Una gran labor en la Policía Judicial y de Investigación, en la Contraguerrilla, en las tareas Antinarcóticos, en el método de investigación criminal. Instructor de unidades especializadas de investigación, especializado en Alta Gerencia.
Ha tenido a su cargo la organización de la Unidad Especializada de Investigación, la restructuración de la Dirección de Talento Humano, la potenciación del modelo de gestión humana, fundamentado en competencias.
Ha liderado operaciones de significativa relevancia contra el narcotráfico: la judicialización de los narcotraficantes, la captura, la extradición, las incautaciones de bienes para extinción e dominio.
Nos sentimos muy honrados de que este servidor de la Patria sea hoy el brigadier general Jorge Hernando Nieto Rojas.
Asciende a brigadier general el coronel Francisco Patiño Fonseca, Director de Antinarcóticos de la Policía, piloto policial. Ha corrido todos los riesgos para enfrentar de la manera más severa al narcotráfico y a las Farc.
Nació en Bogotá. Sus padres: Pedro Antonio Patiño, y doña María Fonseca. Su esposa: Oflainer Sandoval Beltrán. Sus hijitos: Laura Katherine y Sebastián Francisco.
Ingresó a esta Escuela en 1981, Administrador de Empresas de la Universidad Cooperativa. Ha estudiado Pedagogía y Vigilancia, Pedagogía Didáctica en la Escuela General Santander, Granadero en la Escuela Gabriel González, Curso de Piloto Autónomo.
Ha estudiado seguridad internacional de vuelos, sistemas de información, procedimientos de vuelo por instrumentos, entrenamientos de tierra y aire.
Ha estudiado inglés intensivo, e hizo el Curso Monográfico en el Instituto Universitario de Madrid. Cincuenta y ocho condecoraciones y 133 felicitaciones.
Nos honra mucho imponer el primer Sol, como brigadier general, al gran servidor de la Patria: general Francisco Patiño Fonseca.
Asciende a brigadier general el hasta hoy coronel Yesid Vásquez Prada. Alumno del Curso Integral de Defensa. Premiado por la humildad, la honestidad, la rectitud y la vocación de servicio.
Nacido en Flandes, nuestro Tolima. Su padre, don Leonel Vázquez, su madre, doña Ana Silvia Prada. Casado con doña Otilia Codina Vélez. Sus hijitos: Andrés Yesid y Daniela Andrea.
Ingreso a esta Escuela en 1980. Administrador de Empresas de la Universidad Cooperativa. Ha recibido diplomados en Alta Gerencia, Administración del Recurso Humano, Resolución de Conflictos, Seguridad y Convivencia, en la Universidad de los Andes.
Especializado en Seguridad Integral, en el Programa de Desarrollo Gerencial, en el Alma Mater de la Policía Nacional, y en el Aden Business School.
En 1993 comandó el contingente de policías que conformaron el grupo de Observadores Policiales de las Naciones Unidas en El Salvador, durante 18 meses. Uno de los más sobresalientes policías de todos los que participaron en el proceso de la hermana república salvadoreña.
Nos honra mucho imponer hoy el primer Sol, que es la insignia de brigadier general, a ese gran servidor de la Patria, hoy general Yesid Vásquez Prada.
Primera mujer colombiana general de la Policía
Nos reunimos en medio del alborozo de las mujeres colombianas, del respeto de todos los ciudadanos por las condiciones de la mujer de la Patria, para producir un hecho trascendental en la vida de nuestras fuerzas.
Hoy se impone el primer Sol a la primera mujer de Colombia que asciende al grado de brigadier general.
Desde esta mañana, Colombia tiene una mujer general: Luz Marina Bustos Castañeda, de la Dirección Administrativa y Financiera de la Policía.
Nació en Paime (Cundinamarca). Saludamos a su señora madre, doña Alba María Castañeda viuda de Bustos, que su padre nos ayude desde el cielo.
La general Luz Marina es casada con el coronel de la reserva Rafael Cepeda Granados. Sus hijitos son Julián David, Rafael Ricardo y Oscar Iván.
