PALABRAS
DEL PRESIDENTE ÁLVARO
URIBE VÉLEZ EN LOS 100 AÑOS DE POSTOBÓN
Bogotá, 14 oct. (SNE). Las siguientes son las palabras
del Presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez,
en la celebración del centenario de la empresa colombiana
Postobón S.A.
“Hace 100, una simbiosis de circunstancias económicas
favorables, casualidades increíbles, y la existencia de
hombres indicados, en el momento y lugar oportunos, dieron origen
a una empresa como Postobón, principal fabricante de gaseosas
en la Patria.
Cuenta don Lisandro Ochoa, en Cosas Viejas
de la Villa de la Candelaria, que estando don Gabriel Posada
Villa en la casa de baños ‘El
Edén’, vio en el corredor unas máquinas desarmadas,
y preguntó al propietario, para qué servían
y por pura curiosidad cuánto valían. Le respondieron “que
eran para fabricar y embotellar bebidas y que valían tres
mil pesos”. Posada, medio en broma, ofreció mil. Arango,
el propietario, sin discusión, aceptó la oferta.
Don Gabriel no tomó la cosa en serio, pero al otro día
apareció alguien, con un recado, cobrándole los mil
pesos y pidiéndole que retirara las máquinas porque
estorbaban. No le quedó otro remedio que pagar, y asociarse
con el boticario don Valerio Tobón, buscarle sitio a las
máquinas, limpiarlas y comenzar a producir el Jarabe Cramer.
Así nació Posada y Tobón que con el tiempo
fue Postobón.
Es el ejemplo de una industria que se impone
en un mercado cautivado por la calidad, la innovación y la empatía entre
los empresarios y consumidores. Postobón es la demostración
fehaciente de la capacidad de los colombianos para competir arrolladoramente
en el mundo, lo que en el caso de las gaseosas colombianas, mereció que
el Presidente Fidel Castro expresara públicamente su admiración
por un industrial que, a puro pulso, había logrado imponerse
en el mercado interior, frente a las más extensas multinacionales.
Doctor Carlos Ardila: impongo la Orden
Nacional al Mérito
en Grado Cruz de Plata a una empresa de la cual es usted líder,
alma y nervio. Los jóvenes que hoy se preparan para enfrentar
un destino difícil, deben estudiar el caso extraordinario
de Postobón, de su conducción, del trabajo mancomunado
de miles de hombres y mujeres, que han hecho de esta organización
el escenario de realización personal, en el que todos tienen
derecho a progresar y a avanzar desde la base hasta las más
altas responsabilidades.
Postobón es la demostración de que Colombia es terreno
fértil para la existencia de una empresa privada vigorosa.
Empresa privada cuyo crecimiento tenemos que motivar para que las
grandes masas de compatriotas sumidos en la informalidad y en la
miseria puedan reivindicarse, para que puedan disfrutar del derecho
a convertir su esfuerzo, su sacrificio en una empresa mediana,
pequeña, grande, eficiente, que a todos dé oportunidades.
Felicitaciones doctor Ardila por este centenario.
Felicitaciones a toda la familia Postobón, a los trabajadores y directivos
que han logrado esta gesta de 100 años. Felicitaciones por
la labor social de esta empresa, ejemplo de una relación
armoniosa entre empresarios y trabajadores, una empresa que en
los momentos difíciles de Coltejer ha venido a convertirse
en el factor de seguridad y de tranquilidad para los miles de jubilados
de la textilera.
No puedo dejar de reiterar esta noche,
en el centenario de Postobón,
todo nuestro compromiso con la empresa privada colombiana. A ratos,
cuando en el país se trata de imponer obstáculos
al crecimiento de la empresa privada, me pregunto: ¿por
qué aquellas economías que otrora, no hace muchos
años, se abrazaban sobre el fundamentalismo marxista están
hoy abiertas a la empresa privada, ansiosas ofreciendo estímulos
a la empresa privada, creando toda clase de atractivos, y nosotros
somos timoratos?. Hay veces que nos parecería ser defensores
vergonzantes de la empresa privada cuando las economías
de orientación política, aparentemente diferente
a la nuestra, viven con los brazos abiertos para la empresa privada.
Es inseparable en la Colombia de hoy el
crecimiento de la empresa privada con la inversión social. En los años 70,
en América Latina asistimos a la controversia entre el crecimiento
o la distribución, pero ¿qué ha pasado?. Las
circunstancias han llevado a cerrar esa controversia. Hoy es imposible
financiar la distribución, financiar la equidad si no crece
vigorosamente la empresa privada.
Colombia es un caso clarísimo de que la miseria no se le
debe a la empresa privada sino a la ausencia de empresa privada.
La violencia, las dificultades, desmotivaron el crecimiento de
la empresa privada cuando crecía nuestra población.
