Bogotá, 24 oct (SNE). La siguiente
es la entrevista concedida por el presidente Álvaro Uribe Vélez
al equipo de noticias de RCN Radio.
Juan Gossaín, director de RCN Radio: Presidente, muy
buenos días, ¿cómo está usted?
Álvaro Uribe Vélez, presidente de la República: Juan, muy buenos días, a usted, a sus compañeros
en RCN y a todos los compatriotas que nos escuchan.
J.G.: Presidente, desde el viernes pasado,
en el acto de la Escuela Superior de Guerra, donde usted
dio por canceladas las
aproximaciones entre el Gobierno y las Farc para una eventual
zona de encuentro, desde ese día, muchas personas, numerosas
personas, le dicen a uno como periodista: ‘es probable
que esté de acuerdo con el contenido del discurso presidencial,
pero no me gustó el tono, me pareció agresivo,
me pareció de pronto pendenciero, me pareció que
el Presidente –perdóneme que use la expresión
popular que es la que la gente le dice a uno- tenía una
pataleta’. ¿Es correcta esa impresión de
algunos colombianos, señor Presidente Uribe?
Presidente de la República: No, Juan. ¿A usted
se le ocurre que uno va a tomar decisiones de esta naturaleza
por pataletas? Los seres humanos tenemos oscilaciones en el temperamento
y hay días que uno está más alegre, otros
días está más preocupado, unos días
más propenso a la exaltación, a sulfurarse, otros
días más tranquilo. Pero, ¡por Dios!, la
inmensa responsabilidad del Gobierno obliga a sopesar muy bien
toda decisión.
J.G.: Hay unos días en que uno está más
tranquilo o más propenso a exaltarse o a sulfurarse, ha
dicho usted, ¿cómo era su temperamento ese viernes?
Presidente de la República: Indudablemente
angustiado, inmensamente angustiado.
Estaba aquí el jueves por la mañana, en una reunión
con los ponentes de algunos proyectos de ley –me reúno
martes, miércoles y jueves muy temprano con ponentes de
los diferentes proyectos–, y me interrumpieron la reunión
para contarme que había estallado ese carro bomba, y empieza
la angustia, a preguntar qué le pasó a las personas,
a preguntar por la suerte de todas las personas que en ese momento
estaban allí en la Universidad Militar, etcétera.
Después citamos un Consejo de Seguridad a mediodía.
En ese Consejo de Seguridad estuvo el Fiscal, estuvo el Alcalde,
el Ministro de Defensa, el Director del DAS, los Altos Mandos.
Se tomaron unas decisiones que el Ministro de Defensa le comunicó al
país.
En la tarde tuve varias reuniones aquí, y ya muy tarde,
incluso ya tarde le respondí una llamada a usted y otra
llamada al doctor Darío Arizmendi. Usted recordará la
conversación conmigo.
J.G.: Sí, señor, la recuerdo
perfectamente.
Presidente de la República: Y después el Ministro
de Defensa me trajo unas evidencias. Por supuesto, eso me causó muchísima
preocupación, porque el Gobierno había ofrecido
grandes posibilidades para un acuerdo con las Farc para el diálogo,
etcétera. Y la verdad es que quedé muy frustrado
cuando conocí esas evidencias. Entonces pasé buena
parte de la noche del jueves al viernes haciendo un bosquejo,
pensando en lo que debería ser mi decisión para
la mayor conveniencia nacional. Creo que escribí diez
páginas manuscritas sobre ideas que fui organizando porque,
por razones de tiempo, no alcanzaba escribir lo que iba a decir
en la Universidad Militar. Pero sí lo pensé toda
la noche, casi toda la noche, y además se puso en un bosquejo.
Un bosquejo que, como le digo, estaba contenido en diez páginas.
Ese es el proceso, Juan.
J.G.: Nos está contando usted detenidamente que sus palabras
del viernes en la Escuela Superior de Guerra no fueron ni impulsivas,
ni espontáneas, ni explosivas. Lo pensó serenamente
desde la tarde del jueves, como lo ha dicho. ¿En consecuencia,
a quienes creen eso, usted les diría que pataleta no hubo?
Presidente de la República: La verdad, Juan, es que gravísimo
sería que uno tomara en el Gobierno decisiones por pataletas
o por caprichos. Pero habría muchas otras cosas qué decir.
Pero voy a dejar que usted vaya conduciendo la entrevista, porque
si me le adelanto, si de pronto no me las pregunta de pronto
se las voy contando.
