General Pedro Alcántara Herrán
1841-1845
Nació
en Bogotá el 19 de octubre de 1800 -Murió
el 26 de abril de 1872
Jefe militar y presidente de la República,
Pedro Alcántara Herrán Martínez de Zaldúa
hizo sus estudios, como otros presidentes
colombianos, en el Colegio de San Bartolomé,
pero a la edad de 14 años los suspendió para
iniciar la carrera militar, en la que sobresaldría,
hasta obtener el grado de general de la República.
Desde muy joven, Herrán formó parte de las filas libertadoras participando en
varias batallas, entre ellas la célebre de
la Cuchilla del Tambo, donde fue aprehendido
y condenado a muerte por los jueces realistas
con varios patriotas más. No alcanzó a ser
ajusticiado, y recibió conmutación de la
pena por prestar servicios a los ejércitos
españoles durante algunos años, hasta cuando
logró reintegrarse a la lucha independentista,
recibiendo de Antonio José de Sucre el grado
de capitán. Participó en las campañas del
sur y del Perú, también combatió en Bomboná,
Junín y Ayacucho; por su conducta militar
en esta última contienda recibió una distinción.
En 1828 se le nombró intendente de Cundinamarca,
y fue ascendido a general por el Libertador.
En enero de 1830 fue nombrado secretario
de Guerra, y en 1832 ocupó el cargo de secretario
de la Legación ante la Santa Sede, de donde
regresó para dedicarse a labores rurales
y textiles.
Siendo
jefe militar, tuvo que viajar a Panamá; a
su regreso ocupó la Gobernación de Cundinamarca
y más tarde se desempeñó como secretario
de Relaciones Exteriores.
Dio
lo mejor de su capacidad militar y organizativa
en la guerra que el gobierno de José Ignacio
de Márquez debió afrontar en 1839 y en los
años siguientes para combatir el levantamiento
de los pastusos ocasionado por la clausura
de los conventos menores de Pasto, causa
a la que se unió José María Obando y que
se extendió por todo el país, suscitando
la llamada guerra de los Supremos. En medio
de esta contienda, Herrán fue propuesto como
candidato a la Presidencia. Elegido para
el período 1841-1845, lo acompañaron el general
Domingo Caycedo, en calidad de vicepresidente,
y el antioqueño Juan de Dios Aranzazu, como
presidente del Consejo de Estado. Debido
a las exigencias de la guerra, Herrán decidió
ponerse al frente de la campaña en el norte.
Delegó, entonces, el ejercicio ejecutivo
en Aranzazu, quien lo desempeñó durante corto
tiempo, y posteriormente Domingo Caycedo
gobernó los destinos del Estado hasta 1842,
cuando se los devolvió a Herrán. Recién posesionado
en la primera magistratura del Estado, cuenta Ignacio Arizmendi Posada, el general Herrán dirigió una carta al Congreso en
la que manifestaba la conveniencia de reformar
la Constitución de 1832, por cuanto el observarla
representaba muchas dificultades para el
mantenimiento del orden público y la armonía
de los poderes.
Esta
nueva Carta, sancionada por el presidente
Herrán el 20 de abril de 1843,y surgida después
de la experiencia de la guerra civil, fortaleció
el poder ejecutivo y aseguró la paz por varios
años, situación inusitada y sorprendente
en un país donde los enfrentamientos y guerras
se sucedían casi ininterrumpidamente. El
gobierno de Herrán impulsó la instrucción
pública e introdujo un nuevo plan educativo,
bajo la inspiración del ministro del Interior,
Mariano Ospina Rodríguez; construyó el camino
del Quindío, que comunicó al Valle del Cauca
con la región de Mariquita; y ordenó la recopilación
de la legislación granadina, adelantada por
Lino de Pómbo. Además, permitió el regreso
de los jesuitas y realizó un censo nacional
de población.
Después
de dejar la presidencia, Herrán asistió a
varios congresos; fue secretario de Guerra
y general en jefe del ejército; participó
con éxito en la lucha contra José María Melo
en 1854; y renunció a su cargo diplomático
en Washington en 1860, con el fin de defender
la Confederación Granadina, cuando el general
Tomás Cipriano de Mosquera, suegro de Herrán,
emprendió la lucha contra Mariano Ospina
Rodríguez. Herrán tuvo varias diferencias
con Mosquera, las cuales propiciaron su destitución
pública del cargo de embajador ante el gobierno
de Estados Unidos, y su baja de las filas
militares. Más adelante, en 1866, Mosquera
le restituyó a Herrán su grado militar. En
los años siguientes desempeñó algunos cargos
diplomáticos para los gobiernos de Guatemala
y El Salvador, y cuando falleció, en 1872,
se encontraba ejerciendo funciones de senador
por el Estado de Antioquia en la capital
de la República.
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