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Mayo 08   Versión imprimible
Palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez en la conmemoración del centenario de la Escuela Superior de Guerra

Bogotá, 8 may (SP).“El primero de mayo de 1909, el Presidente de la República, general Rafael Reyes, fundó la Escuela Superior de Guerra.

El General Reyes Había encontrado el país arruinado por la Guerra de los Mil Días, por la separación de Panamá. Imprimió durante el Gobierno un talante progresista. Paz concordia y trabajo. Menos política y más administración.

Implantó la política de monopolios fiscales de licores, tabaco y de degüello. Impulsó el financiamiento estatal para la inversión pública. Gran pionero de caminos y carreteras, creador del Ministerio de Obras Públicas, promovió el Ferrocarril de Girardot, estableció las relaciones con Venezuela, creo el Banco Central, estabilizó la moneda, firmó el Tratado Averbury-Holguín (1905), que permitió a través del crédito internacional sanear la deuda externa del país, desarrollar la industria y proporcionar créditos estimulantes para la agricultura.

Consagró el código de reconocimiento a los derechos de las minorías, desarmó a la población civil, estableció el monopolio de las armas para el Estado, constituyó un verdadero Ejército Nacional, profesionalizó las fuerzas. Además de la Escuela Superior, fundó en 1907 la Escuela Militar de Cadetes de Bogotá y la Escuela Naval de Cartagena.

El primer director de la Escuela Superior fue el mayor del Ejército chileno, Pedro Charpín Rival, militar de sólida preparación profesional con estudios de Estado Mayor en Alemania. Lideró los propósitos de fomentar la instrucción de la oficialidad, destinada al servicio de Estado Mayor, Ministerio de Guerra y especialmente a los oficiales dedicados a la enseñanza militar.

La dirección chilena permaneció hasta comienzos de 1912. El primer director de origen colombiano fue el coronel Alejandro Posada. El posterior arribo de cuatro misiones militares de Suiza, Alemania, Francia y Norteamérica aportó su doctrina y experiencia para el enriquecimiento del ejercicio castrense nacional.

En 1937, para el ascenso al grado de teniente coronel, se estableció como requisito haber aprobado el curso de Estado Mayor. En 1942 se incorporó el primer curso de oficiales de la Fuerza Aérea. En 1948 se instituyó un curso especial para oficiales, marinos y aviadores, y en 1959 se empezó a impartir el curso de altos estudios militares para ascenso a brigadier general y contralmirante.

En 1960 se ordenó la realización conjunta del curso de Estado Mayor, integrando a los oficiales del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea.

En 1968 se estableció un curso de información militar, con el fin de capacitar a los oficiales del cuerpo administrativo en su desempeño efectivo como miembros del Estado Mayor en aspectos técnicos de su especialidad.

Con el interés de abrir la academia de seguridad y defensa nacionales, a diversos estamentos del Estado, en 1969 se creó el Curso de Información de Defensa Nacional, Sidenal, al cual concurren altos funcionarios del Estado, los coroneles de la Policía que están próximos a ascender a brigadier general.

Hoy la Escuela ofrece dentro de sus programas académicos la Maestría y Especialización en seguridad y defensa y la Especialización en comando y Estado Mayor.

Este año, y es motivo de orgullo, la Escuela logró la certificación de todos sus procesos en las normas ISO 9001 y Ntcgp 1000, consolidándose  como el primer centro del pensamiento estratégico al servicio de Colombia.

La Escuela Superior de Guerra capacita a los oficiales superiores de las Fuerzas Militares como comandantes integrales, líderes y estrategas, expertos en el planeamiento y la conducción de operaciones conjuntas y asesores en seguridad y defensa nacional.

Contribuye a la creación de una cultura de seguridad y defensa nacionales en la ciudadanía para consolidar la paz y contribuir al desarrollo. Coadyuva la Escuela a afianzar el reconocimiento institucional y la certificación de los procesos a nivel nacional e internacional para contribuir a la transparencia y efectividad de las fuerzas militares.

Fortalece la capacitación de los alumnos en Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario, desarrolla investigación en temas de defensa y seguridad nacionales, acción integral, estrategia nacional, estrategia militar general y estrategia militar operativa.

Implementa programas de acción integral e interinstitucionales. Con el fin de promover la sinergia y la cultura en defensa y la seguridad nacionales, fortalece programas de bienestar orientados a incentivar el sentido de pertenencia en el talento humano.

La Escuela es motivo de orgullo de Colombia.

Recordamos hoy a ese gran patriota que tuvo la intuición histórica de fundarla, al general Rafael Reyes, Presidente ejemplar de la República.

En estos 100 años de la Escuela, con tan importante audiencia de visitantes internacionales y de compatriotas, es oportuno hacer unas reflexiones sobre la marcha del Estado, sobre los elementos que nos guían en esta acción.

Recuperación del monopolio del Estado

Los gobiernos necesitan trabajar principios elementales que al mismo tiempo son profundos, procurar que se inserten en el corazón de los ciudadanos y que se conviertan en guías asimiladas en la conciencia pública para grandes sectores de opinión.

Nosotros trabajamos como palabra fundamental la palabra confianza, profundizar la confianza en Colombia. Y propugnamos sostenerla en la búsqueda de la seguridad con valores democráticos, de la inversión, del emprendimiento con responsabilidad social, y en la cohesión social.

