PALABRAS DEL PRESIDENTE
URIBE EN CONGRESO DE INFRAESTRUCTURA
Cartagena, 23 nov (SNE). Las
siguientes son las palabras del presidente Álvaro
Uribe Vélez, al clausurar el tercer Congreso Nacional de
Infraestructura.
“Quiero dar un saludo muy afectuoso a todos. Hoy tengo muchos
motivos que me apenan. El primero, varios de los compañeros
de Gobierno, incluidos algunos que se quedaron en Valledupar, como
el Ministro de Hacienda (Alberto Casrrasquilla), la señora
Ministra de Educación (Cecilia María Vélez)
y la Directora de Presupuesto (Carolina Soto), más los que
llegaron aquí conmigo, abordaron un avión a las 6:00
de la mañana, para acompañarme primero a un Consejo
de Seguridad en la ciudad de Cali, y después a la reunión
de gobernadores, y me van a ayudar a pasar la pena de haberles
llegado tarde a ustedes, apreciados integrantes de la Cámara
de Infraestructura.
El debate de las transferencias es un debate
muy delicado, y nos tomó muchas horas en Valledupar con los gobernadores, después
de haber discutido largamente otros temas, como la reforma tributaria,
temas de las gobernaciones, como las normas sobre juegos de suerte
y azar, etcétera.
Una de mis angustias era decir: bueno,
uno llegar allá a
destiempo, bien tarde, y ¿cómo estarán las
relaciones del doctor Juan Martín (Caicedo Ferrer, presidente
de la Cámara Colombiana de Infraestructura) y del Ministro
(de Transporte) Andrés Uriel (Gallego)? Pero si hubiera
sabido que están en esa luna de miel, hubiera tenido menos
pena para esta demora.
Agradezco inmensamente las palabras del
doctor Juan Martín
Caicedo, y recibimos muy constructivamente todas sus sugerencias.
Me voy a referir a algunos temas desordenadamente,
de las anotaciones que tomé, porque yo creo que después de la intervención
que le hemos escuchado sobre toda la concepción del Plan
de Desarrollo, a la doctora Carolina Rentería (directora
del Departamento Nacional de Planeación), lo mejor que puedo
hacer es reaccionar ante unas de las propuestas del doctor Juan
Martín, y escuchar preguntas y preocupaciones de ustedes.
El tema de Buenaventura. Es una prioridad
nacional, sobre eso no puede caber la menor duda. Yo esperaría que en breve
haya un acuerdo definitivo entre los concesionarios y el Gobierno,
para la extensión de la concesión.
No puedo ocultar la preocupación por la diferencia en las
cuantías que unos y otros aprecian sobre necesidades de
inversión en el puerto.
Cuando hablo con representantes de los
concesionarios, dan unas cuantías muy distantes de las cuantías
que estima el Ministerio se deben invertir en Buenaventura.
Yo les rogaría al doctor Juan Martín y a la Cámara
de Infraestructura, ayudarnos para definir esa cuantía razonablemente,
rápidamente, y podamos hacer el acuerdo definitivo sobre
la extensión de la concesión, con el compromiso de
esa inversión.
Acaba de concluirse una inversión muy importante en Buenaventura:
la vía alterna interna. Nos costó 180 mil millones
(de pesos), se construyó en medio de dificultades, y ha
descongestionado bastante del sector Citronela a la Terminal del
puerto.
Allí hay, además del puerto
del canal de acceso y los puertos complementarios, algunas preocupaciones
adicionales:
la carretera y el Ferrocarril.
Nosotros encontramos la concesión del Ferrocarril, la honramos.
Hemos pagado más o menos 140 millones de dólares,
se ha rehabilitado la línea, pero –en esto hay que
poner mucho cuidado– hoy podría decirse que eso lo
ejecutaron los contratistas como un contrato de obra y no como
un contrato de rehabilitación de línea y de prestación
de servicio.
Nosotros nos hemos dado a la tarea, con
franqueza pero de manera constructiva, de resolver todos los
pleitos que encontramos: 21
en el sector de telecomunicaciones, asociados de Telecom. Casi
todas las concesiones viales estaban en pleito. Hemos superado
casi todas. Nos falta formalizar lo de Commsa. Ojalá.
Y estamos bien preocupados por el tema
del Ferrocarril del Pacífico.
El doctor Juan Martín nos mencionó el buen acuerdo
que se hizo en el Ferrocarril del Atlántico. Yo creo que
hay que reconocerle al Ministro la concepción de ese arreglo
y lo que va a significar para el país. Finalmente todo el
mundo quedó bien y lo que está definido allí es
promisorio.
La urgencia es resolver esto del Ferrocarril
del Pacífico.
Uno no entiende que después de invertir todo ese dinero,
que si el Gobierno no tuvo reparos a la concesión… Yo
les dije a mis compañeros, cuando empezamos el Gobierno: ‘toda
obra que venga atrás de mis antecesores, hay que concluirla.