Ingresó en 1981 a la Escuela de Cadetes General Santander. Estudió Derecho en la Universidad Católica de Colombia. Especializada en Derecho Administrativo en la Universidad Santo Tomás, en Derecho Penal y Ciencias Forenses en la Universidad Católica, y en Seguridad Integral.
Comandante del Centro de Instrucción Femenino, Comandante de la Sección Escuela Nacional de Carabineros y Metropolitana de Bogotá, Subcomandante de la Estación Metropolitana de Bogotá, Comandante de Estación.
De la Inspección General, sustanciador y coordinadora de negocios judiciales; asesora jurídica de vigilancia privada del Ministerio de Defensa; Superintendente delegada para la inspección y control de vigilancia; jefe de sustanciación disciplinaria y Justicia Penal Militar.
Comandante de Estación de Policía Metropolitana; oficina asesora de la Inspección General; coordinadora de Justicia Penal Militar y Disciplinaria de la Subdirección General (de la Policía); jefe de asesoría jurídica y de asesoría en gestión institucional; integrante del grupo investigativo.
Directora de la Escuela de estudios Superiores de la Policía, del Fondo Rotatorio de la Policía, de la Dirección de Sanidad. Ocho menciones honoríficas, 10 condecoraciones.
La Patria se llena de alborozo, al decirle hoy al mundo que una mujer va abriendo el camino para que las mujeres de la Patria tengan la gran responsabilidad de generales de la República.
¡Que antecedentes tan bellos!
Ahora que nos aproximamos a conmemorar el Bicentenario de la Independencia, que en Tame y en Pore el 20 de julio tendremos el epicentro del Gran Concierto Nacional, que todos los municipios colombianos se vincularán a él, que nuestras fuerzas iniciarán desde allí, del fin de la llanura, del piedemonte, una representación de aquel Ejército Libertador, que ascenderán a Pisba, que llegarán al Pantano de Vargas y al Puente de Boyacá, y que día a día habrá una filmación de la televisión sobre esa representación, para llevarla especialmente a las escuelas y producir una gran reflexión sobre aquella tarea de epopeya, de aquel Ejército de descamisados, tendremos la oportunidad de recordar a nuestras heroínas: Rosa Zárate de Peña, Mercedes Ábrego de Reyes, Carlota Armero, Antonia Santos, Policarpa Salavarrieta, los antecedentes fundacionales de la Nación, de la mujer en las Fuerzas Armadas.
Hoy, teniéndolas a todas ellas como referencia, imponemos las insignias de brigadier general a Luz Marina Bustos.
El General Rojas Pinilla, como Presidente de la República, reconoció la igualdad de los derechos de la mujer: el plebiscito, el proceso eleccionario de 1958 que dio lugar al Frente Nacional, perfeccionó estos avances para los cuales se había demorado la Nación entera.
En 1953, con la Resolución 3135, se dio vida al cuerpo de policía femenino que incorporó un grupo de 47 damas bajo el mandato de María Eugenia Rojas, madre de nuestro Alcalde de Bogotá. A esas 47 damas se les otorgó el grado de tenientes. Prestaron su servicio por 3 años.
En 1977, durante la dirección del mayor general Luis Humberto Valderrama Núñez, ingresó el primer curso de policía femenina a la Escuela General Santander, con 12 profesionales oficiales del cuerpo administrativo.
En 1979 egresó de la Escuela de Suboficiales Gonzalo Jiménez de Quesada, como cabo segundo, la señorita Martha Beltrán Guerrero, primera mujer que alcanzó el grado de sargento en el 2001. De la misma promoción fue la señora cabo segundo, María Eugenia Galeano Quintero, primera mujer con grado de comisario, máxima jerarquía del escalafón del nivel ejecutivo.
En 1980, durante la dirección del mayor general Pablo Rosas Guarín, ingresó el primer curso de oficiales femenino en el ramo de vigilancia. Fueron elegidas 13, siete de ellas se graduaron como subtenientes. Una de las graduandas de la época fue la hoy general de la República Luz Marina Bustos Castañeda.
Nos honra mucho la participación de la mujer en nuestras Fuerzas.