J.G.: Aprovecho para decirle que primicia informativa que se
le vaya ocurriendo me la cuenta, aunque no se la preguntemos.
Presidente de la República: Bueno,
Juan.
J.G.: Señor Presidente, mire: RCN, nosotros, aquí en
RCN, hemos tenido información que quiero confrontar con
usted, con el cuidado que ese tema requiere. Se nos ha dicho
que incluso desde antes del atentado de las Farc contra la Escuela
Superior de Guerra, es decir desde antes del jueves pasado, el
Gobierno ya estaba seriamente preocupado con algunas actitudes
de las Farc. Por ejemplo, con reuniones de las Farc, de personas
buscadas por la autoridad, de jefes guerrilleros, con delegados
o voceros o representantes de países extranjeros. ¿Eso
es verdad, señor Presidente?
Presidente de la República: Yo lo había autorizado,
Juan. Todo lo contrario: yo había autorizado a los tres
países a esas reuniones. Y supe que un delegado suizo
se reunió con ellos, justamente en desarrollo de la autorización
que el Gobierno había dado. A mí se me consultó esa
autorización a través del doctor Luis Carlos Restrepo
y la dí, como la he dado en ocasiones anteriores. Todo
lo contrario entonces de lo que podría ser ese rumor.
La verdad es que uno tiene que ser auténtico y sincero.
Con la misma sinceridad y con la misma convicción del
alma con que yo expresé unas decisiones el viernes, en
medio de la angustia, del dolor, pero sopesadas, totalmente premeditadas,
con ese mismo entusiasmo había autorizado esa reunión
de algunos delegados europeos con esta gente de las Farc.
Juan, lo mejor que podría hacer un Gobierno es conseguir
la paz definitiva en Colombia. Yo he dicho que en el Gobierno
hay tanta determinación para la Seguridad Democrática
como apertura hacia la paz. Y ahí están las pruebas,
ahí hay más de 40 mil desmovilizados, ahí avanzan
las negociaciones o ese diálogo previo con el ELN, al
cual el Gobierno le ha puesto toda la fe y le ha aportado una
serie de decisiones importantes y además riesgosas. Entonces
para que no quede la menor duda, sí: esa reunión
el Gobierno tuvo información que se dio y fue una reunión
autorizada previamente por el Gobierno, específicamente
autorizada por mí.
J.G.: Correcto, señor Presidente de la República,
precisado y aclarado que usted autorizó al delegado del
Gobierno suizo a reunirse con las Farc. ¿Él se
reunió con Raúl Reyes, no es cierto, en qué parte,
en el Ecuador, en las selvas? ¿Qué le dijo él
a usted cuando terminó la entrevista?
Presidente de la República: No me ponga a decir eso,
Juan. Ahí entramos a unos puntos que hay que manejarlos
con mucha delicadeza, por las repercusiones nacionales e internacionales,
etcétera. Dejémoslo ahí, que esos temas
los manejamos delicadamente, por razones de superior interés
nacional.
J.G.: Le entiendo. ¿Pero el delegado del Gobierno suizo
que se reunió con las Farc habló posteriormente
con usted o con el Gobierno, con el Comisionado?
Presidente de la República: Habló con el Comisionado.
Conmigo hace días no habla. Habló con el Comisionado.
J.G.: ¿Qué decían
las Farc?
Presidente de la República: La verdad es que entiendo
que había mucho rechazo a las limitaciones que yo había
impuesto para un eventual acuerdo humanitario. Por ejemplo, la
decisión de que no pueden salir presos a volver a delinquir.
Le dijeron que ellos contaban, más que con una zona de
encuentro, con una especie de zona de despeje. Y lo que me dice
Luis Carlos es que los europeos iban a hacer otra gestión
posteriormente.
J.G.: ¿Quién es el delegado
suizo?
Presidente de la República: Es una de las personas que
ha intervenido. Usted sabe que el año pasado hubo una
delegación de Suiza, de Francia, de España, autorizada
por el Gobierno, hablando con ellos. Nos trajeron una propuesta,
el Gobierno la aceptó. Es que los pasos que hemos dado
en favor del acuerdo humanitario son muy grandes. El Gobierno
la aceptó.
