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PALABRAS DEL PRESIDENTE URIBE DURANTE ENCUENTRO CON CAMBIO RADICAL

Bogotá, 17 jul (SNE). Las siguientes son las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez durante el primer encuentro ideológico que sostuvo con la bancada parlamentaria de Cambio Radical.

“ En primer lugar, quiero felicitarlos por esta gran esfuerzo. Es lo que demanda el pueblo colombiano: que la política deje de ser la rebatiña y pase a ser el ejercicio intelectual para buscar las mejores opciones para el país.

Quiero también agradecerles la circunstancia de haber madrugado con esta agenda legislativa.

Las nuevas realidades del país así lo imponen. A mí me parece que no queda bien que Gobierno y Congreso presenten tarde las propuestas legislativas y las aprueben tarde, con el pupitrazo del afán, cuando están agónicas las sesiones, cuando está agónico el período.

El Gobierno es consciente que un gobierno de reelección no puede pedir tiempo para preparar las propuestas legislativas. Las que tiene que presentar cuanto antes. Y además es el presupuesto para pedirle al Congreso que no esperemos, como tradicionalmente ha sido la usanza, que llegue el 16 de diciembre para aprobarlas con la angustia de que ya se acabó el período legislativo.

El Gobierno procurará presentar la mayoría de los proyectos el próximo 20 de julio, y, por supuesto, adelantar desde antes, como se ha venido haciendo, el proceso de concertación con las diferentes fuerzas que integran la bancada, y también el patriótico proceso de consulta con las fuerzas diferentes a aquellas que integran la bancada.

Los ministros me han informado, en reuniones muy importantes con representantes de Cambio Radical, para avanzar en estos proyectos.

Voy a hacer algunas referencias y les voy a pedir, doctor Germán y doctora Claudia, a los ministros que me acompañan, algunas respuestas, todo con el ánimo de avanzar en estas reuniones como reuniones de concertación para el mejoramiento de nuestra agenda legislativa.

Yo creo que la palabra clave que debe dirigir la agenda legislativa debe ser confianza. Para todos los propósitos nacionales, es muy importante que la agenda legislativa que presentemos y aprobemos construya y profundice confianza en Colombia. Sería mi primera sugerencia.

Me voy a referir a los temas en el orden en que los presentó el honorable senador Germán Vargas Lleras. Los temas económicos, los temas de justicia, otros temas como los temas de vivienda, alguna mención a lo del agro, y unos temas que ha venido trabajando con Cambio Radical, porque sé que algunas personas, como el doctor Germán Varón Cotrino y otros, han estado trabajando con el ministro Diego Palacio en el examen de algunos de los temas del área social.

En el tema económico, el Gobierno inicialmente ha pensado en tres iniciativas: la reforma tributaria, la reforma de transferencias y la reforma al sistema financiero.

La reforma tributaria, en mi concepto, muy respetuosamente, debería cumplir con los siguientes requisitos: primero, que estimule el crecimiento. Segundo, que nos ayude a avanzar en los objetivos sociales. Tercero, que permita que por lo menos un amplio sector de la academia económica la reciba como una reforma estructural. Cuarto, que ayude a Colombia a que le retornen el grado de inversión. Quinto, que simplifique. Sexto, que ayude a formalizar la economía.

Primero, que estimule el crecimiento. Ha sido muy difícil en Colombia crear doctrina tributaria en favor del crecimiento. Santiago Pardo, uno de los colombianos más conocedores de la materia, asesor de Cambio Radical, me ha permitido coincidir con él en la tesis de que Colombia necesita estimular el crecimiento de la economía apoyando ese crecimiento en las normas tributarias.

El ciclo de mi generación ha visto que generalmente las normas tributarias que se proponen, son normas tributarias para mejorar el recaudo, para reducir el déficit, para poder saltar los matones que tiene que enfrentar el Gobierno. Y la doctrina tributaria colombiana, en nombre de la redistribución, ha marchitado el interés por el crecimiento, ignorando que hoy crecimiento y redistribución tienen que ir de la mano.