Debo repetir una y mil veces a mis compatriotas que el único camino para superar la pobreza y construir equidad es a través de crear un marco de prosperidad; un marco de prosperidad que se da, siempre y cuando haya seguridad, siempre y cuando haya confianza para invertir y para emprender.

Esta Política de Seguridad con valores democráticos que la distinguen ha producido unos efectos importantes. Nosotros hemos avanzado. Si cuantificamos la violencia en Colombia hay un descenso, pero reconocemos todo lo que falta.

Es oportuno hoy recordar los intangibles, los resultados no cuantificables obtenidos por esta política de seguridad. Primero, la recuperación de dos monopolios que nunca debieron perderse: el monopolio del Estado para combatir a los criminales y el monopolio del Estado para administrar justicia.

Se ha desmontado al paramilitarismo. La palabra paramilitar surgió para denominar bandas privadas criminales cuyo propósito era combatir a la guerrilla.

El Estado ha recuperado el monopolio para combatir a todas las organizaciones criminales. De los paramilitares desmovilizados, han reincidido tres mil. De los tres mil, entre abatidos y llevados a la cárcel por las Fuerzas Armadas de Colombia hay dos mil. Los mil reincidentes son socios de la guerrilla en la extorsión, en el narcotráfico y hay toda la determinación de perseguirlos hasta que estén en las cárceles.

Avanzamos en el propósito de derrotar el terrorismo guerrillero y, por supuesto, avanzamos en el propósito de construir totalmente seguridad ciudadana.

Otro intangible de gran importancia es la recuperación del monopolio de la justicia. En muchas zonas de Colombia la justicia había sido suplantada por ese poder de facto del terrorismo. Pleitos entre familias, querellas de vecinos, eran ya no conocidos por la justicia, sino por los jefes terroristas de la guerrilla o del paramilitarismo. Colombia ha recuperado el monopolio de la justicia en todo el territorio nacional.

Las víctimas. De las víctimas se hablaba en los funerales. Hoy la reparación de las víctimas es un punto prioritario en la agenda nacional. Habrá que pagar un costo fiscal muy alto en los próximos años. Todo esfuerzo en reparación de víctimas, aunque no hay reparación total, todo esfuerzo en reparación de víctimas anula una posibilidad de odio, elimina un germen de venganza.

Los colombianos denuncian, los colombianos acuden más a las Fuerzas Armadas para buscar el servicio de seguridad. Los colombianos temían denunciar, o lo encontraban inútil. Hoy, los colombianos tienen confianza para denunciar.

Los colombianos, de manera creciente, no acudían a las Fuerzas Armadas para pedir la protección en seguridad. Se aislaban o querían resolver el problema por sus propios medios. Hoy es creciente la apelación de los ciudadanos a las Fuerzas Armadas para resolver el problema de seguridad.

Quiero decir, especialmente al oído de los ilustres visitantes internacionales, que la característica que resume el sentido democrático de esta Política de Seguridad es que esta Política de Seguridad se ha ejercido, se ha desarrollado de acuerdo con una legislación civilista.

Con el respeto total de las libertades, de los derechos políticos, de los derechos ciudadanos, de los Derechos Humanos. Esta política que ha ejercido sin licitación de Estado de Sitio, sin afectar una sola, de las libertades constitucionales. Sin impunidad en aquello de observar obligatoriamente los Derechos Humanos.

Otros países enfrentaron menores desafíos en seguridad y para enfrentarlos se vieron obligados a cercenar las libertades. Nosotros no. Si vemos la cuantía de nuestros terroristas, eran más de 60 mil. Su financiación autónoma, el narcotráfico. Su riqueza. Encontramos que Colombia ha enfrentado el mayor desafío terrorista que pudiera haberse visto en la región. Y lo ha hecho sin restricción de libertades, con legislación civilista.

Nosotros creemos que el estado de opinión es la fase superior del estado social y del Estado de Derecho. Nosotros creemos que el estado de opinión es, finalmente, la garantía del Estado de Derecho y la garantía del estado social. Que la opinión es el elemento fundamental  en un Estado de libertades.

Una política de seguridad en un estado de opinión para poder permanecer en el tiempo, para poder tener sostenibilidad, tiene que ser creíble. La credibilidad de opinión a esta política, es fundamental. Esa credibilidad de opinión necesita eficacia y necesita transparencia. Hemos avanzado, pero falta.

Ejecución y eficacia

Es importante hacer ahora una reflexión. La eficacia exige una visión macro. Una nueva fase que han definido el Ministro (de Defensa, Juan Manuel Santos) y los Altos Mandos dentro de esta Política de Seguridad Democrática, es el denominado salto estratégico, una visión macro de gran importancia.

La eficacia necesita toda la logística, toda la preparación, toda la estrategia, toda la táctica. La eficacia necesita esa visión macro y también el ejercicio ejecutivo micro de todos los días.

Tenemos que hacer nuevas reflexiones. Nosotros requerimos mejorar ese ejercicio ejecutivo micro de todos los días. Aún subsisten quejas en muchas regiones de Colombia, de que nosotros, con los cambios frecuentes, no damos oportunidad a que haya un conocimiento riguroso de la geografía, de la población, por parte de quienes dirigen las acciones de las Fuerzas Armadas de Colombia en las diferentes secciones del territorio.