Yo le quiero recordar al país que nos propusieron una
zona de encuentro de 180 – 220 kilómetros en la
Cordillera Central vallecaucana. Y la condición era que
allí no habría guerrilleros armados, tampoco habría
soldados de la República, que en lugar estarían
unos observadores internacionales. Los europeos le pidieron al
Gobierno que aceptara eso, que se expresara públicamente,
que lo hiciera rápido. Y el Gobierno lo hizo en términos
de minutos, Juan. Usted sabe lo que pasó después:
las Farc no aceptó y después dijo que no le había
llegado la propuesta.
La verdad, Juan, es que esto no es una
cosa de pataletas. Esto no es cosa de imagen. Esto es una cosa
de superior interés
del país. Mire, qué frustrante es: los europeos
nos traen la propuesta, dicen que han hecho la propuesta a la
Farc, se la traen al Gobierno, nos dicen que se han reunido con
la Farc y enseguida le piden al Gobierno que la acepte, y el
Gobierno con toda la buena fe, casi con inocencia, la acepta
en cuestión de minutos. Y después estos señores
de las Farc salen a decir que a ellos no les hicieron propuesta.
Primero niegan y después salen a decir que no les hicieron
propuesta. Es que ahí hay un hilo conductor de mentira,
que es muy importante que el país lo analice.
Periodista: Usted dijo hace unos instantes
que, por supremo interés nacional, se va a abstener de revelar detalles
en relación con el sitio de reunión de este delegado
suizo, que pudo haber sido en la zona de frontera, en fin, que
eso lo va a manejar por otros canales. Sin embargo, ayer en la
mañana RCN reveló un informe confidencial, casi
a esta misma hora, en el sentido de que, en efecto, los organismos
de seguridad del Estado tienen un dossier, tienen un documento
en el cual están consignadas las pruebas de la presencia
de Raúl Reyes en territorio ecuatoriano. Después
de sus declaraciones del viernes, la Cancillería y el
Gobierno de Ecuador le han pedido al Gobierno colombiano esas
pruebas. ¿Usted, que es el supremo rector del país,
está dispuesto a enviar las pruebas, tal y como las solicitó el
Gobierno ecuatoriano?
Presidente de la República: Hay un diálogo permanente,
fluido, constructivo, con el Gobierno ecuatoriano sobre todos
estos temas. Eso no es inconveniente, además. Ese diálogo
se mantiene y no va a empezar ahora. En ese diálogo se
ha avanzado a lo largo de estos años. Pero yo no quiero
profundizar sobre ese tema, dejarlo ahí en las palabras
del viernes, porque lo que no podemos permitir es que haya unos
temas que le pongan cortinas de humo a la realidad.
¿Cuál es la realidad? El Gobierno, con toda la
buena fe… Primero anuncié en la campaña de
reelección que de ganar la reelección buscaría
la paz con las Farc, sobre la base de que la política
del Gobierno es tan firme en búsqueda de la seguridad,
como abierta en búsqueda de la reconciliación.
Hice un discurso, el 7 de agosto, en
esa materia. Dije cómo
la Seguridad Democrática es un camino para la reconciliación
y para sostener la reconciliación y expliqué por
qué.
Por ejemplo, una de las cosas que he
pensado es que la Seguridad Democrática es la garantía de que a los desmovilizados
no los maten. Uno de los temores que ha habido para hacer la
paz por parte de esos grupos en Colombia es que dicen: bueno,
nos desmovilizamos y nos matan. El concepto democrático
de seguridad, aplicado con toda eficacia, es la garantía
de que ellos van a ser eficazmente protegidos. Entonces por eso
digo que la Seguridad Democrática es camino para la paz,
y también para la sostenibilidad de la paz, una vez se
logre, porque va a proteger a toda esta gente.
Dije a lo largo de la campaña: la Farc históricamente
se ha negado a un proceso de paz aduciendo muchos argumentos.
En algún momento dijo que no hacía la paz porque
Colombia no desmontaba el paramilitarismo. Y expresé:
hemos avanzado sustancialmente en el desmonte del paramilitarismo.
Y hoy sí que puede decir uno, basado en resultados: ahí está un
altísimo porcentaje de los paramilitares desmovilizados,
un altísimo porcentaje de los jefes de los mal llamados
paramilitares recluidos a órdenes de la justicia. Eso
debería ser frente a la Farc un presupuesto de paz.
Además dije: la Farc en el pasado decía que ellos
no hacían la paz porque en Colombia se asesinaba a los
voceros de la oposición. Pues, mire: ¿qué ha
pasado en el Gobierno de la Seguridad Democrática? En
las elecciones de alcaldes y gobernadores de 2003, en el referendo
de 2003, en las elecciones de Congreso y de Presidencia de este
año, todos los sectores de la política afines al
Gobierno, contrarios al Gobierno, la oposición más
dura en contra del Gobierno, todos fueron rodeados de plenas
garantías. Pero no garantías de palabra, no garantías
retóricas, sino garantías eficaces.
