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Comunicados Febrero 2009
 
 
 
     
 
 
 

Comunicado No. 240

 
 

Comunicado del Ministro del Interior y de Justicia, Presidente del Consejo Nacional de Estupefacientes

En relación con las recientes declaraciones expresadas por la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia, el Gobierno de Colombia se permite comunicar a la opinión pública:

1. Bienvenidos el debate y la reflexión serena

El Estado colombiano celebra el llamado a romper el silencio y abrir el debate que formula la comisión, debate que muchas veces en solitario y durante largos años, el pueblo colombiano y sus instituciones han asumido verticalmente, y del cual nunca se ha despojado o ausentado. Un enfoque exclusivo de salud pública y reducción de la demanda, desde la perspectiva única de los países consumidores, nunca será suficiente para superar la complejidad del problema, pues lleva a concluir que la guerra contra el problema mundial de la droga la deben asumir solamente los estados productores, quienes en última instancia padecen la violencia y el crimen organizado.

Se habla de una solución a largo plazo y solo como problema de salud de los consumidores, mirada incompleta y parcial del eslabón final, minimizando y desechando la lucha en las etapas anteriores, producción y tráfico, en las que radica la violencia y el crimen organizado y donde las políticas directas de ataque frontal pueden llegar a ser obstaculizadas por excesos de garantismo, enfoques unidimensionales de descriminalización y la indiferente conducta internacional frente a la comercialización de insumos, sin los cuales no pudieran subsistir la producción, tráfico y consumo.

Si bien saludamos el alcance y la extensión de las declaraciones de la comisión, debe decirse que por respeto a la complejidad y el rigor que el tema amerita, se hacen necesarias las siguientes precisiones:

Si Colombia no hubiera dado una guerra frontal y sin pausas contra el problema mundial de las drogas, nuestra democracia e institucionalidad hubieran sido doblegadas y sometidas por el poder corruptor del crimen transnacional.

El conjunto de propuestas de la comisión tiene elementos acertados. Sin embargo, no puede dejarse de mencionar que nuestra democracia ya los ha tomado en cuenta y los ha venido aplicando integralmente durante los últimos años.

El debate no es solo ideológico ni menos aun de opciones pragmáticas. Es un compromiso que toda una Nación ha asumido con valor y entrega, cuyo mejor resultado es el triunfo de la democracia en cada una de las muchas guerras contra las organizaciones criminales, desde los grandes carteles internacionales hasta la recuperación del territorio que llegaron a copar los grupos terroristas.

Bienvenido sea el debate, siempre que el mismo no lleve al Estado colombiano a la adopción de propuestas que pongan en riesgo la legalidad y el orden constitucional.

2. Coherencia y consistencia de las políticas

Colombia ha sustentado en la coherencia sus políticas en la lucha contra las drogas, la criminalidad, el terrorismo y las amenazas a la salud pública.

Dado que el consumo afecta directamente el capital social, humano, la salud pública, el bienestar y la seguridad de todos los ciudadanos, el país cuenta hoy, como resultado del proceso iniciado desde el 2002, con una política específica para la reducción del consumo de drogas, cuyo enfoque trasciende la salud pública, adoptando una perspectiva desde la protección social y el manejo social del riesgo.

Para implementar dicha política, recientemente el Gobierno colombiano lanzó el Plan Nacional de Reducción del Consumo de Drogas, avalado por el Consejo Nacional de Estupefacientes, el cual prevé la incorporación del tratamiento y rehabilitación en el sistema sanitario y de salud pública. De igual manera, el país cuenta hoy con planes territoriales de reducción del consumo liderados por las autoridades locales, en al menos 15 departamentos.

Sin embargo, un enfoque exclusivo de salud pública y reducción de la demanda, desde la perspectiva de los países productores, nunca será suficiente para superar la complejidad del problema. Prueba de ello son las tendencias hacia el crecimiento del consumo de cocaína en el mundo.

