PALABRAS DEL PRESIDENTE
URIBE EN CONGRESO AVÍCOLA
Bogotá, 6 sep. (SNE). Las siguientes son las palabras del
presidente Álvaro Uribe Vélez, al intervenir en el
Congreso de la Federación Nacional de Avicultores (Fenavi).
“Quiero dar un saludo muy afectuoso a todos ustedes. Llego
nuevamente a esta instancia de deliberación con ustedes,
en la convicción de que ha sido uno de los sectores solución
de los problemas sociales del país.
Durante años de crecimiento del desempleo, el sector avícola
generaba empleo. Durante años de decrecimiento de los ingresos
laborales, el sector avícola generaba ingresos laborales.
Y por supuesto, avisado de las preocupaciones de ustedes por el
Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, y por la Reforma
Tributaria.
El Presidente de la República ante estos eventos tiene
dos opciones: o esconderse, quedarse por allá en un Olimpo,
para que se tranquilicen algunos críticos, para que no haya
interpretaciones capciosas, o acudir a dar la cara a los compatriotas,
a buscar soluciones, a deliberar.
Yo creo en el gobierno comunitario, y es
el que he practicado. Este país de tanta confrontación, ha visto con sorpresa
que los que más han animado el diálogo con los violentos,
son los que más han criticado el diálogo del Gobierno
con las gentes que trabajan honestamente.
Por eso yo no dudo en la decisión que tomé desde
hace cuatro años, de vivir en permanente deliberación
con mis compatriotas.
Los temas son muy difíciles, casi nadie puede decir tengo
la última palabra.
El gobernante tiene que liderar, y una
de las maneras de liderar es reconocer que no se tiene la última palabra, reclamar
el derecho a la equivocación oficial, y también liderar
el correctivo, y examinar en la deliberación popular el
conjunto de opciones que vayan mejorando la construcción
de las políticas públicas.
La última palabra en la política pública
no la tiene el gobernante, ni la tienen los críticos. La
mejor palabra en la política pública es la que se
va construyendo en el proceso de deliberación.
Empieza una Reforma Tributaria de esta
naturaleza, y hay que entender que son naturales las críticas.
Y por supuesto, el Presidente de la República, en lugar
de esconderse, tiene que estar con el equipo de gobierno, con toda
prudencia pero con toda responsabilidad, buscando opciones para
los diferentes sectores de la economía, porque de ellos
depende la generación de empleo, porque estamos en un mundo
en el cual hay opciones de inversión en muchos países,
porque el capital hoy se traslada de una parte a otra, con facilidades
que no tenía en el pasado.
Por eso, hechas estas aclaraciones, permítanme decir lo
siguiente: no vengo a hablar de lo bueno. Al Gobierno le corresponde
estar mirando la crítica, estar mirando lo que tiene dificultades
a ver cómo lo supera.
En el tema del TLC yo les rogaría
a ustedes considerar unos puntos:
Primero, yo comparto sus preocupaciones,
y sé que nosotros
tenemos el deber de buscar con ustedes soluciones, y sé que
el tema no se puede desconectar del tributario. Pero también
hay unas soluciones que necesitan un proceso de maduración.
Por ejemplo, las normas aduaneras que el Gobierno debe expedir,
no se pueden improvisar. No podemos hacer anuncios sin tener la
certeza de que las podemos expedir, sin haber madurado suficientemente
sus contenidos.
Los anuncios que el Gobierno ha hecho en
estos días sobre
las electrificadoras, Corelca, la capitalización de Ecopetrol,
el Seguro Social, son temas que hemos venido madurando en cuatro
años, ninguno de ellos improvisado.
El Gobierno se habría abstenido
de hacer esos anuncios, de no tenerlos suficientemente estudiados.
Por contraste, el tema, que es una de las
preocupaciones de ustedes, de las normas aduaneras, para evitar
que no haya distorsiones en
la aplicación del TLC, es un tema que el Gobierno lo recibe
como una justa petición de ustedes, pero que tenemos que
estudiarlo cuidadosamente, definir los contenidos y producirlos
oportunamente.
