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17 de Octubre

PALABRAS DEL PRESIDENTE EN EL LANZAMIENTO DE LA ESTRATEGIA PARA LA REDUCCIÓN DE LA POBREZA Y LA DESIGUALDAD

Bogotá, 17 oct. (SNE).- Las siguientes son las palabras del presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, durante el lanzamiento de la Estrategia para la reducción de la pobreza y la desigualdad, en cabeza del Departamento de Planeación Nacional:

“En primer lugar, quiero agradecer a Planeación Nacional, en cabeza de su actual directora, Carolina Rentería; de su actual subdirector, Mauricio Santamaría y de quienes los antecedieron, Santiago Montenegro y José Leibovich, el gran esfuerzo para poder articular una estrategia de lucha eficaz para que nuestro país vaya superando, más velozmente, los penosos niveles de pobreza y de desigualdad.

Quiero agradecer la excelente integración de la Misión de Pobreza, encabezada por Hugo López y Jairo Núñez –cuya solvencia profesional el país entero respeta y que le da tranquilidad al Gobierno y les da tranquilidad a todos los colombianos-.

Es muy importante las conclusiones a las cuales se arriba en el día de hoy, que habrán de iluminar lo que piensa el Gobierno sobre esta materia y las acciones que nos proponemos adelantar en los 46 meses restantes de administración.

Déjenme agregar a la muy importante intervención que acabamos de escuchar a Directora de Planeación, algunos comentarios.

Por ejemplo, es muy importante fijar un concepto político: América Latina ha vivido dos extremos. En los años 60’s algunos creyeron que la teoría indicada era la que provenía del Brasil, que se conocía por entonces con el nombre de “desarrollismo”. Todo el interés del Gobierno era estimular el crecimiento de la economía y el Gobierno suponía que la superación de la pobreza y la equidad aparecerían espontáneamente. Pero toda América Latina, el extremo contrario. En muchas partes el discurso político suponía que lo importante era la distribución y partía de la consideración de que el crecimiento necesariamente se daría.

En el primer extremo tuvieron una época de muy brillante crecimiento de la economía, pero el descuido por la distribución llevó a que ese crecimiento se estancara. En el segundo extremo no lograron impulsar el crecimiento ni su propósito fundamental que era la distribución. Simplemente distribuyeron pobreza.

Nosotros hemos venido trabajando, guiados por una convicción: hay que estimular un acelerado crecimiento y simultáneamente, superar la pobreza y construir equidad. Tienen que llevarse de la mano.

Cuando, hace tres años, le expresamos al país que hiciéramos todos un gran esfuerzo para crecer al 5 por ciento –que parecía imposible-, muchos sectores empezaron a acompañarnos con entusiasmo, pero con pesimismo en el resultado. Otros no quisieron acompañarnos. Logramos ese crecimiento del 5 por ciento en condiciones no fáciles, porque es distinto crecer al 5 por ciento cuando se tiene una gran bonanza petrolera, que cuando no se tiene.

Es distinto crecer al 5 por ciento cuando se tiene una oferta de minerales, como la oferta de muchos de los países de América del Sur, que absorbe la economía China, que crecer al 5 por ciento cuando no se tiene esa oferta de minerales.

Es distinto crecer al 5 por ciento en una economía suramericana que le vende a la economía China 9 mil millones de dólares al año, en carne y en soya, que crecer al 5 por ciento en una economía que no tiene la posibilidad de beneficiarse de esa oferta exportable a la economía China.

Lograr, nosotros, un crecimiento económico del 5 por ciento, no ha sido fácil. Sostenerlo en el 5 (por ciento), no es fácil. Llegar al 6 por ciento –en lo que estamos empeñados- tampoco es fácil, pero necesitamos buscarlo con la sabiduría de los técnicos y con el entusiasmo de los políticos.

Ese crecimiento, en mi concepto, tiene una base y un interrogante. La base fundamental es consolidar confianza en Colombia. Es lo más importante. Diría que es la gran bonanza que el país está empezando a vivir: una bonanza de confianza.

Donde quiera que uno se reúna con inversionistas de cualquier continente, miran a Colombia con confianza. Está de moda nuestra Patria.

A pesar de que no hemos recuperado el grado de inversión, nuestra Dirección de Crédito Público del Ministerio de Hacienda, reabrió el mercado japonés para los bonos de Colombia. Hace pocos días Colombia colocó en el mercado externo mil millones de dólares a un plazo de 31 años y con una tasa de interés del 7.44 (por ciento). Ha sido muy importante, como prueba de esa confianza, la capacidad colombiana de colocar en el mercado externo, bonos denominados en nuestra propia moneda.