Un Gobierno de Seguridad Democrática, con garantías
eficaces, puede decir con autoridad moral: señores de
la Farc, es la hora de la paz, ustedes decían que no la
hacían porque aquí no se desmontaba el paramilitarismo,
hemos avanzado sin antecedentes en el desmonte del paramilitarismo.
Ustedes decían que no hacían la paz porque en Colombia
no se protegía a los voceros de la oposición, hemos
demostrado con creces que la Seguridad Democrática está al
servicio de todos los colombianos, sin importar que sean amigos
de las tesis de Gobierno o sean voceros de la más dura
oposición en contra del Gobierno.
Todo eso lo dije en la campaña. Y el 28 de mayo, cuando
terminó el proceso electoral, adopté un discurso
totalmente moderado en el lenguaje para crear condiciones en
favor de la seguridad. Y empezamos a dar pasos más acelerados.
Ustedes conocen los comunicados, en el cual se aceptaba una zona
de encuentro, el otro en el cual se autorizaba al Comisionado,
doctor Luis Carlos Restrepo, para que entrara en diálogo
directo con las Farc, etcétera. Y el pago que nos dan
es este atentado terrorista.
Entonces eso me llevó a la reflexión de, hombre,
están entendiendo otra vez la gestión de paz del
Gobierno como una gestión de apaciguamiento, de debilidad.
Entonces lo que veo es que esta gestión lo que hace es
exacerbar todo el morbo terrorista de las Farc. Y por eso, como
está explicado en las palabras que pronuncié en
la Universidad Militar, el pasado viernes, tuve que tomar las
decisiones que esa mañana se comunicaron. Ese es el asunto
de fondo. Lo otro son cortinas de humo.
Un Gobierno buscando la paz, creando
condiciones para que se de la paz con la FARC, y la respuesta
de estos señores
es un carro bomba. ¡Por Dios! Eso es lo que el país
no puede permitir que siga ocurriendo. Esa es la causa de las
decisiones que se tomaron el pasado viernes y les agrego esto:
que no quede duda sobre las pruebas. Les voy a decir esto y si
miento, me corrige. Primero, yo jamás he tomado como gobernante
una decisión por pataleta. Yo soy combatiente y uno no
siempre habla en los términos más dulces ni con
voz de caricia, pero jamás he tomado una decisión
por pataleta.
Segundo, el Gobierno jamás ha salido a hacer conjeturas,
yo jamás he salido a hacer conjeturas. Recuerdo la noche
del atentado contra el Club El Nogal, la condena que hice del
terrorismo, allá fui con la doctora Martha Lucía
Ramírez, entonces Ministra de la Defensa, a la medianoche,
pero tuvimos el buen cuidado de abstenernos de hacer imputaciones
hasta tener las pruebas.
El Gobierno nunca ha sido precipitado, yo nunca he sido precipitado
para realizar acusaciones, no las he hecho sino cuando he tenido
pruebas.
Incluso en el Consejo de Seguridad, el
viernes aquí por
la mañana, una de las conclusiones fue, la sugerí y
todo el Consejo de Seguridad la aceptó: hombre, contemos
la realidad de los hechos, cómo entraron allá,
qué detectó la cámara, todos esos detalles,
pero no hagamos conjeturas hasta tener pruebas. Es solamente
porque tengo pruebas, ya al final de la tarde, que paso toda
la noche pensando cómo reaccionar, y se preparan las palabras
que se dicen en la Universidad Militar en la mañana del
viernes.
O sea que aquí ha habido un Gobierno con temperamento,
sí, pero no un Gobierno que toma decisiones por pataleta.
Aquí hay un Gobierno firme, sí, pero no un Gobierno
que sale a tomar decisiones sobre conjeturas.
J.G.: Después de ese discurso del viernes, del discurso
suyo, las familias de personas que están secuestradas,
tanto en la ciudad de Cali como en Bogotá, han programado
para hoy lo que ellos han denominado: “Jornada de resistencia
civil y de protesta contra el Gobierno”, por esa decisión
de cancelar la posibilidad de un acuerdo humanitario. Incluso
las familias han anunciado que se van a tomar la Plaza de Bolívar
en Bogotá, el centro de Cali. ¿Qué mensaje
tiene usted para ellos, señor Presidente, cómo
le parece la jornada que ellos han decretado de resistencia contra
la decisión del Gobierno?