Nosotros tenemos que tener un cuidado de ejecución micro. Por ejemplo, la geografía de Colombia por lo extensa, por lo variada, por lo abrupta, nos obliga a aceptar lo siguiente: por grande y poderosa que llegare a ser nuestra institución armada, no será capaz de brindarle seguridad a toda la ciudadanía, si no hay una alta participación ciudadana de cooperación con las Fuerzas Armadas de Colombia.

Desde el principio del Gobierno iniciamos esa tarea de cooperación. Tomamos la decisión de presentar un proyecto de ley sobre la materia. De haberlo hecho, todavía estaríamos en discusión.

Cooperación con Fuerza Pública

Nuestra decisión fue apelar directamente al artículo constitucional que define que nuestro Estado reposa en valores como el valor de la solidaridad, para que se entienda que todo ciudadano tiene un deber con el colectivo —un deber general se desagrega en deberes específicos— que uno de esos deberes específicos es la obligación de cada ciudadano de colaborar con sus instituciones armadas para que estas puedan ser totalmente eficaces en aquello de garantizarle ese valor superior que es la seguridad a los ciudadanos y al colectivo.

Pues bien. Necesitamos todos días trabajar en la incorporación detallada de la ciudadanía para cooperarle a la Fuerza Pública. De agricultores, campesinos, que ninguno se quede sin ser cooperante. Que comerciantes, que transportadores, que ninguno se quede sin ser cooperante. Necesitamos crecer, mejorar en lo cuantitativo y en lo cualitativo esa red de cooperantes.

En un estado de opinión la cooperación de la ciudadanía con la Fuerza Pública es fundamental para la eficacia, para la confianza.

Tenemos que manejar lo micro. Es necesario, para que la ciudadanía coopere, que le demos toda la confianza. Y para construir esa confianza el ciudadano que se acerca a una oficina militar o de Policía, que timbra un teléfono, tiene que recibir diligente respuesta. Tiene que ver que estamos armados de bríos, de ganas para atender los reclamos ciudadanos. Que reaccionamos con toda prontitud, con toda inteligencia.

Tenemos que poner el buen cuidado micro, por ejemplo para no solamente desarticular a los cabecillas de las organizaciones armadas, sino todos sus apéndices. Tenemos que poner el buen cuidado micro para enfrentar eficazmente la extorsión en todos los sitios de territorio.

No podemos permitir que se nos estanque la reducción del homicidio en Colombia. Si bien lo hemos reducido bastante, en comparación de los niveles a los cuales estaba, había llegado antes de esta política de seguridad, todavía el homicidio en Colombia es bastante alto. Y tenemos que hacer un gran esfuerzo micro para reducir en cada ciudad, en cada municipio de la Patria, en cada región rural, el homicidio.

Preocupa que vayan se vayan a reversar situaciones como la de Cali o la de Medellín. Es necesario allí que todas las fuerzas trabajen con gran eficacia para derrotar el homicidio.

Debemos perseguir, focalizar, ir detrás de cada homicida. No podemos volver a aquel estado de cosas en el cual, antes que enfrentar el asesinato, se le buscaban justificaciones.

No puede haber justificación de crimen

Todavía se oyen voces que dicen: ‘No. Es que el asesinado, es que la víctima tenía antecedentes penales. Es que la víctima estaba en negocios de narcotráfico, es que la víctima era un desmovilizado reincidente’. No pude haber una sola justificación al crimen.

La eliminación del crimen es un imperativo moral y jurídico en bien de toda la comunidad, independientemente de la relación que con la normatividad jurídica tenga la víctima o la potencial víctima.

Tenemos todavía que avanzar  unos trechos adicionales para erradicar cualquier tendencia de explicación del crimen. Tenemos que trabajar para focalizar cada criminal, para capturarlo.

Ciudades como Medellín, como Cali, exigen hoy una nueva fase en nuestra acción para ir detrás de cada homicida, para pagar recompensas en cada homicidio que nos permita capturar al asesino. Nosotros tenemos que tener una visión omnicomprensiva del problema y también micro de cada uno de sus desagregados.

La ciudadanía tiene que sentir que todos los días avanzamos en la derrota de los grandes terroristas y en la derrota de los delitos cotidianos. Que seamos tan eficaces en desmantelar la gran organización terrorista, como en derrotar, por ejemplo, el hurto callejero. La combinación de todos estos esfuerzos necesita adelantarse con mucha, con mucha eficacia.

Nosotros hemos visto un gran avance conducido por el Ministro (de Defensa) y los Altos Mandos en la coordinación de la inteligencia y la contrainteligencia. Pero aún en muchas regiones de Colombia vemos que tenemos fallas.  Ese manejo micro exige que los comandantes de brigada, comandos de Policía, divisiones regionales de Policía, los diferentes comandantes de todas las regionales de las diferentes fuerzas, tienen que poner un gran cuidado en la inteligencia.

Tienen que ser detallistas en la concepción de la  inteligencia, en el seguimiento a la inteligencia y en aquello de convertir la inteligencia en respuesta operativa eficaz. Ahí todavía vemos deficiencias y esas deficiencias las tenemos que superar. Este es el primer punto de la credibilidad, la eficacia. Tan importante como es la transparencia.

Respeto a Derechos Humanos

Desde un principio hemos dicho que para sostener una política de seguridad en un Estado de opinión, se requiere del absoluto respeto a los Derechos Humanos.