La mujer colombiana es sobresaliente en la Patria y en el mundo entero. ´
La mujer colombiana tiene una gran capacidad de atender todos los deberes. Aplaudimos cómo la mujer colombiana se levanta a las 3:30 de la mañana, prepara el desayuno para el esposo y los hijos, envía el uno al trabajo, a los otros al estudio.
En el caso de la Policía, la mujer colombiana después de haber cumplido esas tareas, a las 7:00 de la mañana está en sus tareas policivas, de orden público. Trabaja intensa, abnegadamente todo el día, con ese sello de dedicación que impone la mujer a sus oficios, especialmente a estos que tienen que ver con los intereses generales de la Patria.
Y en la noche acude sin quejas, sin mostrar señales de fatiga, nuevamente a atender los deberes del hogar.
La mujer colombiana es de una capacidad de trabajo encomiable. La mujer colombiana no se queja, la mujer colombiana no tiene noción de la madrugada ni de las horas tardes de la noche. La mujer colombiana es polifacética: brilla en el estudio que en trabajo, que en las labores más elementales, que en los temas más delicados.
La mujer colombiana es definitiva para que el país rescate toda la seguridad. En la mujer se da esa combinación de la iniciativa de la agresividad como Policía o como integrante de la Fuerzas Armadas, para derrotar a los delincuentes, y simultáneamente, ese gran sentido, ese gran compromiso con la transparencia, con la observancia de los derechos humanos.
Nos sentimos muy orgullosos de que las mujeres de la Patria tengan hoy esta gran responsabilidad. Nos da mucha tranquilidad.
En el camino de eficacia, de transparencia total de las Fuerzas Armadas de Colombia, éste es un paso más en la dirección correcta.
Qué honor para los tres generales: Francisco Patiño Fonseca, Yesid Vásquez Prada y Jorge Hernando Nieto Rojas, recibir hoy el primer Sol en compañía de la también brigadier general, Luz Marina Bustos.
¡Qué honor para Colombia!
Muchos preguntarán extrañados: y Colombia, en esta batalla tan grande contra narcoterrorismo, por la recuperación de la seguridad, enfrentando uno de los desafíos terroristas más serios del mundo, ¿asciende a general de la República a una mujer? Muchos preguntarán con extrañeza, y nosotros decimos: justamente por eso lo hacemos, por nuestra confianza en las virtudes de la mujer colombiana para enfrentar con éxito los más severos desafíos.
Avance de la política de seguridad
Hemos avanzado en esta política de seguridad, hemos avanzado en la disminución del delito y en aquello fundamental para la democracia.
La palabra ‘paramilitar’ debe ir desapareciendo del vocabulario cotidiano de los colombianos, como quiera que hemos desmontado el paramilitarismo. Hemos recuperado el monopolio de las Fuerzas Armadas para combatir a los criminales.
La palabra ‘paramilitar’ se utilizó para designar bandas privadas criminales cuyo propósito era combatir a la guerrilla. Hemos recuperado ese monopolio del Estado, que nunca se debió perder: el monopolio para combatir a los criminales.
Hemos avanzado. En muchas regiones de Colombia la justicia había sido desplazada, reemplazada por usurpadores terroristas.
Pleitos de familia, litigios entre vecinos, crímenes mayores y menores, en muchas regiones ya no pasaban al conocimiento de los fiscales y de los jueces, sino que eran asumidos abruptamente por los usurpadores de la justicia, por terroristas de las guerrillas y del paramilitarismo.
Hemos recuperado ese monopolio que nunca debimos perder.
Los colombianos denuncian, ya no sienten temor para denunciar, consideran útil la denuncia. Se ha acabado aquella tendencia peligrosa por la que avanzaban muchas regiones de Colombia. Los ciudadanos buscaban resolver el problema de seguridad por sus propios medios.
Se ha recuperado hoy ese valor colectivo, ese activo social: la confianza de los ciudadanos en sus fuerzas institucionales.
Las víctimas no reclamaban, lo encontraban inútil, les daba temor. Hoy tenemos registradas en este proceso más de 220 mil víctimas.