Los gobiernos no pueden trabajar con las vanidades de que yo no
continúo con ésta porque viene de atrás, emprendo
las mías’.
No, eso le hace mucho daño a la Nación. Por eso
nosotros nos dimos a la tarea de honrar esa concesión, y
la hemos pagado, pero, ¿adónde está la plata?
En rehabilitación de línea, sin servicios.
Entonces a mí me decían, porque me he reunido con
ellos en presencia del Ministro: ‘no, es que las tarifas
no son competitivas en ferrocarril de montaña, es que la
trocha angosta’. Etcétera. Mi pregunta es: ¿por
qué no se tuvo eso en cuenta al momento de proponer la concesión?
Ayúdenos, doctor Juan Martín
y distinguidos ingenieros y compatriotas, a ver si el Ministro
puede lograr un acuerdo, y
que eso funcione.
Sería distinta la situación de Buenaventura si estuviera
operando ese ferrocarril, porque cuando los colombianos, con justa
razón, reclaman la carretera, uno dice: sí, nos falta
la carretera. Pero hemos hecho un gran esfuerzo en el Ferrocarril,
que de estar funcionando no se sentiría tanto la restricción
de la carretera.
La carretera: espero que lo hayan hablado
en detalle con el señor
Ministro. La doctora Carolina acaba de incluirla aquí en
las prioridades del Plan de Desarrollo, y la meta es que ese trayecto
crítico para el país, Buga – Buenaventura,
sea un trayecto de doble calzada.
Seguramente no alcanzará a hacerse todo en este Gobierno,
pero dejarlo en un punto de no retorno, para facilitar que los
compatriotas que nos sucedan en el Gobierno puedan entregarle al
país esa obra tan necesaria.
Quiero hacer una referencia a una discusión nacional: Buenaventura
y Tribugá.
Yo voy a Cali y hablo del puerto de Buenaventura,
y al otro día
voy a Manizales o a Pereira, e inmediatamente me dicen: ¿por
qué Buenaventura y por qué no Tribugá?
Y cuando habló de Tribugá en Manizales y en Pereira,
ahí mismo dicen en Cali: ¿cómo es que le están
quitando la prioridad a Buenaventura para impulsar Tribugá?
Yo creo que esas son pequeñas rivalidades que todos tenemos
que ayudar a superar. El país necesita toda esa infraestructura.
Por supuesto, la prioridad es Buenaventura, pero nosotros no les
podemos negar a los chocoanos la comunicación de su departamento
en la parte interior, en ese eje estructural chocoano que integran
los ríos San Juan, que corre de norte a sur, y el río
Atrato, que corre de sur a norte, con el Pacífico.
Es un departamento costero y alejado de
la costa. Despega una avioneta de Quibdó, y al momentico los pasajeros tienen
a la vista el Pacífico. Sin embargo, no hay manera de ir
hoy por tierra de Quibdó al Pacífico.
Por eso esa reivindicación de 40 años de frustración,
el Gobierno la está respondiendo. Nos gastamos el primer
cuatrienio en toda la parte de estudios de esos 60 kilómetros
de Las Ánimas a Nuquí. Las Ánimas está en
ese centro del Chocó, Nuquí en el Golfo de Tribugá.
Y ahora hemos abierto la licitación, y estamos pavimentando
unos trayectos de la carretera que va de Pereira – Pueblo
Rico – Santa Cecilia – Quibdó. El país
necesita esa carretera. Ayúdennos a que eso no se entienda
como algo que rivaliza, que se excluye con Buenaventura.
El Gobierno no tiene pensado invertir un
peso en el puerto de Tribugá, lo hará el sector privado, pero el Gobierno
lo que sí tiene que hacer es esa carretera. Y eso no afecta
toda la prioridad que hay que asignarle a Buenaventura.
Quería hablar con ustedes sobre ese tema, para que nos
ayuden a crear allí tranquilidad.
Yo comparto muchas de las preocupaciones
del doctor Juan Martín
sobre el Plan 2.500. Déjeme hacer una anotación sobre
una suya.
La queja sobre la falta de más cofinanciación regional.
No fue posible. Se luchó muchísimo con las entidades
territoriales, solamente pudimos llegar a dos niveles relativamente
aceptables de cofinanciación departamental, y se les cedió la
ejecución de la obra en el Cesar y en Caldas.
El Ministro hizo un gran esfuerzo con ellos.
El Huila cofinanció bastante,
la maneja Invías (Instituto Nacional de Vías).
Yo comparto allí la preocupación por lo que ha pasado
en asfalto. Y hay que buscar una solución transparente,
que no deje la menor duda.
Y comparto la preocupación por algunos de estos contratos.
Otro de los controles que tienen esos contratos es lo que llamamos
Auditorías Visibles. En los Consejos Comunitarios están
acudiendo los ingenieros constructores, los interventores, a responderle
a la comunidad sobre el avance de la obra.