Las Fuerzas Armadas de Colombia realizan una gran tarea. No creo que haya unas Fuerzas Armadas en el mundo más preocupadas por la sensibilización en aquello de la observancia a los Derechos Humanos, por la preparación en materia de conocimiento y de respeto a los Derechos Humanos.

Colombia, por intermedio del Vicepresidente Francisco Santos, le ha dado un gran ejemplo al mundo al someterse de manera voluntaria al examen público de Derechos Humanos de la Oficina de la Alta Comisionada de Derechos Humanos de Naciones Unidas.

Colombia ha enfrentado este desafío terrorista permitiendo la observancia internacional ilimitada. En nada, en lo más mínimo, ha sido restringida la observancia internacional. Colombia hace un gran esfuerzo en materia de Derechos Humanos.

Nosotros reconocemos las fallas cuando esas fallas se presentan. Creemos que eso que se ha llamado los falsos positivos hace enorme daño. Por eso pensamos que debemos ser nosotros en las propias fuerzas quienes tomemos todas las iniciativas para que eso no se dé o para que allí donde se hubiera dado el caso, el caso se revele, se cuente por nosotros a la opinión pública, nosotros tomemos la iniciativa en sancionarlo en el nivel administrativo y en denunciarlo en el nivel penal.

Hemos hecho un esfuerzo que honra a las Fuerzas Armadas de Colombia. Durante estos años se ha clarificado totalmente la división de competencias entre la Justicia Penal Militar y la justicia ordinaria. Todos estos casos que son violación de los Derechos Humanos y que no son conductas administrativas del servicio, todos estos casos de Derechos Humanos están siendo conocidos, sin ambigüedades en la asignación de competencias, por la justicia ordinaria.

Los Altos Mandos, los mandos regionales, el Ministro (de Defensa), el Presidente de la República, no han vacilado en tomar las decisiones administrativas que se requieran cuando hay fundamentos para sancionar descuidos que puedan haber abierto caminos, creado posibilidades para violaciones de Derechos Humanos, así no sean intencionales.

Periódicamente, mandos regionales, mandos nacionales, el Ministro (de Defensa), el Presidente de la República, damos la cara a la opinión ciudadana para mirar todas las quejas que se presenten contra nuestras instituciones, contra nosotros, contra nuestros hombres, en el ejercicio de las actividades de devolverle la seguridad a los colombianos. Eso es una exposición muy alta y muy importante para la democracia y la hacemos con toda convicción.

También debo decir que nosotros no estamos obligados solamente, que nosotros tenemos que cumplir. Y es la obligación de denunciar y de sancionar, pero también la obligación de defender a nuestra gente.

En el Gobierno, en las Fuerzas Armadas, uno no puede vivir del ayer. Sabemos que esta es una tarea abnegada, que por cada mil esfuerzos se obtiene un pequeño resultado. Pero que hay que amanecer con energía, al despuntar del sol de un nuevo día, a emprender otros mil esfuerzos por un pequeño resultado.

Reconocemos que hace falta avanzar en dos acciones de defensa de nuestra gente. Poner en marcha definitivamente todos los procesos de apoyo en la defensa judicial de los integrantes de las Fuerzas Armadas de Colombia y adelantar por parte de nosotros la defensa de nuestras instituciones y nuestros hombres ante la opinión pública nacional e internacional, ante los organismos nacionales e internacionales, en los casos de falsas acusaciones.

Falsos positivos y falsas denuncias

Llamo al equilibrio. Así como tenemos que tener el liderazgo en la sanción y denuncia de la violación de los Derechos Humanos, también tenemos que asumir el liderazgo en aquello de ser capaces de señalar, de denunciar las falsas acusaciones. Si no lo hacemos nosotros ¿quién lo va a hacer?

Y hemos visto muchísimos casos de falsas acusaciones. Para ilustrar algo el tema, ya conocemos 85 casos de acusaciones de violación de derechos humanos que han sido devueltos por la justicia ordinaria a la Justicia Penal Militar, porque la justicia ordinaria no encontró méritos. Ya hay muchas preclusiones, abstenciones de medida de aseguramiento, sentencias absolutorias.

Así como nosotros sufrimos la pena de tener que denunciar, sancionar una violación de Derechos Humanos, de ver llevar a la cárcel a nuestros hombres, que no ofrecen ninguna amenaza de huida, simplemente para que sean indagatoriados, así mismo nosotros tenemos que asumir sin temor la defensa a nuestros hombres y de nuestras instituciones contra las falsas acusaciones.

Nosotros separamos del servicio a nuestros hombres cuando fallan. Pero estamos obligados a denunciar que también hay un cúmulo de abogados pagados por organizaciones internacionales, con sesgos ideológicos, que les impiden examinar el cotejo de las conductas y el ordenamiento jurídico imparcialmente. Y que lo hacen con odio y carga ideológica. Cúmulo de abogados al servicio de hacer falsas imputaciones a nuestra Fuerza Pública.

Conocemos la historia de muchas de esas organizaciones y de muchos de sus integrantes. Ha sido una historia nunca comprometida con la seguridad de Colombia. Pare ellos, el estado ideal habría sido el estado de avance del desorden de la anarquía y del terrorismo. Y la manera que han encontrado para afectar la Política de Seguridad es el camino de la falsa acusación.

