Mariano Ospina Pérez
1946-1950
Nació
en Medellín en noviembre 24 de 1891 y murió
en Bogotá, abril 14 de 1976.
Político conservador antioqueño, presidente de la República durante el período
1946-1950. Luis Mariano Ospina Pérez nació
en el seno de una emprendedora familia burguesa
antioqueña, vinculada desde tempranas épocas
de la república a las altas esferas gubernamentales.
Sus
padres fueron doña Ana Rosa Pérez y el ingeniero
Tulio Ospina, quien, con su hermano Pedro
Nel, trajo de Centroamérica técnicas de cultivo
del café; además, fue fundador de la Escuela
de Minas de Antioquia.Su abuelo, Mariano
Ospina Rodríguez, abogado del Colegio de
San Bartolomé y activo conspirador contra
Simón Bolívar en 1828, había sido representante
y senador, secretario de Estado en las ramas
del Interior, Relaciones Exteriores e Instrucción
Pública. Fue así mismo fundador, junto con
José Eusebio Caro, del partido conservador,
en 1849, y del periódico La Civilización,
primer órgano de ese partido. Ascendió a
la Presidencia de la República en 1857, siendo
derrocado por el general Tomás Cipriano de
Mosquera en 1861, a raíz de lo cual tuvo
que partir hacia Guatemala en penosas condiciones.
Su
tío, el general e ingeniero Pedro Nel Ospina,
empresario fundador de industrias y dueño
de modernas haciendas cafeteras y ganaderas,
después de enfrentarse electoralmente con
el liberal Benjamín Herrera, obtuvo la Presidencia
de la República en 1922. Mariano Ospina ingresó
al Colegio San Ignacio, regentado por la
comunidad jesuita, en el cual sobresalió
en las áreas de humanidades, matemáticas
y ciencias naturales.
Todo
indicaba que seguiría los pasos de su tío
y de su padre en la carrera de ingeniería,
pero, como se lo indicó a uno de sus educadores,
a él lo que le gustaba era la política, aunque
debía reservarse esa pasión, pues don Tulio
siempre aseguraba que lo mejor que su familia
podía hacer era mantenerse alejada de la
política y dedicarse a las actividades privadas.
En 1908 ya era alumno de la Escuela de Minas
de Antioquia, y eran sus profesores Carlos
E. Restrepo y Alejandro López, eminentes
hombres públicos. Siendo aún estudiante,
fue llamado para encargarse de las cátedras
de trigonometría, estadística, administración
y economía, lo que ejerció gran influencia
en su formación académica y política. A1
mismo tiempo, sus veleidades políticas lo
llevaron a dirigir, en 1909, el periódico
político La Joven Antioquia. Esta labor periodística
le permitiría ejercer tres años después la
dirección de la publicación universitaria
Anales de la Escuela de Minas de Antioquia.
El
20 de abril de 1912 se graduó como ingeniero
de minas; su tesis versó sobre la hidráulica
en la minería, concretamente sobre los aluviones
del Porce. En premio por la terminación de
la secundaria, fue enviado a estudiar a la
Universidad de Louisiana, en 4a cual obtuvo
el master of science, con especialización
en azúcar. Entonces se dirigió a Europa,
donde recorrió las principales capitales.
Aprovechando esta estadía, se reunió a platicar
sobre política con su tío Pedro Nel, quien
a la sazón era ministro plenipotenciario
de Colombia en Bruselas, y sobre economía
con su primo Luis Ospina Vásquez, quien después
llegaría a ser una de las primeras autoridades
en esa ciencia. Instalado en Lieja, en el
Instituto Montefiori, se inscribió en cursos
libres de postgrado sobre manejo de ferrocarriles
y técnicas para excavación minera; por su
afición a la política tomó también sociología,
relaciones laborales y cooperativas. Académicamente
estaba, pues, preparado para regresar y enfrentar
el porvenir.
En
1914 el joven Mariano ya se encontraba de
regreso en Colombia, debido al inicio de
la primera Guerra Mundial. Después de un
breve período de descanso, inició sus contactos
con los políticos conservadores antioqueños,
a algunos de los cuales conocía de antemano
gracias a los vínculos paternos y a sus propios
méritos: a sus 14 años ya había tenido el
privilegio de sentarse a comer, en su propia
casa, con el presidente Rafael Reyes, y también
había sido destacado alumno de Carlos. E.