El doctor Juan Martín plantea un interrogante: ¿quién
va a darle mantenimiento? Y es válido. Es válido.
Nosotros tenemos que decirle a los departamentos: ‘bueno, ¿cómo
van a hacerse cargo de esto?’. Esa preocupación es
totalmente válida.
Y me preocupa la competencia entre estas
vías que unen
al país y los corredores de comercio exterior. Miren: en
un país donde tanta infraestructura hace falta, todos los
reclamos son comprensibles.
Acude el Gobierno a la asamblea de la Andi
(Asociación
Nacional de Industriales), y nos dicen: ‘¿por qué están
gastando dineros de la Nación en vías departamentales
y municipales? Hay que invertir el dinero de la Nación en
las vías de comercio exterior’.
Tienen razón. Nosotros bregando a que esta economía
crezca al 6 por ciento, y con una infraestructura para hace un
siglo.
Y al otro día hay una reunión con gobernadores y
alcaldes, y dicen: ‘muy bueno el Plan 2.500, pero es totalmente
insuficiente’.
Entonces ya lo ha explicado la Directora
de Planeación.
Nosotros tenemos que concluir el Plan 2.500. Allí va a haber
que gastar unos recursos adicionales, la Cámara de Infraestructura
lo sabe. Va a haber que buscar unos acuerdos con las entidades
territoriales para el mantenimiento, dedicar los recursos de la
Nación a las vías de competitividad vinculadas a
los corredores de comercio exterior, y para que las regiones puedan
atender sus propias vías está el crédito de
mil millones de dólares.
Antioquia ya tomó 60 millones de dólares. Hoy me
decía el Gobernador de Caldas que ellos van a tomar ya una
partida importante.
El Gobierno Nacional lo está contratando, lo avalará,
esperamos contratarlo con plazos entre 20 – 25 años,
unas tasas de interés asequibles. Que aquellos departamentos
que tienen problemas con Ley 550, puedan empezar a servir ese crédito
una vez hayan completado el servicio de las obligaciones refinanciadas
en la Ley 550. Es la solución que hemos venido buscando
para estos departamentos, a fin de que todos accedan.
Creemos que esa combinación de los esfuerzos nacionales
orientados a las vías de competitividad, de comercio exterior,
y ese crédito para vías departamentales, puede sintetizarnos
esa contradicción, que es comprensible, porque en un país
donde nos falta hacer tanto es muy difícil decir: sí,
lo prioritario es esto. Casi todo es prioritario.
Me alegra muchísimo que hayan avanzado en acuerdo sobre
el corredor Commsa, la Ruta del Sol. Bueno, ahora mi preocupación
es que la veamos en ejecución.
El doctor Oscar Iván ha venido ayudándonos muchísimo
a ver si finalmente tenemos ese acuerdo. Me la muestra después
sobre el terreno, con la maquinaría allá prendida.
Ojalá podamos abrir rápidamente esa licitación
y que el país vea emprendida esa obra.
En el orden de los temas que trajo el doctor
Juan Martín,
la Comisión de Regulación de Transporte. Yo estoy
de acuerdo. Es inútil que los gobiernos discutan las buenas
ideas. Las buenas ideas hay que ejecutarlas.
Yo acojo literalmente lo que dijo el doctor
Juan Martín
sobre eso. Dio todas las razones. ¿Para qué los vamos
a fatigar a ustedes repitiendo esas razones? Hagámoslo,
preparemos bien el proyecto y lo presentamos el 16 de marzo al
honorable Congreso.
Aquí hay una representación muy importante del Congreso
de la República, que ellos nos ayuden para crear esa Comisión
de Regulación de Transporte.
Pienso que ahí hay una serie de temas muy delicados que
maneja el Ministerio sin la exclusividad y sin la independencia
que podría tener una Comisión de Regulación,
y nos ayudaría muchísimo. No lo discutamos. Manos
a la obra. Doctora Carolina, doctor Andrés Uriel y doctor Óscar
Iván, en la agenda legislativa del 16 de marzo. Ayúdenos,
doctor Juan Martín, a concebir bien el proyecto.
No tengo reacción sobre su preocupación
por las acciones populares. Vamos a estudiar el tema.
El tema de la tutela. Yo sinceramente creo que lo que hay que
hacer es regular, reglamentar, el tema de la tutela sobre sentencias
de las Altas Cortes, sin despojar de la competencia a la Corte
Constitucional.
Les hago esta confesión: yo no vi necesaria la creación
de la Corte Constitucional en Colombia. A mí me parecía
que el control constitucional a cargo de la Corte Suprema de Justicia
tenía una buena tradición en Colombia, había
sido acertado. Pero el constituyente del 91 creó la Corte
Constitucional y trajo esa figura tan importante que es la tutela,
que ha hecho que los colombianos sientan la Constitución
no como algo lejano, sino como algo inmanente, asible.