Es bien importante considerar, por ejemplo, lo que ha venido encontrando la nueva investigación tributaria en el mundo. Cuando en nombre de la distribución, del mejoramiento de la distribución, se suben tarifas de renta, se abusa del impuesto de patrimonio, los países que así lo hacen lo que han hecho es perder competitividad.

Una reforma tributaria hoy no está solamente alinderada por la doctrina, por las tesis de los proponentes y de quienes la aprueban. No puede estar solamente alinderada por lo que requiere el país, sino también por las circunstancias externas. Con una economía internacional tan globalizada, hay circunstancias externas que se convierten en condicionantes de la normatividad interna.

Por ejemplo, gústenos o no, los estímulos al turismo son una necesidad. ¿Por qué? Porque si queremos que aquí vengan turistas, cómo van a Cuba, van a Costa Rica o van a República Dominicana, que aquí se construya infraestructura como allá, nosotros no podemos negarnos a unos estímulos al turismo, que en esos países han introducido.

Por ejemplo, la tarifa de renta y en general el resultado de la tributación que se da en la tarifa efectiva, tiene que tener muy en cuenta las tarifas internacionales para poder ser competitivos.

Me ha llamado muchísimo la atención lo siguiente: estudios económicos recientes demuestran que cuando se aumenta renta, que cuando se aumenta patrimonio, eso se hace en nombre de tener una tributación más social, más redistributiva. Y lo que se consigue es afectar la dinámica general de la economía, poner a las empresas a pagar menos salarios, porque tienen que pagar más renta y más patrimonio, a invertir menos y a crecer menos.

Esto lo han dicho personas en Colombia que son voces excepcionales. Por eso yo celebro las tesis que desde la campaña les escuché al doctor Santiago Pardo y al grupo de Cambio Radical sobre estos temas que el Gobierno ha venido profundizando.

Mi invitación a ustedes, compañeros de Cambio Radical, a los compañeros de todas las fuerzas que integran la bancada, a los compatriotas de las fuerzas diferentes a nuestra bancada, es que no le temamos a una reforma tributaria comprometida con el estímulo al crecimiento. Eso es muy importante.

En la parte social hay que mirar dos aspectos: cómo se puede hacer una reforma redistributiva en el origen sin afectar el crecimiento. Pero el más importante, y es una tesis que la vengo escuchando hace seis años a mi buen amigo el Ministro de Hacienda: es más importante garantizar el mejoramiento de la solidaridad y de la equidad, a través del destino de los recursos, que solamente pretender lograrlo por intermedio del origen de los tributos y los recursos.

El tema del tercer punto, de gran importancia. O antes de pasar al tercero, algunos aspectos del segundo.

Ese punto segundo en lo social debe tener en cuenta lo siguiente: que seamos capaces de tener los recursos para cumplir con las propuestas que conjuntamente hicimos ustedes, como aspirantes al Congreso, y nosotros como aspirantes al Ejecutivo, al pueblo colombiano.

Algunas de ellas: la propuesta de lograr en el cuatrienio que empieza plena cobertura en educación básica. La propuesta de masificar en el Sena la formación titulada. La propuesta de lograr en el cuatrienio que empieza plena cobertura en salud. La propuesta de lograr en el cuatrienio que empieza ojalá una suma entre millón y millón y medio de Familias en Acción.

La propuesta de lograr en el cuatrienio que empieza, un gran avance en legalización de viviendas, se acaba de referir el doctor Germán Vargas al tema, y avanzar mucho más rápidamente en vivienda social. Etcétera.

Entonces la reforma debe estar a tono con esos objetivos. Y ahí vamos a tener que ser muy cuidadosos, porque ahí vamos a tener que saber relacionar la reforma tributaria, las reformas económicas en general, con las reformas sociales. Por ejemplo, con el caso particular de la reforma en seguridad social.

Seguramente la reforma de seguridad social, uno de cuyos objetivos es la plena cobertura, para la cual necesita rentas, tendrá que estar relacionada con la tributaria, para que de manera general las rentas de la tributaria contribuyan en ese objetivo, y de manera específica, en armonía con la tributaria, se puedan graduar las cotizaciones, de tal manera que entren a compensar o que estén en plena sincronización con lo que se define en la tributaria.

En el tema del tercer punto: que la reforma sea recibida como una reforma estructural por un amplio sector de la doctrina académica, necesitamos lograrlo.