Yo sobre ese tema quiero expresarles a
ustedes toda la receptividad de parte del Gobierno, pero al mismo
tiempo pedirles que tengamos
prudencia para construir las mejores normas, las más transparentes,
y sentido de oportunidad, para determinar en qué momento
es conveniente para el país disponerlas, expedirlas.
Más adelante me referiré al
tema de la Reforma Tributaria, que ustedes lo han planteado en
diversas ocasiones, en concordancia
con el tema del TLC.
Sobre el TLC hay esas dificultades, pero
yo creo que han sido agravadas por la coyuntura internacional
de precios. En otras circunstancias
de precios, que se vivieron antes de la alarma por la gripa aviar,
no habría habido tanta preocupación por las normas
negociadas en el TLC.
Confiemos que una gradual recuperación
de precios internacionales y las normas que nosotros podamos
dictar en materia aduanera, nos
ayuden a despejar esas preocupaciones.
Ustedes han planteado unos objetivos muy
ambiciosos en materia de consumo per cápita de huevos y de consumo per cápita
de carne de pollo. Yo pienso que en la medida que el mayor volumen
exportable de Colombia ayude a mejorar el ingreso, el empleo de
nuestros compatriotas, en alguna forma se van a facilitar esos
objetivos ambiciosos de ustedes en consumo de huevo y de pollo.
Les ruego mirar esa parte, que es bien positiva.
El doctor Rafael Serrano Urdaneta se refirió a una serie
de puntos positivos, los enumeró, pero también mostró un
escepticismo en su intervención sobre el resultado consolidado
de esos puntos, para contrarrestar las preocupaciones.
Yo diría que hay otras circunstancias que empiezan a cambiar
muchísimo, y a favor de Colombia.
Hace dos años y medio el azúcar parecía no
tener futuro. En el Caribe se estaban destruyendo las plantaciones
de azúcar. Aquí nadie se atrevía a recomendar
que se sembrara una hectárea más de caña,
una depresión del precio que parecía no tener un
horizonte de recuperación.
¿Qué ha pasado? El encarecimiento del petróleo,
la convicción en los mercados mundiales de que no es una
situación coyuntural, la amenaza de que en pocas décadas
puede o haberse agotado el petróleo o haberse llegado a
la imposibilidad de utilizarlo, ha acelerado la confianza y ha
acelerado el interés del mundo por buscar combustibles alternativos,
como los biológicos.
En eso Colombia tiene inmensas posibilidades,
y eso ha empezado a recuperar y a cambiar totalmente lo que se
veía en azúcar.
Todo producto que hoy tenga la posibilidad de un uso alternativo
para energía, es un producto que empieza a tener unas referencias
de cotización de precios muy diferentes.
Yo empiezo a ver lo mismo en el maíz. La conversión
de grandes áreas, en países cultivadores como los
Estados Unidos para que ese maíz se dedique a Etanol, va
a tener que producir tarde que temprano una tendencia de largo
plazo en el precio del maíz.
Creo que allá se les puede encarecer en exceso y aquí tenemos
grandes posibilidades de aumentar las áreas cultivadas,
con beneficios de competitividad para sectores que lo consumen
como su principal materia prima, tal el caso de la avicultura.
Les rogaría que empezáramos a mirar eso, y a conectarlo
con el proyecto de Ley “Agro, ingreso seguro”, que
el Gobierno con total buena voluntad ha venido concertando con
ustedes.
Por ejemplo, los fenómenos de integración de maíz,
soya para mejorar suelos e instalación de industria avícola
en los Llanos, son promisorios. Y a medida que siga esta tendencia
en el mercado mundial de combustibles, serán más
promisorio.
Por supuesto, ustedes, en esa región como en otras, han
reclamado vías de comunicación. Ahí estamos
haciendo un gran esfuerzo que se incrementará, para no citar
sino el proceso de pavimentación de la carretera de Puerto
López a Puerto Gaitán.