Restrepo, quien ejerció la presidencia entre
1910 y 1914. Así las cosas, participó en
las elecciones para el Concejo Municipal
de Medellín, en el cual fue elegido presidente,
cargo que ocupó entre 1915 y 1917.
Posteriormente
ocupó una curul como diputado en la Asamblea
Departamental de Antioquia, entre 1917 y
1919, y nuevamente en 1921 y 1923; desde
este cargo, sustentó y sacó adelante el proyecto
de creación de la Secretaría de Agricultura.
Para este momento ya había demostrado cuáles
eran sus capacidades potenciales y reales.
Sin embargo, sus copartidarios veían como
un inconveniente el que no se destacara como
tribuno parlamentario, en una época en la
que las dotes oratorias se consideraban indispensables
en el desempeño político. Pero Ospina Pérez
no podía elevar el tono de su voz: desde
muy niño, en la finca cafetera de su padre,
se había tragado una semilla de café pergamino
que le rasgó las cuerdas vocales, lo que
para siempre le dejaría una voz apagada.
No obstante, con el correr de los años, se
pudo apreciar que esa era una de sus principales
ventajas sobre sus contendores.
En
abril de 1919, Mariano Ospina fue nombrado
superintendente del Ferrocarril de Antioquia.
Desde esta posición, intervino activamente
en la expansión de la red ferroviaria en
la zona cafetera; incorporó para el transporte
de carga tres autobuses y dos locomotoras
Baldwin; contrató los estudios Sinifiná-Arma
para avanzar hacia la unión con el ferrocarril
del Pacífico, vital para la zona cafetera
del occidente antioqueño; y, además, contrató
otros estudios para las carreteras del Carare.
Renunció a su cargo el 31 de mayo de 1920.
Después de la muerte de su padre, acaecida
en Panamá el 27 de febrero de 1921, Ospina
dirigió, por dos años, la Escuela Nacional
de Minas de Medellín, cuyos primeros directores
fueron, precisamente, Pedro Nel y Tulio Ospina.
Durante
su rectoría, trató de proyectar la Escuela
académicamente, empeñándose en conseguir
profesores extranjeros. Entre 1922 y 1926,
Ospina se desempeñó como senador por el departamento
de Antioquia, durante la presidencia de su
tío Pedro Nel. En su labor como senador,
contribuyó a sacar adelante todos los proyectos
de origen gubernamental, además de proponer
los suyos. Es poco conocido el debate que
se adelantó en el Senado a propósito del
proyecto de unificación de la deuda externa,
que tenía un número crecido de opositores:
cuando los partidarios del proyecto comprendieron
que éste se había hundido, particularmente
porque no se había planteado una adecuada
defensa, le encargaron a Ospina Pérez la
última intervención, aunque ya sin esperanzas.
Pues
bien, la demostración que hizo el senador
antioqueño sobre el conocimiento de la economía
nacional y los distintos aspectos relacionados
con la deuda externa, lograron cambiar el
concepto mayoritario, obteniéndose la aprobación
del proyecto. Desde ese momento, Mariano
Ospina se convirtió en uno de los jefes de
la bancada conservadora. Apenas rebasaba
los 30 años. Ospina Pérez fue el autor del
proyecto de creación del Banco Agrícola Hipotecario,
convertido en la ley 68 de 1924. El Banco
fue creado para impulsar el desarrollo de
la agricultura, por lo que se constituyó
en la primera institución de crédito para
el sector; pero como se le autorizó para
hacer empréstitos destinados a vivienda urbana,
los recursos para el agro fueron cada vez
menores. Como capital inicial contó con $
2 000, de los cuales uno provenía de la indemnización
por Panamá; la financiación principal provenía
de la emisión de cédulas que eran colocadas
en los mercados extranjeros, por lo que al
ocurrir la crisis mundial de 1929, el Banco quedó al borde del cierre.