En este mes de junio el señor Ministro del Interior y de Justicia, doctor Fabio Valencia, en compañía del Ministro encargado de la Defensa, general Freddy Padilla, de los Altos Mandos, teniendo la presencia de la Comisión de Reparación, de la Fundación Víctimas Visibles y con una delegación de la Universidad Sergio Arboleda, entregará las primeras cantidades de reparación en su componente pecuniario a 12 mil, de las 220 mil víctimas de la Patria.
Estamos haciendo un enorme esfuerzo para avanzar en eso que yo llamaría ‘apenas el intento de reparación’, porque reparación total no hay. Pero esos esfuerzos frenan que germine cualquier semilla de venganza. Van labrando la trocha para la reconciliación definitiva en los corazones de los colombianos.
Hemos avanzado, nos falta. Todos los días tenemos que hacer ajustes, mejorar. Sabemos que las Fuerzas Armadas, nuestra Policía, conducida ejemplarmente por el general Óscar Naranjo Trujillo, ejemplarmente por su eficacia, ejemplarmente por su compromiso; eficazmente por su talento para producir el éxito, eficazmente por su transparencia.
Sabemos que la Policía no se estanca. Está todos los días en ese proceso ininterrumpido de mejoramiento, en una Patria donde no cabe el estancamiento, tampoco dar bandazos.
No nos podemos estancar: mejoramiento de todas las horas.
Tenemos que mantenernos en esa senda de la seguridad con valores democráticos. Ajustar sin echar para atrás lo logrado, mejorar la política de Seguridad Democrática sin abandonarla, sin abandonarla. Apenas empieza a arrojar resultados.
Por supuesto los colombianos todos lo días nos exigen más, y tienen razón. Cuando teníamos el sufrimiento de cuatro mil secuestros, un secuestro más se padecía en su familia, pero el colectivo lo sumaba, no lo resentía. Hoy, todo secuestro causa una gran consternación, una reacción de rabia.
Crímenes no deben tener justificación
Los colombianos pasábamos por las casas funerarias y veíamos las filas de ataúdes esperando las honras fúnebres, se sumaban los asesinatos, pero pasábamos de largo. Hoy se ha recuperado el capital social del asombro, del rechazo a todo crimen.
Cuando veo situaciones que tenemos que mejorar en el homicidio, como Medellín y Cali, insisto en una comparación:
Antes el desbordamiento del asesinato nos había llevado en el colectivo social, cuando sucedía un hecho de esta naturaleza, a buscarle justificación antes que rechazo: ‘Que asesinaron a fulano, es que era narcotraficante, es que debía un dinero, que lo asesinaron porque iban a asesinar a su compañero’.
Hoy eso tiene que quedar atrás. Es la hora de que en la conciencia y en la acción de todos los colombianos el respeto a la vida sea total, que en esta Patria el respeto a la vida sea por igual para los buenos que para los malos.
Que aquí lo que se dé sea rechazo absoluto al crimen, no calificación del crimen para aceptarlo implícitamente, cuando la víctima tiene alguna dudosa reputación. En ningún caso es aceptable.
Tenemos que seguir esta tarea de derrota del crimen haciendo esfuerzos nuevos todos los días, manteniendo la experiencia positiva acumulada en el proceso.
Los colombianos lloraban por los secuestrados, pero cuando había un nuevo secuestro simplemente toda la energía colectiva se orientaba a pedir que los liberaran, no a rechazar el hecho.
Ahora hay rabia con el secuestro del concejal de Garzón (Huila). Los colombianos celebramos aquel puente de noviembre de 2002, cuando iniciado el Gobierno las Fuerzas Armadas se volcaron a las carreteras, el país pudo abrir la puerta de su casa, salir a la calle.
Aquello parecía una película de ficción. La liberación del secuestro colectivo más grande de la historia, una nación secuestrada.
Hoy los colombianos tomamos el derecho a salir a la calle como algo natural.
Antes entendíamos que era muy importante que nos reconocieran ese derecho.
Hoy nuestra reflexión nos lleva a concluir que lo grave es que hubiéramos permitido que nos hubieran negado ese derecho. Por eso ya no admitimos un solo secuestro. Por eso el compromiso conducido por el Ministro encargado (de Defensa), general Fredy Padilla, para que por razones de honor, de responsabilidad con la Patria, se rescate al Concejal secuestrado en Garzón Huila. Allí están volcadas nuestras fuerzas, haciendo esa persecución en la selva hasta que lo rescatemos.