Por eso es muy importante en este auditorio reiterar nuestro compromiso para hacer los primeros en denunciar las conductas violatorias de derechos humanos, en tomar decisiones de sanciones administrativas, en acusar y denunciar los casos ante la justicia ordinaria, en no asumir los casos por parte de la Justicia Penal Militar; y al mismo tiempo, ser nosotros los primeros en denunciar una y cuantas veces sean necesarias, las políticas de falsas acusaciones.

Tenemos que hacer esta reflexión: que así como en nombre del sentimiento de nuestros soldados y policías, tenemos, a pesar de ese sentimiento de dolor, tenemos que aceptar todos los procesos penales que se puedan adelantar contra quienes hayan violado los derechos humanos, y tomar penosísimas decisiones administrativas, de esa misma manera tenemos que tener el arrojo, cumplir el deber de pedir  que la justicia sea imparcial, que la justicia no sea intimidada por ese cúmulo de abogados pagados internacionalmente, cuyo propósito ha sido el propósito de la falsa acusación, el propósito de maltrato a los integrantes de nuestra fuerza pública, el propósito de crearle descrédito a la Política de Seguridad.

En todo esto es fundamental la opinión. Es fundamental la opinión para contribuir a la eficacia. Es fundamental la opinión para contribuir a la transparencia.

Credibilidad y transparencia

Sabemos lo importante que es la participación de la opinión para apoyar una política de seguridad, cuando esa política se alimente en la eficacia. Sabemos lo importante que es la participación de la opinión, por ejemplo, en aquellos primeros segmentos de los Consejos Regionales de Seguridad durante los cuales oímos la versión de la ciudadanía que generalmente enriquece nuestra propia lectura de los hechos.

Sabemos cómo es de importante que la opinión nos vea a nosotros en el liderazgo de denunciar y sancionar violaciones de derechos humanos para que la opinión tenga confianza en la transparencia. Y debemos entender la gran importancia que existe de que la opinión pueda tener conocimiento, una a una, de las falsas acusaciones contra los integrantes de nuestra fuerza pública.

La sostenibilidad de esta política la hemos basado en la credibilidad y la credibilidad es la eficacia de la transparencia. En este momento de la crisis económica internacional se plantea un nuevo interrogante de sostenibilidad de esta política: la sostenibilidad fiscal financiera.

El terrorismo nunca pensó que Colombia tuviera capacidad de encontrar recursos fiscales para financiar esta política. El terrorismo siempre se burló de esa posibilidad. Se solazaban al decir que en Colombia no habría recursos fiscales para el evento de que triunfara una mayoría política comprometida con la derrota del terrorismo.

En un país lleno de dificultades encontramos esos recursos. Los sectores más pudientes de la sociedad colombiana han contribuido, han pagado esos recursos y han participado en juntas que les han permitido participar también como factor de garantías en la buena aplicación de esos recursos.

Por supuesto, en la aplicación de esos recursos todos los días nos toca ser no solo más eficientes, sino más austeros. Tenemos que revisar con rigor el imperativo de la austeridad, no podemos fallar al imperativo de la austeridad.

Es muy importante revisar cada uno de los gastos y mirar dónde puede haber más austeridad. Quiero llamar la atención sobre este punto.

¿Qué viene? Habrá que pensar, una vez terminen de ejecutarse estos recursos extraordinarios e introducidos por la reforma que liderara el Ministro de Defensa en 2006, cómo vamos a tener una renta permanente para seguir financiando la seguridad y poder derrotar todas las raíces del terrorismo, de la violencia, en nuestro país.

Política anticíclica

Es fundamental resistir y salir avantes de este momento de crisis de la economía mundial. Tenemos una política anticíclica. Esa política anticíclica tiene el capítulo de infraestructura, el capítulo de la red de protección social, el capítulo de la confianza inversionista, el capítulo de la financiación del Estado, de los empleadores.

Este año Colombia debe invertir 55 billones (de pesos) en infraestructura; 32 billones a cargo de concesionarios y contratistas del Estado con los recursos de ellos y 23 billones a cargo de recursos públicos.

Esa inversión en infraestructura tiene compromisos de mediano y largo plazo que no generan empleo en el corto plazo pero sí generan confianza, y obras de generación de empleo en el corto plazo.

Ejemplo de los primeros: no generan empleo en el corto plazo, pero generan confianza las grandes inversiones en hidrocarburos y en instalación de hidroeléctricas.

Puede que en el corto plazo no generen mucho empleo, pero le despejan al país hacia el futuro la disponibilidad de energéticos, evitan que el país pueda incurrir en una crisis en la que pueden incurrir muchos países del mundo si se disminuye la inversión en la búsqueda de instalación de fuentes de energía, una vez se recupere la economía; puede encontrarse frente al obstáculo de falta de insumos energéticos.

Transporte masivo

Otro ejemplo de infraestructura de confianza es el acuerdo solemnizado hace pocos días con el Gobernador de Cundinamarca –que nos acompaña- el doctor Andrés González, y el Alcalde de Bogotá (Samuel Moreno), mediante el cual la Nación se compromete a aportar indefinidamente por año 250 mil millones de hoy, para que Bogotá en el futuro avance con la región cundinamarquesa en los sistemas de transporte masivo, Transmilenio, Metro, Tren de Cercanías.

