Palabras del Presidente ante los Profesionales Oficiales de la Reserva
URIBE PIDE A RESERVISTAS AYUDARLE AL PROGRAMA DE DESMOVILIZACIÓN
Bogotá, 13 oct (CNE). El Presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, destacó el hecho de que el Cuerpo de Oficiales de la Reserva tenga interés en el tema de la desmovilización, programa que avanza pero que tiene que superar varios retos, tarea en la cual es crucial la ayuda de los reservistas de Colombia.
El Jefe de Estado pronunció las siguientes palabras durante el Encuentro Nacional de Profesionales Oficiales de la Reserva:
"Me emociona mucho esta reunión. Nos compromete más y más con Colombia. Este lunes festivo de la Raza ha sido grato. He tenido hoy muchas satisfacciones. Encontrarme en el Sur de Bolívar con una población y unos alcaldes dispuestos a derrotar a los terroristas y a acompañar las fuerzas institucionales de la Nación y unos programas sociales que avanzan allí eficazmente para contribuir a la derrota de la droga. Y ahora entro a este histórico salón del Club Militar y encuentro esta pléyade de compatriotas que tantas ilusiones generan.
Hace algunos meses, un analista internacional me decía: 'Presidente, ¿pero qué va a hacer usted? Si Colombia está por un despeñadero y va quedar en manos del terrorismo y el narcotráfico'. Ojalá ese analista viera esta reunión, el ambiente que se respira en la Patria, para que se dé cuenta de una Nación que todavía tiene que llorar hechos luctuosos, pero, como dijeron los bogotanos que se volcaron a las calles después del carrobomba del Nogal, 'nunca se rinde'.
La presencia de ustedes hoy en Bogota y la presencia permanente en todas las ciudades de Colombia, dan una señal inequívoca: Colombia está en camino de su plena recuperación institucional, de recobrar en su exacta dimensión el sentido del orden. Ahora los que van por el despeñadero, por el abismo de su destrucción, son el terrorismo apoyado en el narcotráfico.
Agradezco a la señora Ministra su sensibilidad y su buen juicio para escucharlos y acoger sus inquietudes, y a los Altos Mandos toda, toda la disposición de absorber inquietudes provenientes de ustedes para ampliar y mejorar su tarea.
El señor Presidente del Senado, comprometido en la tarea de la recuperación institucional, nos estaba comentando a la señora Ministra y a mí sobre tres proyectos. Un proyecto para que la reglamentación en el uso de las armas, en la tenencia y en el porte de las armas, sea una reglamentación para desarmar el terrorismo y a sus secuaces, pero no para dejar a la Reserva con las manos cruzadas. Lo apoyamos plenamente. Ustedes han ganado el derecho de portar estos uniformes y ese derecho los habilita para también asumir la bella responsabilidad de portar las armas de la República.
Me ha comentado el señor Presidente del Senado y la señora Ministra sobre el proyecto para que se permita el ascenso a quienes están cautivos por el terrorismo, proyecto que no debería discutirse. Darle aprobación con la rapidez con que se pueda.
Y el tercero, para establecer con claridad el fuero disciplinario. Tema de gran importancia. En las circunstancias de la Colombia de hoy vuelve a cobrar plena vigencia. La Fuerza Pública de mi Patria ha sido abnegada, siempre sometida al imperio de la Constitución y de la Ley, obediente de los gobiernos civiles, sumisa ante los resultados de la democracia. Jamás hemos visto a la Fuerza Pública manipulando, frustrando, determinando la democracia, pero siempre la hemos visto defendiendo la democracia.
Hasta hace poco, una Nación vecina dedicaba la mitad de sus recursos de regalías para gastos de reserva de la Fuerza Pública. Colombia jamás ha visto estas prerrogativas.
Nuestra Fuerza Pública ha estado siempre con los libros sobre la mesa, sometida al escrutinio de los jueces, de la opinión nacional e internacional.
Conocemos ejércitos en países vecinos, que se dieron toda clase de licencias para desconocer los derechos humanos, con el pretexto de derrotar el terrorismo. Poco dijo el mundo sobre ellos. Por épocas los aplaudieron con frenesí.
Todo lo opuesto ha sucedido acá. Mientras aquellos enfrentaron unas guerrillas ideológicas, mendicantes, que vivían por el entusiasmo de sus convicciones y solamente disponían de recursos pecuniarios que les llegaban como donaciones del extranjero, el Ejército y la Fuerza Pública de nuestra Patria han tenido que enfrentar el más temible terrorismo de que da cuenta el mundo contemporáneo.