Presidente de la República: Yo soy totalmente solidario
con esas familias, y la semana pasada hablé con unas de
ellas en Neiva. Yo no me niego a hablar con ellas, comparto ese
dolor. Es que cuando se habla aquí de pataletas o de cuestiones
de imagen, ¡por Dios! Yo vengo de una de esas familias,
del 50 por ciento de las familias colombianas que ha sufrido
esta tragedia. Yo soy un sobreviviente de atentados, porque mi
Dios ha sido muy bondadoso conmigo, que me ha protegido.
Yo comprendo eso, pero, mire, Juan: primero yo creo que la protesta
nacional e internacional debe ser para exigirles a estos bandidos
de las Farc que entreguen los secuestrados. El Gobierno ha dado
todas las demostraciones de buena fe.
Segundo: ¿puede uno como Presidente de la República
en un Estado democrático, continuar en el trance de dar
una zona de encuentro después de un carro bomba, mientras
esos actos subsistan? Yo estoy dispuesto a reunirme con el Gobierno
suizo, con el Gobierno francés, con el Gobierno español,
y decirles a los mandatarios de esos países: ¿pueden
ustedes, en medio de carros bombas, seguir buscando la decisión
de dar una zona de encuentro a un grupo cuya respuesta es explotar
esos carros bombas?
Ahora, hay una cosa muy importante: para
la seguridad de los secuestrados es mucho más importante, y para combatir
el secuestro, un Gobierno firme que un Gobierno que le esté dando
largas al terrorismo. La historia de Colombia ha demostrado
que cuando los gobiernos le dan largas al terrorismo y al secuestro
lo que se hace es incentivar el secuestro.
Ahora, estos señores de las Farc tienen todas las pretensiones
políticas del mundo y tienen aliados en la esfera política. ¿Entonces
qué van a ser de su futuro político, de ellos,
maltratando secuestrados? Lo que el mundo les debería
decir es: entregan los secuestrados o quedan condenados eternamente
como terroristas. Lo que no puede tener el mundo es esas vacilaciones
frente a ellos.
Estos señores de las Farc, entonces, tienen todas las
pretensiones políticas del mundo, pero simultáneamente,
con toda la arrogancia, con todo el desprecio por el dolor de
la gente, lo que hacen es proceder con toda la actitud terrorista.
Eso no se comprende, Juan. Estas son reflexiones que deben hacer
todos los colombianos.
J.G.: La madre de Ingrid Betancourt,
a propósito de las
familias de los secuestrados, doña Yolanda Pulecio, dijo
aquí en RCN, palabras textuales, que el discurso del presidente
Uribe el viernes pasado en la Escuela Superior de Guerra “ha
condenado a muerte a los secuestrados”.
Presidente de la República: Mire, Juan, qué le
voy a contestar yo. Yo comprendo el dolor de doña Yolanda
como mamá por el secuestro de la doctora Ingrid. Y en
eso yo tengo que ser muy prudente.
Yo creo que el planteamiento que deberíamos hacer hoy
es éste: si estos bandidos de las Farc tienen esas pretensiones
políticas, tienen que ser cuidadosos en no afectar más
a los secuestrados. Por qué el mundo nos les cobra y les
dice: ustedes tienen todas las pretensiones políticas,
están pidiendo que no les vuelvan a decir terroristas,
caminen liberen los secuestrados.
Ahora, ¿qué Gobierno, en un país democrático,
después de haber dado todas las pruebas de que la seguridad
es con alcance democrático, puede permitir avanzar en
un proceso de zona de encuentro en medio de la explosión
de los carros bombas?
Por eso fui muy reiterativo en ese discurso
del viernes: el Gobierno no hará esto mientras persistan las acciones
terroristas, el Gobierno no autoriza a los facilitadores mientras
persistan las acciones terroristas, el Gobierno no avanzará en
acuerdo humanitario mientras persistan las acciones terroristas.
Es que avanzar en el acuerdo humanitario,
avanzar en la zona de encuentro en medio de acciones terroristas,
es simplemente
echar para atrás y volver a entregarle el país
a las Farc.
