DISCURSO
DEL PRESIDENTE EN EL FORO ‘COMPETENCIAS CIUDADANAS’ Bogotá, 25 oct. 04 (SNE).- El siguiente es el discurso
del presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez,
durante el inicio del foro ‘Competencias Ciudadanas’ que
adelanta el Ministerio de Educación Nacional, en la sede
de Compensar:
“Cuando estaba buscando la Presidencia de la República
le preguntaba a los estudiantes de bachillerato y universitarios
si habían pensado, en algún momento irse de Colombia,
definitivamente y no regresar, la inmensa mayoría levantaba
la mano: si nos queremos ir, no queremos regresar.
Eso me produjo una profunda reflexión, para revisar la
priorización que había hecho de las grandes necesidades
nacionales y llegar a la conclusión que la primera de las
necesidades colombianas, es construir confianza de los colombianos
en Colombia.
Que la gente tenga confianza para invertir
en Colombia, para trabajar en Colombia, para gozar en Colombia,
para estudiar en Colombia,
para construir y desarrollar familia en Colombia, para desarrollar
las actitudes materiales, intelectuales en Colombia, la alegría
del espíritu en Colombia.
Este tema que nos convoca hoy es de fundamental
importancia para la construcción de confianza en Colombia.
En el esquema general del Gobierno, nosotros
hemos venido trabajando en la dirección de construir confianza. El tema de la Seguridad
Democrática, el tema de la transparencia, el tema de la
reactivación económica y social.
En el tema de la Reactivación Social hemos venido trabajando
las Siete Herramientas de Equidad, en circunstancias difíciles
de restricciones presupuestales, de alto endeudamiento del país,
etcétera, la primera de las cuales es la Revolución
Educativa.
Y en la Revolución Educativa hemos venido trabajando cinco
puntos: la cobertura, la calidad, la pertinencia, la capacitación
técnica y el apoyo a la investigación científica.
Dos temas fundamentales están insertos allí: el de
competencias laborales y el de competencias ciudadanas.
Hace pocos días acudí a Mosquera –aquí tan
cerca de Bogotá- y me reunía con los estudiantes
de ese centro del Sena en Cundinamarca. Les decía muchachos:
cuando este Gobierno empezó estábamos formando 160
mil personas al año, en el Sena en Bogotá, este año
vamos para 570 mil y unas cifras muy importantes en Cundinamarca.
Y me decían: ‘si Presidente, pero es que nosotros
lo que queremos no es que nos enseñen oficios básicos,
sino que nos enseñen a ser tecnólogos en administración’.
Y les contestaba: ‘empecemos por la base, nosotros necesitamos
ser ciudadanos que toda la vida estemos en función de trabajar
y de estudiar, esto es fundamental. Si ustedes simplemente, van
a aprender, de una vez y para siempre, ser tecnólogo en
administración con la aspiración de sentarse en un
escritorio a recibir un cheque, seguramente no vamos a encontrar
empleo para ustedes ni posibilidades de que ustedes sean empresarios.
Hagamos este trabajo, empiecen en sus competencias
laborales básicas,
aprendiendo un oficio que los inserte en el mercado del trabajo
y que los estimule a seguir estudiando. Que esos créditos
se acumulen, para después graduarse como técnicos
y que eso créditos se acumulen, para después graduarse
como tecnólogos y que esos créditos se acumulen,
para después graduarse en educación superior. Pero
hay que graduarse siempre, como ciudadanos’. Y por eso hay
que conectar las competencias laborales con las competencias ciudadanas.
Nada ganamos con avanzar en las competencias
laborales y en la Revolución Educativa si dejamos por fuera el estímulo
a las competencias ciudadanas. Es importante, es básico,
formar ciudadanos para el hogar, para la escuela, para la calle,
para el deporte, para la cultura, para las relaciones laborales,
para la política.
Y eso nos lleva a preguntarnos: si un Gobierno
presidido por alguien comprometido con la Seguridad Democrática, que algunos de
sus críticos le dicen fascista, otros de sus críticos
le dicen mano dura, etcétera, ¿por qué tiene
interés en las competencias ciudadanas? Por lo siguiente,
queridos amigos: porque nuestra política de seguridad es
democrática.
Nuestra política de seguridad es para proteger a todos
los colombianos, independientemente de que sean empresarios o trabajadores,
profesores afectos a las tesis de la Ministra o profesores críticos
a las tesis de la ministra, o de oposición a las mías.
Porque la Seguridad Democrática es para proteger a aquellos
congresistas, diputados, alcaldes, gobernadores, concejales, que
están de acuerdo con el Gobierno o en desacuerdo con el
Gobierno.
Porque es que hemos venido fortaleciendo
el Ejército y
la Policía, no como el Ejército y la Policía
del régimen o del Presidente Uribe, sino como el Ejército
y la Policía del pueblo, de la Constitución.