Otro proyecto importante presentado por Ospina
Pérez fue el de los Almacenes Generales
de Depósito, destinados a la guarda, depósito
y clasificación del café, así como la expedición
de los certificados de depósito y de los
bonos de prenda, lo que, según el gobierno,
se constituía en una base segura para la
valorización del grano. No obstante, en
1932 sólo existían almacenes de depósito
en Medellín. Ya para terminar su período
senatorial, en momentos de ascenso de su
carrera política, Mariano Ospina, habiendo
dejado atrás sus amores juveniles con Helena
Ospina Vásquez, la hija de su tío Pedro
Nel, contrajo nupcias con Berta Hernández
Fernández, matrimonio que duraría 50 años.
Era el 18 de julio de 1926.
El
7 de agosto de 1926 el presidente Miguel
Abadía Méndez Llamó a Mariano Ospina a ocupar
el Ministerio de Obras Públicas. Sin embargo,
Ospina no alcanzó a completar un año en el
gabinete; se retiró a los ocho meses porque
su presencia allí le traía más inconvenientes
que méritos: al fin y al cabo su meta estaba
en la Presidencia de la República, y una
infortunada gestión ministerial podría eventualmente
impedírselo. Miembro fundador de la Federación
Nacional de Cafeteros, Ospina desempeñó la
gerencia de la Federación entre 1930 y 1934,
por elección del cuarto Congreso Nacional
Cafetero. Con Ospina Pérez como gerente,
la Federación se entronizó en el Estado como
un factor de poder y un agente de modernización.
Además, Ospina Pérez, quien en el cuarto
congreso cafetero ya había presentado una
iniciativa en ese sentido y obtenido su aprobación,
junto con los representantes Julio Zuluaga,
Antonio Salgar y Carlos Pérez, presentó un
proyecto de ley sobre creación de la Caja
Agraria, el cual fue acogido en las sesiones del Congreso de la República del primer semestre de 1931.
Un
hecho adicional merece mencionarse por lo
que significó para el gremio cafetero. Entre
1933 y 1937, Alfonso López Pumarejo y Mariano
Ospina Pérez protagonizaron uno de los debates
nacionales más resonantes de su tiempo. López
Pumarejo era partidario de la política de
limitación de cultivos para restringir la
oferta, mientras que Ospina Pérez abogaba
por la expansión de ellos y el aumento de
la exportación, sosteniendo dos razones:
1) que el productor campesino resistía cualquier
precio en condiciones de igualdad en las
tasas de cambio de los países cafeteros frente
al oro, y 2) que la mejor calidad del grano
colombiano desplazaría al café brasileño,
así se disminuyera el diferencial de precios.
Esta posición de Ospina no era nueva: en
mayo de 1931 Brasil realizó una Conferencia
Internacional del Café, a la cual asistieron
países productores; en ella el anfitrión
buscaba inducir a los productores a restringir
sus siembras por algunos años. Mariano Ospina
se negó a adoptar tal reducción, así como
a todo intento por fijar los precios del café de modo artificial, es decir, por medio de
acuerdos previos entre los productores; posiblemente
por esta intervención decidida de Ospina,
la Conferencia terminó sin aprobar la posición
brasileña.
Ahora
bien, arguye Marco Palacios, en la polémica
Ospina-López el fondo del asunto residía
en hallar los medios para separar el mercado
interno del externo, en desequilibrio creciente.
López Pumarejo, al contrario de la posición
adoptada por Ospina en 1931, forzó la aceptación
de un acuerdo de "paridades de precios" con Brasil, con base en el cual la oferta de café colombiano se regularía conforme
a la evolución de los precios relativos de
los cafés de ambos países en el mercado internacional.
El
Banco de la República fue autorizado para
financiar el pacto y la Federación de Cafeteros
adquirió 353 000 sacos. Pero con la suspensión
del financiamiento de la retención por el
Banco de la República, en el que el grupo
Ospina era influyente, las presiones inflacionarias
y la renuncia, en julio de 1937, de Alejandro
López (partidario de la necesidad de dejar
la producción libre de intervenciones y a
quien en noviembre de 1935 López Pumarejo
había impuesto en la gerencia de la Federación)
quedó en claro que la retención de existencias
había fracasado y que esa forma de intervencionismo
estatal caía en descrédito. La política que
representaba y encabezaba Ospina Pérez había
triunfado; en reconocimiento, en octubre
de 1938 presidió el Ix Congreso Nacional
de los Cafeteros, reunido en Bogotá. No es
extraño, pues, que a Ospina le gustara comentar
desde entonces y hasta el final de sus días
que él había sido el hombre de los cafeteros.
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