Eran desalojados los campesinos, se aumentaban los cinturones de
miseria en estas ciudades y nuestros compatriotas no tenían
más remedio que debatirse en la miseria de la informalidad,
justamente por falta de condiciones para el crecimiento de la empresa
privada.
Tenemos que ser muy cuidadosos en las políticas estructurales,
de visión de largo y mediano plazo, y en las coyunturales.
La Seguridad Democrática no puede tener vacilación.
Los años de inseguridad han coincidido con el crecimiento
del desempleo, con el crecimiento de la pobreza, con el crecimiento
del déficit, con el crecimiento del endeudamiento. Los años
de inseguridad han coincidido con los menores crecimientos de la
economía y, por ende, con los mayores crecimientos de la
miseria.
Y tenemos que ser muy cuidadosos en crear
un entorno macroeconómico
favorable a la confianza de los inversionistas. Y tenemos que ser
muy cuidadosos en anticipar que solamente dispondremos de recursos
para poder sacar adelante a las grandes masas empobrecidas de la
Nación, en la medida que haya un vigoroso crecimiento de
nuestra economía privada.
Cuando el desempleo entre 1994 y el año 2000 pasó del
7,5 a casi el 20 por ciento, y en ese mismo período el desempleo
de jefes de hogar pasó del 4 al 10 por ciento, parecería
imposible frenar esa carrera. Gracias a la empresa privada, a pesar
de que el Estado ha tenido que disminuir inversiones por el déficit
fiscal, a pesar de los grandes esfuerzos en la lucha contra la
inseguridad, el terrorismo y la droga, gracias a la empresa privada
hemos logrado frenar ese crecimiento del desempleo, generar en
los últimos 25 meses millón 200 mil empleos, volver
a reactivar la seguridad social, ver que los trabajadores se afilian
de nuevo a las cajas de compensación, a los sistemas pensionales,
a los sistemas contributivos de salud.
Si no fuera por la empresa privada, el
desempleo habría
seguido su ritmo ascendente. Es muy alto tenerlo en el 13, pero
si trabajamos con confianza en la empresa privada, podemos rebajarlo
como lo exigen las grandes mayorías colombianas.
En la coyuntura hay que poner muchísimo cuidado. Que hagan
un sacrificio los sectores privilegiados de pensiones es de gran
importancia para garantizar el pago de las pensiones de los pobres
y para poder dar confianza en Colombia a toda la inversión
y aprovechar el momento.
Hay que aprovechar el momento y hacer las
reformas que nos faltan. No nos podemos equivocar en lo tributario.
Lo tributario tiene
que medir la necesidad fiscal, tiene que medir la necesidad de
equidad, pero también tiene que ser cuidadoso para construir
confianza inversionista.
Por eso, en nombre de la equidad, no podemos
incurrir en un discurso de impuesto de patrimonio o de renta
que produzca unos resultados
de bloqueo al crecimiento de la inversión. Por eso, en nombre
de la equidad, no podemos frenar ampliaciones de bases de contribuyentes
en aquellos impuestos, que al decir de muchos son regresivos, cuando
lo regresivo es no disponer de los recursos para poder hacer inversión
social.
Colombia vive un momento importante de
confianza por parte de los inversionistas. En algún momento habíamos advertido
confianza internacional para invertir en un renglón de la
economía colombiana. O en el petróleo, en otros años
en el carbón, en otros años para asociarse con Telecom
o para comprar un banco. Lo que hoy observamos es un ambiente general
de inversión en Colombia. En el dicho coloquial de mi terruño,
Colombia parecería estar de moda, pero tenemos que ser muy
cuidadosos para que Colombia esté de verdad de moda durante
mucho, mucho rato. Para que Colombia pueda generar empleo y disponer
de los recursos para la inversión social.
Quiero rendirle a usted mi más sentido
homenaje, doctor Carlos Ardila, por su ejemplo de empresarismo
social, por su ejemplo
de persistencia en Colombia, por su ejemplo de solidaridad.
Cuando converso con los sindicalistas de
la industria textil, con los pensionados de Coltejer, allí ya no existe el discurso
de odio de clases, allí existe una actitud y un discurso
de reconocimiento a la tarea de un empresario que ha forjado empresa
con el lema de la Constitución colombiana: “Empresa
privada como función social”.
Cuando añoramos una Patria en debate democrático,
sin antagonismos insuperables, una Patria fraterna, una Patria
sin exclusiones, pero una Patria sin odios de clases, es importante
saber con quién la tenemos que construir.
Con su ejemplo, con su tarea empresarial,
en la medida en que muchos colombianos imiten ese ejemplo y esa
tarea empresarial,
así podremos construir esa Patria.
Sería distinta la suerte de esos miles de trabajadores
y de esos miles de pensionados, si no hubiera estado usted, con
su criterio demócrata, cristiano y creativo, al frente de
tan loable esfuerzo. Muchas felicitaciones”. |