En la conexión de la avicultura con algunos productos del
agro, uno ve asomar una oportunidad para Colombia, que yo rogaría
que la miráramos.
Para cerrar este tema del TLC, permítanme invitarlos de
nuevo a que siga el diálogo del gremio con el Gobierno,
y a que las medidas aduaneras que el Gobierno tiene la voluntad
de expedir, se expidan en el momento oportuno de la conveniencia
nacional y con los textos debidamente depurados, para que sean
textos acertados.
¿Qué seguridad les puedo dar? La seguridad de que
se hará todo el esfuerzo para que esas medidas eviten las
distorsiones, el contrabando técnico, los temores que ustedes
han venido expresando.
En cuanto a la reforma tributaria, hay
que tener mucha paciencia en esta deliberación. Es tan grave pedirle al Gobierno que
no delibere, como irse al extremo de crear una atmósfera
impaciente de total desilusión.
El país, durante muchos años, venía pidiendo
una reforma estructural. Tenemos la voluntad de sacarla adelante.
Por supuesto, ese ha sido un proceso difícil, donde hay
que proponer, acometer, deliberar, escuchar, rectificar. En ese
proceso estamos.
Mañana empiezan una serie de reuniones con ponentes y directores
de las diferentes bancadas del Congreso de la República.
Y confío que el equipo económico del Gobierno y estas
fuerzas del Congreso, al recoger los diferentes comentarios que
se dan en la deliberación nacional, nos permitan ir llegando
a un acuerdo de una reforma tributaria verdaderamente estructural,
que sea buena para el país.
Que sea estructural es una de las aspiraciones
del Gobierno, que por lo menos la reciba como estructural un
sector de la academia
económica. Pretender que toda la academia económica
la califique como estructural es utópico. ¿Por qué?
Hay muy diferentes conceptos de lo que es una reforma estructural.
Una reforma estructural que como tal sea
recibida por un sector de la academia económica, nos ayuda a que haya mejor confianza
inversionista en Colombia. Confianza que se acrecienta. Hoy por
ejemplo se ha venido presentando una formidable colocación
de bonos del Estado colombiano en los mercados internacionales
a 30 años de plazo. Con eso no podíamos soñar
hace pocos meses. Es un indicativo de confianza en Colombia.
Si logramos una reforma estructural, eso aumenta la confianza
en Colombia.
Y uno de los temas que reclaman los colombianos es que no haya
tanto cambio en la normatividad tributaria, frecuentes reformas
tributarias. Una reforma estructural equivale a una reforma estable
en el tiempo.
Hace pocos días le preguntaba yo en su posesión
al presidente Alan García del Perú si él se
proponía a introducir reformas tributarias en su país,
y me dijo: no, Perú tiene una legislación tributaria
estructural, seria, creíble, que da confianza, que ha garantizado
estabilidad y que se debe dar la garantía de que siga siendo
estable.
El Gobierno añora que una reforma tributaria con esas condiciones
sea una reforma que garantice estabilidad, en esa tan sensible
normatividad, que es la normatividad de la tributación.
Pero además de que sea estructural, el Gobierno busca que
esa reforma ayude al crecimiento, que contribuya a financiar ambiciosas
metas sociales, de superación de pobreza, de construcción
de igualdad, que simplifique y que ayude a que nos devuelva el
grado de inversión.
Que ayude al crecimiento. Una de las carencias
que ha tenido el desarrollo práctico de la economía colombiana, es
que aquí se le niega el mérito a la tributación
como factor incidente en el crecimiento.
Hace tres años, el Gobierno logró sacar adelante
la deducción del 30 por ciento para las nuevas inversiones
generadoras de renta, y tuvimos que hacerlo con mucha oposición
de analistas económicos, de grupos de estudio, de amplios
sectores del Congreso, y con cualquier clase de reservas en el
equipo económico.
Y el resultado nos ha dado la razón. Cómo ha crecido
la inversión en estos años en Colombia. Que todo
el mérito no lo tiene el estímulo tributario es cierto,
hay otros factores, pero los sondeos hechos a los inversionistas,
en el caso de mayor pesimismo, dicen que la deducción ha
contribuido a que por lo menos aceleren inversiones que tenían
programadas para un plazo mucho más largo.