Es muy difícil encontrar unanimidad sobre el significado de reforma estructural. Se le pregunta a interlocutores muy versados sobre la materia: ¿qué es una reforma estructural? Y dan muy diferentes respuestas.

Ustedes saben que hay compatriotas en el Congreso que creen que una reforma estructural es un impuesto general al patrimonio con una escala progresiva, un impuesto más alto de renta, etcétera. Hay otros que tenemos una concepción diferente de reforma estructural.

En este proceso con Cambio Radical yo creo que tenemos las identificaciones fundamentales sobre lo que tiene que ser una reforma estructural.

A mí me preguntan mucho los colombianos, me preguntan: Presidente, ¿cuántas reformas tributarias va a presentar en el Gobierno que empieza? Y les he dicho: ojalá la que aprobemos ahora sea suficientemente estructural, para que Colombia se quede muchos años sin tener que presentar reformas tributarias.

Algo que me causó muy grata sorpresa en la conversación hace dos semanas con el presidente Alan García, es que me dijo que el Perú ha logrado una tributación estructural muy seria, y que por eso su Gobierno no va a presentar proyecto de reforma estructural.

Lograr nosotros que un buen sector de la doctrina, de la academia económica, reciba esta reforma como una reforma estructural, da mucha estabilidad en las reglas de juego hacia el futuro de Colombia. Por eso una invitación esencial es en este punto, apreciados integrantes de Cambio Radical.

El otro punto: que nos ayude a regresar el grado de inversión. Colombia perdió hace años el grado de inversión. Ustedes saben como en pocos años nuestra Patria pasó de una situación de equilibrio fiscal, a un déficit que cuando empezó este Gobierno era del 4,2. Pasó en pocos años de un endeudamiento público del 12, 14, 16 del PIB, a un endeudamiento público que cuando empezó este Gobierno era del 54 por ciento del PIB.

Colombia perdió el grado de inversión. ¿Por qué no lo hemos notado en los últimos años? Y me corregirá nuestro gran ex ministro Gabriel Rosas. Porque las circunstancias internas y externas de la economía, nos han permitido conseguir créditos a menor tasa de interés y a más largo plazo, de los que teníamos contratados. Hemos tenido éxito en esa manera colombiana de reestructurar deuda.

Y además el Ministro de Hacienda ha logrado en armonía con el Banco de la República, y desde aquí debo hacer llegar mi voz de gratitud, una conversión muy importante de ese perfil de deuda. Por ejemplo, la composición de la deuda pública entre externa e interna, ha variado favorablemente, y varió favorablemente mientras el dólar estuvo tan barato.

El Gobierno, con la ayuda del Banco de la República, compró mucho dólares baratos, los giró afuera y transformó deuda en dólares en deuda en pesos. Yo creo que es un haber muy importante del ministro Carrasquilla.

¿ Pero qué sigue? Los temores sobre lo que pueda suceder en la economía mundial, nos obligan a estar blindados. Si llegare a haber una crisis financiera en la economía mundial, le va mal a los países que no tengan grado de inversión.

Por eso una prioridad del Gobierno que empieza, de la ayuda de ustedes en la aprobación de esta agenda, es que esta agenda le ayude al país a recuperar grado de inversión. Si nosotros recuperamos el grado de inversión, podríamos sortear exitosamente las dificultades que llegaren a presentarse en los mercados financieros internacionales.

El otro punto es el de simplificación. Yo estoy admirado, admirado de los diferentes proyectos, del proyecto del Ministerio, del de ustedes, por lo que han logrado en significación. A mí personalmente me parecía que no se podía lograr tanto. ¿Por qué? Porque, por ejemplo, uno ve la nueva legislación que han introducido en la antigua Cortina de Hierro: es una legislación muy simple, lo que llaman allá el impuesto plano. Pero eso es aplicable en unas sociedades que habían visto marchitar mucho la marcha de su economía, pero que habían logrado gran equidad en la distribución del ingreso. Se dificulta mucho en una sociedad como la colombiana, con tanta inequidad en la distribución del ingreso.