El interés fundamental del Gobierno es consolidar la confianza, por eso, el Gobierno es muy cuidadoso en todos los pasos que de, para no alterar esa confianza. Y lo que queremos pedir a todos los colombianos, de todas las tendencias, es que independientemente de sus discrepancias con el Gobierno, nos ayuden a consolidar la confianza en el país.

Para nosotros la confianza es más importante hoy, que la mayoría de los otros activos, como factor – causa eficiente del crecimiento.

Un interrogante: el futuro de hidrocarburos. Estamos haciendo grandes esfuerzos, pero todavía no hay resultados que nos despejen los nubarrones. Hace cuatro años Colombia exploró 10 pozos petroleros en el año, este año exploraremos entre 47 y 50, eso muestra la magnitud del esfuerzo. También hemos logrado unos avances sustanciales en kilómetros cuadrados de actividades de sísmica, pero los resultados en incorporación de reservas todavía no despejan el futuro.

Tenemos confianza, por ejemplo, en la concesión Tayrona, que en dos asociaciones va a sumar cuatro millones de hectáreas en el Caribe norte, ya dos millones en plena exploración. Confiamos que se puedan allí, comprobar, ratificar, indicios iniciales promisorios de gas.

La necesidad de resolver el problema de hidrocarburos es un gran interrogante sobre la sostenibilidad de un alto ritmo de crecimiento. Por eso, apreciados compatriotas, el proyecto a consideración del Congreso de la República para capitalizar a Ecopetrol.

Expresé el 7 de agosto, que nosotros no tenemos el concepto de los extremos políticos sobre el patrimonio público que se agitaron en América Latina. En algún momento en América Latina se dijo: ‘desmantelemos el Estado’ y en otro momento, una tesis opuesta, dijo: ‘hay que sostenerlo, sin reformas’ y lo sostuvieron a pesar de que excesos sindicales y politiqueros, no lo reformaron y arruinaron.

Para nosotros no es válido el desmantelamiento del Estado ni tampoco es válido el presupuesto político de mantenerlo sin reformas, para que por falta de reformas llegue a la ruina. Nuestro concepto de Estado Comunitario nos lleva a una visión de Estado que no interfiera la acción de los particulares y que garantice la equidad.

Una visión de Estado sostenible, por eso la reforma que hemos adelantado en casi 290 entidades del Estado, reforma que ahora se complementará con las que faltan, empezando por el Seguro Social. Y ahí llegamos a Ecopetrol, fundamental para despejar nubarrones sobre disponibilidad de hidrocarburos, nubarrones que nos pueden afectar la senda de crecimiento.

En el periodo anterior, por primera vez Ecopetrol presentó una denuncia a la convención colectiva de trabajo y la sostuvo. Algún ensayo del pasado en esa materia, llevó a que el Gobierno de turno retirara la denuncia, desautorizara al gerente de Ecopetrol y le aceptara la renuncia. Aquí ocurrió todo lo contrario: superamos, durante tres años, todas las dificultades y logramos introducirle mejoras sustanciales al régimen pensional y laboral de Ecopetrol, que le garantizan sostenibilidad.

Acabamos de adjudicar –en un procedimiento totalmente transparente- la participación privada en la refinería de Cartagena, pero tenemos que hacer grandes esfuerzos en inversión.

Hace cuatro años Ecopetrol invertía 500 millones de dólares al año, este año invierte 1.400 millones, un notable crecimiento. Cuando se me pregunta: ‘¿y cuál es el ahorro de su Gobierno?’, allí hay una de las pruebas de ese ahorro, haber pasado de invertir 500 millones de dólares al año, a invertir 1.400 en Ecopetrol.

Si no hubiéramos procedido con toda responsabilidad, esa diferencia nos la habríamos podido gastar y estuviéramos en peor situación en Ecopetrol. Pero ese nivel de inversión –que implica un gran salto- no es suficiente. Por eso tenemos que hacer el esfuerzo de capitalizar la empresa, no menos en un 20 por ciento, con dineros de terceros.

Creo que para el futuro del país es mucho mejor, que el Estado sea dueño, en nombre de la comunidad, del 80 por ciento de un Ecopetrol con músculo inversionista, para buscar con mayor éxito, agregar reservas en nuestros hidrocarburos, que permitir que Ecopetrol vaya desvaneciéndose por el agotamiento de las reservas.