Y tenemos que ser autocríticos positivamente en el proceso de ajuste.
Garzón (Huila) nos tiene que llevar a reflexionar sobre algunos temas. Nos faltó coordinación entre las diferentes fuerzas, nos faltó coordinación entre la Policía y la comunidad, la Policía y el Concejo, entre los dos batallones allí destacados y el concejo, nos faltó coordinación entre los batallones, la Policía y la comunidad.
Otra reflexión: ¿cómo vamos a garantizar esa coordinación en todo el país? Y otra: ¿por qué no operó el Plan Candado?, que instruye cerrar una población cuando hay un secuestro.
Todo eso lo tenemos que repensar, porque nuestro deber es no estancarnos. En un país con tantas dificultades nadie puede vivir de un éxito de ayer.
Un éxito de ayer es una gloria pasada. Los ciudadanos lo aplauden, pero al despuntar el sol de cada día, los ciudadanos reclaman nuevos progresos.
Apreciados compatriotas, en una Nación flagelada como la nuestra, el pueblo no acepta que se viva de los éxitos de ayer, el pueblo exige que todos los días se acumulen victorias en la lucha por el bienestar de los colombianos. Seguiremos en ese proceso de mejorar.
Ayer en Cali, en un Consejo de Seguridad, reafirmábamos la necesidad de que no solamente los generales y los coroneles respondan ante la comunidad en esos consejos de seguridad, no solamente los jefes de división, los comandantes de brigada, de región de policía, de distrito de policía, sino que respondan todos los que están en el área operativa.
Hemos traído un caso que tenemos que repetir. Me decían los campesinos de Cimitarra (Santander): ‘Presidente, el año pasado cuando denunciamos la presencia de unos cultivos de narcotráfico en Cimitarra, las Fuerzas Armadas reaccionaron y los destruyeron, pero ahora hay unos nuevos viveros. Presidente ¿por qué no hace una cosa, por qué no le piden responsabilidad a quienes están allá en el área operativa, al teniente, al capitán, al mayor?’. Y lo vamos a hacer.
Hemos programado un Consejo de Seguridad en el norte del Valle del Cauca, para que asumamos en ese nivel responsabilidad ante la comunidad, y próximamente lo programaremos en el área de Cimitarra, en el departamento de Santander.
Todos los días tenemos que estar mirando cómo ajustamos para bien esta política (de Seguridad Democrática). No podemos permitir que la deroguen, pero tampoco la podemos estancar. Es nuestro deber mejorar, mejorar en todas las horas.
Problemática de menores en el crimen
Hay un problema inmenso, el problema de los menores. Antes, cuando había decenas de miles de compatriotas menores reclutados por la guerrilla y los paramilitares, el problema del sicariato a través de menores en las grandes ciudades no se sentía. Nos habíamos anestesiado y nos habíamos vendado, no resentíamos en nuestro corazón ese fenómeno, y parecía que tampoco lo veíamos.
Pudimos rescatar a los menores que estaban reclutados por el paramilitarismo, hemos disminuido sustancialmente el reclutamiento de menores por la guerrilla, y ahora sobresale como un problema que tenemos que enfrentar con toda la capacidad de resolverlo, la utilización de menores para los crímenes.
El hecho de Medellín esta semana: un niño de 11 años, otro de 16, cometieron un horrendo crimen. En el Consejo de Seguridad de Cali ayer, constatábamos nuevamente cómo muchos de los homicidios son cometidos por menores.
El país está haciendo un gran esfuerzo, estamos llegando a plena cobertura educativa en educación básica. Teníamos menos de un millón de estudiantes universitarios, hoy tenemos cerca de millón 600. Los maestros ya no se escogen por politiquería, se seleccionan por concurso. Se ha aprobado la nueva ley de Ciencia y Tecnología.
Hemos avanzado enormemente en el proceso de nutrición de nuestra infancia. Hoy el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (icbf) lidera la entrega de 14 millones 156 mil porciones alimentarias al día. Con el Ministerio de Educación avanza en aquello de la construcción de los hogares múltiples, los jardines infantiles, la escolarización de los menores de seis años, donde todavía tenemos una baja cobertura.
