Febrero de 2003

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SALUDO DEL PRESIDENTE CON OCASIÓN DEL DÍA DEL PERIODISTA

Bogotá 9 feb (CNE) –. El siguiente es el mensaje que el presidente Álvaro Uribe Vélez dirige hoy a todos los periodistas del país, con ocasión de la celebración del Día del Periodista:

“En la historia de Colombia, la política y el periodismo se confunden. Nuestros Padres fundadores fueron periodistas. ‘La Bagatela’ fue trinchera de Nariño para predicar la preparación de la defensa contra la reconquista española, y el ‘Correo del Orinoco’ fue instrumento de Bolívar para difundir su pensamiento libertario.

Política y Periodismo son actividades que cumplen diferentes funciones pero giran alrededor de un centro de gravedad: la opinión pública. El político ejecuta, su expectativa es el ejercicio del poder. El periodista informa, analiza, evalúa, critica.

La relación tiene que ser de respecto e independencia. El político no puede pretender el aplauso permanente de los medios y éstos no pueden aspirar a que el político realice todo lo que ellos indiquen. La identificación o la discrepancia entre el periodista y el político no deben de tomarse en afinidad de ghetto o antagonismo de enemigos, porque se pierde la serena apreciación del bien público y la sustituyen la complicidad, o la crítica irracional.

El diálogo del periodista y el político debe tener por objeto el bien público y no aquello que deleite el debate picaresco de la pequeña política.

Es deber del Estado proteger de manera eficaz la libertad y la vida de los periodistas.

La Seguridad Democrática es para defender a todos los ciudadanos como mecanismo de consolidación del pluralismo. Este, que es una institución esencial de la democracia, necesita de la libertad de prensa.

Nuestra Patria ganó hace tiempo la batalla formal a favor de la libertad de prensa, pero fenómenos como la criminalidad, se han constituido en obstáculos materiales al ejercicio de esta libertad.

El asesinato, las amenazas contra los periodistas y la impunidad son motivos de vergüenza para nuestra democracia. Como una expresión de que la Política de Seguridad tiene que ser democrática, hemos firmado, sin vacilación ni deliberación, la Carta de Chapultepec para afianzar las libertades públicas y no para reprimirlas.

Requerimos que los ciudadanos, con sus denuncias y cooperación, ayuden a la Fuerza Pública a proteger a los periodistas, y a la justicia a derrotar la impunidad.

El asesinato de los periodistas es un medio para consolidar el poder de los violentos y de la corrupción.

La política de autoridad necesita sostenibilidad en el curso de los años y ello exige que sea creíble, para lo cual requiere ser eficaz, transparente, esto es, respetuosa de los derechos humanos, y de la democrática, para que todos los ciudadanos sientan en ella una garantía eficaz.

Cuando la política de autoridad necesite cooperación de los periodistas, por ejemplo, que no divulguen a destiempo una acción militar contra los violentos, el caso debe tramitarse pedagógicamente, a través del diálogo con los mismos periodistas, pero nunca con restricciones normativas al libre ejercicio de la profesión, ni con intimidación, ni con agresiones de hecho. Cualquier equivocación debe ser corregida, y en tiempo oportuno.

Para la Nación y para el Gobierno, la libertad de prensa tiene que ser un motivo de orgullo democrático, un supuesto necesario para la confianza ciudadana y un elemento esencial de unidad del pueblo.

Garantizamos plenamente el ejercicio de la libertad de prensa. A la vez, proponemos a los medios de comunicación un ejercicio autocrítico de regulación. Que adelanten una reflexión para que ellos escojan entre el derecho de los ciudadanos a que no los asesinen o el show de la chiva noticiosa.

Que los mismos periodistas deliberen autónomamente para definir qué es lo ético. Para que cumplan su deber ético de informar objetivamente y estimulen, con sus actuaciones, la posibilidad de que no haya más derramamiento de sangre en Colombia. Simón Bolívar, cuando apenas nacía la prensa, aconsejó que los gobiernos fuesen garantes de su libertad. Y recomendó la constitución de un Poder Moral que se ocupara de ejercer la censura sobre cualquier escrito, pero no antes, sino después de su publicación. Ese poder moral existe hoy: es la capacidad de auto control que da la sabiduría.

Ninguna medida, ni administrativa ni legislativa, puede contener restricciones al ejercicio periodístico.

Saludo a todos los periodistas de Colombia en su día conmemorativo.

Que su labor fructífera, ayude a Colombia a encontrar el camino de la felicidad.

Bogotá D.C., febrero 9 de 2003”.

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