La mayor preocupación sobre la inestabilidad jurídica,
a mi juicio, a futuro no debe ser fallos que en el pasado haya
producido la Corte Constitucional, sino el enfrentamiento de jurisdicciones.
He escuchado dos tesis para defender que
en cada órgano
de cierre de cada jurisdicción se resuelva, mediante un
procedimiento especial, el tema de la tutela contra las sentencias
de esos órganos de cierre.
Dos tesis. Primero, que cada órgano de cierre debe ser
competente para resolver lo que haya ocurrido en su jurisdicción.
Y segundo, evitar que se repitan los fallos producidos por la Corte
Constitucional, que han creado mucha zozobra jurídica, de
impactos económicos controversiales.
La Corte Constitucional es órgano de cierre. Si vamos a
la teoría de los órganos de cierre, ella es el órgano
de cierre, el órgano competente en materia constitucional.
Y no es un juicio de valor. Es lo que está escrito en la
Constitución, gústenos o no.
La tutela es una figura de creación constitucional. Los
derechos fundamentales tutelables y los sociales tutelables, en
la medida que estén relacionados con los fundamentales,
están en el nivel constitucional. Son todas materias constitucionales.
Por eso yo creo que no podemos despojar a la Corte Constitucional,
que es el órgano por excelencia para estas materias, de
esa competencia. Reglamentémoslo.
Ahora, para el tema de seguridad jurídica a futuro, me
parece más preocupante la dispersión de jurisprudencia,
ante la hipótesis de reconocerle a cada órgano de
cierre la competencia para resolver estos asuntos, que la unificación
de jurisprudencia en la Corte Constitucional.
Y también hay que permitir que las cortes maduren. La Corte
Constitucional es muy joven. Estamos celebrando ahora ya centenarios
de la Corte Suprema. La Corte Constitucional apenas nació en
el año 91, se integró para el 92. Es muy joven y
uno confiaría que todo ese proceso de crítica en
Colombia lleve a la Corte Constitucional a poner mucho cuidado
a futuro sobre los fallos, para no crear en Colombia falta de certeza
jurídica o para no crear dudas sobre la normatividad económica.
Llamo la atención sobre eso. Creo que era una buena reglamentación
nos ayudaría en el tema.
Pactos de estabilidad jurídica. Me sorprendió mucho
la propuesta del doctor Juan Martín. Estudiémosla.
Yo no sabría decirles si la ley que nos aprobó el
Congreso hace año y medio, autorizando al Gobierno a firmar
pactos de estabilidad con los inversionistas, es aplicable en este
caso. De pronto con los concesionarios. Pero me parece muy pertinente
estudiar esa posibilidad. Yo le pediría al Ministro que,
con el doctor Óscar Iván, la miremos, a ver qué respuesta
se le puede dar a la Cámara de Infraestructura.
Concesiones mixtas, financiaciones, contratación. Yo creo
que allí hay mucha claridad, en cuanto a concesiones mixtas
y financiaciones, en el Ministerio y en Planeación Nacional.
Y veo que hay relativa tranquilidad sobre el avance de la ley de
contratación.
Pliegos. Yo tengo confianza en dos puntos.
Primero, en lo que definió el decreto 2170 de nuestra administración:
la publicación con amplia difusión de los prepliegos.
Eso ha sido bueno, eso ha generado en la instancia del prepliego
una gran discusión, yo creo que eso ayuda mucho en transparencia.
Y tengo confianza en la nueva ley de contratación.
El tema del desarrollo logístico. Ahí quiero hablarles
de la reforma tributaria. Miren: la reforma tributaria no tiene
mayores avances en IVA, no hay voluntad política, no hay
convicción política en el Congreso de la República
de que eso convenga. Y eso hay que decírselo con claridad
al país.
El Ministro de Hacienda hizo la tarea,
presentó la propuesta,
una universalización del IVA, con la propuesta de volverles
a unos sectores sociales sus aportes, y finalmente el Congreso
de la República, empezando por nuestras bancadas, dijeron
no. Y esas son decisiones de la democracia que hay que respetar.
En la parte de rentas de trabajo la reforma
a nadie afecta. Yo creo que es muy buena en la parte de tributación corporativa.
Y ahí logra algo que ha sido bandera de este Gobierno: que
la tributación ayude a la inversión.
Históricamente Colombia no le ha asignado importancia a
los estímulos tributarios como factores de promoción
de inversión. Nosotros lo hemos hecho, y eso ha resultado
bien.
La reforma tributaria mantiene unas exenciones
que hemos creado al tema de la reforestación, de los cultivos de tardío
rendimiento, al tema de las energías alternativas. Reduce
la tarifa de renta, no significativamente. Pero lo más importante:
las normas complementarias a la tarifa de renta.