Estamos haciendo un gran esfuerzo para que el país se ponga al día en materia de conectividad. Esperamos que antes de agosto de 2010 el 80 por ciento de la matrícula oficial de Colombia tenga una conectividad con banda de buena capacidad.
El Sena hoy le enseña inglés a un millón de colombianos a través de internet gratuitamente, la mayoría de los profesores residen en San Andrés, nuestro archipiélago, donde nuestros compatriotas nacen con dos lenguas madres: nuestra bella lengua castellana y el inglés.
Esos son los esfuerzos concretos por nuestra juventud y tenemos que aumentarlos.
Por supuesto, hemos pedido a los nueve mil cogestores de Familias en Acción, que con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y también con el componente femenino de la Policía y la dirección de la señora General Luz Marina Bustos, desarrollen unos programas en el país, eficaces, para evitar que el niño sea utilizado en el sicariato.
Queremos adelantar, de inmediato, cuatro programas piloto. Uno en Florida (Valle del Cauca) otro en Candelaria (Valle del Cauca) otro en alguna de las comunas de Medellín y otro en Cali.
Y le pedimos al general Fredy Padilla, Comandante General de las Fuerzas Militares y Ministro encargado de la Defensa; al señor general Óscar Naranjo, Director de la Policía, para que el componente femenino de la Policía, encabezado por la señora general Luz Marina Bustos, asuma esta responsabilidad.
Tenemos tres millones de Familias en Acción. Un salto que creímos, no podíamos dar. Eran apenas 220 mil. Están recibiendo un subsidio para garantizar todo el ciclo escolar de sus hijos. Solamente una revolución educativa continuada permitirá que esta Patria supere la pobreza y construya equidad.
Esas Familias en Acción tienen que ser –desde ayer que lo definimos en Cali- el epicentro de la tarea para prevenir la incursión del menor en estas actividades criminales.
Familias en Acción, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, el componente femenino de la Policía. Y dentro de dos meses haremos las cuatro evaluaciones. Una de Candelaria, otra en Florida, otra en Cali y otra en Medellín.
Tenemos fe que allí se puede dar un avance concreto para esta nueva fase, que desligue al menor de las actividades criminales.
La distribución de narcóticos es un factor que en nuestra Patria ha facilitado enrolar a los niños en actividades criminales.
Me lo decían hace mucho años, aquí en Bosa, Bogotá: ‘Presidente, enviamos a nuestros niños al parque, los seduce un distribuidor de narcóticos, los invita a ganarse un dinero distribuyendo narcóticos y el niño que salió para una diversión sana en el parque, terminó vinculado a la criminalidad’.
Por fortuna el Congreso de la República ha aprobado, ya en tres debates, la Reforma Constitucional que penaliza nuevamente la dosis personal, que nos da herramientas para que, sin faltar al deber de rehabilitar al enfermo, el país pueda penalizar al distribuidor.
La dosis personal se convirtió en la licencia para la distribución impune del narcotráfico. La dosis personal se convirtió en el camino de inducción de los niños a la criminalidad.
Entonces le preguntábamos a la Policía de Cartagena: ¿Qué pasó con los 14 distribuidores de coca que capturaron y que estaban induciendo a los niños en la distribución de la droga? Y contesta: ‘Presidente, los jueces de garantía los pusieron en libertad, porque solamente se les halló una dosis personal’.
Son ocho debates. El proyecto esta aprobado en el tercero. Necesitamos la aprobación en los ocho y sabemos que el Congreso de la República le va a responder positivamente a Colombia, y tramitar con rapidez la Ley.
El país no se puede poner en contemplaciones teóricas con el narcoconsumo, cuando se queja hoy de la criminalidad a través de los niños, que han sido inducidos al crimen a través de la narcodistribución.
Invito a nuestros compatriotas a apoyar y a acompañar al Congreso en esta tarea.