Todo este esfuerzo es un esfuerzo medio. Todo el esfuerzo en el crecimiento lo entendemos como un medio. ¿Cuál es el fin?: la superación de la pobreza y la construcción de equidad.

En una visión de país, que resumida en términos elementales la diría así: una Nación sin exclusiones y sin odio de clases. La democracia no es sostenible, cuando esa democracia se sustenta en un andamiaje socioeconómico excluyente y la democracia tampoco es sostenible cuando la dinámica de las ideas cursa por el camino de la lucha de clases. Ni exclusión ni lucha de clases, una Nación solidaria, una Nación en permanente debate, razón de ser del pluralismo democrático, pero de bases sin antagonismos insuperables, de base con vocación de lograr acuerdos, a pesar de que se mantengan diferencias.

Por eso, nuestro propósito de crecimiento del 6 por ciento, apunta a poder superar la pobreza y a empezar a demostrar mejores tendencias en contra de la desigualdad.

La Directora de Planeación ha explicado en qué nos encontrábamos en términos de pobreza y miseria hace cuatro años, en qué estamos ahora y qué proponemos. Para lograr la ‘Visión 2019’, a fin de que el país en el 7 de agosto del 2019, Segundo Centenario de la Batalla de Boyacá, haya reducido la pobreza al 15 por ciento, en esta administración debemos reducirla al 35 (por ciento). Obra gigante. Planeación me ha dicho que es muy difícil reducirla más allá del 39 (por ciento), pero nos vamos a proponer a hacerlo hasta el 35 (por ciento), para que los gobiernos que nos sucedan, a partir del 7 de agosto de 2010, puedan cumplir la meta del 15 por ciento para el 7 de agosto de 2019.

Nosotros, para lograrlo, tenemos que trabajar en muchos frentes: el de capital social, el de capital físico.

CAPITAL SOCIAL

En capital social, empecemos por educación. En el periodo anterior creamos en educación básica un millón 419 mil cupos, ahora vamos por la plena cobertura. Un esfuerzo muy grande porque en el periodo anterior teníamos espacio para aumentar el número de estudiantes por profesor, ahora no lo tenemos. En el periodo anterior teníamos espacio físico en aulas, ahora está copado. Tendremos que hacer esfuerzos adicionales en profesores y en construcción de establecimientos educativos y en conectividad, lo mismo.

Además en cobertura, Bienestar Familiar tiene aproximadamente dos millones 300 mil niñitos menores de cinco años en los diferentes programas de alimentación. Tenemos que empezar ahora a vincularlos a educación preescolar, con un pensum especial. Lograr la cobertura para todos ellos en el cuatrienio, no es posible, pero el país va a ver diariamente nuestros esfuerzos y avances en esa escolarización en el nivel preescolar.

La Ministra de Educación (Cecilia María Vélez) está haciendo enormes esfuerzos para mejorar la calidad, que van desde la selección de los profesores a través del concurso, que dejó atrás la recomendación politiquera. Las Pruebas Saber, las pruebas tradicionales para los egresados de bachillerato, las metas ambiciosas en materia de certificación de programas técnicos, tecnológicos y universitarios.

Aspiramos, en este cuatrienio, tener la acreditación del ciento por ciento de los programas universitarios y no menos del 25 por ciento de esos programas, con acreditación de excelencia. Y a eso se le suman las pruebas de egresados universitarios.

Hemos avanzado mucho en el SENA, en horas de enseñanza, en colombianos atendidos. Vienen ahora unas nuevas metas: por ejemplo, en materia de formación virtual tenemos que pasar de 400 alumnos del SENA en ambiente virtual, a un millón. Tenemos que certificar la totalidad de los programas del SENA para que mejore la empleabilidad de sus egresados, que ha mejorado –ha pasado del 42 por ciento a más del 65 (por ciento), pero todavía es baja en el 65 (por ciento)-. Y tenemos que hacer efectiva la decisión, que ya tomamos, de unir al SENA y a las entidades semejantes, con las universidades para que los técnicos y tecnólogos graduados en este tipo de entidades, en un proceso de educación por ciclos, puedan llegar a las universidades, completar las materias que les hace falta y acceder al grado de educación superior.

Por supuesto hay un programa muy importante, en el tema de capital humano: Familias en Acción.

