los
sectores interesados. Justamente por ello, me encanta que se nos
reproche que las negociaciones fueron lentas. Por supuesto que
sí. Actuando con precipitud no habría sido posible
encontrar fórmulas de consenso como, en efecto, se lograron
en casi todos los temas esenciales. La nutrida presencia de los
voceros de tantos y diversos sectores del trabajo y producción
nacionales en esta ceremonia constituye elocuente demostración
al respecto.
Durante estos largos meses todas las voces
fueron escuchadas, la muy importante del Congreso, a quien corresponde
la representación
suprema de los intereses de la Nación, en inmumeros debates;
las de las regiones, que recogen la rica diversidad productiva
y cultural de esta Patria nuestra; las de sectores importantes
de la sociedad colombiana, tales como grupos étnicos, la
Iglesia católica, los trabajadores de la cultura, los guardianes
del medio ambiente, los académicos de la salud.
El sector empresarial en todos sus componentes,
desde la manufactura al agro, liderado por el Consejo Gremial
Nacional, cumplió con
patriotismo y dedicación su papel de representar los intereses
de los distintos sectores de la economía colombiana. A ellos,
mi gratitud.
Gracias a todos estos mecanismos para la
construcción colectiva
de los objetivos nacionales, algunos riesgos de la negociación
hoy no son más que mitos. Se especuló que el TLC
reduciría el acceso de los colombianos a la salud, se vulneraría
la biodiversidad, se pondrían en jaque los mecanismos de
promoción de nuestra cultura, se privatizarían la
educación y las empresas de telecomunicaciones, se produciría
una invasión de vestuario y otros bienes usados. Ninguno
de estos sombríos pronósticos tuvo ocurrencia.
Reconocimiento al Equipo Negociador,
al Gabinete y a la Procuraduría.
Sea el momento para hacer un público reconocimiento a la
labor cumplida por el Equipo Negociador de Colombia, encabezado
por Hernando José Gómez, quien con profesionalismo,
dedicación, lealtad y eficiencia sin par, defendió íntegramente
los intereses de la Nación. Reconocimiento que debo hacer
extensivo a mis colegas de Gabinete, en particular a Andrés
Felipe Arias y a Diego Palacio, ministro de Agricultura y de la
Protección Social, quienes jugaron un papel crucial en las
negociaciones agrícola y de la salud.
Especial referencia debo hacer al papel
cumplido por la Procuraduría
General de la Nación. Convencidos de la conveniencia de
que el ente de control pudiese vigilar la transparencia y carácter
participativo de las negociaciones, desde el comienzo del proceso,
y en virtud de un acuerdo formal sin antecedentes en el país,
la Procuraduría estuvo siempre presente en el transcurso
de las negociaciones. Como uno de los frutos de esa colaboración
entre el Gobierno y quien tiene la misión de vigilar su
conducta, se ha publicado el “Libro Blanco de la Negociación”,
un instrumento electrónico, de carácter público,
que permite consultar toda la documentación que se produjo
a lo largo de las negociaciones.
Proceso hacia la implementación
del acuerdo
El acto que celebramos hoy representa el
primer paso hacia la aprobación y ratificación del Tratado. Los gobiernos
de Colombia y Estados Unidos oficialmente damos por terminado el
proceso de negociación y revisión legal del acuerdo
para iniciar la etapa de discusión y aprobación legislativa
del mismo. Oportunamente presentaremos ante el Congreso el proyecto
de ley para su estudio y consideración.
A partir de este momento aplicaremos toda
nuestra energía
para trabajar con las distintas bancadas parlamentarias, atender
la discusión en comisiones y plenarias e ir a todos los
escenarios en los que podamos explicar el Acuerdo y los beneficios
para los colombianos, que se derivan de su entrada en vigencia.
Posteriormente, y si es debidamente aprobado
por las dos cámaras
legislativas, como espera nuestro Gobierno, el texto pasará a
la revisión de la Corte Constitucional. Surtido este último
requisito, el TLC pasará a sanción presidencial para
su entrada en vigencia.
Quiero enfatizar la importancia de la oportuna
implementación
del acuerdo para el país. Teniendo en cuenta que Estados
Unidos es nuestro principal socio comercial, y que varios de nuestros
competidores regionales como Centroamérica y Chile ya tienen
su TLC con esta Nación, pensar que Colombia se quede sin
este instrumento, causaría daño enorme a las generaciones
futuras.
Integración comercial con Estados
Unidos, un reto de competitividad
Señoras y Señores:
Somos conscientes de los retos que significa
tener un acuerdo de libre comercio con la primera potencia económica del
mundo. Algunos sectores y productos recibirán con mayor
fuerza el impacto de la competencia de productos estadounidenses
en nuestra economía.
El Gobierno está trabajando con todos los sectores productivos
para que se preparen para este nuevo entorno de mayor competencia
gradual y para potenciar al máximo el aprovechamiento de
los beneficios del acuerdo. Con estos propósitos se avanza
en la implementación de la agenda interna, que será incluida
en el Plan de Desarrollo de este cuatrienio, y en el programa de “Agro
Ingreso Seguro”, que cuenta con cuantiosos recursos: $500,000
millones al año, por los próximos 10 años.
Nunca en la historia reciente de Colombia el Gobierno había
provisto una suma de estas magnitudes para la transformación
del sector agropecuario.
Somos optimistas. Sabemos que nuestros
empresarios y trabajadores tienen la capacidad, la fe en el futuro,
el coraje que se requieren
para que podamos aprovechar las oportunidades que ahora se nos
abren para crear un futuro más próspero para Colombia.
Muchas gracias”
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