Porque nuestro objetivo es quitar un obstáculo al pluralismo
democrático que ha sido el terrorismo, esta violencia que
se ha dado en las últimas décadas no por acción
del Estado sino por omisión del Estado.
Y queremos cambiar esa omisión por una acción, por
una iniciativa agresiva permanentemente, pero democrática
y transparente para poder quitar este bloqueo de profundización
democrática que ha sido el terrorismo.
¿Por qué yo no llamó esto conflicto, sino
terrorismo? Por comparaciones históricas no elementales.
Muchas de las guerrillas en nuestro Continente
estimularon sus causas insurgentes, explicaron, justificaron
sus causas insurgentes
en la lucha contra dictaduras. Aquí hemos venido profundizando
la democracia. Aquí el terrorismo no tiene el objetivo de
atacar una dictadura, sino que ha sido un factor de perturbación
democrática.
La manera como la oposición se pudo expresar en el Referendo
del año 2003 como candidatos de partidos de izquierda, de
partidos provenientes de antiguas guerrillas, de partidos alternativos
a los tradicionales que pudieron llegar a alcaldías, a gobernaciones,
como han podido avanzar en su lucha política con la Seguridad
Democrática, es la prueba de que esta Seguridad Democrática
contribuye a profundizar la democracia.
¡Aquí no hay una dictadura que justifique un conflicto
político armado!
Y en materia de orden social: toda la inequidad,
toda la injusticia, todo el desempleo, toda la pobreza colombiana,
todo eso ha sido
incentivado por esta violencia. Esta violencia no es solución
a la problemática social, ha sido obstáculo a la
solución.
Por eso he dicho que en Colombia no tenemos
un conflicto, de acuerdo con los elementos históricos que lo tipifica, sino la lucha
de un pueblo y de unas instituciones contra una acción terrorista.
¿Cuál es el conflicto? El conflicto es el de la
vida diaria y que es el que nos obliga a trabajar en este estímulo
a las competencias ciudadanas.
El conflicto es el conflicto del hogar
entre los miembros de la pareja y en la relación de la pareja con los niños.
El conflicto es el que se da en las aulas escolares, en la relación
entre los profesores y los niñitos. En los recreos, en la
relación entre los niñitos. En la cancha de fútbol,
en la relación entre los niñitos. En la calle, alguien
que me dio se quedó dormido, espabiló mientras cambiaba
el semáforo y no arrancó rápidamente y el
carro de atrás le pita o le gritan un insulto por la ventana
o llegan inclusive a chocarlo. El conflicto es en la relación
de trabajo. El conflicto es en la relación política.
¿Sé puede eliminar ese conflicto?
No. Ese tipo de conflicto es un conflicto consustancial a la
sociedad.
¿Qué hay que hacer? Administrarlo
de tal manera que ese conflicto siempre produzca resultados positivos.
Nuestro mundo cada vez más interdependiente por esta revolución
de las comunicaciones, es un mundo que nos mantiene en permanente
conflicto. Y hay dos opciones: o manejamos constructivamente el
conflicto y ese manejo constructivo nos lleva a producir un mejor
resultado para la sociedad diariamente, o lo manejamos destructivamente
y nos mantenemos sumidos en peleas parroquiales y estancamos el
progreso de la sociedad.
¿Para qué es el estímulo a las competencias
ciudadanas? Para el manejo constructivo del conflicto, que se deriva
de la creciente interrelación e interdependencia de todos
los actores sociales. Para que en el conflicto que se da entre
los miembros de pareja, estimuladas sus competencias ciudadanas,
aprendan a sintetizarlo permanentemente de manera constructiva
entre ellos y los niñitos.
El conflicto que se da en la vida política, nos permita
tener una Nación, todos conscientes y comprometidos a tener
una Nación sin exclusiones, pero sin odios.
El debate sí, porque el debate es esencial, de capital
importancia pero ¿cuál debate?, ¿el debate
de las posiciones dogmáticas, el debate de los insultos?
o el debate de las posiciones constructivas, el debate con capacidad
de antagonismos superables que encuentren síntesis. No el
debate de los antagonismos insuperables.
¡Para eso necesitamos formar competencias
ciudadanas, estimularlas!
Y entonces vienes ese tema con el de la
credibilidad. Cada uno de nosotros tiene que ser un factor que
busque credibilidad. Y
lo he venido asociando en los últimos días a la lucha
contra la corrupción.
Por ejemplo, este Gobierno ha hecho muchos
esfuerzos, pero los resultados no son buenos. Yo me declaro inconforme.
Nosotros tenemos
que lograr una óptima calificación de parte de transparencia
internacional.