Las cifras son elocuentes. Aquí llegamos a tener cerca de 40 mil terroristas. Los del IRA se contaron en pocas decenas y en los dedos de la mano los terroristas del País Vasco, los terroristas de la ETA española.
Mientras las otras guerrillas latinoamericanas procedieron llenas de ideología, lo que les ha permitido, por ejemplo, ser una opción política en El Salvador y en la misma Nicaragua, la nuestra hace años degeneró en puro terrorismo.
Es multimillonaria por la droga. No tiene ningún límite. Es una combinación de la soberbia del dinero mal habido y de la presunción anímica de tener poder militar. La más tenebrosa es la nuestra.
Y ha sido éste el Ejército más criticado en el mundo en su deber de enfrentarla. Pero nos honra este recorrido de la Fuerza Pública de la Patria. Por eso defendemos la Fuerza Pública de la Patria ante propios y extraños, en cualquier esquina, en cualquier auditorio.
Esta es un Fuerza Pública abnegada, enfrentada a un desafío: derrotar el terrorismo limpiamente, para que quienes encarnan las instituciones de la República puedan mirar con la conciencia tranquila, a la frente y a los ojos de los observadores del mundo, y expresar que en Colombia estamos derrotando el terrorismo y lo estamos haciendo transparentemente.
Cuando así se procede, cuando ese es el designio de la tropa, cuando no se vacila en castigar a aquel que viole los preceptos jurídicos, morales y éticos de las Fuerzas, entonces hay merecimientos para hacer clarificaciones.
Esta bien que la legislación internacional por nosotros adoptada, los cambios introducidos al Código Penal Militar, exijan todo el rigor procesal para examinar, enjuiciar y calificar conductas delictuales de la Fuerza Pública.
No nos hemos opuesto a ello. El país permanentemente ha actualizado su legislación. Está bien, y lo hemos aceptado desde hace rato, que la justicia ordinaria juzgue violaciones a los derechos humanos por parte de la Fuerza Pública. Que esté siempre presente la Procuraduría. Pero aquello que sí debe aclararse en la ley, es que la parte operativa la maneja la Fuerza Pública. Es que la parte operativa la estudia la Fuerza Pública en sus escuelas, la practica en el campo, de acuerdo con los resultados reexamina la teoría antes de aplicarla de nuevo, y son los propios comandantes y sus instituciones especiales los únicos con competencia para definir si los operativos, desde el punto de vista estratégico y táctico, han sido acertados o desacertados.
Por eso, con el clima de respeto que debo crear para que haya armonía entre todas las instituciones, nos proponemos hablar constructiva y patrióticamente con el señor Procurador para pedirle un reexamen de decisiones en esta materia. No nos oponemos a que la Procuraduría opine. Pero en materia operativa, la decisión final la tienen que tomar los tribunales operativos de la Fuerza Pública.
Y eso debe quedar absolutamente claro en la ley colombiana. Aquí la Fuerza ha aceptado que la legislación se actualice, para someter las conductas de sus integrantes, violatorias de derechos humanos, a la jurisdicción ordinaria.
También el país y todas las instituciones tienen que entender el justo reclamo de la Fuerza para que las definiciones en materia táctica y estratégica correspondan de manera exclusiva a sus jerarquías.
El segundo tema es cómo vamos a mejorar la reserva. Qué bueno ver esta abultada y calificada reunión, pero queremos que sean tantos en Colombia que todavía no se haya construido el salón que los albergue.
Necesitamos, señora Ministra y muy distinguidos comandantes, darle un gran impulso a la reserva. Multiplicarla por un número grande. Cuánto me gusta haber escuchado los objetivos que nos ha propuesto el señor mayor Segura. Neutralizar la guerra política. Lo sabemos, pero ahora no me voy a dejar tentar del diablillo de la fogosidad, porque todo lo dicho frente a algunas instituciones está dicho.
El segundo objetivo: cerrar filas para la política de Seguridad Democrática. Qué bueno. El señor Embajador de los Estados Unidos nos acompañó hoy a Santa Rosa.
Yo le decía: Embajador, ¿conoce usted un país en el mundo que, sufriendo este desafío terrorista, permita el ejercicio de las libertades políticas que hoy se practican en Colombia? Dígame qué país en el mundo, enfrentando 40 mil terroristas, permite que a toda hora, en la televisión, en las emisoras, en la prensa, salga propaganda contra el Gobierno y sus propuestas, en muchas ocasiones desfigurando la verdad.
Le dije: Embajador, y yo agrego que a mí eso no me incomoda porque a mí lo que me gusta es el permanente debate democrático, porque Colombia necesita derrotar el terrorismo y meterle infusiones de vapor al debate democrático constructivo.