Primero, se convierte en norma permanente
la deducción
de un porcentaje de las nuevas inversiones, será del 25
por ciento lo aprobado hasta ahora por las comisiones de Senado
y Cámara.
Pienso que eso ayuda muchísimo.
Y empieza a crear una diferencia en Colombia entre el tratamiento
que se le da a quien no hace inversiones
y el tratamiento que se le da a quien hace inversiones. Yo creo
que es mejor ese diferencial, que simplemente rebajarle la tarifa
a todo mundo.
Las reformas de los años ochenta en el mundo, demostraron
que la reducción de tarifas para todo el mundo, lo mismo
para aquel que invierte que para aquel que ni invierte, pueden
mejorar el recaudo en los años subsiguientes pero no promocionan
inversiones, y al no promocionar inversiones no garantizan un incremento
de recaudo en un horizonte de largo plazo.
Nosotros creemos que en lugar de simplemente
rebajar tarifas, hay que crear estímulos para las inversiones.
Uno compara los estímulos que estamos creando en nuestra
reforma tributaria con los que hay en los Estados Unidos. Los estímulos
de los Estados Unidos muchos los critican con el argumento de que
permiten simplemente apropiar más renta. Los nuestros no
son por apropiación de renta, sino para inversiones.
Los estímulos de los Estados Unidos en vivienda los critican
con la tesis de que estimulan mucho olas especulativas en propiedad
inmobiliaria. Los nuestros son para resolver problemas de vivienda
social. Allí hay dos diferencias esenciales entre nuestra
orientación de estímulos en la tributación
y lo que uno ve en los Estados Unidos.
Para educación de logística, en los términos
del doctor Juan Martín, yo quiero invitarlos a ustedes a
revisar la reforma tributaria. Yo creo que tiene que ayudarles
muchísimo.
Y los congresistas han introducido otro
elemento muy importante: en nuestra deducción de hace tres años, se favorecían
las inversiones de las empresas existentes, pero no de las empresas
nuevas. ¿Cuál es la innovación para las empresas
nuevas? Que un porcentaje de la inversión inicial de las
empresas que nacen, se vuelve deducible. Entonces para poderlo
deducir se lleva pérdidas, y se concede un plazo amplio
para utilizar esas pérdidas como criterio fiscal.
En síntesis, a través de deducciones se va a pagar
buena parte de la inversión de las empresas nuevas.
Cuando oí al doctor Juan Martín sobre el tema del
desarrollo logístico, veía que allí en la
reforma tributaria hay una gran respuesta, muy positiva, para la
dotación en las empresas existentes, y para las empresas
nuevas.
Déjenme hacerles algunos comentarios sobre otras dos leyes
de gran importancia: el proyecto de reforma constitucional de transferencias
y la ley de capitalización de Ecopetrol. Empiezo por esta última.
Miren: lo importante que ha podido hacer nuestro Gobierno en materia
fiscal, no es tanto lo tributario. En lo tributario en aquello
que yo creo es en los incentivos para el crecimiento. Lo importante
en nuestro Gobierno es la reforma administrativa.
Nosotros hemos reformado 300 entidades
del Estado colombiano y vamos a reformar todas las que alcancemos
en estos cuatro años,
empezando por las clínicas del Seguro Social, cuya reforma
apenas empieza.
Estas reformas han traído unos ahorros ya cuantificados
y otros no cuantificados. Cuando hablo de los ahorros no cuantificados,
menciono en el encabezamiento de los ejemplos a Telecom. ¿Qué le
habría pasado a este país si no hacemos la reforma
de Telecom? ¿Ustedes se imaginan, apreciados compatriotas,
el Gerente de Telecom acudiendo al despacho del Ministro de Hacienda
a decirle: ‘présteme los 500 mil millones para pagarles
a los pensionados’?
La reforma de Telecom ha asegurado el pago
de las pensiones con ingresos de la empresa, ha traído estabilidad laboral, y
nos permite tener hoy en caja 650 millones de dólares, para
invertir en los próximos cuatro años en necesidades
tan grandes para el país como banda ancha, Internet. El
país ha mejorado muchísimo en telefonía móvil,
pero tiene grandes atrasos en otros componentes de este sector,
y definitivamente en la lucha contra la pobreza ese es hoy un sector
esencial.
Del Plan de Desarrollo, lo que está totalmente asegurado
hoy es esa inversión en telecomunicaciones, gracias a que
los dineros están en caja.
Yo les he dicho a los compatriotas y se
los digo esta noche a ustedes: ¿que es preferible, para ir pensando en el caso
de Telecom? ¿Que la Nación hubiera seguido siendo
dueña del ciento por ciento de una Telecom quebrada y sin
futuro, o que la Nación sea dueña como es hoy del
50 por ciento menos una acción de una Telecom próspera?
La vieja era una mortuoria, sin patrimonio. La nueva es una empresa
promisoria.