El Gobierno propone rebajar la tarifa de
renta y adicionalmente darle un estímulo a la inversión. ¿Qué estímulo
a la inversión? Que los inversionistas puedan deducir el
ciento por ciento de la inversión como depreciación
en el primer año.
Cuando el Ministro de Hacienda examina
este punto con sectores de la producción, sacan la calculadora o el lápiz
y hacen la cuenta, empiezan a encontrar que es un gran estímulo.
Y a mí, en la tarea de defenderla reforma, pero no de defenderla
obstinadamente, de defenderla con un criterio deliberante, de escuchar
y de dar argumentos y de buscar alternativas, me han hecho la pregunta: ¿Qué pasa
si la relación de ingresos y de egresos en ese año,
no le permite al contribuyente deducir o depreciar la totalidad
de la inversión? La respuesta está dada. El saldo
se convierte en un crédito fiscal, que el inversionista
lo puede utilizar en los siguientes años, sin límite
de tiempo.
Yo les rogaría a ustedes, apreciados compatriotas del sector
avícola, estudiar ese estímulo. Pienso que puede
ser un gran factor para impulsar el crecimiento de la economía.
Además de ese estímulo está propuesta una
reducción de renta.
Ahora: ¿cuál es la diferencia entre este punto de
la reforma y la filosofía de las reformas que se adoptaron
en Colombia en el 86, en los Estados Unidos, en la administración
Reagan, en Inglaterra, en la administración de la señora
Thacher?
Aquí y allá simplemente se rebajó la tarifa
para todo el mundo. Eso generó en los años inmediatamente
siguientes a la aprobación de la norma, incrementos en el
recaudo, pero no trajo estímulos a la inversión.
Y nada gana un país cuando una reforma tributaria le produce
incrementos en el recaudo en el corto plazo, si esa reforma tributaria
no estimula el crecimiento de la inversión, que es lo que
finalmente genera incrementos en el recaudo en el largo plazo.
En este punto, para marcar la diferencia,
la reforma nuestra tiene una consideración: no se le puede
dar el mismo tratamiento al que no crece, del tratamiento que
se le da al que crece.
Por eso la deducibilidad o depreciación del ciento por
ciento de las inversiones en el primer año, se constituyen
en el factor que traza la línea divisoria en el tratamiento
al que crece que al que no crece.
Conocidas las inversiones de ustedes, las
que tienen que hacer en le futuro, yo los llamaría en este congreso para que
estudien esa propuesta, que yo creo que es altamente estimulante
para la inversión.
Otro punto de la reforma es que nos ayude
a financiar las metas sociales. La reforma hay que examinarla
en concordancia con el
proyecto de reforma constitucional para transferencias, que se
presentará el día viernes al Congreso.
La reforma hay que examinarla en concordancia
con el proyecto de ley de reforma a la Ley 100, que marcha en
el Congreso de la
República.
Nosotros confiamos que ese conjunto normativo:
la tributaria, las transferencias, la de seguridad social, nos
permita un ritmo
de crecimiento y de inversión social que le facilite a Colombia
lograr lo que nos proponemos en los próximos años:
plena cobertura en salud, plena cobertura en educación básica,
pasar de 600 mil a millón y medio de familias educadoras,
para no hablar sino de unos pocos temas sociales.
Hace cuatro años el país tenía la pobreza
en el 60 por ciento, en septiembre del año pasado en el
49, en septiembre tendremos una medición, y estamos estructurando
de tal manera la agenda de lucha contra la pobreza de este cuatrienio,
que nos permita en el 2010 bajar del 49 al 35.
Para que esa sea una meta intermedia que
le facilite al país
en el 2019, fecha de la Visión Colombia II Centenario, 7
de agosto de 2019, cumplir objetivos que son grandes desafíos
en materia de reducción de pobreza. Este es otro punto de
la reforma.