Y me parece que lo importante, y ahí veo una coincidencia en lo de fondo, en lo fundamental, ya es de ajuste más o menos, lo importante es esa coincidencia de ustedes en la simplificación. ¿Creo que se baja de cuántos artículos a cuántos, Alberto?

Bueno, reducirlo de 1.100 a250 es extraordinario, y todavía más extraordinario reducirlo de 1.100 a90.

Si logramos eso, eso es una gran noticia, es una gran tranquilidad para el pueblo colombiano. Y además que los colombianos todos llegue un momento no muy lejano que puedan tener sus comunicaciones con la administración de impuestos a través de Internet. Como se está avanzando en el programa Muisca.

Y finalmente el tema de formalización de la economía. A lo cual apuntan muchos de los artículos de los proyectos.

Permítanme referir entonces a renta. Empecemos con renta. La reducción de la tarifa.

Entonces miremos lo de renta. Estamos de acuerdo que hay que disminuirlo. Yo creo que nos da credibilidad porque cuando aumentamos transitoriamente renta, que pasamos de 35 al 38,5, hubo muchas voces en el país que nos dijeron: eso es mentira. Para hacer ese aumento lo proponen como transitorio y después lo convierten en indefinido. Yo creo que eso nos da credibilidad y nos da competitividad.

Muy difícil cuando Centroamérica, después de su TLC con Estados Unidos quiere llegar a tarifas de renta muy bajas, nosotros perderíamos mucha competitividad con tener una tarifa de renta alta. Y no nos dé miedo. Mire: insistamos en esta legislatura, aquí en el Congreso y ante la opinión pública, que esas tarifas de renta altas y esas tarifas altas de patrimonio lo que afectan es el empleo. Lo que afectan es el monto de salarios, lo que afectan es la inversión.

Hoy la gran pelea en Alemania es a ver cómo rebajan tarifas de renta y de patrimonio para poder fortalecer el empleo, para poder fortalecer la inversión, para poder mejorar salarios.

Una sociedad con altos impuestos de renta, con altos impuestos patrimoniales, es una sociedad que compensa eso frenando salarios, que compensa eso marchitando empleo, que compensa eso perdiendo competitividad. No nos dé miedo.

El comentario respetuoso que quiero hacer es lo siguiente: si nosotros vamos a estimular el crecimiento de la economía, no podemos dar el mismo tratamiento en la reducción de la tarifa de renta a los que crezcan que a los que no crezcan. Ese es el comentario. Miren: el presidente Reagan empezó la época de la disminución de tarifas, y nosotros aprobamos en el año 86 una reforma, yo estaba en este Senado de la República, de disminución de tarifas.

¿ Que probó eso? Probó lo siguiente: en efecto, cuando se disminuyen tarifas se aumenta el recaudo. ¿Se aumenta la inversión? No necesariamente. ¿Dura mucho en el tiempo el aumento del recaudo? No necesariamente.

Entonces, ¿qué se indica? Y lo ha probado este Gobierno con los estímulos de los últimos años: que no solamente haya disminución de tarifas, sino una tarifa diferencial para estimular la inversión.

Porque si hay una tarifa diferencial para estimular inversión y crece la inversión, eso sí garantiza que a través del crecimiento a la inversión en un período de tiempo largo, se mantenga también en un horizonte de largo plazo el aumento de recaudo.

El aumento de recaudo no necesita sólo reducción de tarifas, sino un horizonte sostenido de aumento de inversión. Por eso mi sugerencia es que al rebajar la tarifa, creemos ese sistema diferencial.

Entonces ahí vienen unos temas que ha venido discutiendo el Ministro con las diferentes bancadas, con los sectores académicos. Por ejemplo, la deducción del 30 por ciento. Siquiera la introdujimos.

Qué tal que la reforma tributaria del 2003, que aumentó patrimonio, renta, no hubiera introducido la deducción del 30 por ciento a las inversiones, a las nuevas inversiones generadoras de renta. Y había mucho miedo. Yo recuerdo mis viceministras de Hacienda con la cabeza con las manos en la cabeza diciendo: “por Dios, el recaudo”. Se ha aumentado.