Trasladémonos a Ecopetrol. Hace cuatro años el país
estaba perforando diez pozos de petróleo al año,
este año perfora entre 47 y 50. Un gran crecimiento, pero
todavía no hay hallazgos importantes.
Hace cuatro años estábamos haciendo 1.200 kilómetros
de sísmica al año, hace un mes en lo acumulado de
este año llevábamos 16 mil 500. Pero todavía
no hay hallazgos importantes de petróleo.
Aquí no más, en frente de Santa Marta, tenemos una
concesión que hoy está buscando petróleo y
gas en dos millones de hectáreas. Los socios son Ecopetrol,
Petrobras y una empresa, creo que es norteamericana. Todavía
no se ha confirmado hallazgos, aunque eso es promisorio.
Hace cuatro años Ecopetrol invertía 500 millones
de dólares al año, este año invierte 1.400
millones de dólares. Hay un gran crecimiento en esa inversión,
pero todavía no hay hallazgos importantes.
¿Qué tememos nosotros? Que si no aumentamos sustancialmente
los niveles de inversión, la empresa puede perder las reservas
y, por ende, el valor.
Y en Colombia hay unos campos relativamente
probados de crudos pesados, cuya explotación es hoy rentable. Hacia allá queremos
orientar las nuevas inversiones de Ecopetrol.
Para eso necesitamos estos recursos. Y
en un momento en el cual hay confianza en el país, ¿por qué desaprovechar
la oportunidad y negarnos a capitalizar el 20 por ciento de Ecopetrol?
El debate ha sido intenso en todo el país, con el sindicato,
con algunos sectores políticos, con nuestros propios compañeros
de bancada. Y necesitamos que el Congreso de la República
convierta el proyecto en Ley, ya ha sido aprobado por las comisiones,
y que la opinión pública nos legitime ese proyecto.
A semejanza de Telecom, yo creo que para
el futuro será mucho
mejor para los colombianos que la Nación sea dueña
del 80 por ciento de una Ecopetrol próspera, que del ciento
por ciento de una Ecopetrol sin reservas.
Ahora, nosotros hemos dado la siguiente
respuesta, porque nos proponen: hombre, no la capitalicen con
terceros, capitalícenla
con reservas del Banco de la República. Hemos dado todas
las explicaciones de por qué no se puede y no es conveniente.
Valen más de 15 mil millones de dólares hoy, pero
son justicas, para responder por siete , ocho meses de importaciones,
en un país que este año puede importar 25 mil millones
de dólares.
Son justicas para atender una crisis de
financiamiento, en un momento que ojalá no se presente. Las maneja el Banco de
la República. Su buen manejo, a pesar de que aparentemente
no es muy rentable, de todas maneras les da posibilidades de endeudamiento
al sector público y al sector privado colombiano en condiciones
muy razonables.
Nos han presentado otras fuentes de financiamiento
y hemos explicado por qué no se puede, y finalmente les he contestado a mis
compatriotas en esos debates: fuentes extraordinarias de financiamiento
de dudosa conveniencia, debería aplicarlas un país
que no tuviera confianza inversionista. Pero si nosotros tenemos
la ventaja de que los inversionistas nos creen, tenemos la posibilidad
de hacerlo, ¿por qué lo desperdiciamos?
El año pasado tuvimos inversión extranjera neta
en Colombia de 5 mil 400 millones de dólares, este año
va a ser de 6 mil, y uno empieza a hacer comparaciones buenas para
Colombia.
China lleva muchos años con inversiones de 54 - 60 mil
millones de dólares, pero tiene 1.400 millones de habitantes.
En el per cápita Colombia empieza a tener ahí una
inversión muy importante. A mí me sorprende cuando
veo que la inversión extranjera directa en el Japón
en el año 2003 fue de 6 mil millones de dólares,
igualita a la que va a tener Colombia este año.
Entonces un país que empieza a tener estas posibilidades, ¿por
qué las rechaza para poder capitalizar a Ecopetrol?
El Gobierno ha asumido el compromiso de
que ese dinero es un dinero que se manejará como capitalización para el crecimiento
y fortalecimiento de la empresa. No como venta para traer ese recurso
al gasto público. Esa es otra garantía que damos.
Ayúdennos a aclimatar en la opinión pública
ese paso, que es de gran trascendencia.
Y ayúdennos con las transferencias. El debate ha sido muy
intenso. Agradezco mucho a los congresistas que hoy tuvieron la
paciencia de acompañarnos en esas largas horas, pero muy
fructíferas, en Valledupar.
¿Qué queremos nosotros? Nosotros queremos fortalecer
la descentralización sin quebrar a la Nación. He
ahí el equilibrio.
Aquí nadie está proponiendo recortes. Yo les decía:
hombre, no hay recortes. Las transferencias en el año 2000
valían nueve billones, en el 2001, el año entrante
valdrán 17 billones y medio.