La reforma busca que al país se le retorne el grado de
inversión. Lo perdimos en el año 99, lo perdimos
en el año 2000. ¿Por qué lo perdimos? Por
la violencia, por las pensiones, por el crecimiento del déficit
fiscal, por el crecimiento del endeudamiento.
Ustedes saben que no hemos logrado la paz
definitiva, que hemos avanzado en seguridad y hemos avanzado
en un gran intangible: antes
de nuestra administración hablar entre civiles de la dirigencia
política del tema de seguridad, era exponerse a que a aquel
que se refiriera a ese tema se le señalara de fascista,
de apologista de la dictadura, de ciudadano de extrema derecha,
de militarista.
El país, por una malformación histórica,
había confundido la civilidad con la debilidad.
El gran intangible que hemos ganado en
estos años de Seguridad
Democrática, es que hoy nuestros compatriotas, casi que
unánimemente, aceptan la seguridad como un valor democrático,
como una fuente de recursos.
Cuando eso no se aceptaba, las calificadoras
de riesgo veían
tan grave el futuro colombiano que esgrimieron esa razón
como una de las causas para quitarnos el grado de inversión.
Y esgrimieron el tema de pensiones, que bastante lo hemos corregido,
Ustedes saben los esfuerzos hechos en materia
de reforma constitucional, en materia de reformas legales y los
esfuerzos hechos para eliminar
regímenes privilegiados de pensiones, altamente costosos,
en 280 entidades del Estado reformadas.
Si bien hemos avanzado en materia de déficit fiscal, todavía
nos falta mucho. Recibimos un déficit consolidado del 4,2.
Ha estado alrededor del 1,5 – 2. Allí hay un gran
avance. Pero el déficit del Gobierno Nacional central, que
llegó a estar en el 6,5, todavía está en el
4,9.
Y eso ha tenido un agravante: en ese déficit del Gobierno
Nacional central se contabiliza lo que se le tiene que transferir,
que antes no había que hacerlo, al Seguro Social, para poder
pagar las pensiones.
¿Por qué ahora sí y por qué antes
no? Porque antes el Seguro Social pagaba las pensiones con sus
reservas y con las cotizaciones de cada año.
El año pasado las cotizaciones del Seguro percibieron dos
billones, el pago de pensiones costó seis, los cuatro billones
de la diferencia los tuvo que pagar el Gobierno Nacional.
Y eso no nos ha permitido bajar por debajo
del 4,9 el déficit
del Gobierno Nacional central.
Pero la tendencia es buena, y aspiramos
que la reforma, vía
crecimiento, nos ayude a aumentar los recaudos para seguir bajando
ese déficit.
Por supuesto, nos faltan temas. El tema de las regiones y este
tema de la reforma tributaria estructural.
Confiamos que el Congreso de la República nos apruebe el
proyecto de transferencias, que se ha venido concertando con gobernadores,
con alcaldes. Yo diría que ha sido una concertación
paciente, juiciosa.
Un proyecto de esos no deja a todo el mundo
feliz, porque las regiones quieren más y más dinero, y el Gobierno
tiene que buscar un punto de equilibrio, que es el que se ha venido
buscando: cuánto hay que transferirles para lograr las metas
de educación, de salud, de saneamiento básico. Y
cuánto más no podemos transferirles por la delicada
situación de las finanzas en el Gobierno Nacional central.
Invito a los colombianos a recibir serenamente
el proyecto de transferencias que se va a presentar el viernes,
a que le demos
la más constructiva discusión en el Congreso de la
República, y a que entendamos que la aprobación de
unas transferencias razonables y de una reforma estructural tributaria,
con visos estructurales, habrán de convertirse en dos piezas
fundamentales para que podamos reclamar a las calificadoras internacionales
de riesgo que nos devuelvan el grado de inversión.
Me dirán: bueno, Presidente, usted nos acaba de decir que
hoy hubo una colocación voluminosa. ¿Cuánto
colocaron finalmente, Viceministra? No han cerrado. Había
una oferta muy grande, de alrededor de 3 mil millones de dólares
para comprar bonos del Estado colombiano a 30 años.