Iniciado en la administración presidencial anterior, tuvo como su inspirador a Mauricio Cárdenas Santamaría (actual subdirector de Planeación Nacional), nosotros recibimos 280 mil Familias en Acción, hoy tenemos 600 mil. Nos proponemos llegar a millón y medio. Verán ustedes que no ha sido fácil sostener las 280 mil, dar el salto a 600 mil y que es difícil, pero tenemos todas las ganas para lograrlo, llegar al millón y medio y ¡lo vamos a lograr!

Y recorriendo algunos rubros del capital humano, aparece el tema de vivienda, aparece el tema de crédito popular.

En el tema de vivienda, en la administración anterior, se entregaron cerca de 390 mil soluciones. Estamos empeñados ahora en el aumento sustancial del presupuesto, en la incorporación del sistema de Banco de Materiales para construir lotes con servicios, para mejoramiento urbano y rural y en la legalización de títulos.

Sumadas nuevas unidades, mejoramiento de unidades en condiciones deplorables y legalización de títulos, en el Gobierno debemos entregar 800 mil soluciones.

Mirando la presentación del DANE, el pasado sábado en el Consejo Comunitario sobre el Censo y sus hallazgos, encontramos que una de las más preocupantes expresiones de pobreza está en el mal estado de la vivienda rural. Eso nos da luces para fortalecer ese rubro.

Encontramos problemas diferentes al presupuestal y a los procedimientos que estamos utilizando para la vivienda social en su conjunto. Uno de esos grandes obstáculos es la falta de oferta de terrenos y de disponibilidad de servicios públicos en grandes ciudades. En unas, como Medellín, porque la topografía ya no permite dispones de más terrenos, en otras como Bogotá y Cartagena, por el riesgo de urbanizar la Sabana o el costo de ampliar la cobertura de servicios públicos.

Por eso la decisión que hemos tomado en vivienda, que es fortalecer mucho las grandes ciudades el mejoramiento de la vivienda y los planes terraza.

Si ustedes sobrevuelan ciudades como Bogotá, Cartagena, verán que en muchas áreas donde viven los sectores de menores ingresos, se encuentran más terrazas que techos en zinc o en eternit y hay un gran espacio para poder convertir viviendas tuguriales en viviendas decentes.

Quiero llamar la atención sobre la necesidad de dar mucha fuerza al mejoramiento de vivienda y al plan terraza en la parte urbana y al mejoramiento en la parte rural. No dejar que el programa lo frustre la falta de oferta de tierras o de disponibilidad de servicios públicos, trabajemos el mejoramiento.

Hemos avanzado mucho en crédito popular, lo reconocen analistas internacionales. Hace cuatro años, la cartera de microcrédito estaba en 736 mil millones (de pesos), al terminar el Gobierno se situaba en 3 billones (de pesos), pero estamos empeñados en una segunda etapa de microcrédito: la Banca de Oportunidades. No es un nuevo banco, es una manera de comprometer a todo el sector financiero, público, privado, cajas de compensación, ONG’s, entidades sin ánimo de lucro, en una red de colocación de crédito popular y de oferta de servicios financieros a los sectores populares de la Patria.

Tenemos institucionalidad, estamos trabajando para que en el mes de noviembre empiece el primer piloto. Vamos a empezar esos pilotos con Familias en Acción en Bogotá y en Cali, con tiendas en Barranquilla y con egresados universitarios en la ciudad de Medellín.

Tenemos muchos objetivos allí: uno, llegarle con crédito a los colombianos más vulnerables y segundo, a los colombianos que estando no en tan grande riesgo de vulnerabilidad, tienen serias dificultades para acceder al crédito.

La manera como estamos diseñando el piloto que se sentirá en Bogotá o que se conocerá Bogotá en noviembre, es la siguiente: Acción Social –responsable de desplazados, Familias Guardabosques y Familias en Acción- selecciona mil Familias en Acción en Bogotá. Origen: desplazadas. El SENA les da una instrucción en microempresas y cumple la segunda tarea, las acompaña para acceder al crédito y las acompaña mientras tengan la calidad de deudoras. El Fondo Nacional de Garantías (FNG) las apoya y el Banco Agrario les hace el crédito.

La idea de escoger Familias en Acción se ilumina en dos objetivos: primero, llegarle a los sectores más pobres de la Nación y segundo, a sectores que ya tengan un mínimo de organización en red comunitaria. El Censo de todas las redes comunitarias de Colombia, es una necesidad y en ello estamos avanzando, para trabajar la colocación de crédito popular a través de esas redes comunitarias.

Veo con entusiasmo el programa, estamos poniendo toda la energía, seguramente no arranca con la velocidad con que queremos, pero en la medida que sea sólido, debe contagiar en entusiasmo a todo el país.