Hay una pregunta: ¿El niño delinque espontáneamente, o detrás del niño hay un criminal superior? Todo nos indica que el delincuente nato es escasísimo, que cuando se da, generalmente no se expresa en las primeras edades de la vida, sino a medida que se van desarrollando las facultades integrales del ser humano.
El niño no delinque autónomamente, el niño delinque porque alguien lo induce, porque alguien le paga, porque alguien lo coacciona.
El narcotráfico, las oficinas de sicarios, las oficinas de cobro que tenemos que desmantelar, las de Cali que ya están identificadas, las de Medellín, que ya hay 41 delincuentes de la más alta peligrosidad en un afiche, y que detrás de su captura estamos, todas esas organizaciones de delincuentes para albergarse en la impunidad acuden a los niños, a los adolescentes, para operar y cometer sus crímenes a través de ellos.
Recientemente se introdujeron unas modificaciones a esas leyes. Bienestar Familiar está haciendo un enorme esfuerzo, pero el esfuerzo mayor es llevar a la cárcel a todas aquellas personas que realizan sus actividades criminales, a través de los niños.
Que todos los niños tengamos la noticia de que en Cali, que en Medellín, se capturó a uno más de los que están llevando a nuestros niños a la criminalidad.
Tenemos fe en esa labor que desde hoy dirigirá en la Policía Nacional la señora brigadier general Luz Marina Bustos.
Apreciados brigadieres generales ascendidos hoy, nunca antes había tenido la Patria tanta conciencia de la relación entre la seguridad y la inversión. Entre la seguridad, la inversión y la política social.
Un país con 46 millones de habitantes que se debaten en pobreza e inequidad no salen adelante sino hay prosperidad.
Y hoy sabemos que la razón de la prosperidad radica en muchos aspectos, especialmente en la seguridad. Para superar la pobreza necesitamos esa prosperidad que emana de la seguridad.
Nada ganamos con un buen manejo de la economía si no hay seguridad. Nunca antes habíamos advertido que la seguridad tenía tanto que ver con la superación de la pobreza, a través de construir condiciones de prosperidad.
¿En qué estaríamos, en medio de esta crisis de la economía, si el país no hubiera creado a través de la seguridad señales de confianza para que la inversión floreciera?
Estamos en un momento muy difícil de la economía. Hay que pensar como mucho más profunda sería la dificultad, de no haber avanzado en la seguridad.
Invito a los nuevos generales de la Patria a hacer esa reflexión.
Solamente una Patria segura, con valores democráticos, es una Patria en la que pueden producir buenos resultados las otras políticas. Que la política económica, para generar prosperidad, y con fraternidad avanzar en lo social. No desmayemos en esa tarea.
Quiero rendir un homenaje, de todo corazón, a las familias de quienes hoy han recibido el ascenso. A doña Alba Marina Castañeda de Bustos; al coronel retirado Rafael Cepeda Granados; a Juan David, Rafael Ricardo y Óscar Iván.
Al teniente de la reserva Jorge Hernando Nieto Linares, a doña Margot Rojas de Nieto. A la teniente coronel Marta Lucía Rodríguez Rodríguez, a Laura Daniela, María Paula y Juan Felipe.
A don Pedro Antonio Patiño Torres, a doña María Fonseca, a Oflainer Sandoval Beltrán, a Laura Katherine y a Sebastian Francisco.
A don Leonel Vásquez y a doña Ana Silvia Prada. A doña Otilia Codina Vélez, Andrés Yesid y Daniela Andrea.
Los padres, las esposas, el esposo, los hijos de nuestros brigadieres generales ascendidos hoy.
Los papás y las mamás de Colombia sentimos toda la gratitud por aquellos familiares, aquellas mamás, aquellos papás, aquellas esposas, aquellos esposos, aquellos hijos que ha entregado a sus seres queridos a la causa noble de la seguridad de los colombianos.
Ellos sufren por el constante riesgo de sus seres queridos, y nos dan a los colombianos tranquilidad por el menor riesgo de nuestros seres queridos, cuidados por los integrantes de la Fuerza Pública.
A estas familias un aplauso desde el fondo del corazón. Y a las mujeres colombianas, más que nuestro aplauso, el reconocimiento de todo su aporte virtuoso a la Patria.
Muchas gracias”. |