Yo fui muy cuidadoso en el discurso del
7 de agosto. Es que el discurso del 7 de agosto no era para
la espectacularidad que
algunos esperaban sino para unas reflexiones nacionales en muchos
temas. Una reflexión es la relación entre seguridad
y paz. Y por eso dije que yo no le temía a la negociación,
que estábamos listos, que le temía, sí,
a que en el Gobierno viéramos que no se conseguía
la paz y se retrocedía en seguridad. Eso es lo que no
podemos permitir.
Un carro bomba es la señal de que no se está consiguiendo
la paz. Y si el Gobierno no reacciona debidamente, lo que hace
es retroceder en seguridad. A eso si le temo, Juan. Entonces
por eso el Gobierno tiene que ser muy cuidadoso en cómo
responde al tema de los carros bombas.
¿Qué sería del país hoy después
del carro bomba del jueves y el Presidente de la República
en la misma tónica de seguir buscando con estos individuos
la zona de encuentro?
Mire, para todo, inclusive yo lo pensé para la confianza
en Colombia. Mi percepción es que, más que resultados
totales de seguridad, la gente demanda determinación de
seguridad.
Conversando con muchas personas en Colombia
y en el extranjero, se me ha formado este criterio: la gente
acepta que no hemos
podido avanzar todo lo suficiente en seguridad. Pero mientras
no claudiquemos en la determinación, la gente mantiene
confianza en Colombia. Y esa confianza en Colombia es la que
no podemos afectar, porque esa es la que nos ayuda a generar
empleo en el país, esa es la que nos ayuda a que tengamos
los recursos para poder cumplir las metas de reducción
de pobreza y de avance en equidad, y esa confianza no se puede
afectar.
Periodista: De todas maneras, el día de su discurso surgieron
muchas voces de crítica también a sus decisiones.
Entre otras, que la guerra con las Farc o el conflicto con las
FARC, no tiene nada que ver con el acuerdo humanitario que justamente
se hace en medio de la guerra para que vuelvan los secuestrados
a la casa. Muchos de ellos llevan diez años allá con
las Farc.
Presidente de la República: Sí, eso es sumamente
doloroso, indudablemente, pero yo hago una pregunta: una de las
condiciones para ese acuerdo humanitario ha sido la zona de encuentro.
El Gobierno la aceptó, a propósito de la solicitud
de los tres países europeos. Y ahí vino una nueva
expresión de mentira de la Farc, que dijo que a ellos
no les había llegado esa propuesta.
¿Entonces nos van a mentir tres países europeos,
que vienen y nos dicen a nosotros: aquí tienen esta propuesta,
señores Gobierno, que también le hemos hecho a
las Farc? Y nos piden a nosotros que la aceptemos y nosotros
salimos diligentemente y la aceptamos en cuestión de minutos.
Entonces, miremos cómo allí hay una constante de
mentira. Y siguen exigiendo los señores de las Farc, estos
bandidos, porque no hay manera distinta de llamarlos, porque
lo que puede pasar en la Universidad Militar es imponderable.
Otra cosa es ver a qué distancia estaba el vehículo
ese de la aglomeración de personas.
Entonces lo que piden es una zona de
encuentro, amén
de otras cosas, sobre las cuales yo me he pronunciado, como que
hay que liberar 500 y tantos guerrilleros para que vuelvan a
las Farc. Y el país conoce mi pronunciamiento en eso,
que he dicho claramente: yo no puedo liberar gente de la cárcel
para que vuelva a delinquir. Le haríamos un daño
muy grande al país.
Y el Gobierno está de buena fe buscando esa zona de encuentro.
Inclusive mucha gente preocupada me sorprendió cuando
fui a Cali. Era más la gente que expresaba preocupación
por la zona de encuentro, que la gente que pedía la zona
de encuentro. Algunos la pedían muy tímidamente,
pero hay que ver cómo se expresaban los que estaban en
contra. Y el Gobierno insistiendo: vamos para adelante porque
hay que buscar el acuerdo humanitario, y la respuesta son carros
bombas.
¿Cómo se desvincula lo uno de lo otro? ¿Cómo
le va a dar uno zona de encuentro a un grupo que persiste en
carros bombas, en este tipo de atentados terroristas? ¿En
qué queda la confianza de los colombianos en las instituciones?
Yo vengo de unas regiones donde vivimos
el descuido oficial, en unas regiones donde los que vivíamos en esas regiones,
en el campo, o en actividades industriales o de comercio en las
ciudades, sufríamos y sufríamos guerrilla por década.
Y los gobiernos no se acordaban de nosotros. Y entonces en esas
regiones fue creciendo ese narcotráfico y después
llegó el paramilitarismo y entonces esas regiones quedaron
prácticamente con un Estado títere, desaparecido.