Entonces me preguntarán ustedes: ¿Por qué si
se dan esas operaciones, que demuestran una vigorosa, una sólida
confianza en Colombia, el Gobierno tiene afán de recuperar
el grado de inversión?
Porque si llegare a presentar una crisis
financiera internacional, los países que no tengan grado de inversión pueden
pagar un altísimo costo.
Por eso les pediría a ustedes una gran comprensión
del objetivo de la Reforma Tributaria. Y a todos los colombianos
una gran comprensión del mismo objetivo de la Reforma de
Transferencias, que busca el Gobierno que nos ayuden a recuperar
el grado de inversión.
Y otra característica que buscamos
en la Reforma Tributaria es simplificar.
Hemos tenido un estatuto tributario de
mil 100, mil 200 artículos.
Confiamos que el nuevo sea un estatuto tributario que no exceda
los 280 artículos.
Ahora: sabemos a dónde tenemos que llegar, cuáles
son los objetivos que perseguimos, pero tenemos que mirar también
con flexibilidad, en el proceso de deliberación, las críticas
de nuestros compatriotas.
Miren, el Presidente de la Republica para
lograr los objetivos macro, tiene que intervenir en lo micro.
Uno de los problemas que
ha tenido Colombia, es que ha sido un país con un magnífico
discurso macro y con pésimo resultado. Porque se hace una
proposición macro, pero enseguida no se prepara para incrementarla.
Aquí hubo magníficos discursos macros sobre un TLC
con los Estados Unidos. Y eso se quedó en el discurso y
nunca se implementó.
A mí, con el perdón de los
Ministros, me ha tocado ahora intervenir en lo micro. Como lo
tuve que hacer hace dos semanas
con el tema de la carne de res.
Entonces había dos alternativas:
o se queda el Presidente de la Republica descansando todo un
fin de semana, simplemente
pensando en el discurso macro, o interviene en lo micro para ayudar
a desenredar el Tratado de Libre Comercio.
Yo he molestado mucho a los colombianos
para que voten por mí.
Y no soy el estilo de Presidente para negarme a la deliberación,
ni para eludir la responsabilidad de lo micro.
Nos tuvimos que dedicar ese fin de semana.
Qué tal que
no. A desenredar ese tema, y lo desenredamos. Eso lo necesita el
país.
Ahora, uno lo va haciendo. Todo ese fin
de semana lo discutí con
los Ministros. Le dije al uno: hombre, yo creo que este certificado
de esta organización es suficientemente sólido. Y
le dije al otro: lo que tenemos que preguntar es si la carne que
nos van a mandar para acá tiene los mismos requisitos que
los que se exigen en los Estados Unidos, para el consumo norteamericano.
Y eso nos daría mucha tranquilidad. Y eso se despejó.
Y en medio de mucha preocupación que tenían los ministros,
por conceptos y prejuicios científicos, lo logramos desenredar.
Pero hay que intervenir en lo micro. Si
no, nos habríamos
quedado con el discurso macro del TLC, pero sin convertirlo en
realidad.
He estado hablando con el Ministro de Hacienda
sobre muchos temas de la Reforma Tributaria, como empiezo hablarlos
con el Congreso,
y tendremos que llegar a un buen acuerdo, con paciencia, laboriosidad,
deliberación y búsqueda de opciones.
¿Cómo el Presidente de la
Republica se niega a atender reclamos del sector hotelero, o
de las cooperativas, o del sector
de la industria editorial o de ustedes?
Entonces voy a dar una respuesta concreta
a lo de ustedes, y por supuesto, hablarla con el Congreso y con
el señor Ministro
de Hacienda. Y que no haya malas interpretaciones. Porque el cuentecito
ese de que andamos es dándole gusto a cada gremio, cuando
la preocupación subyacente es la preocupación de
salvar el empleo, lo que hace es crear muchas dificultades.