CAPITAL FÍSICO

Por supuesto, nosotros tenemos que trabajar el capital social de la mano del capital físico. Y en el capital físico aparecen grandes retos, relacionados directa o indirectamente con la superación de la pobreza.

El Banco Mundial, en un informe reciente, ha expresado que Colombia está comparativamente bien en infraestructura de servicios públicos y comparativamente mal en infraestructura orientada al comercio exterior.

En servicios públicos, a pesar de que nos miran bien, reconocemos todas las dificultades y atrasos, continuaremos todo el programa de reformulación institucional, en operadores –especialmente-. Y hemos pedido al Congreso de la República que el billón de pesos de audiencias públicas –dinero con el cual este Gobierno sustituyó los auxilios parlamentarios de ingrata recordación-, que se adjudica transparentemente, de cara a la comunidad, vaya en su totalidad al tema de los servicios en agua potable, saneamiento de aguas residuales y disposición final de basuras.

Allí, tenemos que sumar otros dos esfuerzos que se están haciendo: infraestructura básica y ambiciosa, en zonas tuguriales. Si ustedes miran, los tres kilómetros y medio construidos en la Ciénaga de la Virgen, en una alameda en Cartagena, verán que tipifica ese concepto, es el principio de recuperación de una de las zonas tuguriales más deprimidas de Colombia, la adyacente a la Ciénaga de la Virgen.

Y no se puede pensar en el tema de superación de pobreza, sin el esfuerzo en infraestructura de calidad d vida urbana, por eso los transmilenios.

Y entonces aquí se pone de presente el tema de la disputa de recursos escasos: para todo se necesitan y todo el mundo lo reclama.

Hemos pasado de 32 kilómetros de Transmilenio en Bogotá, a 80 kilómetros. Tenemos financiadas las nuevas licitaciones que comprometen la 26, la séptima y la 10ª. y el Alcalde (Luis Eduardo Garzón) con toda razón nos pide asegurar la financiación para la Avenida Boyacá.

Estamos avanzando en Cali, pero esta mañana los vallecaucanos me reclamaban otros 500 millones de dólares para la nueva etapa.

Ya tenemos inaugurado el primer servicio en Pereira, pero en Armenia y Manizales dicen que porque le hemos financiado el Transmilenio a Pereira y no a Armenia y Manizales.

Estamos avanzando en el Valle de Aburra para integrarlo al sistema de transporte masivo del metro. Estamos empezando las obras en Barranquilla, Cartagena y en Bucaramanga.

Y miren como es esto de distribuir los recursos. En las ciudades donde avanzamos con el transmilenio nos dicen, no es suficiente y en las que todavía no los tiene nos dicen: ‘¿y nosotros que?’ Cúcuta dice: ‘¿cómo lo han empezado en Bucaramanga y han dejado por fuera a Cúcuta?’

El vienes pasado me reuní con las Cajas de Compensación Familiar en Neiva y las autoridades locales me pedían: ‘bueno ¿y el sistema de transporte masivo para Neiva?’.

Estos sistemas de transporte masivo, en buena hora concebido con la forma de buses articulados en Bogotá, tiene un presupuesto para calidad de vida urbana, que a su vez es un eslabón esencial en la lucha por la superación de la pobreza. Pero demanda ingentes recursos. Lo financiado por este Gobierno a Bogotá –solamente para ese concepto-, vale casi 990 millones de dólares y la nuevas rutas exigirían otros dos billones, para sumar lo que se requiere en las otras ciudades de Colombia.

Por eso hay que tener mucho cuidado en el tema de la distribución de los recursos. La Directora de Planeación, en su exposición nos decía: hemos crecido los recursos de seguridad pero a pesar de los escépticos, hemos crecido porcentualmente más los recursos de inversión social. Y necesitamos un balance: inversión social sin seguridad es un imposible en Colombia.

Antes las mayorías colombianas, menos desorientadas, nos crearon la equivocada creencia de que la seguridad era militarismo, fascismo, extrema derecha, negación de la democracia. Nos llevaron a confundir la civilidad con la debilidad.

Las circunstancias, el esfuerzo por la seguridad con alcance democrático, han producido resultados intangibles mejores que los tangibles. Por ejemplo, hoy las grandes mayorías colombianas aprecian que la seguridad es un valor democrático y una fuente de recursos.

A mi me admira que, a pesar de que algunos dirigentes políticos críticos dicen: ‘es que Uribe es guerra y lo que necesitamos es inversión social’, cada vez que me reúno con los alcaldes de la Patria, con los sectores populares de la Patria, todos me piden más inversión social y todos piden más policía.