Están creciendo año tras año. No crecen tanto
como deberían haber crecido con la fórmula de la
Constitución del 91, pero es que era impracticable.
¿Qué ganan los colombianos si el Gobierno les dice
a las regiones: sí, yo les doy 10, y a la hora de la verdad
no les puedo dar sino cinco.
No se puede desconocer que el déficit y el endeudamiento,
que contribuyeron a la crisis del país en los años
1999 y 2000 y que contribuyeron a que a Colombia le quitaran el
grado de inversión, anunciaron muchos años antes.
Cuando se promulgó la Constitución del 91 muchos
analistas serios dijeron: ‘cuidado con el déficit’.
Y el país en pocos años pasó, no solamente
por eso, es apenas una de las causas pero no se puede desestimar,
de una situación de equilibrio a una situación de
alto déficit. Nosotros recibimos un déficit consolidado
del 4,2 (por ciento).
Y de una situación muy sana en endeudamiento a un endeudamiento
que hace cuatro años, neto, era del 48 por ciento del PIB,
hoy está en el 33.
Nosotros creemos que es impracticable regresar
a la fórmula
de la Constitución del 91, hoy nos costaría cuatro
y medio – cinco billones de pesos adicionales, por año,
primer año, me recuerda la Directora de Planeación.
No tenemos manera de pagarlo.
¿Es malo lo que estamos proponiendo? No, es muy presentable.
El Congreso ha venido aprobando mucho más, mucho más
de lo que propuso el Gobierno inicialmente.
En el año 2008 deberían crecer las transferencias,
de acuerdo con lo aprobado hoy en la Comisión Primera de
la Cámara y ya aprobado por el Senado, inflación
más cuatro. En año 2009, inflación más
cuatro. En el año 2010, inflación más tres
y medio. En el año 2011, inflación más tres.
En el 2016 se atan de nuevo a los ingresos corrientes de la Nación.
Y la fórmula es el promedio de crecimiento de los ingresos
corriente de la nación en los últimos cuatro años.
Además, si la economía crece por encima del cuatro
por ciento, todo lo que crezca por encima del cuatro por ciento,
se refleja en incremento para las regiones. Si no crece la economía,
la Nación les tiene que cumplir a las regiones.
Es decir, la fórmula es presentable. Es defensable en todas
partes. Está prevista para que el país logre las
plenas coberturas de educación, de salud, un gran avance
en saneamiento básico, etcétera.
A mí me preocupa mucho que vayamos a tener una dificultad
con el tema. Porque es efectista el argumento político de
que estamos afectando la descentralización. De ninguna manera.
No se afecta una sola de las competencias de descentralización.
No les voy a repetir a ustedes las siete
horas de debate en Valledupar, pero tengan la certeza de que
no se afecta una sola de las competencias
de la descentralización.
Lo peor que le puede pasar a las regiones
es que el Gobierno Nacional, por ganarse un aplauso, acepte una
fórmula impracticable
de transferencias. Al otro día nos encarecen la tasa de
interés.
No podemos olvidar que hace cuatro años estábamos
debatiéndonos en una crisis de TES. Los intereses de los
TES se pusieron al 17 – 18, y la gente no quería invertir
en los TES.
A mí me dicen: ‘no, es que usted va a romper el pacto
constitucional de descentralización por atender a Wall Street’.
No, el problema no es con Wall Street. El 70 por ciento de la deuda
pública colombiana es con colombianos, con los trabajadores,
con los Fondos de Pensiones.
Ahora que necesitamos que los Fondos de
Pensiones inviertan en este sector de infraestructura, qué tal que los fuéramos
a defraudar con la deuda que tiene la Nación contraída
con ellos por una mala decisión en materia de transferencias.
Y las regiones y el sector privado deben
entender esto: las malas decisiones del manejo de la economía por parte del Gobierno
Nacional, cuando producen el resultado de que cierran los mercados
de financiamiento, recortan los plazos, aumentan las tasas de interés,
inmediatamente eso repercute en las regiones y en el sector privado.
Los departamentos y los municipios están hoy en una bonanza
de crédito, porque están consiguiendo créditos
muy largos, a muy largo plazo y a muy baja tasa de interés.
Con un desacierto en materia de transferencias, eso se pierde.
Ahora, ha aparecido un tema, a raíz de unas declaraciones
valerosas de la doctora Carolina Rentería en un periódico.
Que es que el Gobierno Nacional lo que quiere es premiar la infraestructura
y olvidar el desarrollo humano. De ninguna manera.
Las transferencias estás definidas para que el país
logre en estos cuatro años plenas coberturas en salud y
en educación, un gran avance en esa infraestructura, que
es saneamiento básico. Pero no podemos olvidar esta infraestructura
que los ocupa a ustedes.
A mí me tocó una contradicción que por fortuna
se viene resolviendo en el país. A toda hora era: ‘Uribe
no invierte sino en guerra y no hay inversión social’.