Eso tiene un factor de credibilidad y un factor de riesgo. Factor de credibilidad: en diciembre de 2002, en medio de grandes dificultades nacionales, el Gobierno entregó a Bogotá 988 millones de dólares del presupuesto para que adelantaran el Transmilenio.

En estos años hemos pasado de 34 kilómetros a 84 kilómetros de Transmilenio y actualmente se están construyendo otros 20 en la calle 26 y en la Carrera Décima. La administración de Bogotá dice que esas obras estarán concluidas en diciembre de 2010.

Nuestro factor de preocupación: la conclusión de estas obras debe ser inmediatamente empalmada con el inicio de las nuevas obras. Por eso el Gobierno Nacional estima que con su voluntad de hacer el aporte de recursos, debe avanzarse velozmente en la contratación de las nuevas obras de transporte masivo para Bogotá y la región cundinamarquesa, porque de lo contrario podríamos caer en un error generador de incertidumbre ciudadana, que estaría constituido por la finalización de estas obras de Transmilenio en diciembre de 2010 y la no iniciación oportuna de las nuevas obras de transporte masivo.

Dar esas señales desde ya, pues no genera empleo desde el corto plazo, pero sí genera confianza para que siga un gran ritmo de inversión.

Vías y crédito para vivienda

En aquello de infraestructura generadora de empleo en el corto plazo, tenemos los programas de vivienda con los nuevos créditos. Ojala las Fuerzas Armadas de Colombia participaran de los nuevos créditos. Estamos entregando crédito a través del Banco Agrario, directamente, de otros bancos, de cajas de compensación, para que los colombianos mejoren la casa.

Crédito hasta 30 millones de pesos con garantía del Fondo Nacional de Garantías. Para aquellos que den libranza sobre su salario, la garantía es del 70 por ciento; para los demás el 50 por ciento. Un gran programa masivo de mejoramiento de vivienda tiene que contribuir a enfrentar esta caída del empleo.

Además hemos puesto en marcha otro crédito con subsidios del Estado, un crédito para nuevas viviendas que se empiecen a construir de ahora en adelante, con subsidio de tasa de interés de cinco puntos para vivienda hasta de más o menos 60 millones. De cuatro puntos para valores de vivienda hasta más o menos 130 millones, de tres puntos hasta valores de vivienda de más o menos 160 millones. Ese subsidio lo paga el Gobierno durante 7 años.

Las primeras 32 mil solicitudes aprobadas serán las beneficiarias de este subsidio. Invito a las Fuerzas Armadas a participar en estos programas.

En este mes de mayo deben adjudicarse las licitaciones para construir con pavimento mil 600 kilómetros de carreteras, con la excepción de la carretera San José de Fragua-Florencia-San Vicente del Caguán, que está previsto hacerla en pavimento asfáltico, las demás se harán en placas de concreto para generar empleo y garantizar durabilidad en un país con dificultades en la cultura de mantenimiento.

Los planes departamentales de acueducto, la construcción de infraestructura educativa, hacen parte de las soluciones de empleo en el corto plazo.

Microcrédito y educación

Es menester hablar de ese otro capítulo, que es el capítulo de la red de protección social, como parte de nuestra política contra la fase negativa del ciclo económico. Los pobres no tienen la culpa de la crisis. Por eso a ellos no podemos trasladar el valor de la crisis, estamos haciendo un gran esfuerzo. En salud, Colombia a pesar de problemas de infraestructura de calidad, ha dado un gran salto en estos años, un salto de 23 a 41 millones de ciudadanos con seguro de salud, y seguimos buscando la solución de todos los problemas que enfrentamos.

En microcrédito. La cartera de microcrédito representaba el uno y medio por ciento de la cartera total, hoy representa el cinco y medio. Teníamos en poder de los microempresarios 732 mil millones; hoy siete billones 300 mil millones. Este año, como parte de la política anticíclica, debemos entregar millón y medio de microcréditos.

Se ha avanzado en una gran revolución educativa. Graduábamos 420, 430 mil bachilleres; hoy 640 mil. Teníamos menos de un millón de estudiantes universitarios; hoy más de millón y medio. Estábamos en 78 por ciento de cobertura de educación básica; estamos llegando al ciento por ciento. Tenemos atrasos en cobertura de educación para niñitos menores de 6 años, estamos empezando a desatrasarnos.

El Sena ha pasado de capacitar millón 100 mil colombianos por año a capacitar seis millones. Tenía 41 mil colombianos matriculados en programas técnicos y tecnológicos; hoy 298 mil. Ya empezó el Sena la convocatoria de otros 250 mil colombianos que serán matriculados en el nivel técnico y orientados hacia los nuevos empleos.

La crisis de la economía necesita soluciones estructurales. Una de las soluciones estructurales es el entendimiento de que muchos de los viejos empleos perdidos no se van a recuperar, que requerimos avizorar los caminos de los nuevos empleos. Hacia allá se orienta este nuevo programa del Sena.

Le dábamos crédito a 60 mil estudiantes en Icetex, hoy tienen crédito 300 mil. Hoy hay 50 mil profesores del Estado en el nuevo estatuto del Magisterio, que es más exigente en calidad, pero también tiene una remuneración más justa. Hemos adoptado la nueva ley de ciencia y tecnología. Estamos haciendo un gran esfuerzo para que el 80 por ciento de la matrícula oficial de Colombia, tenga conectividad de buena banda.