De allí la importancia de entender cual es la relación entre seguridad, crecimiento y política social. Que debemos llevar los tres temas de la mano, que definitivamente no son excluyentes y que en el crecimiento de la política social hay muchísimos elementos que nos obligan a poner mucho cuidado en la asignación de los recursos.

Y el sector privado me pide avanzar en las vías de competitividad de comercio exterior y tiene razón. Y al otro día me reúno con los alcaldes y me dicen: ‘Presidente, muy bien el Plan 2.500 pero insuficiente’. Ya los alcaldes no hablan tanto de los kilómetros del Plan 2500 sino de lo que queda faltando y todos tienen razón. Tiene razón la ANDI cuando dice: ‘no tenemos vías de comercio exterior’. Y tienen razón los alcaldes cuando dicen: ‘necesitamos tantos más kilómetros de vías departamentales y municipales para integrar el país’.

Estamos haciendo el esfuerzo, por ejemplo, de que los nuevos recursos del Gobierno en esa materia, vayan exclusivamente a las vías de competitividad relacionadas con el comercio exterior. Y los departamentos, para adelantar más pavimentos en nuevos kilómetros de vías departamentales, accedan a un crédito internacional de mil millones de dólares que lo haga posible el Gobierno Nacional

Pero todo esto pone de presente dos cosas: primero, llevemos de la mano seguridad, crecimiento, política social y segundo, las necesidades son muchas, los recursos escasos. Tenemos que poner toda la diligencia para no equivocarnos en la asignación de prioridades.

Me parece magnifica la concepción de Planeación y de la Misión de Pobreza de integrar los diferentes elementos de política social para que lleguen de manera concurrente al universo de familias más pobres.

Desde el punto de vista práctico lo analizo así: si hoy una familia tiene el abuelito en el programa de nutrición de Bienestar Familiar, pero no tiene el subsidio para que los hijos estudien, esa familia no sale de la pobreza. Si la otra tiene un subsidio de mejoramiento de vivienda, pero no puede mandar los hijos a estudiar, no sale de la pobreza. Si la otra tiene el régimen subsidiado de salud pero está dependiendo, para una pequeña empresa, una microempresa, una famiempresa, del crédito del mercado negro extrabancario, del agiotismo, no sale de la pobreza.

Por eso entiendo esta iniciativa como la manera de llevar todos esos instrumentos de política social a un universo de familias, para que cuando esas familias sean receptoras de este conjunto de elementos de política social, se produzca el fenómeno de reivindicarlas.

Creo que tenemos los instrumentos, el nuevo paso es financiar las grandes metas y aceptar esta recomendación de Planeación Nacional para esos instrumentos no lleguen dispersos a las familias colombianas, sino que lleguen, todos, al conjunto de familias más pobres.

Y a esto hay que sumarle un tema, que es el tema de salud inserto en el tema de capital social y de seguridad social y que he dejado para este momento, para contarles que la Presidente del Congreso (Dilian Francisca Toro) y yo, venimos de una reunión con los ponentes de la nueva ley de salud en Cámara y Senado. Se han hecho unos acuerdos importantes y aspiramos que en él día de hoy le rindan un homenaje a estos esfuerzos de superación de pobreza que el país tiene que hacer, radicando la ponencia para que en las próximas semanas tengamos esa ley que nos garantice la financiación para llegar al ciento por ciento de cobertura. Que nos garantice un control razonable a la inversión vertical, que nos garantice que podamos hacer los pagos a los diferentes actores más puntualmente, que nos garantice mejor calidad.

¡Qué bueno! que podamos dar ese paso con la ayuda del Congreso de la República en los próximos días. Claro que hay dudas. Algún analista dice, ‘¿y qué se va hacer, logrando una cobertura adicional de siete u ocho millones de colombianos en el régimen subsidiado para llegar a cobertura universal, sino se avanza en régimen contributivo?’ Y tiene razón. Allí vuelve y aparece la necesidad del crecimiento, porque finalmente el crecimiento es una premisa esencial para que haya formalización laboral sin la cual no avanza el régimen contributivo.

Y el otro tema es, evitar que personas que pueden estar en el régimen contributivo, continúen en el régimen subsidiado.

Y esto lo atamos a un gran esfuerzo que se esta haciendo para financiar y evitar evasión y evitar trampas: la unificación de pagos. Este esfuerzo lo empezamos hace tres años y apenas va a dar plenos resultados a partir de mayo del año entrante.