Le decía: "A ver, Embajador, pregúntele a los candidatos de la oposición si hay alguno que pueda levantar la mano y decir que no está recibiendo la protección diligente de la Fuerza Pública".
Eso honra a Colombia. Eso solamente. Solamente eso justifica esta política de Seguridad Democrática, que es para todos los colombianos, excepción hecha del terrorismo, porque es contra ellos.
Qué bueno, mayor Segura, que el tercer objetivo de ustedes sea apoyar a los soldados campesinos. Expandir esa acción. Tenemos, entre infantes y soldados, 439 municipios, pero los reclaman en toda la Patria.
Viene una preocupación en la cual ustedes nos tienen que ayudar: cuando un muchacho, soldado o infante campesino, termine su período, no puede cesar en sus obligaciones con Colombia.
Tenemos que prepararlos para que puedan entrar a las universidades, para que puedan estudiar en la Policía o en otra institución de la Fuerza Pública, para que, en el peor de los casos, se conviertan en tecnólogos, para darles todas las oportunidades a través del Sena y para que sigan dirigiendo en sus pueblos la organización ciudadana de informantes en apoyo activo a la Fuerza Pública.
Que no se nos vayan venciendo los períodos de permanencia de estos muchachos en la Fuerza sin desarrollar este programa mínimo. Y en eso, la tarea de ustedes es muy importante.
Sugeriría a la señora Ministra, al señor general Mora y a los Altos Mandos, que se organizara un grupo de la reserva, que sea el grupo tutor de los soldados campesinos en tales municipios, otro grupo tutor de los soldados campesinos en tal otro municipio.
Que ese grupo tutor esté supervisándolos, aconsejándoles, ayudándoles y ayudándonos a bosquejarles el futuro. Que, dentro de poco, podamos reunirnos y saber que los infantes campesinos de los Montes de María tienen a estos oficiales y suboficiales de la reserva como tutores.
Que los de Cundinamarca tienen este grupo de tutores, que los del sur de Bolívar tienen este grupo de tutores y, para no diluir la responsabilidad, que cada grupo tenga un oficial de la reserva comandante para garantizar los resultados de ese grupo.
Qué bueno la sincera preocupación de ustedes por la desmovilización. Nosotros queremos derrotar el terrorismo y hay que hacerlo, a las buenas o a las malas.
La decisión es total, no tiene reversa: una Patria sin terroristas, a las buenas o a las malas. Todos los que quieran rectificar son bienvenidos. Así como los tenemos que combatir con toda la determinación mientras persistan en sus acciones contra la Nación, también los tenemos que acoger con toda la generosidad cuando rectifiquen.
La señora Ministra tiene la expectativa de que terminaremos el año mínimo con 3.000 desmovilizados. Hasta hace dos semanas llevábamos 2.300. Cuando el M-19 se desmovilizó, no se desmovilizaron más de 800 hombres en armas. Esto indica el tamaño del programa de desmovilización. Y me gusta coincidir con ustedes en la apreciación de que hay que apoyar a estos compatriotas.
Hay una diferencia. Nosotros, por ejemplo, estamos derrotando el terrorismo por responsabilidades con Colombia y no por vanidades de poder. Cuando esta tarea de adelanta con responsabilidad patriótica, hay firmeza para combatirlos y corazón para albergarlos. Lejos de nosotros está el destello de vanidad de querer mostrar a estos compatriotas en piyamas de rayas, en cárceles subterráneas y detrás de las vallas. No. Los que rectifiquen, que sean acogidos generosamente por el pleno de los ciudadanos de Colombia.
¿Cómo nos pueden ayudar ustedes en esta tarea? Esa tarea es difícil. La señora Ministra y el Ministro del Interior han hecho un gran esfuerzo, pero todos los días hay un problema, y va a haber más.
Es que imagínense ustedes hoy albergar 2.300. Y apenas eso vaya creciendo. Entonces es una tarea muy difícil. Un tarea difícil en el albergue, difícil muchas veces en la atención de salud, difícil porque muchos llegan con la señora, con hijitos, porque muchas mujeres se ha reinsertado en estado de embarazo, difícil porque hay que tener mucha paciencia para poder rehabilitarlos sicológicamente, difícil porque hay que inducirlos a que estudien y hay que abrirles las posibilidades, y difícil porque hay que estabilizarlos en un oficio noble, en un trabajo productivo.
Qué bueno que grupos de ustedes nos acompañen organizadamente en esa tarea. Y qué bueno que ustedes impulsen las redes de informantes. Necesitamos en toda Colombia. Necesitamos hacerlo, y la tarea de ustedes es bien importante.