Según la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (2008), a pesar de los grandes y plausibles esfuerzos internacionales, las tendencias del crecimiento en el consumo de la cocaína ha aumentado sostenida y notablemente entre 1992 y 2006. La curva de crecimiento sigue siendo encabezada por Europa, seguida por África, Oceanía, las Américas y por último Asia.

El Estado colombiano también debe ser coherente con el mensaje que de manera consistente y reiterada ha venido enviando a la comunidad internacional, cuando invita a los países consumidores para que hagan sus mayores esfuerzos en la reducción de la demanda. Por ello, Colombia no puede asumir una postura permisiva frente al consumo interno, el cual también acaba por incentivar la oferta.

Lejos de ser acciones independientes, las estrategias para reducir el consumo y controlar la oferta son complementarias. Es por ello que el Gobierno colombiano presentará ante el Congreso de la República un nuevo proyecto de acto legislativo, insistiendo en la eliminación de la dosis personal, por considerar que esta, en un país productor, facilita el acceso a las drogas, favorece la creación de micro comercios, dificulta el control y reduce los alcances de la prevención. Dicho de otra forma, con la despenalización de la dosis personal se abre una puerta para la legalización de las drogas.

3. Efectividad y equilibrio

Las rutas de tráfico de cocaína (costas del Pacifico y el Caribe) son hoy, según los reportes de las Naciones Unidas, las zonas más violentas del mundo, con las mayores tasas de homicidio y secuestro per cápita. Son el narcotráfico y sus redes criminales los responsables de las masacres, torturas y terror que han venido invadiendo las calles latinoamericanas. Legalizar o ablandar la acción del Estado frente a este negocio criminal no aporta al cumplimiento de los objetivos comunes de la región.

Por ello, la política no puede basarse solamente en acciones de información y prevención, sino que, además, incorpora acciones para evitar que quienes se han iniciado en el consumo de drogas, avancen hacia la dependencia o el consumo problemático. Así mismo, se prevén estrategias tendientes a brindar a los consumidores dependientes, tratamiento, rehabilitación y opciones para su inclusión social. Finalmente, la política propone que el país desarrolle capacidades humanas e institucionales para responder oportuna y adecuadamente frente al problema del consumo de drogas.

A finales de este mes, el Consejo Nacional de Estupefacientes, en un esfuerzo común con las Naciones Unidas, presentará al país la encuesta de consumo, la cual contribuirá a dar más luces en el esfuerzo por la reducción de la demanda.

4. Resultados y conclusiones

Colombia es hoy “terreno hostil” para el narcotráfico. Las grandes estructuras terroristas cuya financiación proviene del narcotráfico han sido sistemáticamente derrotadas. Nuestro país no volverá a vivir el régimen del terror de otros años cuando fue víctima de bombas, toma a poblaciones y asesinatos de sus principales líderes políticos, perpetrados por los grandes carteles de la droga y las guerrillas narcotraficantes, que buscaron sin éxito imponer sus condiciones y someter a la Nación entera.

Los logros en materia de narcotráfico que el Estado colombiano aporta cada día al contexto mundial son de proporciones e implicaciones invaluables en términos de seguridad y salud pública. En los últimos 10 años se han incautado 1’258.366 kilogramos de cocaína, a razón de 344 kilos diarios; 1’344.851 kilos de marihuana, a razón de 368 kilos diarios, y 6.845 kilos de heroína. Son miles de millones de dólares los que le hemos arrebatado no solo al terrorismo en Colombia, sino al crimen organizado en todo el mundo.

El otro gran aporte de Colombia al mundo y a las próximas generaciones es la progresiva recuperación de bosques nativos y especies de fauna y flora, pues el narcotráfico arrasa 4 hectáreas (8 canchas de futbol) para la producción de un solo kilo de cocaína.

El Estado y el pueblo colombiano han librado una lucha frontal, abierta y a veces solitaria contra el problema mundial de las drogas, con resultados ampliamente reconocidos por la comunidad internacional. Por ello, seguirá siendo líder mundial y referente internacional en la lucha contra el flagelo al que tristemente no escapa ninguna nación del mundo.

Bogotá, 13 de febrero de 2009.

 
     
 
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
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