Hoy, un empleador colombiano necesita hacer mínimo cuatro pagos: un pago a las cajas de compensación, SENA y el Bienestar Familiar. Un segundo pago al régimen contributivo de salud, que pueden ser tantas planillas o subpagos cuantas EPS afilian a los trabajadores de esa empresa. El Ministerio de Protección hace 60 pagos. Un tercer pago, en pensiones –que pueden dividirse en dos pagos: entre el Seguro Social y los votos privados y que este último puede tener tantos subpagos, cuantas administradoras de fondos privados afilien a los trabajadores del sistema de capitalización-. Y un cuarto pago en riesgos profesionales.

Esto cuesta un trámite, facilita evasión y trampas. ¿Por qué facilita evasión y trampas?: porque los trabajadores que están en el régimen de capitalización en pensiones, son celosos para que no los evada el empleador, porque saben que hay una relación directamente proporcional entre la cotización, el acrecimiento del monto, el rendimiento financiero y la pensión final.

Pero no son celosos en régimen de salud, porque la solidaridad lleva a que tenga el mismo Plan Obligatorio el trabajador del salario mínimo que el trabajador de dos millones (de pesos). Y no son celosos para evitar trampas –que se ve en muchas partes del país-, donde empleadores inescrupulosos llevan al trabajador, que podrían tener en régimen contributivo, a que gestionen un carné de régimen subsidiado.

La unificación de pagos, creemos, es el gran paso para evitar costosos trámites, para controlar evasión y para evitar este tipo de trampas. Y todo esto está relacionado con nuestra lucha por superar la pobreza y por construir equidad.

Pero también quiero decirles que reconociendo todas las dificultades, no estamos empezando de cero. Déjenme agregar a las cifras que trajo la Directora de Planeación –que no son del Gobierno, son de sectores que tienes toda la independencia intelectual como las personas que integran la Misión de Pobreza sobre lo que hemos empezado a avanzar en estos años-, déjenme mencionarles otras.

En los últimos cuatro años, vinculamos 8.5 millones de colombianos al régimen subsidiado. Vamos para plena cobertura.

En los últimos cuatro años, gracias a que empezó a mejorarse el empleo, incrementamos el número de beneficiarios a régimen contributivo en 2 millones 801.592 colombianos. Eso es formalización del empleo.

En los últimos cuatro años, de los millones de colombianos que decían no estar trabajando tiempo completo, 2 millones 800 mil de ellos ya dicen estar trabajando tiempo completo. Esto es impacto del crecimiento sobre el ingreso de los trabajadores.

En los últimos cuatro años –y éstas son cifras del pasado viernes y aquí está uno de los presidentes del gremio de las Cajas-, los afiliados de las cajas de compensación familiar crecieron en cerca de un millón 200 mil personas. Y el número de empresas afiliadas a las cajas de compensación ha crecido en 41.695 empresas.

En los últimos cuatro años, los colombianos afiliados con cuentas activas, no nominalmente, sino con cuentas activas al Seguro Social y a los Fondos de Pensiones, han aumentado en 1 millón 210 mil.

En los últimos cuatro años, los colombianos afiliados al Sistema de Riesgos Profesionales, han aumentado en 1 millón 399 mil.

Está bien que emprendamos esta lucha y que al Gobierno se le exija avanzar en política social, pero nosotros creamos desconfianza si ignoramos los avances logrados hasta ahora, a pesar de todo lo que hace falta.

Y déjenme decir esto: en los últimos cuatro años, hemos aumentado el salario mínimo por encima de inflación. Se presentó una ganancia en términos reales de más de 7 puntos en el salario mínimo. Hace pocos días, el Banco de la República me decían que estaban preocupados porque las convenciones colectivas de trabajo, este año, se habían negociado con incrementos salariales superiores al 8 (por ciento), que eso podría desatar presiones inflacionarias. Mi respuesta respetuosa fue: no lo tomemos como un factor que desencadena presiones inflacionarias, tomémoslo como una consecuencia bondadosa del mejoramiento de los estados financieros de las empresas.

Creo que todo hay que decirlo, lo bueno y lo malo. Si esto no tuviera preocupación por lo social, las convenciones colectivas de trabajo no se habrían firmado este año con un aumento salarial por encima del 8 (por ciento).

Y miren lo que ha pasado; en Colombia ha habido: abusos sindicales y abusos de cooperativas de trabajo asociado.