Apenas empezamos a mostrar los avances
en educación, en
régimen subsidiado, ahora ojalá podamos tener éxito
en la Banca de Oportunidades, ya el debate fue otro.
¿Y qué he visto? El alcalde que más inversión
social es el que más Policía pide. Hoy los colombianos,
por fortuna, para bien del país, entienden que la seguridad
no es un tema de las derechas, no es un tema militarista, no es
un tema del fascismo, sino un valor democrático y una fuente
de recursos.
Si no hay inversión en seguridad, no hay el marco para
que la economía prospere y poder obtener los recursos para
la inversión social.
Pero ahora quieren presentar otra contradicción. La contradicción
entre esta infraestructura de competitividad y el desarrollo humano.
No lo puede haber. El país no logra financiar sosteniblemente
un desarrollo humano, si no hace una gran inversión en infraestructura
que le permita ser competitivo. Y ayudar a ponerle una base de
infraestructura sólida al crecimiento económico.
Nosotros queremos dejar al país con un horizonte de largo
plazo despejado de crecimiento económico. Por eso todos
los esfuerzos para la inserción de la economía colombiana
en la economía mundial. Por eso vamos a firmar el lunes
el acuerdo con Chile.
Nos entusiasma mucho, desde el punto de
vista de la inversión.
Más importancia que al comercio, el acuerdo de Chile la
tiene por la inversión.
Los chilenos tienen casi 60 mil millones
de dólares en
sus fondos de pensiones y tienen treinta o cuarenta mil millones
desocupados. Y miran a Colombia con mucho entusiasmo y quieren
invertir aquí. Y nosotros lo que queremos es hacer este
país atractivo para que vengan esas inversiones a nuestro
país.
Entonces nosotros logramos un crecimiento
económico despejado
por una serie de variables, no lo podemos afectar, como ustedes
muy bien lo han reclamado, por falta de infraestructura.
Yo creo que hay que crear la conciencia
en el país de que
necesitamos llevar de la mano infraestructura y desarrollo humano,
y que no puede alegarse en contra del proyecto de las transferencias
que va en desmedro del desarrollo humano.
Ayúdenme a crear una gran conciencia ciudadana sobre la
necesidad de unas transferencias juiciosas, porque de pronto nos
va a tocar ahora una campaña política intensa para
explicarles a los colombianos que no hay tal recorte, para explicarles
a los colombianos que no hay tal anulación de la descentralización.
Por ejemplo, algunos de mis críticos van a la oficina y
entonces me piden unas carreteras en Norte de Santander, etcétera.
Les digo: muy bien, estamos bregando a financiarlas. Hay pedido
de carreteras pero enseguida: voten reforma tributaria, nada; voten
Ecopetrol, nada; voten transferencias, nada; entonces el discurso
es: ‘gobiernos tan malos, no hacen la carretera, no le responde
a las regiones’. Y el discurso es: ‘y además
quiere acabar con la descentralización y quiere privatizar
a Ecopetrol’. Es muy difícil así.
Les reclaman a los gobiernos y ese reclamo
es justo y esas carreteras hay que hacerlas, pero también
les deben dar a los gobiernos instrumentos.
Ahora, dicen: ‘no, es que el Gobierno Nacional lo que quiere
es sustituir a las regiones’. Yo le recordaba esta tarde
a los gobernadores lo siguiente: el Gobierno Nacional financia
el 70 por ciento de los Transmilenios, pero los alcaldes tienen
un gran manejo en toda la ejecución de la obra y después
en la operación. Nosotros estamos haciendo un aporte en
financiación, muy importante, pero no estamos sustituyendo
sus competencias de ejecución y sus competencias de operación.
Estamos realizando planes de agua con los
32 departamentos de Colombia, invitándolos a que pignoren regalías, invitándolos
a que pignoren transferencias. Eso va a ser muy importante para
el país y para el sector de ustedes de infraestructura,
pero ellos los van a ejecutar, el Gobierno simplemente se reserva
unas facultades de vigilancia, de interventoría.
Ahora, les propongo una reflexión: asumamos que entregamos
todo lo que nos están pidiendo en transferencias, que volvemos
a la fórmula del 91. Y aquí tienen 5 billones adicionales
por año. ¿Quién hace las grandes vías
que ustedes están reclamando?
Con o sin descentralización, con más o menos descentralización,
las tiene que hacer la Nación. Esa plata se riega y nadie
las hace. Esa plata se riega y no hacen las vías de Buenaventura.
Entonces nosotros necesitamos sacar esa agenda legislativa para
que ayude a financiar eso.
Está tarde, pero es viernes, y el único que no puede
decir ahora que está cansado soy yo porque les llegué tarde.
O sea que ustedes tienen derecho a hacer cuantas preguntas, comentarios
y objeciones quieran proponer. Tienen la palabra ustedes”. |