Yo como Presidente de los colombianos asumo
esta responsabilidad. Ustedes tienen muchos riesgos que se derivan
del TLC. Y el Gobierno
los tiene que comprender. Y además de los esfuerzos que
se hagan en materia aduanera, hay que hacer unos esfuerzos en materia
tributaria.
Por norma general, artículos exentos de IVA que implican
gravamen con tasa cero, sin posibilidad de recuperar lo pagado
en la cadena, que se tiene que disolver por cuenta del fisco, por
norma general esa categoría debe desaparecer de la legislación
tributaria.
Por excepción, dadas las particulares y difíciles
circunstancias del sector avícola, para el sector avícola
debemos encontrar una exención, así nos cuente fiscalmente.
Y en la deliberación con el Ministro y el Congreso, debemos
encontrar que se mantenga excepcionalmente para el sector avícola
el tema de IVA exento, con un esfuerzo del Estado para la devolución.
Aquí no hay desautorización de ministros, sino búsqueda
de soluciones a los problemas del país. A mí me afana
dar reglas de juego con rapidez.
Cuando los gobiernos se llenan de malicia,
cuando los gobiernos se llenan de suspicacia, cuando en los gobiernos
nos volvemos finísimos
para negociar y no revelamos las cartas a tiempo, lo que hacemos
es crear desconfianza en los inversionistas.
Y un país con la pobreza de Colombia
y con el desempleo de Colombia, tiene que darles a los inversionistas
reglas de juego
claras y oportunas.
Nosotros tenemos uno de los mejores Ministros
de Hacienda del mundo. Y con la ayuda de Dios va ser Ministro
ocho años.
Y cuando él jamás se me queja de que lo desautorizo,
porque él es Doctor en Economía, yo soy un combatiente,
que vivo en la deliberación con mis compatriotas, él
jamás se me queja. Entonces que no se me quejen los defensores
de oficio que de pronto le resultan, a decir: cuando el Presidente
acepta un tema de estos, que esta desautorizando al Ministro de
Hacienda.
Yo no puedo venir esta tarde a Fenavi,
con los problemas que ustedes tienen, a decirles que vamos a
ver, que sí, que no. Tengan
la certeza que con la ayuda del Congreso, la comprensión
del Ministerio, vamos a buscar por la vía de excepción
una categoría de IVA exento con devolución por parte
del Estado para la industria de ustedes, a fin de irles dando señales
claras que no los desanimen en su actividad inversionista.
Espero que el tema de renta les ayude.
Porque escuche con mucha atención al doctor Serrano Urdaneta, pero me preocupó que
no se refirió en su magnífica intervención
al tema de renta.
Ustedes se han convertido en un sector
que reúne dos características:
son intensivos en capital e intensivos en mano de obra. Y para
un sector intensivo en capital como el de ustedes, esa depreciación
del ciento por ciento el primer año, tiene que constituirse
en un gran intensivo. Echen cuentas.
He sido muy extenso en esta intervención, y quiero escuchar
dos o tres preguntas por parte de ustedes. Pero es que me tenían
muy nervioso en la Presidencia, porque es que me dicen: ¿Cómo
va a ir allá? Allá le van plantear estas quejas,
y usted no se resiste y busca soluciones. Es mejor que no vaya.
Lo van a regañar. Le van a decir que está despedazando
la reforma.
Vengo aquí, como siempre he venido, con la solidaridad
con unos compatriotas que tanto le aportan al empleo y al bienestar
de este país, a invitarlos para que, con el Ministro de
Hacienda y el Congreso, le busquemos solución a estos problemas
y a reiterarles toda la buena voluntad del Gobierno Nacional.
Lo peor sería que el Presidente
de la Republica, con su ausencia o con un perverso silencio,
por salvar apariencias de
ortodoxia, permitiera que este congreso que hoy se instala discurriere
en sus deliberaciones en medio del pesimismo.
Si mi compromiso que acabo de hacer para
buscar esa solución
de IVA, ayuda a que no haya pesimismo, a que no haya pesimismo
entre ustedes, ayúdenme a sacarlo adelante con el equipo
económico y con el Congreso de la Republica”.
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