¿Qué hemos hecho para frenar el abuso de las cooperativas de trabajo asociado, que deprime los ingresos laborales?: primero, dictamos un decreto, un reglamento constitucional, a falta de poder obtener la aprobación de una ley que obliga a esas cooperativas de trabajo asociado a pagar afiliaciones a la seguridad social y cotizaciones parafiscales.

Segundo, estamos estudiando un nuevo reglamento constitucional para prohibir que las cooperativas del trabajo asociado sean meras intermediarias del mercado laboral. Nosotros no podemos permitir que los excesos sindicales y la politiquería nos quiebren los hospitales. Como le decía a la Directora de Planeación, ya hemos reestructurado 128, pero tampoco podemos permitir que el cooperativismo –que tienen un origen cristiano y solidario-, se utilice para evadir la seguridad social y para deprimir los ingresos de los trabajadores. En todo esto, estamos trabajando.

Y permítanme finalmente decir lo siguiente: Colombia tiene una institucionalidad de cifras creíbles. Yo creo que es un país que se distingue en América Latina por la institucionalidad que origina en sus cifras. Aquí puede haber errores, pero no hay engaños. Menos intención de engaño.

A mí me dio mucho entusiasmo, el sábado, escuchar a Ernesto Rojas, Director de DANE decir: ‘todos los subdirectores del DANE han sido escogido por meritocracia, allá no ha llegado uno sólo por recomendación política’. Además dijo que los 40 mil encuestadores, con los cuales se hizo el Censo, todos fueron escogidos por meritocracia y en un periodo electoral. ¿Ustedes se imaginan cuántas tentaciones habrían pasado por muchas mentes para apoderarse del botín de 40 mil encuestadores en vísperas electorales? Todos fueron escogidos por meritocracia.

Es importante oírlo, porque nos contó cómo, gracias a los mayores esfuerzos del presupuesto con el DANE, se han revivido encuestas que habían sido abandonadas y se está mejorando la cobertura de encuestas que no tenían suficiente cobertura.

Ahora, lo que sí necesitamos es articular más las diferentes instituciones que originan cifras y expresar cuándo las variaciones de cifras corresponden a diferentes aproximaciones metodológicas. Lo que vimos de miseria, el sábado en el DANE, es muy inferior a lo que tiene la Misión de Pobreza, pero no es porque el uno o el otro esté equivocado, es porque tienen diferentes aproximaciones.

Yo le he pedido a mis compañeros y a todos mis interlocutores en materia de cifras: este es un Gobierno democrático y transparente, aquí no podemos ni pretender engañar a la opinión ciudadana en cifras ni tampoco dejar que las manipulen contra del Gobierno. Cifras transparentes y objetivas, porque a mí si me preocupa cuando, por ejemplo, por razones políticas se hacen manipulaciones y se dice que no está creciendo el consumo de alimentos y chequeo con todos los originadotes de esas cifras, privados y públicos y resulta que en el mes de julio el consumo de alimentos creció en 7 por ciento. Y eso no es imputable a los sectores más pudientes que viven a dieta, eso es expresión que los sectores populares más moderados de la Nación, en alguna forma están mejorando su capacidad adquisitiva.

Reitero ante ustedes el respeto total, por razones de honor y de convicción democrática a la institucionalidad de cifras de Colombia.

El año pasado le propuse al Banco de la Republica que podríamos tramitar una ley para adscribir el DANE al Banco de la República, me dijeron que no, está adscrito al Gobierno Nacional pero no interferido por el Gobierno Nacional.

El Gobierno Nacional lo que le pide es, mejoramiento continuo, mejoramiento en todos sus procesos y que le diga al país siempre la verdad. Para el Gobierno es muy bueno las buenas cifras, pero finalmente lo que nos interesa como demócratas no es que el país tenga cifras buenas o malas sino cifras creíbles.

Al acompañar hoy a ustedes y a Planeación en el lanzamiento de esta nueva etapa de lucha contra la pobreza en nuestra Patria, permítanme concluir con esta afirmación: nosotros invitamos a los colombianos a creer en un componente muy importante de la institucionalidad, el origen de las cifras. Y la decisión del Gobierno es que fluyan, tranquilamente, sin interferencias, cifras objetivas, cifras nunca interferidas. Estaremos atentos a las críticas constructivas de ustedes para mejorar en todo momento nuestros esfuerzos.

Una meta: 2010, Colombia que no tenga más de un 35 por ciento de pobreza. Un medio para lograrlo: crecimiento del 6 por ciento, acompañado de profundización de la política social.

Muchas gracias.

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