No se necesita ser muy sabio para hacer unas cuentas de tasa de retorno. La verdad es que las deducciones bien orientadas, los estímulos bien orientados, que de verdad estimulen inversión, que no sea para que la gente lleve la plata al ocio, sino para que la gente lleve el dinero a la inversión, eso le trae, así se da, le trae una tasa de retorno elevadísima al Gobierno. Se dan unos estímulos y viene una tasa de retorno muy elevada, que se traduce en incremento de recaudos.

Miren lo que ha pasado en los últimos años. La inversión ha pasado, la inversión privada ha pasado del 7 por ciento del PIB al 15. La inversión total del 14 por ciento del PIB, al 21 - 23 y los recaudos ha aumentado. Han aumentado el primer año 12 - 14 nominal. El segundo año de Gobierno el 18. ¿El año pasado aumentaron cuánto, Alberto? 19. O sea que eso es muy sano, muy sano hacerlo.

Aquí hay unos temas que yo rogaría que los equipos técnicos de Cambio Radical, los compañeros de las otras fuerzas de la bancada y del Ministro de Hacienda y su equipo, lo miren. Yo no me quiero referir a eso. Es lo siguiente:

El Ministro ha propuesto la depreciación del ciento por ciento a la inversión el primer año. Y me ha dicho: ese es un estímulo revolucionario. Que le ayuda no solamente a las viejas empresas sino a las que nacen, porque la verdad es que la deducción del 30 por ciento, que ha sido muy buena, tiene una limitante: le ayuda a las empresas que viene operando pero no a las que nacen. Porque las que nacen no tiene de dónde deducir. En cambio la vieja tiene unas utilidades que generó en el período fiscal anterior, contra las cuales puede deducir el 30 por ciento de la inversión hecha. La nueva no tiene ese balance de atrás.

Lo que dice el Ministro es que esta deducción, esta posibilidad de depreciar el ciento por ciento el primer año, le ayuda mucho a las empresas nuevas.

Yo le he hecho esta pregunta al Ministro: Ministro, pensemos en los hoteles, en los cultivos de tardío rendimiento, que quedaron con exenciones definidas en el tiempo por este Gobierno. Entonces yo le he dicho lo siguiente: primero, los que ya se hayan acogido a eso, hay que respetar. El Ministro de Agricultura no le puede decir a quienes sembraron palma, acogiéndose a esa exención transitoria, que se les va a quitar esa exención. Ni el viceministro de Turismo, el doctor Rueda, le puede decir, Viceministro designado de Turismo, el doctor Rueda, no les puede decir a los hoteleros, hoy que se están construyendo 49 hoteles en el país, que les va a quitar esa exención. Eso no se les puede decir.

Entonces lo primero es: a quienes ya se hayan acogido, eso no se les puede afectar.

Lo segundo: doctor Germán, doctora Claudia, en la filosofía estamos de acuerdo. Yo rogaría es que los equipos técnicos de Cambio, el señor Ministro y su equipo miren si esa depreciación del ciento por ciento, que propone el Ministro, compensa plenamente esas exenciones que se quitarían.

É l me hizo esta cuenta, me la grabé en la mente, me la grabé en la mente: la deducción, como la presenta él, para depreciar el primer año, permite recuperar toda la inversión. Chequéenlo. Me hizo esta cuenta: Si nace una empresita que invierte 100, y genera el primer año utilidades, primero tendría derecho a depreciar 100 el primer año. Si tuvo utilidades de 20, no pudo depreciar sino 20, le queda un crédito fiscal contra el Gobierno y en favor de la empresita naciente de 80 Y me dice el Ministro: contra las sucesivas utilidades de los siguientes años fiscales puede depreciar hasta que se pague el 100 por ciento de la inversión.

Al revés: si esa empresita que invirtió 100, genera utilidades por 120, entonces primero deprecia los 100 invertidos, no va a pagar impuestos sobre los 120 de utilidades, sino sobre los 20, que son el remanente de utilidades después de haber depreciado el 100 por ciento de la inversión.

A mí eso me ha parecido muy bueno para esta filosofía de estimular el crecimiento, y de no darle el mismo tratamiento a quien crece que a quien no crece. A quien hay que estimular es al que crece, porque es que le agrega empleo y valor a la economía.

Chequeen eso en los equipos técnicos”.

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