Y cuando uno ha sufrido eso, entonces uno reflexiona mucho y
dice: nada, se necesita la presencia expresa, clara, contundente,
del Estado con determinación, para que la gente sienta
que ahí están las instituciones listas a proteger
a los ciudadanos. Instituciones débiles ante carros bombas
es lo peor. Colombia ha vivido largos períodos de instituciones
débiles ante el terrorismo, y eso le ha hecho mucho daño
a la confianza nacional.
Periodista: ¿En qué quedan sus relaciones y de
paso las gestiones del señor Álvaro Leyva, que
tan entusiastamente había asumido el tema del acuerdo
humanitario en los últimos días, junto con otros
ex presidentes de la República, como el presidente López,
el presidente Samper?
Presidente de la República: Yo tuve unas conversaciones
con el doctor Leyva en los mejores términos, y me referiré siempre
en lo mejor a él y cuántas veces tengamos que conversar
lo haré. Él es muy inteligente y él lee
lo del viernes. Lo del viernes dice: no habrá esto mientras
persistan acciones terroristas. Yo creo que eso le da una señal
clara. Y tantas veces haya que conversar con él, lo haremos.
Yo mientras sea Presidente de la República no habrá un
momento en el cual deje de buscar el bien superior de la Nación.
J.G.: Después de su discurso del viernes pasado, ¿ha
vuelto a conversar con el doctor Álvaro Leyva o no?
Presidente de la República: No, Juan. Yo estuve el viernes
por la tarde en la Comuna número 13 de Medellín,
que era una Comuna poseída por el terrorismo hace cuatro
años, hoy es una Comuna de paz, de progreso, una Comuna
donde está el mundo trabajando por el mejoramiento social.
Allá no había grupos terroristas como movimientos
sino posicionados. Y por la noche me fui a Bucaramanga, regresé a
Bogotá a la medianoche, estuve todo el día el sábado
en Cúcuta en el consejo comunitario sobre vivienda social.
No he tenido oportunidad de estas conversaciones.
Periodista: ¿La decisión de rescate de secuestrados
por vía militar es irreversible, o existe la posibilidad
de nuevamente acercamientos para él? ¿Y cuándo
espera usted los primeros resultados de rescate de secuestrados
por vía militar?
Presidente de la República: Nunca les he negado a las
familias que a lo largo del Gobierno jamás he descartado
el rescate a cargo de la autoridad. Esto jamás se lo he
negado a las familias. Ahora, un acuerdo humanitario, ahí están
las condiciones, ahí está a lo largo del discurso.
Es que el discurso, lo que se dijo el
viernes, fue muy pensado. Tan pensado que en varias ocasiones
se dice: no habrá esto,
mientras persistan estas acciones terroristas. Lo que yo no puedo
hacer es: nosotros buscando la zona de encuentro y aquí estallando
carros bombas. ¿En qué queda la confianza de los
colombianos en el Gobierno, en las instituciones? No es un tema
de imagen. Este no es un tema de pataletas. Este es un tema de
que el Gobierno tiene que estar a la altura de las circunstancias
para no debilitar la confianza de la ciudadanía en su
país.
El discurso fue tan cuidadoso que me
ocurrió esto: a
las 9:00 de la mañana de ese viernes me llamó Luis
Carlos Restrepo de Cuba. Me dijo: Presidente, aquí me
están preguntando los periodistas que si yo estoy entonces
desautorizado para avanzar en este diálogo con el ELN.
Le dije: doctor Luis Carlos, mire, el discurso yo no lo escribí,
pero sí había un bosquejo. Como lo grabaron, ahí lo
están bajando de la grabadora, enseguida que se lo manden
por Internet.
Donde yo le doy unas instrucciones a
la Fuerza Pública
para enfrentar grupos terroristas, hago una enumeración
de grupos a los cuales hay que enfrentar. Y le pido a la Fuerza
Pública: primero, hay que capturar a Vicente Castaño,
enseguida lucha frontal contra los desmovilizados que reincidan,
contra el narcotráfico, digo con mucha preocupación
que la buena noticia no es decomisar siete u ocho y media toneladas
de coca en Buenaventura, sino desmantelar los grupos que todavía
tienen la capacidad de producirla y exportarla.
En fin, hago una enumeración de objetivos de la acción
militar y no aparece el ELN. Entonces le dije al doctor Luis
Carlos: hágame un gran favor, lea esto y léase
a esos señores, ex profeso excluí al ELN. ¿Para
qué? Para que sea un nuevo aporte a estas conversaciones
que avanzan en La Habana.