Estamos llegando a un millón de estudiantes que estudian el inglés como segunda lengua, a través de Internet del Sena. La mayoría de los profesores son de nuestro archipiélago de San Andrés, donde nuestros compatriotas nacen con dos lenguas maternas, nuestra bella lengua castellana y el inglés. Está en plena marcha la licitación para adjudicar y construir el cable submarino que permita hacer de San Andrés una gran potencia en telecomunicaciones.

Creemos que es fundamental el programa de Familias en Acción, el programa de nutrición de Bienestar Familiar. Este año llegamos a tres millones de Familias en Acción; el país tenía 220 mil. Ese programa busca cubrir todo el ciclo escolar de los hijos de las familias más pobres, para que los sectores pobres puedan encontrar el camino definitivo de su movilidad social, para que los pobres no tengan que condenar a sus hijos a ser pobres. Por eso la necesidad de resolver los factores de exclusión en la educación. El país está entregando hoy cerca de 14 millones de porciones alimentarias diarias a través de Bienestar Familiar, con ayuda de departamentos y municipios.

Todo esto lo menciono porque nuestra política de seguridad, como lo muestra este cuadro, es sostenible si avanza nuestra política de cohesión social. Porque recuerdo el reclamo de los soldados y policías de Colombia, el reclamo de que no podían llegar solamente con las armas de la República a las regiones maltratadas por la violencia, que tenían que llegar con programas sociales.

Por eso destaco como característica de esta política el acompañamiento social, que empieza a tener expresiones destacables, en lo que ustedes, el Ministro (de Defensa), los Altos Mandos, el grupo especial de Omega, han hecho en sectores como La Macarena, La Uribe y el vecindario.

Esfuerzos frente a la crisis

Nosotros estamos haciendo todos los esfuerzos para superar esta crisis de la economía. Y Colombia ha tenido éxito, Es el país que menos divisas ha gastado para sostener el valor de su moneda, que ha podido financiar al Estado sin mayores dificultades.

Mis antecesores en la Presidencia contribuyeron al buen nombre de Colombia ante la comunidad financiera internacional y nuestro Gobierno lo ha acentuado, porque hemos rebajado el déficit en el Gobierno Nacional central, de más del seis, al 2,34; el endeudamiento del 48 por ciento del PIB al 22. Seguramente este año subirá algo el déficit, el endeudamiento también lo hará para poder enfrentar la crisis de la economía. Pero lo hacemos con prudencia, porque nosotros conciliamos la visión de largo plazo que necesita una economía sana, con las afugias del corto plazo. Por financiarnos en el corto plazo, no podemos hacerle correr al país riesgos en el largo plazo.

Este año hemos salido dos veces a los mercados financieros internacionales, la última hace cuatro semanas. Y el mundo aplaudió que a Colombia le prestaron en minutos mil millones de dólares a una tasa de interés aceptable y querían prestarnos cuatro mil millones.

También hace pocos días el Fondo Monetario Internacional nos dio un crédito de contingencia —dinero que solo se utilizaría en emergencias que aspiramos no tener—, de 10 mil 400 millones de dólares, ¿Qué es lo destacable? Sin una sola exigencia. Nadie puede decir que nos hemos sometido a exigencias del Fondo Monetario que no consultan la realidad social del país. Este crédito ha sido aprobado a Colombia sin ninguna exigencia, lo cual tiene que resaltarse.

Hemos financiado el Estado para el año 2009, lo estamos financiando para el año 2010 y los años subsiguientes, y estamos buscando la financiación de los particulares.

Bancoldex adjudicaba un billón 900 mil millones en crédito; el año pasado 3 billones y medio. Meta este año, 5 billones. En igual proporción crecen Findeter y Finagro. Tenemos especial propósito de financiar la mediana y la pequeña empresa a los altos generadores de empleo para poder proteger a nuestros trabajadores.

El Gobierno aboga para que haya estabilidad en la legislación tributaria y en la legislación laboral. Hemos hecho muchas reformas estructurales, hemos reformado 437 entidades del Estado. Que Ecopetrol, que Telecom, que clínicas del Seguro Social. Eso ha traído una gran ahorro, un ahorro del 6,28 del PIB.

Quizá nuestro mejor legado al saneamiento de las finanzas de Colombia es la reforma administrativa. Continuaremos reformando entidades del Estado hasta el último día de la administración.

Y confiamos que aquellas instituciones de las Fuerzas Armadas que todavía no han sido reformadas se puedan reformar buscando la eficiencia y la austeridad. La austeridad es clave y en esta época sí que tenemos que apelar a la austeridad para cuidar los recursos, que uno no se puede confiar, porque en algún momento la crisis podría arrebatarlos.

Confianza inversionista

Todos estos esfuerzos los hacemos para que haya confianza en Colombia, confianza de los colombianos en sus Fuerzas Armadas y confianza a la inversión.

Algunos compatriotas me dicen: Presidente, para qué insiste usted tanto en la confianza inversionista, si en esta época de crisis no habrá inversión donde hay desconfianza pero tampoco habrá inversión donde hay confianza como en Colombia?

He dicho a mis compatriotas: a pesar de las dificultades hay inversión en Colombia, Colombia tenía una inversión extranjera de 700 millones de dólares en promedio, picos de 2 mil. En los últimos años hemos tenido una serie de 8 mil 500, 6 mil 500, 9 mil 28, 10 mil 564 millones de dólares.