Primero expedimos el decreto 2170. Ese
decreto 2170 dice: antes de abrir una licitación, antes de aprobar los pliegos, los
pre-pliegos tienen que estar publicados en internet para evitar
un factor de corrupción, que es armar los pliegos de una
licitación como anillo al dedo para determinado proponente.
Las licitaciones se adjudican en audiencia
pública, lo
hemos hecho. Por ejemplo, la licitación Bogotá – Girardot
se adjudicó en una audiencia pública en televisión,
con gran controversia que duró más de seis horas.
Todos los contratos tienen que tener veeduría comunitaria,
todas las compras del Estado, todos los contratos del Estado tiene
que estar en internet. Si compran una libra de café en la
Presidencia de la República, los colombianos tienen que
saber cuánto costó y a quién se la compraron.
Todo eso es importante, pero los resultados todavía distan
mucho de lo que necesita una sociedad como la colombiana para recuperar
confianza sobre las instituciones.
He dicho: si, tenemos internet, hemos mejorado
en normas, confiamos que ahora podamos aprobar en el Congreso
de la República
la reforma con reforma a la ley de contratación. Todo eso
es bueno, pero insuficiente.
Lo fundamental es el compromiso de cada
ciudadano y especialmente de aquellos que somos funcionarios
del Estado, de los que son líderes
del sector privado y ustedes los educadores. ¿Para qué?
para que ustedes le transmitan a los niños ese compromiso,
para que nosotros demos ejemplo.
Si no damos ejemplo en la erradicación de corrupción,
ni el internet ni las normas ni la vigilancia ciudadana lograrán
derrotar la corrupción. Esa corrupción solo la derrota
una ciudadanía comprometida con el todo, con el colectivo.
Uno de los problemas que yo he visto en
nuestra Patria, es que aquí el colectivo nacional se venía disolviendo sin
que declaráramos la disolución.
En el sentimiento individual y colectivo
todo el mundo estaba en la actitud de decir o de proceder con
la idea ‘sálvese
quien pueda’. El país había expulsado millones
en los últimos años y había llegado internamente
a un desplazamiento de dos millones de personas. Entonces, por
eso he dicho muchas veces que estábamos perdiendo el colectivo
real, la Nación real, que solamente estaba en los símbolos
aparentes, en la bandera, en los himnos, etcétera.
Hay que lograr que cada ciudadano se sienta
comprometido a pasar del interés individual al colectivo y eso obliga a que cada
uno cumpla un papel fundamental, en temas como la lucha contra
la corrupción, que obliga a ser muy buen ciudadano en la
vigilancia, a ser muy buen ciudadano en la acción, a ser
muy buen ciudadano en la denuncia, a ser muy buen ciudadano en
el debate público y a dar ejemplo.
¡Sin eso, es inútil pensar
que podamos salir adelante!
Nada ganamos con cumplir la meta que nos
hemos propuesto en cobertura de educación primaria y secundaria de millón y medio
de cupos, donde la señora Ministra, su equipo, ustedes los
profesores, los secretarios de educación de los departamentos,
municipios, han hecho un inmenso esfuerzo.
Vamos en 750 mil, ahora nos toca la parte
más empinada
de la cuesta, con tanta dificultad, que es pasar de 750 mil a 1.500.000.
Si lo logramos –meta tan difícil-, todavía
faltarán 500 mil cupos.
Se ha hecho un gran esfuerzo. Por ejemplo,
he notado mucha contradicción
en el debate entre la universidad pública y privada. El
esfuerzo de la Ministra y de muchos de los rectores de lograr lo
mejores resultados de eficiencia en la universidad pública,
han venido superando ese debate. Creo que hoy hay un reconocimiento
en muchas regiones de la Patria, más que antes, al gran
esfuerzo de la universidad pública.
El esfuerzo del Sena es muy importante.
Ha pasado en estos dos años de cinco millones de horas de capacitación a
diez millones. Lo hemos desburocratizado, hemos dicho: ¿para
qué es la platica del Estado?, ¿para formar, para
instruir o para derrocharla en corrupción, en politiquería
en clientelismo?
Eso le ha permitido al Sena pasar de 1.100.000
estudiantes que formaba hace dos años, a 2.600.000 que formara este año.
Las evaluaciones, las certificaciones que
ha venido haciendo el Ministerio... fue muy grato hace un mes,
recibir en la Presidencia
de la República los egresados de varios programas universitarios,
que en la evaluación resultaron como los mejores y escuchar
el anuncio de la señora Ministra, el cual ella dijo: ‘el
próximo año estaremos evaluando los egresados de
todos los programas universitarios de Colombia’.
Todo eso es muy importante, pero ahora
nos vamos a tener que evaluar todos los colombianos, es en ciudadanía.
Por eso celebro el esfuerzo de ustedes.
Muchas gracias.”
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