Ahora, seguro, con errores humanos, Juan,
yo de pronto acciono fuerte con las manos, no soy pulido en
esos temas, de pronto
hablo fuerte, yo no soy pulido en esos temas, pero esto ha sido
pensado con mucho cuidado y con mucha responsabilidad por el
país.
Es que yo que viví regiones donde sentíamos el
total abandono del Estado, donde vimos que para enfrentar una
delincuencia el único camino que aparecía era el
surgimiento de otra delincuencia, yo no quiero que eso se repita
en Colombia. Por eso aquí se necesita un Estado al frente
de proteger a los colombianos en estas situaciones. Y allí en
este Estado el Presidente de la República tiene que jugar
un papel sin vacilaciones.
Incluso en estos 20 minutos que me quedan
antes de las 7:30, voy a atender una emisora de Neiva, porque
me han pedido allí que
atienda una llamada de los familiares de los secuestrados, y
lo voy a hacer, yo quiero darles la cara permanentemente, como
lo he hecho, yo soy solidario con ellos. Pero, eso sí,
el mundo les tiene que pedir a estos bandidos de las Farc, decirles: ¿ustedes
tienen todas esas pretensiones políticas y entonces van
a seguir es explotando carros bombas? ¿Ustedes con esas
pretensiones políticas y no van a liberar estos secuestrados?
El mundo tiene que conminarlos hoy y decirles: miren, tocan un
secuestrado y quedan condenados no por unos añitos, quedan
condenados eternamente como terroristas. La democracia universal
tiene que cerrar fila contra estos bandidos, y hay es que conminarlos
a ellos.
Este es un Estado democrático, este es un Gobierno respetable,
un Gobierno democrático, respetable. Aquí no podemos
alterar los papeles, aquí el terrorista no es el Gobierno,
aquí los terroristas son estos bandidos. Entonces el mundo
en lugar de exigirle a un Estado democrático que le entregue
una zona de encuentro a unos terroristas, mientras ellos están
explotando bombas, lo que tiene es que decirles a esos terroristas
que se mantienen en trance de políticos: señores, ¿ustedes
quieren jugar como políticos? El mundo no les puede entender
que hablen como políticos y que vivan actuando como terroristas.
O lo uno o lo otro: caminen a liberar los secuestrados. La presión
del mundo se tiene que orientar a exigirle a esta gente que libere
los secuestrados.
Pero, en fin, Juan, a usted y a su equipo
toda mi disponibilidad. Cuando tengan dudas me llaman, excúsenme por hoy pero
es que a las 7:30 tengo una reunión con ponentes del Congreso
y le voy a hablar a una emisora en Neiva.
J.G.: Una última pregunta, porque este tema me parece
fundamental de todo lo que se ha hablado. Usted acaba de contestarle
a mi compañero diciéndole: la posibilidad de que
se reanuden o se vuelvan a producir aproximaciones del Gobierno
con las Farc, depende de que no persistan los actos terroristas.
Para eso uno debe saber qué piensa el Gobierno, qué es
un acto terrorista y cuánto tiempo está dispuesto
el Gobierno a esperar que transcurra sin actos terroristas,
para uno poder saber.
Presidente de la República: Juan, lo iremos viendo, pero
si usted lee el discurso encuentra, mire, aquí me encuentro
al azar los temas: se revoca la autorización al Comisionado
para reunirse con la Farc en búsqueda de una zona de encuentro
mientras persistan estas acciones terroristas. Y esto se repite
a lo largo del discurso. El discurso, entre otras cosas, fue
muy repetitivo. Si lo fueran a corregir los puristas del lenguaje
encontrarían para tachar, porque repite muchas cosas,
y una de las cosas que repite es esa.
Esperemos, Juan. Esperemos porque lo
que no puede el Gobierno es como respuesta a un acto terrorista
correr a entregarles el
país a estos bandidos. Eso sí es lo que no puede
hacer el Gobierno. Tengamos un poquito de paciencia.
J.G.: Señor Presidente, muchas gracias. La emisora de
Neiva que lo está llamando, con la que usted también
se ha comprometido, no es de RCN, no importa. Con mucho gusto
para nuestros colegas de toda la radio yo termino aquí la
entrevista. Que tenga usted muy buen día y muchas gracias.
Presidente de la República: Juan,
a usted y a su equipo, muchas gracias.