La inversión privada, la tasa de inversión, han aumentado. La tasa de inversión que mide la inversión como porcentaje del PIB, ha pasado en  nuestro país del 12, 14 por ciento, al 25, 27. Meta, mantener una tasa de inversión no inferior al 25 por ciento.

Tenemos en Colombia hoy una inversión más elevada, más constante y mejor irrigada. Reconocemos todo lo que falta, pero miren, hay que ser persistentes. China en más de 20 años de tener la tasa de inversión más elevada del mundo, que recibe 67, 70 mil millones de dólares de inversión extranjera directa al año, ha reivindicado de la pobreza a 400 millones, pero todavía tiene más de 700 millones de ciudadanos en la pobreza. Esto necesita un gran compromiso, una gran perseverancia, pero también una gran paciencia.

Todos los factores de confianza hay que preservarlos. Hay que mantener toda la confianza en las Fuerzas Armadas como factor para derrotar la violencia y toda la confianza de los inversionistas como factor para que, con fraternidad, derrotemos la pobreza y construyamos equidad.

En el evento, que ojalá nos se dé, de que la crisis fuera tan severa y tan prolongada que cesara la inversión en Colombia, si mantenemos la confianza ganaremos, porque una vez empiece a reactivarse la economía la inversión no llegará a los lugares generadores de desconfianza; la inversión fluirá para países como Colombia.

Colombia está hoy de moda, está en el primer lugar de la atracción mundial, los inversionistas lo miran con todo el interés y de ello deben sentirse orgullosos los integrantes de las Fuerzas Armadas.

Empleo y seguridad social

Tenemos un problema de empleo. Nosotros veníamos reduciendo aceleradamente el desempleo, pero se nos estancó esa reducción. Cuando habíamos logrado el 10.5 por ciento de desempleo, hemos vuelto a registrar desempleos entre el 12 y el 14.

Sin embargo, hemos crecido enormemente la afiliación a la seguridad social. Cuando vemos qué ha pasado la afiliación de colombianos a pensiones, a régimen contributivo de salud, a riesgos profesionales, a las cajas de compensación, al Sena, a Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, en todas esas afiliaciones hemos crecido por encima del 48 por ciento.

Nosotros hemos dicho que no es el momento de quitarle beneficios a los trabajadores. Tampoco el momento de aumentarle obstáculos al empleo. Nos oponemos a que se eliminen las obligaciones de pagar al Sena, a Bienestar y a las cajas de compensación. Esas instituciones cumplen una gran función social en Colombia.

Pero también nos oponemos a que por populismo electoral prosperen decisiones como aquella que por fortuna se frustró en el Congreso, que quería echar para atrás la reforma laboral de 2002, porque eso sería un nuevo obstáculo al empleo, una gran desmotivación de la generación de empleo.

Ojalá tengamos estabilidad laboral y un gran equilibrio en la concepción del tema. No podemos resolver el empleo con más pauperización del ingreso. Hay que combinar el crecimiento del empleo con su mejoramiento cualitativo.

No podemos pretender el empleo masivo, por intermedio del empleo informal, del empleo pauperizado. No podemos llamar el empleo de ingresos de miseria empleo formal. Nosotros tenemos que tener un gran equilibrio en este momento entre la cantidad y la calidad del empleo. Buscamos hacer todo ese esfuerzo.

Y he hablado de todos estos temas en este centenario de la Escuela Superior de Guerra porque la seguridad es un eslabón que va en compañía de la inversión y de la cohesión social para construir confianza en Colombia. Porque el gran sacrificio de las Fuerzas Armadas de Colombia, centenares de soldados y policías mutilados, asesinados, todos nuestros hombres enfrentando el desafío de los violentos, eso compromete a la Nación a acompañar esta Política de Seguridad con unas políticas de mucha responsabilidad en la promoción del emprendimiento y en el avance de los indicadores sociales.

Rindo un homenaje al general Rafael Reyes. El proceso del transcurso de la historia nos ha llevado a comprender mejor la magnitud de la obra del gran general de la disciplina, del orden, de las realizaciones. Rindo un homenaje a su visión de haber creado la Escuela Superior de Guerra. Rindo un homenaje a quienes la han dirigido a lo largo de todos estos años, a sus profesores, a sus alumnos.

Expreso todos nuestros agradecimientos a los delegados internacionales, que han hecho el honor de acompañar a nuestra Escuela Superior de Guerra en este centenario.

Nuestra Escuela Superior de Guerra tiene el deber de contribuir a la felicidad de las nuevas generaciones de colombianos.

Con la formación en el mayor y mejor nivel profesional de nuestros comandantes, con la formación también de nuestros civiles en los diversos programas, la Escuela Superior de Guerra, es fundamental para que esta patria deje atrás la pesadilla de tantos años de violencia, para que las nuevas generaciones puedan vivir felices, siempre esperanzadas en el futuro de Colombia.

Muchas gracias señor Ministro (de Defensa), muchas gracias altos comandantes, muchas gracias contralmirante Cely (Augusto Cely, Director de la Escuela Superior de Guerra),  muchas gracias a todos los profesores, a todos los alumnos.

La Escuela, como la entendió hace un siglo el general Reyes, es esperanza de la Patria. Muchas felicitaciones en estos 100 años”.