Mistral
y Walt Whitman), algunos temas religiosos (Virgen,
Cabeza del Bautista, Ascensión, Mano de Dios
y Anunciación), algunos temas mitológicos (Tritón
y Venus) y La muchacha en la ventana. Aunque
en las cabezas se reconocen los personajes,
estas esculturas son básicamente abstractas
por ser ante todo formas esenciales, alejadas
de los pormenores. Entre
fines de 1948 y 1950, Negret realizó su primer
viaje a Nueva York. Allí, a más de algunas
cerámicas biomórficas, realizó sus primeras
construcciones. Entre ellas se destacan El
nido y Rostro de Cristo, ambas de 1950. En
una y otra, la lámina de metal y el alambre
aluden a los temas sin ninguna proclividad
naturalista.
En 1949
Negret había realizado otra escultura en metal:
Vaso con una flor, un dibujo hecho en varilla
de hierro que no sólo representa el tema sino
delimita el espacio real. Luego de una breve
temporada en Colombia, Negret viajó a Europa;
vivió en París, Barcelona, Madrid, Mallorca
y St. Germain-en-Laye, entre 1950 y 1955. Inicialmente
siguió trabajando yesos. En estas nuevas esculturas
la abstracción predomina sobre cualquier alusión
figurativa, tal como lo corroboran los propios
títulos de las obras: Dirección sur, Homenaje
a Gaudí, Columna conmemorativa de una masacre,
etc. Luego de ver en París la retrospectiva
póstuma de Julio González en 1953, Negret pasó
a utilizar el hierro.
Estas
construcciones realizadas en Palma de Mallorca,
entre 1953 y 1954, ya sugieren aparatos o máquinas.
A fines de 1955 y hasta 1963 Negret se instaló
en Nueva York. Durante estos años ejecutó la
serie denominada Aparatos mágicos .[ver tomo
6, p. 126], en la que, por primera vez, empleó
el aluminio (que desde entonces será su material
exclusivo) y luego de intentar unir las diferentes
piezas con dobleces se decidió por la utilización
de tuercas y tornillos. La serie se caracteriza
por el empleo de elementos geométricos y por
el rigor compositivo; también por el color:
las construcciones están pintadas de negro,
blanco, rojo y azul.
Luego
de quince años de ausencia, Negret regresó
al país en 1963, y desde entonces ha vivido
en Bogotá (donde ya había expuesto en 1958
y 1962), con un corto intervalo en Cali entre
1968 y 1971. En 1963 participó en el XV Salón
de Aristas Colombianos y ganó el primer premio
en Escultura, con Vigilante celeste. En 1967
volvió a obtener el primer premio en el XIX
Salón Nacional, con Cabo Kennedy.
A partir
de los primeros años sesenta, las esculturas
de Negret encuentran un elemento nuevo: El
espacio interior que surge de la lámina de
aluminio doblada y enfrentada a otra similar.
El vacío, que ya había trabajado en Cabeza
del Bautista, se convierte en un elemento importante
en sus primeros Navegantes, y durante mucho
tiempo estará presente en su producción.
El espacio
interior da volumen a la construcción y, sobre
todo, enriquece la composición que se convierte
en un contraste permanente de formas metálicas
y de formas espaciales, limitadas por el aluminio
doblado. En estos mismos Navegantes se afianza
la presencia de elementos repetidos, verdaderos
módulos que ya habían hecho su aparición en
las primeras construcciones de Mallorca.
Dos ripos
de esculturas predominaron en la producción
de Negret desde los primeros años sesenta:
los Navegantes, siempre flotantes, con pocos
puntos de apoyo, y los Puentes, siempre extendidos
entre dos puntos, firmes y bien sostenidos.
Luego aparecieron las series Cabo Kennedy,
Géminis, Acoplamientos y, simultáneamente,
las Torres, Edificios, Templos, Columnas y
Escaleras, entre otras construcciones.
Negret
nunca ha puesto sus títulos arbitrariamente,
siempre ha acertado en esas denominaciones,
que tienen algo en común: todas se refieren
al mundo de las construcciones, ese mundo extraordinario
que, a lo largo del siglo y gracias a la tecnología,
ha realizado los aparatos más prodigiosos de
navegación aérea en la atmósfera y el espacio
abierto, los puentes, las estructuras y los
edificios más grandes y sorprendentes de la
historia de la humanidad.
Pero sus
construcciones no sólo aluden a esas obras
de la ingeniería y la arquitectura contemporáneas,
son obras de arte, creaciones escultóricas
con leyes propias que traducen un mundo material
en formas completamente inventadas. La serie
de Los Andes inicia una nueva etapa en la producción
de Negret. A primera vista, la morfología no
es demasiado diferente de las composiciones
precedentes; sin embargo, estas esculturas
recuerdan el poderío de nuestras montañas,
su concatenación, su apariencia similar, sus
picos y sus depresiones profundas.
Las metamorfosis
de 1981 tienen una novedad que poco a poco
se irá enfatizando: los planos que se articulan
entre sí sin recurrir a los enfrentamientos
con otros para crear espacios internos, y si
esto último ocurre, el vacío no es tan importante
como sucedía en la mayoría de las esculturas
anteriores.
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